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Selección por eficiencia de conversión permitiría ahorrar unos US$
from Más conectados Nº10.
by Hübmedia
El cálculo fue realizado por el economista Francisco Mendiola, directivo de la SCHU, para su presentación realizada en el marco del Foro Nacional Ganadería a la Carta, en Salto.
“Es posible, con las herramientas adecuadas, lograr que los novillos consuman 10% menos de maíz, lo que significaría ahorrar unos US$ 12 millones al año”, dijo el economista Francisco Mendiola, directivo de la Sociedad Criadores de Hereford del Uruguay (SCHU), durante su participación en el Foro Nacional Ganadería a la Carta, realizado en el marco de la 5a Exposición Nacional Hereford, en Salto.
Mendiola también recordó que la prueba de eficiencia de conversión, que se desarrolla en la Central de Pruebas de Kiyú, confirmó que “hay una correlación entre la eficiencia y la producción de metano”, ya que los “animales de alta eficiencia emiten menos”.
Mendiola se preguntó qué sucedería si se seleccionaran solo hijos de toros eficientes para los corrales de engorde. Si se encerraran 400.000 animales, que en la fase de terminación cada uno consumiera una tonelada de maíz, se lograría disminuir 10% el consumo, obteniendo un ahorro de 100 kilos de maíz por novillo. Esos 400.000 animales estarían generando un ahorro de 40.000 toneladas; “estaríamos ahorrando un barco entero de maíz”, destacó.
Agregó que “si lo llevamos al rendimiento promedio de ese cultivo en Uruguay, sería el equivalente a utilizar 7.000 hectáreas para hacer más carne o cualquier otro fin. Estaríamos ahorrando US$ 12 millones. Por supuesto que es un razonamiento lineal, pero no deja de ser algo a lo que estaría bueno aspirar”.
“Si en lugar de conseguir un ahorro del 10% fuera del 5% de todas maneras vale la pena”, consideró.
El directivo de la SCHU inició su presentación diciendo que “la raza cuenta hace muchos años con un trabajo muy consistente”, que se realiza en conjunto con el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria
(INIA), “de herramientas que le brindan a los productores la posibilidad de llegar a los lineamientos que se trazan para cada sistema productivo”.
Agregó que eso “se puede traducir en el peso a los 15 meses, a los 18 meses, el área del ojo bife, la grasa de cobertura y una característica nueva que se sumó ahora: la grasa intramuscular”.
Población mundial y superficie productiva
Mendiola se refirió al aumento de la población mundial en los últimos 70 años. “Pasamos de ser 2.500 millones de habitantes a 8.000 millones y se está proyectando llegar a 10.000 en el año 2100”, señaló. El economista también señaló la superficie productiva per cápita y su evolución, que ha disminuido en los últimos 70 años.
Estos dos factores llevan a pensar cómo producir más alimentos con menos recursos, y esto lleva a exigir bastante más a la asignación de recursos naturales, generando efectos sobre el medio ambiente, comprometiendo la sustentabilidad.
“Si vemos lo que ha pasado en el sector es que el stock se ha mantenido estable, en el entorno de 11,5 y 12 millones de vacunos, en una superficie de pastoreo del entorno de los 14 millones de hectáreas, que también se mantuvo estable. La tasa de extracción va en aumento y el peso también ha aumentado para todas las categorías”, dijo.
Producir de manera eficiente
El directivo consideró que esto demuestra el esfuerzo que ha hecho el sector en los últimos 10 años, aplicando tecnología, intensificando, aumentando el área mejorada o encerrando más animales en corrales.
Todo esto permitió que, con los mismos recursos, stock y superficie, se produjera más carne con animales más jóvenes, ya que la tasa de extracción aumentó.
Con el objetivo de producir carne de una manera más eficiente la SCHU presentó el proyecto de eficiencia de conversión a corral, que comenzó hace 10 años con INIA y el financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), además de otras instituciones que han apoyado, como el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), el Instituto Nacional de Carnes (INAC), la Asociación Rural del Uruguay (ARU) y el Instituto Clemente Estable.
Este proyecto consiste en intentar identificar aquellos animales que consumen menos alimento para producir un kilo de carne, midiendo su ganancia diaria de peso.
A través de este proyecto se construyeron corrales y se invirtió en tecnología para medir individualmente el consumo de los animales, para poder generar una herramienta que pueda medir la eficiencia de conversión. “El poder medir lo que consume un animal es difícil y lo pudimos realizar gracias a esta inversión”, enfatizó Mendiola.
Información de utilidad
El directivo de la SCHU destacó que “ya tenemos 1.060 toros y casi 700 novillos evaluados, y contamos con más de 5.000 animales que tiene el dato de eficiencia de conversión. Hemos logrado tener un montón de información de utilidad”.
Mendiola señaló que la eficiencia de conversión es una característica que “tiene una variabilidad media, es decir que si se selecciona por eficiencia es posible mejorar”.
En segundo lugar señaló que “hay una correlación entre el RFI (variable que eligió el INIA para mediar la eficiencia de conversión) y el consumo. Es decir que los animales más eficientes son los que menos consumen. Y por otro lado vemos que esta variable es independiente del peso, de la ganancia y de la grasa; es decir que hay potencial para encontrar animales a distintos niveles”.
