Viento Y
luz
Año IX N° 115 Noviembre 2020
Espíritu de Reforma
La Reforma Protestante del siglo XVI nos ha dejado una herencia basta y considerable. No solo produjo una nueva manera de comprender a Dios en medio de su pueblo, sino que dio lugar también a un sinfín de interpretaciones y expresiones de fe, desde el nacimiento de nuevas formas de vivir la fe, hasta la apropiación de la Palabra de Dios por parte del pueblo. La Reforma, a través de sus representantes (Lutero, Calvino, Zwinglio, entre otros), puso al descubierto una manera de vivir la fe que tiraba por la borda toda la estructura religiosa institucional de la época. La Reforma cuestionó el monopolio de Dios, un Dios que le “pertenecía” solamente a ciertas clases sociales y que no era accesible para el pueblo de a pie. La idea de un Dios en medio del pueblo no es exclusiva de la Reforma, sino que ya la podemos ver en los textos bíblicos del Antiguo Testamento, por ejemplo, el Dios del Éxodo, que camina junto con el pueblo luego de la liberación de Egipto, y que luego, mediante los profetas, nos recuerda: no olvides que fuiste esclavo en Egipto. En nuestro tiempo, somos también llamados y llamadas a buscar a Dios en medio del pueblo, allí donde se juega la vida, donde la realidad se hace carne en muchos hermanos y hermanas que luchan día a día por una sociedad más justa, allí donde ocurre la transformación que viene del Evangelio. Quedarnos encerrados en nuestros lugares de “comodidad”, esperando el milagro, no es una actitud propia del espíritu de la Reforma. Cuando la transformación viene del pueblo, es Dios mismo quien convida al banquete del Reino, y también, quien nos hace un lugar en la mesa de la vida, mesa en la cual todos y todas tienen un lugar para celebrar, reír y compartir la alegría del Resucitado. Existieron en el tiempo de la Reforma, y también existen en nuestro tiempo, voces que quieren silenciar el mensaje del Evangelio, voces que nos quieren encerrados, temerosos, paralizados. Voces que quieren al pueblo esclavizado y cautivo. Hoy, 503 años después de la Reforma, seguimos teniendo el llamado de ser comunidades proféticas, que salgan al encuentro de las injusticias de nuestro tiempo, denunciando con amor cristiano todo aquello que atente contra la vida de los más desprotegidos y desprotegidas de nuestra sociedad. Este Espíritu nos convida a salir, ha buscar afuera, ha encontrarnos en el camino con el mismo Dios, y así, a partir de ese encuentro, ser transformados en comunidades de servicio, en medio del mundo, en medio del pueblo. Agradecemos al Pastor Jonathan Michel (IERP) por su valiosa colaboración Aporte de la comunidad de Flores