Página Valdense - Mayo 2020

Página Valdense

Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Mayo 2020 - N° 260 - Afiliado a O.P.I. N° 837

«...porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.» Hechos 4:20

Crianzas en Comunidad 4

PENSAR LAS MATERNIDADES EN EL ENCUENTRO Anita Negrin

6

LA CRIANZA COMO REVOLUCIÓN Karina Negrín

7

ROMPIENDO MOLDES Marilín Dalmás

Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Mayo 2020 - N° 260 - Afiliado a O.P.I. N° 837 001/09 - Periódico mensual - Redactor responsable: Rogelio Darío Barolin. Varela 1729. Dolores - Imposición envíos: Dolores - Depósito legal N° 68.638

REDACCIÓN Varela 1729 - Dolores - Soriano - Uruguay e-mail: paginavaldense@gmail.com DIRECTORA Daiana Genre Bert

EDITOR RESPONSABLE Darío Barolín e-mail:dariobarolin@yahoo.com.ar

EQUIPO DE REDACCIÓN Javier Pioli, Yanina Vigna, Lis Rivoira, Tomás Barolín Tron, Daiana Genre Bert CREACIÓN GRÁFICA, DIAGRAMACIÓN Penélope Chauvie

ETIQUETADO Y DISTRIBUCIÓN Grupo de la Comunidad de Ombúes de Lavalle

ADMINISTRACIÓN Julio Leal - Antonio Mangarelli 776 bis CP 70000 - Colonia - Uruguay Tel.: (598) 4522 0620 - Cel.: 099967745 SUSCRIPCIÓN ANUAL Precios subsidiados por el proyecto OPM

Uruguay $U 450 - Argentina $A 300 Europa € 50 - Resto del mundo U$S 70 MEDIA SUSCRIPCIÓN (SEIS MESES) Uruguay $U 225 - Argentina $A 150

CUENTA EN BROU 1521941-00002 Para recibir pago de suscripciones. Por favor en cada depósito o transferecncia poner los datos de contacto.

AFILIADO A OPI N° 837 TIRADA: 900 ejemplares N° Matrícula Dirección de Industrias: 188 Impreso en Imprenta Moyano Ferreira Aldunate y Haedo - Mercedes Soriano - Depósito Legal N° 68638

El equipo editor asume su responsabilidad sólo por las opiniones propias.

Estamos actualizando nuestros agentes.

Agradecemos enviar un mail a paginavaldense@gmail.com con sus formas de contacto para tener una comunicación más fluída; o bien comunicarse al +54 3437

Argentina

Col. Belgrano: Delhy Pastre.

Col. 25 de Mayo: Ruben Bertinat.

Cnel. Suárez: Pablo Rafarelli.

Gral Roca: Oscar Dalmás.

Gral San Martín - LP: Stella Maris Chambón.

La Paz - ER: Marisel Garnier.

Jacinto Aráuz - LP: Susana Tucat.

San Carlos C. - SF: Héctor Cotichini.

Villa Iris - BA: Ema Dalmás.

Reconquista - SF: Dardo Zanuttini S. Martín - SF: Edith Long.

San Gustavo - ER: Orfilia Barolin.

El Sombrerito - SF: Aurora Bertinat.

IERBA (Buenos Aires): Comunidad de IERBA. Gálvez: Rubén Gardiol.

López: Carina Tschopp.

Paraná: Equipo de Comunicación.

Flores Consistorio: Alberdi 2240 (CABA) San Nicolas: Helvecia Catalín.

Laprida: Delta Bertón.

Bahía Blanca: Natalia Coria.

Uruguay

4

Carmelo: Ruth Soulier.

Cañada Nieto: Alba Charbonnier.

Colonia: Ethel C. Negrin.

Col. Miguelete: Ana Félix.

Col. A. Negro: Carolina Galván.

Col. Valdense: Secretaría IEV Colonia Valdense.

Cosmopolita: Milka Charbonnier.

Dolores: Nora Gallo.

Fray Bentos: Graciela Dalmás.

Juan L. Lacaze: Manuel Ávila.

Alférez Lascano: Nylia Gonnet.

Melo: Glenys Rameau.

Montevideo: Alfredo Servetti.

Nueva Palmira: O. de Lavalle: Juanita Bonjour.

Palmitas: Hilda Geymonat.

Paysandú: Ruben Dalmas.

Rosario: Andrea Montaña.

Mercedes: Natalia Gauthier.Carlos Dodino Tarariras: Consistorio de Tarariras. | PÁGINA TresVALDENSE Bocas: María Fernández.

Young: Esther Malán

Apuntes

de la Directora Acompañar, entre emociones y aprendizaje

Esta temática hace tiempo está presente en las reuniones del equipo editor de Página Valdense. Incluso, antes que nos diéramos cuenta o que la pusiéramos en palabras. Coordinar un día y horario para la reunión es una muestra, porque no sólo es cuestión de organizarse con el trabajo fuera y dentro de casa, sino también buscar el momento para que esa hora -que muy seguido se transforman en doslxs niñxs del equipo puedan tener un entretenimiento, ir al jardín o alguien más que lxs cuide. Esto sin mencionar que a veces participan, se escuchan a lo lejos -o no tanto-, nos acompañan canciones infantiles de fondo, hasta charlamos y una pequeña de Colonia quiere conocer el perro que ladra en Paraná -skype mediante-.

Estas páginas, con algunos matices y otras voces, son en reflejo de una necesidad que fue ganando terreno en nuestro equipo, y también fuera de el: hablar de lo que atraviesa una madre y/o un padre con el nacimiento de un hijx; hablar de las crianzas con libertad y sacándolas del terreno de lo privado, de lo íntimo; hablar de quienes toman la tarea de acompañar a madres-padres. Y creo que la importancia reside ahí: «hablar de…», dar espacio a las expresiones y experiencias. Las crianzas, como todo, van cambiando. Vamos tomando experiencias y las transformamos en algo que creemos mejor, o quizás simplemente, en lo que nos sale, lo que podemos.

La situación más cercana, y quizás más consciente, en la que pude acompañar un embarazo y posterior nacimiento, fue con mi sobrinita. Soy tía hace cinco años. Todavía recuerdo como fue creciendo la panza de su mamá, y también como bailaba ahí adentro. En septiembre, un viernes a la tarde, cuando estaba trabajando, recibí un mensaje de texto de mi mamá que decía: «estamos yendo a la clínica, te mantengo al tanto». No puedo poner en palabras la cantidad de emociones que me despertó. En ese momento estaba a 170km de ellxs.

Esa tarde fue muy larga, mirando el celular cada cinco minutos esperando la noticia; y también que llegara el horario de salida para viajar hacia La Paz. Todo siguió igual por un largo rato, hasta que en la pantalla apareció

un mensaje de mi hermano, era una foto, la primera foto de Umma.

Llegué a la clínica muy tarde, pero, casi a escondidas, pude entrar un ratito a la habitación. Su primer día fue un poco caótico, claro que salir de un lugar tan cómodo y seguro no debe ser nada sencillo. Su mamá había pasado por una cesárea, así que muy dolorida tenía que experimentar por primera vez los desafíos, miedos y alegrías de la maternidad. Cuando le dieron el alta, ella necesitaba descansar, así que ahí estuvieron las tías para cuidar a la recién nacida. Todo un aprendizaje para mí. Durmió upa un largo rato, tomó algo de mamadera que había preparado su mamá, y tuvimos varios intentos fallidos para que agarrara el chupete. La acostamos en su moisés después de varias horas, pero parecía molesta; hasta que nos dimos cuenta que se calmaba con el contacto, el simple calor de la mano bastaba para que no se sintiera sola.

Este descubrimiento -al menos para mí- me inundó de amor.

Hace muy poquitos días, intercambiando mensajes con otra mamá, me dijo que cuidar al bebé al menos unas horas, era un regalo enorme. Y recordé esa primera noche con mi sobrina, para mí también fue un regalo haberla cuidado. Podría decirse entonces, que es un regalo doble: para que su mamá y papá descansen un poco, pero también para que, quienes quieran y puedan, disfruten un tiempo con esx bebé.

