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Ética del diseñador de comunicación visual
from Bardo
by Titi Palumbo
Problemas éticos al diseñar
¿Es posible ser excelente a la hora de diseñar?
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SEBASTIÁN REY, ESTEFANI RODRÍGUEZ, SILVINA RODRÍGUEZ
¿Existe unanimidad sobre lo que significa «ser buenx»? ¿Se puede trabajar en contra de la propia moral? ¿Es posible acordar un código ético para la práctica de una actividad como el diseño?
En primer lugar, es necesario marcar las diferencias entre ética y moral. Adolfo Sánchez Vázquez, en el libro Ética, afirma que la moral es reflexiva. Se reflexiona sobre comportamientos prácticos para luego hacer objeto de su reflexión o su pensamiento particular.
Por otro lado, el autor dice: «Los problemas éticos se caracterizan por su generalidad». Es decir, al plantear un problema concreto para cada persona, sería inútil que recurra a la ética. La ética podrá decirle, en general, lo que es una conducta sujeta a normas, entre las que entra la moral de cada persona concreta, o la de todas. Muchas teorías éticas han girado en torno a la definición de lo bueno, pensando que si se puede determinar lo que es, entonces se podría saber lo que debe hacerse y lo que no. ¿Es posible ser buenxs comunicadorxs visuales? Y en tal caso, ¿qué es lo que te hace ser buenx? La diseñadora gráfica Lucienne Roberts, en el libro Good: Ética en el diseño gráfico, plantea: ¿existe unanimidad sobre lo que significa «ser buenx»? Declara que se debería cuestionar qué es bueno en general. Pero, ¿basados en qué criterios se definen cuestiones como buenas o malas? En la religión, por ejemplo, se emplean los mandamientos; sin embargo, existen cientos de religiones y muchas de ellas contradictorias. ¿Es posible acordar un código ético para la práctica de una actividad como el diseño? Un código de ética profesional sería útil para orientar y ayudar a identificar las actividades y las maneras de proceder en el ejercicio de la profesión. En este artículo se reflexionan cuestiones a tener en cuenta a la hora de considerarnos buenxs diseñadorxs.
Fotografía: Rawpixel Ltd. 2017 ©

En sociedad
Para establecer este código de conducta, Roberts parte de la base de que en el mundo del diseño, en el ámbito profesional, es importante ser justx y equitativx.
Afirma que el diseño es una actividad social por naturaleza que afecta a mucha gente, lo que conlleva una responsabilidad. Lxs comunicadorxs visuales no solo tienen responsabilidades como profesionales con la sociedad, sino también con sus colegas, clientxs y usuarixs. Lxs comunicadorxs visuales deben reconocer su contribución al bienestar social, individual y material del público general.
Más allá de su función inmediata, el diseño tiene un efecto sobre cualquier persona que lo ve o lo maneja. Quien diseña debe ser responsable acerca de los productos que fabrica y vende, ya que puede influir en el pensamiento, conducta y ánimo de lxs receptorxs. Por tanto, lxs diseñadorxs deben cuestionarse la dimensión ética de su trabajo.
El diseño siempre tiene obstrucciones de muchos tipos (limitaciones técnicas, pedidos específicos de lxs clientxs, situaciones legales, entre otras), pero no siempre la ética juega como parte de una obstrucción, aunque debería. ¿Ser buenxs diseñadorxs e ir contra la propia moral?
Quien diseña en algunas ocasiones puede enfrentarse a la tentación de un buen pago en un proyecto éticamente cuestionable. Lxs diseñadorxs deben mantenerse firmes en sus convicciones y rechazar aquello que solo lucrativamente puede ser atractivo.
Es parte de una reflexión personal aceptar un trabajo que quizá en el fondo se sepa que no es correcto, que deja en desventaja a la contraparte o que, simplemente, no va de acuerdo con nuestra manera de pensar. Se habla mucho de la ética profesional, pero ¿qué ocurre cuando la necesidad de dinero se hace presente y el trabajo no cumple con lo que se considera moralmente correcto? ¿Deberían lxs diseñadorxs aceptar solo aquellos encargos de clientxs con cuyos principios están de acuerdo? A esta pregunta Anthony Grayling afirma que si para quien diseña se trata verdaderamente de un problema moral o de un tema al que sencillamente no puede acceder, no tiene por qué hacer aquello con lo que no esté de acuerdo. Se debe tener la libertad de rechazar un proyecto cuyo objetivo no esté afín con los principios personales y de solo orientarse hacia trabajos de utilidad pública.
Autoría
Lxs comunicadorxs visuales tienen responsabilidades con lxs clientxs, como la discreción con los propósitos de los trabajos, métodos de producción, ideas comunicacionales, etc. No es ético que siendo profesional se divulgue esta información sin el previo conocimiento y autorización de quien contrata.
Una vez que el trabajo ya ha sido realizado y existe el pago de lxs clientxs, lxs comunicadorxs pueden hacer uso de la obra para promocionarse a sí mismxs, siempre y cuando con esta difusión no se altere, perjudique o atente contra los valores de lxs clientxs. Nunca pueden apropiarse de la totalidad del trabajo, aunque se haya pagado por ello.
En el caso de las familias tipográficas, por ejemplo, se puede comprar el derecho a utilizar determinada tipografía para un diseño puntual, pero quien crea la tipografía no pierde el derecho sobre ella, sino que se establecen términos y condiciones para su utilización.
Asimismo, manipular las ideas y creaciones de otrxs colegxs sin su consentimiento o sin haber pagado los derechos correspondientes es una falta ética y moral. Como dijo Erik Spiekermann (diseñador y tipógrafo, conocido por las familias tipográficas Meta y Officina, entre otras) en su blog personal: «Apropiarse del trabajo de alguien más no es de mal gusto, es robo. (...) Como diseñadores
«El dinero puede interferir en todos los aspectos de la vida y del trabajo (...) con demasiada frecuencia, el dinero se convierte en un objetivo en sí mismo y puede alterar el sentido de la responsabilidad de algunas personas» (Anthony Grayling) creamos propiedad intelectual y, por lo tanto, nos pertenece. Tomar dicha propiedad de un diseñador e imitarlo no es una manera de halagarlo, es un crimen».
Lxs comunicadorxs podrán inspirarse o tomar referencias de obras de otrxs diseñadorxs o comunicadorxs, pero jamás deberán copiarlas y acreditarse su autoría. Se considera que como profesionales se puede observar el trabajo de colegas, llegar a buscar referencias a modo de inspiración, pero es importante que no haya plagio de otros trabajos. La detección de estas cosas ensucia la imagen de lxs profesionales y es probable que perjudique a quien esté representando o a la pieza gráfica. Se debe realizar un trabajo de calidad moral.

