Injerto de melón miguel alfredo camacho francisco

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Injerto del melรณn

Alfredo Miguel y Francisco Camacho

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Injerto de melón Alfredo Miguel y Francisco Camacho

Índice Situación actual del injerto ¿En qué consiste el injerto? ¿Para qué se utiliza el injerto?

Unión del injerto Compatibilidad El control de patógenos de suelo Portainjertos Métodos de injerto Materiales e instalaciones Comparación de los métodos de injerto Cómo se cultivan las plantas injertadas Conclusión y Bibliografía

Información comercial

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Situación del injerto La técnica del injerto en cultivos hortícolas ha tenido, desde hace poco más de 20 años, un crecimiento espectacular. Hasta entonces estaba restringido a países del Extremo Oriente, Japón y Corea. Ahora raro es el país en que no se utiliza y una gran parte de los tomates y sandías que se comercializan en Europa proceden de plantas injertadas.

La prohibición del Bromuro de Metilo como desinfectante de suelo, a causa de su poder destructor de la capa de ozono, fue el detonante para el desarrollo de esta técnica a gran escala, aunque en la actualidad, la no autorización del empleo de otros fumigantes químicos, que hasta hace unos años se utilizaban asiduamente en el suelo, está empujando a muchos de los productores de hortalizas a utilizar el injerto como sustituto o complemento a otros medios de desinfección de los suelos. Son muchas las ventajas que ofrece el empleo de planta injertada como alternativa a la desinfección de suelo con productos químicos (fumigantes de amplio espectro), ya que con ellas se evitan problemas de residuos de pesticidas, no solo en los suelos de cultivo, sino también en los acuíferos y, por supuesto, en las cosechas. La obtención de productos alimentarios seguros es una exigencia actual en los mercados y, el empleo de planta injertada es una técnica perfectamente adecuada a este objetivo. El injerto es compatible con la producción ecológica (biológica u orgánica) y, con todos los protocolos de calidad exigidos por las cadenas de distribución alimentaria.

La mayor parte de los costes del injerto corresponden a la mano de obra y es, por lo tanto, una técnica capaz de generar empleo allá donde se utiliza, lo que aporta un componente social nada desdeñable.

Mientras que la utilización del injerto de sandía es casi absoluto en las principales zonas productoras, el de melón, con una problemática fitosanitaria parecida, es mucho más reducida, debido la existencia en el mercado de variedades con resistencia a algunas de las enfermedades que se evitan con el injerto y también a los problemas de compatibilidad que presentan algunos tipos de melón con los portainjertos más utilizados y, por el aumento de tamaño de fruto que normalmente produce el injerto,

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El injerto es una actividad que genera empleo que en algunos casos deprecia el producto. Este último aspecto, el aumento de tamaño del fruto, negativo en algunos mercados y tipos, como es el caso de “Europa y los melones Galia” es positivo para mercados como el “estadounidense y los melones cantaloup americanos”.

En este momento existe un gran interés

por

parte de

investigadores y cultivadores de melón en desarrollar y mejorar esta técnica.

El empleo del injerto en diversos países es muy variable. En Japón se producen anualmente 500 millones de plantas injertadas (solanáceas y cucurbitáceas). En un 10% de ellas el injerto se realiza mecánicamente.

En USA, se producen 40 millones de plantas de tomate injertadas, para cultivo hidropónico y unas 400.000 plantas de sandía. En México, en la actualidad, se están injertando unos 35 millones de plantas (unas 2000 ha) de tomate, fundamentalmente para evitar problemas de Fusarium (Fol, raza 3), 4000 ha de sandía y 250 ha de melón. En Corea es donde el porcentaje de plantas de melón sobre el total de las cultivadas es más elevado, ya que supera el 90%. En Japón apenas llega al 40% y en el resto de los países, incluida España, es aún menor.

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¿En qué consiste el injerto?

El injerto es una técnica que consiste en sustituir la raíz de una variedad que se desea cultivar por la de otra, el patrón o portainjerto, que le proporciona alguna cualidad (vigor, tolerancia a enfermedades, etc.) que la hace más interesante, sin perjudicar la calidad de la cosecha. ¿Para qué se utiliza el injerto?

La técnica del injerto permite cultivar especies sensibles a ciertas enfermedades de suelo, utilizando el sistema radicular de patrones tolerantes o resistentes. Se trata de proteger a la planta de enfermedades que se transmiten desde el suelo y afectan a la raíz o a los vasos conductores de savia y que pueden llegar a producir la muerte de la misma.

