Investigación HA
L
os componentes claves cuando hablamos de producción son tres: el ambiente, la tecnología de producto y el “arte de producir” Actualmente, la tecnología nos ayuda a definir con mayor precisión y velocidad cada ambiente en el que queremos o nos toca producir. A modo de ejemplo, y sin tener una estadística precisa al respecto, sabemos que la mayoría de los lotes de cultivos extensivos de la Argentina son cosechados por máquinas con monitor de rendimiento. También sabemos de los servicios que en la actualidad nos brindan diferentes satélites, conocemos la capacidad de una foto aérea, etc. Es decir que, hoy contamos con muchas, y muy buenas herramientas para comprender el escenario productivo, y a partir de ellas, buscar la mayor eficiencia posible. Por otro lado, cada proveedor de insumos genera información específica de los productos que vende. O bien, tenemos la posibilidad de trabajar junto a ellos para entender la performance de los insumos en los ambientes específicos, de manera más práctica y simple, que hace algunos años atrás. Imaginemos hacer franjas de maíz con diferentes densidades, hoy sólo se trata de apretar un botón en una pantalla, no hace falta ensuciarnos las manos.
Ahora bien, podemos tener muchas imágenes de nuestros lotes, las compañías nos pueden brindar mucha información, sobre sus productos; no obstante, la clave está en “nuestro arte”, el de producir, y para ello debemos Identificar “las brechas de producción” (entre lo que obtenemos y lo que podríamos conseguir) en cada uno de los sistemas. Para ello, tenemos que ser más agrónomos que nunca, ajustar las herramientas de diagnóstico, ajustar el manejo en lo productivo. Nunca debemos olvidar que como agrónomos somos “administradores de agua” y “cosecheros de energía”. Tal cual lo muestra Figura 1, en un mismo lote, podemos producir desde 8 a 16 ton por hectárea, sólo ajustando un par de variables. Con ejemplos como este podemos hacer el ejercicio de imaginarnos las diferentes variables que entran en juego en la producción y cómo cada factor puede influir en los resultados productivos.
»»Una buena siembra Es importante aclarar que la siembra y la emergencia de un cultivo son consideradas como el “segundo período crítico de cada cultivo”. Por lo tanto, sembrar correctamente es el primer paso hacia un cultivo exitoso.
Para obtener una buena siembra, debemos enfocarnos en las CONDICIONES DE GERMINACIÓN (agua, aire, temperatura, sustancias tóxicas), en las CONDICIONES DE SIEMBRA (configuración del equipo, tren de siembra), CONDICIONES DEL SUELO (penetración, fondo de surco, enterrado de residuo, amasado del suelo, compactación, exceso de remoción). Más allá de los 30 años –o más- de experiencia en siembra directa, no debemos descuidar esa labor: LA SIEMBRA. En una pasada debemos cortar residuo, roturar la banda de suelo, abrir el surco, colocar la semilla en el fondo del surco y cerrarlo. Reflexionemos cuánto es el tiempo y el conocimiento que le brindamos a este momento tan crucial. Sea con maquinaria propia o a través de un prestador de servicios: ¿Invertimos lo necesario para preparar, observar, ajustar y capacitar en todo lo que hace a una buena siembra? Veamos cuál podría ser el impacto… Según distintos autores, a nivel mundial y nacional el impacto de la mala distribución espacial de un cultivo de maíz puede ser de gran magnitud desde el punto de vista económico; no obstante, la emergencia en diferentes momentos (des uniformidad temporal) puede causar pérdidas aún superiores.
� Figura 1. Diferentes niveles de nitrógeno, en 2 híbridos de maíz, en Monte Buey, campaña 2017-18 18.000
AX 7822
Rendimiento (kg/ha)
16.000
AX 7761
14.000
y = -0,0831x 2 + 54,608x + 7245,5 R² = 0,9858
13.627
12.000 10.000
9.443 8.124
8.000
16.356
15.010
10.564
13.349
12.438
y = -0,0448x 2 + 35,516x + 6565,7 R² = 0,9995
6.000 4.000 2.000 0 0
50
100 150 200 250 Dosis de N en Siembra + V4 (kg/ha)
Como agrónomos somos “administradores de agua” y “cosecheros de energía” 6
300
350
Espigas de planta dominante y dominada