HIPÉRBOLE FRONTERA | AÑO 1 | NO. 05 | NOVIEMBRE 2020

Literatura y otras expresiones NOVIEMBRE

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05

Hipérbole Frontera Año 1 | No. 05 Noviembre 2020.

Imagen de portada

Diego Cossío Título: Sin Título Técnica: Collage Año: 2020

Editorial

Mónica Morales Rocha Contribuciones

Jorge Arturo Gallegos Ramírez Lizeth García Peña Nayeli Rodríguez Reyes Jorge Ortega

Redes sociales

R e v i s t a

d e

d i v u l g a c i ó n

l i t e r a r i a

y

o t r a s

e x p r e s i o n e s s i n

a r t í s t i c a s

f i n e s

P u b l i c a c i ó n

d e

l u c r o .

m e n s u a l

HIPÉRBOLE FRONTERA

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HIPÉRBOLE FRONTERA

EN ESTE NÚMERO

[PRELUDIO DE INVIERNO] 3 En portada | Diego Cossío

11 Selección de poemas | Jorge Ortega

16 Convocatoria No. 6 | Recuento

Nota de la Editora 2 Nota de la Editora

Estamos de regreso en

Hipérbole Frontera Un proyecto de divulgación literaria y otras expresiones Con noviembre nos acercamos de a poco al cierre: del otoño, del año... de la configuración temporal heredada, para estos tiempos donde los días son breves y la noches largas.

Nuestro

No. 5 Preludio de invierno,

va

para

ustedes

con

el

agradecimiento por su lectura; y a nuestros colaboradores, jóvenes plumas que presentan sus propuestas poéticas, agradeciendo su

4 Poesía Jorge Arturo Gallegos R. 5 Poesía Lizeth García Peña 6 Poesía Nayeli Rodríguez Reyes

confianza en este proyecto de divulgaciòn.

Asimismo, a Diego Cossío, agradezco su valiosa colaboración con la portada de este número.

Compartimos, además, dos recomendaciones en poesía y música.

Memorias de una molécula, de Elizabeth Villa (Pinos Alados, 2018) y Bajo la esfinge de Roberto Salomón (2020).

7 Reseña Memorias de una molécula Elizabeth Villa 10 Música Bajo la esfinge Roberto Salomón

La edición cierra con una breve selección de poemas de Jorge Ortega. Un recorrido —nunca suficiente— por algunos de sus libros, desde

1995

generosa

hasta

del

2011.

Apenas

mexicalense,

cuya

una

muestra

obra

les

sucinta

invito

a

de

la

explorar

tinta con Comparte

detenimiento.

lectura

Sean, pues, bienvenidos y ¡gracias por leer!

y

tus

proyectos

otras

en

torno

expresiones

al

libro,

artísticas

la en

HIPÉRBOLE FRONTERA. La publicación de tu anuncio es sin costo.

Mónica Morales Rocha Editora

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Para más información, envíanos tu mensaje a: hiperbolefrontera@gmail.com

P R E L U D I O

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I N V I E R N O

EN PORTADA

DIEGO COSSÍO

Sin título [2020] Técnica: collage.

Diego Cossío (Tijuana, 1999). Es un artista con interés en los medios audiovisuales y la literatura. Participó en el XVI Concurso Nacional de Video Experimental y la 11va Bienal de Fotografía. Actualmente estudia la carrera de Lengua y Literatura Hispanoamericana, en UABC.

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P R E L U D I O

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I N V I E R N O

Jorge arturo gallegos r.

I Hoy decidí escribir esta catedral, poner tu nombre en las cornisas, alabar las sombras de tu cuerpo en las velas.

Decidí escribir esta catedral paseando sobre ti, siendo yo una luz en tus vitrales, recogiendo los diezmos.

Hoy decidí hurtar los derechos de una iglesia para nombrarte y hacer eco en la bóveda, repartir las limosnas cuando conquistemos la campana dar esperanza y fe a la vida, desconocer toda esta vieja poesía.

Hoy decidí escribir esta catedral poética, alabando tu voz, tu canto y tu vida.

Volver a caminar un lunes sobre toda la explanada de tu luz manifestada.