Estas enfermedades se presentan, una o varias de ellas, indefectiblemente, cuando se repite con frecuencia el cultivo sobre el mismo suelo, aunque se desinfecte con productos químicos, fumigantes de amplio espectro, entre cultivos consecutivos. Incluso en suelo contaminado, el portainjertos permanece sano y puede proporcionar la solución nutritiva a la parte aérea, a la vez que recibe de ella los fotoasimilados necesarios para su crecimiento y desarrollo.

La finalidad principal que se le está dando a las plantas hortícolas injertadas es la prevención de enfermedades y evitar la “fatiga” del suelo,

pero esta tecnología se puede utilizar con otros propósitos.

Básicamente se pretende aprovechar

las características útiles de los

portainjertos, cuyos resultados se relacionan con: Aumento de vigor que permite disminuir la densidad de plantación sin que ello se refleje en reducción de la cosecha.

Evidentemente, la menor densidad de plantación supone una reducción paralela de los costes de instalación, lo que hace que se tenga una planta más rentable, ya que los sobrecostes producidos por una planta injertada con respecto a otra sin injertar, quedan compensados o mejorados con la bajada en la densidad de plantación.

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Ciclo de cultivo más largo, o rebrote del cultivo, conservando las características de calidad del fruto, producido igualmente por el aumento de vigor de la planta injertada.

Incremento de la producción Tolerancia a estreses abióticos. Soportar mejor las temperaturas extremas de suelo y ambiente, ya que el injerto con el aumento de vigor induce rusticidad, lo que permite mayor adaptabilidad a fechas de plantación y retirada del cultivo.

Algunos portainjertos mejoran la tolerancia a salinidad, en el suelo o en el agua de riego, así como al encharcamiento.

Aumento del tamaño del fruto.

Unión del injerto La unión del portainjertos y variedad está formada por células que se han desarrollado tras la realización del corte en ambas plantas. Estas células las producen los dos materiales vegetales que se injertan y conservan su propia identidad, de modo que en ningún momento mezclan sus contenidos celulares.

En el proceso de unión se pueden distinguir dos fases. La primera, es una reacción de compatibilidad cuyo proceso más característico es una activa división celular en los tejidos adyacentes, produciéndose un aumento de traqueidas. La segunda fase completa la unión ya que se restaura la continuidad vascular por diferenciación de las traqueidas, que se han formado en la fase anterior, en elementos vasculares. La duración de cada una de las fases pueden ser 3-4 días. La resistencia a la tracción del punto del injerto aumenta paulatinamente, debido a la cohesión física entre ambos materiales vegetales (portainjertos-variedad).

En cucurbitáceas, el hipocotilo y epicotilo presentan una cavidad interna y en la mayoría de los casos seis haces vasculares en una posición definida. El injerto es tanto mejor cuanto más rápida y completa sea la unión de esos seis haces vasculares entre las dos plantas, patrón y variedad.

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Síntomas de incompatibilidad Compatibilidad La compatibilidad es la capacidad que tienen dos plantas diferentes para unirse y desarrollarse satisfactoriamente a lo largo de todo el ciclo como una planta compuesta.

No existe una distinción clara ente lo que es un injerto compatible e incompatible, pues puede abarcar desde especies con una estrecha relación morfológica y fisiológica y por tanto que unen con suma facilidad, hasta especies que son totalmente incompatibles; pero entre ambas se podría determinar una graduación intermedia de plantas que sueldan, pero que con el paso del tiempo muestran desarreglos, bien en la unión o en el hábito de crecimiento. En general la compatibilidad se encuentra relacionada con la afinidad taxonómica, pero tiene significativas excepciones. Normalmente, los síntomas de incompatibilidad no aparecen hasta que la planta está bien desarrollada. Los más evidentes son: • Alto porcentaje de fallos en el injerto.

• Desarrollo excesivo de la unión (miriñaque), arriba o debajo de ella.

• Amarilleamiento, enrollamiento y falta de crecimiento del follaje.

• Muerte prematura de plantas.

• Diferencias marcadas en la tasa de crecimiento entre patrón y variedad.

• Ruptura por la unión del injerto.

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MiriĂąaque

Muerte de plantas por incompatiblidad

Colapso

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Aún con la aparición de algunos de estos síntomas, no significa necesariamente que la unión sea incompatible, sino que pueden ser consecuencia de condiciones ambientales desfavorables, presencia de enfermedades o mala técnica de injerto.

