
Edición Especial Octubre 2020
Edición Especial Octubre 2020
Nuestro homenaje al diseñador más grande de todos los tiempos
Los artistas rinden su homenaje al mas grande
Sus claves del éxito
Su último trabajo antes de morir
Uno de los libros más tiernos, amables y generosos con los que me ha tocado trabajar en mi vida de editora es de Glaser, se llama Diseñador/Ciudadano, y ya podéis imaginar de qué va. Una de las cosas que allí señala es que el consumo de publicidad nos ha acostumbrado tanto deglutir medias verdades, verdades disfrazadas, o directamente mentiras, y a que nos parezca normal mantener una actitud de espectadores pasivos que engullen estas mentiras, que por esa razón hemos permitido tan fácilmente que el mismo fenómeno salte al espectro de la política y se la coma.
Lo más interesante, en cualquier caso, es que en su análisis no deja caer la carga de la culpa en unos supuestos malignos storytellers que se empeñen en enredar nuestras confundidas mentes, sino en lo vagos y pasivos que nos volvemos ante la cultura visual, en nuestra falta –como consumidores, como ciudadanos– de lectura crítica y activa de la misma.
Por eso, a su muerte, os digo: hacedle este homenaje a Glaser: mirad (con atención despierta) sus bellísimas piezas, pero buscad también sus libros, sus entrevistas, sus vídeos, ved lo que decía siempre sin pretensiones, que hay en todo ello mucho que hoy puede servirnos.
I. Hornos EditorOpinión:
Milton Glaser: filósofo visual
Tributo:
Milton Glaser según los diseñadores
Entrevista:
“Diseño y arte son asuntos distantes”
Sus claves del éxito:
Explicadas por el mismo
Together:
Su última obra para unir al mundo
Sus 10 reglas para el trabajo y la vida
Director General
Isabel Holgueda
Editor
Inés Hornos
Redacción
Ignacio Homani
Ilustraciones y fotografías
Iliana Horbas
Diseño
Ismael Honduvilla
Milton Glaser era tan buen diseñador porque pensaba muy bien. Esta frase les va a parecer una obviedad, pero si le dan un par de vueltas, verán que no lo es tanto.
Que Milton Glaser pensaba bien, en este caso, no quiere decir solo con una formidable lucidez y un vastísimo repertorio de referentes artísticos y culturales, históricos y contemporáneos, sino también con unas extraordinarias generosidad y empatía («be on the reader side», decía que fue su mantra a la fundación de New York Magazine). Y on the reader side (no on the client side) se quedó durante toda su carrera.
Milton Glaser murió hace apenas una semana y durante algunos días pudimos ver cómo las redes se llenaban del delicioso flujo de imágenes que constituye el archivo histórico de su trabajo, un verdadero placer para la vista. Yo quiero animaros aquí a que os fijéis también en las cosas que pensaba y en los modos en los que nos invitó a pensar, pues Mr. Glaser era, tal como lo califica el obituario de la propia New York Magazine, un «visual philosopher». Glaser estuvo siempre intensamente comprometido con la realidad cultural y social de su época, y esto en las dos acepciones que puede tener aquí la palabra compromiso:
en el de la inmersión y en el de la transformación. En el primero de los sentidos, el de la inmersión, porque ninguna de las manifestaciones culturales de su época, por popular (o «baja») que fuera, le parecía desdeñable o carente de interés. Así lo afirma la artista Brookie Maxwell en el documental Milton Glaser: to Inform and Delight, donde señala, además, que esa capacidad para ver y entender lo que estaba pasando, aún en generaciones o sectores de población a los que él no pertenecía directamente, se refleja directamente en dos de sus carteles más célebres, el poster de Dylan para CBS y el que diseñó para la obra de teatro Angels in America, de Tony Kushner, en el que fue capaz no solo de reflejar, sino de recoger, como señala Maxwell el dolor de toda una generación de hombres gays estadounidenses. También se refleja en uno de los proyectos de Glaser que es de mis favoritos, The Underground Gourmet, la primera guía de restaurantes baratos, con la que contribuyó a transformar la idiosincrasia de Nueva York –la forma distintiva de
Retrato de Michael Somoroff.“Cada
día de nuestras vidas somos víctimas de miles de representaciones engañosas. La cultura de las pequeñas distorsiones se ha extendido tanto que ya no podemos reconocerlas como mentiras”
comer en la ciudad– tanto como con su famosísimo logo.
