Cuento
Mi madre era guapa. Me estaba mirando con cara contenta y ojos de cariño. Me acercó a su pecho. A mí me gustaba estar junto a ella. Pero soy inquieta por naturaleza y me cansé pronto: —¿Por qué no nos vamos? —pregunté. —Tengo que cuidarlos —dijo, y señaló los nueve huevos que tenía debajo. —¿Por qué? —Porque dentro están todos tus hermanos. —Y ¿qué es un hermano? —Un hermano es alguien que te quiere mucho. Y vive en tu casa, te lo presta todo, y juega contigo. Parecía estupendo tener nueve hermanos. —¿Y por qué no nacen? —pregunté impaciente. —Porque están dormidos. —Pues los despertamos. Les voy a ayudar a romper los huevos.
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