En

las

cucurbitáceas

parece

haber

un

mecanismo

de

reconocimiento celular en el que intervienen fitohormonas, liberadas por los tejidos lesionados y que afectan a la actividad del cambium en la zona del injerto.

En cualquier caso, es especialmente importante señalar cómo la incompatibilidad puede cambiar dependiendo de las técnicas de injerto y los ambientes de cultivo. Las altas temperaturas aumentan el riesgo de incompatibilidad.

En melón, un portainjertos puede ser compatible con unos tipos de variedades e incompatible con otros.

El control de patógenos de suelo con la utilización del injerto Aunque son varias las utilidades del injerto, se emplea fundamentalmente

para

evitar

una

o

varias

de

las

siguientes

enfermedades: Fusariosis vascular (Fusarium oxysporum f. sp. melonis) Se considera en muchos países el principal patógeno de suelo que afecta al melón. Hasta la fecha se conocen cuatro razas de este hongo, 0,1,2 y 1-2. Existen variedades comerciales de melón con resistencia a una o varias razas de la enfermedad pero ninguna a todas las razas.

Colapso o muerte súbita Son varios los patógenos implicados en procesos que terminan con la marchitez y muerte de plantas en cultivos de melón y sandía. Bajo los ambiguos términos “colapso” o “muerte súbita” se engloban una serie de afecciones cuya expresión final es la muerte rápida de la planta, generalmente en estados avanzados de su desarrollo, provocada por un fuerte desequilibrio entre las necesidades hídricas de la parte aérea y la cantidad real de agua que llega hasta ella.

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El “colapso” puede estar provocado por: el Virus del cribado del melón (MNSV) cuyo principal vector es el hongo Olpidium bornovanus.

Produce estrías sobre el tallo y cuello de la planta y, finalmente, una marchitez súbita y muerte de la misma (muerte súbita).

El complejo formado por algunos hongos de suelo tales como Monosporascus cannonballus y Acremonium cucurbitacearum que producen el mismo efecto, de “colapso o muerte súbita”. Estos son los de mayor incidencia e importancia en España y es muy frecuente que se presenten

conjuntamente

en

las

parcelas

afectadas.

Todas

las

cucurbitáceas son susceptibles a Monosporascus, pero mientras que el hongo se aísla fácilmente de las raíces de melón y sandía, es difícil encontrarlo en las de Cucúrbita. Otras plantas silvestres de su misma o distinta familia le pueden servir de hospedantes, aunque sólo melón y sandía son afectadas por el hongo. La solarización no es eficaz para su control, puesto que se trata de un organismo termófilo.

Nematodos De los distintos géneros de nematodos, Meloidogyne es prácticamente el único que afecta a cucurbitáceas. Cuando se arrancan las plantas atacadas se pueden apreciar sobre las raíces unos abultamientos de forma y tamaño irregular, agallas o nódulos, que aparecen por hipertrofia de los tejidos en la zona de alimentación de los nematodos. Puede llegar a la destrucción total del sistema radicular y muerte de la planta.

Fatiga de suelo La repetición del mismo cultivo da lugar a una disminución de los rendimientos y a una falta de vigor de las plantas, aún cuando no haya una causa patológica evidente. Este fenómeno conocido como “fatiga del suelo” es más acusado en algunas especies y probablemente es debido al exudado de sustancias tóxicas por la raíz para la misma especie de plantas. El modo de evitar este efecto, además de la rotación de cultivos y la desinfección de suelo, es el injerto sobre especies menos sensibles.

Hay grandes diferencias en el potencial autotóxico de las distintas cucurbitáceas, estando el melón entre las más sensibles y siendo mucho menos, Cucurbita moschata, Lagenaria leucantha y Luffa cilíndrica.

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Portainjertos El comportamiento de las distintas variedades y tipos es muy variable con distintos patrones y, a veces la misma combinación patrón/variedad se comporta de modo completamente diferente en unos lugares u otros o en distintas campañas.

Cucurbita híbrida: Son los más utilizados. Además de una completa resistencia a la Fusariosis, estos patrones son también tolerantes al “colapso” producido por Monosporascus, al virus del cribado del melón MNSV, a Verticillium, Pythium y Nematodos, aunque en condiciones de alta densidad de inóculo son bastante afectados por éstos últimos.

Con variedades del tipo Galia y Cantaloup y también con alficoz (C. melo var flexuosus), la afinidad de estos portainjertos es normalmente buena, aunque con otros tipos de melón, (amarillos, honey y verdes españoles) a veces, se produce un abultamiento en la zona superior al injerto o pudrición, que termina con la muerte de un brote o de toda la planta.

