ENTREVISTA
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I entrevista I MARIO KEMPES I
“YO NO LLEGUÉ A TOCAR LA COPA DEL MUNDO” Mito. Histórico. Leyenda. todo adjetivo se queda corto para definir a Mario KeMpes. eL pasado 2014 pudiMos repasar con éL Los detaLLes de aqueL gran MundiaL de argentina 1978. aquí aLgunas de Las respuestas deL ‘Matador’. mucho del equipo contrario. Creo que en las charlas previas al partido, en la final, no llegó a seis minutos. ¿Cuál es la primera sensación tras levantar la Copa del Mundo o tenerla sobre tus manos? ¡Yo no la toqué! Se abalanzaron todos y yo estaba en las escaleras con Menotti detrás.
a
rgentina como anfitriona y con una situación política delicada, ¿cómo recibe un jugador argentino el Mundial en su país? Jugar un Mundial en casa es muy lindo, para que nos vamos a engañar. Hay presión, hay aliento, hay calor del público… pero si te dejas llevar por esa pasión, te vuelves loco. Había que aislarse un poco de esa euforia que puede llegar a haber y hacer las cosas de tal manera que, no vayas a cometer equivocaciones que te hagan perder. Nos ais-
lamos de ese ruido existía en Argentina por el fútbol para ponernos donde debíamos de estar. ¿Antes erais más naturales? ¿No había tanta pizarra? Mira, te mentiría si digo que Menotti agarró alguna vez una pizarra. No la necesitaba. Básicamente, las charlas eran durante todos los días, antes de los entrenamientos durante 15 minutos. Después, el planteamiento te lo hacía de boca y tú ya sabías lo que tenías que hacer. Además, durante los entrenos hablaba
A modo de anécdota, ¿tu Mundial lo determinó tu bigote? Yo me dejé bigote y barba no porque me gustara, me la dejé porque era vago. Estábamos completamente encerrados y no sentía la necesidad de afeitarme. Dio la casualidad que no hacía goles y, primero, me afeité la barba. El tercer partido lo jugué con bigote y Menotti se me acercó después y me dijo: “¿Por qué no te lo afeitas, Mario? A ver si así empezamos a meterla en Rosario” (primer partido de segunda ronda ante Polonia). A partir de ahí, dio la casualidad que entre que volvía a casa y se cumplía la superstición, empecé a hacer goles. o