Revista Crisálida Otoño 2024

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Revista de debate, reflexión y participación universitaria.

EDITORIAL

ENTREVISTA

RESCATE

GÉNERO Y TEOLOGÍA

STEM CONSTRUCCIÓN CIVIL

GÉNERO Y MEDIOS

STEM CIENCIAS BIOLÓGICAS

GÉNERO Y MÚSICA

STEM INGENIERÍA

TEOLOGÍA HECHA POR MUJERES 02 04 16 13 24 33 41 47 53

DE LA TOMA FEMINISTA A UNA UC CON EQUIDAD

Amanda Astudillo e Isidora Rodríguez.

SILVANA ZANLUNGO: “SOMOS UNA UNIVERSIDAD CON EQUIDAD DE GÉNERO”

Carolina Silva y Amanda Astudillo

LA ESCLAVITUD DE LA MUJER

Martina Barros Borgoño

Rocío Cortés

LA EQUIDAD DE GÉNERO EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN

Paola Palominos

GÉNERO Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN: VIEJOS Y NUEVOS DESAFÍOS

Ingrid Bachmann

LA IMPORTANCIA DE COMUNICAR NUESTRAS HISTORIAS (CIENTÍFICAS)

Evelyn Avilés

MUJERES EN LA MÚSICA: PATRIMONIO NECESARIO

Doris Silva

COMBATIENDO LA BRECHA DE GÉNERO DESDE INGENIERÍA UC

Patricia Galilea

EDITORA GENERAL Carolina Silva SUBCONSEJERA SUPERIOR Amanda Astudillo DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Daniela Carreño ILUSTRACIÓN Daniela Carreño

5 TA EDICIÓN Junio, 2024

DE LA TOMA FEMINISTA A UNA UC CON EQUIDAD

Por Amanda Astudillo e Isidora Rodríguez.

El 2018 el movimiento estudiantil, con el impulso de las demandas pendientes de las movilizaciones del 2011 (Ponce, 2020), se vuelve a articular con nuevas demandas que nacen de la normalización de la violencia de género y de las innumerables denuncias de acoso y abuso que nunca tuvieron respuesta en las diversas casas de estudio de nuestro país. De esta manera, se articulan a nivel nacional miles de estudiantes con una meta clara: el no sexismo en la educación.

En el caso de la UC, luego de días de asambleas autoconvocadas en diferentes territorios debido a las problemáticas mencionadas

anteriormente en el mundo académico y estudiantil, se organiza una asamblea transversal que derivó a un petitorio de once páginas que fue entregado a las autoridades pertinentes. Todo esto desembocó en la toma de Casa Central el 24 de mayo del 2018, la tercera en la historia de la Universidad y primera feminista. Se juntaron a las 05:00 am en Lastarria, caminaron juntas a Casa Central, vestidas completas de negro cerraron las entradas, y durante cuatro días se desarrolló la manifestación donde las estudiantes exigieron cambios estructurales en la Universidad.

Durante aquello, hubo negociaciones que culminaron con

la firma del acuerdo de tres demandas principales: primero, el pago de horas extras a las trabajadoras subcontratadas; segundo, que los procesos de denuncia, acompañamiento y respuestas fueran eficaces, y tercero, la inclusión de manera oficial de estudiantes trans en listas de asistencia y en la TUC. Firmado esto, las 300 estudiantes desalojaron de forma pacífica Casa Central, marcando un precedente histórico que transformó la educación en Chile y el mundo.

Desde este hecho, comenzó a trabajarse en una serie de medidas estudiantiles e institucionales enfocadas en la equidad de género y la construcción de

procesos preventivos y de acompañamiento ante hechos de violencia sexual y de género en espacios educativos. El 2019 se emiten tres decretos importantes en la UC que traslucen los avances logrados gracias a la toma. En primer lugar, el Decreto Nº 149/2019 que aprueba las seis directrices para la promoción de las mujeres en el desarrollo académico y en el proyecto educativo de la UC. En segundo lugar, el Decreto Nº 161/2019 que aprueba la creación de la Dirección de Equidad de Género dentro de la Vicerrectoría Académica. En tercer lugar, el Decreto Nº 380/2019 que aprueba la modificación del reglamento del académico UC con

el fin de promover la igualdad de oportunidades. En aquellos años, la Universidad Católica y la gran mayoría (por no decir todos) de los establecimientos de educación superior, no tenían protocolos ni canales de apoyo para enfrentar la violencia sexual y de género que se vivía en los campus entre estudiantes, profesores o estudiante-profesor. Hoy, la ley 21.369, conocida como “Ley de educación no sexista”, regula el acoso sexual, la violencia y discriminación de género en la educación superior. Pero esto no hubiera sido posible sin las ma-

nifestaciones feministas que hace seis años atrás se desarrollaron en diversas casas de estudio; no sería posible sin el movimiento #MeToo o #NiUnaMenos; no sería posible sin las mujeres.

En el caso particular de la UC, en 2020 se aprobó el reglamento de la Unidad de Prevención y Apoyo de Violencia Sexual y de Género (UVG) con el fin de entregar amparo a quienes sufren de violencia, entregando lineamientos de prevención. Así, la Universidad comienza su compromiso con la equidad de género

y con el respeto y resguardo de la integridad de todos los miembros de su comunidad.

Las demandas del movimiento feminista, estudiantil y de otras entidades de representación universitaria han ido fluctuando y adecuándose al contexto político social. La discusión sobre el aborto, derechos sexuales y reproductivos, y la objeción de consciencia institucional, han estado presentes frecuentemente ante la identidad católica, y en ocasiones conservadora, de nuestra universidad. También, se ha vuelto prioridad

trabajar por la flexibilidad de las y los estudiantes que cumplen labores de cuidado y crianza. Sin embargo, entre tantas exigencias y metas, es importante detenernos, reflexionar y hacernos la pregunta: ¿cómo se erradica el patriarcado? ¿cómo se termina con la violencia de género y el sexismo en las salas de clases? Probablemente existen muchas respuestas, y a lo mejor esta no sea la más correcta, pero hoy resulta fundamental transformar el paradigma formativo y cultural respecto al que ha estado presente históricamente. Esto im-

plica un desafío no menor: dejar fuera el sexismo, los estereotipos y la misoginia de la sala de clases y de todo espacio educacional, e integrar el enfoque de género que de paso a modelos educativos no sexistas.

La Universidad Católica ha integrado estas exigencias y transformado su paradigma, que a vista de otros es disruptivo, ya que implica otro modo de formar, pero no por eso negativo. Por el contrario, es lo que hoy la socie-

dad necesita. No obstante, debemos ser conscientes que aún quedan barreras por derribar. Según el Boletín N°1 del Observatorio de Equidad de Género (2023), el 52% de la comunidad estudiantil está compuesto por mujeres, cifra que desciende a un 40% si nos referimos al cuerpo académico, ¿pero por qué sucede esto? ¿Por qué solo hay un 21% de académicas y 34% de estudiantes mujeres en el área STEM? ¿Por qué solo 37% de muje-

res están en cargos de autoridad? Son asuntos que debemos cuestionarnos y trabajar. Respecto a formación docente, solo 50 académicos han realizado la capacitación universitaria de género, versus 139 académicas. Parte esencial de este trabajo conlleva derrocar un mito: los asuntos de género no son temas de mujeres, sino que de todas las personas.

La toma feminista fue un hito que transformó la educación supe-

rior a un espacio que promueve y resguarda los derechos de quienes la integran. Fue un hecho que dijo no al acoso y a la normalización de la violencia de género hacia las mujeres y disidencias sexogenéricas. La toma, ha permitido avanzar hacia una casa de estudios no sexista. Hoy, una nueva generación exige más mujeres en el poder y una academia con perspectiva de género.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Ponce Lara, Camila. (2020). El movimiento feminista estudiantil chileno de 2018: Continuidades y rupturas entre feminismos y olas globales. Izquierdas, 49, 80.

Dirección Equidad de Género. (2023). Boletín N°1 Observatorio de Equidad de Género.

LA ESCLAVITUD DE LA MUJER PRÓLOGO

POR MARTINA BARROS BORGOÑO

1872 - 1873

El título de este libro pudiera hacerlo aparecer con un alcance sedicioso que no tiene, como un caluroso llamado a una absurda rebelión, como una proclama revolucionaria que tiende a destruir la tranquila felicidad del hogar. Pero al lado del nombre de este libro está el nombre de su autor: pensador sereno i elevado que si puede, como todos los que buscan la verdad, estraviarse en su camino’, no se fija jamas como objeto de sus esfuerzos el propósito vulgar de sostener ésas estrañas i peligrosas paradojas, que se aplauden por su novedad i fascinan por su audacia hasta que el tiempo i el buen sentido las despojan de sus oropeles reduciéndolas a su menguado valer. Este libro es un estudio de la mujer, i un estudio hecho a la luz de la observación atenta i la tranquila reflexión dista tanto de ser una apoteosis lisonjera, jeneroso ideal de los espíritus poéticos, como de ser la repeti-

ción de esas ideas vagas, sin sentido en la vi da ni en la ciencia, triste refujio de los espíritus vulgares. Mientras la mujer fuera un tema estudiado al través de las nebulosidades metafísicas, ese tema seria eternamente inagotable i las conclusiones de esos estudios eternamente absurdas. Mirándola cada observador bajo el prisma de su propia esperiencia, maquinalmente atribuía a la naturaleza misma de las mujeres lo que talvez solo era esclusivo i peculiar de aquella en que habia limitado su esperiencia. De aquí una causa de error. I por otra parte ¿quién ha podido respirar siquiera sin sentir la influencia feliz o desgraciada de una madre, una esposa o una her mana? La mujer, bajo cualquiera de esas faces, o bajo todas ellas, penetar en la vida universal dando al hombre su forma, su desarrollo i su armonía. Si esa influencia ha sido desgraciada para el que la estudia dejándose

arrastrar por la mezquina lójica de sus decepciones personales, empapará su pluma en los sombríos colores del des engaño i hará de ella un retrato tan ingrato como cruel. Si por el contrario esa influencia ha sido favorable, se resentirán sus aventuradas deducciones de un entusiasmo bien fácil de esplicarse, i aparecerá en sus pajinas idealizada por el sentimiento i transformada por la’ poética luz de los ensueños. De aquí otra causa de error, que solo seria posible evitar suponiendo que ella pudiera ser indiferente para el observador, lo que no puede ni siquiera concebirse dentro de la naturaleza humana i si se pudiera concebir seria monstruoso. Colocándose, pues, bajo ese punto de vista completamente personal no se puede llegar sino al error, no se consigue conocer a la mujer, ni se trabaja por mejorar su condición. Stuart Mili, al emprender su estudio, toma por base la ciencia

esperimental i suprime de ese modo los sentimientos i los afectos que la mujer pudiera despertarle. Ni los crisoles, ni las balanzas, ni los lentes, saben sentir. La realidad de la naturaleza viene a reemplazar las visiones del sueño, la verdad al capricho, la mujer al fantasma. La madre, la esposa, la hermana desaparecen; solo queda un ser de la creación, un objeto de estudio que va a ser descompuesto, analizado i definido como otro objeto cualquiera. Semejante manera de hacer un estudio no es completamente nueva: es solo la aplicación a un caso particular de un sistema de estudios jeneral. Mas aún, aquí i allá se encuentran esparcidos ensayos numerosos de este sistema aplicados al examen de tal o cual detalle de la mujer misma. El principal mérito de la obra de Stuart Mili consiste en ser un estudio de conjunto, que abraza i unifica esos detalles aislados i otros no estuchados todavía.

Este sistema es susceptible de una crítica que a primera vista tiene cierto valor. Es fácil ver por lo mismo que acabo de decir que la mujer mirada de este modo va a perder su personalidad moral, va a dejar de ser considerada como un ser sensible para ser solamente examinada como un objeto, como seria examinada una piedra preciosa por un químico o una flor por un naturalista. Se verá así indudable-

mente lo que es pero no lo que vemos, se verá así la mujer muerta pero no la mujer a que la vida da su animación i el sentimiento su belleza. Supongamos que todo esto sea cierto i sin embargo está mui lejos de haber sido demostrado, pero aun aceptando como conclusión de este trabajo esa ciencia pálida de que se habla ¿adquirir esa ciencia será un mal?

Cuando el médico quiere estudiar al hombre, no va a hacerlo mirando a su padre, sus hijos o su hermano. Tiende un cadáver sobre el mármol de una mesa de anfiteatro i con la frialdad de ese cadáver i ese mármol arranca a la naturaleza sus misterios, descubre las guaridas secretas en que el dolor se encierra i las enfermedades se ocultan. Eso es lo

que el muerto le revela i eso es lo que él necesitaba. La mujer en nuestro siglo está enferma. Ese malestar que la atormenta indefinido i débil como ella misma, es su enfermedad aun no estudiada. Lo que ahora necesita no es un poeta que cantando su hermosura la ensalce i divinice: sufre i necesita un médico que le arranque sus sufrimientos. Que el médico estudie como médico. Desgraciadamente, no siempre ha obedecido su autor en este libro a ese severo método de examen: i dejándose arrastrar aquí i allá por raciocinios de una verdad aparente ha descuidado el estudio mismo de los hechos, dando cabida a afirmaciones jeneralmente admitidas aun cuando estén quizás mui lejos de ser exactas: ¡tan grande es la influencia de los errores a cada paso repetidos aun sobre los espíritus de mayor elevación!

Tomando como punto de partida la esclavitud en que hasta ahora ha vivido la mujer i considerando las dificultades que debia encontrar naturalmente para levantar sus quejas, ha llegado Stuart Mili a deducir que ha podido atreverse a encarar esa opresión que la abatía i degradaba solo ahora que se han relajado en tanto los estrechos vínculos que en otro tiempo la ligaban. Una ojeada superficial sobre cualquiera colección bibliográfica habría bastado acaso para

hacerle ver que el hecho distaba mucho de una completa exactitud. Desde que el libro aparece sobre el mundo, esa queja de la mujer se deja oír. Una veneciana, Lucrecia Morinella, a mediados del siglo XVI daba a luz una obra titulada SOBRE LA NOBLEZA I LA EXCELENCIA DE LA MUJER COMPARADAS CON LOS DEFECTOS Y LAS IMPERFECCIONES DE LOS HOMBRES. Poco ántes Modesta de Pozzo habia hecho de su sexo una defensa no menos entusiasta; poco después Margarita de Navarra dio a luz otra obra con el mismo objeto. En el siglo XVII no son raras las producciones de este jénero, cuya larga mención seria inútil desde que basta i sobra con las ya citadas para establecer lo que he afirmado. Antes de pasar adelante me detendré sobre otro descuido que tiene su oríjen como el anterior en un olvido de los hechos por seguir los deslumbradores mirajes del raciocinio. Trata Stuart Mill de hacernos ver que la situación que la sociedad ha creado a la mujer es el resultado de un brutal abuso de la fuerza i que a medida que ese imperio del mas fuerte se ve desvanecerse para ser reemplazado por el imperio de la razón i del derecho, la mujer sale de su condición oscura para ocupar un puesto mas en armonía con las necesidades de su organismo i las aspiraciones de su alma. De aquí natural i lógica-

mente se desprende que la posición que ocupa en nuestro siglo es bien superior a la que antes ha ocupado i que los derechos que ahora ejerce se desarrollan en una esfera mas estensa que aquella que los limitaba en otro tiempo. Semejante conclusión envolveria por lo ménos el olvido de los derechos que la organización feudal concedía a la heredera que podia presidir en los juicios civiles i criminales, levantar tropas i acuñar monedas, etc. Vendría a borrar de la historia un rasgo cuya realidad es de todo punto incuestionable, cual es el recuerdo de todas aquellas controversias que aparecieron con el Renacimiento i en que no fué raro ver tomar parte a mujeres cuyo talento i elocuencia ha dejado un nombre en las cátedras de la filosofía i las ciencias sociales.

I.