Estos patrones proporcionan buen vigor y, generalmente, un aumento de la producción, aunque no de forma tan acusada como en la sandía.

Cucumis melo. Cuando el problema del melón es la fusariosis (Fusarium oxysporum f.sp melonis, Fom) pueden utilizarse portainjertos de esta especie, resistentes a las razas de Fom 0,1 y 2 y tolerantes a la raza 1-2. No presentan problemas de afinidad con ningún tipo de variedad. No hay, por ahora, patrones de C. melo resistentes a Monosporascus y, aunque sí los hay con resistencia a MNSV, esta no es comparable a la de Cucurbita hibrida.

Benincasa cerifera. Se ha empleado en Francia y Holanda desde 1961 para prevenir la fusariosis del melón (Fom) con buenos resultados sobre variedades de tipo Cantaloup.

Tiene poca afinidad con los melones tipo “verdes españoles”, donde se podrían incluir los “Piel de Sapo” y los “Tendrales”.

Se citan también como posibles otros portainjertos de melón como Cucurbita ficifolia, Cucumis metuliferus, C.zeyheri, y C.anguria. Es

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especialmente interesante C. metuliferus, resistente o tolerante a nematodos (Meloidogyne incognita).

Las Cucurbitas que hemos ensayado, C. ficifolia y C. moschata (Calabaza de Violín) presentan problemas de falta de afinidad mayores que los de los híbridos de Cucurbita.

Injerto de aproximación

Injerto adosado

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Los nombres comerciales y tipos de portainjertos que ofrecen las firmas comerciales de semillas en España, para su utilización con cucurbitáceas se pueden apreciar en la tabla siguiente: Tabla 1. Portainjertos para cucurbitáceas

Máquina de injertar

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Métodos de injerto Existen tres tipos de métodos de injerto en plantas hortícolas, diferenciándose entre ellos por la permanencia o no de los sistemas radiculares de las dos plantas cuando se produce el prendimiento del injerto. Cuando las plantas carecen de sistema radicular son más exigentes en las condiciones ambientales que hay que mantener durante el prendimiento y, por tanto las instalaciones necesarias para su ejecución son más costosas.

El grupo más exigente estaría constituido por el método de injerto llamado “adosado o de un cotiledón” en el que ni el patrón ni la variedad conservan la raíz en el momento del injerto.

El segundo grupo (sólo raíz del portainjertos en el momento del prendimiento) se utiliza fundamentalmente en solanáceas, pero también se puede emplear en melón algún método de este tipo, como el de púa.

Al último grupo (dos raíces, variedad y portainjertos en el momento del prendimiento) pertenece el de aproximación, que se utiliza exclusivamente en cucurbitáceas y es el menos exigente en instalaciones para poder llevarlo a efecto.

Aproximación.

De todos los procedimientos, éste es el más utilizado en España, con mucha diferencia sobre los demás. Su principal ventaja es la menor sensibilidad a las condiciones ambientales durante la fase de soldadura, en comparación con los otros procedimientos. Si la climatización del invernadero donde se realizan los injertos no es muy buena, éste es el procedimiento con el que se consiguen, sin ninguna duda, los mejores porcentajes de prendimiento.

El enraizamiento en la maceta de trasplante es rápido y no se produce paralización en el crecimiento de la variedad durante la fase de soldadura. Esto se refleja en un ligero adelanto, a veces inapreciable, en la producción.

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El método a seguir es: * Sembrar en bandeja la variedad; pregerminar en cámara y, a los 3-7 días, sembrar patrón si es calabaza híbrida. Mantener en invernadero entre 14º y 32ºC hasta la realización del injerto. * Injertar cuando en la variedad aparece la primera hoja verdadera (<5 mm) y la primera hoja del patrón tiene 10 mm. * Arrancar con raíz las plantas del patrón y de la variedad. * Eliminar el brote del patrón, dejando los dos cotiledones. * Hacer una incisión en el patrón comenzando por debajo de los cotiledones, hacia la raíz, de 1-1’5 cm y hasta la mitad del tallo. * Hacer un corte en la variedad, de abajo hacia arriba, comenzando 2 cmpor bajo de los cotiledones. * Ensamblar patrón e injerto y sujetar con pinza o cinta. * Colocar las dos plantas unidas en bandeja con alveolo de mayor volumen, separando algo los tallos de ambas plantas, para facilitar el posterior corte de la variedad. * Llevar y mantener las plantas en invernadero con 22º-30º C (2526ºC óptimo) de temperatura y 80-90% H. R., en la cámara de prendimiento. * Ventilar progresivamente a partir de los 7 - 10 días. * Cortar tallo de la variedad a los 14 - 16 días, por debajo del injerto (hacer prueba previa con algunas plantas). Eliminar los rebrotes del patrón si hubiesen aparecido. * Trasplantar a los 25 - 30 días de la fecha en que se realizó el injerto.