Quizás, ahí radica una de las cosas más lindas que genera el hecho de ma-paternar: acompañarnos. Que esa vida nueva, nos recuerde la alegría de estar, de sabernos cerca. Porque cuando sucede, también estamos gestando, gestando familia -que muchas veces nada tienen que ver con lazos sanguíneos-.

Que Dios nos anime y proteja en todos los caminos, decisiones y aventuras; y nos siga enseñando a acompañar en amor, respeto y empatía.

Que sigamos construyendo un mundo mejor para que todxs, en especial lxs niñxs, tengamos vidas libres y plenas; y que gestemos familias sin moldes, -tal como lo dice una de las autoras de esta edición- pero con mucho amor.

Daiana Genre Bert

PÁGINA VALDENSE I 2

Maternar y paternar en la Biblia

Cuando queremos hacer un estudio bíblico teológico sobre un tema, en este caso mostrando las diferentes maneras de maternar y paternar, la primera dificultad que encontramos es querer buscar en la Biblia literalmente el tema a tratar. Esta dificultad no hace más que entramparnos en un esgrima bíblico que polariza y deja solo dos lugares: uno a favor y otro en contra, incluso perdiendo su sentido, a tal punto que solo se resuelven excluyéndose mutuamente.

Tanto maternar como paternar son dos funciones de Dios, y si estamos en este mundo es porque tenemos una madre y un padre que nos procrearon, pero también estuvieron y están esas personas que nos maternaron y paternaron. No necesariamente fue mi padre el que me paternó, ni mi madre la que me maternó; pero alguien estuvo ahí y sigue estando durante toda la vida. Alguien estuvo cumpliendo esas funciones y garantizando mi existencia desde mi más tierna infancia hasta el día de hoy, y no es una sola persona sino muchas, en diferentes momentos de la vida.

“

Los roles de género que la sociedad asigna a cada sexo están justificados en la Biblia, dicen muchos cristianos y cristianas. Con ese argumento, se crea una excusa para negarse a la lectura del texto sagrado. Porque claro, ese texto bíblico está completamente patriarcalizado, y bueno, tampoco seamos ingenuos; es conservado, editado y retocado para seguir manteniendo el status quo.

corte determinado de la fe, que puede funcionar como marco de referencia, o como marco teórico; pero: ¿con qué criterio usamos esa herramienta? ¿Qué historias conocemos donde esté planteado eso mismo a lo que se refiere actualmente -por ejemplo- maternar? ¿Será posible responder a esta pregunta? En todos los relatos vinculados a maternar y paternar, a entender sobre Dios y los seres humanos, y los seres humanos entre sí y la creación toda; se necesita de estos lazos primigenios, no solo los niños, pero sí especialmente los más pequeños. Ellos son los protagonistas de esta historia.

Ahí están, ellos son los más importantes; entonces todo lo que hacemos, lo hemos de hacer por, para y con ellos y ellas. ¿Qué hacemos comunitariamente, en la iglesia, en la familia? La inclusión.

Los seres humanos del siglo 21 vivimos frente a pantallas, pasamos de una pantalla a otra, de una máquina a otra, de un aparato a otro. A nuestra vida la rige el horario de nuestra cotidianeidad. Ahora, en situación de pandemia global, de cuarentena, aislamiento social y riesgos letales de lo asintomático; frente a lo invisible y, al parecer, inevitable. Nadie sabe qué está pasando, qué va a pasar, qué tendríamos que hacer. Nos toca improvisar con toda la información que tenemos, con los estudios que hemos hecho, con las experiencias de vida que nos han marcado. Asumir la historia y proyectar presente, en confianza y unión. Construir espacio para los más pequeños, que son los únicos que importan finalmente.

“

Entonces, ¿de qué nos sirve remitirnos a la Biblia en el siglo 21? ¿Desde lecturas antiimperialistas, antipatriarcales, antiinjusticia? Pero tampoco es posible que se diga cualquier disparate -¿o sí?-, aunque siempre hay filtraciones, obvio. Pero ¿cómo la Biblia puede funcionar como norma -al decir de la sustanciosa y predominante teología protestante clásica del siglo 20-? Si la Biblia ya no es norma, ¿qué lo es? ¿Cómo edificar nuestra fe sin la Biblia? ¿Es posible? ¿Cómo construir identidades a partir de la Biblia? ¿Es una cuestión lingüística o teológica?

Lindo sería, ahora, encontrar un texto bíblico que hable de maternar y paternar en relación a Dios y entre los seres humanos. Pero esta terminología es demasiado nueva para hallarla en un texto tan antiguo. Y esto vale reflexionarlo para no generar anacronismos en nuestra lectura bíblica; pero no, para sostener una rigidez pseudo-historicista, sino para entender que lo que tenemos en nuestras manos es una herramienta que hace un re-

PÁGINA VALDENSE I 3

Ahora bien, como este estado de situación del planeta, nuestro aporte como comunidad es reflexionar teológicamente. Lo que aquí propuse son algunos tips para leer los textos, y debatir con quienes estamos viviendo y comunicándonos, que también se entienden cristianos y cristianas y pueden encontrar en la Biblia una fuente de inspiración para descifrar lo que está sucediendo e identificar qué hacer, cómo moverse y de qué manera seguir proclamando el Evangelio liberador de Jesucristo.

En definitiva, esa es la única tarea de la iglesia de Jesucristo, sin importar cual sea su denominación formal. Y más ahora que la cuestión territorial entró en cuestionamiento por las trayectorias de nuestra comunicación.

La comprensión de Dios como madre aparece hace treinta años, en la región del Río de la Plata, con obras teológicas muy influyentes como han sido Elsa Tamez, Rubem Alves, Geiko Müller-Fahrenholz, Leonardo Boff y Sally Mc. Fague; quienes asocian la necesidad de expresar el rostro materno de Dios a partir de los asuntos ecológicos y, especialmente, lo que ellos mismos denominaron la era nuclear. Así surge una correspondencia entre construir otra manera de entender a Dios: Dios madre. La dadora de vida y la creadora, la que alimenta y materna. Los textos bíblicos de referencia son: Salmo 25, 6; Salmo 116, 5; Isaías 66, 13; Jeremías 31, 20; Oseas 11, 1-8; Proverbios 8, 22-26; Proverbios 31, 10.26.30. Se

equipara la sabiduría de Jesús a la de Dios: 1 Corintios 1,24-30; Mateo 11,19 y Juan 6,35. Jesús como madre en Lucas 13,34 y Apocalipsis 5,1 y 4.

Jesús abrió la puerta para conocer otra manera de entender a Dios, que tiene muchas aristas diversas, pero la que aquí nos interesa es la de la maternidad y la paternidad. Geiko Müller-Fahrenholz invita a pensar en el espacio primigenio de la creación como el seno divino, y en el proceso de creación como un proceso de gestación, pues, finalmente, lo que seremos aún no ha surgido. Esta afirmación deviene del hecho de que el hebreo utiliza la misma palabra para «seno» que para «misericordia».

Se entiende que el seno es la metáfora más profunda e íntima de la misericordia. La vida de todas las criaturas germina del inmenso gesto de bendición de la paloma y todo procede de su luz. Por tanto, todo está interrelacionado y constituye, como muestra la obra de arte de Magritt: «La gran familia de la vida».

Stefanie Kreher Licenciada en teología. Productora de «Fe en la Resistencia», documental Uruguay 80 minutos. Actualmente trabajando en una serie web de animación para adolescentes y jóvenes.

Coordinadora del proyecto Fe y derechos humanos: justicia social, migración y género con Observatorio Sur y de Espacio VAR proyecto juvenil de Voluntariado, Arte y Reflexión en la Iglesia Metodista del Uruguay en Montevideo.

Pensar las maternidades en el encuentro Del pasado 30 de noviembre al 1 de diciembre de 2019 se realizó en el parque «17 de Febrero», el 5to Encuentro de Mujeres «Brujas de ayer y de hoy». En esta ocasión nos embarcamos en el tema «Maternidades», a partir de la necesidad de las mujeres, expresadas en las evaluaciones de los encuentros anteriores.

Maternidades en la Biblia

A partir del objetivo de indagar sobre las diferentes formas de hablar sobre maternidad en la Biblia, decidimos enfocarnos en María para trabajar el tema bíblico de este encuentro.