Impacta de la conversión en el resultado económico.
Mendiola también señaló que “no hay correlación con calidad de canal”, por lo tanto, “hay animales eficientes capaces de dar carcasas de buena calidad”. También indicó que “hay correlación entre recría y engorde” y que “hay una correlación entre la eficiencia y la producción de metano”.
“Todo esto junto lo que nos permite es ver cómo es posible, utilizando esta herramienta, hacer novillos que produzcan más con menos. Es decir, novillos que consumiendo menos produzcan lo mismo y al mismo tiempo ayuden a mitigar los gases de efecto invernadero”, enfatizó.
También se refirió al trabajo que hizo Bernardo Mendiola, para su tesis de maestría en la Universidad de Nebraska, en conjunto con el INIA y la SCHU, tomando datos de tres pruebas de eficiencia de conversión de novillos realizadas en Kiyú. El autor tomó en cuenta determinados parámetros productivos de cada animal, y analizó cómo impacta la conversión sobre el resultado económico. Los parámetros productivos que se tomaron en cuenta para ese trabajo fueron: la ganancia diaria, el consumo de alimento, el peso de carcasa y la eficiencia de conversión.
Tomando datos fijos de mercado (precio del novillo liviano, costo de alimentación y precio del novillo gordo) se sacó el ingreso neto de cada animal. Después miró el coeficiente de correlación entre cada uno de los parámetros productivos y ese ingreso neto. Esto arrojó que la variable que más incidencia tuvo para explicar el ingreso neto fue la eficiencia de conversión.
Al hacer un análisis de sensibilidad de las distintas variables que pueden afectar, se vio que la eficiencia de conversión sigue siendo la que mejor explica el ingreso neto.
Eficiencia a pasto
Por otro lado, planteó qué sucede con la producción a pasto. A propósito planteó un tra- bajo del ingeniero agrónomo Juan Manuel Soares de Lima, presentado en una jornada en Kiyú. “Esto sirve para pensar qué sucedería en un sistema productivo que pase de una eficiencia promedio de 50% al 10% superior. Si tenemos animales que consumen menos se puede aumentar la carga, y así aumentar la productividad por hectárea, que lleva a un mayor ingreso neto. El margen en la eficiencia determina incrementos en la productividad”, planteó.

Agregó que “adoptando la eficiencia de conversión, también es posible lograr mejorar el ingreso de un sistema pastoril, y por tratarse de animales más eficientes también estaríamos disminuyendo la emisión de gases de efecto invernadero”.
Preferencias de consumo y valores
El economista también analizó los mercados del consumidor final de estos productos. “Es interesante ver cómo la población se está yendo cada vez más a la zona urbana. Está empezando a haber una desconexión entre la población y el sector de producción primaria. Vemos que las personas hoy quieren alinear sus preferencias de consumo a sus valores. Es interesante ver que los atributos, como el color, el sabor, la terneza o la inocuidad, se vienen trabajando hace muchos años pero hoy en día ya no son una condición suficiente sino necesaria”, sostuvo.
Mendiola apuntó que “a la gente le interesa ver cómo se produce y eso es algo que tenemos que tener muy en cuenta. Al existir esa desconexión entre la población urbana y la producción, creo que hay que hacer un esfuerzo muy grande por comunicar cómo se está haciendo, algo que el INAC ya lo viene haciendo, pero también es tema de las gremiales comunicar”.
Señaló que “lo que pasa en el mercado del consumidor final también pasa en el mercado de capitales. Está empezando a haber un interés cada vez mayor por estudiar no solo el retorno que tiene una inversión sino su impacto medio ambiental. Y eso está muy ligado con factores como el ambiente, la sociedad y la gobernanza de las instituciones”.
Cambio de paradigma
Mendiola aseguró que “hay un cambio de paradigma”, que tiene que ver con “alinear el costo del financiamiento o el acceso al mercado de bienes con el comportamiento que tiene un país”. Sostuvo que el interés de los inversores por el impacto ambiental de una inversión genera que Uruguay “esté es una situación de privilegio”, ya que “está muy bien posicionado en los factores ESG (ambientales, sociales y de gobierno, por sus siglas en inglés)”, además de la matriz energética que está ayudando a posicionar “muy bien al país”.
Consideró que si en la producción ganadera “tenemos una herramienta que permite disminuir la emisión de metano, me parece que es algo que tie- ne su valor, sobre todo cuando en octubre del año pasado el gobierno emitió un bono indexado a indicadores de cambio climático”.
“Con esto el gobierno marcó que realmente está comprometido con el medio ambiente. Este bono que sacó al mercado va a tener un costo mayor si no cumple con los objetivos ambientales o menor en caso de cumplir”, recordó.
En ese mismo sentido, Mendiola planteó que para cumplir con esas exigencias del mercado se precisan novillos “que tengan un impacto menor sobre el medio ambiente y logren posicionar al producto final en la mente del consumidor, de una manera atractiva”, así como para la inversión.
Finalmente, destacó el hecho de que la SCHU invierta en generar una nueva variable de selección y dijo que “está en nuestras manos utilizarla correctamente”.

NACIONAL HEREFORD