Historia Cámara de Industrias de Guayaquil

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CONOCE

LA HISTORIA

DE LA CÁMARA DE INDUSTRIAS

DE GUAYAQUIL


La Fundación

La Cámara de Industrias de Guayaquil inició sus actividades institucionales el 29 de agosto de 1936. En esta sección pasaremos revista a los aspectos más trascendentales de su vida; en el contexto de los acontecimientos sociales, políticos, económicos y empresariales, ocurridos a lo largo de las últimas 8 décadas. Según el Acta de Fundación, a la Convocatoria que públicamente se formuló “con el objeto de dar cumplimiento al Decreto Supremo” del 20 de agosto de 1936, expedido por Federico Páez —a la sazón, Jefe Supremo de la República— por el cual se disponía que donde hubieren industrias se constituyeran Cámaras Cantonales, respondieron dándose cita en el local de la Cámara de Comercio, Agricultura e Industria, a las 3 p.m del sábado 29 de agosto, los siguientes industriales: José M. Alemán Jacinto Jouvin Arce Ricardo Bueno del Bosque Teófilo Fuentes Gilbert Atilio Castano Jorge Salame Córdova José A. López

Roberto Reed Pedro Pablo Segale Rosendo Alarcón Juan FRancisco Pérez Eulogio R. Machuca Manuel R. Aguilar B. Ezio Bigalli, y Fracncisco P. Illingworth



Los presentes decidieron nombrar un Directorio Provisional, que estuvo conformado por Teófilo Fuentes como Director; dos Subdirectores: J. M. Alemán y Jacinto Jouvin Arce; Secretario, Manuel R. Aguilar B.; y Prosecretario, Pedro P. Segale. Para la elaboración del Estatuto, se conformó una Comisión integrada por Teófilo Fuentes, Jacinto Jouvin Arce, J. M. Alemán, Víctor L. Palacios, y César D. Andrade. Un dato importante es que antes de constituirse la Cámara, existía la Federación de Industriales del Guayas, fundada el 10 de septiembre de 1925; y esta fue la que llamó a la “Reunión General” celebrada el 29 de agosto de 1936.

UNA ORGANIZACIÓN PRECURSORA La Federación de Industriales del Guayas, estaba conformada por grupos de industriales que representaban sus intereses gremiales específicos, como por ejemplo imprentas y actividades conexas; panificadores; aserríos; ingenios; piladoras; y otros. De manera que el trabajo del directorio provisional fue delicado, porque tenía que amalgamar en objetivos comunes, las visiones que cada grupo de industriales tenía respecto a sus prioridades. Según se consigna en el “Libro Conmemorativo” de los 75 años de la Cámara, (pág. 74), “Estos gremios se bastaban por sí solos para representar las actividades productivas que les correspondían; y para casos generales, contaban con una Federación Provincial de Industrias, en las que se concertaban políticas sectoriales, en especial vinculadas a temas como cambiarios y arancelarios, que eran fundamentales para asegurarse el abastecimiento de materias primas importadas. (...)”

Malecón Simón Bolívar 1936


SIETE MESES DESPUÉS, SE APRUEBA EL ESTATUTO; Y LA CÁMARA COMIENZA A OPERAR El 23 de marzo de 1937, la Cámara aprobó su primer Estatuto. Debió ser tarea paciente y laboriosa, la de comprometer a esos grupos de industriales con una nueva organización cuya estructura tenía que responder a la visión general de la actividad productiva; y superar los rezagaos que Ecuador registraba con respecto a otros países de América Latina, en el proceso de industrialización. Pero paralelamente a esa urgencia de darle forma a la Cámara para cumplir el decreto supremo que ordenó su constitución, se vivía una situación muy compleja tanto a nivel nacional como en el entorno mundial.

LA CÁMARA NACE ENTRE UNA GRAVE CRISIS DE LA ECONOMÍA Y LA POLÍTICA En 1936 la situación de la economía nacional era crítica: habían caído las exportaciones de cacao —para entonces, la más importante fuente de divisas— provocando una escasez sostenida de dólares; y no se veían posibilidades de mejora, pues el mercado internacional no se recuperaba de los efectos de la Gran Depresión de Estados Unidos; y en Europa se vivían momentos de mucha tensión que desembocaron, 3 años más tarde, en la Segunda Guerra Mundial. La República también pasaba por uno de sus momentos más críticos. La irrupción del populismo como respuesta a la fallida posesión en 1932, de Neptalí Bonifaz como Presidente de la República —y la llamada “guerra de los 4 días” que sacudió a Quito luego de que el Congreso lo descalificó y, por ende, no le permitió acceder al cargo para el que fue electo— derribó a Juan de Dios Martínez Mera,

Federico Páez

(que duró menos de un año en el poder: 1932-12-05 a 1933-10-19), dando lugar al interinazgo de Abelardo Mon-


cayo (1933-10-20 a 1934-08-31), a la Presidencia Constitucional de J. M. Velasco Ibarra (la primera, desde 1934-09-01 a 1935-08-21); a las Jefatuas Supremas de Antonio Pons (poco más de un mes: de 1935-08-21 a 1935-09-26) y de Federico Páez, quien gobernó dos años y un mes. En ese entorno agitado, la economía se paralizó. A esto se sumó la caída del mercado mundial del cacao, y en general la contracción de los mercados foráneos. El gobierno decidió —para evitar que creciera la falta de divisas— controlar las importaciones. “La reacción del sector productivo fue enérgica y el 1 de agosto de ese año (1936), se convocó a un paro de la industria y el comercio de Guayaquil.En medio de esto aprestos, la industria necesitaba de urgencia tener una representación con identidad propia, incluso porque era inminente la creación de una Comisión de Asesoría Económica por parte del gobierno, para que dictaminara, entre otros asuntos, respecto a la política monetaria y cambiaria, que para esa época dependía absolutamente del Banco Central. Entonces el Decreto Supremo de Páez viabilizó la satisfacción de tal necesidad de representación. Por eso se explica que apenas mediaran 9 días, entre la expedición del Decreto y la reunión convocada para el sábado 29 de agosto, con el fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en el mismo”.


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