En el transcurrir del mismo, a partir del relato de la infancia de Jesús según Lucas, fuimos descubriendo una mirada esperanzadora sobre la figura y el rol de María. Nos hicimos preguntas: ¿Qué sintió María? ¿Con quién podría compartir esa noticia? ¿Cómo vemos a María desde nuestras realidades? ¿Cómo podemos identificarnos con María?

Nos preguntamos cómo habría sido, nos permitimos sospechar e imaginar cómo fue la relación con su hijo y con otras mujeres, y nos sorprendimos al descu-

PÁGINA VALDENSE I 4

brir que, a pesar de todo, María decidió irse sola a acompañar a Isabel, confiando en su poder de mujer y en el conocimiento de la vida transmitido por generacione.

Estas preguntas nos hicieron recordar algunas imágenes utilizadas en otra instancia del encuentro, en la que

Maternar en tribu

Este encuentro tuvo la particularidad de contar con una tallerista externa al grupo organizador, con formación en torno al tema elegido. Karina nos llevó a preguntarnos qué pensábamos y cuál era nuestra relación con la maternidad. Reconociendo que partimos de distintos lugares, en cuanto al ser, querer o no querer ser madres; y, respetando las decisiones y posturas de cada una, se habilitó el diálogo, entendiendo que no hay -ni queremos- recetas para ser madres, pero que sí hay maneras de poder relacionarnos sanamente, en las que todas podamos acompañar los procesos y aportar desde nuestro lugar.

Partimos por reconocernos habitando en un sistema patriarcal y capitalista, que nos lleva cada vez más a vivir en soledad, y a transitar estos procesos en soledad. Intentar transitar estos procesos de otra forma implica un desafío al sistema todo, pero también a la forma de pensar y actuar de nuestros entornos y de nosotras mismas.

Karina nos acercó algunos estudios sobre las formas

“

De esto se desprende la importancia de la tribu. Necesitamos a más de un o una acompañante, necesitamos una tribu, que asuma el rol de acompañar, escuchar y tirar para el mismo lado, para, en vez de contribuir a lo individual, construir comunidad.

“

que habíamos hablado sobre nuestras experiencias y vivencias en torno a la maternidad. Recordamos entonces una imagen en la que aparecía una mujer abra zando a otra, quien tenía una criatura en brazos: vimos en esta imagen a María, que va corriendo para encontrarse y acompañar a su prima Isabel, quien está pasando por lo mismo que ella.

Su encuentro y su fe se expresaron en un canto de esperanza y alabanza. Leímos el canto de María como el deseo y el pensar de todo un pueblo: es un canto que hace memoria, y que promete. Es un canto que nos muestra que hay una comunidad que transmite, que enseña, y que sueña con la revolución. María no estaba sola, debía de haber una madre, una familia, una comunidad que soñaba con eso que María expresa. Entonces también nos preguntamos ¿Por qué, en el correr de la historia, se ha olvidado nombrar a esa comunidad, a Isabel y a quienes las acompañaron? ¿Por qué, en cambio, se ha presentado a María sola y como Virgen Inmaculada?

María, a quien Idijo», es una mujer revolucionaria: ella cree, elige creer, elige llevar a cabo el proyecto, tiene muy claros los sueños de su pueblo. Asume una gran responsabilidad, y arriesga su vida: tanto por estar embarazada y no tener marido, como por decir que es la madre del Mesías. Pero también sabemos que no está sola.

de maternar en culturas que tienen indicios casi inexistentes de depresión y otros trastornos del esta do de ánimo, observando que los períodos de posparto son distintos a los que generalmente se dan en nuestras sociedades. En estas otras culturas, el período de posparto se reconoce como una etapa diferente a la vida normal. Se lo concibe como un tiempo de «aprendizaje», se toman medidas de protección que responden a la especial sensibilidad de la nueva madre, se hace una reclusión social y se promueve el descanso, asistiendo logísticamente y reconociendo socialmente el nuevo rol y estado de la madre.

Por otro lado, y pensando en las luchas que estamos dando como mujeres, no queremos estar solas para transitar la maternidad, sabemos que la sensibilidad y el poder de nuestros úteros es único, hay que animarse a ser manada y acompañar a quienes deciden ser madres.

Nuestras alabanzas

Creemos que en aquella época dónde María e Isabel fueron madres existió una comunidad que acompañó en las ideas y en el accionar, criando niñxs revolucionarixs.

Con esta inspiración, creamos canciones-alabanzas, reconociendo el rol liberador y revolucionario de María y de su comunidad, hacedoras y portadoras del proyecto de Dios: «Vamos, vamos con las Marías, quieren un proyecto mejor, justicia, esperanza y amor.

El mujeraje avanza, sororidad desde la panza» (bis) La cumbia de María (la inmacu) «Qué lindo este espíritu creador, mi cuerpo baila la cumbia del amor.

Porque Dios nos acompaña en nuestra lucha, de las voces que cantan y nadie escucha.

Reunidas, encontrándonos, compañeras, maternando en comunidad, engendramos la nueva humanidad.

Mi cuerpo me habla, mi útero revelador, hemos transformado grandes cosas, nuestros miedos en revolución.»

Anita Negrin En colaboración con Anita Long

PÁGINA VALDENSE I 5

LA CRIANZA COMO

Revolución HACIA UNA MA-PATERNIDAD

Respetuosa

Antes de ser madre, aun después de terminar mi formación como psicóloga, no era consciente de que las niñas y niños tenían voz, eran sujetos políticos. La sociedad adulto céntrica en la que crecimos, nos ofrece una imagen de niños y niñas como personas incompletas, inferiores; que deben sobre todo adaptarse mediante altos grados de obediencia a las necesidades y expectativas de sus cuidadores. Fue atravesando el puerperio, cuando sentí que era necesario romper con la relación unidireccional de la crianza tradicional, y encontré -junto a la experiencia de otras y otros- que los bebés, niñas y niños tienen necesidades particulares, que están siendo invisibilizadas por el vertiginoso trajín de nuestra sociedad.

Fácilmente podemos observar cómo los métodos que venimos usando para la crianza fallan y son rechazados por bebes, niñas y niños que, en principio lloran, después expresan su oposición mediante el lenguaje y comportamiento, y finalmente en muchos casos enferman -trastornos de conducta, sueño, vínculos, del lenguaje, aprendizaje y un largo etcétera.

Algunos padres y madres, han encontrado otros métodos de crianza, construyendo redes de apoyo y se han informado. Algunos profesionales han creado conocimiento a partir de estas experiencias y sostienen que la crianza respetuosa de las necesidades de los infantes genera mayores niveles de salud en el corto y largo plazo.

Ahora, ¿esta forma de crianza es una novedad? ¿es moda?

Las investigaciones en el ámbito de la etnopediatría dicen que las formas de crianza varían enormemente de una cultura a otra. En nuestra cultura occidental, mantenemos distancia física de bebes y niños-as -para que no se «mal-acostumbren»-, y cada vez más vivi mos en un núcleo primario de pocos adultos, saturados laboralmente, con poco tiempo para comprender y respetar los tiempos madurativos -cognitivo, conductual, emocional y motriz- de los infantes.

Para pensar en la satisfacción de las necesidades de la infancia, debemos repensar el concepto de necesidad,ampliándolo más allá del alimento y el abrigo; e incorporar, a un mismo nivel, las necesidades de protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad, libertad. Los bebés, niñas y niños necesitan que su cuidador le acompañe para volver a encontrar el equilibrio en los momentos de estrés -miedo, hambre, falta de contacto, angustia, ansiedad, dolor-. Para esto, el adulto debe ser capaz de sintonizar, sensible y rápidamente, con las necesidades del niño o niña, y cuanto más efectivas sean las respuestas, menos estrés -hormona cortisol- invadirá

PÁGINA VALDENSE I 6

tóxicamente el cerebro en formación del niño-a. Como consecuencia, y según revelan las investigaciones, será un adulto con más habilidades sociales, más calmo, seguro y confiado. Ese hijo-a que creció con un apego seguro, será en el futuro, una persona que difícilmente ejerza o sea sometida a maltrato y abusos.

