Cuando Dios creó al hombre lo hizo un ser gregario; dijo que no era bueno que estuviera solo y le hizo una compañera para que fuera su ayuda y perfecto complemento. Dios había dado a Adán la tarea de cuidar y cultivar el huerto y les dio esta bendición: «Quiero que se reproduzcan, quiero que se multipliquen, quiero que llenen la tierra y la pongan bajo su dominio. Que dominen a los peces del mar y a las aves del cielo y a todos los seres vivos que se arrastran por el suelo» (TLA Génesis 1:28). Podemos ver en este pasaje, la sinergia que Dios puso entre el hombre y la mujer, para gobernar la tierra...