La unión se efectúa entre una parte de la sección del tallo del patrón y una parte de la sección de la variedad, lo que supone fragilidad de la planta en los primeros momentos y especialmente durante la plantación (luego la unión se hace suficientemente resistente).

Una vez plantada en el terreno definitivo, existe la posibilidad de franqueo (enraizamiento del tallo de la variedad), con el riesgo de que se produzca una infección (virus del cribado del melón, MNSV) a pesar del injerto. Cuando se utiliza en plantas entutoradas o al aire libre si están expuestas a la acción del viento, hay bastante riesgo de que la planta se parta por la unión del injerto.

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Adosado (un cotiledón) Este método de injerto fue diseñado para su ejecución mediante robots, pero dada su sencillez, se adapta perfectamente a su realización manual.

Es muy exigente en condiciones ambientales durante el proceso de soldadura del injerto, ya que ninguna de las dos plantas (patrón y variedad) conserva el sistema radicular. Se realizan simultáneamente el enraizamiento del patrón y la soldadura del injerto. Así se obtiene una planta de gran calidad, compacta y fuerte, que resiste mejor su manipulación y transporte y las incidencias inmediatamente posteriores a la plantación.

El procedimiento a seguir es: * Sembrar la variedad en bandeja y a los 3-7 días sembrar el portainjerto, si es calabaza. Germinar en cámara, y mantener en invernadero con temperatura de 14-32ºC. * Injertar a los 18-21 días. El patrón debe tener una hoja verdadera y la variedad, una o dos. Es conveniente que el hipocótilo del patrón sea de 7-9 cm para facilitar las operaciones y el injerto quede a la altura conveniente. * Cortar el tallo del patrón por encima de la raíz, y después, en la cabeza, realizar un corte en bisel de 45º, eliminando uno de los cotiledones y el brote terminal y los brotes axilares. Es importante que con el corte se asegure la imposibilidad de rebrotar al patrón. * Cortar en bisel el tallo de la variedad a 2-3 cm por debajo de los cotiledones. * Ensamblar las dos plantas, uniendo perfectamente los dos cortes mediante una pinza. * Clavar el extremo inferior del tallo injertado en bandeja de alveolo grande, con substrato muy húmedo. * Llevar a cámara de cultivo y mantener durante 6-8 días a 2432ºC y 85-95% de humedad relativa. Sombrear durante los primeros 4-6 días. * Retirar el sombreo y airear progresivamente a partir del 5º-6º día. * Trasplantar a los 15-20 días del injerto.

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La unión se produce entre toda la sección del tallo de la variedad y casi toda la del patrón. Desde el primer momento la unión es sólida y la planta vigorosa. Es muy sencillo. Cualquiera puede hacerlo con muy poco entrenamiento. Después del injerto, la única operación es la retirada de la pinza, que no siempre se hace. Este tipo de injerto es muy adecuado cuando a planta se entutora en producción bajo invernadero, pues es mucho más robusto y por tanto menos sensible a la posible rotura.

El inconveniente es que requiere un estricto control de las condiciones ambientales en la fase post-injerto y de las posibles enfermedades en las condiciones de alta humedad y temperatura.

Injerto de púa De púa o cuña Este método ha sido sustituido por el anterior.

El portainjertos se siembra directamente en la bandeja definitiva.

Se realiza el injerto cuando ambas plantas tienen la primera hoja desplegando. Al portainjertos se le eliminan la primera hoja y el brote terminal, junto con los axilares, para evitar el rebrote. Entre los cotiledones se hace un corte, hacia abajo, de 1-1,5 cm, terminando en L.

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La variedad se corta en bisel 1-1,5 cm por debajo de los cotiledones y se incrusta en la hendidura del patrón. La unión se fija con una pinza.

Como en el método anterior se lleva a la cámara de prendimiento, donde deben mantenerse unas estrictas condiciones de temperatura y humedad relativa. Se sombrea durante unos días y se puede plantar a los 20-25 días.

En el momento del injerto el patrón tiene raíz, pero la variedad, no.

