Metaecología y su horizonte poético

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equinocciales del Huevo Continente", aunque Bello con un concepto también originario los nominó la Zona Tórrida, la comprendida entre los dos Trópicos, el de Cáncer, el de Capricornio, mas sólo la parte circunscrita en el Huevo Mundo. Por cuanto aquí la divinidad Poesía hallará -para asumirla de cara al futuro su "nativa rustiquez"- un estrato consubstancial del ser de la ódica, de los cantos: la intrínseca libertad; difícil de alcanzarla, en su pertinente plenitud natural, en Europa por el viejo impedimento de la compleja red de dogmas conformantes de su sociedad en aquel entonces: fanatismos religiosos, políticos, morales, sus fosilizados credos estético-formales, en fin. Pilosa metáfora contra el dogmatismo literario europeo la expresa Bello con "encina carcomida". Reafirma más adelante Bello, en la misma composición, esta visionaria tesis cuando escribe en sus versos, dialogando por supuesto con la "Divina Poesía" (...) "Descuelga de la encina carcomida tu dulce lira de oro, (...) y sobre el vasto Atlántico tendiendo tus vagorosas alas, a otro cielo, a otro mundo, a otras gentes te encamina, (...) América, del Sol joven esposa, del antiguo Océano hija postrera, en su seno feraz cria y esmera". Con otro designio, sobre el relámpago de sus frases, Bolívar en su Carta de Jamaica (1815) la misma visión expone, piensa: "Nosotros somos un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte; cercado por dilatados mares, nuevo en casi todas las artes y ciencias". Si la esencia del hombre su propia aventura la define, esta esenciaventura en el trovador el camino de los versos asume de manera autónoma, independiente, espontánea, se verterá en su ritmo interior, depositará en ello lo pirro -el oro- de cuanto en ese existente ha sucedido, hace la entidad más ósea del poema, su realidad.

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