Saliendo ahora de la peligrosa corriente de la crítica para entrar a esponer las ideas que este libro desarrolla, se esperimenta a la vez que una impresión grata, un penoso sentimiento, viendo que en nuestro siglo en que se han llegado a borrar las diferencias de señor i esclavo, en que se han hecho desaparecer las odiosas distinciones de razas i colores, todavía sea temerario, imprudente i hasta peligroso pedir que se borre la triste diferencia en mala

hora establecida entre el hombre i la mujer, esa distinción odiosa de los sexos. ¿Cómo ha llegado a perpetuarse hasta nosotros una reliquia de tiempos que no alcanzaron ni al bautismo fraternal del cristianismo, ni a la rejeneracion por las ciencias del derecho? Nacida esa distinción de los dos sexos a la sombra de la fuerza, se ha sostenido merced a una educación viciosa que hace al hombre mirarse desde la cuna como un ser superior a la mujer. Desde los primeros años se le hace palpar en el seno mismo del hogar esa desigualdad antojadiza, a él se le concede una libertad que va aumentando a medida que se restrinje mas i mas la clausura que se destina al otro sexo i así se le inculca una preocupación que no resiste ni puede resistir al examen mas lijero de un criterio vulgar. Por otra parte, haciendo a la mujer desde la cuna mirar como sagrados los principios caprichosos establecidos por el uso, se la somete a un sistema de educación cuya primera base viene a descansar sobre la misma idea de una inferioridad que de ese modo echa raices en su espíritu, se apodera de su corazón i llena su vida entera. I asi se establece el único ejemplo que haya en nuestra época de una clase nacida en el seno de las sociedades cristianas i que sin embargo por el hecho solo de su nacimiento se vé privada de poder

llegar jamás a las posiciones a que la destinaban su carácter, las tendencias de su espíritu o las aspiraciones de su corazón. La sociedad señala a la mujer el matrimonio como su único destino, declarándola inhábil para ser otra cosa que esposa i madre en nombre de cierta diferencia que establece entre la naturaleza de la mujer i la del hombre. Pero olvidando la lójica a pesar de negarle todos los derechos en virtud de esa naturaleza que antojadizamente le atribuye, todos se los concede sin embargo a la mujer nacida sobre un trono i por una aberración inconcebible mientras encuentra natural, lójico i sencillo que una reina presida desde el tribunal supremo la justicia de una gran nación, miraría como ridículo i grotesco que una mujer administrara desde un juzgado la justicia de un pequeño barrio. Todas estas inconsecuencias singulares deben atribuirse a las falsas ideas sobre el carácter i la naturaleza de la mujer que sin exámen de ninguna especie circulan libremente en el mundo intelectual.

La parte mas notable quizás i sin duda la mas orijinal del libro de Stuart Mill es la que consagra al estudio de estas ideas. «En nombre del sentido común, dice, fundado en la constitución del espíritu humano, niego que se puede saber cual es la

naturaleza de los dos sexos mientras solo se les estudie en las relaciones recíprocas en que ahora se encuentran. Si hubiera habido sociedades de hombres sin mujeres, o de mujeres sin hombres, o de mujeres i de hombres sin que éstas estuviesen dominadas por los hombres se podría saber algo de positivo sobre las diferencias intelectuales i morales que provienen de la constitución de los sexos. Lo que se llama ahora la naturaleza de la mujer es un producto eminentemente artificial; es el resultado de una violenta compresión en un sentido i de un estímulo exsajerado en otro. Se puede afirmar atrevidamente que el carácter de los subditos no ha sido jamás tan profundamente disformado por sus señores; porque si razas esclavizadas o pueblos sometidos por la conquista han sido bajo algunos aspectos oprimidos con mas violencia, sus tendencias han seguido una evolución natural. Pero en la mujer se ha empleado siempre para desarrollar ciertas aptitudes de su carácter, un cultivo de conservatorio teniendo solamente en vista el interés o el placer de su señor. I viendo que ciertos productos de sus fuerzas vitales jerminan i se desarrollan rápidamente en esta atmósfera recalentada mientras que otros brotes de la misma raíz dejados al esterior en medio de una atmósfe-

ra de invierno, i rodeados intencionalmente de hielo nada producen, se queman i desaparecen, los hombres inca paces de reconocer su propia obra se imajinan sin mas examen que la planta se desarrolla espontáneamente como ellos la hacen desarrollarse i creen que la planta moriría si no estuviera la mitad en un baño de vapor i la otra mitad en el hielo.»

«De aquí resulta, añade mas adelante, que sobre la difícil cuestión de saber cual era la diferencia natural de los dos sexos en el esta do actual de la sociedad sea imposible adquirir un conocimiento exacto i sin embargo casi todo el mundo dogmatiza sobre ella sin recurrir a la única luz que pueda ilustrar el problema: el estudio de las leyes que reglan la

influencia de las circunstancias sobre el carácter. En efecto, por grandes e imposibles de borrar que sean a primera vista las diferencias morales e intelectuales entre el hom bre i la mujer, las pruebas de que esas diferencias son reales solo podrán ser negativas. Solo deben ser consideradas como naturales aquellas que de ninguna manera pueden ser artificiales: lo que quede una vez deducidas todas las particularidades que en uno u otro sexo puedan esplicarse por la educación o las circunstancias esteriores.»

En todas estas reflexiones hai tanta fuerza como verdad de observación; basta esponerlas para que los hechos queden establecidos con una solidez indestructible; pero no se puede admitir sin reservas las conclusiones que Stuart Mill hace nacer de estos hechos. Lo que hasta aquí ha probado es simplemente cuan graves son las dificultades que encuentra el exámen del carácter i la naturaleza de la mujer cuando se emprende su estudio bajo el punto de vista de sus relaciones con el hombre, tales como ahora se encuentran establecidas, pero de ninguna manera que todo lo que se pueda decir a este respecto debe forzosamente descansar sobre el movedizo cimiento de aventuradas conjeturas, desde que pasa sin dete-

nerse en su crítica sobre los otros dos métodos de examinar el problema que son precisamente los que nos guian hácia una acertada solución.

Nada nos dice del poderoso concurso que prestan las ciencias naturales cuyo estudio si no ha dado todavía al problema una solución clara i precisa ha dado por lo menos una base sólida i conclusiones que distan mucho de ser hipótesis prematuras. El estudio del cerebro, el sistemamnervioso i para decirlo todo en una palabra, el estudio de la fisiolojía comparada del hombre í la mujer establece entre ambos sexos diferencias completamente independientes de la posición social en que han vivido i no permiten establecer una paridad i mucho menos una confusión de esos dos sexos que la naturaleza ha separado profundamente.

Nada nos dice tampoco de los estudios que tomando por base las conclusiones de las ciencias naturales i la historia de la intelijencia humana, han llegado positivamente a establecer la división que separa la manera de investigar del hombre i la mujer, los rasgos característicos, por decirlo así, de su modo de ser intelectual. Para llenar este vacío seria necesario entrar en un desenvolvimiento que no permiten los límites de un prólogo. Bastará con

sentar las conclusiones jenerales a que han llegado esos estudios. El mas notable de todos los que se han publicado hasta ahora, en la opinión de los críticos, se debe a la pluma delicada i concienzuda del eminente i malogrado Buckle. Las conclusiones de su investigacion son las siguientes:

La mujer por la conformación natural de su cerebro, por el desarrollo de su sistema nervioso en jeneral, por su facilidad mayor para obedecer a un estímulo cualquiera da naturalmente a sus ideas un jiro rápido, raciocina con impaciencia, se deja dominar por todo lo que impresiona con vehemencia su corazón. De aquí proviene que el sistema habitual de sus reflexiones sea el deductivo, sistema que se armoniza con la índole de sus facultades, sistema rápido que adivina la verdad por una especie de intuición. El hombre mas paciente i menos vivo en sus impresiones por el menor desarrollo de su sistema nervioso, sigue por el contrario el método inductivo que exije una investigación detenida i un copioso caudal de hechos en que poderse apoyar. De aquí se puede desprender una diferencia moral e intelectual entre ambos sexos, que no permite sostener la igualdad del hombre i la mujer, pero que tampoco permite se juzgue al uno superior al otro. Cada cual

en su esfera:— el hombre siguiendo los penosos senderos del análisis prolijo, de la investigación concienzuda i detallada; la mujer siguiendo el camino brillante i peligroso de un sistema delicado i soñador como ella misma.

No aceptando esa confusión de los dos sexos i sin reconocer tampoco su igualdad, las conclusiones a que llega Stuart Mill, por un camino diametralmente opuesto, son sin embargo también mis conclusiones. En efecto ¿qué es lo que el quiere con este libro? Restablecer la naturaleza, volver a colocar la sociedad en su punto de partida, reunir los hombres en el ru-tico hogar de los tiempos primitivos al rededor del fuego que prepara para su cuerpo los alimentos groseros i hace nacer en los corazones los primeros afectos delicados. Examinar ese momento en que la sociedad se organiza, sorprender el abuso de la fuerza, el oríjen de las preocupaciones i las desgracias de la humanidad. I en seguida trasportar ese estado social a nuestra época despojándolo de toda su barbarie i conservándole toda su libertad. Hé aquí el propósito de este libro. Es un trabajo de demolicion i de reconstrucción: derriba la sociedad arbitraria y caprochosa para restablecer la naturaleza con su armonía eterna i su libertad sagrada.

II.

La sociedad dice: la mujer ha nacido para el matrimonio; la naturaleza dice: la mujer ha nacido para vivir. Vivir es desarrollarse, es desenvolver libremente su alma, es amar mas i mas a medida que nos acercamos a Dios que es el amor eterno, es saber mas i mas a medida que nos acercamos a Dios quees la sabiduría infinita.

La sociedad dice a la mujer que se contente con sus facultades de benevolencia i de amor, le hace a cada paso una alhagüeña descripción de los tesoros de ternura que encierra su corazón i le repite en todos los tonos: «El hombre nada tiene que pueda compararse con semejante sacrificio, con tu piedad, con tu amor: El no es hijo, ni hermano, ni esposo, ni padre ni amante como la mujer es hija, hermana, esposa, madre i amante. El corazón, las facultades afectivas, el amor, he ahí el poder i el triunfo de la mujer i ¿este poder, este triunfo no son bastante bellos? Qué es el talento al lado del corazón?»

La naturaleza entre tanto dice: vive, desarróllate, serás lo que debas ser dejándote arrastrar por el impulso que Dios que todo lo sabe, dio a tu alma en la tierra lo mismo que a los astros en el cielo. Si esas facultades de amor están encerradas en tu corazón, i son las únicas que jerminan en tu espíritu como

cree la sociedad, ellas naturalmente te llevaran a la posición mas apta para ejercitarlas? porqué entonces te niegan la libertad de elejir? ¿Porqué cerrándote todas las puertas te dejan solamente la del matrimonio o la del convento? Hai quien acepte la tremenda responsabilidad de hacerte esposa o monja si tu no has nacido con la facultad de ser esposa o monja? En nombre de que deber te imponen un sacrificio estéril para la sociedad i para Dios? La libertad es la única solución de ese problema social. Que la mujer sea libre para seguir el camino por donde la guian los instintos de su corazón i las aspiraciones de su espíritu. Asi solo será madre la que se sienta con las aptitudes que exije la misión mas elevada i el sacerdocio mas santo que pueda concebir la imajinacion sobre la tierra. Asi todas las esposas serán buenas porque solo lo serán los que hayan recibido de la naturaleza facultades propias para serlo. Asi no se verá la mujer obligada a aceptar el matrimonio como un sacrificio que le impone la necesidad de vivir. Asi en el corazón de los que por el matrimonio formman un hogar habrá una felicidad verdadera i no esa felicidad finjida que cubre el semblante de los que llevan un corazon vacio, como las flores risueñas que cubren una tumba? I para ésto ¿qué debemos hacer?

Darle a la mujer la misma libertad que tiene el hombre para emplear sus facultades en el sentido que mejor le cuadre, es decir darle la libertad de instrucción i la libertad para hacer uso de sus conocimientos. Stuart Mill esponiendo las ventajas que reportaria la sociedad de la educación igual del hombre i la mujer, se detiene a hacer ver el considerable aumento en el número de las personas aptas para desempeñar las ocupaciones que hoi se acuerdan solo al hombre; el estímulo que recibiría éste viéndose en la necesidad de justificar esa superioridad que pretende sobre la mujer; i siendo esta mas instruida seria también mas provechosa la influencia que ejerce sobre el hombre como madre, i como esposa. Pero del cultivo intelectual resultarían todavía ventajas de un orden superior. Aceptando la diferencia moral que Buckle establece se acepta también que educar a la mujer no es simplemente aumentar el número de los seres útiles a la humanidad, es también utilizar facultades que el hombre espontáneamente no posee i que sinembargo son de un alcance incalculable en el dominio de las ciencias. Es digno de observarse que los descubrimientos que mas honor hacen al espíritu humano, que marcan una época mas notable en la civilización han sido hechos precisa-

mente siguiendo ese método deductivo, que están de acuerdo los pensadores en atribuir a la mujer. Colon, Galileo, Newton deben a ese método el alto puesto que ocupan en la gratitud, la gloria i el respeto de los pueblos. Educar a la mujer es desarrollar esas facultades en el terreno en que mas fácilmente i con mejores resultados deben desarrollarse desde que en ella se producen espontáneamente. Ahora si concentramos nuestra observación en el hogar, en ese campo tan reducido al parecer i sin embargo de horizontes infinitos para el que piensa que allí está encerrado el porvenir de la humanidad ¿qué tranformacion no vendría a operar en su seno esa redención de la mujer por la instrucion? El respeto i la confianza mutua serán el patrimonio de ese hogar en que la mujer encontrará en su esposo quien la guie con el cariño i el respeto de un compañero i el esposo encontrará en su mujer un confidente a la altura de su inteligencia, capaz de avudarlo i capaz de sostenerlo en esos momentos en que la vacilación i la duda hielan hasta el alma de los mas fuertes que se encuentran solos. Esa mujer llevará el entusiasmo de su alma soñadora i con el entusiasmo la audacia que da vida a los proyectos que conciba el espíritu siempre ávido del que será su esposo. Llevará la firmeza

de su sexo i su abnegación en medio de los contrastes de la vida si la desgracia viene a herir el porvenir de su familia. ¿Qué mujer de corazón no sueña con un porvenir semejante que talvez verá frustrado por la insuficiencia de su educación o porque su marido, no pensando como ella, se niega a ayudarla a levantar se hasta su propio nivel? I luego el marido ¿por qué no ha de sentirse mas feliz encontrando en su mujer una intelijencia tan cultivada como la suya que pueda ayudarlo en sus tareas, comprenderlo en sus propósitos i de quien sea amado por lo que es i lo que vale i no simplemente porque es su marido! I no se vería entónces lo que jeneralmente se ve hoi, como con tanta justicia observa Stuart Mill, que jóvenes de grandes esperanzas dejan de perfeccionarse desde que se casan por falta de ese estímulo que antes encontraban en las relaciones que han abandonado por la sociedad de su mujer desprovista de la instrucción necesaria para poder impulsarlos. Bajo cualquier punto de vista que se mire la educación de la mujer no puede sino ser considerada como un paso hacia la justicia i la civilización a que solo se oponen los espíritus estrechos i mezquinos. Ahora en cuanto al derecho de servirse de esos conocimientos con la misma libertad que el hombre, parece ocioso detenerse a

demostrarlo. Se sostiene que la mujer es incapaz por su intelijencia i su constitución de desempeñar una ocupación séria o que exija un trabajo continuado. Colocándose en las peores condiciones, aceptando esa inferioridad intelectual i concediendo hasta que la mujer con otra educación no llegaría jamás a la altura del jénio, eso no es razón para impedirle ocupaciones i profesiones que se conceden aún a los hombres mas torpes, si estos consiguen rendir las pruebas que se exijen para obtenerlas i que podrían igualmente exijirse a la mujer. Si realmente su constitución la inhabilita para ciertas ocupaciones no necesitaría por cierto de la tutela del hombre, ni del mandato de la sociedad para abandonarlas. No se me ocurre que podrían contestar a esto los que niegan a la mujer el derecho de elejir libremente el destino de su vida.