Sobre su relación con el segundo de los sentidos de la palabra ‘compromiso’, el de la transformación, lo que es evidente es que Glaser pensó siempre desde la voluntad de transformar la oscura jerarquía de valores dominantes que se come la cultura que habitamos. A este respecto nos ha dejado innumerables declaraciones en sus libros, en sus entrevistas, en sus vídeos… «Llegué a darme cuenta», dice también en To Inform and Delight, «de que no tengo derecho a ser indiferente, a ignorar lo que está pasando, puesto que tengo cierto talento para comunicar ideas, pensé que debía dar uso a ese talento, o, de otro modo, sentirme un cretino el resto de mi vida».
Uno de los libros más tiernos, amables y generosos con los que me ha tocado trabajar en mi vida de editora es de Glaser, se llama Diseñador/Ciudadano, y ya podéis imaginar de qué va. Una de las cosas que allí señala es que el consumo de publicidad nos ha acostumbrado tanto deglutir medias verdades, verdades disfrazadas, o directamente mentiras, y a que nos parezca normal mantener una actitud de espectadores pasivos que engullen estas mentiras, que por esa razón hemos permitido tan fácilmente que el mismo fenómeno salte al espectro de la política y se la coma. Lo más interesante, en cualquier caso, es que en su análisis no deja caer la carga de la culpa en unos supuestos malignos storytellers que se empeñen en enredar nuestras confundidas mentes, sino en lo vagos y pasivos que nos volvemos ante la cultura visual, en nuestra falta –como consumidores, como ciudadanos– de lectura crítica y activa de la misma. A este respecto, también dijo Milton Glaser muchas cosas que son fundamentales en nuestro tiempo sobre la importancia de la atención, de saber mantenerla conscientemente sobre las cosas
que sí importan, y de no dejar que nos la arrebaten las cosas que están diseñadas para arrebatárnosla y para hacernos daño como comunidad humana, pero se me acaba el espacio para seguir destacándoos sus citas interminablemente. Por eso, a su muerte, os digo: hacedle este homenaje a Glaser: mirad (con atención despierta) sus bellísimas piezas, pero buscad también sus libros, sus entrevistas, sus vídeos, ved lo que decía siempre sin pretensiones, que hay en todo ello mucho que hoy puede servirnos. Uno de los libros más tiernos, amables y generosos con los que me ha tocado trabajar en mi vida de editora es de Glaser, se llama Diseñador/Ciudadano, y ya podéis imaginar de qué va. Una de las cosas que allí señala es que el consumo de publicidad nos ha acostumbrado tanto deglutir medias verdades, verdades disfrazadas, o directamente mentiras, y a que nos parezca normal mantener una actitud de espectadores pasivos que engullen estas mentiras, que por esa razón hemos permitido tan fácilmente que el mismo fenómeno salte al espectro de la política y se la coma. Lo más interesante, en cualquier caso, es que en su análisis no deja caer la carga de la culpa en unos supuestos malignos storytellers que se empeñen en enredar nuestras confundidas mentes, sino en lo vagos y pasivos que nos volvemos ante la cultura visual, en nuestra falta –como consumidores, como ciudadanos– de lectura crítica y activa de la misma. A este respecto, también dijo Milton Glaser muchas cosas que son fundamentales en nuestro tiempo sobre la importancia de la atención, de saber mantenerla conscientemente sobre las cosas que sí importan, y de no dejar que nos la arrebaten las cosas que están diseñadas para arrebatárnosla y para hacernos daño como comunidad humana, pero se me acaba el espacio para seguir destacando.
«Sabemos que una tira cómica puede tener un efecto social más profundo que una obra de Picasso. Solo por esa razón, un examen crítico de fenómenos gráficos aparentemente banales es una tarea que merece la pena llevar a cabo. Es muy importante tener una visión crítica de estos artefactos porque son extraordinariamente influyentes a la hora de configurar la mitología y los valores propios de una sociedad».
Esto lo dijo en 1973. MIL NOVECIENTOS SETENTA Y TRES. Pero yo soy incapaz de leerlo hoy sin pensar que está hablando de los memes, de los challenges, del fenómeno de los kpopers troleando a la utraderecha, de Tik Tok. Fue esta íntima cercanía que mantuvo siempre con su cultura y su civilización, y su capacidad de establecer un continuo diálogo con ella, lo que le permitió transformar por completo el mundo del diseño.
