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Conexión emocional, empatía y límites en la pareja
Una de las consecuencias que hemos empezado a observar a partir del confinamiento y la pandemia es que muchas parejas han entrado en crisis, al punto que muchas han considerado la posibilidad de separarse y alrededor de esta posible decisión habría que poner atención al origen de la crisis, ya que sería (en algún sentido) un error creer que la pandemia es la causante de dicha crisis. Más bien habría que pensar que la pandemia vino a poner al descubierto una serie de dificultades que estaban ahí latentes y ahora se han acentuado.
Quejas del tipo “No aguanto a mi pareja, está encima de mí todo el tiempo”, “Quiere tener intimidad todo el tiempo”, “Yo no estoy acostumbrada a vivir con él tanto tiempo” entre otras nos permiten comprender que la falta de intimidad individual, de espacio y de privacidad ha rebasado a muchos. Incluso se hizo un estudio con siete mil parejas en varios países para medir el impacto del confinamiento en las parejas y uno de los elementos encontrados fue que en promedio las parejas han incrementado sus tiempos de convivencia en 20 horas a la semana.
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El psicoanalista argentino J. Nasio publicó recientemente un libro en donde hace un análisis de lo que está ocurriendo en términos de salud mental y habla de la depresión Covid, la cual tiene una característica central en comparación con la depresión que conocemos, dicha característica es la angustia y a ese respecto describe cuatro tipos. La primera es el miedo a la enfermedad o a enfermar y sobre todo a morir en un hospital o contagiar a seres queridos. Y es que no podemos perder de vista que a estas alturas de la pandemia la cantidad de fallecimientos y experiencias dolorosas ha sido muy fuerte. La segunda es el aislamiento tomando en cuenta que estamos en un reconfinamiento porque acaba con la ilusión de que la pandemia iba a terminar, es decir, cuando vivimos la primera etapa de cuarentena estábamos optimistas en algún sentido, porque pensábamos que sería cuestión de un par de meses y retomaríamos nuestras vidas. La sorpresa fue que este proceso se ha ido prolongando por meses, y cuando más cerca estuvimos de retomar parte de nuestra cotidianidad, vino un segundo confinamiento el cual perfila para alargarse nuevamente.
La tercera angustia, es la de la incertidumbre económica ya que no sabemos qué va a pasar, muchas personas han perdido su empleo, pequeñas y medianas empresas han quebrado y la economía del país está al borde del colapso, luego entonces el mayor miedo es quedarse sin ingresos. Por último, enfrentamos una cuarta angustia, la cual a mi modo de ver es la más fuerte, ya que hay una falta de futuro, es decir, no hay un horizonte, no hay forma de proyectar tan fácil un plan en el sentido que se quiera mirar, por ejemplo, una familia no puede como antes proyectar un viaje porque no sabemos cómo vamos a estar en tres o seis meses. Y algo similar ocurre con las empresas, las cuales estaban habituadas a proyectar anualmente una serie metas.
Lo precedente me parece muy importante ponerlo de contexto para entender el porqué se están dando situaciones de tensión, estrés, angustia, miedo, ansiedad y depresión en las parejas, lo que ha derivado en conflictos, discusiones, agresiones y conductas muy violentas que terminan permeando en nuestros hijos. En ese sentido, hoy más que nunca se vuelve fundamental poder conectarnos con nuestros sentimientos a fin de identificar señales de alerta que nos permitan saber que algo no está bien. No podremos conectarnos con nuestra pareja si no logramos lo anterior, es decir, no puedo generar una conexión emocional con mi pareja si ni siquiera puedo mirarme a mí mismo.
No obstante lo anterior, una forma de lograr mayor conexión con nuestra pareja es trabajar en construir o reconstruir la intimidad emocional. ¿Qué es eso y cómo se logra? Primero que nada, es necesario comprender que no tiene nada que ver con relaciones sexuales. La intimidad emocional tiene que ver con esos momentos en donde nos permitimos compartir o abrir algunas experiencias de vida, particularmente aquellas que nos han marcado y que dejan al descubierto nuestros miedos, nuestras debilidades y vulnerabilidades, lo cual, le permite a nuestra pareja conocer nuestro mundo interno. Comprender lo anterior le (y nos) permitirá proteger, ser suaves y delicados cuando sea necesario, por ejemplo, en estos tiempos donde la pandemia está generando un sinfín de miedos, angustias y ansiedades se necesita de la disposición de ambos integrantes de la pareja tanto en los momentos que se requiere apoyar como en aquellos en que se da la confrontación para cuidarse mutuamente, para acompañarse y darse apoyo. Versus entrar en el terreno de las descalificaciones, comentarios hirientes o actitudes hostiles.
Ser empáticos implicaría entonces poder comprender la forma en que mi pareja reacciona frente a situaciones que lo ponen vulnerable o irritable a fin de tomar iniciativas que favorezcan la contención emocional, es decir, que nuestra pareja se sienta comprendida, valorada y apoyada. Esto definitivamente generaría una reacción en espejo de empatía y comprensión hacia mi persona, lo que dará como resultado el que ambos logremos una mayor conexión emocional y empatía, misma que facilitará en algún sentido el afrontar los retos que tenemos en estos tiempos.
Si el desgaste de la relación o las dificultades que enfrentan rebasan por mucho la posibilidad de avanzar a pesar de intentar lo propuesto en este artículo, la sugerencia es buscar el apoyo de un especialista, ya que este tendría las herramientas necesarias para apoyarles a identificar el trasfondo de sus dificultades y desde ahí poder hacer algunos cambios o incluso tomar decisiones. Una de ellas sería el descubrir cuáles son sus límites en el amor, es decir, cuándo definitivamente es momento de decir, esto ya no es sano para ninguno. En mi opinión, una relación no es sana ni conveniente cuando los niveles de violencia implican el maltrato psicológico, físico y/o económico y no hay disposición para cambiar o reparar. Cuando uno de los integrantes tiene que traicionar sus principios y valores o su dignidad e integridad para hacer feliz a su pareja. Otro motivo es cuando hay infidelidades recurrentes y no hay la disposición para cambiar y reparar. Evidentemente existen otros motivos que también serán válidos para decir “ya no puedo seguir en esta relación”, el punto es que antes de tomar una decisión tan importante nos demos la oportunidad de agotar posibilidades, de revisarnos a nosotros mismos y de darle la oportunidad a nuestra pareja de reparar.

Mtro. Manuel Hernández Director General Descübriéndote
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