Si algo ha embarazado la solución de este problema es el tenaz empeño de mirarlo bajo el prisma inflamado de la política. Se ha creido que concederle a la mujer sus derechos sociales importaba también concederle sus derechos políticos i esa creencia despierta el temor de ver comprometido el progreso la prosperidad pública si llega a tomar en su dirección una clase social que no está preparada para

III.

hacerlo i que seria probablemente el instrumento de una peligrosa decadencia. El temor los ha hecho injustos. Lo que la mujer reclama son sus derechos sociales i si le duele ver que se le niegan sus derechos políticos es porque para hacerlo se apela a sofismas que la hieren sin convencerla. Si se pretende negarle esos derechos porque se la cree incapaz de ejercerlos, si se le dice que ella ni por su educación, ni por su intelijencia puede pretender el derecho de elejir quien la represente i la dirija en el movimiento politico de su patria, detras de ese pretesto hiriente ella verá la injusticia i la inconsecuencia, se sentirá herida sin sentirse convencida. Ella verá la inconsecuencia de los que le reconocen las aptitudes necesarias para elejir un esposo que va a representarla i dirijirla, durante su vida entera i le niegan esas mismas aptitudes para una elección harto menos grave i trascendental. Si se le niegan esos derechos porque solo se la cree capaz de ser un instrumento inconciente de la voluntad ajena, en esa pretendida razón solo verá una ofensa i una falta de lójica. Si su opinión es siempre el eco de la opinión de un hombre ¿qué importa que ellas la manifieste? Será lo mismo que si los hombres la manifestaran dos veces i ¿qué mal hai en eso? La verdadera razón de esa injusticia, de

esa tenacidad para negarle a la mujer aptitudes que todos le reconocen en el fondo de su conciencia, es mas honrosa para ella que esos ofensivos pretestos. La verdadera razón es el temor, es el miedo. No se teme ver la familia dividida i entre ambos esposos el espectro de la política sembrando la desunion, lo que se teme es ver a la jeneraiidad de los hombres i a la mujer apoyando ideas que les son antipáticas pero a cuya merced las han abandonado. Pero la mujer no reclama esos derechos políticos, lo que ella quiere, lo que ella necesita son sus derechos sociales. Se puede reconocer los unos sin sancionar los otros. La capacidad intelectual no es en ninguna de las lejislaciones civilizadas la medida de la capacidad política. Para ser elector se necesita tanto de renta, para ser elector nadie exije tanto de intelijencia, ni tanto de aptitudes. La mujer dirá entonces: se me niegan los derechos políticos con el mismo título con que la Inglaterra se los negó a Newton. La injusticia aparecerá a sus ojos siquiera con esterioridadeshonrosas. Pero si un temor jeneroso en apariencia puede escusar esa usurpación de los derechos políticos ¿qué temor que no sea innoble podría alegarse para cohonestar la usurpación de sus derechos sociales? Porqué negarle esos derechos que la naturaleza concediéndole

la razón le ha concedido? Porqué negarle esos derechos que harian su felicidad realizando en el hogar esa unión soñada de dos corazones i dos intelijencias que se aman i respetan? ¿Porqué no utilizar esas facultades adormecidas por la ignorancia, aniquiladas por el abandono? La justicia, la felicidad, el progreso, todo reclama una emancipación moral que solo llegará cuando suene la última hora del reinado de la inconsecuencia.

Revista de Santiago. Santiago de Chile : Imprenta Chilena, 1848-1855. 8 volúmenes, tomos 2, 3, (1872-1873), páginas 112124, 297-325, 512-531, 773-787, 909-921, 133-144, 493-508

“SOMOS UNA UNIVERSIDAD CON EQUIDAD DE GÉNERO

Desde su oficina en Casa Central, la doctora y académica Silvana Zanlungo dirige la Dirección de Equidad de Género de la Universidad Católica, que tiene como finalidad promover la equidad y la “igualdad de oportunidades en la planta académica y en el proyecto educativo”.

Pero, hace 5 años atrás este estamento no existía ni tampoco era una prioridad de la casa de estudios. La toma feminista de mayo 2018 en Casa Central produjo cambios estructurales en la Universidad que fueron desarrollándose paulatinamente, en conjunto a autoridades, docentes y estudiantes. Uno de ellos fue la “Comisión Mujer y Academia II” realizada un mes después de

la toma. “Había existido la primera unos años atrás, por el 2014-2015, que había propuesto varios cambios que se hicieron, pero no teníamos una estructura encargada de este tema a nivel universidad. Entonces, esta comisión, que está formada por hombres y mujeres profesionales y también profesores y profesoras de distintas áreas disciplinarias, trabaja intensamente por alrededor de 6-7 meses, y dentro de las propuestas, la más importante, diría yo, es la creación de una Dirección de Equidad de Género”, señala Silvana.

— ¿Qué significa para usted encabezar la Dirección de Equidad de Género?

— Cuando me ofrecieron dirigirla yo estaba más que

emocionada, porque tenía muchas ideas por hacer (...) Lo que me motivó a asumir el desafío fue una reflexión que hice en relación a mi propio camino. No estaba consciente de que había sufrido, si bien no cosas como muy graves o profundas, discriminación por ser mujer. A pesar de todo, había logrado avanzar. Pero me di cuenta que no era la misma realidad para otras mujeres, entonces es la sensación de que hay mucho por hacer todavía, por muchas personas. Eso me motivó muchísimo.

Actualmente, según cifras del primer Boletín del Observatorio de Equidad de Género, el 65% del estamento profesional y administrativo de la Universidad está compuesto por

mujeres; mientras que en la comunidad estudiantil corresponde al 52%. Además, solo 37% encabeza cargos de autoridad. Estas cifras evidencian la brecha de género existente en la comunidad universitaria, pero que año tras año va disminuyendo. Ante el aniversario n°5 de su creación, Silvana tiene esperanzas que la perspectiva de género en la UC se convierta en algo universal, sin posibilidad de retroceso.

“Volver a movilizar”

— ¿Cómo fue la reacción de los diferentes estamentos de la Universidad ante la implementación de este nuevo organismo?

— La verdad es que siento que nos han recibido muy bien. Hemos visto con mucha alegría que por ejemplo distintas facultades han organizado sus propias oficinas, direcciones de equidad de género. A través de ellos hemos podido impactar a estas facultades, porque como entidad damos los lineamientos y después las unidades hacen suyas estas políticas. Tenemos una red muy bonita dentro de la Universidad. Hacía falta, quizás un motor, pero estaban las ganas en las distintas partes de la Universidad de hacer el cambio. De lo contrario, no hubiese funcionado la Dirección, así como aislada, no habría tenido mayor impacto.

— ¿Cuáles han sido las principales dificultades y obstáculos al querer promover todos estos lineamientos en la Universidad?

— Yo te diría que quizás el principal obstáculo ha sido que somos una dirección pequeña, lo que tiene sus ventajas y desventajas, pero que significa estar en todo. Ejemplo, en el caso de querer hacer un curso, debemos desde reservar la sala, hasta contactarnos con las unidades y promover el curso. Otro desafío, es que cuando recién se crea la Dirección, había mucho entusiasmo. Luego, el tema se volvió muy reiterativo, entonces tenemos como desafío volver a movilizar. No basta sólo con crear la dirección. Debe mantenerse viva, y para ello hay que estar recapacitándose, reflexionando todo el tiempo, y quizás eso es lo que nos cuesta más. Quizás nuestra lección, en el último tiempo, ha sido hacer menos actividades, pero mejor pensadas y con una buena difusión. Al comienzo hicimos muchos seminarios, muchas actividades y empezó a pasar que la gente no podía asistir a todo. Por lo que hoy en día estamos concentrando nuestro esfuerzo en un par de actividades al año, muy bien pensadas, y además, asistir donde nos convoquen.

— ¿Alguna disciplina más que otra?

—Donde han generado esta orgánica, que es en Ciencias Sociales, Ingeniería, Filosofía, Construcción Civil, Arquitectura, Diseño de Estudios Urbanos, Educación y recientemente Teología, nos es más fácil llegar. Donde no tienen estas oficinas, de partida nos pasa que decimos, “bueno, ¿con quién nos contactamos?” Naturalmente es más difícil (...) Mi sueño es que todas las facultades tengan esta orgánica, de manera que podamos impactar a toda la Universidad aún más.

“Podemos avanzar aún más”

— ¿Cuáles creen que han sido los principales efectos, o los resultados, tras el trabajo desde el 2020, de la Dirección de Equidad de Género?

—Yo te diría que cuando uno quiere disminuir las brechas, eso toma años. Entonces, el principal efecto es que hoy día hay una conciencia del tema. Es la visibilización, la toma de conciencia (...) Hoy en día, lo más usual es ver que en el plan de desarrollo de cada facultad, se reflexiona y hay una propuesta en torno a equidad de género, y la propuesta tiene que ver con qué hacer con las brechas que existen en cada facultad. Medidas que se tomarán para disminuir esas brechas. Y la verdad es que eso hace cinco años no estaba. No era tema. En-

tonces es súper significativo. También hemos visto que ha aumentado el número de mujeres que está postulando a la titularidad, que es la categoría académica más alta. Se deja de ver como algo lejano, improbable. Así que eso también nos tiene muy contentos, porque la equidad de género, para nosotros y para la Universidad, es igualdad de oportunidades, para hombres y mujeres. Hemos visto que en disciplinas o carreras feminizadas, como por ejemplo Enfermería, Ciencias de la Salud, Terapia Ocupacional, Nutrición, Kinesiología, hay algunos cupos de equidad de género para la admisión de estudiantes hombres. Lo que también ocurre para la admisión de estudiantes mujeres en carreras masculinizadas, como carreras STEM, por ejemplo. Eso, simbólicamente, es muy importante para nosotros, porque también pone el tema que la equidad de género no es un tema de mujeres, para mujeres, que es una de las resistencias que queremos vencer. Hoy día lo que queremos hacer es que la comunidad entienda que equidad de género es en ambos sentidos, y que a la Universidad le hace bien la diversidad. La hace una mejor Universidad.

— Una de las directrices de la dirección es promover la participación y presencia de mujeres en cargos de autoridad y jerarquía.

Paralelamente, hoy hay 5 decanatos encabezados por mujeres, de 20 en total, ¿qué opina sobre eso?

— Opino que ha habido un avance, pero podemos avanzar aún más. Tiene que ver con el empoderamiento de mujeres, pero también con una realidad que es compleja y es que hay pocas mujeres en ciertas áreas disciplinarias. Yo creo que a medida que tengamos más mujeres en todas las áreas disciplinarias de la Universidad, habrá más posibilidades de tener decanas, porque en el fondo van a haber más mujeres para repartirse la representación, para participar en puestos de toma de decisión, de manera que no sea tan pesada la carga (...) Yo creo que hoy en día es muy interesante que otras mujeres vean que hay una decana en Ingeniería, eso es histórico, porque las motiva a pensar que “si otra pudo, yo también puedo”.

— ¿Considera que la Universidad Católica es una universidad feminista?

— Lo que pasa es que creo que no existe una sola definición de feminismo. Yo te contestaría que somos una Universidad con equidad de género y que en ese sentido me siento muy orgullosa de decir que hemos avanzado de forma increíble en ese sentido, y con bastantes consensos. No hemos impuesto el

— No feminista todavía. camino, sino más bien ha sido un camino consensuado, y estamos muy orgullosas de poder mostrar este camino siendo una Universidad Católica (...) Entonces, creemos que sí somos una Universidad que busca la igualdad de oportunidades y que está muy en el corazón de la iglesia el buscar que todas las personas que forman parte de la comunidad se desarrollen plenamente. Así que en ese sentido yo te puedo decir que somos una universidad con equidad de género.

— Depende, hay distintos conceptos del feminismo. Si tú lo defines como una Universidad que busca el desarrollo de las mujeres, su incorporación en la academia, y al mismo tiempo en la sociedad, nos podemos declarar una Universidad feminista. Pero hay otras definiciones o conceptualizaciones de feminismo que quizás no están alineadas con nuestra Universidad.

GÉNERO Y TEOLOGÍA

TEOLOGÍA HECHA POR MUJERES

POR ROCÍO CORTÉS RODRÍGEZ

Facultad de Teología UC.

1. Introducción al camino en la teología

Cuando comencé a estudiar teología, recibí varios comentarios que hacían relación, especialmente, a mi “ser mujer” en teología. Recuerdo que, habiendo comenzado los estudios, siendo una joven de 20 años, un sacerdote, en tono de broma, en cuanto supo que estudiaba teología, me dijo: “Una mujer estudiando teología es

como una talibana para la Iglesia”; mientras mis conocidos y amigos pensaban que yo era una persona “buena” por estudiar teología, este sacerdote, por el contrario, insinuaba que yo era una persona “peligrosa”. Otro comentario que se repitió muchísimo durante esos años era el siguiente (y probablemente más de alguna que

otra teóloga también lo escuchó): “Rocío, tú tienes doble pecado: eres laica y eres mujer”. Esta misma combinación, propias de mi ser-persona-en-elmundo que, por supuesto, no podía cambiar, fue, con los años, matizándose y poco a poco, volviéndose algo positivo e incluso, en una incómoda una ventaja.

2. El Impacto de los cambios sociales y eclesiales en Latinoamérica

Como toda vocación, mi inquietud por la teología tiene un contexto. El proceso de promoción de la mujer en los espacios públicos, eclesiales y la normalización de un rol más protagónico en ellos, sienta las bases para una nueva era en el pensamiento teológico latinoamericano. Sin duda, los cambios sociales y eclesiales vividos en gran parte del mundo han contribuido a la progresiva naturalización de la presencia de la mujer en espacios antes vetados. Estos cambios han sido gracias al trabajo pionero, silencioso y, en ocasiones, ridiculizado de tantas mujeres que han decidido hacer camino no solo para ellas mismas, sino también para quienes veníamos, con esperanza, caminado detrás de ellas. De esos procesos de cambio y de algunas de esas mujeres, de esas teólogas, valientes e inteligentes, quiero hablarles en este texto.

El desarrollo del pensamiento teológico hecho por mujeres, especialmente en Latinoamérica, se vio influenciado por el evento del Concilio Vaticano II donde una de las preguntas centrales fue acerca de la participación laical en la Iglesia. Este evento, junto a los procesos sociales de aquella época, especialmente el movimiento feminista que se hacía presente en diversos ámbitos de la sociedad llevó a que las mujeres, poco a poco, empezaran a preguntarse acerca de su lugar y su rol dentro de la Iglesia. Paulatinamente, comenzaron a surgir voces que buscaban cuestionar, participar e involucrarse en los procesos del pensamiento teológico que se estaba desarrollando en el continente. Este pensamiento latinoamericano, marcado por atención al contexto y por la opción preferencial por los pobres, resultó desde el que las mujeres se re-

conocían como una de las tantas pobres, no solo de la sociedad y de la Iglesia.

De hecho, la teóloga brasileña María Clara Bingemer destaca que la teología realizada por mujeres en América Latina surgió justo posterior al Vaticano II, alrededor de 1968. Durante este año, la Conferencia Episcopal Latinoamericana se congregó en Medellín para evaluar la implementación del concilio en la región, resaltando especialmente la conexión entre la proclamación del evangelio y la lucha por la justicia (Bingemer, 2016, pp. 70-71). Fue así como en los setenta, las mujeres comenzaron a explorar nuevas formas de teología, inspiradas por la cuestión de la pobreza, especialmente aquella de las mujeres más desfavorecidas de la sociedad y de la Iglesia.

3. Desafiando la Tradición: La figura de María

Poco a poco comenzaron a surgir una polifonía de voces femeninas queriendo hacer teología. Este movimiento emergente no solo representaba un desafío a las estructuras establecidas, sino que también reflejaba un profundo deseo de inclusión y reconocimiento en un campo

tradicionalmente dominado por figuras masculinas.

Tomemos como ejemplo la teología vinculada a la Virgen María. La teóloga argentina Nancy Raimondo señala que, la renovación impulsada por el Concilio Vaticano II fomentó el desarrollo de una mariología

contemporánea, inculturada y contextual. El análisis de la comprensión mariana local dejó ver una serie de “nudos contradictorios” (Raimondo, 2022, p. 14). Estos nudos, o desafíos teológicos, se manifestaron en la tensión entre la veneración tradicional y las realidades contempo-

ráneas de las mujeres en la Iglesia. La reevaluación de los roles y las imágenes marianas proporcionó un espacio para que, las voces femeninas, exploraran de qué manera las representaciones históricas de María resonaban o discordaban con sus propias experiencias y aspiraciones.

