Ya son las brisas templadas, los celajes transparentes risueñas las alboradas, los días resplandecientes y las noches perfumadas. Ya en el Genil reverbera el astro solar fecundo, que en su sideral carrera expende su áurea bandera por los ámbitos del mundo. Ya lenta y plácidamente la noche tiende su manto, mientras en cuarto creciente se oculta por occidente la antorcha del Jueves Santo Y óyense vagos clamores religiosos y profanos de improvisados cantores, que siguen tras los tambores de la Chusma y los Romanos. Ya a los Santos Titulares mil saetas populares nuestro entusiasmo levanta, y nuestros limpios hogares huelen a Semana Santa.
Ya la cristiana canción canta el pueblo con derroche, y nos dice el corazón que llegó la hermosa noche del Domingo de Pasión.
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