A medida que aumenta la demanda mundial de carne de cerdo, la cría de cerdos se ha intensificado.
Esto significa que los ganaderos deben depender en gran medida de las vacunas para controlar las enfermedades y evitar pérdidas económicas importantes. Sin embargo, en ocasiones, incluso con un calendario de vacunación perfecto, las vacunas no funcionan como se esperaba.
Comprender por qué se producen estos fallos es fundamental para los ganaderos, que se enfrentan constantemente a las amenazas de las enfermedades porcinas.
Aunque hay muchos factores que pueden afectar a la eficacia vacunal, los que debilitan el sistema inmunitario de los cerdos son una de las principales razones por las que una vacuna que, en otras circunstancias, sería eficaz, puede no proteger al animal (Augustyniak y Pomorska-Mól, 2023)
Una vacuna puede fallar por varias razones...
A veces, el problema radica en la propia vacuna, por ejemplo, si se almacena a una temperatura incorrecta o se administra de forma incorrecta. Otras veces, el problema está relacionado con el cerdo, incluyendo factores como la edad, la genética o la dieta.
Sin embargo, surge una preocupación especialmente grave cuando algo suprime activamente el sistema inmunitario del cerdo, lo que le impide desarrollar protección incluso con una vacuna bien formulada (Augustyniak y Pomorska-Mól, 2023)
Una de las causas más comunes —y a menudo ignoradas— de esta supresión inmunitaria se esconde en la alimentación diaria del animal: las micotoxinas.
EL RETO OCULTO: LAS MICOTOXINAS
Las micotoxinas son un mecanismo de defensa natural producido por ciertos tipos de mohos, como Aspergillus, Fusarium y Penicillium, que son comunes en entornos agrícolas.
La contaminación por mohos es un problema mundial: la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que al menos el 25 % de los cultivos mundiales se ven afectados cada año (Thapa et al., 2021; Bracarense et al., 2011).
Estas micotoxinas, incluyendo las aflatoxinas (AF), el deoxinivalenol (DON), la zearalenona (ZEN), las fumonisinas (FB) y la ocratoxina A (OTA), pueden desarrollarse en los cultivos en el campo o durante el almacenamiento de los piensos (Bulgaru et al., 2021)
Si bien el consumo de una dosis elevada de micotoxinas puede enfermar visiblemente a un cerdo, un problema más frecuente y costoso surge de la ingestión de niveles bajos de estas toxinas durante un período prolongado.
A tales niveles, las micotoxinas debilitan el sistema inmunitario.
Este deterioro inmunológico reduce la resistencia de los cerdos a las enfermedades, ralentiza su crecimiento y productividad y, lo que es más importante, socava los programas sanitarios diseñados para protegerlos, como la vacunación (Pierron et al., 2016; Oswald et al., 2005).
¿CÓMO DEBILITAN LAS MICOTOXINAS AL SISTEMA INMUNITARIO?
Un sistema inmunitario sano es una red dinámica de células que trabajan y se replican constantemente para proteger al organismo.
Esta actividad continua lo hace especialmente vulnerable a las toxinas que interfieren con las funciones celulares fundamentales.
Las micotoxinas aprovechan esta vulnerabilidad para alterar las defensas naturales del animal (Pierron et al., 2016; Oswald et al., 2005).
Mecanismos generales de alteración inmunitaria
Las micotoxinas deterioran el sistema inmunitario a través de varias vías interconectadas:
EFECTOS DIRECTOS SOBRE LAS CÉLULAS INMUNITARIAS
Muchas micotoxinas son citotóxicas para células inmunitarias clave, como los linfocitos (T y B) y los fagocitos (macrófagos, neutrófilos).
INTERFERENCIA CON LA SEÑALIZACIÓN DE CITOQUINAS
Las citoquinas son proteínas de señalización esenciales que coordinan la respuesta inmunitaria, y las micotoxinas pueden alterar esta comunicación.
INDUCCIÓN DEL ESTRÉS OXIDATIVO
Un desequilibrio entre las especies reactivas del oxígeno (ROS) y la capacidad antioxidante del organismo provoca estrés oxidativo.
La fumonisina B1 (FB1) puede inducir la apoptosis (muerte celular programada) en los macrófagos de cerdos, lo que conduce a una reducción de estas células defensivas esenciales (Pierron et al., 2016; Oswald et al., 2005).