«Apropiarse del trabajo de alguien más no es de mal gusto, es robo. Como diseñadores creamos propiedad intelectual y por lo tanto nos pertenece. Tomar dicha propiedad de un diseñador e imitarlo no es una manera de halagarlo, es un crimen» (Erik Spiekermann)
Ética en tipografía

Por el mero hecho de crear una tipografía, lxs creadorxs tienen derechos de autor (morales y patrimoniales) sobre la obra. Los morales son irrenunciables y jamás caducan (cada vez que alguien la use debe citar a la persona que la realizó), y los patrimoniales, es decir, los derechos sobre la reproducción y explotación de la obra, también llamados copyright, se pueden vender, alquilar o regalar y tienen una validez que depende del país donde haya sido creada.
Las tipografías son un elemento clave en el trabajo diario de lxs diseñadorxs, que a menudo se encuentra envuelto en controversias debido a la situación de sus licencias y sus derechos de autor1 .
Actualmente, internet brinda con facilidad miles de tipografías para editar trabajos. Es precisamente esa facilidad de encontrar todo aquello que se necesite lo que hace pensar que todo puede usarse como a cada unx le parezca, y por supuesto, de forma gratuita. Pero no se debe olvidar el trabajo que esto conlleva.
Usar tipografías sin licencia es no respetar el trabajo de colegas, desvalorizar la profesión y a unx mismx. Las tipografías en el entorno digital se consiguen con una licencia de uso, no son propiedad de quien las paga, por eso lo primero que hay que hacer para saber si se puede usar una tipografía en un proyecto es averiguar el tipo de licencia y actuar en consecuencia, de lo contrario se estará cometiendo un delito. Reflexionemos
En todxs y cada unx de lxs que ejercemos una profesión u oficio las decisiones que tomamos definen quienes somos. También se debe recordar que el diseño, incluso en lo que pueden parecer pequeñas decisiones, afecta a otras personas y muestra algo sobre la forma en la que lxs diseñadorxs enfocan la vida.
La ética en el diseño recae en la ética de lxs diseñadorxs. Lxs buenxs diseñadorxs no son solo quienes manejan los programas más avanzados en su materia, sino quienes logran utilizarlos con éxito, responsabilidad y criterio. Lxs diseñadorxs no pueden olvidarse del contenido ético de sus trabajos; lo que hay que cuestionar no es el diseño en sí mismo, sino a quienes están detrás de él.
Lxs diseñadorxs siempre deben recordar que su responsabilidad no solo consiste en crear objetos, sino que deben velar por que estos productos no generen pautas de consumo nocivas para lxs clientxs o para el entorno. Así, estarán cumpliendo con la responsabilidad social que es éticamente intrínseca a su trabajo.
Finalmente, se concluye que el diseño gráfico puede ser bueno en virtud de su contenido, su forma o ambos. Sin embargo, comportarse de manera ética implica buenas intenciones además de resultados. Se debe ser éticxs, buenxs diseñadorxs y siempre respetar el trabajo de lxs demás.
Juego de palabras sobre ética y moral. Silvina Rodríguez.
1. Confeccionar una tipografía requiere competencias técnicas muy particulares y una buena dosis de creatividad y originalidad. Esto es el laborioso trabajo de lxs tipógrafxs. Por lo tanto, resulta evidente que su uso esté limitado por una licencia.