Partiendo de la definición de arquitectónica como el orden creado por el ser humano para transformar su estar en el espacio y tiempo, podemos afirmar que en este comienzo del siglo XXI una nueva tipología arquitectónica prevalece y ordena las relaciones entre los seres humanos: la arquitectónica de la exclusión.
Las fronteras, como construcción de los límites, operan como mediación entre el espacio y las personas, a través de distintos dispositivos de control, filtraje y ruptura que designan la otredad. Son nuevas heterotopías de crisis, espacios-otros excluyentes de personas que desean moverse libremente entre distintos territorios.
Se persigue la inclusión de los espacios fronterizos dentro del ámbito arquitectónico, llamar la atención sobre una responsabilidad, a menudo obviada, e implicar nuestras acciones en ámbitos alejados de la crítica del propio proyecto arquitectónico para introducirlas en un difícil y comprometido debate social.