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Jorge Moreno y David Rivero primeros finalistas de la Liga de Pádel
by Jose Angel
Eliminatorias
Redacción
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La Liga de Pádel RVG Zumba avanza hacia su final y ya conoce a una de las parejas que se batirá el cobre en la gran final. Será la formada por David y Jorge que se imponían en Semifinales a Vicente y Alberto por un tanteo de 6-4 y 7-6. Su rival en esa gran final saldrá del partido que enfrentará a José y Sergio contra Antonio y Ángel Luis. Un partido que promete ser muy luchado y emocionante. Se da la circunstancia de que este partido no se disputó en la fase regular, por lo que queda en el aire qué resultado podría albergar, pues no hay precedente en la presente liga.
Por su parte, en Segunda aún no se han disputado las semifinales, aunque sí tres partidos de Cuartos de final. En ellos, Jorge y David consiguieron la victoria en un emocionantísimo duelo ante Joaqui e Isaac que se resolvió en tres sets, 6-7 7-6 y 4-6. Por otra parte Miguel y Paco vencieron a Antoñín y Pepe por 6-4 y 6-1 y en otro encuentro ardiente, Fran y Luis accedieron a las semifinales tras vencer a la pareja formada por Ricardo y David. Un partido que se resolvió en tres sets y que acabó 6-2 1-6 y 2-6.
En las 18 dieciocho temporadas que estuve de jugador de fútbol, a pesar de ocupar la demarcación de defensa central (la inmensa mayoría de las veces de líbero), solamente me expulsaron cuatro veces, tres en competición (dos con el Llerenense, contra el Oliva y contra el Jerez, y una con el Constantina, contra La Algaba) y una en Guadalcanal, en un partido amistoso contra el Llerenense.
En esta ocasión les voy a relatar la expulsión de La Algaba, porque me parece que es digna de mención. En octubre de 1975 me fui a hacer la mili al Escuadrón de Alerta y Control W3 de Constantina. La directiva del equipo de fútbol de la localidad, al enterarse de esta circunstancia, me fichó por dos temporadas. Pues bien, en el mes de enero del primer año fuimos a disputar nuestro encuentro de liga a La Algaba. Entre lesiones, enfados, arrestos, servicios, aceituna y cacerías, íbamos prácticamente en cuadro, pues solamente nos desplazamos once jugadores. Bueno, al lío. Comencé jugando de libre (mi posición habitual en la formación) pero no fui capaz de hacer ningún cruce en condiciones, llegaba tarde a las ayudas, fallaba en las coberturas, vamos que estaba más perdido que “Carracuca”. El entrenador, viendo mi incompetencia futbolera de ese día en el puesto de libre, me puso de marcador y el remedio fue peor que la enfermedad, pues al rato, el delantero centro local había marcado dos goles, haciendo encaje de bolillos conmigo.
En el descanso, el míster me dijo que tranquilo, que por desgracia había partidos que salían así de malos en los que no somos capaces de hacer nada bien, que no me preocupara y que para quitarme responsabilidad de encima me iba a poner de lateral izquierdo en el segundo tiempo. Fui un auténtico coladero, pues el extremo algabeño se me iba cada vez que quería y nunca supe pararlo. De dos jugadas suyas por la banda llegaron otros dos tantos locales. El entrenador, totalmente desesperado por mi “partidazo” y viéndose impotente al no tener recambios en el banquillo me colocó de centrocampista, donde acabé de rematar la faena.
Al no salirme nada bien, yo tenía un cabreo de mil demonios y cometí el tremendo error de pagarla con los contrarios, haciendo lo que nunca se debe hacer, ya que en las postrimerías del encuentro realicé un par de entradas fortísimas y el árbitro con toda la razón del mundo me mandó a los vestuarios. Cuando me sacó la segunda tarjeta amarilla me dijo, no sé si de cachondeo o en serio, pero con un gracejo sevillano de la leche: “Cinco, te voy a quitar yo, porque tu entrenador no es capaz de hacerlo”. Exactamente no utilizó esas palabras, pero como es lógico aquí no puedo reproducirlas.
Antonio Murillo