De empalme Portainjertos y variedad se preparan con los mismos tamaños indicados para el de púa en hendidura. Se cortan en bisel (45º) tanto el portainjertos como la variedad por el hopocótilo, un poco por debajo de los cotiledones. Se ponen en contacto los dos cortes sujetando la unión con una pinza plástica o siliconada.

Doble injerto

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Unión del doble injerto Doble adosado Su finalidad es mejorar la compatibilidad entre el patrón y la variedad, para lo cual se emplea un injerto intermedio de una variedad que tenga buena afinidad con los dos anteriores.

Es un método similar al injerto adosado, con la diferencia de que entre las dos plantas se introduce una tercera, el patrón intermedio, a la que se le ha cortado un cotiledón como al portainjerto y el hipocótilo, como a la variedad.

El extremo inferior del tallo del patrón, con las dos plantas injertadas, se clava en el sustrato.

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Taller Materiales e instalaciones Instrumentos de corte Los instrumentos más habituales son los siguientes: * Bisturís y hojas de recambio. * Hojas de afeitar (partidas por la mitad). * Cúter o navajas especiales muy afiladas. * Productos de limpieza y desinfección para hojas de corte. (Cada cierto tiempo, como máximo al completar una bandeja, debe procederse al cambio de instrumento de corte por otro desinfectado, para evitar que la posible infección de una planta se transmita a un número elevado de ellas).

Material para unión y sujeción Los materiales usados para unión dependerán del injerto a realizar y, de las disponibilidades del mismo en modo comercial en la zona de producción, siendo los más utilizados: * Tiras o bandas de plomo o Parafilm, para injerto de aproximación. * Pinzas de distintos tipos para injerto de aproximación y para el adosado.

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Taller de injertos Los injertos se realizan en un recinto separado de la cámara de prendimiento donde se colocarán las plantas para el proceso de unión del injerto, pero cercano a él y, a preferentemente con la opción de poder controlar el clima; ello evitará estrés a las plantas recién injertadas y la iniciación de la fase de prendimiento será muy rápida. Hay que tener presente que en este lugar hay personal de modo continuo realizando el trabajo, algo que no sucede en la cámara de prendimiento, por lo que se debe regular la humedad para que, sin que la planta sufra por estrés, no sea perjudicial para las personas que están en el recinto.

La luminosidad de este espacio debe ser alta con el objeto de que los operarios trabajen con comodidad, algo que les facilitará la labor además de aumentar el rendimiento.

El taller estará provisto de mesas donde se coloca el material necesario para injertar: pinzas, bandas de plomo, bisturís, cuchillas, productos de limpieza y desinfección, etc. y las plantas a injertar y, a su alrededor, el personal especializado que realiza la operación. Sobre otra mesa se colocan las bandejas con substrato humedecido para el transplante de las plantas recién injertadas.

La organización de este espacio difiere de unas empresas a otras, pero al final lo que se valora es el rendimiento diario en injertos realizados y prendidos.

Cámaras de prendimiento La tendencia actual en la construcción de esta infraestructura es la de hacer “cámaras cerradas”, habitáculos cuyas paredes y techos se confeccionan con bipanel. A veces los paneles translúcidos se insertan a modo de ventanas entre las partes opacas. Hay nebulizadores que dan un tamaño de gota que impide el asentamiento de agua libre sobre la planta, evitando posibles problemas fúngicos o bacterianos. Los sistemas de calefacción/refrigeración son capaces de mantener la temperatura constante en todo el volumen de la cámara. De este modo se tiene la posibilidad de realizar un buen control sobre temperatura, humedad e incluso de la luz.

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Cámaras de prendimiento Dentro de estas instalaciones las plantas recién injertadas en sus bandejas se depositan en carros y son éstos los que se colocan en el interior, dando como resultado un gran aprovechamiento del espacio, ya que se utilizan varias alturas de plantas.

Estas instalaciones permiten la realización de cualquier tipo de injerto

de

distintas

especies

hortícolas

los

365

días

del

año,

independientemente de la temperatura exterior y del lugar donde esté ubicada la cámara.

Otras instalaciones para el prendimiento del injerto es en recintos llamados “túneles de prendimiento” y que también reciben el nombre de cámaras abiertas y son túneles construidos dentro del invernadero.

Consisten en unas mesas con una altura sobre el suelo de 50-70 cm en las que van las bandejas de plantas recién injertadas Sobre estas mesas se coloca una estructura de soporte para una cubierta que es una lámina de plástico fino que se cierra herméticamente y en la que se conserva una elevada humedad relativa. Si es necesario, deben tener instalados sistemas de calefacción por agua caliente, humidificación y sombreo.

