Página Valdense - Agosto 2020

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Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Mayo 2020 - N° 260 - Afiliado a O.P.I. N° 837

«...porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.» Hechos 4:20

Tejer redes latinoamericanas

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EL FUNDAMENTALISMO: CONSIDERACIONES HISTÓRICAS Y CONTEXTUALES Dennis Smith

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LOS NAPS: CONSTRUYENDO EN EL ESPÍRITU DEL CUIDADO DE LA CREACIÓN… Jorge Gerhard

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LAS RELACIONES DE GÉNERO, CULTURA Y BÚSQUEDA POR LA DIGNIDAD HUMANA Sarah Morales Neumann

Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Agosto 2020 - N° 261 - Afiliado a O.P.I. N° 837 001/09 - Periódico mensual - Redactor responsable: Rogelio Darío Barolin. Varela 1729. Dolores - Imposición envíos: Dolores - Depósito legal N° 68.638

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Laprida: Delta Bertón.

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Uruguay

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Melo: Glenys Rameau.

Montevideo: Alfredo Servetti.

O. de Lavalle: Juanita Bonjour.

Palmitas: Hilda Geymonat.

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Rosario: Andrea Montaña.

Mercedes: Natalia Gauthier.Carlos Dodino Tarariras: Consistorio de Tarariras.

Tres Bocas: María Fernández. | PÁGINA VALDENSE Young: Esther Malán

Apuntes

de la Directora

Construcciones Cuando la comisión nos propuso esta temática, lo enunció así: «articulación latinoamericana, redes de trabajo que nos permiten una acción mayor para construir un mundo distinto».

En nuestra reunión del equipo editor para planificar el número, sin demora, surgieron palabras claves y también varios ejemplos de trabajo articulado que conocemos; de los cuales la Iglesia Valdense forma parte. La primera coincidencia fue qué no debía faltar, pero también nos animamos a ir más allá, pensar en las crisis que atraviesan algunas instituciones y qué relación tienen con el contexto; la importancia de las relaciones ecuménicas en toda Latinoamérica y el Caribe.

Ahora bien, ¿por qué creemos que es necesario el trabajo articulado? ¿por qué seguimos insistiendo en tender redes? Me animo a decir que si todxs esbozáramos respuestas, encontraríamos muchos puntos en común; quizás uno de ellos sería el propuesto por la comisión: permiten una acción mayor para construir un mundo distinto. En este sentido, el trabajo colectivo, comunitario, es indispensable; como decía Galeano «mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo», y cuánto más si estas personas pequeñas tejen redes, construyen puentes y achican distancias -no sólo geográficas-.

Siempre me gustó la idea de «construir» ese mundo distinto: con justicia y equidad, empatía y amor.

Hace muy poquito, hablamos de esto en la reunión de la Capacitación «Esfuérzate en la Gracia» cuando trabajamos sobre Apocalipsis.

Recuerdo que una de mis respuestas decía algo así: «a diferencia del pueblo judío y sus narrativas apocalípticas, hoy, nosotrxs, estamos convencidxs que ese futuro no sólo es posible por una intervención divina, a ese futuro lo construimos nosotrxs, aquí y ahora; y nos impulsa el ejemplo, las enseñanzas y el amor PÁGINA VALDENSE I 2

de Jesús». Y aunque, hoy tenemos algunas muestras de ese futuro que queremos -lo que algunxs llaman ‘bocaditos del Reino de Dios’ o ‘chispas de esperanza’- sabemos que aún nos falta mucho y, por eso, es necesario nuestro compromiso y acción con el proyecto de vida buena y abundante, de vida plena, vida digna para todxs.

Como dice Dennis Smith en la página siguiente: «El mundo en que vivimos anhela satisfactores reales: la práctica palpable del consuelo y de la solidaridad, sistemas para garantizar la justicia y la paz en contextos de corrupción y de violencia sistémica. ¿Cómo proponemos aportar a la construcción de seres autónomos pero interdependientes, con criterio propio, capaces de integrarse con ternura y responsabilidad a una comunidad, capaces de enfrentar la inseguridad, la contradicción y la ambigüedad con creatividad?». Esta pregunta nos desafía, nos invita a ensayar respuestas con acciones concretas.

Las redes y el trabajo articulado, entre tantas otras cosas, nos permiten compartir el camino, encontrarnos y nutrirnos de esa confluencia; nos sostienen en los tiempos difíciles y nos animan a continuar trabajando en pos de ese mundo distinto que queremos. Pero también, como dice Claudia Tron, en su artículo escrito para esta edición: «frente a situaciones y temas relevantes, las voces y acciones unidas y armonizadas de nuestras iglesias pertenecientes a distintas familias confesionales, fueron testimonio de fe y esperanza (…), transformando realidades, potenciando capacidades.»

Entonces, estas redes de trabajo no sólo son espacios necesarios, también son testimonios, son señal de esperanza.

Que Dios nos acompañe en esta construcción colectiva.

Daiana Genre Bert

El fundamentalismo:

Consideraciones

históricas y contextuales Para poder comprender mejor los desafíos que hoy enfrenta el movimiento ecuménico en América Latina, nos es útil revisar algunos rasgos y elementos históricos del fundamentalismo como movimiento religioso y social.

En el siglo 19 nos dijeron que la modernidad traería a América Latina todos los beneficios del raciocinio humano: la ciencia y la tecnología nos otorgarían el control sobre el medio ambiente y se acabaría con toda carencia, la pasión ciega cedería lugar al entendimiento, y nuestros demonios interiores quedarían apaciguados por las bondades del progreso.

Hasta la religión se convertiría en un vehículo para divulgar las bondades de la modernidad. El movimiento liberal encontró en la empresa misionera protestante un aliado ideológico útil. Las escuelas y los hospitales construidos por los protestantes, junto con el espíritu práctico y empresarial de sus misioneros, motivaría a importantes sectores de la sociedad latinoamericana (intelectuales, artesanos, comerciantes, empresarios) a acoplarse a las ideologías liberales y capitalistas provenientes de Europa y los Estados Unidos.

Pero el liberalismo nunca cumplió con sus promesas. Para la gran mayoría de las y los latinoamericanos, el legado dejado por la invasión europea, la época colonial y de los estados nacionales liberales ha sido una cultura de violencia, de exclusión y de corrupción.

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El fracaso del proyecto liberal ha generado en la región una desconfianza profunda en las instituciones públicas y una búsqueda permanente de espacios de consuelo y solidaridad, de sentido último y de valores perdurables. Este es el contexto en que se ha dado la irrupción dramática de la religión carismática en América latina.

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En las últimas décadas, se ha observado la consolidación de una economía de mercado y una sociedad de

consumo, producto de la globalización económica, política y cultural. En esta coyuntura, han surgido nuevos actores religiosos. Las instituciones y denominaciones tradicionales han perdido fieles y experimentado diferentes niveles de fragmentación.

En el sector religioso ha surgido cierta competencia entre diferentes estilos de liderazgo, sectores ideológi cos, visiones políticas y posturas doctrinales. Una nueva generación de empresarios religiosos ha descubierto como acceder a los recursos espirituales colectivos de la región, empaquetarlos en drama y presentarlos con la autoridad y fuerza del misterio. Estos traficantes de bienes simbólicos han forjado alianzas con la nueva derecha política e, incluso, con algunos sectores de la Iglesia Católica. In círculos progresistas – tanto del mundo religioso como del mundo político y académico – se ha vuelto común descalificar estos nuevos actores sociales como fundamentalistas.

Pero ¿qué es «fundamentalismo»?

Para responder, quiero referirme a un estudio sobre “Comunicación, política y fundamentalismos religiosos” que publicó la región América Latina de la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana, conocida por sus siglas en inglés, WACC. En esta investigación, entendimos a los fundamentalismos como movimientos sociales que se fundamentan en verdades incondicionales expresadas por líderes autoritarios y que justifican o validan sus posturas por medio de un discurso religioso, económico o político carismático.

Los fundamentalismos nos ofrecen una estrategia para convivir con la incertidumbre y la ambigüedad, especialmente en comunidades que se sienten marginalizadas o perseguidas y que buscan fortalecer su identidad y sentido de valor en momentos de cambio social profundo y rápido. Según el sociólogo brasileiro Saulo Baptista, el discurso fundamentalista ofrece a la gente un sentido de orden y significado en un mundo que no nos ofrece ninguno de los dos.