Reconociéndose a sí mismas entre las más desfavorecidas, mujeres creyentes comenzaron a replantear y cuestionar las tradiciones que las habían mantenido en posiciones secundarias, particularmente a partir de las enseñanzas tradicionales vinculadas a la Virgen María. En el contexto latinoamericano, de marcada devoción Mariana, surgieron preguntas críticas, tales como: ¿qué imágenes de María han sido transmitidas a lo largo de la historia del cristianismo? ¿Cómo estas han influenciado en la vida de las mujeres? Estas imágenes, ¿han contribuido o impedido la realización plena de las mujeres? ¿Qué modelos de mujer, madre, esposa y consagrada promueven las diversas advocaciones marianas? (Raimondo, 2026, p. 15). Todas estas preguntas han sido fundamentales para renovar la reflexión teológica hecha por mujeres que no solo busca abrir nuevas perspectivas para la reflexión, sino también para su aplicación pastoral en la vida de la Iglesia.

Los avances en la reinterpretación de María como un símbolo de emancipación y relevancia han resonado más allá de las fronteras de Latinoamérica, entrelazándose con los movimientos feministas globales que

“...¿qué imágenes

de María han sido transmitidas a lo largo de la historia del cristianismo?

¿Cómo estas han influenciado en la vida de las mujeres? Estas imágenes, ¿han contribuido o impedido la realización plena de las mujeres? ¿Qué modelos de mujer, madre, esposa y consagrada promueven las diversas advocaciones marianas?”.

también buscan redibujar la comprensión de lo sagrado desde perspectivas femeninas. Estos avances críticos en la teología han llevado a teólogas a sugerir actualizaciones a las formas tradicionales respecto del cómo decimos y/o

comunicamos la teología, tal es el caso del paso de “Mariología” a “Maria-logía”, propuesto por la teóloga argentina Virginia Azcuy en su obra reciente, Marialogía: un caleidoscopio y variadas figuras. El título mismo anticipa un enfoque que busca explorar aspectos liberadores de María y resaltar la dignidad femenina (Azcuy, V. R., Besa Bandeira, & Temporelli, 2022). Estas iniciativas y propuestas teológicas reflejan una mayor autenticidad y relevancia para las mujeres contemporáneas, empoderándolas para ver en María un modelo más accesible y emancipador.

La profundización en estos temas no solo ha enriquecido el debate teológico, sino que también ha fortalecido la praxis pastoral, ofreciendo a las comunidades de fe formas más inclusivas y resonantes de espiritualidad y liderazgo. Al hacerlo, teólogas como María Clara Bingemer, Ivonne Gebara, Virginia Azcuy, Consuelo Vélez, Clara María Temporelli, Silvina Repullo, Carolina Bacher, Blanca Besa, Margit Ekholt, Nancy Pineda Madrid, Ahida Pilarsky, Claudia Herrera y muchas otras que, desde distintos lugares, están redefiniendo lo que significa ser una mujer en la Iglesia, desafiando a la comunidad a aceptar una visión más expansiva de lo sagrado que honra plenamente la contribución y la presencia femenina.

4. Influencias y conexiones globales en la teología feminista

El desarrollo teológico latinoamericano ha estado siempre en sintonía con el desarrollo de la reflexión feminista realizada en Estados Unidos y en Europa. Hacia los años setenta, por ejemplo, en Norteamérica, había mujeres desarrollando propuestas en las que identificaban ya, en aquel momento, los signos de patriarcado en la comprensión de Dios mismo. La obra de Mary Daly, Beyond God the Father: Toward a Philosophy for Woman’s Liberation (Daly, M., 1973) se volvió una alternativa para repensar la producción teológica hecha por mujeres y, aunque la teología del Norte y del Sur de América difieren en varios puntos, especialmente porque en el Sur la centralidad está puesta en la opción preferencial por los pobres, han sido consideradas como teologías hermanas.

Ahora bien, aun cuando la teología realizada por mujeres en América del Sur ha valorado la contribución de sus contrapartes del Norte, también ha reconocido y se ha nutrido de sus acentos propios. Estos acentos han proporcionado motivaciones y cuestionamientos particulares, que son producto del contexto único de nuestra región, el que ha fomentado el desarrollo de un discurso teológico contextual, inclusivo,

arraigado en la realidad y preguntas propias de las mujeres latinoamericanas. En su práctica teológica, estas teólogas han optado y transitado por diversos términos para describir – y validar – su trabajo teológico, algunos de ellos: “teología desde la perspectiva de la mujer”, “teología realizada

Hacia los años setenta, por ejemplo, en Norteamérica, había mujeres desarrollando propuestas en las que identificaban ya, en aquel momento, los signos de patriarcado en la comprensión de Dios mismo.

por mujeres” o “teología desde la mujer”. En este punto, Bingemer enfatiza que “hubo una tendencia a evitar palabras como “feminismo” y “feminista” para describir su enfoque” (Bingemer, 2016, 74). En mi opinión, el interés por buscar una nomenclatura propia tuvo relación con distanciarse y/o diferenciarse respecto del movimiento feminista global, ya que, la propuesta de las muje-

res en la teología, desde sus inicios, no buscó ser totalmente disruptiva; por el contrario, ha querido desde siempre insertarse dentro del pensamiento de la Iglesia, reconociendo que se trata de propuestas de mujeres que, siendo parte de la Iglesia, y valorando esa pertenecía eclesial, quieren ofrecer enfoques nuevos en miras de liberar la experiencia de sus hermanas mujeres al interior de ella. La teóloga colombiana Consuelo Vélez lo indica con las siguientes palabras: “hablar de las mujeres y seguir insistiendo en que cambie la realidad que viven, no es un discurso del pasado ni mucho menos una tarea innecesaria. Por el contrario, es una exigencia ética y cristiana porque va en contra de la dignidad fundamental del ser humano y por supuesto del querer de Dios” (Vélez, O.C., 2022, p. 154). Esta exigencia ética y cristiana implica estar atentas a los signos de los tiempos y, con ello, reconocer la presencia de Dios en la historia que nos llama a colaborar con El en su construcción.

5. Una Sororidad Transdisciplinaria

El reconocimiento del papel cambiante de las mujeres en la teología nos lleva a enfrentar una realidad aún más compleja y desafiante. Se produce, entonces, la llamada “feminización de la pobreza”, término acuñado por la teóloga estadounidense Diane Pearce en 1978 y que tiene relación con el reconocimiento de que una persona que es pobre, pero que además es mujer, es doblemente pobre; Doblemente pobre, primero por su condición de pobre y, segundo, porque el hecho de ser mujer hace que su vida sea aún más compleja y difícil (Bingemer, 2016, p. 72). A partir de esta constatación, se produce lo que podríamos llamar como una “sororidad transdisciplinaria”; surgía así un nuevo tipo de solidaridad en la que se vinculó a mujeres teólogas con mujeres pobres que pertenecían a Comunidades Eclesiales de Base (Cebs). Desde la praxis, ellas levantaron nuevas preguntas y propuestas teológicas que, con una nueva mirada, comenzaron a revisitar textos, enseñanzas y prácticas que tradicionalmente han situado a las mujeres, solo en virtud de su género, en un lugar secundario dentro de la teología y de la Iglesia. Este proceso ha fomentado un diálogo enriquecedor que ha incluido también a hombres más conscientes de estas di-

námicas, promoviendo una nueva horizontalidad en las relaciones y en el reconocimiento de la diversidad de voces autorizadas para hablar de teología.

La atención a la pregunta por las pobres en Latinoamérica llevó necesariamente a abrir nuevos horizontes de reflexión reconociendo que la pregunta por la mujer en la Iglesia nos conduce, necesariamente, a reflexionar en nuevas categorías que estaban también levantando sus voces. Estas categorías incluían, por ejemplo, a las minorías provenientes del mundo indígena, aquellas mujeres aún más empobrecidas por su condición de pertenencia a los pueblos originarios. De la misma manera, la atención a la identidad propia de la mujer cristiana llevó a pensadoras como Marcella Althaus-Reid, teóloga metodista, a proponer comprensiones a partir de la categoría de “género” que permitieron expandir su trabajo y atender, de esta manera, no solo a la idea de género femenino y masculino, sino que, se incluyó también a las minorías sexuales, resultando en una nueva corriente teológica, la llamada teología Queer (Althaus-Reid, M., 2003).

Dada la diversidad de temas, metodologías y contextos en lo que la teolo-

gía hecha por mujeres se desarrolla, Virginia Azcuy, hace eco de las palabras de Anne M. Clifford, argumentando que es fundamental hablar hoy de teologías feministas “en plural” atendiendo, de esta manera, a las diferencias sociales culturales y étnicas, entre otras” (Azcuy, V. R., Belford, N. E., & García, B. M, 2016, 135). Estas teologías feministas se definen por las vivencias de las mujeres en sus respectivos entornos. Azcuy destaca la influencia del feminismo multicultural de Ada María Isasi-Díaz, precursora de la “teología mujerista”, que aborda los desafíos específicos de las mujeres latinas en Estados Unidos. Por su parte, la “teología womanista”, enraizada en la comunidad de mujeres afrodescendientes, aborda temas y preocupaciones únicos, distintos de los de la teología feminista más general, cuya perspectiva está marcada por condiciones específicas de pertenencia social y religiosa (Azcuy, V. R., Belford, N. E., & García, B. M, 2016, 139).

6. Conclusiones y Reflexiones sobre el futuro mujer en teología

En este texto he podido describir el transitar de algunas teólogas y sus propuestas. Ellas han hecho su camino, tanto solas como acompañadas, y yo he podido hacer el mío. Es cierto que me siento heredera de los apóstoles, San Agustín o Karl Rahner. Pero también de quienes me han permitido incluso escribir este texto, ya que han sido mujeres que se han hecho espacio en un lugar antes extraño a sus reflexiones. “Teología hecha por mujeres” no es una mera abstracción para mí.

Por eso, abordar la relación entre mujeres y teología implica reconocer a un grupo emergente de mujeres que han hecho significativos avances en las universidades e institutos de teología. Gradualmente, estas mujeres obtuvieron títulos académicos que les permitieron establecerse como colegas iguales a sus contrapartes masculinas, destacándose en un ámbito dominado por varones. Este proceso de reconocimiento y visibilidad ha requerido no sólo adaptarse a las exigencias de la rigurosidad teológica tradicional sino también innovar y responder a los desafíos contemporáneos que enfrentan las mujeres en este campo. En consecuencia, el trabajo de estas teólogas ha desembocado en dos tareas cruciales: primero, el desarrollo de

nuevas formas de hacer la teología que introducen temas y metodologías innovadoras; y segundo, la integración de estos enfoques novedosos dentro del discurso teológico principal para demostrar su relevancia y urgencia.

Ahora bien, aun cuando muchas mujeres comenzaron haciendo teología

“...abordar

la relación entre mujeres y teología implica reconocer a un grupo emergente de mujeres que han hecho significativos avances en las universidades e institutos de teología.”

desde su ser mujer y haciendo preguntas relacionadas con las mujeres, hoy en día es posible encontrar académicas que están haciendo diversas teologías; es decir, hay mujeres reflexionando en torno a la antropología teológica, a la eclesiología, a la ecología, a la teología práctica, etc. En suma, no por el hecho de ser mujer, nos dedicamos únicamente a reflexionar en torno a temas

que conciernen el mundo femenino, aunque, nuestra reflexión e inquietudes teológicas -normalmente- estén mediadas por preguntas y por modos de hacer teología que surgen a partir de nuestra experiencia vital.

El camino descrito en este texto se ha centrado principalmente en lo que han hecho las mujeres en el mundo de la teología. Sin embargo, es preciso recordar que este camino que hemos vivido las mujeres en la teología ha sido también transitado por otras mujeres en la academia. Sin dudas, un relato muy parecido podría ser escrito por académicas que están hoy la sociología, las ciencias, la economía, la ingeniería, etc. Y esto, si bien nos recuerda que la experiencia de la mujer en la teología es una más entre tantas que las mujeres hemos debido experimentar, lo vuelve aún más relevante, ya que, denota los desafíos que aún tenemos como sociedad e Iglesia.

Ahora bien, es preciso destacar que, en Chile, en el campo de la teología, contamos con mujeres en la academia no solo haciendo buena investigación y docencia, sino también liderando Facultades e Institutos Teológicos, tal es el caso de la Dra. Sandra Arenas, decana de la

Facultad de Cs. Religiosas y Filosofía de la Universidad de Temuco. También la Dra. Loreto Moya decana de la Facultad Eclesiástica de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. En nuestra Facultad de Teología UC, la Dra. Haddy Bello sirve como vicedecana hace ya algunos años. Estas destacadas figuras, no sólo representan ser pioneras en el ámbito teológico, sino también simbolizan la creciente participación y reconocimiento de las mujeres en todas las esferas de la academia. Este cambio, aunque gradual, es crucial para fomentar una comunidad académica más inclusiva y equitativa. A medida que estas mujeres continúan abriendo caminos y estableciendo nuevos estándares de excelencia, inspiran a generaciones futuras a contribuir con valor y convicción en sus respectivos campos. Así, el relato de las mujeres en la teología y más allá, se convierte no sólo en un testimonio de los obstáculos superados, sino también en un sin fin de posibilidades para todas las mujeres que aspiran a responder a su vocación teológica y dejar su huella en el mundo académico.

Finalmente, la participación de la mujer en la teología se ha desarrollado de forma gradual y progresiva. Este camino se ha caracterizado por

ser lento y relativamente breve. Si tomamos como punto de partida para el desarrollo de la teología realizada por mujeres el Concilio Vaticano II, estamos hablando de casi 60 años. Durante este período, en mi opinión, se pueden distinguir dos grandes momentos: un momento en el que mujeres han debido “cimentar” el camino, es decir, mujeres que fueron levantando temas y validando su trabajo frente a sus pares varones y, un segundo momento, actual, en el que nos corresponde “hacer uso” de ese camino ya cimentado. En este segundo momento, se debe reconocer el trabajo realizado por la generación anterior y, una forma de hacerlo es aceptar aquellos espacios que hoy se abren para nosotras. En otras palabras, en estos días, nos corresponde estar en comités, reuniones, paneles, publicaciones y en tantas otras actividades que muchas veces, sabemos, nos implican solo por el hecho de “ser mujeres”. Esta incómoda ventaja, en ocasiones, puede volverse una sobrecarga de expectativas; sin embargo, en la medida de lo posible, es importante que no dejemos esos espacios “vacíos”, esta vez, no por nosotras, sino por las que vienen: por nuestras estudiantes, nuestras hermanas, nuestras amigas, nuestras sobrinas y nuestras hijas. Confío en que el camino que vamos hacien-

do permita que ellas vivan una realidad distinta, una en la que la presencia de la mujer en la sociedad, en vida laboral, en las universidades y en la Iglesia esté ya tan normalizada, que sea un tema superado y así, simplemente, deje de ser tema. Y para que nunca nadie sospeche de ellas o insinúe que pueden ser “un peligro” para la Iglesia.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Althaus-Reid, Marcella. 2003. The Queer God. London; New York: Routledge.

Azcuy, V. R., Besa Bandeira, B., & Temporelli, C. M. (2022). Marialogía: un caleidoscopio y variadas figuras. EDUCC Editorial.

Azcuy, V. R., Belford, N. E., & García, B. M. (Eds.). (2016). Teología feminista a tres voces. Editorial Universidad Alberto Hurtado.

Daly, M. (1973). Beyond God the Father: toward a philosophy of women’s liberation Beacon Press.

Bingemer, M. C. (2016). Latin American Theology: Roots and Branches. Maryknoll, New York: Orbis Books.

Raimondo, Nancy (2022). “Mapeando mariologías hechas por mujeres” en Marialogía: un caleidoscopio y variadas figuras. Azcuy, V. R., Besa Bandeira., & Temporelli, C. M. (Eds.) EDUCC Editorial.

Vélez Caro, Olga Consuelo (2022) “Mujer, feminismo e Iglesia” en Puentes y no muros: Construyendo la Teología a través de América. Eds. María Clara Bingemer y Peter Casarella. Buenos Aires: Ágape Libros, p. 153-180.

STEM CONSTRUCCIÓN CIVIL

LA EQUIDAD DE GÉNERO EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN

Facultad de Construcción Civil UC.