Jorge Arturo Gallegos Ramírez Comunicólogo por la Universidad Complutense de Madrid, violinista por el Conservatorio Profesional de Música Arturo Soria. Escribe poesía y es profesor de música.

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P R E L U D I O

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I N V I E R N O

Lizeth garcÍa peña Quiero estar cierta Quiero estar cierta sentir que mis dedos palpan y mi nariz respira el aroma de dos cuerpos sobre un lecho mientras aún las fibras del sexo vibran Estar cierta como tener un tallo entre mis manos y quitarle las hojas para que vuelen con el viento sin prisa sin camino Cierta como el beso inagotable de una pareja llena de deseos mientras la tarde en la playa los cobija con su luz rosa-naranja Quiero estar cierta como el beso de tus labios en mis ojos y tu boca buscando entre mis pliegues Estar cierta como los fuegos artificiales que estallan en la noche iluminando el asombro con luces de colores Cierta como tu cuerpo caballo que corre sobre los campos montañas y ríos de mi figura Quiero sentirme así verdadera de carne y hueso.

Lizeth García Peña (Ensenada / Tijuana).

Estudió Comunicación (UABC) y la Maestría en Cultura Escrita (Centro de Posgrado y Estudios Sor Juana).

Actualmente dirige el taller libre de escritura creativa del CETYS Universidad, campus Tijuana, y es profesora de Literatura en preparatoria.

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P R E L U D I O

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I N V I E R N O

Nayeli rodrÍguez reyes El poema es un ancla Si no escribo poesía algo me falta.

El poema me ama con su ritmo y me siento indefensa, exhausta.

Pensar que las palabras todas son las mismas pero con aromas distintos pensar que nací de la Palabra.

El poema es ante todo un ancla.

La poesía es alimento diario, medicamento estricto. ¿Qué hago si no escribo? ¿A dónde viaja mi mente? ¿En dónde meto los brazos? ¿Cómo sobrevivo? ¿Cómo?

El poema es un incendio, un edificio, un teclado.

Escribir poesía es para siempre un acto de amor.

Nayeli Rodríguez Reyes (San Felipe, B. C., 1992) Licenciada en Lengua y Literatura de Hispanoamérica por la UABC. Obtuvo el segundo lugar del Premio Nacional al Estudiante Universitario José Emilio Pacheco, en poesía. Tiene publicados dos libros: El amor es rosa y su mitad es gris (2012) y Paroxismo (2018).

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RESEÑA:

MEMORIAS

DE

UNA

MOLÉCULA

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ELIZABETH

VILLA

Elizabeth villa Memorias de una molécula* MÓNICA MORALES ROCHA

Conocí a Elizabeth Villa en el 2010, compartimos mesa en la Feria del Libro de Tijuana. Editorial Existir presentaba su colección de cuadernos de aquella temporada. En 2 poemarios, un texto académico y “Apología de la brevedad”, de Elizabeth. Una selección de cuentos cortos, con un espléndido trabajo narrativo, en torno a personajes y situaciones cotidianas, que significan una muestra bastante bien lograda de lo que buscamos en la narrativa breve.

a) Como lectora de poesía, siempre es una feliz noticia saber que tendremos algo nuevo para leer. b) Como promotora cultural, celebro lo que representa una nueva edición para la colección de Pinos Alados. Una editorial independiente que viene ofreciéndonos en los últimos años un muy fino trabajo editorial. c) Porque me permite conocer a Elizabeth desde la poesía. Es decir, la había leído en su narrativa, seguía su trabajo académico teórico, pero ahora, en Memorias de una

Le perdí la pista algunos años, pero volvimos a encontrarnos en alguna actividad literaria. Tuve oportunidad de acompañar a distancia (en ese acompañamiento que permiten las redes sociales), con admiración genuina, su proceso académico con el Doctorado en Historia. Y, luego de algún tiempo, coincidimos en los pasillos de Humanidades, como docentes.

molécula, podría descubrir qué tiene para

¿A dónde voy con este cuento? Al 2018, cuando supe precisamente en redes sociales, de la publicación de Memorias de una molécula, en la editorial Pinos Alados, de Rosa Espinoza (Mexicali). Esta noticia me causó gran alegría:

decirnos Elizabeth, desde el lenguaje poético.