Como planteó el recordado sociólogo chileno Arturo Chacón, el fundamentalismo es un producto de la modernidad. Específicamente, es el producto de los profundos cambios culturales y de la dislocación social generada por la modernización, la industrialización y,

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Dennis A. Smith

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Los fundamentalismos van de la mano con el patriarcado en sus esfuerzos por controlar a los cuerpos de las mujeres, sea limitando su acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, la negación del placer sexual femenino o las normas machistas que buscan mantener a las mujeres en una condición subordinada.

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más recientemente, por el neoliberalismo. Argumenta Chacón, si los protestantes hemos vendido nuestras almas al raciocinio frío y científico del liberalismo clásico, los nuevos líderes religiosos carismáticos, con tal de justificar su autoridad, han respondido creando sus propios mitos fundantes. De allí, buscan usurpar el control de instituciones religiosas existentes o crear instituciones nuevas.

En América Latina, donde predomina la violencia, donde el estado del derecho es precario, y donde cada día más personas se sienten alejadas de las estructuras sociopolíticas tradicionales, muchas personas buscan su consuelo en proyectos políticos o religiosos fundamentalistas como estrategia de supervivencia. El problema es que estas estrategias van socavando nuestro sentido de ciudadanía, de participación en el ejercicio del poder para la construcción del bien común. Los fundamentalismos promueven la negación del otro grupo o de la otra persona.

Construir un movimiento fundamentalista como sistema social requiere acceso al poder. Por eso, el tener acceso a una plataforma poderosa como un partido político, un púlpito, un periódico o espacios en los medios sociales permiten a uno multiplicar el impacto de su discurso.

Violeta Rocha, una teóloga nicaragüense, observó que el fundamentalismo florece en una cultura de consumo, una cultura del deseo que nos exige buscar satisfacción y demostrar nuestro estatus por medio de la acumulación de bienes materiales. Por la hegemonía de esta lógica consumista, estamos especialmente sujetos a la seducción de la teología de la prosperidad, la cual propone que la acumulación de bienes materiales es fruto de la bendición divina.

Rocha también insistió que no todos los pentecostales son fundamentalistas y no todos los fundamentalistas son pentecostales, rechazando la caracterización hecha por algunos académicos que los pentecostales son bobos intolerantes. Una revisión cuidadosa de la historia demuestra que los pentecostales son la primera iglesia de los pobres en América Latina. Muchos de ellos, en sus cien años de presencia en América Latina, han demostrado su compromiso con el pluralismo, la lucha por la justicia y la construcción del bien común.

En la década de los 90 en la WACC trabajamos en proyectos de lectura crítica de los medios. Se entendió que, con tal de asegurar la consolidación de estructuras democráticas, al pueblo le urgía fortalecer su capacidad de desmitificar a los medios y diferenciar entre la verdad y la mentira. En el contexto actual, vendría bien recuperar y actualizar estas técnicas.

Frente a los fundamentalismos contemporáneos no es suficiente aducir la superioridad de nuestro análisis.

El mundo en que vivimos anhela satisfactores reales: la práctica palpable del consuelo y de la solidaridad, sistemas para garantizar la justicia y la paz en contextos de corrupción y de violencia sistémica. ¿Cómo proponemos aportar a la construcción de seres autónomos pero interdependientes, con criterio propio, capaces de integrarse con ternura y responsabilidad a una comunidad, capaces de enfrentar la inseguridad, la contradicción y la ambigüedad con creatividad?

El flagelo de la exclusión, la polarización social y la corrupción que atentan contra nuestro bienestar hoy demuestra, sin duda, una crisis ética y espiritual. No podemos dejar de denunciar estos males, pero tampoco podemos dejar de proponer y modelar los principios éticos vividos por Jesús, los cuales compartimos con muchas personas de buena fe, aquellas que participan de la religión organizada y aquellas que no.

Frente al cruel dominio del consumismo y del mercado, frente al consumo individualista e individualizante de bienes simbólicos, frente a los nuevos populismos autoritarios que van sembrando el cinismo en la ciudadanía, frente a la cultura de corrupción y violencia - ¿podemos discernir una agenda ética común para enfrentar a los fundamentalismos y orientar nuestro quehacer sociopolítico y espiritual hoy?

Dennis A. Smith

Los NAPs

Construyendo en el Espíritu del

Cuidado de la Creación…

El proceso Nodos Ambientales Participativos (NAPs) surge en el año 2016. Fue un resultado no esperado del Diálogo Social al que convocara la Presidencia de la República en el año 2015. Los integrantes del Equipo Técnico de la Arquidiócesis de Montevideo y docentes de la Facultad de Ingeniería (UDELAR), Ing. Q. Dr. Mauricio Passeggi e Ing. Hidr. Dr. Rafael Terra, invitaron a Organizaciones de la Sociedad Civil, entre ellas al Centro Emmanuel, a participar de un espacio ecuménico interreligioso y multidisciplinario cuyo cometido sería, dicho en términos cristianos: el Cuidado de la Creación.

En un proceso de diálogo se definieron los campos de acción de este espacio ambientalista: Huertas Agroecológicas, Reciclaje y Educación Ambiental, creándose tres grupos de trabajo para desarrollar propuestas, además de los grupos de coordinación y comunicaciones. La visión era generar un movimiento de base con prácticas definidas de cuidado ambiental.

Para ello se promovió en una primera instancia la formación de nodos (‘centros’) de acopio de residuos secos reciclables -papel, cartón, plástico- y la creación de huertas agroecológicas comunitarias, con el correspondiente compostaje de residuos húmedos.

Integrantes de organizaciones e instituciones con mucha trayectoria, como la Red de Huertas Comunitarias hasta el Programa Huertas en Centros Educativos de la Facultad de Agronomía (UDELAR), compartieron sus saberes, visitando los grupos de iniciativas en la región, en una labor de militancia, y difundieron materiales y posibilidades de capacitación en agroecología.

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Las presentaciones en las reuniones mensuales de NAPs de las organizaciones vinculadas al reciclaje pusieron de manifiesto un complejo entramado de interdependencias con un entretejido de intereses económicos contrarios a la visión de una sociedad más justa e integrada y al cuidado de la creación que nos inspiran.

Estos intereses no solo frenan la transformación agroecológica y continúan impulsando el modelo agro-extractivista que saquea la tierra, enriqueciendo a unos pocos; sino que tampoco contribuyen a que la humanidad se haga cargo de su «basura», de sus desechos, reafirmando la visión de que el reciclaje debe generar lucro, de lo contrario éste no tendría sentido. Ponemos entonces, en nuestro país, la basura en manos de la naturaleza para que ella la transforme en el correr de los milenios, siendo esta tarea nuestra responsabilidad.

En vísperas del cambio de gobierno, el plenario de NAPs decidió enviar una carta abierta a las nuevas autoridades, «exhortándoles a trabajar por un Uruguay más sostenible, integrado y democrático» (Comunicado NAPs del 18 de mayo 2020). Concomitantemente a los planteos que NAPs está realizando en los diferentes ámbitos del Estado, ha lanzado una campaña de firmas: «Por un Uruguay integrado y sostenible» (www-compromisosostenible.uy), buscando el apoyo de toda persona de buena voluntad, necesario para este proceso de transformación. Solo una sociedad consciente del desafío ambiental que enfrenta, responsable y movilizada logrará la transformación imprescindible.

Si quieres seguir las novedades del proceso NAPs, puedes ingresar a: www.naps.uy/ Jorge Gerhard

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Una invitación

esencial e ineludible a la

identidad evangélica

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tas que enmascaran la violencia y sostienen sistemas que amenazan los derechos, profundizan la exclusión, discriminación, crisis ambiental, odio a la diversidad y precarización de la vida.

Cabe poder preguntar: de las contribuciones que las prácticas ecuménicas nos aportaron, ¿qué sigue teniendo valor en esta hora?, ¿qué se debería poner en cuestión, deconstruir, descartar?, ¿Qué se debería denunciar y anunciar con urgencia en esta hora?, ¿Es o no necesario hacerlo desde un espacio ecuménico interconfesional eclesial?

Leemos en Juan 17, 21-23, «para que todos sean uno, así como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos lo sean en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me has dado para que sean uno, así como también nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente unidos; para que el mundo conozca que tú me has enviado, y que los has amado como también a mí me has amado.»

