El dolor que provoca la inyección o por lo menos el malestar es algo que no puede evitarse completamente. Pero este dolor puede reducirse, por considerarlo de tipo emocional. Pero el que produce la punta de la aguja al pasar a través del músculo, al rozar el periostio o un tronco nervioso es real y puede eliminarse parcialmente. Al momento que al paciente se le inyecte se queja de una sensación de ardor, probablemente la solución anestésica esta contaminada.