Del 29 de enero al 4 de febrero de 2014
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DE VIAJE
Por Adriana María Valera Rolón
N
adie me creerá que el tipo cruzó la bahía a cielo abierto. Fue un nado decidido, sin interrupciones. Aquel pez humano me sorprendió. Intranquila seguí su curso; me atormentaba no ver los brazos moviéndose como una danza azul en la mañana. Salvador de Bahía es así: ¡sorprendente!, como ese personaje que me dejó muda frente al paisaje, frente a él ganándole a los barcos que están ahí esperando una foto. Esta ciudad brasilera, que fue fundada como São Salvador da Bahia de Todos os Santos, seduce con sus tardes de pinchos de queso a la orilla del mar. Elías, un niño que no llega a los 13 años, preparó uno para mí con una capa de melao y orégano que puso al fuego, lo saboreé feliz mientras el sol caía y se agitaba la palmera. Este lugar es hermoso, fascinante. Pelourinho tuvo a Michael Jackson en sus balcones y tiene rodas de capoeira frente a la Basílica do Salvador; sus calles son caminitos angostos de ‘lojas de lembranças’, sitio ideal para escoger el souvenir para llevar a parientes y amigos. Bahía de Todos los Santos es dulce con su agua de coco por tres centavos de
Salvador de Bahía La barranquillera Adriana Valera comparte su experiencia en una de las ciudades brasileras más visitadas por turistas de todo el mundo.
. a Nova de Salvador En el Estadio Font
Bahía de Todos Os Santos (Vista desde el elevador Lacerda).
FOTOS DIEGO SALCEDO
No solo admiro sus paisajes, sino también su gente, cálida y alegre.
Iglesia Terreiro de Jesús.
real, refrescante como la cerveza skol a cualquier hora del día. Toda la ciudad grita “picolé, picolé” y uno no piensa que con un real se traga lo exótico del lugar: una paleta de helado con sabor a açai, fruto que crece en la selva amazónica de Brasil. ¿Y la fiesta do senhor do BonFim? es un ritual colorido que muestra el sincretismo religioso latente. Uno llega con fe a hacerle los pedidos al Señor del Buen Fin que es Jesucristo, Oxalá para el Candomblé y el mismísimo Obatalá de la Santería. Las súplicas se hacen a través de unas cintas de colores que decoran la Iglesia, el retrovisor del carro, los brazos de sus habitantes, las mochilas de los turistas, como un fervor en todas partes. Al cumplirse el milagro las cinticas caerán al piso por cuenta propia. No olvides visitar el Museo de las Bahianas en Pelourinho, el Farol da Barra y el Museo Convento de San Francisco. Sin lugar a dudas, es un país con historia. ¡Brasil es un país mundial!
El Centro Histórico Pelourinho, Farol da Barra y el Museo Convento de San Francisco, otros de los lugares que conocí.