A la muerte de Luis XIV, Rey Sol y artífice de Versalles, la aristocracia comienza a sufrir una fatiga crónica del final de su despótico y católico reinado, entre guerras y restricciones del placer en nombre de Dios. Aparecen las petites maison, las folies, los tocadores, los pabellones, las grutas, los gabinetes, como reveladores de los deseos de intimidad y los impulsos de placer y libertinaje. Actualmente, tras la democratización y optimización de las viviendas durante el siglo XX, el constreñimiento de una domesticidad pragmática y aburrida, y nuestra perspectiva de esclavos del sistema, desvela la necesidad de un cambio. Un cambio para que todxs podamos ser Maria Antonieta dentro de nuestro propio pequeño palacio. El que no vive como piensa, acaba pensando como vive.
¿por qué la clase obrera no puede vivir como reinas?
Como la gran Samantha Hudson dice:
De clase obrera no....
Obreras con clase
***iraxxxdios***