Taller de diseño arquitectónico 7 noveno nivel UISEK 2020

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on momentos extraños para ser profesor o alumno. Con muchas horas frente a una pantalla, con noticias inacabables sobre cuidados, nuevos escenarios de aprendizaje, trabajo y relaciones sociales. Mirado con calma, queda cada vez más claro que es fundamental confiar en las personas, en el trabajo en grupo y en el sentido de pertenencia a una “tribu” desde una visión contemporánea. Estas son herramientas fundamentales para enfrentar el futuro con más confianza y con mayor esperanza la consecución de nuestros objetivos de toda índole. Los talleres de diseño en cualquier carrera de arquitectura son el espacio de aprendizaje compartido, esto se convirtió en un reto al cambiar a una modalidad de pantalla. La tradición de los talleres, los esquicios nos acercan como comunidad de aprendizaje y crean un pensamiento colectivo para enfrentar como arquitectos los retos planetarios. La situación actual era más demantante, no por la modalidad, sino por los retos inéditos del aprenizaje de proyecto arquitectónico que son a la vez una oportunidad y una obligación de reflexionar sobre el espacio público y privado y sobre nuestra nueva condición de habitantes de un lugar híbrido entre virtual y físico. Desde un enfoque más diverso, con nuevas reglas y nuevos artefactos de pensamiento para preservar el espacio como el canal que nos mantienen unidos como comunidad. Sin embargo hay cosas que no podemos hacer de la manera a la que estábamos acostumbrados, pero que seguro se reconfiguraran en el futuro: las visitas al sitio, el aprendizaje en una conversación de pasillo o en la biblioteca, las reflexiones desde las experiencias más heterodoxas que sensibilizan el proyecto, etc. Aunque no hemos compartido el aula física, si hemos aprendido a compartir el espacio virtual, esto nos lleva a una reflexión como arquitectos sobre el espacio y una nueva categoría de transformación de un mismo lugar de casa a oficina, de sala de fiestas a gimnasio y de los componentes virtuales como un elemento de diseño, es un buen momento para sumar esas reflexiones a nuestro desarrollo profesional. A lo largo de este taller tuvimos clases, exposiciones, visitas de invitados, juegos, celebraciones y un ambiente de enseñanza colectiva, fomentado por la motivación de los alumnos y sus ansias aprendizaje. Sin duda el proceso del taller fue demandante para todos los miembros de la Universidad, sin embargo fue enriquecedor, divertido y motivante. Al final hay un deber de un arquitecto como ciudadano y ya sea en un aula, dibujando frente a un computador o con las manos llenas de lodo. Tenemos el mandato de mejorar las condiciones del espacio y así ser un factor de cambio positivo en la sociedad.

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hese are strange times to be either a teacher or a student. We are facing a new reality with countless hours in front of a screen, unfinished news about care, new learning scenarios, work and social relationships. With serenity it becomes increasingly clear that it is essential to trust people, team work and to have the feeling of belonging to a “tribe” from a contemporary point of view. These are fundamental tools to cope with the future with more confidence and with greater hope in the achievement of our objectives of all kinds. In any architectural career, design workshops are the shared and most important learning space. This became an important challenge when switching to a screen mode. The tradition of workshops, atelier and sketching brings us closer as a learning community and creates a collective thought to be able to face as architects the planetary challenges. The current situation was more dismantled, not because of the modality, but because of the unpublished challenges of architectural project approval that are both an opportunity and an obligation to reflect on the public and private space and on our new status as inhabitants of a hybrid virtual and physical place. From a more diverse approach, with new rules and new artifacts of thought to preserve space as the path that hold us together as a community. However, there are things that we cannot do the way we were used to, but that are sure to be reconfigured in the future: site visits, learning in a corridor conversation or in the library, reflections from the most heterodox experiences that sensitize the project, among others. Although we have not shared the physical classroom, we have learned to share the virtual space, which leads to a reflection as architects on the space and a new category of transformation from the same place from house to office, from party room to gym and virtual components as a design element. It is now a good time to add those reflections to our professional development. Throughout this workshop we’ve had lessons, exhibitions, guest visits, games, celebrations, and a collective teaching environment, encouraged by the motivation of students and their longing for learning. There is no doubt that the workshop process was demanding for all members of the University, however it was enriching, fun and encouraging. In the end there is a duty of an architect as a citizen regardless we are either in a classroom, drawing in front of a computer or with our hands full of mud. We have a mandate to improve the conditions of space and thus be a positive change factor in society.


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