Por eso, a su muerte, os digo por eso, a su muerte, os digo: hacedle este homenaje a Glaser: mirad (con atención despierta) sus bellísimas piezas, pero buscad también sus libros, sus entrevistas, sus vídeos, ved lo que decía siempre sin pretensiones, que hay en todo ello mucho que hoy puede servirnos. Por eso, a su muerte, os digo, a su muerte, : hacedle este homenaje a Glaser: mirad (con atención despierta) sus bellísimas piezas, pero buscad también sus libros, sus entrevistas, sus vídeos, ved lo que decía siempre sin pretensiones, que hay en todo ello mucho que hoy puede servirnos todo ello que hoy puede servirnos .
Hemos recopilado algunas tomas inspiradas en Milton de nuestra comunidad para rendir homenaje a esta leyenda del diseño gráfico y gran artista.
Milton Glaser:
“Diseño y arte son asuntos distantes”
Es quizá el diseñador gráfico más famoso del mundo. Un referente para varias generaciones y autor del legendario eslogan ‘I Love New York’. Su obra abarca desde logotipos inmortales hasta cabeceras de destacados medios de comunicación.
Defiende que la estética no está reñida con la ética y la verdad. Ambas han sido una constante en su vida.
“Di la verdad” es uno de sus famosos consejos. ¿Usted siempre lo ha hecho? No. Pero siempre he sido consciente cuando no decía la verdad, y eso no es fácil, porque uno tiende a mentirse más a sí mismo que a los demás. Es más difícil detectar esas mentiras. Cuando le mientes a alguien, normalmente lo sabes.
¿Entonces no se ha mentido nunca? Bueno, uno siempre quiere sentirse más importante de lo que es, pensar que tiene más éxito del que tiene, que es más inteligente, que es más cualquier cosa de lo que realmente es. Uno tiene que justificar su vida e inventa razones con las que hacerlo.
¿Qué es un diseño verdadero? Si le pregunto cuál es el diseño de su vida, me dirá: “Quiero vivir junto al mar, quiero tener tres hijos, quiero…”. Si quiere tener un hijo y no casarse es otro diseño. Representan la intención, lo que quiere conseguir. Eso es diseño, pero también lo es lo que termina por conseguir, por eso uno debe preguntarse por la diferencia entre las intenciones y la realidad.
Al pensar en un diseño inolvidable nos fijamos más en el resultado que en la intención. Sí, pero la relación entre ambos es la que cuenta. Uno puede esbozar un buen par de
zapatos y no venderlo. Si consideras que un buen diseño debe tener éxito comercial, entonces los zapatos quizá no lo sean. Sin embargo, desde un punto de vista artístico o cultural, pueden ser un hallazgo. El diseño y el arte son dos asuntos distantes. El arte tiene que ver con transformar al que mira, con hacerle ver el mundo de otra manera. El diseño acomoda a un público con un cliente.
“Lo bueno es enemigo de lo mejor” es otra de sus frases. ¿Es I Love NY su mejor trabajo? Es uno de los más simples. Lo simple funciona. Es mi trabajo más famoso, el que han visto más personas del mundo. Pero, en ese caso, lo mejor no sé lo que es. He hecho trabajos más ambiciosos.
¿Qué convirtió a I Love NY en un símbolo? Es un misterio lo que la gente retiene en su cabeza, lo que quieren ver una y otra vez. Ese eslogan es en realidad un jeroglífico porque uno tiene que hacer rápidamente cierto tipo de interpretaciones, leer palabras, símbolos e iniciales como parte del mismo mensaje. Cada una de ellas representa un punto de vista distinto, y eso lleva a forzar la mirada para entender. Forzar la mirada es un recurso para que las cosas queden impresas en el cerebro. Desde el
punto de vista visual, la geometría rectilínea de las letras y la sensualidad del corazón contrastan. No es lógica. No sabemos por qué ciertas formas crean memoria. Pero el argumento definitivo es que es verdad, no fue un eslogan inventado para una campaña publicitaria. Era una verdad. Representa lo que la gente sentía y no había expresado porque no tenía el mecanismo para hacerlo. He pasado parte de mi vida tratando de entender el éxito de ese mensaje y esto es lo que he conseguido.