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La invitación a que seamos unx para que el mundo crea, es esencial e ineludible a la identidad evangélica. Apela, moviliza al encuentro y al diálogo, anima a soñar y gestar otra realidad. Desde la diversidad, la complementariedad, integralidad, hospitalidad, armonía, respeto. La sabiduría divina nos religa, nos encuentra.

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El movimiento ecuménico en América Latina y el Caribe –ALC–, ha gestado, a lo largo de décadas de trabajo articulado, valiosas contribuciones de las que quisiera mencionar algunas: la construcción de una voz profética de las iglesias ecuménicas en el continente; la preparación para la incidencia pública; el fortalecimiento de capacidades en el liderazgo ecuménico en la región; la producción de reflexión bíblico teológica que sustentó procesos y prácticas locales y regionales; la instalación en las agendas de las iglesias, de temas como justicia de género, ambiental, económica, alentando a una lectura crítica y nuevas prácticas.

Esas contribuciones se plasmaron cada vez que se lograron articular denuncias ante situaciones de peligro y vulneración de las libertades, el derecho y la justicia en cada país. Y también cuando se iba gestando esperanza desde el compromiso con la defensa de la vida digna de tantas formas negada en nuestras realidades.

Frente a situaciones y temas relevantes, las voces y acciones unidas y armonizadas de nuestras iglesias pertenecientes a distintas familias confesionales, fueron testimonio de fe y esperanza, tanto en el contexto global como hacia el interior de las comunidades de fe, transformando realidades, potenciando capacidades.

Las redes y articulaciones que nos encuentran para hacer nuevas hermenéuticas bíblicas, dar lugar a preguntas de una realidad en cambio, animarnos a las deconstrucciones para que lo nuevo nos habite, compartir agendas con otras organizaciones de la sociedad civil, permiten experimentar el evangelio liberador de Jesús.

Fruto de reflexiones y prácticas alentadas en espacios ecuménicos, hoy celebramos la fe en muchas comunidades decididamente diversas, comprometidas con las luchas ambientalistas, feministas, de la diversidad sexual, de los pueblos originarios, afrodescendientes; compartiendo esperanza en que otro mundo es posible.

Sin embargo, y a pesar de las buenas prácticas y experiencias, estamos asistiendo a un tiempo donde algunas formas organizacionales del ecumenismo, tal como las hemos conocido, están atravesando profundas crisis. El debilitamiento institucional del Consejo Latinoamericano de Iglesias de estos últimos años, entre otros ejemplos que podríamos citar es una expresión de esta situación.

Este complejo momento coincide con el tiempo donde los fundamentalismos religiosos y políticos avanzan de modo creciente en el continente. Con la pretensión de dueños de la verdad única y derecho a juicio y condena de lo que no se enmarca en esa verdad, los fundamentalismos se instalan con discursos y propues-

Esa invitación es aliento de vida en medio del avance de estrategias que agobian las existencias con supuestas verdades basada en amenazas, condenas, culpas y miedos que fragmentan, dividen.

Esa invitación desafía a continuar construyendo comunidades de fe diversas, inclusivas, sensibles, amorosas, cuidadosas… habitadas por voces, cuerpos e historias de vida que encuentran en el evangelio un proyecto de vida liberador que anima a experiencias transformadoras.

Esas voces, esos cuerpos, esas historias de vida, esas comunidades de fe hoy tienen mucho para decir, hacer, preguntar, sugerir, al momento de articular y recrear los espacios ecuménicos en este nuevo tiempo. ¿Se estarán escuchan escuchando?

Claudia Tron

Vivir el ecumenismo

practicarlo en comunión en un espíritu fraternal Esta invitación a compartir cómo fue mi experiencia personal siendo parte del movimiento juvenil de CLAI me ayudó a recordar momentos, personas, charlas y sonrisas. Ser parte del equipo de coordinación juvenil del CLAI, en representación de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP), fue muy especial para mí. Los años no los recuerdo bien, pero debe haber sido entre 2005 y 2008 aproximadamente, y alguna participación en 2010.

En ese momento estaba también muy activo en la juventud de la IERP, participando de distintos grupos juveniles parroquiales en Buenos Aires, y del Equipo de Coordinación Juvenil del Distrito Metropolitano (ECoM). Y me parecía una gran posibilidad la de compartir espacio con jóvenes de otras iglesias, ampliar y conectar movimientos o pastorales juveniles. Participar del equipo de coordinación nacional de CLAI me dio esa oportunidad de compartir y aprender junto a otras formas de expresar y vivir la misma fe.

Fue todo un aprendizajecon personas de una vocación y alegría increíbles. Era un equipo variado, muy motivado y participativo, con un empuje tremendo. Recuerdo haber estado en varios encuentros y actividades, entre ellos tengo especialmente presentes el Encuentro Nacional en el complejo de Chapadmalal (Mar del Plata) y la 5ta Asamblea General del CLAI realizada en Ramos Mejía, Buenos Aires, donde participé como asistente del grupo organizador.

En 2006 decidimos hacer una apuesta grande. Se consiguió el predio de Chapadmalal para realizar el Encuentro Nacional Ecuménico Juvenil (ENEJ). Cuando empezamos a convocar a los jóvenes, rápidamente se armó un grupo muy grande de las distin-tas iglesias. Y la logística era todo un desafío para un equipo de coordinación que hace poco se

conocía. Pero no estábamos solos y el espíritu ecuménico y las ganas de compartir hicieron posible que más de 100 jóvenes viajaran en micros reservados para nosotros, con radios Nextel que nos ayudaron en la comunicación y referentes de cada grupo ayudando en la organización. Los devocionales se hacían en el «teatro» del complejo hotelero, ¡todo un lujo!

Y hasta pudimos reservar una tarde para ir juntos a la playa.

Los encuentros eran para mí una oportunidad importante que se brindaba a los jóvenes de cada una de las iglesias participantes de conocer, intercambiar y enriquecer su movimiento juvenil con las experiencias de otros. Ampliar la mirada, salirse de los entornos ya conocidos y aprender canciones, oraciones, juegos… y mucho, mucho más.

Por otro lado, tuve la suerte -y el honor- de que me invitaran a un campamento Rioplatense en 2007.

Fue una experiencia hermosa, donde algunos invitados de la IRA y de la IERP nos sumamos al encuentro, como parte del ecumenismo impulsado desde CLAI, y en particular, desde los movimientos juveniles.

Aprendimos canciones nuevas, compartimos mates, charlas, juegos e infinidad de risas en un entorno tan

ENEJ CLAI 2007 Ezeiza

lindo como es Colonia Cosmopolita en Uruguay. Agradezco aún hoy la oportunidad de compartir con tantos jóvenes un encuentro motivador, de reflexión, recreación y alabanza.

Mirándolo desde mi experiencia, pero también desde mi rol actual como responsable de Desarrollo de Recursos en la Fundación Hora de Obrar, sigo estando seguro que brindar a nuestros espacios de participación, formación, recreación y también decisión… es central para la vida eclesial. Por eso me alegro cuando podemos apoyar iniciativas juveniles y reforzar así estos espacios de vital importancia para la vida cristiana. Hoy muchos de quienes tuvimos la suerte de contar con esos espacios seguimos comprometidos de una u otra forma, ya sea en órganos directivos de las iglesias, desde roles ministeriales o participando de proyectos e instituciones diacónicas.

En ese sentido, espacios como la juventud del CLAI dieron la posibilidad de vivir el ecumenismo, de practicarlo en comunión en un espíritu fraternal que, sin duda, dejó su huella y afianzando vínculos que perduran en el tiempo.

Guido Forsthuber

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Las relaciones de Género, Cultura y búsqueda

POR LA DIGNIDAD HUMANA

Toda identidad es construida a partir de la alteridad humana, el problema radica cuando se expresa una dominación colonial que impone valores, conceptos, costumbres y un modo de ser y pensar. El término «instersticios», significa entre-lugar, no estar ni en uno ni en otro.

La función del sentido común nos lleva al encasillamiento del otro en algún lugar, esto que concierne a la imposición social de género en la sociedad, es extremadamente opresor.

