Entre líneas me encontré

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Entre líneas me encontré Elena Paz 1


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Entre líneas me encontré Elena Paz

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Entre líneas me encontré

DR © 2021, Elena Paz. Fotos de portada e interiores de Elena Paz

Primera edición Cuernavaca, Morelos, México. Agosto 2021

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Prólogo

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Soy Naturaleza Soy como la naturaleza, tierra que devora, sombra que cobija. Elena-flor, de texturas y colores, Elena-fuego que abrasa, Elena-aire que respira. Elena-Luna en todas sus fases: cambiante, giro en torno a mí, pero también giro alrededor de lo que me rodea, a veces llena, a veces nueva, creciente, menguante. Soy Elena a los cuatro vientos, soy otoño y verano, primavera e invierno.

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Día del renacer Es el 12 de Septiembre, año 2020, Estoy llena de mí, descubro mi desnudez: soy chispa que incendia mis caderas, mis pechos son miel, ante mis ojos, mi rostro es una máscara que cae, mi sangre hierve y pinta de rojo mis mejillas, siento el golpeteo de mis pestañas, el sol calienta mi cuerpa. Me observo, me enamoro de mí. Soy aire que sopla vida, doy una caricia a mi alma herida, mi cuerpa que me pertenece, me empodero, abro los ojos y no los cierra más el miedo.

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Romper la cadena Magdalena Díaz. Supe muy poco de ti, mi abuela María te mencionaba poco, te tenía resentimiento, por haber abandonado a su padre, Fidencio Hernández, mi bisabuelo. Hombre de carácter recio, que quedó al cuidado de mi abuela y sus hermanos. Nunca conocí tu rostro, pero tal parece que tu nombre quedó tatuado en los ojos de las mujeres sucesoras. Llanto y abandono dejaste como herencia, pues mi abuela María se fue con el abuelo Juan una tarde fría sin estar enamorada de él, con el argumento de que no había mucho de donde escoger. La terminó convenciendo el jorongo de lana que traía mi abuelo Juan. Mi abuela pensó. "trae buen jorongo, seguro no paso frío”, aunque al otro día tristemente se dio cuenta que el jorongo era prestado. ¡Ay, abuela María! Estoy segura que nunca supiste qué era un orgasmo, así me lo llegaste a contar en repetidas ocasiones, aunque sin dar tantos detalles. Repetías con rencor: “¡Ah, cómo me caía gordo tu abuelo! Cuando tenía ganas de estar conmigo empezaba a afinar garganta y a escupir por todos lados, hasta que un día me enojé y le dije: ¡Oiga, Don Juan! (porque, hasta eso, tenía que ser respetuosa, pues era “el hombre de la casa”) ¿Por qué no va a hacer un hoyo ahí en la pared y deja de molestar?”

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Sé que usted nunca estuvo enamorada y terminó abandonando al abuelo y a sus hijos, a mi madre Juana María y después su primogénita, mi madre, nos abandonó a nostotrxs. Una cadena de llanto y abandono que seguramente no empezó con Magdalena Díaz, seguramente otra víctima de historia desconocida, hija y nieta de tantas otras víctimas. Por eso, reniego y repudio al patriarcado que obligó a mis ancestras a permanecer calladas, golpeadas, pisoteadas e infelices, aguantando una vida de violencia. ¡Hoy, rompo las cadenas! Miró al frente, me empodero y grito: ¡Muera el patriarcado!

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Hacerme mujer Tenía tres años. Me hice mujer una tarde gris. Mis ojos recorrían árboles y árboles en una carretera obscura, me alejaba de mi madre. Me alejaba de ella, cuando, a esa edad, era mi mayor protección. Y me hice mujer. Me hice mujer cuando tuve que hacer una sopa sin tener un instructivo de cocina; me hice mujer cuando tuve que lavar y planchar la ropa de mi padre, sin tener un instructivo de lavado; me hice mujer cuando consolaba a mi hermano pequeño sin aún haber sido madre; me hice mujer una tarde de 24 de diciembre: mi mano en la vagina ensangrentada, sin que nadie me indicara que, efectivamente, me estaba haciendo mujer

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¿Un padre? Empecé desde muy pequeña a vivir con mi padre, hombre de carácter fuerte, agresivo, mujeriego, drogadicto y golpeador. Era una noche oscura, triste, como muchas de mi infancia, mi pijama era diminuta, mi padre había invitado a la casa a una de sus muchas mujeres; ella iba en compañía de sus dos hijas, que tenían la misma edad que yo, jugamos mucho tiempo. Botellas de cerveza, cigarros, risas, en la madrugada, inocencia dormida, nadie imaginaba, el cuarto se volvió oscuro, el ruido cesó. Una mano en mis piernas, parecía que era un sueño, sentí un escalofrío. Empezó a subir la intensidad de aquella mano. Miedo, sudor, preocupación y unos ojitos temerosos, una mano repugnante, un terror que recorrió toda mi cuerpa, tenía 8 años. Sólo vi su rostro, asustada me levanté y lo volteé a ver. No entendía nada, me dio mucho miedo, solamente recuerdo sus ojos, que nunca olvido, y él repitiendo: “¡Perdón! ¡Perdón! ¡No lo quería hacer!”. Se me había olvidado y ahora lo recuerdo: era mi padre.

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Contenido Prólogo .......................................................................................................................................... 5 Soy Naturaleza ............................................................................................................................... 9 Día del renacer ............................................................................................................................ 13 Romper la cadena ........................................................................................................................ 16 Hacerme mujer ............................................................................................................................ 21 ¿Un padre? .................................................................................................................................. 25

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Este libro es una edición de Cascarón Artesanal que consta de 9 ejemplares elaborados con las mismas manos para acariciarte en agosto de 2021, Informes: FB: Rocato Bablot / rocato69@gmail.com / 777 1623950

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