¿Cómo se le ocurrió? A finales de los setenta, la ciudad atravesaba un momento difícil. Siempre dábamos un paseo después de cenar y recuerdo que mi mujer comenzó a sentir miedo de salir al anochecer. Había muchos robos, delincuencia, y pensé que teníamos que hacer algo.
El croquis que dibujó en un taxi está ahora en el MOMA. Sí, siempre trabajo así. No me siento a trabajar. Dejo las cosas en la cabeza y vivo con ellas hasta que afloran.
¿Es cierto que nunca ha cobrado ese trabajo que genera millones de dólares impreso en camisetas y tazas? Me dieron 2.000 dólares para las pruebas mecánicas. Pero no, no cobré un centavo. Me hace muy feliz haberlo hecho porque, como les sucede a veces a los periodistas y a los artistas, he podido ver que mi trabajo tenía sentido, que afectaba a la vida de algunas personas y de mis amigos, y que está hecho por el bien general. No insta a nadie a comprar algo que no es bueno para él. No me gusta la persuasión, me gusta la información. Sienta muy bien poder expresar una idea poderosa con medios muy simples. No me gusta la persuasión, me gusta la información. Sienta muy bien poder expresar .
No mucha gente sabe que usted estudió y trabajó con el pintor Giorgio Morandi en Bolonia. Sí, me dieron una beca Fulbright para estudiar en Milán y en Florencia, y terminé en Bolonia. Y allí Morandi daba clase en la universidad a mujeres sin educación artística. Yo era el único chico y el único con formación artísitca.
¿Qué aprendió del italiano? Aprendí más por lo que era como persona que por su grandeza artística. Era un hombre muy decente que no se dejaba guiar por la fama o el dinero. Y se convirtió en un modelo para mi.
¿Qué hacía de él un ser tan ejemplar? Llamaba la atención su generosidad. El mundo no conoce esa parte, pero fue la que yo vi. Era generoso con su tiempo, con su dinero, con su atención, con su talento. No era un hombre egoísta para nada.
Era generoso con su tiempo, con su dinero, con su talento.
¿Le tentó alguna vez convertirse en pintor como Morandi? No. Nunca he entendido la idea de hacer arte por dinero. Convertir el arte en una mercancía, ponerle un precio de venta, transforma su papel esencial.
¿Cuál es ese papel? La idea fundamental del arte es unificar la especie humana. A ti te gusta Mozart, a mí me gusta Mozart y ya tenemos algo en común. Por eso, que por una pintura ridícula de Keith Haring se paguen 500.000 dólares es un insulto. No es que no quisiera ser pintor, es que no quería ganarme la vida formando parte de esa transformación del arte en cultura de consumo.
Morandi era un clásico, y usted, más bien un ecléctico. Yo no veo el mundo así. No distingo entre artistas y no artistas. Además, uno decide que quiere ser artista y se autodenomina artista. ¿Eso lo convierte en artista? En cien años lo sabremos. Nunca he
querido tener cierto estatus, solo hacer el trabajo que estaba.
¿Qué buscaban? Quería compartir lo que había vivido con ella. Si a uno le interesa la comida o el arte, tiene que ir a Italia. Cuando llegué no sabía nada de arte, ni de arquitectura, ni de comida, pero estaba convencido de que lo sabía todo de casi todo. Viene en el paquete de ser estadounidense. Por eso vivir allí me puso en mi sitio. Tuve que aprender todo de nuevo, y cuando digo todo quiero decir todo. Italia cambió mi escala.
¿Ha acumulado mucho a lo largo de su vida o ha sabido elegir? Estamos a punto de mudarnos de la casa que poseemos en el campo, en Woodstock. Tenemos que deshacernos de muchos libros que hemos ido cargando durante 55 años.
¿Qué diseño y qué arquitectura le interesa? Soy muy ecléctico tanto en mi trabajo como en mis referencias. Por eso coleccionamos muchas cosas: arte africano, muebles de Josef Hoffmann… Creo que no hay nada como un estilo definitivo, una vanguardia que anule lo anterior. La modernidad lo defendió, pero
yo creo que fue una cuestión del fantástico y genial marketing. Son los ciclos del gusto. Tiene que ver con el aburrimiento, pero también con la renovación de la oferta para mantener las ventas. Cuando la gente deje de comprar sillas por su diseño en lugar de porque las necesita, la gente caerá, la economía caerá y nos quedaremos sin trabajo.