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Nebulizador

Túneles de prendimiento Comparación de los métodos de injerto En principio, las plantas injertadas por cualquier método que garantice una buena unión y especialmente una buena conexión entre los haces vasculares de las dos plantas, van a tener un comportamiento similar durante el cultivo. Las diferencias más importantes están en la misma ejecución del injerto, en las condiciones necesarias para obtener un buen prendimiento y en la eficacia del trabajo invertido. También hay algunas diferencias en cuanto que unos métodos facilitan la conexión de los haces vasculares en mayor medida que otros y pueden dar, por lo tanto, plantas que en los primeros momentos se desarrollan con más vigor que las injertadas por otros procedimientos.

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Naves de aclimatación En experimentos de hace unos años se habían comparado los procedimientos de injerto que entonces se practicaban, aproximación y púa. En las comparaciones realizadas no se observaron diferencias de producción ni de calidad del fruto entre las plantas injertadas por uno y otro método. Más recientemente, en otro experimento, el injerto adosado ha tenido un mejor comportamiento en el campo que los de aproximación y púa.

En algunos casos se ha detectado una falta de afinidad entre las variedades tradicionales de melón y los patrones habitualmente utilizados (Cucurbita

maxima x C. moschata). En experimentos, destinados a

mejorar la compatibilidad de variedades de tipo Piel de sapo sobre Cucurbita híbrida, el mejor comportamiento productivo ha sido el de las plantas con doble injerto, aunque la diferencia con las de injerto simple no ha sido estadísticamente significativa.

La utilización de sandía como patrón intermedio ha ocasionado la muerte de todas las plantas por falta de afinidad.

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En la comparación de métodos de injerto nunca hemos observado diferencias significativas de tamaño o de calidad del fruto

ni en los

primeros (aproximación y púa), ni en los posteriores (aproximación, púa y adosado).

Seguramente el injerto de más rápida ejecución es el adosado, pero no se han realizado mediciones al respecto. Los datos que se tienen de empresas que realizan injertos, una injertadora media hace aproximadamente entre 1800 -2000 injertos por jornada, siempre que las plantas a injertar estén con el desarrollo óptimo.

Cómo se cultivan las plantas injertadas Densidad de plantación La densidad de plantación (número de plantas por ha), cuando se trata de planta injertada, es normalmente menor que si fuera sin injertar.

La reducción del número de plantas es siempre mayor en sandía que en melón o pepino. Como norma general se utilizan un 60-70% de las plantas que normalmente se colocarían en el caso de no estar injertadas.

En melón la separación entre líneas es de 2-2,5 m.

En la última década, en diversos experimentos realizados por nuestro equipo en países de Centro América y México se ha demostrado que densidades de plantación del 50%, con respecto a las que empleaban los productores en planta franca, utilizando variedades de melón cantaloup americano, fueron más productivas y mantenían o mejoraban la calidad del fruto de melón.

Plantación En la plantación, tanto si es en la ladera del surco, en el caballón o en llano, se debe cubrir el cepellón y dejar sin enterrar el injerto, pues si estuviese en contacto con el suelo, soportando una humedad continuada entorno al mismo, daría lugar al franqueo de la planta, introduciéndose los patógenos del suelo, sobre los que nos queríamos proteger, a través de las raíces de la variedad.

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Plantaciรณn en llano, y abajo, en entutorado

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El cepellón debe estar con suficiente humedad en el momento de la plantación y el primer riego debe mojarlo completamente y adherirlo bien a la tierra. Puede aprovecharse este momento para eliminar, si los hay, hojas o brotes en el patrón.

Protecciones Es conveniente que, al menos en los días inmediatamente posteriores a la plantación, ésta cuente con algún sistema de protección, no sólo con el fin de aumentar la integral térmica, sino como defensa contra el viento, especialmente si el método de injerto ha sido de aproximación. En invernadero, en plantaciones tempranas, es muy favorable forzar el cultivo, en las primeras fases, con túnel pequeño o cubierta flotante.

Al exterior, la protección más generalizada es el túnel pequeño, que se va abriendo paulatinamente a medida que la planta crece y aumentan las temperaturas. Una protección equivalente la proporciona la cubierta flotante. Esta proporciona, además, protección frente a los insectos transmisores de virosis, retrasando o evitando la posible infección.

Al aire libre, es muy frecuente el acolchado con polietileno negro, cuya principal ventaja es la supresión de malas hierbas sobre la línea de plantas.

