G&R #21

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lo correcto y lo que su corazón le lleva a hacer. Un duelo al sol entre la cabeza y el corazón. Esa cabeza que poco a poco va teniendo más de corazón y menos de cerebro.

legítimo...) que ni siquiera un siglo después están cerca de ser resueltos. Söderberg habla a través de su personaje poniendo en su boca, en su diario, y sobre todo en sus disquisiciones, muchos de sus pensamientos y acciones, lo que se convertiría en el punto central de la filosofía de Söderberg: la religión, el amor y la discusión sobre la libre voluntad. En el fondo de esta novela se presenta un problema ético: el derecho a matar por razones humanitarias: “Tiene que llegar, y llegará, el día en que el derecho a morir se considerará mucho más importante e inalienable que el derecho a introducir una papeleta en una urna electoral. Y cuando haya madurado aquel día, todo enfermo incurable –y también todo “criminal”– tendrá derecho a la ayuda del médico, si desea la liberación” / “Queremos ser amados; a falta de esto, admirados; a falta de esto, temidos; a falta de esto, odiados y despreciados. Queremos suscitar en los demás alguna especie de sentimiento. El alma aborrece el vacío, y quiere tener contactos a cualquier precio”.

Partiendo de un argumento a priori sencillo, la novela camina entre la luz y la sombra, duele, alimenta, nos reconcilia con nuestra identidad de humanos atormentados y muchas veces perdidos. Tal vez ningún libro comunica un tan intenso terror y asco de las gentes moralmente sucias, autoritarias y represivas, así como de sus pretextos metafísicos. Hay libros que lees, que acabas, y que al tiempo desaparecen de tu memoria. Doctor Glas no es así, es un viaje del que te traes un recuerdo, un amor que deja un poso, un lugar al que volver una y otra vez. Deja huella, lo recuerdas, lo investigas, te preguntas, te dudas, te mientes, y te desnudas. Hjalmar Söderberg publicó su obra maestra a los 45 años de edad. Publicada en 1905, es la obra maestra de Söderberg. La novela, en la que el autor exculpa un asesinato bajo ciertas circunstancias provocó un escándalo entre el sector conservador. Tras su primera novela fue acusado de corromper las costumbres y el buen gusto y fue aborrecido en los círculos conservadores. Siempre ha quedado reflejado para la posteridad como un autor que habla de la soledad incurable del alma.

Una novela que se lee rápidamente, por lo ágil de su forma narrativa, su empuje y su ritmo, pero que a la vez nos hará detenernos, puesto que plantea conflictos éticos de muy diversa índole. Admito mi fascinación, interés e incluso pánico por la raíz nihilista que puede llegar a anidar en el fondo de cualquier ser humano, algo que, quizás, sólo la literatura nos ha mostrado. Soderberg viene a sumarse a esa gran cantera de calidad de algunos autores nórdicos, como Andersen, Ibsen, Strindberg, Hamsun, o Dinesen. Todos ellos tienen elementos comunes, porque analizan profundamente sus sociedades y las relaciones personales, con un estilo sencillo, directo y eficaz. No en vano, en el siglo XIX los nórdicos vivieron una edad de Oro literaria con varios premios Nobel, entre ellos, Henri Ibsen, Hamsun, Strindberg, Blixen, Laxness o Björnson.

Una de las frases que resume muy bien el espíritu de la obra de Söderberg es ésta: “Primer mandamiento: no comprenderás demasiado, pero el que comprende este mandamiento, ése ya ha comprendido demasiado.” Glas, por desgracia para él y para los que con él se relacionan, comprende el dolor del mundo y de la vida, el mundo le duele, pero aún así parece que no renuncia a la esperanza de no sólo comprender el dolor sino también de convivir con él y de hacerlo en paz. No es una mera coincidencia que Glas se apellide así. La traducción del sueco efectivamente sería cristal. Un cristal que deja pasar la verdad y esa precisión en la visión del mundo, pero que es enormemente frágil, y capaz a su vez de tocar bellas sinfonías cuando se le aplica la fuerza o la mano precisa. Söderberg avanza por la novela tumbando instituciones, La iglesia, el matrimonio, la medicina, mientras el personaje se va liberando de lo que supone hacer siempre lo correcto, lo que nos han dicho que es lo correcto. Y sin embargo... lo maravilloso de la novela de Söderberg es, además del conflicto ético que plantea, ver cómo eleva el vuelo sobre el clásico entramado decimonónico del adulterio, tan desgastado (literariamente hablando), por otra parte. Se construye así una novela que, en apariencia y a priori, se articula sobre los grandes (gruesos) trazos de la vida burguesa, para después revelarse como un maremágnum de conflictos propios del hombre trascendiendo categoría social, estado, ocupación. Una novela que bien podría haber sido escrita en nuestros días, pone en tela de juicio el aborto, la eutanasia, la represión sexual, el homicidio 33


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