¿Qué le ha servido de ayuda? Lo que más, un mensaje de Picasso: cuando haces algo bien es el momento de dejarlo. He tenido cuidado de no continuar haciendo lo que ya sabía hacer, por eso mi trabajo ha ido cambiando. Eso me liberaba de la responsabilidad de seguir realizándolo y me permitía probar algo más. Esa es una gran lección porque te mantiene vivo. El mundo quiere que seamos especialistas, pero el
“Para
mí, dibujar es clave. Dibujando entiendo las cosas. Cuando mi mente me pide dibujar es cuando estoy mirando más a fondo. Dibujar desarrolla la atención.”
sentido del descubrimiento es lo que nos caracteriza como humanos. Y lo que, como tal, saca lo mejor de nosotros.
Sus frases se han hecho célebres. Una de ellas habla de las respuestas que puede ofrecer el diseño: sí, no y ¡guau! ¿No es la sorpresa un arma peligrosa? A veces. Transformar la opinión de la gente siempre lo es. El ¡guau! para mí se produce cuando alguien advierte algo en lo que antes no había reparado, cuando la conciencia se amplía o el placer aumenta. Una de las cosas más difíciles de la vida es ver las cosas cuando las tienes delante. Nos cegamos con los prejuicios que permean todo lo que observamos. Generamos constantemente expectativas a partir de prejuicios que, en la mayoría de los casos, son falsos.
La esencia del trabajo del recientemente fallecido creador, autor del rediseño de ‘La Vanguardia’ y del mítico logo ‘I love NY, explicada por él mismo.
No me llamen artista:
“Nunca me veo como un artista. Intento trabajar, ser efectivo, resolver problemas. Me siento muy honrado si alguien proclama que una obra mía es arte, porque me interesa tanto su efecto psíquico como el físico, y porque me gusta que tenga un componente espiritual. Pero esos ingredientes que pueden dar dimensión artística no me interesan si la obra que adornan no cumple su función”.
El instrumental:
“Para diseñar bien hacen falta muchos instrumentos. Además de las buenas ideas, un amplio bagaje cultural y buena mano para dibujar, se precisan nociones de psicología, de semiótica. Hay que tener capacidad de síntesis y saber dar siempre con lo más sencillo y comprensible; necesitas un buen conocimiento del lenguaje y algo de antropología para controlar la evolución histórica de los símbolos y las imágenes (...) Cuanto más sabes de todo eso, menos errores cometes en tus diseños”.
Escepticismo creativo:
“Una de las principales características de mi trabajo es el escepticismo con que lo afronto. Un escepticismo que afecta a los conceptos convencionales de lo que son el arte, la belleza, la verdad o el diseño. No acepto esquemas al uso e intento moverme con la mayor libertad (…) No me doy por satisfecho con las definiciones que generalmente se consideran indiscutibles (…) Cuando crees en algo ciegamente, dejas de pensar en soluciones alternativas. Y eso es malo”.
Los referentes:
“Hay manifestaciones del diseño que tienen una clara relación con la historia del arte, de Piero Di Cosimo y Mantegna a Seurat, Magritte o Picasso. Y hay otras que no. Esa es una de las cuestiones más desconcertantes a propósito del diseño. A veces apela a la más exquisita tradición artística; y otras, a las formas más vulgares del conocimiento. Está claro que puede diseñarse una espléndida caja de cerillas sin necesidad de conocer la pintura del Renacimiento o el Barroco”.
El espíritu de los sesenta:
“Viví inmerso en los sesenta. Estuve en contacto con manifestaciones culturales de aquellos años (…) Todo lo que diseñamos está inserto en las corrientes vigentes. Aunque no seamos conscientes. Los peces están en el agua, aunque no lo sepan (…) El espíritu de tu tiempo se cuela siempre en tu labor. Pero es sólo un ingrediente, que debe batirse con tu visión personal e independiente de los hechos. Hay una dialéctica entre lo personal y lo social. Siempre ha sido así. Y esa dialéctica moldea la imagen final de tu obra”.
Con el diseño de Together, revelado semanas atrás por un periodista del New York Times, el artista buscaba aliviar el temor y la ansiedad desatados por la pandemia.