Pues, bien, les puedo decir que este poemario ha sido una de las lecturas más refrescantes y gratas, de poesía, que he tenido el gusto de hacer en los últimos tiempos.

La autora nos presenta una selección de su trabajo poético en tres momentos: a) Poemas paracaídas b) Memorias de una molécula c) Apóstrofes HIPÉRBOLE FRONTERA

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RESEÑA:

MEMORIAS

DE

UNA

El libro se abre pues, ante nuestra mirada con POEMAS PARACAÍDAS. Un capítulo en el cual Elizabeth toca inquietudes íntimas en este momento de la vida. Un poco porque la cultura establece temporalidades y funciones en razón de género. Otro tanto, por el ejercicio inevitable de habitarnos en nuestros cuerpos y atestiguar el paso del tiempo sobre ellos. ¿A dónde vamos con esta piel que cambia? ¿Caemos? ¿Es acaso el tiempo por venir un descenso metafórico, real, simbólico? Elizabeth habla de la muerte, de las arrugas, los vacíos. Su reflexión poética, sin embargo, no es lúgubre, al menos no me lo parece. La encuentro espejo, y en su exquisito trabajo con las palabras, observo una aproximación al tema, impregnada de humor sensato.

Luego de provocarnos la sonrisa, nos lleva de CHARLES lleno a las memorias. MEMORIAS DE UNA MOLÉCULA, son fragmentos, flash backs, polaroids, imágenes, sueños. Porque así es la memoria: caprichosa conserva instantes donde lo relevante puede ser el momento mismo, la compañía, las sensaciones o reflexiones en un taxi donde somos el último pasajero en la ruta.

Elizabeth nos lleva a un instante en el freeway; a Puebla; a los pasos de una mujer por la calle, con el corazón roto; a las fotografías que se omiten del álbum familiar; al descubrimiento de la luz del sol en la propia cocina, en esa hora que nunca atestiguamos por estar en el trabajo.

Recuerdos precisos, indefinidos, vagos, latentes.

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MOLÉCULA

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ELIZABETH

VILLA

Comunes para quien los lea, no importa cuándo los lea, porque en todos caben lo mismo resquicios de duda, que certezas dulces o implacables; todos llevamos nostalgias y sueños.

Finalmente, en APÓSTROFES, Elizabeth Villa ofrece un collage de textos que lo mismo evocan un soliloquio que navega de imágenes breves, entre máscaras y espejos, a relatos amorosísimos, confesiones de almohada de ternura devastadora. Y concluye invitándonos a destejer lo andado, a volver al inicio, al caos. A des-anudar el sentido de la memoria. Esa memoria caprichosa, que colecciona instantes, compañías, sensaciones, para ser la materia prima de todas nuestras nostalgias.

Celebro Memorias de una molécula, porque es

M . grandioso S C H U poder L Z leernos, ahora, en el siglo XXI, siguiendo —de alguna manera— la invitación de Virginia Woolf, que nos pedía, a las mujeres, escribir más libros para nuestro bien y para el bien del mundo.

Celebro que podamos encontrar voces de mujeres, de aquí y ahora, en nuestro tiempo, nombrando las cosas que nos preocupan y emocionan a las mujeres aquí y ahora. Porque, sí, disfrutamos ya del libre uso de nuestros miembros para expresar la poesía que llevamos dentro (como soñaba Virginia en “Una habitación propia”).

RESEÑA:

MEMORIAS

DE

UNA

MOLÉCULA

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ELIZABETH

VILLA

Celebro la atinada pluma de Elizabeth Villa y la fina edición de Rosa Espinoza que nos permiten compartir estas memorias que comunican —es decir ponen en común, echando mano de la belleza que permite el lenguaje poético—, un universo de imágenes y emociones con las que podemos conectarnos.

Gracias, Elizabeth, por ello. * De la presentación en VIII Encuentro de Literatura Regional, en la

Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (UABC), el 9 de abril de 2019.

