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Cholos choleando en Cusco
from Pulso Regional
by josvicsa
comportamientos para someter a aquello que se opone o amenaza el poder utilitarista. Además, requiere ser exterminado o invisibilizado: “Regresen a sus chacras o vayan a comer su mote”.
Escribe: Juan Víctor Béjar (*)
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DISCRIMINACIÓN. Un sector de la población cusqueña salió a protestar para oponerse a las masivas manifestaciones en contra del gobierno de Dina Boluarte. Lejos de mostrar tolerancia y ejercer su derecho en paz destilaron racismo y clasismo. “Cholos”, “indios”, “vayan a sus chacras”, les gritaron.
Las últimas jornadas de protesta se concentraron en la ciudad del Cusco. La población rural de las trece provincias llegó a la Ciudad Imperial a demandar la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, cierre del Congreso, adelanto de elecciones y reforma de la Constitución mediante una Asamblea Constituyente.
La ciudad fue escenario de heridos y una muerte, provocada por acciones de violencia y represión de las fuerzas del orden y en menor proporción por los protestantes. En este escenario, surgieron las marchas “por la paz”, aparentemente para convocar a la unión. Sin embargo, en esos actos afloró el racismo y la discriminación, un problema que subyace en el subconsciente de un sector de la población cusqueña. Los participantes de estas marchas destilaron racismo y discriminación: “Cholos”, “indios”, “pata rajadas”, “terrucos”, “vándalos”, “vayan a sus chacras, apestosos”, gritaron.
El escritor mexicano Frabrizio Mejiar dice que ese tipo de frases de ín- dole clasista y racializado tiene origen en la colonia. Antes, “indio”, “pata rajadas”, “vayan a sus chacras, apestosos”, dice el escritor, hacía referencia a los que vivían en los linderos de las ciudades criollas, incluso siendo mestizos, y que no solo caminaban hacia la ciudad, sino que se desplazaban con cargas o trayendo cosas o productos. No es una invención. Pasa incluso en poblaciones urbanas de provincia. Según el escritor, este comportamiento es una cuestión de blanquitud que no es racial, tampoco se refiere al color de la piel.
La blanquitud es una actitud mental que incluso se puede enarbolar siendo moreno -menciona el autor-. En el caso peruano se puede apreciar ese tipo de conductas en personas de facciones andinas o amazónicas. Para usar una frase conocida: el cholo choleando. Estos enunciados son una forma de violencia sistemática frente a un grupo al que consideran que no se comporta como ellos quisieran. Utilizan códigos como la vestimenta, lenguaje, lugar de procedencia o
Estas metáforas sugieren una superioridad por saber pensar y ser útil a un discurso de dominación. Lo repiten en esas marchas. Exigen docilidad, sumisión y atribuyen bondad natural inferior, según el autor, pero cuando reclaman sus derechos son indios, terrucos, comunistas y vándalos y otros adjetivos.
Siglos de racismo
Solo vemos la punta del problema de taras coloniales que llevan siglos de enraizamiento en la sociedad peruana y cusqueña. Reconocer el derecho del otro a ser diferente es una cuestión de un pacto social, mencionado por Paolo Rocco, nuncio apostólico del cuerpo diplomático ante la presidenta Dina Boluarte. Rocco dijo que detrás del rechazo a las formas visibles de violencia se esconde una violencia más insidiosa: el desprecio hacia al otro y cuando las exigencias perjudican sus intereses del otro. Además, mencionó que ignorar la existencia y derechos de los demás tarde o temprano trae consecuencias.
La ciudad del Cusco generó un proceso de concentración de población y poder político, prosperó la actividad turística que no beneficia a todos los cusqueños. Así mismo, se incubó la discriminación y racialización, viviendo de espaldas a las diversas problemáticas sociales, económicas y ambientales de sus provincias y distritos.

Esta población tiene importancia para el desarrollo de la ciudad desde la diversidad cultural de las comunidades, la seguridad y soberanía alimentaria, y los aportes desde sus territorios en temas de agua, energía eléctrica, gas y minería. Pero también sufren las consecuencias de la inadecuada planificación y crecimiento de las ciudades que producen basura o contaminan los ríos.
Requerimos refundar una nueva ciudad y una región desde la inclusión e interculturalidad. No basta con aparentar interculturalidad y derrochar identidad usando un traje típico en las fiestas del Cusco. Es urgente educación intercultural y de género, con diálogo horizontal entre culturas, con políticas reflejadas en hechos dentro de entidades públicas y privadas, y espacios públicos. Además, necesitamos un pacto político y social para el fortalecimiento de la diversidad de identidades, culturas y, por último, re-dignificar el rol de la población rural y su aporte a la región y al país.