Las aflatoxinas (AF) pueden inhibir ciertas citoquinas inflamatorias, mientras que el deoxinivalenol (DON) puede alterar la expresión de genes inflamatorios, lo que conduce a una respuesta inmunitaria desregulada y menos eficaz (Pierron et al., 2016; Oswald et al., 2005).
Las micotoxinas como la zearalenona (ZEN) pueden favorecer la producción de ROS, causando daños celulares que deterioran la función de las células inmunitarias y dificultan el desarrollo de la inmunidad protectora (Liu et al., 2020; Bulgaru et al., 2021).
Consecuencias específicas para la función inmunitaria
Estos mecanismos provocan alteraciones funcionales en diversos componentes del sistema inmunitario.
INMUNIDAD HUMORAL DETERIORADA
La rama del sistema inmunitario mediada por los linfocitos B es responsable de producir anticuerpos, que son esenciales para la eficacia de las vacunas.
INMUNIDAD MEDIADA POR CÉLULAS
COMPROMETIDA
Los linfocitos T desempeñan un papel central esencial en la inmunidad mediada por células, ya que son responsables de eliminar las células infectadas.
REDUCCIÓN DE LA ACTIVIDAD FAGOCÍTICA
Los macrófagos y los neutrófilos constituyen la primera línea de defensa inmunitaria innata.
DAÑO A LOS ÓRGANOS LINFOIDES
El timo, la bolsa de Fabricio y el bazo son cruciales para la maduración y activación de las células inmunitarias, y las micotoxinas pueden causar daños directos a estos órganos vitales.
La fumonisina B1 (FB1) reduce la respuesta específica de anticuerpos a la vacunación en cerdos.
La exposición conjunta al deoxinivalenol (DON) y la zearalenona (ZEN) puede afectar a la producción de anticuerpos frente al virus de la Peste Porcina Clásica (Pierron et al., 2016; Oswald et al., 2005; Chen et al., 2008).
Las aflatoxinas afectan especialmente a este componente al suprimir las respuestas de hipersensibilidad de tipo retardado.
La zearalenona (ZEN) reduce la viabilidad de los linfocitos T y B (Pierron et al., 2016; Oswald et al., 2005; Bulgaru et al., 2021).
La aflatoxina B1 (AFB1) inhibe su capacidad para fagocitar y eliminar patógenos.
La ocratoxina A (OTA) deteriora la motilidad de los neutrófilos y la función fagocítica.
Las fumonisinas (FB) reducen la actividad de los macrófagos, lo que aumenta la susceptibilidad del animal a las infecciones (Pierron et al., 2016; Oswald et al., 2005).
Por ejemplo, la combinación de DON y ZEN puede causar una disminución de los linfocitos en el bazo y los ganglios linfáticos, lo que debilita toda la infraestructura inmunitaria (Chen et al., 2008).
CUANDO SE INTERRUMPE LA PROTECCIÓN: LA RELACIÓN CON LA VACUNACIÓN
Cuando el sistema inmunitario de un cerdo está debilitado, no es de extrañar que las vacunas no puedan cumplir su función de manera eficaz.
El objetivo de la vacunación es entrenar al sistema inmunitario sano para que reconozca un patógeno y recuerde cómo combatirlo.
Las micotoxinas interfieren en este proceso de aprendizaje en todas sus etapas (Augustyniak y Pomorska-Mól, 2023).
¿Por qué las vacunas pueden ser menos eficaces con las micotoxinas?
Existe una amplia gama de efectos inducidos por micotoxinas en el sistema inmunitario que pueden provocar el fracaso de la vacunación.
TÍTULOS DE ANTICUERPOS
INSUFICIENTES
Un indicador clave de la eficacia vacunal es el nivel de anticuerpos específicos generados, y los animales que consumen piensos contaminados con micotoxinas pueden no producir títulos de anticuerpos adecuados.
DEFICIENTE MEMORIA INMUNITARIA
MEDIADA POR CÉLULAS
La protección a largo plazo depende de la generación y el mantenimiento de los linfocitos T memoria.
MAYOR SUSCEPTIBILIDAD A LAS ENFERMEDADES
Con un sistema inmunitario comprometido, el organismo es incapaz de montar una respuesta coordinada para establecer una protección eficaz.
