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2-2 Arreón de orgullo y buen fútbol para salvar un partido cuesta arriba
by Jose Angel
Redacción
Está claro que los guiones son para el cine, no para el fútbol. Esta semana a nuestro cadete le tocaba un partido plácido, de esos que te permiten respirar para seguir viviendo en esta difícil senda de la competición. Más aún cuando hace una semana el Brenes nos asfixiaba a base de goles.
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Sin embargo, una cosa es lo que se piensa que va o puede ocurrir, y otra muy distinta es lo que ocurre realmente. Y lo que ocurrió en la mañana de este pasado sábado fue que el Guadalcanal no estaba anímicamente recuperado aún del mazazo de la pasada semana. Por momentos, el equipo que el pasado año enamoró a propios y extraños fue un equipo sin alma. No sin ganas, sin talento o sin buen fútbol, simplemente sin alma. Lo que hace un año era fácil ahora es un imposible. Lo que antes era cómodo ahora resultaba áspero, estrecho, desagradable. Donde antes todo salía, ahora la suerte nos era esquiva.
Había en la otra esquina del cuadrilátero un contendiente que de perdidos al río. Un gato que acorralado se defiende con uñas y dientes. Sobre todo con lo primero. Y nosotros creímos que no iba a hacer nada. Que se iba a contentar con madrugar un sábado para pasearse por el campo. Lo que encontramos no fue un gran equipo, pero sí un conjunto efectivo y peleón que nos amargó el día.
El dominio en todo momento fue del Guadalcanal, que buscó con ahínco a Jorge y a Curro. Cualquiera de ellos podría crear peligro y abrir la lata. La defensa rival por arriba hacía aguas y los cara a cara se sucedieron. El más claro el que Jorge tuvo y que se le fue por arriba cuando ya todo el mundo cantaba el gol.
El Campana no inquietaba en absoluto. Hasta que lo hizo. Y lo hizo en una contra que a medida que avanzaba crecía en peligrosi- dad. Luis cortaría la amenaza, pero en el posterior córner, una sucesión de rebotes acabó con el esférico en las mallas.
Visto en frío bien pudiera parecer un error subsanable, pero cómo hemos dicho este Guadalcanal atravesaba momentos de sopor en los que nada salía como debiera. No había conexión y el Campana se crecía en su faceta defensiva. Con todo, Curro la tuvo en su cabeza y empujó el esférico a gol tras un buen pase de Ale, sin embargo, el colegiado intuyó fuera de fuego. Lo intuyó porque no lo vio. Y no lo vio, sencillamente, porque no lo era.
Con este varapalo el Guadalcanal creció en desesperación y esta volvió a ser aprovechada por el Campana para hacer más daño del previsto. Una nueva contra cogió a la defensa descolocada y esta vez no hicieron falta rebotes para acabar con el gol en nuestra portería.
Tras la reanudación el Guadalcanal salió sí o sí a por el partido, y, aunque mejoró notablemente, entró en escena la mala suerte. Las jugadas no llegaban al fin por muy poco y los palos dejaban claro que también ellos jugaban. Y si no que se lo pregunten a Luis Javier, que veía como una de las mejores ocasiones se estrellaba en los dos postes sin que el esférico traspasase la línea de gol.


El drama se avecinaba en El Coso a falta de diez minutos para el final cuando Curro trazó la mejor jugada del encuentro. Dejando pasar el balón este se cuela por sus piernas y por la de su marcador. Explotando su velocidad llega hasta el fondo para ceder a Jorge. Este para, piensa y ejecuta, ahora sí, a la perfección, poniendo el uno a dos con tiempo aún para la reacción. El Coso entonces era un hervidero y el Campana veía como la posibilidad de quedarse sin la victoria crecía a pasos agigantados. Y así sería. En el minuto 85 una buena jugada de Antonio Gallego acaba en córner. Este mismo se encarga de su lanzamiento, y aunque la pelota salga repelida esta le llega a los pies. Tras acomodársela y quitarla de la vista de los rivales que le salen al paso la pone donde nadie puede llegar, a la mismísima escuadra del segundo palo. Golazo y alegría inmensa de un Guadalcanal que, tras verse perdido, se volvía gigante y soñaba con la remontada imposible. Esta no llegaría por muy poco. Al final empate en un partido del que se esperaba mucho y se quedó en poco. Eso sí, si se piensa que la derrota estuvo cerca, el punto hasta se puede dar por bueno.