El sector de la Construcción en Chile se ha caracterizado, a través de los años, por la mayoritaria presencia de hombres en todos niveles jerárquicos y en los puestos de trabajo que conforman a sus organizaciones. Al observar el Quinto Reporte de indicadores de género en Empresas en la Tabla 1, es posible notar que en los últimos cuatro años la presencia de mujeres en el sector se mantiene estable entre un 10% y 11% de la fuerza laboral, con una baja presencia en puestos de liderazgo que en 2023 alcanzó a un 12.6%. De esta misma manera, es posible evidenciar una menor presencia femenina en puestos de Directorios, el que además muestra una drástica caída en el 2023 con respecto a los años anteriores. Convirtiéndose así, en el año con

la menor presencia de mujeres en estos importantes puestos de cara a la toma de decisiones y estrategias en estas organizaciones (Ministerio de Economía, Ministerio de Hacienda, Fundación Chile Mujeres, Organización Internacional del Trabajo, 2024). Los indicadores en el sector inmobiliario dónde también es posible ejercer una actividad relacionada con la construcción, son un poco más alentadores, pero la presencia de mujeres sigue siendo minoritaria respecto a sus pares hombres. En el reporte citado, estos indicadores pertenecen solo a las 24 empresas del sector construcción, de las que 21 son sociedades concesionarias y 3 a Constructoras, estas organizaciones reportan a la Comisión para el mercado financiero, para cumplir la Norma de Carácter General

Reporte Indicadores de género en empresas:

RUBRO AÑO MUJERES TRABAJADORAS POR RUBREO

461, esto es, una pequeña proporción de empresas y otras organizaciones del sector. Sin embargo, resulta necesario contrastar estos indicadores con el grueso número de empresas que integran el sector de la construcción, que para 2022 constaba de 140.154 Empresas con Giro Construcción, por lo cual recurrir a las estadísticas por rubro económico de servicio de impuestos internos, nos permite hacer un análisis comparado que logra albergar a la totalidad de estas organizaciones (Servicio de Impuestos Internos., 2022). En el gráfico1 se puede observar una serie histórica que muestra el número de organizaciones cuyo RUT se asocia al género femenino, masculino y persona jurídica y otros.

MUJERES DE GERENCIA DE PRIMERA LÍNEA

MUJERES DIRECTORAS

Fuente: Quinto reporte de indicadores de género en empresas. Ministerio Economía.

Gráfico 1: Estadísticas de empresas por rubro y género- Giro Construcción.

SUMA DE NÚMERO DE EMPRESAS FEMENINO

SUMA DE NÚMERO DE EMPRESAS MASCULINO

SUMA DE NÚMERO DE EMPRESAS PERS. JURÍDICA

SUMA DE VENTA/N°EMPRESAS GÉNERO FEMENINO

SUMA DE VENTA/N°EMPRESAS GÉNERO MASCULINO

SUMA DE NÚMERO DE EMPRESAS PERSONA JURÍDICA

Para el año 2022 el Servicio de Impuestos Internos informó un total de 3.378 empresas cuyo RUT se asocia al género femenino, 31.911 con RUT asociado al género masculino y 84.865 empresas cuyo RUT es una persona jurídica. Esto explica que el liderazgo de mujeres en empresas constructoras alcanza solo al 3% del total, empresas asociadas a un RUT masculino alcanza el 26% y el resto de las empresas con persona jurídica es el 71%. Además, cuando estos gráficos se asocian a las ventas totales por número de empresas, se puede observar que las empresas asociadas a género femenino y masculino quedan clasificadas como mi-

croempresa y pequeñas y medianas empresas lo que además trae consecuencias a nivel económico para dichas organizaciones y para las personas que se desempeñan en sus puestos de trabajo.

En cuanto a la distribución del empleo por género en los 3 tipos de organizaciones según el gráfico 2, la tendencia es clara y única, 87% de los trabajadores son de género masculino y solo el 13% es femenino, subrayando que pueden influir mujeres desempeñando funciones como personal de aseo, seguridad, labores de asistencia y no necesariamente involucradas en el quehacer de la construcción.

Fuente: Elaboración Propia con datos estadísticas de empresas por rubro/género (Servicio de Impuestos Internos., 2022.)

Por otra parte, se puede analizar la implementación de la norma NCH3262 of 2012 - Gestión de igualdad de género y conciliación de la vida laboral, familiar y personal en empresas como herramienta para enfrentar la desproporción de género del sector A la fecha, 105 organizaciones se han certificado, de las cuales solo 30 organizaciones corresponden a empresas del sector construcción y relacionadas (servicios de mantenimiento e infraestructura). Sobre esto, es posible analizar que una de las grandes barreras que enfrentan las empresas para llevar a cabo el proceso de implementación tiene que ver con el costo de la cer-

Gráfico 2: Número de trabajadores y trabajadoras en empresas según género de RUT asociado.

SUMA DE NÚMERO DE TRABAJADORES DEPENDIENTES DE GÉNERO FEMENINO INFORMADOS

SUMA DE NÚMERO DE TRABAJADORES DEPENDIENTES DE GÉNERO MASCULINO INFORMADOS

SUMA DE NÚMERO DE TRABAJADORES A HONORARIOS DE GÉNERO FEMENINO INFORMADOS

Fuente: Elaboración Propia con datos estadísticas de empresas por rubro/género (Servicio de Impuestos Internos., 2022)

tificación y posteriormente sus auditorías mediante organizaciones externas independientes.

Teniendo en cuenta la escaza participación de mujeres en el sector, durante el año 2021 se llevó a cabo la Mesa temática Mujer y Construcción liderada por Ministerio de la Mujer y Equidad de género y la Cámara Chilena de la Construcción, además de otras organizaciones de la sociedad civil. Su propósito fue abrir nuevos espacios para mujeres en la industria, de manera que la reactivación económica tenga un enfoque de género, dado el retroceso en el empleo de mujeres por los periodos de confinamiento en la pandemia. Esto ha congregado a los actores de los sectores públicos y privados en un proceso de apertura al desarrollo de cultura organizacional con mayor equidad de género.

SUMA DE NÚMERO DE TRABAJADORES A HONORARIOS DE GÉNERO MASCULINO INFORMADOS del Decálogo de Buenas Prácticas Laborales en temas de equidad de género y conciliación para las empresas, el que nace como una herramienta para implementar la equidad de género en las empresas interesadas, que no pueden enfrentar el costo que implica el proceso de certificación en la NCh3262. Hoy, MUCC participa activamente en el Consejo de la sociedad civil del Ministerio de Vivienda y Urbanismo para apoyar en distintos ámbitos con un aporte hacia el enfoque de género en las políticas públicas bajo el concepto de diversidad e inclusión.

En 2018 un grupo de Egresadas de la Escuela de Construcción Civil UC comenzó con la inquietud de trabajar en equipo por la visibilización del rol de las mujeres en el sector de la construcción. De aquí surge la Corporación de Mujeres en Construcción – MUCC que alberga a mujeres de distinta formación profesional que se desempeñan en organizaciones del sector construcción, dónde el propósito es visibilizar y potenciar a las mujeres de la industria y la sociedad para empoderarlas y formar una red de apoyo cercana, diversa e inclusiva. MUCC realiza un trabajo por colaborar con redes de cooperación con otras organizaciones apoyando también el desarrollo de las mujeres no profesionales que se desempeñan en el sector. Este trabajo ha generado un valioso aporte en el sector, mediante la elaboración

En la construcción, como en otros sectores productivos, existen sesgos de género, como los referidos al proceso de maternidad y cuidado de los hijos, sesgos a los que se enfrentan las mujeres en edad fértil.

Un hallazgo interesante resulta del análisis de las estadísticas de la Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO) en cuánto a las licencias médicas tramitadas por trabajadores cotizantes del sistema de salud y también de los indicadores de seguridad social de los trabajadores protegidos por distintos instrumentos legales. En cuanto al análisis estadístico de licencias médicas, en 2022 se registraron 9.564.975 licencias

médicas tramitadas, de las cuales 5.530.538 corresponden a una mujer como cotizante del sistema, pero solo 207.758 licencias corresponden al descanso pre y post natal, un 3.76 % de las licencias tramitadas por mujeres. Y comparado con el total de licencias tramitadas, representa a penas un 2.17%, si agregamos además las licencias por enfermedad grave de un hijo menor de 1 año y las licencias por patologías del embarazo se obtiene

Gráfico 3: Tasa de accidentes de trabajo profesionales.

un total de 526.550 licencias tramitadas, lo que representa un 9,52% de las licencias tramitadas por mujeres y un 5,5% del total. Por otra parte, analizamos la estadística relacionada con la seguridad social de trabajadores protegidos por la Ley 16774, en concreto la tasa de accidentes producidos por causa y ocasión en el trabajo y también las enfermedades profesionales, con perspectiva de género se obtienen los gráficos 3 y 4.

Gráfico 4: Tasa de enfermedades profesionales.

Fuente: Elaboración Propia con base en datos estadísticos anuales (Superintendencia de seguridad social).

En estos gráficos hay una mayor accidentabilidad en el sector de la construcción que en todas las actividades económicas, propio del riesgo de tareas que se desempeñan masivamente en el ámbito de la construcción. Pero en función del género, son los hombres quienes tienen la mayor tasa de accidentabilidad en el sector, esto

es cantidad de accidente sobre el total de trabajadores por género asociado. Estas tasas se pueden relacionar con la cantidad de días perdidos en términos laborales, comparables con los de descanso por licencia emitidas, como podemos observar en el gráfico 5. En cuanto a las enfermedades profesionales, la diferencia de género

es más estrecha y solamente en 2022 las mujeres superan a los hombres en este ámbito.

Los trabajadores del sector de la construcción presentan una tasa de días perdidos 48% superior a la de mujeres trabajadoras del sector, quienes no solo se accidentan menos, si no que sus accidentes

producen menor cantidad de días perdidos.

En el gráfico 6, volviendo a la estadística de licencias médicas tramitadas en 2022, aunque se muestra una tendencia superior para mujeres por sobre hombres, también se nota que las mujeres que se desempeñan en el sector de la construcción presentan menor tasa de licencias médicas tramitadas, aceptadas y rechazadas en comparación con las que se desempeñan en el resto de la economía. En el gráfico 7 nos muestra que las mujeres del sector de la construcción presentan 8 días adicionales a los de un hombre en el mismo sector y, al igual que el comportamiento de las tasas de licencias médicas, la tasa de días de licencia pagados por cotizante es menor comparada con el promedio de mujeres que

se desempeñan en el resto de la economía.

Esto puede explicarse en por el perfil profesional que caracteriza a las mujeres en la industria, pero también por el tipo de trabajo desempeñado, que sería una variable por

seguir explorando en siguientes investigaciones.

Otro análisis que podría realizarse al comparar la tasa días de licencia médica pagada por cotizante, con la tasa días perdidos por accidentes y enfermedades profesionales en

Gráfico 5: Tasa de días perdidos por accidentes de trabajo, de trayecto y enfermedades profesionales.

HOMBRE

MUJER HOMBRE MUJER

Construcción

Toda actv. económica

Fuente: Elaboración Propia con base en datos estadísticos anuales (Superintendencia de seguridad social)

Gráfico 6: Tasa Licencia Médicas Por Cotizante.

Licencia por cotizante (solicitadas) Licencias autorizadas por cotizante

Fuente: Elaboración propia con base en datos estadísticos año 2022 (Superintendencia de seguridad social)

Licencias rechazadas

Hombre
Mujer

el sector de la construcción. De este análisis se puede inferir que los días de licencia médica y días perdidos tienden a ser compensados frente a las diferencias por género, mientras los días perdidos por accidentes y enfermedades profesionales que afectan a hombres superan en un 48% a las mujeres trabajadoras del sector, las tasas de días pagados por licencias médicas de mujeres superan en 70% a los hombres. Es necesario atender que la proporcionó de mujeres en el sector construcción es significativamente menor que en el resto de la economía, por lo cual en proporción la brecha se hace menos significativa.

Falta por analizar las estadísticas de 2023 para determinar tendencias más claras, sobre todo considerando la eliminación del estado de alerta sanitaria que profundizó las brechas en el cuidado de niños menores y adultos mayores. Además, se debe señalar que actualmente es una limitante para el análisis que las estadísticas de licencias médicas asociadas a la protección de la maternidad no consideren el detalle por sector económico.

Otro de los aspectos que se deben analizar frente a las perspectivas de género, tienen relación con el propio mercado laboral, donde en general también

Gráfico 7: Tasa Días de Licencia Médica Pagados al cotizante.

Hombre Mujer

Construcción

Actividades económicas

Días pagados por cotizante

Fuente: Elaboración propia con base en datos estadísticos año 2022 (Superintendencia de seguridad social).

se presentan brechas de género. De acuerdo con el estudio realizado por la plataforma Trabajando. com, para trabajadores de cargos promedios existe una diferencia de 20% entre los salarios propuestos por los postulantes a un empleo promedio, es decir, un postulante hombre pretende un salario de 1.000.000, mientas que una mujer frente al mismo cargo postula con una pretensión de $800.000. En el sector de la construcción la brecha también es considerable, con un 21% de diferencia a nivel de pretensiones de renta. En cargos de gerencia la brecha es aún más considerable, alcanzando un 26%. Las postulaciones de mujeres promedian una pretensión de $2.450.000, frente a sus pares hombres por $3.320.000, para un cargo por el cual las empresas ofrecen $3.280.000 (Ortega, 2023)

Frente a esta realidad, y considerando los aspectos levantados en las jornadas de trabajo realizadas en la mesa Mujer y Construcción, nuestra Escuela de Construcción Civil, comenzó a plantear la necesidad de incorporar el enfoque de género en su diseño curricular. Los indicadores previamente analizados nos mueven a trabajar por reducir las brechas y también es necesario crear oportunidades, no solo para las mujeres que integran hoy día el sector de la construcción, sino también de las que a futuro se integrarán.

Nuestra escuela ha promediado en la última década un 26% de matrícula femenina, pero al analizar los puestos que ocupan como ayudantes de cursos, las mujeres ocupan el 52% de las vacantes, lo que nos hace notar sus capacidades y liderazgo para

Gráfico 8: Brechas de género en Educación Superior en Chile.

Matrícula de 1er año 2023

Hombres

Titulación 2022

Mujeres

Matrícula de 1er año en áreas STEM

Hombres

Personal Académico 2023

Académicos únicos

Mujeres

Hombres 42,9% Hombres

Rendimiento Académico

Tasa de Aprobación Anual

Retención de 1er año de Pregrado

85,6% Mujeres 77,9% Mujeres 79,4% Hombres

Fuente: (SIES, 2023).

asumir responsabilidades.

De acuerdo con el reporte de brechas de género 2024 en la educación superior SIES del Ministerio de Educación, el gráfico 8 presenta una brecha que es positiva, las mujeres representaron el 52.5% de la matrícula de 1° año en Pregrado, sin embargo, en áreas STEM solo alcanzan un 19,7% de participación. También encontramos una brecha positiva en la tasa de aprobación anual dónde las mujeres alcanzan

Hombres

un 85.6% y los hombres un 79,4%. Así mismo ocurre con la participación en la titulación, en 2023 el 57,1% de las titulaciones corresponde a mujeres. Sin embargo, en áreas STEM encontramos brechas de -61,3 y -13.2 para carreras del área tecnologías y ciencias básicas respectivamente.

Tanto la tendencia del reporte mencionado, como la ocupación de cargos de ayudantías por mujeres en nuestra escuela,

nos muestran una tendencia potencial de liderazgo futuro de nuestras estudiantes y respalda la pertinencia de integrar la perspectiva de género en nuestro currículo, siendo pioneros en esta iniciativa a nivel institucional.

Para ello, se ha integrado la equidad de género al nuevo perfil de egreso del estudiante de Construcción Civil desde 2022, mediante un sello diferenciador en el ámbito relacional. Esto implica po-

tenciar habilidades para la colaboración e integración, el discernimiento ético y compromiso social en conjunto con los principios de desarrollo sustentable del sector de la construcción. En su implementación, se ponen al servicio de la formación profesional herramientas que permitan asumir sus responsabilidades éticas del desempeño de la profesión, demostrando capacidad de discernimiento, compromiso social y público, con foco en la construcción de una sociedad equitativa. En específico, se espera que nuestros egresados y egresadas desarrollen estrategias que promuevan la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, con foco en reducir las brechas de género que afectan al sector de la construcción.