La fumonisina B1 (FB1), la aflatoxina B1 (AFB1) y la toxina T-2 reducen los niveles de anticuerpos después de la vacunación en los cerdos.
La exposición al deoxinivalenol (DON) también puede reducir la eficacia de la vacuna contra el PRRSV, y algunos animales no muestran ninguna respuesta detectable de anticuerpos (Augustyniak y Pomorska-Mól, 2023; Pierron et al., 2016; Oswald et al., 2005; Rückner et al., 2022).
Las micotoxinas, en particular las aflatoxinas, afectar al funcionamiento de los linfocitos T y dificultar el desarrollo de una robusta respuesta de memoria. Como resultado, es posible que no se mantenga la inmunidad protectora, lo que deja a los animales vulnerables a futuros desafíos (Pierron et al., 2016; Oswald et al., 2005).
Esto puede provocar un colapso de la inmunidad inducida por las vacunas, lo que da lugar a brotes de enfermedades y crea situaciones en las que los animales están vacunados, pero siguen siendo vulnerables (Pierron et al., 2016; Oswald et al., 2005).
Signos clínicos de reducción de la eficacia vacunal
A nivel de granja, este problema puede manifestarse en múltiples retos productivos:
BROTES DE ENFERMEDADES PREVENIBLES
El signo más directo es la aparición de enfermedades frente a las que se ha vacunado al rebaño (Pierron et al., 2016; Oswald et al., 2005).
CRECIMIENTO SUBÓPTIMO Y AUMENTO DE LOS PROBLEMAS DE SALUD
Los animales inmunodeprimidos tienen un rendimiento deficiente, mostrando tasas de crecimiento reducidas junto con una mayor morbilidad y mortalidad
INFECCIONES SECUNDARIAS
Un sistema inmunitario debilitado permite que los patógenos oportunistas provoquen infecciones.
En un estudio, los cerdos expuestos al deoxinivalenol (DON) mostraron signos clínicos tan graves como los de los animales no vacunados después de una exposición, lo que indica que la vacuna no proporcionó protección (Rückner et al., 2022).
Por lo tanto, una mayor incidencia de infecciones secundarias puede indicar un problema subyacente, como la inmunosupresión inducida por micotoxinas (Pierron et al., 2016; Oswald et al., 2005).
ESTRATEGIAS PARA RESTABLECER EL EQUILIBRIO Y MEJORAR LA PROTECCIÓN
Proteger la inversión en vacunación requiere un enfoque integrado y proactivo para la gestión del riesgo de micotoxinas.
El objetivo es minimizar la exposición a estas toxinas y, al mismo tiempo, reforzar la resistencia natural de los animales, creando así las condiciones necesarias para que las vacunas alcancen su máxima eficacia.
PREVENCIÓN Y CONTROL
La prevención comienza con las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y el secado y almacenamiento adecuados de los granos para inhibir el crecimiento de moho.
Los análisis periódicos de micotoxinas en los ingredientes de los piensos son una herramienta de gestión esencial para identificar los riesgos potenciales y aplicar medidas correctivas oportunas (Pistol et al., 2013; Lafleur Larivière et al., 2022).
GESTIÓN Y APOYO EN LA ALIMENTACIÓN ANIMAL
Cuando se detectan micotoxinas, los aditivos alimentarios de eficacia probada, como los adsorbentes de micotoxinas, pueden proporcionar apoyo, adsorbiendo ciertas toxinas en el tracto digestivo, limitando así su absorción.
Para otras toxinas, como el deoxinivalenol (DON), pueden resultar eficaces los desactivadores enzimáticos que las transforman en compuestos no tóxicos (Thapa et al., 2021; Lafleur Larivière et al., 2022).
SALUD NUTRICIONAL Y HOLÍSTICA
Una dieta bien formulada puede ayudar a contrarrestar los efectos de las micotoxinas, y los suplementos con antioxidantes (por ejemplo, vitamina E, selenio) y otros nutrientes que refuerzan el sistema inmunitario pueden proteger las células inmunitarias.
Esta estrategia nutricional debe formar parte de un programa de salud holístico que también incluya medidas de bioseguridad sólidas y consultas veterinarias para garantizar que los protocolos de vacunación se optimicen para los retos específicos de la granja, incluidos los potenciales riesgos de micotoxinas (Burel et al., 2013).
