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MÚSICA

Himno de concordia, que unió las vidas de Jean Sibelius, Lloyd Stone y Georgia Harkness, es una composición de esperanza por la paz internacional y manifestación de amor y gratitud por Jesucristo.

ESTE ES MI CANTO

Una de las composiciones más conmovedo-

ras de la música congregacional, la alabanza “Este es mi canto”, es una manifestación de esperanza por la paz mundial y una expresión de amor y gratitud por el Rey de reyes. Con una historia muy singular, nos invita a orar por la tranquilidad de la humanidad y a mantener la unidad de todo el rebaño del Salvador.

En 1899, el lírico Jean Sibelius, de gran reconocimiento en los países nórdicos, escribió un poema titulado “Finlandia” para protestar contra la opresión que ejercía el zar Nicolás II de Rusia sobre el pueblo finlandés en aquel tiempo. Músico de gran creatividad, dotó a su obra con una melodía que se transformó en el símbolo de la libertad de su nación.

Sobre su creación musical, que treinta y cinco años después se transformó en un himno reconfortante gracias

a su sonido dulce, suave y agradable, Sibelius, en alguna ocasión, testimonió que: “Mi composición de tono sinfónico es la historia de la lucha de la libertad de Finlandia. Es el canto de nuestra victoria. Yo soy parte de la generación que la logró”.

En 1934, el siervo Lloyd Stone, un vate estadounidense que residió en Hawái, redactó una poesía de dos estrofas, centrada en la calma del planeta tras la Primera Guerra Mundial, que musicalizó con la melodía de Sibelius y dio como resultado el nacimiento de un canto que, con el tiempo, se volvió uno de los favoritos de la comunidad evangélica internacional.

UNIÓN DE PAZ Nacido el 29 de junio de 1912 en California, Stone asistió

ESTE ES MI CANTO

1 Este es mi canto, oh Dios de las naciones, canción de paz para todo mortal, canto de amor para la patria mía, canto de fe, de ensueño celestial, y de esperanza que en toda la tierra haya esta fe, y reine el mismo ideal.

2 Mi cielo es color azul turquí, baña mi tierra sol primaveral, pero otras tierras tienen limpios cielos llenos de luz, calor y fuego igual; oye mi voz, oh Dios de las naciones, canto de paz para todo mortal.

3 Oye mi voz, sublime Rey de reyes, venga tu Reino y hágase tu ley, que Cristo reine, y que toda la tierra te sirva unida en una sola grey, a ti me entrego, oh Dios de las naciones, hágase en mí tu santa voluntad.

a la Universidad del Sur de California donde tomó clases de música con la intención de convertirse en maestro. Afincado en territorio hawaiano, se dedicó a crear textos en los que reflejó sus experiencias personales. Además, ideó un musical basado en un poema del escritor cristiano Joyce Kilmer.

En 1939, la teóloga Georgia Harkness, una de las más importantes de los Estados Unidos, agregó una tercera estrofa a los versos del hermano Lloyd a pedido de la sierva Marion Norris, presidenta de la organización “Wesleyan Service Guild” de la Iglesia metodista, quien le solicitó componer un fragmento más distintivamente evangélico como complemento.

Con el Hijo de Dios como figura central de su porción poética, la sierva Harkness, venida al mundo el 21 de abril de 1891 en Nueva York, le inyectó al himno “Este es mi canto” un mayor matiz espiritual que lo terminó de encumbrar como una de las alabanzas de mayor popularidad del siglo XX debido a que reafirma la confianza y seguridad de los creyentes.

Oración de paz, que unió las vidas de Jean Sibelius, Lloyd Stone y Georgia Harkness, la alabanza descrita en estos párrafos se sustenta en Salmos 65:9-13, Hechos 10:34-35, Hebreos 11:16, Lucas 12:32, Salmos 82:8, Mateo 6: 9-13, Juan 12:32, Lucas 11:2-4 y Santiago 1:17. Emotiva y colmada de fe, es empleada por las diversas denominaciones cristianas.