Fue en el contexto del feminismo que el término «género», surgió como categoría de análisis de las diferencias entre hombres y mujeres. En la década del 70, la distinción entre sexo y género, fue fundamental para refutar el determinismo biológico como justificación de las desigualdades sociales entre hombres y mujeres, chicos y chicas. Constatar que esas diferencias son en verdad construcciones sociales, legitimadas por una sociedad patriarcal, es una contribución fundamental dada por los estudios de género, lo cual se constituyó en cuerpos sexuados, donde no es negada la biología, pero es enfatizada la construcción histórica, producida sobre las características biológicas, la construcción social de cada sexo.

La declaración Universal de los Derechos Humanos afirma en su artículo XXIII: «Todo ser humano, sin distinción, tiene igual derecho a igual remuneración por igual trabajo». En tanto, ante el fenómeno de la globalización, las relaciones de trabajo y derechos sociales sufren un nivel de creciente desigualdad, principalmente en países subdesarrollados, marginalizados y que enfrentan terribles influencias eurocéntricas y estadounidenses en sus clases dominantes, como los países de América Latina.

En las organizaciones ese efecto también es percibido.

En ellas transitan diferentes personas que tienen injerencia en las relaciones de trabajo y servicios, a través de patrones comportamentales e interacciones, y por estos son influenciadas.

Para que alcancemos un entendimiento saludable sobre esto, es necesario acordar como Iglesia de Cristo y entender que el concepto de ser humano y de dignidad humana, es una herencia de la cultura judeo-cristiana. El ser humano, por su naturaleza de animal racional y dotada de libertad, revestida de una dignidad en la cual sus derechos inalienables están fundamentados.

En mayo de 2019, estuve presente en un encuentro organizado por AIPRAL, en Colonia Valdense, Uruguay, donde discutimos principios y pautas para alcanzar la paz y la justicia de Cristo en nuestras comunidades, dialogamos también cómo las relaciones de Género repercuten en los vínculos intra-personales. ¿Nuestras

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conclusiones? Si queremos paz y justica, es necesario construirlas. Sin embargo, el sentido común usualmente quiere ver en las religiones un medio de integración social y espiritual, potencialmente universal y afectuoso, su práctica institucional fundamentalista muchas veces parece caminar a la segregación, exigencias identitarias, exclusión de las minorías, e irrespeto a los derechos. ¿Cómo cambiamos eso? Siendo paz y justicia de Cristo con nuestras diferencias.

Aceptar la diferencia es aceptar la dialéctica de la distancia y de la proximidad. Cuando asumimos la diferencia, asumimos también la semejanza y la igualdad, aceptamos la belleza de relacionarnos culturalmente con el otro y con nosotros mismos, compartiendo una vida de comunión y autonomía que no es capaz de anular al otro como persona. La iglesia que se permite entender al otro como es, por encima de su yo biológico, es la iglesia que entiende la universalidad del Evangelio, sin anular fundamentos bíblicos. Evitando ese estado de absoluta despersonalización, con el cual tenemos que lidiar, haciendo del tiempo de la diferencia, una era saludable para la iglesia, para la cultura en la que estamos insertos, y para las relaciones personales. ¿Qué nos dice la Biblia?

Dios creó el hombre Adán y la mujer Eva con características anatómicas bastante distintas, en el intento de que ambos se complementasen: «serán una sola carne». A los que juzgan el tema género ser un asunto «feo», debemos recordar que «todo lo que Dios creó es bueno», (Gn 1: 31; 1 Tm 4: 4). Y no fue el diablo el que indujo a Adán y a Eva a la relación de Género, sino que el propio Dios quien la estableció.

Desde el punto de vista de la Teología, necesitamos reflexionar sobre el Género a partir de lo que podemos percibir en relación a las ideas de Dios. No se trata de verificar si estamos en conformidad con lo que todos piensan. Tratar teológicamente el Género significa abstraernos del plano de cómo funcionan las cosas, y buscar la comprensión de como deberían funcionar. Es la búsqueda por el propósito. La Biblia (nos) apunta a cómo vivir esa experiencia de la mejor manera, de la forma más saludable, alcanzando los mejores resultados.

Sarah Morales Neumann Traducción: Alfredo Servetti Graduada en Filosofía por la Universidad Federal de São Paulo (UNIFESP), estudiante de Teología por la Facultad de Teología de la Iglesia Presbiteriana Independiente de Brasil (FATIPI). Actualmente, seminarista por la 1ª Iglesia Presbiteriana Independiente del Tatuapé, São Paulo - Brasil.

Movimiento Juvenil Valdense | Año XX | Julio 2020 | conexionesvaldense@gmail.com

Conexiones

en la búsqueda de un orden de justiArticulación latinoamericana, latinoamericana cia y fraternidad.

redes de trabajo que nos permiten una acción mayor para construir un mundo distinto

A fines del siglo XX y principios del XXI, la articulación entre las Iglesias latinoamericanas de las que formamos parte, era un hecho; pero con el paso del tiempo (por razones institucionales, crisis financieras o de proyectos) estas conexiones fueron decayendo.

Estamos en un tiempo, ahora, en el que debemos reinventarnos, reimaginar el concepto de articulación y pensar en los espacios de encuentro haciéndole frente a los desafíos actuales; elaborar nuevas pautas, formas y métodos para conectarnos entre comunidades. Debemos buscar maneras de aggiornarnos a las particularidades y ver por qué caminos poder retomar nuestros vínculos.

Imaginar posibilidades a partir de las redes de hoy, merece su justo esfuerzo; es una adaptación a nuevas circunstancias que, como todo proceso, se da de forma paulatina y a su debido tiempo; pero también es una gran ventaja, es un salto que hay que dar para conservar la conexión y llegar a las bases comunitarias. Incursionar en el sistema de redes que hay hoy; utilizarlo, como iglesias, para una interconexión fructífera y duradera.

Existe un organismo ecuménico en América Latina y el Caribe: El Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI).

Constituido por 180 iglesias y con presencia en 20 países del Continente, el CLAI tiene una amplia trayectoria en defensa de los derechos humanos; pero actualmente, como ya mencionamos, está atravesando esta crisis de quebrantamiento de la articulación y se encuentra en un momento de desafiantes procesos de reorganización interna.

Muchas personas pertenecientes a la comunidad eclesiástica dieron su opinión al respecto, subrayando no sólo la importancia sino también la necesidad de la restitución de este organismo, o por qué no la creación de proyectos nuevos que sostengan los valores puestos aquí.

A continuación, enumeramos los objetivos del CLAI, que son sustanciales para continuar pensando, juntos y juntas, el rumbo que queremos tomar para una beneficiosa unión de iglesias: A. Promover la unidad del pueblo de Dios en América Latina como expresión y como signo de contribución de la unidad del pueblo latinoamericano.

B. Manifestar la unidad que ya tenemos en Cristo reconociendo la riqueza que representa la diversidad de tradiciones, confesiones y expresiones de fe, reflexión, enseñanza, proclamación y servicio, teniendo en consideración la realidad e identidad latinoamericanas.

C. Ayudar a sus miembros a descubrir su propia identidad y compromiso como cristianos en la realidad

D. Estimular y apoyar a sus miembros en la tarea evangelizadora, como signo de su fidelidad al mandato de Cristo y su presencia en los pueblos de América Latina.

E. Promover la reflexión y diálogo teológico y pastoral en torno de la misión y testimonios cristianos en el continente y en el resto del mundo.

Es la gran carencia de este tiempo, la falta de conectividad. Una paradoja: el mundo en su auge de conexión virtual, pero las personas totalmente desencontradas. ¿Qué está pasando en Latinoamérica? Diferencias de mentalidades dentro de las iglesias, fundamentalismos, neoliberalismo. Las iglesias son (o deberían ser) educación para la liberación, pero cada vez nos encontramos con sistemas cerrados, que no se prestan a la articulación con el resto, que difieren de las opiniones, que prefieren tomar su propio rumbo y crear cimientos por sí mismas y separadas.

Primero, posicionarnos en el lugar de Iglesia como comunidad, y pensar por qué o para qué queremos y necesitamos de la articulación.

La facilitación del diálogo y la cooperación entre iglesias, organismos ecuménicos e interreligiosos, otras religiones y/o espiritualidades; expresión de unidad y servicio en la diversidad de tradiciones, confesiones, expresiones de fe y culturas. El CLAI tiene como misión sensibilizar y promover el análisis socio-teológico crítico, y acompañar e incidir en procesos de transformación social sirviendo como un espacio de articulación de esfuerzos para el testimonio de fe comprometido con la promoción de la democracia y de la paz con justicia social.