Además, se han integrado prácticas pedagógicas con equidad de género en dos ámbitos. Por un lado, en las prácticas docentes, donde no solo se enfatiza un discurso, sino que también se busca que los recursos didácticos reflejen esta perspectiva de manera coherente. Por otro lado, se ha incorporado a las jornadas de bienvenida anual de ayudantes y tutores académicos una capacitación en este tema impartida por la jefa de Equidad de género de la Dirección correspondiente en la Vicerrectoría Académica. Junto con lo anterior, nuestra Escuela se ha propuesto como desafío trabajar en todo ámbito el enfoque de género, para lo cual ha definido una encargada de equidad de género quien desarrollará diversas actividades que permitan ir estableciendo las bases para la construcción de una cultura de equidad de género en nuestra unidad académica.

de nuevos liderazgos, tiene que ver con un proceso formativo que se adapte a las necesidades propias de la diversidad y la inclusión de un sector que marca con su desempeño a la economía del país.

Lo que implica no solo apoyar a nuestras estudiantes con herramientas y habilidades para abrirse espacios de crecimiento en el sector, sino que también será necesario involucrar a sus compañeros quienes representan un 74% de la matrícula de nuestra escuela, con ellos es importante trabajar en la visibilización de las problemáticas que surgen de las desigualdades de género, para ir sentando bases de comprensión y de análisis respecto a la necesidad de abordar la equidad de género como parte de su desempeño como futuro profesional y que a su vez pueda ir estableciendo un comportamiento personal que permita ir reduciendo las brechas de género. Así, podremos ir avanzando a un mejor escenario del sector que desde siempre ha tenido que adaptarse a un sinnúmero de riesgos, adaptaciones y desafíos, pues nuevos tiempos, traen nuevos liderazgos, y la mejor manera de contribuir al logro de la creación

GÉNERO EN MEDIOS

GÉNERO Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN: VIEJOS Y NUEVOS DESAFÍOS

POR INGRID BACHMANN

Facultad de Comunicaciones UC y Núcleo Milenio en Desigualdades y Oportunidades (NUDOS).

La relación entre género y el mundo de las comunicaciones es compleja y dispar: las mismas desigualdades de poder y privilegio basadas en el género –entendido no como un simple atributo individual, sino como un sistema de clasificación que dicta cómo deben comportarse las personas– se reflejan también en los medios, que terminan naturalizando y difundiendo estas nociones.

Sin negar que ha habido importantes avances en materia de igualdad de género en Chile y el mundo, la evidencia en diferentes contextos nacionales y regionales muestra sistemáticamente que, hoy en día, las mujeres y disidencias no tienen el mismo trato en diferentes ámbitos de las comunicaciones que los hombres cisgénero y que su representación continúa siendo desigual y problemática en espacios como los medios informativos, los videojuegos, la publicidad, la realización audiovisual o las redes sociales. El mundo de las comunicaciones promueve y refuerza construcciones particulares de lo apropiadamente masculino o femenino, y como los medios son un espacio privilegiado de socialización, estas ideas impregnan el discurso público y envían mensajes importantes sobre los comportamientos los roles esperados de los individuos en la sociedad en

tanto hombres y mujeres, a menudo con un repertorio limitado (Bachmann, Harp & Loke, 2018; Carter, Steiner & Allan, 2019; Derman & Ross, 2003; Gallego, 2014; Vega Montiel, 2015).

Por esa razón, las industrias culturales y los medios de comunicación han estado históricamente al centro de la crítica y de la investigación informadas por teorías feministas y queer. Históricamente, la investigación académica sobre género y comunicación ha prestado atención a la representación de las mujeres y, más recientemente, disidencias, en los contenidos mediáticos, aunque el espectro de materias relacionadas con el género en relación con las comunicaciones es ciertamente más amplio, y puede ir desde la perspectiva de género en la producción de noticias hasta la participación de mujeres y disidencias en la industria de las comunicaciones.

En este artículo, me centraré en el ámbito en que yo misma más he trabajado, el de la representación mediatizada de las mujeres, entendiendo que la relación entre género y comunicación es principalmente cultural: las representaciones mediáticas forman parte de la cultura como realidad y que el mundo de las comunicaciones –ya sean factuales o ficticios– articulan las normas que se supone que

todos los individuos deben suscribir y las difunden en el ámbito público, incluido cómo es que se debe ser y actuar en función del género.

Mujeres invisibles

Desde los primeros estudios sobre representación de mujeres en espacios de comunicación, un hallazgo consistente es que las mujeres están subrepresentadas, estereotipadas y sexualizadas, y la evidencia muestra que en pleno siglo XXI, ese sigue siendo el caso en Chile y el resto del mundo.

Por ejemplo, las mujeres aparecen considerablemente menos que los hombres como fuentes informativas, como personajes en videojuegos, o como sujetos con nombre o diálogos en películas (por ejemplo, Lynch et al., 2016; Smith et al., 2014; Vega Montiel, 2015). Esta exclusión generalizada de las mujeres es particularmente notoria en el caso de las noticias y ya en 1978 Gaye Tuchman hablaba de “aniquilación simbólica” para referirse a la escasa presencia de mujeres y de asuntos típicamente femeninos en la prensa, y cómo esto podría influir en la idea que la gente tiene de las mujeres como sujetos y actores de la sociedad: sus experiencias y opiniones no importan. Varias décadas más tarde, la representación de la mujer en los medios informati-

vos presenta un panorama heterogéneo, pero se sigue evidenciado un problema de marginalidad y representación deficiente en las noticias, a pesar de importantes mejoras.

El análisis más completo de la visibilidad de las mujeres en las noticias es el Proyecto Mundial de Monitoreo de Medios (o GMMP, por su nombre en inglés), un estudio multinacional que se realiza cada cinco años. Su edición de 2020 –aplicado en 116 países y con un seguimiento de más de 30 mil noticias publicadas, transmitidas o tuiteadas por más de 2.200 medios de comunicación distintos–da cuenta de que las de que las mujeres estuvieron presentes como sujetos o fuentes de información en el 25% de las noticias de radio, televisión y prensa de todo el mundo, un 8% más que en 1995 (la primera edición del GMMP) y apenas un punto porcentual más que en 2015. Asimismo, las mujeres representaron el 27% de los temas de las noticias en los sitios web de noticias y en los tuits de los medios de comunicación, de nuevo apenas un aumento de un punto más que en 2015 (Macharia, 2021). A este ritmo, se estima que tomaría al menos 67 años cerrar esta brecha de género en la representación en medios informativos.

Las cifras del GMMP del

caso chileno también dan cuenta de un problema de representación: el 26% de los sujetos de noticias en medios tradicionales son mujeres, aunque con cifras bastante mejores en sitios webs de noticias: 46% de las fuentes son mujeres. Con todo, la brecha de representación entre mujeres y hombres es mayor en las noticias sobre crimen y violencia, donde las mujeres son el 10% de los

“...las mujeres estuvieron presentes como sujetos o fuentes de información en

el 25% de las noticias de radio, televisión y prensa de todo el mundo, un 8% más que en 1995 y apenas un punto porcentual más que en 2015” (GMMP, 2020).

sujetos informativos, y en las noticias sobre deportes, artes y celebridades, donde representan el 16% (Macharia, 2021).

Un reciente estudio del Consejo Nacional de Televisión, CNTV, sobre matinales y noticieros en la televisión abierta chilena, también evidencia esta subrepresentación. A la hora de entrevistar expertos, el

20% del tiempo dedicado a estas fuentes corresponde a mujeres y respecto a conductores, periodistas y noteros que hablan al aire, los hombres representan el 57% del tiempo total, contra un 43% de mujeres (CNTV, 2024). Un dato adicional es revelador de esta exclusión: si bien el 26% del Senado son mujeres, y el 37% de la Cámara de Diputados y Diputadas, las senadoras y diputadas representan solo el 6% y el 13% del tiempo en pantalla, respectivamente, de este tipo de políticos en los programas de televisión analizados.

Ni hablar de cobertura sexista, que reduce a las mujeres a su apariencia o que desestima sus experiencias y opiniones. Existe evidencia de que tal cobertura es más común en ámbitos dominados por varones, como la política o los deportes. Así, las mujeres que se desempeñan en la política o los deportes son persistentemente marginadas, trivializadas y sexualizadas en los medios informativos (Bachmann, 2020; Vega Montiel, 2015). Por ejemplo, hace unos años un periódico chileno destacaba en portada que Camila Vallejo, entonces presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, “no quiso mover la colita” en masivo evento en el marco del movimiento estudiantil de 2011 y, más recientemente, otro periódico alu-

día, también en portada, a una “reunión Yasna-Piñera” para referirse a quienes entonces eran la presidenta del Senado y el presidente de la República. Este último caso es revelador de la tendencia de los medios a tratar a las mujeres por su nombre de pila, mientras a los hombres se les llama por el apellido, un ejemplo más del trato diferenciado en los medios según el género de las personas.

En esa misma línea, los deportes femeninos suelen recibir menos cobertura –se estima que menos 5% de la cobertura deportiva se refiere a mujeres–y cuando aparecen en los medios, la atención suele concentrarse en deportes socialmente aceptables y estéticamente agradables y, por lo tanto, considerados apropiadamente femeninos, como la gimnasia, el patinaje artístico y el nado sincronizado (Coche, 2015).

El problema de la invisibilidad de las mujeres no es solo uno presente en las noticias. También se observa en la ficción audiovisual y la publicidad. Por ejemplo, el Centro para el Estudio de las Mujeres en la Televisión y el Cine de la Universidad Estatal de San Diego realiza periódicamente un análisis sobre las 100 películas con mayor recaudación en Estados Unidos. En su estudio más reciente, sobre la representación de

mujeres en las películas de 2023 –el mismo año en que Barbie fue un éxito de taquilla– solo el 28% de las películas tenían una protagonista mujer y solo el 18% tenía más personajes femeninos que masculinos. Más aún, las mujeres representaron solo un tercio de los personajes que hablan (Lauzen, 2024). Los personajes femeninos

“...los

deportes femeninos suelen recibir menos cobertura –se estima que menos 5% de la cobertura deportiva se refiere a mujeres–y cuando aparecen en los medios, la atención suele concentrarse en deportes socialmente aceptables y estéticamente agradables...”

son, además, consistentemente más jóvenes que sus homólogos masculinos: el 17% de los personajes femeninos tenía entre 20 a 29 años, pero sólo el 15% tenía 40 a 49 años; en cambio, en los personajes masculinos, el 10% eran veinteañeros, pero el 28% tenía 40 a 49 años (Lauzen, 2024).

La problemática representación de las mujeres no es solo un asunto de cantidad, sino también de calidad. En el mundo de las comunicaciones abundan los roles estereotipados que normalizan los roles domésticos y tradicionales de las mujeres, como el trabajo doméstico, la crianza de los hijos y el cuidado de la casa. Además, las mujeres suelen tener papeles menores, secundarios e incluso de adorno.

La publicidad, por ejemplo, suele reducir a la mujer a dos ámbitos, uno relacionado con su apariencia física y otro relacionado con su papel de dueña de casa y esposa, un repertorio limitado respecto de los intereses y capacidades de las mujeres (Gerding Speno & Aubrey, 2018). En las últimas dos décadas se ha observado avances en la representación de los distintos géneros en la publicidad, pero también han surgido otros patrones peligrosos: los hombres que aparecen como padres suelen ser presentados como infantiles, inútiles o flojos, y las mujeres que no están en roles domésticos tienden a ser presentadas como arpías o brujas (Grau & Zotos, 2018).

En el contexto chileno, también se ha observado Mujeres con pocas dimensiones

que a través de los años las mujeres en la gráfica publicitaria se han vuelto más jóvenes, más flacas, más caucásicas y con menos ropa, si bien sus roles se han diversificado y no se les reduce exclusivamente a tareas domésticas (por ejemplo, Vergara et al., 2020).

En la representación de las mujeres también hay un problema importante de sexualización. Diferentes estudios dan cuenta también de que en el cine, la televisión, la publicidad y los videojuegos, por mencionar algunos espacios, las mujeres aparecen significativamente más que los hombres con ropa escotada o reveladora, semidesnudas, o sexualmente disponibles (por ejemplo, Gerding Speno & Aubrey, 2018; Lynch et al., 2016; Smith, Pieper, & Choueiti, 2014). Es común ver anuncios publicitarios que usen imágenes consideradas sexy para vender productos, muchas veces a partir de imágenes de mujeres atractivas y delgadas en poses seductoras. Esta erotización aplica también a niñas y adolescentes –por ejemplo, en disfraces de Halloween (Sherman et al., 2020) – y se vio incluso en una criticada campaña en un contexto escolar en Chile unos años atrás (Condeza et al., 2021).

La exposición a imágenes que cosifican y sexualizan a niñas y mujeres se

ha vinculado a diferentes tipos de problemas de autoestima y salud, como aumento de trastornos de alimentación, mayor descontento con el propio cuerpo o peores índices de salud mental en adolescentes. Algunos de estos efectos de estos referentes se observan incluso entre niñas de 6 años, que internalizan rápidamente nociones de bellezas asociados a delgadez y determinadas maneras de lucir

deseable (McKenzie et al., 2018).

Algo similar ocurre con el mundo del videojuego y la animación, donde se ha visto que hay una escasez de personajes mujeres y cuando aparecen, suele ser en roles secundarios y sin agencia, meros adornos o prescindibles. Su representación tiende a ser estereotípica o incluso denigrante, con una alta carga erótica, con cuerpos

Primeros resultados de búsqueda en Google para disfraces de halloween de mujeres.
Primeros resultados de búsqueda en Google para disfraces de halloween de hombres.

y vestimentas poco realistas, como las villanas de los universos de Marvel y DC Comics, que exhiben cuerpos voluptuosos y trajes que más bien parecen piezas de lencería (e.g., Crawshaw, 2018; Lynch et al., 2016).

Pistas para avanzar

La representación escasa, estereotipada y sexualizada de las mujeres en diferentes espacios mediáticos y comunicacionales no es un asunto menor. Da cuenta de una incapacidad del mundo de las comunicaciones de reflejar diferentes experiencias y perspectivas vitales y, por tanto, presentan una imagen inexacta del mundo (Bachmann, 2020). Con todo, estas brechas de género son más que un tema de representaciones mediáticas, ya que cualquier mejora en el tratamiento de las mujeres requiere cambios más fundamentales que la mera inclusión de más mujeres en las noticias, el cine o los videojuegos. Sin embargo, cuando las mujeres, sus experiencias y los problemas que las atañen no son considerados relevantes ni merecedores de representación, el mensaje es claro: las mujeres no son solo diferentes, sino que menos que los hombres (ver Derman & Ross, 2003). Esto también informa maneras específicas de entender y pensar sobre el género y qué es lo que constituye a la categoría mujer, además

de consolidar determinados ideales de lo propiamente femenino con los que se juzga a las mujeres cotidianamente (Carter, Steiner & Allan, 2019; Gallego, 2014).

Todo esto termina poniendo todo tipo de constricciones al día a día de las mujeres. La manera en que las comunicaciones representan a las mujeres –invisibles, estereotipadas, erotizadas– da cuenta de nociones muy particulares de lo propiamente femenino. Si consideramos el impacto del mundo de las comunicaciones en la socialización de género, estas representaciones terminan siendo normalizadas y adquieren categoría de sentido común (Bachmann et al., 2018; Gallego, 2014; Vega Montiel, 2015).

Para ser claros, el sexismo no es una mera cuestión de mensajes comunicacionales o relatos informativos. El foco en las mujeres nos da pistas sobre cómo funciona una sociedad determinada, la desigualdad de género se explica más allá de la provisión o ausencia de ciertos derechos. Es más, la inclusión de más voces o representaciones más realistas y diversas de las mujeres por sí solas no lo eliminarán. Pero estas representaciones establecen de hecho los límites establecidos de lo que son o hacen las mujeres reales

(Carter et al., 2019). El género no sólo se construye en los mensajes de los medios de comunicación y es importante examinar otras dinámicas de género y otros ámbitos donde se manifiestan. En esa línea, es importante también prestar atención a la interseccionalidad y la manera que diferentes atributos identitarios, como la edad, la etnia, el estatus socioeconómico o la orientación sexual se entrelazan en las experiencias de las personas, para un análisis con más matices respecto de la representación de diferentes géneros (ver Crenshaw, 1991). Es importante notar, además, que el grueso de la investigación académica sobre este tema ha abordado la representación de mujeres desde una lógica cisgénero y binaria, lo que subraya la necesidad de una mayor teorización y conceptualización del género con respecto al mundo de las comunicaciones.

