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Desde videojuegos con mensajes ecológicos y oportunidades para plantar árboles en la vida real en clásicos como Pac-Man y Angry Birds, la industria de los juegos trabaja con las Naciones Unidas para atraer nuevas audiencias e inspirar una nueva ola de comportamientos a favor del clima.

En un análisis, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo notó que la mayoría de la gente destina tiempo importante en alguna actividad en sus teléfonos, por lo que surgió la idea de involucrar a personas comunes en la lucha climática. Como muchos usuarios disfrutan su tiempo libre en juegos a través del móvil, nació el videojuego “Misión 1.5”, que permite a las personas aprender sobre la crisis climática, limitar el calentamiento global a 1.5 grados celsius, y al mismo tiempo, comunicarse con los gobiernos sobre las soluciones que podrían implementarse para abordarla mientras exploran distintos universos virtuales.

El proyecto se puso en marcha desde el 2020 en 17 idiomas, y desde su lanzamiento lo han jugado más de 6 millones de personas en 58 países. Cassie Flynn, asesora estratégica sobre cambio climático para el PNUD, comenta que hay más personas jugando videojuegos en el mundo que escuchando música o viendo videos.

Además de orientar a los usuarios sobre soluciones climáticas, el videojuego les solicita emitir un voto sobre qué estrategias en su opinión, serían más exitosas para enfrentar la crisis. A esta dinámica se le conoce como “Voto climático de la gente”, la mayor encuesta de opinión pública sobre el cambio climático.

Esta información ha sido compartida a parlamentarios de todo el mundo durante reuniones internacionales como la Cumbre del G20.

La Alianza Jugando por el Planeta

El alcance de los videojuegos llega a las pantallas de al menos 3 mil millones de personas en el mundo (una de cada tres personas). La Alianza por el Planeta es el primer grupo de organizaciones privadas del sector de los videojuegos que se ha comprometido a ayudar al planeta con el apoyo de las Naciones Unidas. Este grupo ha incluido en sus mensajes los compromisos de algunos de los gigantes más importantes de la industria del juego como Microsoft, Sony y Ubisoft, y trabajar con ellas en dos frentes: reducir la huella de carbono de sus industrias y aprovechar el poder de sus plataformas para incluir mensajes sobre la acción climática.

En los últimos años, se han lanzado iniciativas y juegos que han marcado la diferencia; por ejemplo, el popular videojuego Alba: A Wildlife Adventure del estudio inglés Ustwo, miembro de la Alianza contra el cambio climático, que muestra a una niña protagonista intentando evitar la construcción de un complejo hotelero en una hermosa isla del Mediterráneo. El proyecto enseña la importancia de la conservación y restauración a los usuarios de PlayStation, Xbox, Nintendo Switch, PC o IOS, y dedica parte de las ganancias de cada descarga a apoyar la reforestación como estrategia para reducir los gases de efecto invernadero. Alba ha rebasado el millón de árboles plantados.

En PAC-MAN los usuarios han podido jugar “Modo Aventura”, con una temática forestal.

Minecraft agregó un tema sobre “Reciclaje radical” a los mapas de los jugadores.

En Pokémon se creó un elemento de avatar único en su tipo para brindar a los jugadores una nueva forma de expresar su apoyo a los esfuerzos de sostenibilidad.

En Angry Birds se incluyó el tema sobre la conservación marina. La campaña llegó a más de 280 mil personas.

No sólo diversión, también compromiso

Según el último informe de Playing for the Planet Alliance, el 60% de sus miembros se comprometieron a convertirse en lugares sin emisiones de carbono para el 2023. Microsoft realizó un informe que indica la cantidad de energía en vatios-hora que usan los celulares mientras juegan videojuegos móviles en un período de juego de 30 minutos. Estos datos permiten a las empresas realizar cálculos más precisos del uso de energía de los jugadores a través de los juegos móviles.

Sony creó una herramienta de huella de carbono que disminuye los impactos del sector de los juegos e hizo mejoras en la eficiencia energética de sus consolas Playstation 4 y 5.

Expertos indican que si bien los juegos parecen tener una huella de carbono menor en comparación con otras actividades de ocio, todo depende de cuánto tiempo juegan los usuarios y qué medios utilizan para

Fuente: Foro Económico Mundial (weforum.org)

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