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Dick Montero Rodríguez
Dick Montero Rodríguez
B O L I V I A
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Yo no quiero que el polvo borre el recuerdo hombres y mujeres, que contra la adversidad mostraron y ostentaron sus gloriosas heridas por la patria, el hogar y la heredad.
Y que han borrado los años y el olvido detrás de un estruendo de un lento sortilegio y que se vuelvan a recitar aquellos versos del poeta de las trincheras Gilberto Roca Casanovas que después de disparar su fusil, que es un privilegio
Como Horacio Rivero Egüés, tras el Fagor de los combates, escribió con ternura de enamorado: “Cuanto diera por verla un solo instante, y contarle constante las penas que he pasado en la noche infinita de la ausencia, ambulante las más amarga en las horas del combate para soñar triunfante y cerca muy cerca de un arroyo murmurante dormirme en su regazo como un niño, sin fracaso inocente del crimen de la guerra…
En el momento de la contienda, muchos hombres aprendieron a escribir y sin afrenta no olvidar y sobre sus sentimientos, lo que toleraban, lo que callaban, sin temores ni dobleces, pues digno es de admirar y recordar a ellos que sirvieron a la patria, sin reverso y no se pueden olvidar.
En los momentos supremos e históricos… sin duda horas de honor, minutos de sacrificio, segundos de gloria… y la vida fugaz de ahí los pensamientos a la patria el honor, que se elevan como un ave feliz y vivaz.
Destellos de civismo, con heroico mirar: Aunque los truenos del horror nos llevan al sentimiento del honor la patria no es la horda que avasalla, es el orden que se construye.