La articulación promueve un fuerte movimiento de solidaridad, de apoyo, de reorientación en lo comunitario. Los espacios religiosos atienden la necesidad de la gente de la búsqueda por uno/a misma, de referencia sociocultural, de motivación hacia la práctica de la solidaridad frente a las necesidades diarias e incluso de apoyo económico.

Esa búsqueda por lo religioso ha fortalecido las instituciones religiosas ecuménicas y eclesiales. Las iglesias actúan en proyectos sociales en cooperación con el Estado, con la formación de proyectos para ayudar a la gente. Hay un fuerte compromiso, por parte de las Iglesias, con los desafíos actuales; siendo partícipes de movimientos en pos de los derechos humanos, cercanos al “evangelio social” y crecientemente abierto ante temas como la diversidad etaria, de etnia, de género y sexo, religiosa, y todo tipo de derechos sociales.

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Relato de un

encuentro

Encuentros, comunidad y percepciones

Hay encuentros y encuentros. Algunos son efímeros, pasajeros. Otros duran un tiempo. Y otros duran toda la vida. Siempre hay una dosis de misterio en cada encuentro, pero en todo caso, es una hermosa aventura descubrir cada página del futuro escribiéndola, en lo que nos toca, con la mejor letra. La historia de este encuentro es así, misteriosa y abierta, como una bandada de pájaros que vuela libre en busca de su destino. ¿A dónde llegarán? ¿A dónde irán? No lo sabemos, pero los miramos con esperanza porque tienen un destino, con alegría, porque están libres. Los miramos con los ojos llenos de luz.

El camino de regreso serpentea en abigarrada mezcolanza de niños, bicicletas, carros, motos y caballos. Volvemos de visitar a Estela, una hermana que hace poquito se ha acercado a la iglesia, sin poder concurrir todavía, porque la pandemia hizo suspender todas las actividades presenciales. Una pelota rueda en un campito, entre la orilla de una cañada y un montón de chatarra y autos despanzurrados. Barriada humilde y populosa, que se va tupiendo cuando nos acercamos a la ciudad. ─Estoy contenta ─dice Cecilia─ está mucho más fuerte, más segura.

Con un poco de ayuda va a salir adelante. Asiento en silencio. ─Tanto en lo físico como en lo anímico y espiritual─ Agrega. Y vos tenés mucho que ver en esa mejoría, pienso. Dicen que los valdenses antiguos andaban de a dos, el «barbai» viejo y el «barba» joven, el tiempo me ha puesto como al descuido en el primer papel, el de acompañar a esta «tía» joven que pone su trabajo y esfuerzo en ayuda solidaria y desinteresada.

Repaso mentalmente cómo empezó esta historia, y me maravillo de lo travieso que es Dios, como nos sorprende siempre, como nos desafía cuando menos lo esperamos. Hace algo menos de un año me llegó un llamado telefónico de Ana, de Quebracho. Que tenía una hermana internada, operada de la cadera y necesitaba un andador.

No teníamos andador en la iglesia, pero gracias a los grupos de WhatsApp iniciamos una campaña de detección de recursos y conseguimos uno prestado. Fue llevarlo a la clínica y comenzar a conocer a Estela y a sus hijas e hijos. Ella tiene la mirada tranquila, una confianza que viene de la fe puesta en Dios. ─Con la ayuda de nuestro Señor─ dice con frecuencia. Pero su rostro también refleja los surcos de penas viejas, arañazos de desamores, silencios pesados, callados por años. Desde hace mucho tiempo, Dios ha sido su refugio, consuelo, ayuda y fortaleza para enfrentar situaciones difíciles. Me cuenta que quedó viuda, que tuvo que salir adelante sola con sus hijos, que después se casó nuevamente y tuvo otros hijos e hijas más, pero que las cosas no fueron bien, pero eso irá surgiendo después, despacito, porque no es fácil sacar afuera todo lo que se ha cargado por años. Lo cierto es que en la clínica apareció otra necesidad, la de fisiotera-

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pia, para recuperarse de la operación. Ahí fue entonces que llamé a Cecilia que tiene esa profesión, y allí comenzó una relación entre ellas que va mucho más allá de lo profesional, que tiene que ver con un compromiso integral con el prójimo. Gracias a Dios en la comunidad de fe hay muchos dones, talentos, capacidades. Y gracias a Dios también, hay voluntad y decisión para que esos dones no sólo sirvan para el desarrollo y los ingresos personales o familiares, sino que también ayuden al prójimo, especialmente a aquel más necesitado. Así fue como el vínculo fue creciendo, donde la vida y sus problemas, como también la fe y sus fortalezas, pudieron ser compartidas. Los músculos se fortalecían con ejercicios físicos. El corazón se fortalecía con sonrisas. Los vínculos se fortalecían con confianza, con lágrimas a veces, con decisión de enfrentar las pruebas y problemas, siempre. Eso es la vida. Eso es ser comunidad. Compartir alegrías y tristezas.

Con ese camino andado llegamos a la casa de Estela.

Hace frío y está todo el pasto muy húmedo. Atrás quedó la ciudad, cerquita está la ruta, el monte de álamos y fresnos cortina el horizonte, sobre un costado, marcado por grandes piedras, corre una cañada. Ahora parece linda, agua que corre entre los árboles, pero sé que si llueve fuerte se desborda, y la inundación arrasa todo a su paso. La casita de Estela está varios metros bajo el nivel del terraplén del camino, dentro del rango de alcance de la inundación, por lo que el peligro siempre existe y marca la existencia y la vida. La cañadita ya no me parece tan linda. ¡Como cambia la perspectiva, la situación vital desde donde se mira!

Como decía el poeta: «una cosa es ver de lejos, la otra es vivir allí» ii Estela nos recibe con alegría, nos hace pasar, hacemos rueda en la cocina. El fogón está prendido en un rincón, un gato blanco duerme manso al resplandor del fuego. La puerta permanece abierta, como obedeciendo un protocolo anti covid 19, pero es porque por ella entra la luz. Todo un símbolo, reflexiono. La luz entra en nuestra vida cuando nos animamos a dejar la puerta abierta.

Jesús es luz que entra en nuestra vida cuando le abrimos y no nos quedamos encerrados en nuestros propios problemas, oscuridades y dolores, cuando nos animamos a abrir la puerta. Es un riesgo en cierto sentido. Pero es un riesgo peor quedarnos sin la luz. La charla trascurre lenta, como el agua de la cañada, Estela desgrana historias de a poquito, mechando siempre su visión signada por una fe en la compañía y ayuda de Dios aún en las más difíciles circunstancias. Su determinación es clara y fuerte, por eso ha dado un paso fundamental que es separarse, después de años de sufrir violencia. Sus hijos la apoyan, son una familia que quiere vivir en paz, trabajar, estudiar, compartir la vida sin extorsiones, maltratos ni abusos. La historia es dura, pero la solidaridad ayuda, y también la

convicción de que Dios quiere lo mejor para cada ser humano. Nos quiere libres, dignos, íntegros, felices.

Claro que para llegar a la tierra prometida de la libertad no queda otra que atravesar desiertos de dificultades, privaciones, idas y vueltas, trámites y burocracias. Otra vez la comunidad sale en auxilio, porque consultamos a Mónica, que es abogada, para que represente a Estela en ese proceso judicial. Una vez más los dones y talentos puestos al servicio del prójimo. Una vez más, comunidad en acción. Silenciosa, sin carteles, sin anuncios, sin propaganda, sin autobombo. Simple práctica solidaria que sabe de la mirada amorosa de Dios y trata de actuar de la misma manera. La lectura de un salmo y la oración compartida son un fogón encendido en nuestros corazones, son calor humano y calor divino en milagro de comunidad. Este capítulo termina por hoy, nos tenemos que ir, otras obligaciones con horario avisan su presencia, pero la historia está abierta y tenemos toda la esperanza de

que sea para bien, para mejorar, para vivir en paz y en libertad, con la bendición de sentirnos parte de una comunidad que vive haciendo oración de la acción y acción de la oración. Cuando nos despedimos un sol tímido asoma entre las nubes, un rayo acaricia las chauchas oscuras de los árboles, en los ojos de Estela brilla la gratitud. Ha dado pasos importantes y otros más vendrán en el futuro cercano. Cada uno es importante. Luego la agregaré al grupo de WhatsApp de la iglesia donde tendrá otras bienvenidas virtuales, hasta que sean posibles las otras.

