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El bosque, por Vera Martínez Cuadrillero

3.º ESO

Érase una vez un oscuro jueves, se acercaba la noche de Halloween, solo quedaban dos días. Ese oscuro jueves por la tarde quedé con una amiga en un parque a lo lejos de todo el pueblo, tenía que pasar varios caminos de tierra, y un bosque que daba demasiado miedo. Ese bosque era muy peligroso, estaba cerca de un lago donde murieron cuatro personas, en distintas horas y distintos días, nunca se ha sabido el porqué de esas muertes.

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En fin, iba acercándome al terrible bosque y escuché algo extraño, pero no le di mucha importancia. Al cabo de unos minutos sentí algo por detrás, como un escalofrío raro, pero también pasé de ese escalofrío. Me faltaba un camino por pasar para llegar a la casa de mi amiga, en ese camino vi un coche negro, más bien creo que era una furgoneta, no lo vi muy bien porque ya estaba anocheciendo, había un anciano muy feo. Llegué a la casa de mi amiga y me giré hacia atrás y, al parecer, me había perseguido durante el trozo que me quedaba para llegar a la casa. Me quedé en casa de mi amiga porque le conté lo que me sucedió en el camino y su madre nos aconsejó quedarnos, por si nos pasaba algo, así que no fuimos al parque.

Nos fuimos a jugar a su garaje y a los diez minutos de estar allí abajo en el garaje nos lanzaron varias piedras a la puerta y nos asustamos un poco, la madre de mi amiga nos llamó para cenar y me preguntó si quería cenar allí porque ya era un poco tarde, entonces yo le dije que sí, llamé a mi padre y le dije que me quedaba a cenar y me dijo que vale, y que luego me recogía él. Después de cenar mi padre no me cogía el teléfono, así que

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me tenía que ir sola andando, era ya un poco tarde, si recuerdo bien eran como las 22:30 o así. Le pedí a mi amiga una bicicleta y una chaqueta, porque en la bicicleta iba a tener frío. Me dejó una bici un poco pequeña, pero, bueno, me servía para llegar a mi casa, me despedí de mi amiga y me marché rumbo a casa y, al parecer, la furgoneta rara seguía allí parada, le di más rápido a los pedales porque, aparte de que me quedaba camino, tenía un poco de miedo. Como me vio acelerar, el anciano de la furgoneta arrancó y me persiguió.

La furgoneta se metió por un camino de tierra para adelantarme, llegué al bosque y estaba allí parada, me acerqué a ella y no había nadie dentro, así que fui a coger la bici para irme, y me cogió alguien por detrás, intenté defenderme como puede pero el señor tenía más fuerza. Llevaba una máscara horrible, me puso un pañuelo en la cara y me dormí. Me desperté en un garaje muy extraño, muy oscuro y con un colchón sucio en el suelo, no me acordaba de nada, y tampoco de dónde estaba.

Había una pequeña ventana, y me intenté escapar por ella, pero mientras escalaba la pared entró ese señor raro, me cogió de los pies y me tiró al suelo, me golpeó con un bate de béisbol en la espalda, y me ató a una silla. Al rato bajó otra vez y me dejó comida y me desató las manos de la silla. No comí nada porque podría haber llevado algo esa comida. Se dejó la puerta abierta y salí despacio, y con cuidado me agaché detrás del sofá. Se había quedado durmiendo, entonces salí de la casa, pero el perro que tenía empezó a ladrar, me asusté y eché a correr por si se despertaba. Corrí y corrí y al fin pude llegar a casa. Se lo conté todo a mis padres y me dijeron que llamarían a la policía. Al cabo de dos horas llegó la policía y me hizo unas preguntas sobre cómo era el hombre, pero no pude decirle nada porque siempre llevaba esa mascara fea. La policía se fue sin haber podido resolver nada.

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Entonces, llegó la noche de Halloween, y yo estaba un poco asustada por lo que me había pasado. Un rato después vi a un hombre con la misma máscara que aquel señor que me secuestró, le perseguí hasta una furgoneta idéntica a la del señor del otro día y allí se quitó la máscara, le eché una foto y me quedé con su cara, se lo dije a mis padres y llamamos a la policía, les enseñé la foto y me dijeron que a ese hombre lollamaban el Sospechoso, porque era muy raro y no se relacionaba con nadie.

La policía sabía dónde vivía, entonces fuimos por la noche y le vimos por la ventana, entramos a su casa y le pegamos un susto, los dos policías le cogieron las manos y le pusieron las esposas y otro policía, mi padre y yo bajamos a ese sótano donde yo había estado metida y había un saco con un cuerpo. Al parecer, era él el que mató a esas cuatro personas, lo tenía muy callado, nadie pensó que podría haber sido él.

Al final sigo viva, con la espalda un poco condolida pero estoy orgullosa de haber podido escapar. Cuando duermo, sueño con esa historia que me pasó, y mi madre, la graciosa, me pegó un susto al despertarme, lo pasé mal en verdad, así que no creo que vaya más sola a casa de mi amiga y menos por ese bosque. ¡Ja, ja, ja! Feliz Halloween…

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