Ianua Mystica Nº4 - Noviembre 2012

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Archived S. Prowl Uno del montón.

Y el asesino es...

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aumento en su popularidad, acercándose con cada entrega un poco más a su público. Todo buen detective ha de tener un “malo malísimo” al que descubrir y atrapar, y este malo tiene que ser tan bueno o más en lo que hace como lo es el detective que va tras él. De no ser así, el desarrollo de la investigación sería muy breve, la figura del detective no tendría tanta fuerza ni adquiriría tanto mérito y, en definitiva, sería cualquier cosa menos una novela negra. La dificultad en este caso es para el autor de la obra, que ha de conseguir un equilibrio entre ambos personajes que representan una lucha arquetípica entre el bien y el mal. Bajo mi punto de vista, el homicida suele ser el elemento más interesante de la novela negra, porque pone en tela de juicio al mismo autor, metiéndolo en el pellejo de un asesino; pensando como él, desvelando su alma… intentando comprender por qué hace esas cosas y justificarlas desde el punto de vista del criminal. Y a pesar de ello, no tiene la necesidad de aparecer durante la narración. Algunos acompañan al detective a través de sus investigaciones, pero otros no se dan a conocer hasta el final de la historia; es cuando su móvil y modo de pensar adquieren sentido, cuando el autor cierra la caja de costura porque con este último párrafo ha terminado de confeccionar toda la r e d de entresijos que forma la novela. Es aquí cuando todas las pistas confusas y engañosas, y cuando muchos detalles que aparecen en el desarrollo de la investigación, toman importancia. Ahora el lector lo ve todo claro. Esto hace que me plantee el hecho de que tal vez, sólo tal vez, los mejores autores del género negro tengan un asesino en su interior, un mal latente que no aflora en la realidad, pero que da rienda suelta en su imaginación, liberando toda su presión a través de las páginas de sus relatos. Esta Agatha Christie… nunca me inspiró confianza. Quién sabe con qué puede soñar esta mujer. Y entre el bien y el mal aparece el erotismo, el morbo, la picardía, el sexo. Una figura femenina entra en escena (en la

e gustan las historias policíacas, de detectives y de crímenes en serie. Soy menos fan de las series televisivas que tratan de imitar este género, aunque las buenas películas son bienvenidas. Sin embargo, no todo es de color rosa o, en este caso, de color negro. La novela negra tiene tintes llamativos, pero en ocasiones se hacen tan esquemáticos que resulta obvio lo que va a llegar a suceder, y esto es justo lo que nunca debe pasar en un relato de este género. A la hora de escribir una novela negra hay autores que siguen unos criterios que, según los expertos de este género, son requisitos indispensables para el desarrollo de una buena trama. Algunos hablan incluso de un decálogo tentativo, cuasi forzoso de seguir para la elaboración de la obra. Veamos cuáles son estos patrones básicos e indispensables que dan forma a esta rama de la literatura. El protagonista debe ser un personaje fuera de lo común, distinto a la gente normal. Muchos autores se decantan por los detectives como los protagonistas principales de sus historias, y que en muchas ocasiones llegan a obtener más fama que la propia novela en la que aparecen, incluso llegando a tener seguidores entre sus lectores, quienes se identifican con sus héroes favoritos y no dejan de pedir más libros donde aparezcan sus estrellas. Una prueba irrefutable de este hecho es el caso de Sherlock Holmes y su acompañante, el Dr. Watson, que incluso hicieron famosas algunas de sus frases: “Elemental, querido Watson”. Estoy seguro de que si sales a la calle y te encuentras con el tipo ese de las gafas del programa televisivo Lo sabe, no lo sabe, e hiciera la pregunta de “¿Qué personaje es el protagonista del libro La casa de la seda?”, la mayoría de los transeúntes no sabrían contestarla. No obstante, si cambiase la pregunta por la de “¿Qué famoso detective que fuma en pipa y lleva una lupa, protagoniza la novela La casa de la seda?” Ahora sí, la mayoría sabría la respuesta correcta aun sin conocer el libro. Los personajes de estas obras suelen experimentar un notable

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