Cuando nos despedimos con Cecilia aparece la yapa.

Tengo otra cosa que contarte, me dice … silencio… Sé que muchas veces la realidad supera la imaginación, así que no quiero imaginarme nada. ─¿Si? ─ ¡vos que sos medio escritor por ahí te inspirás! Dice con una sonrisa pícara. ¡Es complicada, lo intuía! ─Tengo un paciente que… Pero esa ya es otra historia.

Marcelo Nicolau

Conozco a Estela por Marcelo, que hace unos meses se comunica y me comenta que una hermana de Ana, quien concurre a la iglesia de Quebracho, necesita rehabilitación post- operatoria de prótesis de cadera, por lo que requiere de un/a fisioterapeuta. Había pensado en mí ya que esa es mi profesión. -¿Te interesa?- me dijo.

Ana está bastante preocupada por la salud de su hermana y también por la vida difícil que le ha tocado; «su esposo no fue muy compañero, la ha pasado mal». Esta última frase queda grabada en mi memoria y está presente en cada visita a Estela, ya que acepto el desafío y comenzamos con las sesiones de fisioterapia a los pocos días de esa consulta profesional.

Muchas veces, por no decir siempre, nuestro ánimo o estado emocional o psicológico, se ve reflejado en nuestro cuerpo físico que se resiente y desgasta a la par.

Luego de haber tomado la decisión de la cirugía, que no es menor, comienza otra etapa fundamental para lograr el éxito en la recuperación e independencia. Los primeros pasos en la rehabilitación son los más difíciles y los más importantes a la vez. Es ahí donde nuestro trabajo profesional cobra más relevancia. Para un buen resultado necesitamos confianza y esto también se trabaja y se trasmite. Al paso de los días veíamos que lo íbamos logrando. Y luego de varias semanas, Estela me menciona que además de la cadera, también tenía otro tipo de desgastes que ya me iba a contar…

Se va generando una empatía particular y confianza, y a medida que se gana en fortaleza física el ánimo se alegra y se ve reconfortada el alma de ambas. «Tantos años de sufrir con la cadera, desgastada por una vida de esfuerzos, cansada de luchar sola con mis hijos, pero siempre con la Fe puesta en nuestro Señor, vamos salir adelante», me dice.

Esta mujer valientemente toma decisiones que le van a cambiar el rumbo a su vida para siempre. La estabilidad de la cadera se va trasmitiendo también a una fuerza del ánimo, de espíritu. ¡Justicia social! Siempre debemos de creer y lucharpara que se manifieste, aunque a veces se ve demorada,

trancada o que nunca llega. Pero existen situaciones que se escapan y se necesita dar ese primer paso al menos para dar un poco de alivio, y eso requiere del acompañamiento al otrx. En ese lugar me sentí, en el lugar de ese otrx y desde nuestro humilde lugar de cercanía con el prójimx le pedí a Marcelo que me acompañara y que no nos demoremos. Y es con esa empatía de una sensibilidad fina, fue que emprendimos esta linda travesía, con esa percepción que se siente no sólo con los órganos de los sentidos, sino con el de todos los órganos.

Así quiero vivir, así quiero sentir. Fortaleciéndonos en comunidad, mano a mano; codo a codo, con sangre en las venas que buscan vivir con alegría, con libertad, sin miedos, con respeto, con amor, con un Dios vivo en nuestros corazones. ¿Cómo hacer para pasar estos tragos amargos? ¿O cómo ayudar? Sabemos que hay muchos de estos tragos y son difíciles de pasar…

-¿Cómo se hace Marcelo?- le pregunté, y me contestó, casi tímidamente y con una pausa de unos segundos como diciendo: no siempre se logra- «y… así… fortaleciéndonos, escuchándonos, comprometiéndonos, generando redes.»

Cuando tomamos las manos de Estela para sacarnos esa foto… sentí que la luz brilló en la oscuridad y ese trago amargo ya empezaba a sentirse más dulce.

Cecilia Giano

Mismo encuentro, más sentires

Cecilia, Estela y Marcelo

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El ecumenismo latinoamericano que nos urge

«El CLAI como espacio ecuménico latinoamericano para las iglesias y la sociedad ha sido y puede seguir siendo muy importante (…) como lugar de encuentro donde la situación de las sociedades y el testimonio de las iglesias de cada país, puedan ser difundidos, conocidos, compartidos y según las circunstancias acompañados de diferentes maneras a nivel latinoamericano y también mundial» Sostiene el pastor valdense Hugo Armand Pilón, actual presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas del Uruguay (FIEU). El CLAI es una organización ecuménica creada en 1982, con una amplia trayectoria en defensa de los derechos humanos y presencia en 20 países, que actualmente está en una crisis y un desafiante proceso de reorganización interna.

A partir de esta situación, reflexionamos con diferentes líderes religiosos sobre su situación y su visión sobre el ecumenismo que es necesario en Latinoamérica.

Las razones de su crisis

«El movimiento ecuménico (de alguna manera) creó una distancia entre las bases reales de sus iglesias y el movimiento ecuménico» Afirma Darío Barolin, pastor valdense y secretario ejecutivo de otra organización ecuménica, AIPRAL. Y sigue: «se produce una ruptura en el diálogo, no hay instancias intermediarias que puedan traccionar ese diálogo».

Néstor Míguez, presidente de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE), sostiene que «en el contexto de América Latina las diferencias fundamentales están en los modos en que concebimos la relación entre la iglesia y en el caso de los cristianos el evangelio y la sociedad», y que «hay quienes pensamos que las iglesias están para servir y no imponer, y hay quienes piensan que las iglesias son las mandatarias de Dios para imponer una voluntad que pasa por la interpretación que ellos hacen de la voluntad de Dios. Ahí el ecumenismo no tiene mucho espacio, el ecumenismo no podrá ejercerse con quienes quieren ejercer el poder, y con quienes quieren la unidad de las iglesias para encolumnar detrás de sus propias propuestas una ambiciono soberbia que poco tiene que ver con la humildad de Jesús, por lo menos desde mi punto de vista».

Una de las dificultades que se ha planteado por diversos referentes «es que su agenda de trabajo estuvo marcada muy fuertemente por un proceso de ONGización del movimiento, vinculado a un presupuesto fuertemente dependiente de la ayuda exterior (…) un movimiento continental necesariamente debe depender del trabajo que sus iglesias hagan a nivel nacional», como lo señala Barolín.

Explorando los orígenes de estas organizaciones ecuménicas, Barolín afirma que (...) Con las crisis que las

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iglesias tienen hoy no es de extrañar que aparezca una crisis del ecumenismo, en realidad el movimiento ecuménico exterioriza y potencia esa crisis que está tras de eso(...).

La situación regional

Leonardo Schindler, pastor y presidente de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, ve en el panorama regional latinoamericano con gran presencia a «las iglesias evangelicales de tinte fundamentalistas, que con Biblia en mano e invocando la autoridad divina de su lado -a la cual solamente ellas representan-, promueven un pensamiento absoluto, irreflexivo e incuestionable que alienta actitudes condenatorias a los grupos sobre quienes ya pesan todo tipo de prejuicios y de esa manera sacralizan el así denominado “sentido común”» (...). «Lo que hoy está creciendo y desarrollándose en nuestro continente es la expansión del odio producto del miedo. Este odio visceral e irracional es el paso necesario para la instauración de regímenes de derecha que generan empatía con sus asustados y odiantes votantes haciendo causa común con sus mismos odios/temores/prejuicios. Líderes políticos que hacen empatía con sus votantes haciéndose uno en el mismo odio que sus votantes tienen hacia el extranjero que viene a sacarte el trabajo, al homosexual que viene por tus hijos (varones); a las mujeres que vienen por tu poder –tus embarazos también- a los pobres que vienen por tu riqueza; a los pibes negritos que atentan contra tu seguridad.»

¿Qué hacer?