En este sentido y en primer lugar, debemos cambiar nuestra percepción interiorizada en relación a la esencia de la infancia, dejando de poner a los adultos como referencia -adulto centrismo-, y observando con asombro cómo los niños y niñas son completos, perfectos y dinámicos según la etapa que atraviesan. Dejemos de pensar que duermen mal, comen mal, se relacionan mal, e intentemos observar, identificar y validar sus necesidades. De esta forma, podremos iniciar una crianza bi-direccional.

Toda la evidencia científica confiable, nos demuestra que la modalidad de crianza que antepone y satisface las necesidades de niños y niñas, favorece el desarrollo más saludable hacia la adultez, dejando una importante siembra para una sociedad menos agresiva y más amorosa. Esa es la revolución.

¿Es posible conciliar nuestra vida laboral y social con una forma de crianza respetuosa?

Pensamos hoy, la maternidad con apego, respetuosa de las necesidades de niños y niñas, no como una misión femenina por defecto, sino como una elección empoderada y revolucionaria. Para esto, los procesos de maternidad -gestación, parto, lactancia y crianza- deben dotarse de significado político, para funcionar como herramienta de liberación. Para esto será necesario luchar por nuevas condiciones laborales, que sean conciliadoras, evitar el pluriempleo, luchando por licencias de maternidad coherentes con las necesidades de las familias. Además, hay que repensar nuestra organización social, entendiendo que la ma-paternidad no puede transitarse en solitario, que la crianza sin tribu se convierte en una tarea desbordante y poco disfrutable.

Podemos empezar por visibilizar que el problema no es la ma-paternidad sino el sistema y sus reglas, iniciando un proceso que permita sacar del ámbito privado estos procesos, y trayéndolos al ámbito público, no para que sea el Estado quien se encargue de ma-paternar, sino para que bebés, niños y niñas sean partícipes de la vida social y política en la que estamos conviviendo hombres y mujeres.

Karina Negrín Arzeno Mamá. Psicóloga. Doula. As. Puericultora y Familia. Consultora en Lactancia y Crianza

ROMPIENDO Rompiendo Les propongo un juego: digo una palabra y ustedes tienen que decir la primera imagen que les aparece, y luego con esa misma palabra buscar imágenes en Google.

Va primera palabra: FAMILIA. Segunda: MATERNIDAD. ¿Cómo les fue? Puedo arriesgar que la primera imagen de familia tiene que ver con la «familia tipo»: papá, mamá y hermanos. En Google vamos a tomar las primeras diez imágenes: lo mismo. A veces aparecen abuelitos y mascotitas.

Segunda imagen: Maternidad.

Les dejo a ustedes su imagen personal… en las primeras diez de Google, maternidad va de la mano con embarazo.

Quiero invitarles a romper con esa estructura que se ha reproducido por siglos y se ha naturalizado hasta el punto de pensar que ese modelo es el que se asemeja a lo que Dios quiere para nosotrxs. Así tenemos Iglesias expresando que todo aquello que salga de esta norma no es divino y es pecado -como si la imagen de familia de la Biblia fuera esa-.

Aunque a veces nos pongamos ‘progres’ y digamos «acepto todo» o «tengo amigos que son padres o madres de esta otra manera y los quiero mucho»; muy en el fondo nos sale esa matriz en donde la sospecha sigue en rojo, el ojo que juzga sigue inquieto y la búsqueda de eso que no va a salir bien está en alerta.

Me propusieron contar mi experiencia y mi opción de familia está fuera de esa norma. Optar por ello me dio pánico en su momento -también nací en esta patriarcal y heteronormativa sociedad-. Me aisló, me alejó de seres queridos, me costó sudor y lágrimas para dejarla ser. Opción que finalmente fue posible desarrollar porque, pese a todo, hubo un entorno que desea la liber-

tad y cree en el amor más allá de sus formas.

Nací mujer y así me aculturé, aunque siempre criticando los modelos de género que se imponían, así me sentí y siento. Cuando fui creciendo empecé a quebrar la norma: no sentía lo que debía sentir, no me atraían las personas que me tenían que atraer. Al mismo tiempo deseaba caminar con alguien a mi lado. Cuando encontré esa persona resultó que no era varón: ¡era de mi propio sexo! Se me hizo añicos la primera imagen de pareja con la cual me formé…

Eso implicaba, además de la explosión de alegría por sentirme yo misma, el temor enorme de afrontarlo con los demás. Y como resulta que era una adulta joven, implicó renunciar para siempre a la maternidad, cosa que hice con pena. Hay muchas mujeres que no piensan en la maternidad, porque ser mujer no es sinónimo de ser madre y sé que las que se salen de esa norma también sufren, pero yo sí pensaba.

Luego llegó la ampliación de derechos, leyes nuevas, cabezas nuevas, avances tecnológicos. Y se dio que esta experiencia de ser madres podía ser posible.

Ahí otro muro: «que sean así, todavía… pero que traigan una criatura al mundo ya no», «que elijan ser eso: está, pero un bebé no tiene la culpa». En una ocasión, por trabajo, tuve que hacer una encuesta al respecto; la gran mayoría decía que estaba todo bien con las parejas homosexuales, hasta si se querían casar; pero tener hijos: ¡horror! ¡Otra vez el miedo! Y mil veces mayor, porque jamás en la vida se me ocurriría traer a alguien a sufrir.

Pero cuando la idea fue circulando en nuestro entorno vimos ca-ras de amor, de emoción, de ternura… había terreno fértil para una

crianza responsable: una base fundamental de alimento para el cuerpo y el alma.

Estábamos fuertes para afrontar el sistema de salud como lo que éramos: pareja del mismo sexo buscando la oportunidad de tener un bebé; nada de esconderse bajo «madre sola busca». Con el miedo al rechazo y a las caras raras nos fuimos… y lo recibido fue todo lo contrario: aceptación y acompañamiento. Así surge un caso más de la llamada «familia homoparental»: yo gesté biológicamente y la otra mamá gestó con el amor.

“

Así hicimos añicos la imagen de familia ideal sostenida en nuestras cabezas; rompimos la imagen madre embarazada, porque una madre que no pasa el embarazo biológico siente igual, ama infinitamente, cuida tiernamente de la misma forma.

“

M o LD e S

Mi compañera fue madre biológica antes y no siente ninguna diferencia.

Jesús rompió estructuras, rompió formas de ver el mundo y nos propuso el amor como algo programático por sobre las formas; nos propuso transformar nuestra manera de ver el mundo. Personalmente creo que sin esa idea transmitida en mi vida hubiera sido mucho más difícil lograr ser yo misma.

No encerremos el amor en jaulas y en moldes establecidos. Hagamos posible las mil formas de paternidades, de maternidades; también las opciones de no ser padres ni madres. ¿Cuál es tu experiencia al respecto?

Marilín Dalmas PÁGINA VALDENSE I 7

testimoniosde Paternidades

El nacimiento de Anahí cambió mi vida. Estaba acostumbrado a que todo lo que hacía, o no hacía, me afectaba a mí mismo, pero ahora afecta a un ser indefenso y totalmente dependiente. Un nuevo ser, tu hija está contigo. Los primeros días: entenderla, dormir muy poco, ver su sonrisa, escuchar su voz, sentirla, acompañarla, dejarla ser. Verla crecer y crear el mundo y poder participar de este proceso es una bendición.

Cómo acompañar su crianza es todo desafío, un aprendizaje que implica consensos de pareja, experimentar, probar, a veces errar y volver a intentar.

Entender que tu tiempo es, ahora, su tiempo. El presente cobra una nueva importancia, quedan relegados proyectos personales en pos de la nueva vida.

Construir nuestro vínculo de la forma más sana es un deseo y una guía a seguir. Intentamos estar disponibles. Paciencia, compromiso e incertidumbre se mezclan con confianza y seguridad porque las necesidades y decisiones son inminentes. La fe siempre estuvo presente hasta en los momentos más difíciles, ahí donde importan la vida y la comunidad. Es un regalo imposible de dimensionar.

