Viento Y
luz
Año X N° 118 Febrero 2021
La Luz Aporte de la Comunidad de Laprida Cierta vez, un hombre joven, que deambulaba por la ciudad , se puso a pensar sobre su vida, y la notó vacía y sin motivaciones . Sus muchas preocupaciones y ocupaciones no le causaban ninguna gracia, sus fracasos lo deprimían mucho y sus éxitos no lograban satisfacerlo. Comenzó a buscar una respuesta, y pensó que quizás el hecho de vivir en una ciudad, le impedía ver y sentir lo que la gente de campo o de cualquier pueblo del interior podían ver y percibir con mayor claridad. Entonces se propuso empezar a mirar a los demás. Y fue notando que también en la ciudad era posible ver gente que por su alegría y sus ganas de vivir, por su esperanza y el amor que ponían en todo lo que hacían eran felices. Si bien percibía que muchos estaban como él, la presencia de otras personas lo intrigaban profundamente, ¿no tendrían problemas esas personas? Cierto dia no aguantó más y preguntó a un amigo a quien le admiraba su optimismo, como hacía para estar así, el amigo respondió que si estaba dispuesto lo ayudaría a llegar a ese instante por el cual todos ellos habían pasado, de un modo u otro. Le contó que hace mas de 2.000 años “alguien ”que dijo ser la Luz ,dejó la posibilidad de que cualquiera que se detuviera y alzara los ojos al cielo en señal de entrega y fe, porque esa Luz que es Jesús dijo: Yo soy la Luz del mundo el que me sigue no andará en tinieblas y el que a mi viene yo no le hecho fuera y también le contó que eso podía lograrse viviendo en el campo, en un pueblo, o la gran ciudad o donde sea. Así fue como este amigo lo fue preparando y predisponiendo, para que ese momento llegara en su vida y el momento no se hizo esperar demasiado. Cuando ocurrió su ser no solo cambió su visión de las cosas, sino que entendió que tenía que ayudar a los demás a encontrarse con esa misma Luz (Cristo). Dejemos que el Señor obre en nuestras vidas y así seremos felices sabiendo que Dios siempre está a nuestro lado. El joven comprobó que lo que antes no le hacía ninguna gracia, ahora lo veía con otros ojos porque Jesús le acompañaba y estaba siempre a su lado. Que nosotros también nos dejemos guiar por esa Luz y nos muestre el camino a seguir, a amarnos, perdonarnos y acompañar a aquel que lo necesite y sabemos que hay muchas formas de ayudar, por pequeñas que parezcan. Amén