En conclusión, la correlación entre la contaminación de los piensos por micotoxinas y el fracaso vacunal es una preocupación fundamental para la producción porcina.
Las micotoxinas pueden debilitar la inmunidad y comprometer la protección que normalmente proporcionan las vacunas.
Al reconocer este riesgo y aplicar una estrategia de gestión integral, los ganaderos pueden salvaguardar la salud de los animales y garantizar que los programas de vacunación alcancen la eficacia prevista.
Referencias
Augustyniak, A., & Pomorska-Mól, M. (2023). Vaccination Failures in Pigs—The Impact of Chosen Factors on the Immunisation Efficacy.Vaccines. https://doi.org/10.3390/vaccines11020230
Bracarense, A.-P. F. L., Lucioli, J., Grenier, B., Pacheco, G. D., Moll, W.-D., Schatzmayr, G., & Oswald, I. P. (2011). Chronic ingestion of deoxynivalenol and fumonisin, alone or in interaction, induces morphological and immunological changes in the intestine of piglets.British Journal of Nutrition. https://doi.org/10.1017/ S0007114511004946
Bulgaru, C. V., Marin, D. E., Pistol, G. C., & Taranu, I. (2021). Zearalenone and the Immune Response.Toxins. https:// doi.org/10.3390/toxins13040248
Burel, C., Tanguy, M., Guerre, P., Boilletot, E., Cariolet, R., Queguiner, M., Postollec, G., Pinton, P., Salvat, G., Oswald, I. P., & Fravalo, P. (2013). Effect of Low Dose of Fumonisins on Pig Health: Immune Status, Intestinal Microbiota and Sensitivity to Salmonella.Toxins. https://doi.org/10.3390/toxins5040841
Chen, F., Ma, Y., Xue, C., Ma, J., Xie, Q., Wang, G., Bi, Y., & Cao, Y. (2008). The combination of deoxynivalenol and zearalenone at permitted feed concentrations causes serious physiological effects in young pigs.Journal of Veterinary Science.
Lafleur Larivière, É., Zhu, C., Sharma, A., Karrow, N. A., & Huber, L.-A. (2022). The effects of deoxynivalenol-contaminated corn in low-complexity diets supplemented with either an immune-modulating feed additive, or fish oil on nursery pig growth performance, immune response, small intestinal morphology, and component digestibility. Translational Animal Science. https://doi.org/10.1093/tas/txac068
Liu, X., Xu, C., Yang, Z., Yang, W., Huang, L., Wang, S., Liu, F., Liu, M., Wang, Y., & Jiang, S. (2020). Effects of Dietary Zearalenone Exposure on the Growth Performance, Small Intestine Disaccharidase, and Antioxidant Activities of Weaned Gilts.Animals. https://doi.org/10.3390/ani10112157
Oswald, I. P., Marin, D. E., Bouhet, S., Pinton, P., Taranu, I., & Accensi, F. (2005a). Immunotoxicological risk of mycotoxins for domestic animals.Food Additives and Contaminants. https://doi.org/10.1080/02652030500058320
Pierron, A., Alassane-Kpembi, I., & Oswald, I. P. (2016). Impact of mycotoxin on immune response and consequences for pig health.Animal Nutrition. https://doi.org/10.1016/j.aninu.2016.03.001
Pistol, G. C., Gras, M. A., Marin, D. E., Israel-Roming, F., Stancu, M., & Taranu, I. (2013). Natural feed contaminant zearalenone decreases the expressions of important pro- and anti-inflammatory mediators and mitogen-activated protein kinase/NF-kB signalling molecules in pigs.British Journal of Nutrition. https://doi.org/10.1017/ S0007114513002675
Rückner, A., Plagge, L., Heenemann, K., Harzer, M., Thaa, B., Winkler, J., Dänicke, S., Kauffold, J., & Vahlenkamp, T. W. (2022). The mycotoxin deoxynivalenol (DON) can deteriorate vaccination efficacy against porcine reproductive and respiratory syndrome virus (PRRSV) at subtoxic levels.Porcine Health Management. https://doi.org/10.1186/ s40813-022-00254-1
Thapa, A., Horgan, K. A., White, B., & Walls, D. (2021). Deoxynivalenol and Zearalenone - Synergistic or Antagonistic Agri-Food Chain Co-Contaminants?Toxins. https://doi.org/10.3390/toxins13080561