Marcelo Gonnet La llegada de mis hijas me causó tanto una gran alegría como también cierta ansiedad debido de las responsabilidades de ser padre. Mis dos hijas son bastante seguidas en edad -menos de dos años- y sus llegadas me generaron cambios importantes en la rutina diaria. Por ejemplo, soy bastante lector, pero los momentos en que estaba en casa, la lectura pasó a un segundo o tercer plano, sobre todo los dos primeros años de vida de ellas, que es cuando son más dependientes. Con el paso del tiempo, la rutina, aunque nunca será la misma, vuelve lentamente a encauzarse.

No tenía una tarea específica, pero fui aprendiendo a cantar, contar cuentos para entretener o dormir, hacer de lobo feroz o masajes en la panza cuando eran bebés para aliviar los cólicos -eso siempre me tocó a mí-, entre otras. Por otro lado, debía estar más presente en las tareas cotidianas de la casa y para responder ante sus necesidades físicas. De todas formas, debo reconocer que la mayoría de las tareas fueron encaradas por mi esposa, Estela, en parte por vocación, pero también por mayor disponibilidad de tiempo.

Ser padre para mí es un hermoso desafío cotidiano, que exige a tus habilidades de empatía, de afecto, intelectuales, y también de paciencia y firmeza. Estas habilidades están en continua actualización, pero tanto el proceso como el resultado valen la pena. Con Estela, también concluimos que esta etapa -cuando ellas son chicas- es, probablemente, la más feliz de nuestras vidas; porque, entre otras cosas, ellas nos hacen sentir que somos muy importantes al mostrarnos continuamente los logros que van obteniendo en su desarrollo.

Estela Negrin y Darío Dalmas (padres de Lucía y Victoria)

PÁGINA VALDENSE I 8

Mi nombre es Gustavo, y voy a contarles mi experiencia de paternidad, muy resumida.

La organización familiar, con el nacimiento de Genaro -mi primer hijo- comenzó desde el momento que supimos que estábamos embarazados. Eso modificó nuestra forma de ver la vida, tanto la mía como la de Paula -mi esposa. Una de las primeras decisiones fue buscar un lugar más cómodo y más grande, porque vivíamos en una casita muy chiquita.

Cuando me enteré que iba a ser papá, sentí una hermosa sensación de alegría acompañada con llanto. Es algo indescriptible; no es parecido a nada, imposible de comparar.

Cuando nació Gena fue una sensación rara porque la fantasía de bebé que tenía es un niño con colores hermosos y despierto... y lo q sucedió fue todo lo contrario; nació muy pálido y con poco movimiento a raíz de una complicación respiratoria.

Desde ese día cambiaron un montón de cosas. Paula trabajaba medio día en una fábrica, y a media mañana salía para darle la teta. Virginia y Ada -mis cuñadas- cuidaba al bebé; y yo continúe con mis trabajos, pero siempre pensando en volver lo más rápido a casa para disfrutar de mi hijo.

Inevitablemente aprendemos de todo y de todas las experiencias, así que cuando quedamos embarazados de Josué -mi hijo menor-, ya estábamos más preparados para lo que se viene; teníamos otra madurez. Josu nació en otro contexto emocional. Y comparando las experiencias, era más chiquitito y dormía más.

Para mí, el hecho de ser papá te cambia radicalmente la vida, la forma de resolver los problemas.

En mi caso, siento que todos los días son distintos, y voy aprendiendo a ser. Los hijos nos enseñan que las verdaderas cosas, en realidad no son cosas, sino que lo importante es la salud y el bienestar de la familia. Claro que siempre vamos a tener miedos.

Lo más importante es que los papás y mamás podamos dar todas las herramientas, o la mayor cantidad por lo menos, para que ellos siempre sean libres de ser y expresar lo q sienten. De esa manera los miedos de los adultos se transforman en aprendizajes para toda la familia.

Y después les toca vivir, que es hermoso. Seguramente, con esas herramientas, sabrán desarrollar o mejorar la capacidad de resolver todos los conflictos que pueden llegar a futuro.

Gustavo Gilles

Gena y Josu

Movimiento Juvenil Valdense | Año XX | Mayo 2020 | conexionesvaldense@gmail.com

Conexiones Haciendo comunitaria la intención de pensar juntas y juntos este devenir cotidiano que genera angustitas personales y una angustia social que no para de interpelarnos, encontramos en el revisionismo todo nuestro sustento. En líneas generales, todxs damos manotazos de ahogadxs para intentar salvarnos de algo que ni siquiera sabemos qué es, de qué trata, o que mínimamente hace preguntarnos si es cierto o no, que lo que se vuelca mundialmente tenga que ver con haber comido un murciélago en la cena.

«Vamos a aludir más que nunca al sentido común, para que no nos entre cualquier bala» dice Quique Pesoa, quien acercó noblemente, en su programa de radio, esta entrevista a nuestras manos.

Silvina Ribeiro es una investigadora uruguaya, también directora para América Latina del grupo de acción sobre erosión, tecnología y concentración. En una entrevista para la Cumbre sobre el cambio climático va a explicar cómo se origina esta pandemia. Invitamos, a quienes puedan, a realizar esta lectura, ya que nos parece completamente pertinente y esclarecedor al caso. Es, en esta propuesta, donde hallamos la manera más fiel de mostrar o de intentar combatir la desinformación que deviene de los medios de comunicación; para que, en el afán de encontrar respuestas o soluciones, compilar información no se nos vuelva un verbo peligroso.

La intención toda es hacer llegar a la comunidad un cuerpo valioso de información que pueda ayudar a entender en dónde, con qué fundamentos, en qué deriva este tiempo pandémico de susto.

Tiempo en cuarentena

«[...] Y así, ¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? [...]»

En el prólogo de Don Quijote, Cervantes nos cuenta que fue en la cárcel donde se «engendró» la famosa historia del hidalgo que tanto conocemos. Nos da a medio entender que, si no hubiese estado bajo arresto, quizás

“

La vida nos enfrenta a escenarios diversos, a veces queda en nosotrxs aferrarnos a nuestra identidad como guía, buscar la entereza para atravesarlos con sabiduría y abrazar la reconstrucción cuando aparece como única alternativa.

“

Pandemia a contraluz

el Quijote no existiría.

Leyendo esto, y siendo lo más optimistas posibles, podemos sacar la conclusión de que el cumplimiento de una condena puede llevar a la realización de un producto magistral.

Para nada venimos aquí a decir o demostrar que tendríamos que aprovechar el tiempo en cuarentena como Miguel de Cervantes aprovechó el suyo en un calabozo. De ningún modo tenemos la intención de equiparar nuestra situación con la del escritor para sentirnos afortunadxs y dejar de quejarnos de nimiedades.

Y absoluta y definitivamente NO estamos siendo sarcásticas.

Comparar la estadía de Cervantes en una cárcel del siglo XVI con la cuarentena que estamos viviendo actualmente, no es nada lógico ni mucho menos sensato; nada tiene que ver su experiencia en una prisión con la nuestra de estar en casa.

Pero sí es cierto que muchas y muchos nos sentimos prisionerxs. Porque más allá de estar en casa, y con nuestras familias -quienes tenemos esa suerte-, la libertad está restringida y nuestra comodidad en realidad es imaginaria. Estamos viviendo una especie de pausa en el tiempo que nos pone en jaque. Donde la otra opción al encierro es enfermarnos, y enfermar a quienes nos rodean.

De ninguna manera es posible disfrutar el tiempo en cuarentena, porque no es tiempo libre, ni deseado, ni nuestro. Pero sí podemos pasarla menos mal.

PÁGINA VALDENSE I 9

Relato de un

encuentro

Encuentros manchas para amanecer con esperanza

PÁGINA VALDENSE I 10

de la hegemonía mundial. Propone destruir lo que la máquina tiene aceitado. La comunidad del Parque «17 de Febrero», dice al respecto: «La resurrección es algo que habilita las manchas. No tienen la forma de lo que decimos: dibujo. Habilita, manchados y manchadas, poder reconocer esas fuerzas de la resurrección» (Plenario - debate).

Es así que, en este tiempo de cuaresma, renovando la fuerza, es necesario detenernos a mirar nuestros encuentros y ver que tan manchados están. Ello implica verse frente a la máquina, mirarla, ponerle atención y ver qué parte podemos desestructurar.

“

Hoy mi encuentro no es solo con mi hija, sino con la maternidad. Una cuestión de la que mucho se habla, sobre todo cargándola de pretensiones -permítanme sospechar que esto se da porque las madres somos mujeres-.