Un tratamiento gráfico de la palabra together (juntos en inglés) era la propuesta del diseñador neoyorquino Milton Glaser (fallecido el 26 de junio) para aliviar el dolor de una ciudad que sufre hoy uno de los más graves brotes de COVID-19 en el mundo. ¿Podría una imagen elevar el espíritu de los ciudadanos? Glaser ya lo había logrado a mediados de la década del setenta, cuando el nivel de crimen y de violencia ensombrecía la Gran Manzana, gracias a su superconocido diseño I love NY. El boceto original se exhibe hoy en el Museo de Arte Moderno, pero se puede ver por todas partes impreso en tazas, gorras, camisetas y afiches. Glaser amó tanto a su ciudad que entregó su trabajo con la esperanza de que se convirtiera en propiedad pública y así ocurrió.
Con el diseño de Together, revelado semanas atrás por un periodista del New York Times, esta sensación de inercia, el artista buscaba aliviar el temor y la ansiedad desatados por la
pandemia a causa del COVID-19. “Cuando ves televisión ahora es muy deprimente. Esta sensación de inercia, de no poder determinar tu propio futuro. Todo lo que podemos hacer es tener la sensación de que no estamos solos. (La frase)
Todos estamos juntos en esto se ha reiterado miles de veces, pero se puede crear el equivalente simbólico de esa frase simplemente usando la palabra ‘juntos’ y luego haciendo que esas letras (parezcan) como si fueran diferentes, pero todo está relacionado. Entonces, si desea usar la palabra ‘juntos’, evoca la frase completa y la idea de que tenemos algo en común”, comentó en la entrevista.
Lamentablemente, con una salud afectada y tras varias semanas de diálisis, el diseñador falleció sin lanzar su idea al mundo. “No tengo idea si tendrá un impacto. En realidad, estoy sorprendido de cómo estas obras de arte pueden afectar a las personas y su estado de ánimo o actitud. El diseño comienza con
“El diseño comienza con el deseo de cambiar una condición existente, pero como dije, el cambio es algo que esperas, y la mayoría de las veces no lo entiendes.”
el deseo de cambiar una condición existente, pero como dije, el cambio es algo que esperas, y la mayoría de las veces no lo entiendes”. “Sé que esta (pandemia) es un cambio cósmico y que nada volverá a ser lo mismo. Pero sí sé que si hay una conciencia colectiva, si nos damos cuenta de que todos estamos relacionados y nos necesitamos unos a otros, eso sería lo mejor que podría suceder”. Lamentablemente, con una salud afectada y tras varias semanas de diálisis, el diseñador falleció sin lanzar su idea al mundo. “No tengo idea si tendrá un impacto. En realidad, estoy sorprendido de cómo estas obras de arte pueden afectar a las personas y su estado de ánimo o actitud. El diseño comienza con el deseo de cambiar una condición existente, pero como dije, el cambio es algo que esperas, y la mayoría de las veces no lo entiendes”. “Sé que esta (pandemia) es un cambio cósmico y que nada volverá a ser lo mismo. Pero sí sé que si hay una conciencia
colectiva, si nos damos cuenta de que todos estamos relacionados y nos necesitamos unos a otros, eso sería lo mejor que podría suceder”. Lamentablemente, con una salud afectada y tras varias semanas de diálisis, el diseñador falleció sin lanzar su idea al mundo. “No tengo idea si tendrá un impacto. En realidad, estoy sorprendido de cómo estas obras de arte pueden afectar a las personas y su estado de ánimo o actitud. El diseño comienza con el deseo de cambiar una condición existente, pero como dije, el cambio es algo que esperas, y la mayoría de las veces no lo entiendes”. “Sé que esta (pandemia) es un cambio cósmico y que nada volverá a ser lo mismo. Pero sí sé que si hay una conciencia colectiva, si nos damos cuenta de que todos estamos relacionados y nos necesitamos unos a otros, eso sería lo mejor que podría suceder”.
Las 10 reglas de Milton Glaser para el trabajo y la vida
Trabaja para la gente que te gusta.
Si puedes elegir, nunca tengas un trabajo fijo.
Evita a las personas tóxicas.
El profesionalismo no es suficiente.
Menos no es necesariamente más.
No se debe confiar en la moda.
El modo en que vives cambia tu cerebro.
La duda es mejor que la certeza.
Enviejecer no importa.
Di la verdad.
Edición especial.
República Argentina
ISSN 4993 -3232