Revista ISCEEM No. 10

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Adam Smith y las relaciones de justicia y sociedad

su debida armonía (Copleston, 1979:226). Es importante señalar que Platón expone una noción de justicia fundamentada sobre la naturaleza humana; así, la justicia tiene un carácter esencialmente interno al individuo, es una propiedad del alma, una recta y adecuada disposición del alma de todos los seres humanos. «Acerca de la justicia», reza el subtitulo del tratado de La República y ése es el tema de la discusión inicial del mismo. Entendida allí primeramente la justicia como principio rector de las relaciones entre hombres y causa, por tanto, del Estado, […] la justicia consiste en que cada ser desempeña la función que le es propia y esto se aplica tanto en las ‹‹partes›› del alma como a las clases de la ciudad (Platón:21). De lo anterior, resulta entonces que la justicia es innegable en su relación con la sociedad, y si bien es cierto que no nos podemos declarar seguidores de Platón, sí estamos de acuerdo en esta idea en donde la filosofía política de La República está subordinada a la filosofía moral, situación importante para nuestro tiempo porque recordemos que el individuo es justo en la misma manera en que lo es la ciudad. Con respecto a Aristóteles hemos de señalar que él también tenía un interés fundamental por expresar la relación, entre la sociabilidad en general y la propia naturaleza social del hombre, poniendo atención, sobre todo, en la convivencia del ser humano con sus semejantes, en la asociación histórica condicionada y expresada en la ciudad.

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“El hombre es el viviente sensitivo, el animal que vive en la ciudad y a ella pertenece; ni más ni menos”(Aristóteles, 2000:VIII). Por lo anterior, hay una distinción importante entre Aristóteles y Platón, el primero considera que la tradición filosófica de Platón no ha enfocado de manera correcta lo que significa ser un animal que se mueve a sí mismo; que es necesario reconocer nuestra animalidad, pero que ésta no es incompatible con la aspiración al bien. Para Platón la filosofía era la posibilidad de lograr los mayores progresos para la humanidad, Aristóteles está en contra de este exceso idealista de Platón, con respecto a la filosofía: “Como ilustra una y otra vez, desde que empezamos a teorizar nos encontramos en grave riesgo de incurrir en simplificaciones excesivas. […] al devolvernos a las apariencias, Aristóteles nos recuerda que nuestro lenguaje y formas de vida son más ricos y complejos de lo que está dispuesta a admitir buena parte de la reflexión filosófica. Si tales teorías en exceso simples han influido y siguen influyendo con fuerza en la vida humana, también el retorno a las apariencias puede ejercer su influjo benéfico” (Nussbaum, 1995:337). En fin, podríamos seguir explorando los nexos y diferencias entre Platón y Aristóteles, pero lo que aquí interesa es el sentido de ubicar al hombre dentro de una sociedad política, la ciudad antigua o en el Estado moderno, donde el propio hombre puede desarrollar todas sus virtudes, intelectuales y morales, y haya una necesidad de una sociedad más amplia que la familiar, en otras palabras se requiere una sociedad

Revista ISCEEM, 2a. Época, No. 10 (2010), pp. 33-34. ISSN en trámite

Ángel Rafael Espinosa y Montes

política como expresión de los hombres de razón, de los sujetos expresados en una sociabilidad. “Por todo esto, en suma, entra el Estado como ingrediente esencial de la constitución humana. Por esto también, puede Aristóteles definir al hombre ya como el animal político, ya como el animal dotado de razón” (Aristóteles, 2000:X).

Ahora bien, hay bastante historia entre el legado de Platón y Aristóteles para Adam Smith, sin embargo los enlaces se fortifican en esta idea de la sociabilidad, donde el hombre se expresa ya como sujeto de razón, desde ahí hemos de empezar a explorar al inglés que es reconocido por su participación ética tanto en sus aportes para la sociedad como para la justicia. El primer enlace que hemos de abordar, es la imperante relación que existe entre el hombre como ser perfectible, pensante e individuo de razón. Ésta es una necesidad expresada en la teoría de Adam Smith, tomando en cuenta que hombre y sociedad son indisolubles, hombre y comunicación hacen lo social. Desde el inicio, Smith expone cómo el hombre tiene una inclinación natural hacia la sociabilidad. “La sociedad y la comunicación, por ende, son los remedios más poderosos para restaurar la paz de la mente, si en algún momento desgraciadamente la ha perdido; también constituyen la mejor salvaguardia de ese carácter uniforme y feliz que es tan necesario para la propia satisfacción y disfrute” (Smith, 1997:73). Ante los pensadores jóvenes, ante los nuevos rumbos que el


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