“

Me invitaron a pensar en un encuentro significativo, un encuentro que este enlazado con mi vida de fe.

Como mi pienso estaba muy caprichoso con mi situación actual decidí senti-pensar el encuentro con mi hija, a quien estoy gestando mientras escribo.

Me dispongo a pensar en el encuentro, en este marzo tan lleno de incertidumbre y en este abril que continúa dando pinceladas de caos, miedo y aislamiento. Un tiempo donde el encuentro se hace de maneras poco amistosas, lleno de discurso, lleno de palabras y pantallas mediante. Encuentros faltos de cuerpo: gesto y expresión. Mientras tanto en el vientre se quiebra la lógica, siendo el movimiento y la danza un encuentro constante entre dos cuerpos que se fusionan.

Desde la panza se siente, siempre, por eso es importante pensar con sentido, compadecerse. Desde allí es que nos encontramos. A mediados del año 2019, con la comunidad del Parque «17 de Febrero» escuchábamos a Pablo Ferrer. Él nos proponía pensar en las diferencias de cada encuentro, enlazando esta idea con su análisis sobre las experiencias que algunas personas habían tenido con Jesús, previos y posteriores a su resurrección.

Pablo Ferrer, proponía pensar dos tipos de encuentros. Aquellos que transforman y liberan, que producen cambio; esos que no cumplen con las formas establecidas y que, lejos de ser funcionales, irrumpen en el orden que se intenta imponer: «los encuentros manchas». Por otro lado, en contraposición, están: «los encuentros protocolizados», que son funcionales al orden, a los que llama: la máquina.

Cuando se habla de la resurrección, se habla de los encuentros que tiene Jesús. Todos ellos tienen una referencia común: personas de un pueblo que ha perdido a su líder, que se encuentran en una situación de desesperanza. Entonces, el encuentro representa aquí, ante todo, el vencer la muerte; no solo física sino, y sobre todo, a la muerte de la esperanza. La resurrección de Jesús pone en jaque al orden, a la máquina, al mundo tal y como lo comprendemos, pone en duda toda certeza.

El sentido que adquiere la resurrección en esta lectura, es revelador. Nos obliga a no abandonar el pienso, la alerta, la sospecha y la molestia por el orden injusto y opresor que se nos presenta como natural, discurso

Estas pretensiones son fuertes y los discursos están siempre -o casi- ligados al sacrificio y postergación de las mujeres para cumplir con la tarea de maternaje.

Esa es la cara que me ofrece la máquina: un orden que pide que cumpla con ciertas exigencias para criar con rasgos de perfección. Esto me moviliza, me alterna y me preocupa; porque sin dudas, los encuentros que se tengan con quien se materna -nuestras niñas- no pueden ser «encuentros mancha» sí una de las personas no está teniendo la posibilidad de tener una vida plena, si no está siendo un sujeto activo en la vida pública, sino que, por el contrario, se le deja reservada para la vida privada.

Mi comunidad dice: «El encuentro como transformador, ahí está la esperanza. Ese encuentro tiene que hablar del Proyecto de vida buena y abundante para todxs. ¡Tiene que ser esperanzador!» ¿Como criar para que un proyecto de vida buena reine? ¿No es contradictorio hacerlo desde el sacrificio -postergación- personal?

¿Cómo puedo hacerlo desde el amor?

En este pienso, que siempre es acompañado por quienes nutren mi vida de fe: mis compañerxs, quiero compartir algunas de mis certezas y algunas de mis denuncias ante esta máquina.

Soy una mujer que espera, que espera con esperanza mientras reina el caos y el miedo. Una mujer que habla con otras mujeres, que en este momento no puede abrazarlas pero las siente y las escucha, porque ellas la calman y le den un mensaje de paz.

Esta pequeña mujer se niega. Se niega a amar sin condiciones, a despedirse de ella misma, se niega a dejar de ser mancha para ser engranaje, se niega a que la máquina le diga que tiene que hacer, se niega a tener una niña-propiedad, se niega a dejar la libertad.

Se niega, porque el amor que se ve llamada a compartir no sabe de sacrificios y se llena de responsabilidad para cuidar, convencida de que cuidar es amor.

El amor revolucionario que llena el mundo de vichaditas de esperanza, no le permite que deje de ser educadora, mujer y amante.

Está mujer está dispuesta a ser madre, sólo si ello se configura en una lógica que le permita relacionarse con un proyecto de vida que sea encause en una felicidad compartida y no de una exigencia funcional al capital.

Mi comunidad afirma: «¡Por eso es que seguimos con esto! Porque esa máquina que lo mató, no pudo. Esto es una concepción bien distinta a que su vida, con eso, perdona nuestros pecados. Un dios que de tanto amor manda a morir a su hijo es un dios perverso,un dios asesino. ¡Ahí está la máquina!» (Plenario-discusión).

Espero porque tengo una buena noticia, porque creo que hay una posibilidad de buena vida, porque

tengo una tribu que trabaja para la multitud, porque la vida buena se debe multiplicar, porque los varones deben ser cuidadores, porque hay mucho que construir, porque hay que salir a luchar y sos compañera hija mía.

Por eso espero, espero como esperamos el renacer, porque necesitamos niñas para amanecer con esperanza.

El tiempo es inexorable, sin dudas, pero esta vez me permite volver a leerme y sumar unos pequeños párrafos, luego del nacimiento de Aline. Mi pequeña que llegó al mundo el 12 de abril. Un domingo, pero no cualquiera, domingo de Resurrección. Junto a ella, nacían tres niñas en el mismo Centro de Salud. Hermosa coincidencia que permite sospechar que muchas son las que amanecen para luchar contra la máquina.

Siento que debo contar que hay algunas mujeres que me hablaron sobre el placer y la libertad durante mi embarazo -encuentros con mujeres fuertes- que creían con esperanza en el parto sin dolor -¿Esto también es contar la buena nueva?-. Así también reina en mi recuerdo lo que me decía «la vieja», sorprendida con un libro muy pintoresco sobre un pequeño niño que «se nace». Es la historia de un bebé que sale caminando de la panza de su mamá. Cierro esta escritura contando que Aline se nació, solo sentí ganas enormes de pujar pero nunca dolor.

Venimos luchando, generando nuevas formas de maternar y observando atentas las paternidades amorosas. Permitámonos conocer a las niñas que son llamadas al levantamiento.

Agustina Pons PÁGINA VALDENSE I 11

del Ecumenismo

y el Diálogo

PÁGINA VALDENSE I 12

realidad evangélica. Discrepancias que también pueden verse en las diferencias internas del catolicismo, que se observan en los distintos modos del Islam, en las diversas corrientes del judaísmo. Y eso sin contar las cosmovisiones ancestrales de los pueblos originarios, de donde también podemos aprender o las religiosidades populares tan difíciles de clasificar, pero que impactan en grandes sectores de nuestra población, especialmente en nuestra América Latina.

Quizás lo que más pueda sacar de mi experiencia personal en todo esto, donde llevo ya varios años, es que solo la apertura y la falta de prejuicios nos pueden enseñar algo. Que el Evangelio que pongo en juego en cada encuentro no es un escudo defensivo ni una doctrina a imponer, sino una invitación a aprender de todos y cada una.

“

Qué lo «ecuménico» nos remite al «mundo habitado» y si queremos que este mundo siga siendo habitable y habitado, el único camino es el cumplimiento del mandato de amor, que se expresa en el diálogo abierto y compasivo.

“

El mundo de las relaciones ecuménicas e interreligiosas es un mundo necesariamente complejo, en un mundo ya de por sí muy complejo. Es un mundo de intercambio de palabras y gestos, donde cada expresión puede ser leída de muchas maneras. Donde se cultivan las más impensadas coincidencias, y al mismo tiempo las más radicales disidencias. Donde bajo un mismo nombre se albergan posiciones contrapuestas, y quienes parecieran estar en orillas opuestas encuentran puntos en común. El diálogo ecuménico e interreligioso es una aventura donde encontraremos paisajes hermosos e, inesperadamente, nos sentimos pisando arenas movedizas.