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STEM CIENCIAS BIOLÓGICAS

LA IMPORTANCIA DE COMUNICAR NUESTRAS HISTORIAS

(CIENTÍFICAS)

POR EVELYN AVILÉS

Profesora Asistente , Facultad de Ciencias Biológicas, Pontificia Universidad Católica de Chile.

El quehacer científico nos presenta el desafío permanente de comunicar lo que hacemos. Nuestra audiencia puede ser muy diversa, incluyendo una ciudadanía interesada en temas científicos, estudiantes de todos los niveles, otros científicos, autoridades estatales, o ejecutivos de empresas. Nuestra motivación para comunicarnos con estos grupos puede incluir promover el rol de la ciencia en la sociedad, dejar registro en la comunidad científica de nuestro trabajo, o conseguir el financiamiento que nos permita seguir realizando nuestro trabajo científico en el futuro.

¿Cómo podemos enfrentar este desafío? Una alternativa es utilizar una técnica que los humanos llevamos más de 30.000 años utilizando: contar historias (“storytelling” en inglés, “Storytelling,” n.d.). Existen registros de que todas las culturas conocidas han contado historias; inicialmente se transmitían de forma oral, otras utilizando dibujos, artesanías y varias otras representaciones artísticas. Luego, el lenguaje escrito, el video, el internet, y el abrumador avance tecnológico han revolucionado la forma de comunicarnos, al igual que expandir las posibilidades y formatos para contar historias. Así, tanto una pintura rupestre como un video de TikTok pueden utilizar distintas estrate-

gias para transmitir de manera efectiva un mensaje a su audiencia. Nosotros, los científicos, utilizamos un poco de cada una de estas alternativas, en vez de hacer dibujos sobre rocas preparamos figuras de papers o presentaciones en PowerPoint. Una presentación científica en un congreso importante, o una charla de difusión masiva como una TED Talk, puede parecerse a un monólogo teatral, o a una rutina

“...el lenguaje escrito, el video, el internet, y el abrumador avance tecnológico han revolucionado la forma de comunicarnos, al igual que expandir las posibilidades y formatos para contar historias”.

de stand-up comedy. Pero nosotros no somos ni dibujantes, ni actores ni presentadores; somos científicos, y el verdadero valor de lo que pretendemos comunicar debería estar vinculado al valor científico de nuestro mensaje –de nuestra historia.

¿Cuáles son las historias científicas que queremos comunicar? Lo más común es comunicar a la comu-

nidad científica el trabajo realizado en el laboratorio. En este caso, es un relato basado en resultados científicos, cuidadosamente obtenidos en el laboratorio y que responden a un proceso de planificación, ejecución de un experimento e interpretación de los resultados. Pero ¿por qué llamamos a esta secuencia de resultados historias? Salvo situaciones excepcionales accidentales o de “experimentos secretos” (esto es, sin el conocimiento del jefe del laboratorio), lo más probable es que los experimentos realizados se sustenten en el conocimiento establecido sobre un determinado fenómeno. Por tanto, solo tras una extensa revisión bibliográfica podemos proponer una idea que se pruebe en el laboratorio. Luego, el diseño de un experimento sigue pasos específicos para aceptar o rechazar una hipótesis científica. Debe existir un planteamiento de una pregunta científica antes de desarrollar los pasos prácticos para responderla. Se debe comprender las variables del experimento; por lo tanto, elegir las condiciones de control que mejor conlleven a una respuesta clara. Se debe considerar las limitaciones (técnicas/ metodológicas) del diseño experimental, que determinan las limitaciones en la interpretación de los resultados y posibles elementos que no podrá resolver el diseño experi-

mental. Se debe preparar el experimento de forma reproducible y que genere cuantificaciones medibles y robustas. De esta manera, cada experimento que desarrollamos es la continuación del trabajo previo de la comunidad científica. Existe información que precede a nuestro trabajo e información que es clave para interpretar nuestros resultados. De esta forma, hay una historia que contar acerca de ese experimento, de los resultados obtenidos, y de sus conclusiones. Y más aún, una historia acerca del conjunto de experimentos que permiten responder una pregunta científica mayor de un proyecto científico. Con todo esto, el principal desafío de comunicar un trabajo científico es encontrar un tono que sea simple y directo; y a la vez ser capaces de transmitir todo el rigor metodológico e intelectual de nuestro trabajo.

Mi historia científica

Soy científica. En concreto, del área de la biología del desarrollo, estudio de los mecanismos moleculares que regulan la formación del sistema nervioso durante etapas tempranas del desarrollo de organismos vertebrados. Mi trabajo se beneficia de los resultados comunicados por otros laboratorios en todo el mundo. Ya sea en formas de charlas en reuniones científicas o artículos publicados en revistas científicas. Como estu-

diante de doctorado e investigadora postdoctoral, mi investigación se nutrió mucho, y en algunos casos resultó en modificaciones al proyecto original, luego de comunicar mis resultados y recibir comentarios, críticas en congresos y seminarios. Así, la comunicación permanente de nuestro trabajo a la comunidad científica nos permite mejorar nuestro trabajo mientras lo estamos desarrollando. Una vez que los resultados obtenidos nos

“Así,

la comunicación permanente de nuestro trabajo a la comunidad científica

nos permite mejorar nuestro trabajo mientras lo estamos desarrollando”.

permiten “armar una historia”, preparamos un artículo científico, en donde comunicamos a la comunidad científica global el resultado de nuestro trabajo.

Si la comunicación es fundamental en cada una de las etapas del trabajo científico, ¿cuándo aprendemos a comunicar nuestro trabajo? ¿Cuándo aprendemos a escribir una buena historia? ¿Cuán-

do aprendemos a preparar una presentación, y comunicar verbalmente nuestras historias? La respuesta a estas preguntas no es siempre clara. El destacado neurocientífico estadounidense, Joshua Sanes, entregó recientemente consejos acerca de cómo contar una historia científica (Sanes, 2019). Sin embargo, en términos generales para nuestra realidad, creo que el sistema educacional chileno no prepara buenos comunicadores. Y, es entendible que cuando la mayoría de los estudiantes egresados de enseñanza media de nuestro país presentan deficiencias en conocimientos básicos de matemáticas y lenguaje, esos – y no la comunicación – sean los principales desafíos prioritarios que enfrentar.

Sin embargo, para quienes pertenecemos a la comunidad científica no hay excusas; nuestro trabajo es puesto a prueba en una comunidad global, donde en muchos de esos países es natural comunicar de una manera mucho más efectiva que la nuestra. En mi experiencia personal, en las escuelas públicas de Estados Unidos se hace un hincapié y se fortalece la habilidad de contar historias desde edades muy tempranas. Niños de segundo y tercer grado trabajan por semestres completos en preparar textos que corregirán constantemente sus profesores.

Niños de cuarto grado trabajan preparando ensayos, cartas para convencer a autoridades o textos para promocionar productos ficticios; es normal que grupos de niños de 10 años discutan sobre las estrategias más efectivas de articular los argumentos en cada caso. El estadounidense no es tan común, incluso en otros países desarrollados, y ese privilegio está relegado únicamente a instituciones educacionales de elite. Consideremos además que el idioma de comunicación científico es inglés. Con todos estos antecedentes es legítimo preguntarse: ¿tenemos los científicos chilenos posibilidades reales de ser exitosos comunicando nuestro trabajo en la comunidad científica global? Mi respuesta es, sin lugar a duda, sí somos capaces. Primero, porque en la comunicación científica lo principal es el valor de nuestros resultados y nuestras ideas. El estilo ayuda mucho, pero no reemplaza un experimento bien diseñado con resultados que respondan preguntas relevantes en nuestra área. Segundo, porque es perfectamente posible aprender a comunicar mejor. La comunidad científica global es un espacio donde coexisten muchas personas de distintos orígenes y culturas, donde la mayoría de las interacciones se basan en temas científicos. Entre científicos, basta con hablar de algo que uno sabe

para estar en términos similares con los demás. En este ambiente, antecedentes como “¿a qué colegio fuiste?”, o “¿a qué se dedican tus papás?” no tienen relevancia.

En mi experiencia personal, ¿cómo he ido desarrollando mis habilidades de comunicación científica?

Tuve el privilegio de tener acceso a cursos de escritura científica durante mi doctorado en Suiza. Ese

“... ¿tenemos los científicos chilenos posibilidades reales

de ser exitosos comunicando nuestro trabajo en la comunidad científica global? Mi respuesta es, sin lugar a duda, sí somos capaces.”

curso representó el avance en varias barreras, incluidas las de escribir con una estructura y la barrera del idioma distinto a mi idioma nativo. Ahí escuché muchas veces frases del estilo “quienes no hablamos inglés de forma nativa tenemos una desventaja en la ciencia, pero esta desventaja se compensa con tener una idea que contar”. Es posible que hablantes de inglés nativo tengan la

facilidad de escribir sin problemas gramaticales, pero si no tienen una idea que contar, pueden sufrir los mismos desafíos que hablantes no nativos a la hora de escribir. Si bien esos cursos fueron un avance, creo que lo más importante para mí ha sido mi mentora de postdoctorado. La Dr. Lisa Goodrich, profesora de la Universidad de Harvard, me enseñó todo lo que sé hoy acerca de contar historias científicas. Lo primordial de tener las ideas claras antes de plasmarlas en un escrito o una presentación de PowerPoint. Pienso que las desventajas de la educación primaria pueden suplirse con encontrar excelentes mentores en la vida académica. Un mensaje a los estudiantes jóvenes que lean este texto: busquen un(a) buen(a) mentor(a), alguien que no sólo comunique muy bien, sino que además se dé el tiempo de corregirlos, de modo que entiendan sus errores y luego guiarlos a descubrir cómo hacerlo de manera correcta. No se sorprendan si pese a haber sido buenos estudiantes toda su vida, la primera vez que escriban un texto científico necesiten hacerlo todo de nuevo. Adquirir una habilidad nueva requiere tiempo, es normal que les tome mucho más tiempo y esfuerzo de lo que pensaban, pero sin lugar a duda pueden lograrlo. A veces duele el ego ser corregido, pero es

un indispensable para crecer profesionalmente.

En mi experiencia, aprender que existen estrategias para comunicar de manera efectiva me permitió enfrentar la preparación de textos y presentaciones con mucha más seguridad. Además, me permitió reconocer las técnicas y estrategias de comunicación utilizadas por otros miembros de la comunidad científica. De esta manera, un texto bien escrito se transforma en una serie de patrones lógicos y reconocibles, junto con esto, los autores de estos textos se transforman en personas de carne y hueso que ya no poseen el “superpoder” de escribir bien, sino que son personas que han utilizado de manera sistemática herramientas para la redacción de textos científicos. En este sentido, creo que todas aquellas iniciativas que buscan dar visibilidad de las personas detrás de los artículos científicos también contribuyen a reafirmar esta visión. Por ejemplo, en mi área, la revista “Development” tiene una sección especializada para “The people behind the papers” (Las personas tras las publicaciones) en la que se entrevista a autores de artículos publicados en el mismo número de la revista (“The people behind the papers - Nadia Manzi and Daniel Dickinson,” 2024). Para mí resulta enriquecedor saber que, detrás de esos trabajos

que parecen inalcanzables, resultan de historias personales comunes para la mayoría de las personas que nos dedicamos a esto. Durante mi etapa de postdoctorado en Harvard Medical School, se acostumbraba a entrevistar a miembros de la comunidad de neurociencia para saber más acerca de ellos. Especialmente de aquellas personas provenientes de sectores marginalizados, ya sea por raza, religión, background socioeconómico, entre otros. Estas actividades se basan en la necesidad de promover y visualizar la diversidad de las comunidades.

Promoviendo la diversidad: historias personales

Debo reconocer que cuando me invitaron a participar de actividades en las que uno cuenta su historia personal sentí pudor de hablar de mí misma. Con el tiempo y gracias a las preguntas que me hacen los asistentes a estas actividades, me he dado cuenta de que contar mi historia puede ser una fuente de esperanza e inspiración para otros, sobre todo los más jóvenes. De hecho, el participar de estas actividades me ha hecho recordar que yo misma consideré la ciencia para mis estudios al ver a personas parecidas a mí (mujeres) que se dedicaban a la ciencia. Soy mujer, soy mamá, soy una persona

que proviene de un hogar de bajo nivel socioeconómico en Angol, una pequeña ciudad al sur de Chile. Precisamente relacionado con eso son las preguntas que recibo de estudiantes jóvenes: ¿Se puede ser mamá y científica a la vez? ¿Cómo fue/es su experiencia combinando la ciencia y la maternidad? ¿Cómo fue su experiencia haciendo un doctorado en el extranjero? ¿Cómo fue tener hijos en el extranjero? ¿Cómo alguien del sur de Chile llegó a trabajar a Harvard? ¿Cómo aprendió a hablar inglés? Mis presentaciones generan un nivel de interacción que no me imaginé que podría lograr. Este tipo de interacciones hacen que valga la pena el sobrepasar la barrera del pudor acerca de hablar de mi vida personal, el temor de sonar egocéntrica. Muchos(as) de esos jóvenes necesitan ver y escuchar a un “similar”, necesitan ver que se puede, que sólo depende de ellos y de su esfuerzo.

Muchos de nosotros no sabemos qué es lo que nos hace “similares” a otras personas o cuales experiencias de vida nos hacen sentir empatía. Por ejemplo, hace poco tiempo leí la columna de un médico que contó su historia personal como paciente, luego de morir clínicamente (Gibson, 2024). Me imagino que, tanto a mí como a otros, nos hace pensar en la persona más

allá del profesional. En mi rol de profesora, pienso que las historias personales también pueden tener un impacto en las nuevas generaciones de estudiantes. Por eso creo que es importante que se generen espacios para poder contar nuestras historias. No todos tienen que contarlas, por supuesto. Pero sí que exista la opción. Por mucho tiempo el rol de las mujeres científicas ha sido relegado a un segundo plano. En Chile tenemos un gran número de mujeres científicas haciendo trabajos de alta calidad. Démosle el espacio para contar sus histo-

“En

mi rol de profesora, pienso que las historias personales también pueden tener un impacto en las nuevas generaciones de estudiantes. Por eso creo que es importante que se generen espacios para poder contar nuestras historias”.

rias. Historias científicas e historias de vida. Por otro lado, hay personas que podemos actuar como mentores conscientes de las dificultades personales. Nuestras historias personales moldean nuestros intereses, nuestros enfoques, nuestros temas acerca de los cuales nos motiva escribir. En mi rol actual, estoy comprometida con traspasar lo que se me ha entregado. Tengo todo el entusiasmo de guiar a estudiantes a contar sus historias científicas de forma eficiente y poner especial cuidado en aquellos quienes no han tenido las oportunidades formales.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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GÉNERO Y MÚSICA

MUJERES EN LA MÚSICA:

PATRIMONIO NECESARIO

POR DORIS SILVA SAAVEDRA

Soprano, Interprete Musical mención Canto y Licenciada en Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Master in de Muziek, Master of Arts, Afstudeerrichting Zang Luca School of Arts- Lemmensinstituut (Asociatie Ku Leuven) Bélgica.

Profesora Adjunta del Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Cuando hablamos de feminismos y sus reivindicaciones, resulta difícil encontrar opositores a las ideas que defienden las capacidades de las mujeres en cuanto a su desempeño profesional y los espacios que deben ocupar en la sociedad, al menos en el ámbito público (que sería lo políticamente correcto). Con gran facilidad se exponen argumentos respecto a sus competencias en relación con sus pares varones y la importancia de su inclusión para una participación activa en lo profesional. Lamentablemente, la evidencia nos muestra que las desigualdades han persistido en el tiempo (Sifuentes Ocegueda 2015).

En el campo de la música, las reivindicaciones van más allá de la necesidad de la mera inclusión de trabajadoras, sino que tienen que ver con cómo entendemos esta disciplina, tanto en su valoración estética (llena de representaciones de género), como a su rol en la sociedad (Ramos 2010). Este último punto es crítico, dado que, en nuestra sociedad, la mayoría de las personas cree que la música es prescindible frente a otras actividades. Esto se vuelve aún más dramático cuando hablamos de la “música clásica” (docta, académica, culta o como quiera llamarse), ya que se la ha asociado a una elite económica- intelectual,

porque estaría al alcance de solo unos pocos tanto en lo económico, como en su comprensión. Según la Encuesta de Participación Cultural 2017, el 74,75 % de las personas nunca ha ido a una función de música docta; y el 84,6% jamás ha asistido a la ópera.