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MÚSICA:

BAJO

LA

ESFINGE

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ROBERTO

SALOMÓN

rOBERTO SALOMÓN BAJO LA ESFINGE MÓNICA MORALES ROCHA

Para la carrera de Roberto Salomón, pianista regio-tijuanense, el 2020 significa la concreción de un proyecto musical al que le ha dedicado, al menos, los últimos dos años: su primer disco como compositor, Bajo la esfinge.

Luego de una rica trayectoria que le ha llevado a escenarios diversos como intérprete, arreglista y creador de puestas en escena; como solista y junto a equipos multidisciplinarios; Salomón se retiró a su natal Monterrey, para componer el disco que lo concilia con sus recuerdos de la infancia y juventud temprana, en la Sultana del Norte. El resultado: 13 piezas que nos permiten reconocer esa pasión tan suya, en tanto nos cuenta su historia y nostalgias.

Son, sí, su voz, su tono, y su elegancia en la inter10

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HIPÉRBOLE FRONTERA

pretación; sin embargo, ahora con la luminosidad de quien se ofrece transparente, luego de un sinuoso viaje de introspección —a sí mismo y al pasado—, del cual regresa pleno sabiéndose dueño de cada paso presente y futuro.

Producción de Salomón y Juan Pablo González, y grabado en Estudio 13 (CDMX), Bajo la esfinge, es fina muestra de todo lo que Roberto lleva entre las manos y el corazón. La intuición y experiencia para articular con precisión cada nota y transmitir la emoción precisa, auténtica.

En Bajo la esfinge, Salomón nos cuenta su historia… y, a la vez, se torna abrazo para su escucha, en estos tiempos aciagos, cuando el arte nos conecta y alivia.

SELECCIÓN

DE

POEMAS

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JORGE

ORTEGA

JORGE ORTEGA RANGO DE VUELO (1995) Fotografías En la nitidez del espacio fulminante el mundo se detiene y se reafirma en circunferencias de polvo y celulosa

El paisaje reverbera en su agonía salta de su lecho amarillento acumula la magnitud de nuestro asombro sobre un brocal de instantes congelados La cámara es hambrientas.

revólver

de

imágenes

Guanajuato Amanece: la luna finge ser sombra en cúpula de los cipreses

Resonando en tragaluz de los hoteles el tráfico inicia la jornada Su murmullo abarca la fuga de todos los amantes de labios que han sobrevivido Nace el día en fricción de las caricias Un abrazo es pulir su desenlace Valle de Mexicali Los poblados a orilla de la carretera muerden el asfalto mutilado. Dentellean el polvo, barren la tarde como un cielo nublado, con-

quistan yermos humeantes y consumen el verano en vértigos de lúpulo. Los camiones inventan el tabaco y la batuta, en un ambiente que tiende a evaporar la tensión de los trabajos forzados. La vegetación es inversa, crece hacia dentro de nosotros mismos, es el peso de una entidad puramente melancólica, horda sedentaria fogueándose en el intringulis de la naturaleza. Vegetación introvertida, mimesis de la ciénega y el tigre: luz africana. A veces la luna es moneda de plata que perdemos en temporada de fiesta, pero en cables telefónicos los cenzontes aguardan, como pulmones de ónice. Uno se queda con las manos calcinadas, si pedalea diariamente al aeropuerto con la rima de un soneto entre las piernas.

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SELECCIÓN

DE

POEMAS

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JORGE

ORTEGA

CUADERNO CARMESÍ (1997) Cuatro

Nombrar al mar desde la alcoba, recostada en la cadencia del reflujo; nombrar la tibieza yugular del viento que prolonga el gozo con monólogo de pájaros distantes; con la cáscara violeta de la voz, acoger calladamente la nacencia de una loma entre las túnicas deshechas del insomnio.

Palpar cuanto ella nombra sin congruencia ni sentido.

El borboteo del subconsciente.

Lo que se consume y canta.