Para colmo la agenda de estos encuentros -cuando son posibles- y desencuentros -que también abundan- no la decidimos sólo los que nos involucramos en este camino. Los temas nos son arrojados desde un mundo inestable, en permanente cambio, y muchas veces los tenemos que aceptar sin estar del todo preparados o convencidos de que esos sean los asuntos que más nos afectan. Y por cierto, también aparecen agendas encubiertas, donde en realidad una cuestión oculta muchas otras que no se atreven a asomar directamente. Por eso, la primera pregunta que nos hacemos quienes participamos de la búsqueda y el compartir ecuménico es sobre la naturaleza misma de este diálogo y hasta dónde se puede llegar en una práctica vital y activa. Pregunta que no voy a resolver acá -ni creo que pueda-, aunque siempre me inquieta detrás de las otras preguntas.

Para poner un ejemplo: ¿quién dice hoy qué es ser evangélico, y cuál es la voz evangélica? ¿Somos los propios evangélicos, en su multiplicidad y dispersión? ¿Es la prensa y medios que pondera desde sus intereses e ideologías? ¿Son los grandes «evangelistas» de la propaganda y el show? Podemos seguir: los pequeños pastores de pueblo, los académicos que teologizamos en el aire, los moralistas de turno, los que se lanzan a la política convocando a las iglesias a votarlos. Esta multiplicidad donde muchas veces la soberbia y el dogmatismo impiden cualquier acercamiento, cómo afecta a nuestros interlocutores de otros credos o de ninguno.

Así, cuestiones que nos parecen tan vitales como el cuidado de la creación, las consecuencias de la pobreza e inequidad distributiva, el respeto por la dignidad de todas las personas, el valor de la verdad y la justicia en las relaciones humanas e internacionales, quedan impregnadas de estas tensiones que son parte de nuestra

No quiero que otros hablen en mi nombre, no quiero hablar en nombre de otros. No me interesa ser la voz de los sin voz: quiero que todas las voces resuenen. Quiero escuchar a todos, sin descalificar a nadie por su sentir, creencia o modo de pensar; pero a la vez sin dejar de iluminar, en mi intimidad, cada discurso y cada expresión con la luz del Evangelio. El diálogo no es renuncia a la propia fe -eso sería falsear la verdadera comunicación-, no es ocultamiento de la propia convicción, sino la confianza en que el «Espíritu nos guía a toda verdad» (Juan 16:13). A veces nos ayuda a discernir entre cosas dichas con apariencia de verdades incontrastables, que no son sino dogmas brotados del prejuicio. Y otras veces nos guía por caminos difíciles y a verdades insospechadas, que vienen de la boca de quienes menos esperamos. Pero no nos deja sin su luz.

Néstor Míguez Presidente de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas

Comunicándonos Federación Femenina Evangélica

Escribir en tiempos de... lo deseen, no pueden quedarse en cuarentena en sus hogares porque deben ir a trabajar. Está más que claro que todo el personal de la salud, la policía, bomberos y todo aquel que debe, por su profesión, cuidar al resto de la población de una u otra manera, no puede quedarse en su casa. Pero también están los otros que por necesidad de llevar a su hogar un peso todos los días para que su familia coma, deben salir igual. Y de los inconscientes que salen a pasear, porque también hay, de esos prefiero no hablar.

Pero todo este cuadro que estoy describiendo tal cual me aparece en mi mente y que para algunos puede ser patético, yo lo veo como un momento de gran aprendizaje. Dentro de la tan trillada frase de que «todo sucede por algo», creo que de esta situación debemos salir no solo indemnes físicamente cuidándonos, sino que nuestra mente debe dar un giro de 180 grados y debe ser acompañado por nuestros actos, para que ese cambio sea realmente efectivo.

“

Dios nuestro Señor, nos puso sobre esta maravillosa creación para que seamos sus guardianes.

La palabra lo dice, guardar, proteger y no hemos entendido bien ese mensaje. Y vaya si es importante, porque además nosotros utilizamos todos los recursos de SU maravillosa creación para sobrevivir. ¿Y qué hacemos? La destruimos de mil maneras que no voy a detallar ahora, pero que todos las conocemos porque todos formamos parte.

“

Escribir en tiempos de… estos puntos suspensivos pueden querer decir tantas cosas, tantas como seres humanos hay en este mundo. En otros tiempos, sería «Escribir en Tiempos de Semana Santa o de Pascuas de Resurrección», para quienes somos cristianos, o «de Turismo» para los laicos, y no digo que sería más sencillo, pero quizá más acertado. Pero hoy y en este planeta Tierra, podríamos decir: «Escribir en Tiempos de pandemia», en «Tiempos de coronavirus», en «Tiempos de muerte», en «Tiempos de angustia», de miedos, de inseguridad, de información, de desinformación, de confusión; y la lista podría ser aún mucho más larga.

Este pensamiento que vino a mi mente antes de comenzar a escribir, pensando en Semana Santa, me transporta a la entrada de Jesús, nuestro Señor, a Jerusalén aquel domingo llamado de Ramos o de Palmas.

Allí, Él, comenzó su camino para la salvación de nuestras almas. Allí fue traicionado, allí fue crucificado y allí fue muerto; pero también, para bien de la humanidad, resucitó. El «Jesús Resucitado», el Jesús que nos acompaña siempre y a quien le oramos y le pedimos ayuda para nosotros y para quienes nos rodean. Para los necesitados, para culminar con las guerras que nosotros mismos creamos y les adjudicamos motivos diversos para justificar esas masacres y lo único que hacemos, es destruirnos entre nosotros.

En estos tiempos tan difíciles que estamos viviendo, suceden tantas cosas y se dicen tantas otras…

Nos estamos enfermando físicamente con este virus que apareció en China y, según dicen algunos, porque entre sus costumbres alimenticias está el consumir sopa de murciélago; y según otros, fue creado por los hombres; allí las versiones y los motivos son más que variados. Cada uno de nosotros se mueve dentro de estas informaciones como cree y como puede, porque a veces nos confundimos tanto que podemos perder la noción de la realidad.

En lo que sí coincidimos todos los humanos que somos «simples ciudadanos», y con esto quiero decir que no tenemos ningún cargo de poder en ningún Estado; es en que deseamos mantenernos sanos y que esto pase lo más rápido posible. Hacemos lo que podemos con alcoholes, guantes, tapabocas, saliendo lo indispensable; en fin, no todos tampoco pueden hacerlo porque ahí nos aparece el tema económico también. Y sí, la economía hace parte de este mundo y hay personas que, aunque

Cuidar al prójimo también porque los humanos formamos parte de esa creación, el resto del reino animal, vegetal, mineral, océanos, cielos, etc.

Entonces, queridos humanos, despertemos después de este tsunami viral mundial y seamos mejores.

Seamos dignos de la bendición de Dios nuestro Señor.

Amén Stella Giordanelli Liga Femenina de Juan Lacaze PÁGINA VALDENSE I 13

Tejiendo un nuevo tejido social Mateo 12 46Todavía estaba Jesús hablando a la gente, cuando acudieron su madre y sus hermanos, que querían hablar con él. Como se quedaron fuera, 47alguien avisó a Jesús: –Tu madre y tus hermanos están ahí fuera, y quieren hablar contigo.

48Pero él contestó al que le llevó el aviso: –¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?

49Y señalando a sus discípulos, añadió: –Estos son mi madre y mis hermanos. 50Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.

En los Evangelios encontramos que muchos textos hacen referencia a las familias, nombran casi siempre los vínculos familiares de los personajes -la hija de, el hermano de, etc-, muchos cuentan de familias atravesadas por enfermedades, por «demonios», por la muerte; por lo que intuimos que la organización social familiar en la época bíblica era fundamental. En el texto que leemos en el Evangelio de Mateo, también aparece la familia y más específicamente la de Jesús -lo que es poco común en los relatos bíblicos-. Jesús aprovecha «esa aparición» de su madre y sus hermanos para compartir lo que él entiende por familia.

PÁGINA VALDENSE I 14

Jesús les pregunta a quienes lo están escuchando «¿quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?», parece interesarle que el auditorio reflexione respecto de eso y les dice lo que él piensa. Entonces va a señalar a sus discípulxs para reconocerles como su madre, su hermano y su hermana, porque comparten su ministerio de compartir la buena noticia y vivir según la voluntad de Dios.

