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Gwenn-Aëlle Folange Téry

Gwenn-Aëlle Folange Téry

F R A N C I A

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Qhispikay, Juana Azurduy e independencia

¿Habrá sido esa última mirada tuya la de una mujer anciana y cansada recostada bajo vigas y caña, rodeada de paredes blancas y vajilla de barro? ¿O habrá sido mirada de remembranza, añoranza por los tiempos de batallas y cabalgatas, dirigida a aquel baúl que encerraba testimonio de tantas vidas, las de tu marido, tus hijos, amigos, compañeros de lucha? ¿Y tus pensamientos, qué camino eligieron? ¿Habrás llorado, un poco, repensado tal vez el haber llevado a tus hijos al campo de batalla, el haber dejado a tu nena, la menor, con esa otra mama que no fuiste tú? ¿Habrá tus miradas, tu introspección, resplandecido de enjundia al evocar tu espada, tus boleras entre golpes y sudores, al recordar a tus hijos blandiendo sables, a tu marido hablando sin cesar y a tus compañeros de lucha designarte comandanta de la republiqueta de La Laguna? ¿Habrá sido, warmi Juana Azurduy, tu último soplo el de una caballista, jinete guerrera montada en tu caballo

o el de una niña, recibiendo clases de su papá para montar? Tu vida, Juana, es orgullo boliviano. Tu muerte debería, por aquellos días lejanos, de haber sido con honores distinguida. Celebremos sin embargo los tiempos presentes en los que se reconocen tu valor, tu arrojo se agradece hoy esa sed de qhispikay que te impuso el apremio por lograr la revolución de Chuquisaca la independencia del pueblo al que pertenecieron tu cuerpo, tus ideas, tu corazón y tu valentía.

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