Número 339

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Análisis

De

Lunes 11 de Junio de 2018

música y otras cosas

Las campañas políticas sin cultura Por Ricardo Martínez Rodríguez

M

is últimas tres participaciones han tenido que ver con temas sobre las campañas políticas, que han acaparado la atención de no pocos mexicanos en el país, aunque no me asista más que mi preocupación del rumbo y las tendencias en la intencionalidad de los votos, que como yo lo veo, las encuestas no son más que eso, tendencias, que a la hora de la hora pueden cambiar máxime, cuando existen muchos factores, unos por indecisos y otros por inconformes y otros más esperarán hasta el último momento para ver repuntar alguna plataforma ideológica más propositiva y congruente con la realidad social, la falta de gobernabilidad y el posicionamiento de los grupos criminales en vastas zonas del país; pueden ser estos algunos factores que con base a la inercia que a estas alturas de la contienda electoral se pude estar definiendo, por el tratamiento que de estas exigencias sociales y otras, puedan de una vez por todas los candidatos abrir sus propuestas a la ciudadanía ya sin ambigüedades ni soluciones teóricas, que convenzan a más ciudadanos que al final de cuentas no existen ni los votos duros ni los votos por filiación partidista al día de hoy, lo que convence son los hechos, la franqueza y viabilidad de las propuestas y acciones a seguir, que culminen en soluciones; la militancia en la práctica es el síndrome del saltamontes, la fidelidad, la lealtad y el arraigo en los partidos políticos desde hace muchos lustros ha desaparecido. Hasta este momento, en las campañas solo se ha visto y oído declaraciones de ilícitos y ataques con o sin fundamento, críticas de lo que no se debe hacer y no se debe prometer so pena de quedar solo en eso, en promesas incumplidas; pero antes de precisarlo de esa manera, cada candidato se habría de hacer la pregunta: ¿Yo si cumpliré lo que estoy proponiendo? Porque es justamente por ese incumplimiento de las promesas de campaña y otros, pero este es de los motivos más importantes para que

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los mexicanos no hayan elevado a exigencia su obligación de votar y más aún, no la tengan como parte importante de la cultura cívica que debe tener todo ciudadano. Es importante que antes de que un ciudadano decidiera lanzar su candidatura a cualquier puesto de elección popular, hiciera un estricto examen de conciencia y formularse muchas preguntas en un auto análisis; que fuera desde qué tan capaz sé es para aspirar y ejercer en su caso el cargo por el que contendería, hasta si se tiene la sensibilidad, respeto, tolerancia, reciprocidad, la actitud democrática y la honestidad para reconocer en los demás estos valores y a partir de eso establecer sus ejes y acciones de conducta en el desarrollo de sus responsabilidades; en este contexto, la clase política en nuestro país dejaría muchas preguntas sin respuesta. Si hubiera un día social para celebrar a estos servidores públicos, no quedaría nadie a fuera para cerrar la puerta. Ciertamente las campañas no promueven más que aquellas cosas o elementos que los partidos políticos tienen como “armas” para convencer o intentar hacerlo, y como una cultura política muy generalizada está la descalificación, lanzar acusaciones y críticas de todo tipo e índole, con toda la intención de ofender y demeritar lo que tal o cual partido realiza, porque ningún partido político, ni candidato, ni dirigente o simplemente militante que yo sepa a la fecha, se desarrolla con base a sus propios estatutos y postulados haciendo una verdadera política de partido, resaltando los valores que lo constituyen y lo posicionan en este o aquel frente, y entonces ¿qué vale al interior de los partidos? ¿Cuáles son los valores filosóficos, ideológicos y sociales que los rigen? Habría que ver si la militancia en cada partido lo sabe. Y grave será si no lo saben, pero más grave aún sería, si a sabiendas de sus postulados y conociendo sus principios, hagan caso omiso de ellos y jactarse de ser de este o aquel partido y faltar tan flagrantemente de deshonestidad y de ética profesional, al decirse militantes y muchos de ellos vivir hasta en la opulencia a costa de los partidos

políticos y de los recursos que les provee el Estado. Algo que ha tenido muy poca presencia como tema de campaña es la cultura, pasando por el tema educativo, tomando como punto de partida el presupuesto; y si no se incrementara mucho, si optimizará la aplicación de lo que se tiene. Los candidatos relegan el tema y hasta ahorita lo han evadido completamente; se tocó este tema para recordar el día 15 de Mayo, y por ahí habrá alguna referencia de algún candidato después pero no de la educación propiamente, sino del supuesto despojo del control nefasto y anti educativo que en algunos estados, especialmente Oaxaca, Guerrero o Michoacán, quieren volverlo a tener, pero no creo que a estas alturas alguien crea que su lucha es por la educación, su lucha es por el control y manejo indiscriminado de buena parte del presupuesto que en esos estados se maneja para ese rubro de la educación. Lo peor del caso, es que hay quien que desde las posibilidades presidenciales, les promete regresar a ese ejercicio del presupuesto indebido y fraudulento, en aras de ganar voluntades electorales. Bien deberían de ocuparse un poquito del tema los demás candidatos, porque la falta de una buena educación es la enfermedad silenciosa y hasta ahorita incurable que afecta más que al desarrollo del país y al crecimiento de los mexicanos, que por ahora ese crecimiento solo lo podemos ver en los países desarrollados; que pena que una de las deficiencias en México que nos impide alcanzar mejores niveles de competencia y mejores estándares de población, es un sistema educativo reducido en su calidad, en su cobertura y en su inconsistencia pedagógica, incapaz de competir ni entre nosotros mucho menos en otros países. Y por favor, los programas de estudio para saber su eficiencia y calidad, requieren de tiempo; en educación no se cambia de planes y programas de estudio de un sexenio a otro y mucho menos dos cambios como en el sexenio que está por concluir.


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