Jesús recurre al «modelo de familia» que todas las personas conocían, pero lo va a reinterpretar y va a proponer otra forma de comprensión para construir en la comunidad que vive y predica el Reino de los cielos. Para Jesús el único Padre es Dios, y por eso sus discípulxs son «su madre y sus hermanxs», ningún varón se considerará como padre al estilo de la familia de la época en donde los hombres eran quienes tenían los privilegios, eran quienes tenían la autoridad.

Y también va a relativizar los lazos sanguíneos -que eran tan importantes en la tradición familiar patriarcal-, Jesús quiere desarmar esa forma de entramado social que estaba minado de discriminaciones y estigmas, de privilegios y jerarquías.

Hoy en día tenemos otras formas distintas de representar a la familia, así que podríamos continuar profundizando la reflexión acerca de las referencias que se hacen en el texto, como, por ejemplo, que se nombra a Dios como Padre; pero vamos a poner la mirada en la clave que propone la contestación de Jesús en la que contrapone dos formas distintas de comprender la familia y cuál es su opción. Porque esto nos posibilita buscar el anuncio de liberación de la buena noticia del Reino de Dios, que tiene que ver con la conversión de cada persona y la construcción de nuevas relaciones sociales en la comunidad basadas en la igualdad y la solidaridad.

El mensaje del Evangelio nos desafía a reflexionar sobre nuestras comunidades, nuestras familias, sus representaciones, también nos invita a repreguntarnos sobre cómo nos organizamos, cómo son nuestros vínculos, cuáles son nuestros gestos y acciones. Transformar todo aquello que no exprese el amor, el cuidado y la equidad, seguir construyendo formas de vivir en comunidad sin opresiones, ni discriminaciones, libres de jerarquías y privilegios. Que todas esas tensiones existentes en nuestros vínculos -familiares, comunitarios, sociales- sean puestas en relieve, sean cuestionadas y también transformadas.

Que la liberación que nos anuncia el Reino de Dios nos interpele, nos conmueva y nos convierta a nuevas formas de ser y hacer en comunidad. Amén Yanina Vigna. Equipo editor

NO HAY HUMOR SIN GRACIA Sección de cuentos, anécdotas... y variedades en clave evangélica

CULTO EN FIGURITAS Al principio Marta contaba los días, pensando que dentro de poco el Bar y Tornería volvería a sus tiempos de gloria. Pero pronto quedó vencida por la monotonía del encierro, de las conferencias de prensa de las siete y de los términos que los periodistas ponían de moda.

Por las noches, cada sueño la volvía a poner en contacto con sus deseos, esos que la pandemia asfixiaba de día. Por eso soñaba que abrazaba al proveedor de fiambres, que compartía un vaso de caña con el viejo Valli o que les limpiaba los mocos a los niños de la escuela dominical. Antes eso habría sido pesadilla, pero hoy se convertía en aspiración placentera.

-Hay que prepararse para la nueva normalidá… –decía el Alfredo, y la voz se le perdía detrás del barbijo hecho con un corpiño. Eran las cinco, y con las persianas bajas tanto podían ser las cuatro de la mañana como la hora de la siesta en Catania. El encierro la hostigaba, la erosionaba, la carcomía; Marta sentía que la resignación sanitaria iba penetrando en su vida como una caries, pudriendo todo a su paso, amenazando lenta pero inexorablemente con llegar al nervio.

-Es la nueva normalidá… -repitió el Alfredo, chupando la bombilla por entre los agujeritos del encaje.

Afuera los pajaritos cantaban y se bañaban en charquitos de polvo, felices de su libertad. Adentro no.

-¡Pero cuál nueva normalidad, viejo anormal! –estalló Marta. Entonces se levantó, y con la velocidad de un estornudo infecto tomó su teléfono, dispuesta a terminar con todo.

-Sí… ¿Pastora Laura? ¡Quiero un culto ya! Con pesebre, bautismo, procesión, extremaunción, coro de niños, sepelio bailando bachata. ¡Lo que sea!

Del otro lado Laura hizo una pausa para reordenar el aluvión de palabras.

-Pero no se puede… –opinó Alfredo, semioculto por si Marta le arrojaba algún sólido.

-¿Cómo que no se puede? Claro que sí… Por teléfono, por guasá, por el súm, por eskái, por Dios… ¡Por algún lado tiene que ser! ¡Soy capaz de ofrendar!

Llevó una hora organizar el culto por videoconferencia. Nunca antes lo habían hecho, no imaginaban cuántos podrían sumarse o quiénes tendrían temor de ingresar a ese mundo. Pero la soledad era más poderosa que la vergüenza.

Poco a poco fueron encendiéndose las ventanitas. Como un álbum de figuritas que se va completando mágicamente, Marta pudo ver cómo la pantalla se llenaba de luces y rostros. Las voces se superponían, había cámaras mal enfocadas, ruido de ambiente; un combo de imperfecciones que habrían hecho colapsar al más paciente de los técnicos en sonido. Para Marta, en cambio, ese caos era una sinfonía. Una experiencia de Pentecostés.

-¡Bienvenidos a mi mundo! – dijo irónica la profe Estigarribia desde una mesa llena de bártulos.

Detrás podía verse a sus cuatro hijos golpeando con un palo las macetas colgantes.

-¿Es seguro eso? –preguntó Laura señalando el batifondo que se veía en el patio.

-Seh… -respondió Lorena sin voltear-. El juego lo inventaron ellos. El potus vale cinco puntos, el helecho resta diez. Así no lo tocan…

Después del intercambio de saludos y de algunos ajustes técnicos comenzó la liturgia. Fue una celebración modesta, con un tiempo larguísimo para compartir anuncios, cantos a destiempo y un Padrenuestro que pareció un canon remixado.

Entrecerrando los ojos durante una oración Marta notó que el viejo Valli lagrimeaba, y que al mismísimo Borreani le temblaba la pera de la

emoción. Entonces sintió un calorcito en el pecho que le devolvió la esperanza. Después del amén final empezaron a aparecer más mates, alguna galleta o torta casera. La comida no podía circular, pero la intención estaba, y los hijos de Lorena jugaban a comer lo que veían en la pantalla.

-¿Che, no estaría como para una Santa Cena? –preguntó Marta intentando estirar la cosa-. Digo, el material está. ¿Somos comunidad o qué?

La propuesta fue recibida con una naturalidad que tres meses atrás habría sido aplastada por la más severa ortodoxia. Pero hoy el consenso surgía a fuerza de necesidad, y la videoconferencia mostraba una Cena del Señor en figuritas.

-«Yo recibí del Señor lo que también les he enseñado…» –leyó Lorena. Luego cada quien comió y bebió, simulando estar en una gran ronda. La Cena tuvo entonces el sabor del mate y los scones de queso, del vino o del agua, del pan sin sal o las galletas de arroz.

Con los últimos adioses, Marta vio cómo lentamente las figuritas animadas iban desapareciendo de su pantalla, hasta que únicamente quedó la de Laura. Solo entonces pudo llorar. El Alfredo la abrazó comprensivo, sintiendo las ausencias y las distancias.

Se prometieron que repetirían la experiencia, y cuando su pantalla se ennegreció, Laura pudo darse vuelta para mirar a Atanasio, que cocinaba con la bebé aupada en el fular.

-Qué locura el distanciamiento social, ¿eh? ¡Qué palabras inventan!

-Es que no se entiende –respondió Atanasio-, que una cosa es ponerse más lejos, y otra cosa es aislarse.

-«Ámense unos a otros» –parafraseó Laura en su interior- que no hay virus que viaje en el amor…

JJP - Equipo editor.

PÁGINA VALDENSE I 15

Plegaria para un niño dormido (fragmento) Que nadie, nadie, despierte al niño déjenlo que siga soñando felicidad destruyendo trapos de lustrar alejándose de la maldad.

Se ríe el niño dormido quizás se sienta gorrión esta vez jugueteando inquieto en los jardines de un lugar que jamás despierto encontrará.

Plegaria para un niño dormido quizás tenga flores en su ombligo y además en sus dedos que se vuelven pan barcos de papel sin altamar.

Luis Alberto Spinetta