«Por eso es tan importante que las iglesias que somos parte de una tradición cristiana que tiene una comprensión distinta del evangelio, que tenemos una lectura reflexiva y contextual de la Palabra, que hacemos uso de los métodos histórico críticos, tengamos un espacio que nos represente, que nos apoye, que nos sostenga y que sea capaz de incidir públicamente con una voz y una presencia evangélica que sea liberadora, democrática, inclusiva y amplia en derechos. Una voz evangélica que sea capaz de cuestionar palmo a palmo y en un mismo idioma a quienes hoy con Biblia en mano son generadores de rechazos que tanto mal hacen». Afirma en ese sentido Schindler.

En el mismo sentido, Barolín afirma que «El ecumenismo es fundamental, no hay duda. Es fundamental porque es la única manera de contrarrestar, si estamos juntos y más ahora que somos pocos, una corriente de opinión, una manera de entender/utilizar el cristianismo que está fuertemente arraigado y vinculado a una ideología imperial, y que hace desde ese imperio una apropiación del discurso cristiano. Esa propuesta es una propuesta organizada con mucho poder económico y mucha gente, y la única manera de contrarrestarlo es el movimiento ecuménico. Entonces en ese sentido es necesario, es imprescindible. El ecumenismo para nuestras iglesias no es una opción, es una exigencia evangélica».

Tomas Barolin Tron Publicado por «Los Dioses Están Locos». Artículo completo disponible en www.dioseslocos.org/el-ecumenismo-latinoamericano-que-nos-urge/

Comunicándonos Federación Femenina Evangélica

Historias de Adultas Esta historia fue presentada en uno de los talleres del último Sínodo Valdense realizado en febrero del 2020. Formó parte en la ponencia de dos Educadores y Asistentes Sociales que desempeñan sus labores en el Barrio Casavalle de Montevideo (barrio de contexto crítico integrado por familias realojadas procedentes de distintos lugares del País, últimamente se han sumado migrantes). Una de las actividades realizadas durante el año 2018 fue la concreción de la edición de un libro compuesto por historias escritas o contadas por mujeres residentes del Barrio cuyo título es «Historias de Adultas». Una de esas historias fue argumento de trabajo para uno de los talleres del Sínodo. Cada grupo debía representar o escribir algo sobre la historia. El grupo dos -que integré- presentó el poema que comparto al final de este trabajo.

Mamá … Rosa Méndez

Rosa comienza contando su vida siendo una niña negra, pobre, que vivía con su abuela. «... no encuentro los fósforos... la lámpara tiene poco alcohol... Jugaba en mi barrio, tenía diez años, no había luz eléctrica... ni comida, pero íbamos a la escuela. Mi abuela... mujer negra, vieja se vino de Curitiva con nueve años a Santana do Libramento... luego Rivera hasta culminar en Montevideo, trabajó de lavandera... tuvo seis hijos, todos con alguna discapacidad... Un viernes en la tarde jugaba con mis muñecas... me fui corriendo y dije que iba a la casa de una tía... jamás diría que me iba al Instituto Nacional del Menor... fui sola a la parada del ómnibus... no sé si me despedí, estaba de túnica y moña, sabía a donde iba y donde bajarme... me esperaban mujeres... Asistentes Sociales, una era tocaya... Me subí a la camioneta... tenía lágrimas concentradas y el nudo... en la garganta... una casa gris... una señora de estatura baja aparece... Rosa este es tu nuevo hogar... me despide mi tocaya...describe una casa donde había pisos de baldosas, paredes blancas, televisor a color, luz eléctrica, baños, puertas de madera que separaban las habitaciones... Pasaron tres meses... iba a una nueva escuela... Rosa llegó tu traslado a un hogar permanente... vi a mi madre antes de mi traslado... llegaron mis quince años... todos prepararon la fiesta... el vestido... el peinado... cantidad de invitados, cincuenta además de mi familia... me daba vergüenza, nadie sabía mi verdadera historia... tenía que invitar a mi familia, una madre sorda esquizofrénica, dos tías gemelas inválidas y retrasadas, un tío que caminaba destartalándose y dos hermanos que vivían en hogares diferentes... aquella

mujer que hoy no está me dijo, no es justo, mira que gran persona forman: el que no camina habla y el que no habla camina y al que le cuesta pensar ahí está tu abuela Rosa... Ellos eran maravillosos... no lo sabía... así que los invité... Fue la mejor fiesta de quince años... A los 18 perdí la virginidad con quien sería el padre de mi hijo... a los 19 estaba embarazada... tenía ciertos prejuicios con las madres jóvenes y ahí estaba tragándome mi propio veneno... una vez más me sentía sola... Nació el dos de enero de dos mil tres... normal... sexo masculino, tenía un soplo en el corazón, pero igual me lo dieron de alta... 12 y 30 del medio día llamé al trabajo del padre... un compañero me dice... había tenido un accidente... ya estaba muerto... debes asumir lo que escuchas... y seguir viviendo... Me fui con mi bebé a la casa de mi abuela... era una mujer que volvía... golpeada una vez más por el destino... pero... no estaba sola... libre... madre obstinada, terca... amorosa... treinta y cinco años hoy... un hermoso hijo adolescente... compañero incondicional de vida... ya no estoy sola... Esta historia es... parte pequeña y resumida de mi vida... tener mucha fe... cumplir nuestros sueños y seguir viviendo... la vida es valiosa.»

Sola

Sola cuerpos ultrajados, hambrientos, abandonados Sola historia de negra, pobre, migrante Sola Rancho, candil, oscuridad Sola casa gris, lazos fugaces Sola enfermedad, vergüenza, pérdida Mujer fortaleza, resiliencias cuerpo de mujer florecido cuerpo de mujer liberada Lucha y concibe ¡¡¡ ya no hay soledad!!!

Aporte de la Liga Femenina de Montevideo Carolina Malán

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La esperanza de nido y pan

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aquellas acciones que hermanan y reparan el sufrimiento, en el encuentro y en las construcciones de tantos espacios que dignifican la vida de toda la creación. En diferentes lugares de nuestros países, imagino que alrededor de todo el mundo sucede así también, hay muchas luchas que se organizan para pedir justicia, para compartir el alimento, para sostenerse y para seguir tejiendo redes entre personas, comunidades, organizaciones barriales y sociales.

“

Planificar la esperanza en tiempos hostiles, en momentos de profunda necesidad e incertidumbres, de tensiones y conflictos, de esto también nos da testimonio la comunidad mateana en los evangelios y también lo hemos ido confirmando a lo largo de la historia.

“

“El Reino de los cielos se puede comparar a un grano de mostaza […] El reino de los cielos se puede comparar a la levadura”, así les hablaba Jesús a la gente que lo seguía y lo hacía por medio de parábolas.

Si leemos Mateo 13:31-33 vamos a encontrar que en ambos relatos hay una estructura similar, luego del comienzo sigue la acción del hombre que siembra la semilla en su campo y de la mujer que mezcla la levadura con la harina para que fermente. Aunque la primer parábola desarrolla un poco más la imagen diciendo que esa semilla de mostaza que es la más pequeña llegará a ser el árbol más grande donde podrán anidar los pájaros. Así es que por deducción podemos completar la descripción de la masa que duplicará su tamaño al levar.

Otra cuestión interesante para resaltar de estos versículos es que Jesús habla en parábolas (sobre las que aquí reflexionamos son parte de un bloque narrativo mayor), en donde usa esta forma de instruir que contiene un lenguaje e imágenes populares, con referencias al mundo cotidiano de las aldeas y de lxs campesinxs del contexto bíblico. Y a su vez, se incluye una provocación en esa identificación, ya que el ejemplo en la comparación del Reino de los cielos con la levadura, a los oídos de las personas judías era, al menos, algo incómodo. Para la tradición judía la Fiesta de los panes sin levadura había radicalizado la imagen negativa de la levadura. Así la imagen que Jesús utiliza en la parábola representa también la tensión que se podría vivir tanto dentro de la comunidad mateana (conformada mayormente por personas de tradición judía) como en varios ámbitos de la sociedad, sobre todo en los que se vinculaban con la Sinagoga.

La comunidad de Mateo nos da testimonio del anuncio del Reino de los cielos que oyeron de Jesús, nos transmiten aquellas palabras que describen la transformación liberadora del Evangelio. Lo que es pequeño se convierte en algo mucho más grande a través de manos que se comprometen en ese proceso. El Reino de los cielos da cobijo, sombra y reparo, también da alimento que se comparte entre muchas personas.