Acolchado

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Pequeños túneles Eliminación de los rebrotes del patrón Si el injerto se ha realizado correctamente, la aparición de rebrotes debe ser nula o muy escasa. En caso de existir deben eliminarse tan pronto como aparezcan pues, de no hacerlo, estos pueden adquirir un vigor extraordinario, impidiendo el crecimiento de la variedad en su propia planta e incluso dificultar el de las adyacentes. Esta operación se realiza con cuchillo o tijera.

Eliminación de brotes

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Fertilización Es recomendable reducir la cantidad de Nitrógeno aportado y aumentar un poco la de Fósforo para forzar la aparición y mantenimiento de flores, ya que la planta injertada es más vigorosa. También debemos de aumentar el Potasio con el fin de mejorar la calidad del fruto. El límite máximo para el Nitrógeno podría estar el 250 UF/ha. Unas cifras orientativas, que pueden variar en función del análisis de suelo, para Fósforo y Potasa, podrían ser 120 UF del primero y 300 UF de potasa.

Dentro de ciertos límites, el aumento de la cantidad de agua suministrada a la planta repercute en un aumento del tamaño del fruto y de la producción y en una ligera disminución del grado de azúcar.

Recolección No se han observado defectos de calidad atribuidos al injerto. Las plantas injertadas tardan más en adquirir el suficiente grado de azúcar por lo que, en general, deben dejarse algo más de tiempo en el campo. La recolección es siempre manual y efectuada por personal especializado. El melón, normalmente, tiene unos síntomas de madurez bastante aparentes y es difícil cometer errores de apreciación sobre el punto de recolección.

Conclusión El injerto sobre patrones resistentes es un recurso que permite, en muchas ocasiones, hacer frente a los patógenos de suelo de forma eficaz y ecológica, sin contaminar el producto ni el medio ambiente. No debe emplearse de manera exclusiva, sino que se debe combinar, en una buena práctica agronómica, con otras técnicas destinadas al mismo fin.

Cuando se utiliza el injerto, es conveniente emplear estrategias adicionales destinadas a reducir el nivel de inóculo en el suelo.

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Notas del Editor De Alfredo de Miguel, en la Biblioteca de Horticultura están disponibles a la demanda dos artículos también sobre injerto de hortalizas: El injerto de plantas de tomate http://publicaciones.poscosecha.com/es/produccion/26-el-injerto-de-plantas-de-tomate.html

El injerto de cucurbitáceas http://publicaciones.poscosecha.com/es/produccion/25-el-injerto-de-cucurbitaceas.html

Alfredo de Miguel publicó en 1997 el capítulo “el injerto del melón” en el Compendio e Horticultura” denominado “Melones”.

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Injerto del melรณn Alfredo Miguel y Francisco Camacho

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El Compendio “Melones 1997 El compendio “Melones” publicado en 1ª edición 1997 y coordinado por Alicia Namesny; en sus capítulos incluye estos temas: los tipos de melones comerciales por José Mª Torres; situación y perspectivas del melón en el mundo, Carles Deulofeu; tendencias en la mejora genética del melón, José Mª Alvarez; la búsqueda de la larga vida en melón, Vicente Navarro Cortés; la geografía española del melón, José Mª Torres; Calendarios de producción en emelón, Vicente Maroto Borrego; cultivo del melón al aire libre, Juan Peñalber Pardo; el melón en invernadero, Mª Luisa Gómez Guillamón, Rocío Camero Flores y José Jorge Gonzáles Fernández; empleo de plásticos en el cultivo de melón, Enric Armengol y Jordi Badiola; fertilización del melón en riego por goteo, y, estimación de las necesidades hídricas del melón, Luis Rincón Sánchez; el melón bajo condiciones de salinidad, Joaquín Costa García y Mª Soledad Catalá Giménez; plagas del melón, Mª Dolores Rodriguez Rodriguez, Mª del Mar Téllez Navarro y Mª Paz Rodriguez Rodriguez; enfermedades del melón causadas por hongos nematodos, José García Jiménez; enfermedades virales del melón, y, bacterias, fitoplasmas y viroides, Concepción Jordá; injerto del melón, Alfredo Miguel Gómez; manejo poscosecha del melón, y, comercialización del melón, Hugo Giambanco de Ena. El Compendio “Melones”, de 270 páginas, era el nº 10 de esta colección de cultivos hortícolas, publicada por Ediciones de Horticultura, Reus, España ISBN: 84-87729-21-5

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