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Detrás de las sombras, por Sonia Cánovas López

1.º Bachillerato

Esta historia comienza en un pequeño pueblo, alejado de las grandes ciudades en donde nunca, jamás, había ocurrido nada malo. El pueblo tenía una fama estupenda, ya que, a pesar de su pequeño tamaño, era un lugar muy tranquilo y perfecto para turistas en navidades, y, como no podía ser de otra forma, esta historia sucede el día de nochebuena.

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La mañana del 24 de diciembre despertaba Alicia, una joven de 15 años la cual había nacido y sido criada por su madre y su abuela en el pequeño pueblo. Alicia bajó de su cuarto a la cocina para desayunar como hacía todos los días, pero esta vez con un poco más de ilusión, ya que sus padres estaban divorciados y las navidades era una de las pocas veces al año enque su padre venía a visitarla. En la cocina se encontraba su madre haciendo tortitas para desayunar, y su abuela estaba sentada en la mecedora tejiendo, como siempre.

Alicia les dio los buenos días a las dos y empezó a desayunar, mientras que le preguntó a su madre: “Oye, mamá, ¿a qué hora vendrá papá?”. La madre y la abuela se miraron con cara de decepción y Alicia dijo: “¿Qué pasa? ¿Por qué os miráis con esa cara?”, y su madre le respondió: “Hija, papá ha llamado y ha dicho que no va a poder venir esta noche, tiene que coger un avión por trabajo esta misma tarde”. Alicia empezó a sentir rabia y decepción y en un ataque de ira tiró su plato al suelo y gritó: “¡Siempre es lo mismo, anteponéis el trabajo a mí y mirad cómo está nuestra familia, sois los peores padres de mundo!”. Después de eso cogió su móvil y se fue corriendo a la calle, pero cuando

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miró el móvil se dio cuenta de que casi no tenía batería y decidió ir a casa de su mejor amiga para contarle lo que había pasado.

Cuando llegó, empezó a tocar la puerta, pero después de un rato tocando sin que nadie abriera se acordó de que le había dicho que iba a pasar esas navidades con su familia en Ámsterdam. En ese momento sintió mucha envidia al comparar a su familia y a la de su mejor amiga, y con esa rabia decidió comenzar a dar una vuelta por el bosque, al fin y al cabo, no tenía nada más que hacer, estaba sola. Cuando se iba adentrando en el bosque empezó a observar que, a medida que avanzaba, más oscuridad había, y miraba hacia atrás y se daba cuenta de que la oscuridad iba avanzando detrás de ella, no veía el camino que había recorrido para llegar ni el de la salida.

Alicia se empezó a asustar, pues miraba a su alrededor y solo veía oscuridad. Decidió encender la linterna del móvil e intenta buscar el camino de vuelta, y justo en ese momento llegó una llamada de un número desconocido. Alicia lo cogió pensando que podría ser su padre y cuando contestó solo escuchó una voz muy débil y con tono de burla que decía: “A correr”, seguido de una risa, y en ese mismo instante se apagó el móvil. Alicia, ya muy asustada, empezó a correr y cuando llevaba un pequeño tramo se le figuró ver un poco de luz, se paró para observarlo y se fijó en que era una silueta blanca que intentaba acercarse a ella y alargaba el brazo para intentar cogerla. No tenía rostro, y a Alicia se le cortó la respiración. Iba andando hacia atrás lentamente cuando se dio cuenta de que no era una sola sombra, adonde mirara había más sombras de las que pudiese contar, Alicia entró en pánico y volvió a empezar a correr, y cuanto más avanzaba más siluetas veía, hasta que logró ver una luz a lo lejos, era un rayo de luz que se colaba entre dos árboles, y cuando llegó su única idea fue quedarse debajo de ese rayo espontáneo de luz y ahí puedo observar que solo veía las siluetas en la oscuridad.

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Se quedó allí un rato hasta tranquilizarse. Pasado un tiempo, vio que el rayo de luz empezó a desvanecerse, y cuando se desvaneció por completo sintió cómo había algo que le agarraba los pies y le impedía caminar, la empezó a arrastrar y empezó a sentirse mareada hasta quedarse inconsciente.

Cuando despertó, estaba en una cueva cuya única luz era una antorcha a punto de apagarse, comenzó a mirar hacia los lados y vio a más niños inconscientes tirados en el suelo. Muy asustada empezó a buscar por el suelo algo que le sirviese para escapar, logró encontrar otro palo el cual pegó al fuego que había para hacer otra antorcha, y en ese momento recordó que las siluetas no se acercaban cuando había luz así que cogió la antorcha que había fabricado y empezó a correr y correr sin parar hasta ver luz. Tras veinte minutos corriendo sin parar alcanzó a ver las luces del árbol de navidad del pueblo, y logró salir del bosque, pero no paró de correr hasta que consiguió llegar a casa.

En casa estaban su madre y su abuela muy preocupadas, pues Alicia se había ido de casa por la mañana y era la hora de cenar y todavía no sabían nada de ella, ni si quiera cogía las llamadas. Después de muchas horas de angustia, al verla llegar comenzaron a llorar de la alegría y la abrazaron muy fuerte. “Gracias a dios que estás bien, hija, nos habías dado un susto de muerte”, dijo la madre, y Alicia respondió: “Para susto de muerte, el que me he llevado yo”.

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