Hoy muchas comunidades y muchas personas siguen anunciando el Reino de Dios, soñando otro mundo posible, gestando otra humanidad. Se replica en los pequeños gestos de amor y solidaridad que se comparten para sobrellevar la vida diaria, también en

Nos duele la realidad llena de injusticias, hambre, explotación ambiental, discriminación, racismo, desempleo, femicidios y transfemicidios, desapariciones forzosas de niñxs, adolescentes y jóvenes, exclusión y maltrato a adultxs mayores. Denunciamos todas estas cosas y nos organizamos para construir puentes, extender lazos con otrxs, acercarnos y sabernos parte de un mismo sentir, que estamos construyendo otra forma de vivir.

Lejos de ser triunfalista, la comparación del Reino de los cielos nos invita a comprometer nuestras manos en sembrar las pequeñas semillas y en procurar levadura para amasar nuestros panes. El Reino de los cielos se anticipa en la unión del mensaje liberador con el accionar, se saborea la esperanza que anuncia nido para los pájaros y muchos pancitos recién horneados para compartir y repartir.

Yanina Vigna Equipo editor

NO HAY HUMOR SIN GRACIA Sección de cuentos, anécdotas... y variedades en clave evangélica

SANTAS INTERRUPCIONES, BATMAN Desde siempre, cada mes en su último miércoles el consejo directivo de la iglesia protestante se reunía para su sesión ordinaria. A la gente le gustaba jugar con las palabras, y hasta guiñaban un ojo cuando se hablaba de aquellas sesiones ordinarias. Ellas eran un ejemplo del doble sentido en el concepto de lo ordinario, porque cada encuentro era tan regular como rústico.

Es verdad que la iglesia es una reunión de creyentes, que tiene un sentido universal porque allí se encuentra la diversidad de expresiones, oficios y procedencias. Pero aquí el consejo directivo se pasaba de universal. Tanto que se hacía divertido.

-A ver si empezamos, que se me humedece el barbijo...

No faltaba miércoles en que Solange, segunda vocal en representación de la comisión de eventos, quisiera apurar el ritual para ganar un poco de tiempo. Era de esas personas sanguíneas, ansiosas, capaz de estar pensando Nochebuena cuando uno todavía siente sabor a Pascua.

Ese era un mal de los Curbelo, que de puro atropellados terminaban quedando mal. Todavía estaba fresco el recuerdo del bautismo de Martincito, que no llegó a oír las palabras del Evangelio cuando el padre, incontinente, le arrancó a Borreani la jarra de las manos para chantarle al niño el litro entero sobre la mollera. Es que no podía esperar de puro ansioso. Avergonzado, terminó pasando el trapo de piso mientras la gente cantaba «Oh, qué amigo nos es Cristo». La esposa lo miraba furiosa, refregando al bebé contra el sobaco para secarlo con disimulo.

Quizá no ilustre demasiado, pero este tipo de sujetos eran los que congregaba la iglesia protestante. Y el consejo directivo funcionaba parecido.

-Bueno, bueno. ¿Arrancamos?

–insistió Solange sacudiendo el pie en el aire.

-Ya lo creo pertinente, justo y

necesario –opinó la señora Morris, con voz de pito y una sensatez que olía a naftalina.

Del otro lado de la mesa, el Alfredo torcía los ojos y arqueaba las cejas, con el solo objetivo de hacer reír a la pastora Laura mientras Nélida leía ceremoniosamente el acta anterior. Así transcurrieron los primeros minutos, cuando un golpe en el portón de ingreso interrumpió la liturgia ordinaria.

-¿Esperamos a alguien? –preguntó el pastor Borreani mientras recorría su agenda mental. Pero el repaso se cortó en seco cuando oyeron un murmullo indescifrable acercándose por el pasillo.

Cuando la puerta se abrió y los dos personajes fueron completamente visibles, Borreani se detuvo sobre uno de los rostros. Esas facciones venían de un recuerdo lejano, entumecido en el baúl de su memoria por muchos años de letargo.

Creía recordarlo, pero la situación era extraña, como si estuviera viendo una máscara de fino látex y expresiones moldeadas, inauténtica.

Luego vio al segundo personaje y le pareció uno de esos tantos transeúntes que uno puede cruzarse diez veces en el día. Bajito y delgado, algo dientudo, con un mentón que se afinaba sutilmente hasta terminar en una barba de color negro intenso.

Los ojos, finísimos, parecían como dos puñaladas en una lata. Sonreía tontamente, pero demostrando inteligencia absoluta. No habría sabido explicarlo, pero Borreani sintió que un frío helado le recorría la espalda hasta arañarle las cervicales.

-¿Y estos príncipes quiénes son?

–preguntó Alfredo, juntando las manos como quien hace un chiste para distender. Pero la sonrisa de los visitantes, que no se había alterado desde su llegada, simplemente se giró hacia él. Alfredo se sintió tan intimidado que dejó de hamacarse en la silla y quedó sentado erguido y correcto, como muñeco de kinesiólogo.

-Ante todo, buenas tardes. –dijo el más alto rompiendo el hielo y apoyando su maletín-. Intuyo que ya deben haber leído el Salmo 101, tal como está previsto por nuestro leccionario, y que los interrumpimos en medio de la lectura del acta.

Intuyo también que la señora… será la secretaria. ¿Verdad?

Nélida sólo atinó a mirar a Borreani como esperando instrucciones, pero éste tampoco encontraba palabras. Laura, ya impaciente, sentó a su hija en el cochecito y puso las preguntas en su lugar: -Discúlpenme señores, pero ¿cómo entraron solos y sin llamar?

-No se preocupe, señora Braun –respondió aquel, orejeando un apellido que ella raramente usaba-, todo está en orden. Yo tengo llaves de la iglesia. Una copia que el comité me asignó antes de venir aquí.

Todo consta en esta Resolución.

-¿Pero cuál comité? –preguntó Solange tan ansiosa como desconcertada.

-El de intervenciones, señores – explicó aquel mientras el más bajito sacaba del maletín unas fotocopias que repartía sonriente-. A partir de hoy esta iglesia está intervenida, y lo estará mientras dure la investigación. Pero no se preocupen, pretendamos normalidad…

Ya en su casa, Borreani tuvo que tragar varios vasos de agua para sacarse el sabor amargo de una situación que no había esperado. Alfredo movía las llaves impaciente, como quien se debate entre quedarse a conversar o continuar su camino.

-¿Pero quiénes son estos?

-Y… No sé. Mañana llamaré.

-¿Pero qué son? ¿A qué vienen?

- Y… Algo como… Interventores. ¿Inspectores?

-Mah, sí –cabeceó Alfredo aturdido-. Para mí, son más misterio que Batman y Bóbin.

(Continuará) JJP - Equipo editor.

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SERENATA A LOS SUEÑOS Hay que soñar la vida para que sea cierta soñarla a pleno día y a cara descubierta.

Que todo sea claro que el amor se te vea que digan persignándose ahí va el que sueña.

No temas a la burla ni te asusten los grises cancerberos del miedo.

Tú imagina el futuro, piénsate allen del viento.

Si vienen a buscarte sé transparente y diles que tu oficio es el del sueño.

Los duros que son duros se morirán de risa ignoran que el que sueña cosechará algún día.

Esta tierra fue un páramo Cuyum país de arena…

Esta tierra fue un páramo.

Cuyum, país de arena.

Sólo los que soñaron fueron capaces de ella.

Sólo los que soñaron fueron capaces de ella.

Si te siguen los pájaros y afinas tu tonada por altas alamedas…

Si te siguen los pájaros y afinas tu tonada por altas alamedas sueña que te soñaron y luego, canta y sueña.

Sueña que te soñaron y luego, canta y sueña.

Mi canción es ahora el sueño que fue entonces la calle larga, el salto del canal Guaymallén.

El viejo vino amigo que ha olvidado el olvido y sueña que yo vuelvo, soñándome otra vez.

Vamos de serenata que el sueño es un cogollo desde donde el futuro no tardará en volver.

Vamos de serenata que el sueño es un cogollo desde donde el futuro no tardará en volver.

Armando Tejada Gómez y Daniel Talquenca