Otoño

tras destilar diminuta partícula de tu hombro corro por los campos amarillos de septiembre y fundo otra tú en pedestal que no gozamos con esa nimiedad de piel madura erijo discretos imperios minerales construcciones de vidrio a la forma de tus uñas estatuas privaciones galerías que escurren miel y te cubren de lenguas resanantes en tu realidad finco mis dedos calandria de horas lentas e indomables una legión de días copiosos avanza cremando sus eventos sembrando contingencias placenteras granjas donde prosperan frutos jugosos

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y tu paz capitanea nuestros impulsos orillado en tus riberas calurosas me evaporo por ausencia de asideros que detengan el desboque de la sangre en tu cándido estar hospitalario vergel sin eclipse y sin epílogo en la niebla juglar de la mañana pajar donde tu cuerpo es corredizo y complemento del contrato que te liba del gravite indefinido fuego y luz eléctrica un crepúsculo navega en tu descanso sus colores te cercan y examinan deltas tronchadas que son fauces apuestas al escalde vespertino sus condiciones se derriten en tu espalda abundancia irrigando recovecos trompa solar que entra batiendo oscuridades y comienza a herbolar entre los techos la teja las ventanas los hidrantes y nosotros parlantes y puntuales en espera de camión y refrigerio mientras la página es sábana dormida el tacto es escritura pudorosa el cuerpo recobra su sangre y un horario el rezago de la noche aletea en el mosquitero la luz es recuadro intempestivo toalla dispuesta en el sillón la tinta espabila sus ínfulas abstemias el pulpo de la vista se consume.

SELECCIÓN

DE

POEMAS

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JORGE

ORTEGA

MUDAR DE CASA (2001) Heráldica

No importa la colonia o la sección.

Mirad la nube, el cielo, la ciudad: la atmósfera impar que compartimos.

Uno

Muéstrame el geranio de tu casa.

Déjame entrar por vez primera, curioso, atento a detonantes que señalen la que fuiste cuando aún no te intuía ni sospechaba.

Me grabaré desde el recibidor a la cocina, incluyendo esos pasillos tapiados de acuarelas orientales que tu madre ha pintado.

Para acoplarme a tus recuerdos te tomaré por la cintura y viajaré contigo cabalgando a tu pasado entre sillones y retratos setenteros: corolas de tus nalgas, cáliz de tus mieses.

No puedo más con tu fisionomía

de leona mojada por la lluvia, leona intacta por el miedo escurridiza entre miradas acuciantes que lleva en su piel domados los solsticios: no puedo más.

Durante el día creces como músculo fingido

alumbrando la redonda con el sigilo de tu libación.

Cuanto no se acerca cuanto no anda por aquí sueña ser clamado por el olifante de tu celo.

Mas tu sexo es recoveco y en el pecho llevas enquistados los domos del oasis.

Concluirte es revolcarse en pesadillas porque otro te obtendrá sin darme cuenta distrayéndote con pájaros verbales: no puedo más.

BALADAS PARA COMBATIR LA INANICICIÓN (2001) 3

No confiar en que el axioma emergerá bajo el ritual de la mano caprichosa.

El poema es el azar y al amparo de caución portar siempre una libreta.

Es la tachuela inesperada que el numen clava a su guisa en el corcho de nuestro horario.

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SELECCIÓN

DE

POEMAS

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JORGE

ORTEGA

AJEDREZ DE POLVO (2002) Redro de la barda —Dos es eufemismo: en realidad caí a las tres

y toca la puerta y me despierta el fámulo de la rentera que anda de puerta en puerta —lo sé— cobrando la mensualidad.

Pierdo el hilo del sueño y su endeble fuselaje de péndulos hipnóticos se escabulle como interrogación por la turba de un parlamento.

Mas yo no conversaba: dormía, hasta que un emisario de la Impertinencia vino a mostrar sus credenciales tañendo el cristal de la ventana con la protuberancia de un llavín.

El letargo e prenda de himen de la cual brota, cría precoz, la pulida infraestructura del entendimiento.

el auge de los frutos esperados.

Hace calor afuera, y de mañana nadie lleva consigo la chamarra, tampoco manga larga o casimir para esquivar el vórtice del alba.

Hay un desfase implícito en la blusa que llevas por bandera, remembrando la diversión del trópico, su furia.

Intento concentrarme en los motivos que engrosan la demora del otoño, pero los resplandores de tu piel salpican deducciones más sencillas.

