Revista Kaiser 42 | Noviembre 2013

Con todo esto, la Roma fue líder del calcio en 31 de las 34 jornadas, y a partir de la sexta, ya no se bajo del primer puesto. Aún y así, la temporada no fue un paseo, dado que a 700 Km. la Juve de Ancelotti y Zidane estaba haciendo otra temporada sobresaliente.

Pese a que era muy difícil ganarle a la Roma, sólo lo consiguieron el Inter, el Milán y la Fiore, los tres lejos del Olímpico, los romanos concedieron demasiados empates para sentirse tranquilos. Se ganaba bien a los equipos ‘del montón’, pero la Lazio, el Milán el Inter y la Juventus eran huesos duros de roer. Uno de los partidos más intensos del campeonato, fue el Derby di Roma de la jornada 28. Durante los primeros minutos de la segunda mitad, Batistuta y Delvecchio pusieron un 2-0 a favor de los Giallorossi que parecía acabar el partido y con las opciones de los biancazzurri de ganar la liga, pero en unos minutos finales de infarto, los ‘visitantes consiguieron empatar el partido gracias a dos auténticos golazos. Primero de Nedved en el 78’ y luego fue Castromán quien enganchó un derechazo en la frontal a la salida de un corner en el 95’.

Además de en la liga, esa temporada, la Roma participó también en la Coppa y la copa de la UEFA. En el torneo nacional, los lobos de Capello no tuvieron el mismo hambre que en la liga y cayeron en octavos, nada más entrar en el torneo. Después de empatar a 1 en casa frente al Atalanta, en la vuelta, los lombardos fueron mucho mejores y se impusieron por 4 a 2. En la UEFA, la cosa no fue mejor y después de eliminar al Gorica esloveno, al Boavista y al Hamburgo en las previas, a la hora de la verdad, en octavos, el Liverpool de Gerrard y Owen, que a la postre sería campeón frente al Alavés, fue un elenco muy duro. Un doblete de Owen en el olímpico de Roma puso muy cuesta arriba la eliminatoria en la ida y en la vuelta, pese a un buen partido de los romanos con varios suplentes en el once titular, el solitario gol de Guigou en el 70’ no fue suficiente para pasar.