Como podemos ver, nuestra vida se compone de distintas etapas, la niñez, la pubertad, la madurez; tal como dice el apóstol Pablo, Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño (1 Corintios 13:11). De la misma manera nuestra vida espiritual es un proceso de maduración, en el cual debemos dejar atrás las cosas que nos han afectado. La Palabra nos dice: De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas (2 Corintios 5:17); aunque la Escritura es clara en lo que dice, algunos no pueden crecer ni avanzar, porque se aferran a las situaciones que los marcaron en su pasado, tales como la falta de perdón, el odio, el menosprecio, el rechazo, etc. En esta oportunidad estudiaremos la vida de José hijo de Jacob, pues este varón pasó por etapas que marcaron su vida, pero que logró superar...