Si miramos el caso de nuestro país, los conservatorios de música están vinculados a las universidades, lo que es algo particular, dado que en otros lugares del mundo suelen ser instituciones independientes, como el caso de Estados Unidos y gran parte de Europa. Esto nos da un panorama único, ya que podemos estrechar relaciones con otras áreas del conocimiento y, en consecuencia, nos permean las necesidades socioculturales de estos espacios. Es aquí donde las recientes movilizaciones feministas tienen un efecto importante en la formalidad de los programas de estudio. Se instalan la inclusión de bibliografías mínimas de mujeres, participación paritaria en el aula y uso de lenguaje inclusivo, entre otros como parte de una política institucional (Dirección de Equidad de Género UC 2024). Pero ¿qué es lo que pasa con el quehacer musical mismo?, si estas nuevas disposiciones responden a los cuestionamientos del feminismo para la música.

Dentro de una de las

prácticas propias de la formación musical es la búsqueda por mantener el modelo; tocar lo más fidedignamente las partituras, honrando así las ideas ahí contenidas. Así aprendemos como lo hacen nuestros maestros, quienes aprendieron de la misma forma de los suyos y así sucesivamente hacia atrás. Esto nos transforma en sí en un museo viviente, y como consecuencia, nos inserta en un modelo que resiste los cambios per se, por lo que, las políticas institucionales generales en favor de la equidad pasan a ser normas en el papel o simplemente de convivencia, más poco o nada inciden en las prácticas musicales mismas. Entonces, ¿por qué sería importante cambiar estas prácticas o cuestionar el modelo que ha funcionado tanto tiempo y que es parte del quehacer musical en sí mismo?

La irrupción del feminismo en la música se remonta a los años setenta con los “women studies”, estudios que visibilizaron un replanteamiento de la historia de la música y permitieron descubrir e incluir algunas figuras femeninas, gracias al hallazgo de sus obras y la publicación de estas. Luego, en los años ochenta se identifica una segunda etapa en donde se hace una crítica feminista de la música que plantea la discusión sobre la historiografía y sus métodos,

y la problematización sobre la exclusión y el canon entre otros. Y ya, desde los años noventa tenemos una tercera etapa con los estudios sobre música popular o música y teoría queer (Ramos 2010).

Actualmente, estos estudios son más que aceptados, cuentan con varios textos de diferentes autorías y artículos publicados transversalmente en el mundo en importantes revistas del rubro. Sin embargo, seguimos observando que las prácticas musicales siguen siendo iguales, se centran en la composición, hay especialidades generificadas y se enseñan y estudian prácticamente las mismas obras siempre, lo cual se explica por como es el quehacer del conservatorio. No obstante, nos coarta la mirada respecto a cuáles son las consecuencias de esta situación (Soler Campos 2016).

El año 2018, Miguel Ángel Marín indica que “la programación de conciertos se ha vuelto cada vez más conservadora, obsesionándose con solo un puñado limitado de compositores, cuyas piezas se tocan hasta la saciedad”. Además, señala que los diez más tocados son Beethoven, Mozart, Bach, Brahms, Schubert, Debussy, Ravel, Tchaikovsky, Shostakovich y Rachmaninov, que representan el 0,52% de los compositores analizados,

concentran más del 26% de las performances (ninguna mujer, por cierto).

Por su parte, José Manuel Izquierdo, plantea que el tema tiene raíces profundas: “Lydia Goehr lo dijo hace 30 años, las salas de conciertos son museos donde hay obras en exposición permanente y un pequeño espacio para exhibiciones temporales de otras cosas”. “La lógica del museo implica que la

“La programación de conciertos se ha vuelto cada

vez más conservadora, obsesionándose con solo un puñado limitado de compositores, cuyas piezas se tocan hasta la saciedad”.

(M.Marín,

2018)

función de una orquesta es que el público pueda escuchar el Réquiem de Mozart y la Novena de Beethoven permanentemente, así como la Mona Lisa está siempre puesta en el Louvre” (Alarcón 2018).

Estos testimonios muestran una realidad dramática para el quehacer de la música clásica, siendo varios los expertos los que tratan estas problemáti-

cas buscando sus causas y consecuencias. Dentro de las razones podemos encontrar el pago de derechos, preferencia de las audiencias, optimización del tiempo de los músicos o acceso a las partituras como los más relevantes, lo que se vuelve más escalofriante si pasa específicamente con las mujeres, casi ausentes.

Es aquí donde toma relevancia uno de los principales cuestionamientos de la crítica feminista de la música, que es al canon sobre el cual se construye la historia de la música, un grupo de grandes compositores y sus grandes obras, sobre las cuales de manera silenciosa hemos aprendido a valorar la música en sí. Como consecuencia de esto, es que la “inclusión” de las mujeres cuando se ha hecho, ha sido en referencia a este mismo canon. Es decir, en su rol de compositoras, lo que resulta en una menor valoración de sus obras en relación con los referentes varones, una menor presencia y una inclusión forzosa, pero al mismo tiempo, nos impide conocer realmente cuál ha sido el rol que han jugado las mujeres a lo largo de la historia de la música, su importancia y ha sesgado nuestros criterios de valoración (Ramos 2010).

Catalina Sentis explica: “para componer música hay que acceder a espa-

cios de poder. Eso significa que debes tener financiamiento para crear y una orquesta a disposición. Si no tienes ese acceso, es muy difícil que hagas una obra sinfónica porque nadie la va a tocar y esa obra finalmente nunca verá la luz. Eso es algo que suele pasar con las mujeres” (Chandia, 2021). Sobre esto, gran parte de los estudios de la crítica feminista de la música exponen que, dado las distintas conformaciones de las sociedades en las diferentes épocas y las expectativas asociadas a los géneros de cada una de estas, las mujeres quedaron por mucho tiempo relegadas a los espacios privados. En estos, la creación como un rol activo no se considera adecuado, lo que no significa que las mujeres no crearan música. Contamos con varios antecedentes que dan cuenta que las mujeres compositoras han estado siempre presentes, pero frente a los varones, el acceso al material de estas mujeres resulta difícil, ya que no publicaban o desarrollaban sus intereses musicales en áreas que les resultaban más compatibles con la vida que debían llevar, como son la gestión, interpretación y el mecenazgo entre otros. Dichos roles no han sido considerados en la historia oficial, ni siquiera para sus pares varones, la cual se centra sólo en la composición (Ramos 2003).

Fernanda Vera en sus estudios sobre Isidora Zegers (“compositora chilena”) nos dice: “En torno a su legado musical, la historiografía ha insistido en mencionarla como “compositora” destacando sus “obras” e ignorando sus

“Para componer música hay que acceder

a

espacios

de

poder.

Eso significa que debes tener financiamiento para crear y una orquesta a disposición. Si no tienes ese acceso, es muy difícil que hagas una obra sinfónica porque nadie la va a tocar y esa obra finalmente nunca verá la luz. Eso es algo que suele pasar con las mujeres”

(Chandia, 2021)

soportes materiales, “los álbumes” (Merino 2010, Pereira 1957, 1978). En ese tipo de discurso se ha descuidado la descripción de su labor como gestora cultural de relevantes iniciativas relacionadas con el mecenazgo y con la crea-

ción de distintas iniciativas relacionadas con la institucionalidad musical chilena como la edición del Semanario Musical (primer periódico especializado en música del país), el impulso a la creación del Conservatorio Nacional de Música y la realización de una gran cantidad de conciertos para la alta sociedad chilena. Si se analizaran estos objetos de manera integral y al mismo nivel que su faceta creativa, podríamos notar que estas piezas musicales se conservaron gracias a estos soportes materiales, dentro de los cuales, “las obras” de Isidora adquirían un significado unívoco, constituían los frutos de su esmerada educación musical y se insertaban dentro del canon de la composición musical femenina de la época”

Esto nos demuestra la piedra de tope de las “iniciativas inclusivas” que presentan las programaciones de los últimos años, en dónde lo que solemos ver es, por ejemplo, una programación especial para la conmemoración del día internacional de las mujeres (8M) o algún concierto puntual dentro de una temporada dedicado a las mujeres. Éstas suelen ser mujeres interpretando obras de mujeres, reiterando uno de los grandes problemas que enfrentan los feminismos actuales respecto a que las reivindicaciones no son un problema solo de mujeres, ni

que se solucionan con recordar el 8M, sino que debemos trabajar mancomunadamente como sociedad en una integración real, no comercial y no por cumplir, para que realmente los cambios sean efectivos.

Entonces, volviendo a la pregunta de por qué sería importante cambiar estas prácticas o cuestionar el modelo que ha funcionado tanto tiempo. La respuesta está en la negación de un patrimonio cultural común y al mismo tiempo imposibilidad de ampliar el conocimiento en torno a la misma música, sus relaciones con otras áreas de conocimiento, nuestro rol en la sociedad y el reencanto de nuestro quehacer con un público que nos desconoce y un nuevo impulso para quienes siempre han estado cerca.

En la columna en Ciper “El derecho a acceder a la música chilena”, José Manuel Izquierdo plantea la posibilidad de programación en las temporadas de concierto de varios compositores chilenos que pasan a ser parte del patrimonio común (libre de pago de derechos de autor) en la siguiente década. Esto hace visible el siguiente problema; si bien existe la disponibilidad, no es lo mismo que acceso, ni garantía de divulgación, siendo las dificultades, el tiempo de las orquestas, el acceso a la música misma (partituras), una curatoría

que atraiga al público entre otros, los elementos que aparecen cuando hablamos de música de mujeres desde el punto de vista de la composición. Entonces la pregunta es, ¿cómo salir de este eterno espiral e integrar los conocimientos abordados por la crítica feminista sin negar una tradición importante para la música?, ¿cómo llevar a cabo esta tarea sin quedarnos a la espera de políticas públicas que pueden tardar muchísimo por no ser prioritarias frente a otros temas de estado?

Es aquí donde creo que la invitación sería, como dice Nerea Pérez de las Heras, “limpiar nuestras gafas sucias y hacer temporadas de concierto con enfoque de género en su totalidad que no nieguen tampoco la tradición del quehacer. La evidencia de que las mujeres han cumplido roles de importancia para la historia canónica es una oportunidad, por supuesto debemos seguir incluyéndola creación de obras por mujeres, pero el conocer de las mecenas que patrocinaron una obra, las mujeres que las interpretan, quienes las han investigado, o quienes se han fascinado con un repertorio, nos permite tener este enfoque transversal, relacionarnos con la actualidad desde nuestra tradición y ampliar nuestros criterios de valorización en torno a la música.

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COMBATIENDO LA BRECHA DE GÉNERO DESDE INGENEIRÍA UC STEM INGENIERÍA

POR PATRICIA GALILEA

Profesor Docente Asistente UC. Departamento de Ingeniería de Transporte y Logística. Director de Escuela, Dirección de Responsabilidad Social.

De acuerdo al World Economic Forum, actualmente hay una gran brecha de participación laboral femenina al comparar trabajos vinculados a ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM, por sus siglas en inglés) en comparación con trabajos no vinculados con áreas STEM: 29% versus 49%, respectivamente. Aunque la mayoría de los universitarios en Chile son mujeres, la participación femenina en carreras STEM fue del 20 % en 2023.

Esto no solo es preocupante porque es una brecha de género que indica que falta potenciar la participación de mujeres en este tipo de disciplinas, y provoca que, ante los grandes desafíos y problemas de nuestra sociedad, falte una mirada que identifique distintos tipos de problemas y proponga soluciones más innovadoras e inclusivas.

En la Escuela de Ingeniería UC, las estudiantes mujeres representaban

Admisión mujeres en Ingeniería UC

PUC

Una de las primeras iniciativas fue la creación del Programa Mujeres en Ingeniería el año 2013: partió como un programa de divulgación para generar encuentros entre mujeres de estudios secundarios y alumnas de Ingeniería, con el objetivo de difundir modelos a seguir para las futuras estudiantes. A lo largo de los años, este programa ha ido creciendo

y ahora incluye actividades para crear una comunidad entre las mismas estudiantes mujeres que ya cursan la carrera de Ingeniería en la UC, con la intención el incrementar su sentido de pertenencia y ampliar sus oportunidades profesionales.

Por ejemplo, el 2023 se desarrolló un programa piloto de ayudantía de pares

sólo el 20% de la matrícula total a principios de la década de 2010. Con el fin de atraer a más mujeres, Ingeniería UC fue armando una serie de iniciativas para fomentarles el ingreso, como difundir modelos a seguir e ir tejiendo una comunidad más cercana entre las alumnas, académicas y ex alumnas de la Escuela. Todos estos esfuerzos han dado frutos y llevamos varios años con un ingreso femenino sobre el 30%.

PERIODO 2005-2023

31,1% ADMISIÓN 2023

mujeres, constatando que, en ambientes de confianza, las estudiantes preguntan más y forman grupos de estudio (rompiendo con el estudio en solitario, donde deben desplegar estrategias de aprendizaje autónomo que consume mayor dedicación y no siempre permite lograr las metas académicas). Otro tipo de iniciativas que incluye este programa han

sido talleres que empoderan a nuestras estudiantes y programas de mentorías entre estudiantes y exalumnas o mujeres de la industria.

Pero las iniciativas no solo han estado enfocadas en nuestras alumnas. Otra iniciativa importante para aumentar la participación femenina en la Escuela fue la mayor contratación de académicas en la Escuela, mostrando la genuina preocupación de las autoridades de la Escuela por este tema pasando de un 1% en 2010 a un 14% el 2023. El aumentar la participación femenina en el cuerpo académico no solo dismi-

nuye esa brecha, también empodera a las actuales estudiantes brindándoles modelos a seguir más cercanos.

El 2021 la Escuela de Ingeniería crea la subdirección de Preingeniería, con el fin de darle fuerza a las acciones de vinculación con la comunidad escolar, pero con el objetivo de atraer grupos de estudiantes de enseñanza media que estaban subrepresentados, y uno de estos grupos son las mujeres. Por lo tanto, en cada una de las iniciativas de Preingeniería, hay una preocupación por fomentar la participación de niñas y adolescentes,

ya sea con proyectos que son solo para adolescentes mujeres (technovation girls, niñas pro) o incentivando la participación femenina sobre el 50% en nuestros programas formativos de la Academia STEM, CODing, entre otros. Es importante reconocer la importante colaboración de otras facultades y escuelas STEM de la UC que hacen posible realizar estos cursos y actividades, porque nos hemos convertido en aliados en la promoción de las áreas STEM.

Finalmente, varios programas de admisión no regular (como Talento & Inclusión y NACE) nacieron

Tabla que muestra los cursos dictados en Academia STEM UC de invierno 2023, cantidad de participantes por taller y porcentaje de mujeres en cada uno de los talleres.

desde la Escuela de Ingeniería y fueron diseñados para que la selección de postulantes no castigue a los que ejercen roles de cuidado en sus hogares o reconciendo que en esos grupos es aún más difícil participar de actividades extracurriculares y se valoran más. Gracias a esto, las vías de admisión que complementan a la PAES aportan mayor porcentaje de mujeres a la admisión total.

Si bien el caso de nuestra Escuela está dando frutos,

aún nos queda una brecha de género importante en la admisión de pregrado y esta brecha es aún mayor en postgrado y en la planta académica. Por lo tanto, seguiremos fomentando la participación femenina en la Escuela y estamos trabajando para disminuir esta brecha en las disciplinas dentro de la Ingeniería que tienen menor participación femenina.

Nuestro sueño es que a ninguna niña se le cuestione su pasión por la ciencia, las matemáticas, la

Ingreso a la carrera Ingeniería 2024 N° SELECCIONADOS/AS

tecnología o la ingeniería. Y estaremos trabajando para asegurar que su pasión se traduzca en su ingreso efectivo a Ingeniería o a otra carrera STEM de su preferencia. Y en el caso de que escoja Ingeniería, que se sienta acogida por una comunidad diversa, que se sienta valorada, donde encuentra diversos modelos a seguir y donde potenciamos su rol como agente de cambio en esta sociedad.

“La academia es con nosotras”

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