Examen de reconocimiento Escribo en el vitral de una taberna los nombres de la pena, confidencias que la estación invita a revelar en vísperas del año venidero.

El ánimo ejecuta, suelta amarras y canta los secretos, enumera ejemplos de censura acumulada por el automatismo del silencio.

Trabaja el disco duro a toda marcha como un cinematógrafo, proyecta en el vitral de un ojo desvelado la cruel figuración del subconsciente.

ESTADO DEL TIEMPO (2005)

DEVOCIÓN POR LA PIEDRA (2011)

Longitud de la canícula

Consulado en Ávila

Llegó noviembre, amor, y extrañamente no se deshoja el parque. Los ramajes conservan la verdura de su texto,

El ruido de los vencejos no sale en la foto. Su escándalo alrededor de la torre de cantera arenisca.

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SELECCIÓN

DE

POEMAS

La acuciante melodía del trino mordisqueando almenas o aguijoneando el oído con puntilloso acento.

Porque hay tomas para la memoria y tomas que la cámara hace suyas para aliviar la penuria de los sedentarios, hallazgos visuales para la lente y el trance pleno en que la embriagante aportación de los cinco sentidos.

Al oprimir el botón hablan los pájaros o un vago olor de azahar se desprende de algún huerto. Volteas y ahí está el naranjo, cargado de frutos encendidos o vástagos en flor.

Pero sólo obtendrás el impávido tapiz de lo que admiras, la imagen sin sonido, el relámpago de la pausa.

Renuncia pues a la danza y al recital del ave, a los efluvios que se propagan igual que el incienso en la ermita.

Paradojas de la tecnología: sólo te será dado llevarte una fracción de lo vivido.

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JORGE

ORTEGA

y encienden con el ascua de su lira la silenciosa mecha del presagio...

Duermen las cosas y los seres vivos.

El dique de tu espalda me contempla en el amanecer del primer hombre arado por el pasmo y la extrañeza.

Jorge Ortega (Mexicali, 1972) Poeta y ensayista. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona. En 2010 su libro «Devoción por la piedra» obtuvo el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines. Desde 2007 es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte en México.

Edad de bronce Entre las cavidades de la sábana tu corva es un edén desconocido playa de arena oscura, cenicienta, bajo la eterna ronda de los astros.

Hay señas de solsticio en la clausura, lo indica el tibio estanque de tu piel bruñida por la sal del nomadismo; igual vibra el calor en la ventana.

Despertar junto al monte de tu cuerpo mientras se desperezan las cigarras HIPÉRBOLE FRONTERA

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HIPÉRBOLE FRONTERA: CONVOCATORIA NO. 6 | RECUENTO

Hipérbole Frontera Revista de divulgación literaria y otras expresiones artísticas, convoca a escritores y artistas visuales, a participar en el No. 6 Recuento, correspondiente al mes de diciembre de 2020.

Favor de enviar tu propuesta al correo electrónico: hiperbolefrontera@gmail.com antes del 22 de noviembre de 2020; con las siguientes características: Poesía: extensión máxima 45 versos (en total). Arial, 12 puntos, en archivo formato Word, "guardada" con el nombre del autor, Narrativa: extensión máxima media cuartilla. Arial, 12 puntos, interlineado sencillo, en archivo formato Word, "guardada" con el nombre del autor, Fotografía, obra plástica y/o técnicas mixtas, digitalizada y "guardada" con el nombre del autor, en alguna de las siguientes dimensiones: Página: 210 x 297 mm | 2480 x 3508 pix | 300 dpi Cuadrado: 180 x 180 mm | 2126 x 2126 pix | 300 dpi Media página horizontal: 210 x 150 mm | 2480 x 1772 pix | 300 dpi

En todos los casos, enviar breve semblanza personal, de máximo 50 palabras.

Los trabajos recibidos serán seleccionados para su publicación. Los autores serán notificados vía correo electrónico. De no aparecer en el No. 6, es posible que se reserven para ediciones futuras.

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HIPÉRBOLE FRONTERA

Hipérbole Frontera | año 1 | No. 5 | noviemBRE 2020.