Revista ISCEEM No. 20

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Velázquez Reyes, Luz María

Seducción, cortejo, sexting y frees, violencia online, divulgación no consensuada

nos usurpa nuestra humanidad: la refleja. Internet no se mete dentro de nosotros: muestra lo que llevamos dentro” (Bauman, 2012: 252). El siguiente relato muestra un caso más de la difuminación de la frontera entre lo privado y lo público, con la inclusión de la audiencia que no sólo observa sino también filma la escena, elemento cada vez más presente en la cultura juvenil digitalizada. Un día, mientras atendíamos cuestiones administrativas, llega a nuestros oídos un fuerte barullo, una de nosotras va a ver qué sucede y se sorprende al ver a los estudiantes filmando con sus respectivos celulares, el encuentro sexual de dos de sus compañeros [Entrevista 3, Profesora, 2015, Valle de México.]

Como se observa en el relato se publicita la intimidad “en el siglo XXI, para muchos, la meta es ver, y, sobretodo, “ser visto”, mostrarse, exhibirse” (Morduchowicz, 2012: 76) Esta manera de presentarse es lo que se conoce como “el show del yo” (Sibilia, 2008: 33) Además gracias a que un público numeroso ha guardado la escena en su celular, su circulación está garantizada, por lo que no resulta singular que “en la era de la búsqueda superpropulsada, todo el mundo es un famoso” (Friedman, 2007: 171) aunque los méritos para tal celebridad sean extremadamente candorosos. El siguiente testimonio, es un ejemplo del peso otorgado a la estética Lo que realmente me molestó de que subieran mi foto a las redes es que mi calzón era más bien feo.

En entrevista, chicos y chicas dejan entrever que lo que les fastidia, no es tanto la exposición de su desnudez, sino que la imagen subida, no es de su agrado. Es decir, no parece incomodarlos el cuerpo como mercancía sino que el cuerpo hecho mercancía no satisfaga los estándares del marketing exitoso. En alguna sesión de grupo de discusión, se concluyó que existe una diferencia entre hombres y mujeres al momento de posar, entre las mujeres, tenemos en orden de importancia: los senos, los glúteos, los labios a punto de enviar un beso, así como la mirada sexy, mientras que los hombres hacen gala del torso principalmente y del pene y testículos en segundo lugar. En otra sesión apareció el término “putipobres” para referirse a las jóvenes de escasos recursos que publican sexting, curiosamente los espectadores prestan más

atención al espacio y ambientación en la cual se tomó la selfie que a la ciberdeshinibición. Este tipo de fotos fueron ampliamente criticadas, como si el ejercicio del sexting estuviera reservado para las clases acomodadas, de esta manera las “putipobres” son chicas doblemente discriminadas por ser mujeres y pobres. En el siguiente testimonio, una alumna reflexiona a posteriori sobre su experiencia como espectadora de un ejercicio de sexting protagonizado por una compañera en la preparatoria. Hubo un acontecimiento que marcó a una chica de la prepa, todos la trataban y la etiquetaron como “zorra”, “fácil”, “puta”; ahora, a cinco años distante de aquellos momentos podemos ver que se estaba en un error, pues ella sólo estaba descubriendo y experimentando con su sexualidad. Ella era muy bonita, dulce, buena onda, sensible, amable, tierna y dedicada, era mi amiga y a pesar de encontrarnos en “pleno siglo XXI” y en un contexto de cambio no comprendimos la situación y cerramos nuestra mente. Solía tomarse muchas fotos y subirlas al face, bueno, primero a Hi5, era muy criticada por las fotos que subía, algunas por las posiciones en las que salía, otras por la ropa pegadita o corta, lo curioso es que las críticas venían de las mujeres, me he llegado a preguntar si lo hacían por las fotos

Revista ISCEEM, 3a. Época, Año 10, Núm. 20 (2015), pp. 7-20. ISSN 2007-2929

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