Go Mag #114 Septiembre 2010

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GRINDERMAN LLOYD COLE SEEFEEL MIDNIGHT JUGGERNAUTS HEALTH INTERPOL THE RADIO DEPT. ARIEL PINK’S HAUNTED GRAFFITI JAMES YUILL ISOBEL CAMPBELL & MARK LANEGAN ORIOL

114 SEPTIEMBRE 2010 CONSIGUE LA EDICIÓN CON CD EN TU QUIOSCO

GO SERIES 73: STOLEN RECORDINGS

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114

sumario 08 BITES

staff Edita UNIPRENSA S.A. Subdirector general: José Rabadán GO MAG Directora: Janina Canet. Jefe de redacción: Manu González. Director de arte y diseño gráfico: Fabián Taranto y Natalia Cambello (www.groteskdesign.com). Redacción GO MAG. Muntaner, 492, bajos. 08022 Barcelona. Tel. (+34) 93 417 68 67 / (+34) 93 418 50 05 Fax (+34) 93 417 33 63 E-mail: go@go–mag.com Suscripción y logística: 93 418 50 05 solicitudejemplares@uniprensa.com Web: www.go–mag.com MySpace: www.myspace.com/gomagbarcelona Coordinador de cine y literatura: Philipp Engel. Coordinadoras de moda: Leticia Blanco y Ana Tomás. Coordinador de tecnología: Xan Pita. Corrección: Nati Arco. Redactores: María Adell, Virginia Arroyo, Leticia Blanco, David Broc, Óscar Broc, Javier Burgueño, Matías Bosch, Philipp Engel, Albert Fernández, Laura Fernández, Laura Gamundi, Álex Gil, David Giménez, Daniel Gómez, Gloria González, Manu González, Jordi Kodrinsky, Violeta Kovacsics, Milo J. Krmpotic’, Carolina León, Israel Márquez, Pepo Márquez, Luís Meyer, Àlex Montoya, Half Nelson, Banessa Pellisa, Marc Piñol, Xan Pita, Alicia Rodríguez, Vidal Romero, Arantxa Ruíz, Jesús Sáez, Silly Savage, Toni Vall, Daniel López Valle, Alberto Vidal y Pablo Vinuesa. Fotógrafos: Mireia Carulla, Lana Coder, Rebecca Escabrós, Veronica Fieiras, Stephan Flad, Jonathan Hyde, Tyrone Le Bon, Marta Morera-CICUS, Deidre O’Callagahn, Liberto Peiró, Ravi, Nacho Ruiz, Tim Saccenti, Chus Sánchez, Doug Seymour, Sophia Spring, Abraham de Vicente, Jelle Wagenaar, Charlotte May Wales y Max Wellard. Fotografía de portada: Tyrone Le Bon. Publicidad Barcelona Tel. (+34) 93 418 50 05 / 93 417 68 67 E-mail: publicidad@go–mag.com Agentes comerciales: Ramón Villarquídez, Gina Selicorni y Eneida Fonseca. Publicidad Madrid Christian Osuna. Tel. (+34) 617 458 768 E-mail: christian.osuna@go-mag.com Dep. Legal: B-19124-00 Fotomecánica, impresión y encuadernación: Tu Grupo Gráfico 2005 S.L. Distribución gratuita: Barcelona (Blind Records). Resto de España (Envialia). Distribución en quioscos: Coedis.

SEPTIEMBRE 2010

28 ARIEL PINK’S HAUNTED GRAFFITI

12 INTROS 16 FESTIVALES 17 JAMES YUILL 29 !!!

20 EN PORTADA: MOUNT KIMBIE

30 ISOBEL CAMPBELL & MARC LANEGAN 31 THE RADIO DEPT. 34 CHALLENGER 35 BLACANOVA 36 HEALTH

18 GRINDERMAN

26

37 ORIOL

LLOYD COLE

40 SEEFEEL 42 STOLEN RECORDINGS 47 DISCOS, MAXIS, ÚLTIMO CLÁSICO...

38 MIDNIGHT JUGGERNAUTS

62 AGENDA MUSICAL 73 IN & OUT

32 INTERPOL

74 MACHINE 76 GADGETS Y MODA 85 CINE Y LIBROS GO MAG se distribuye gratuitamente en las siguientes ciudades españolas: A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Burgos, Cáceres, Cartagena, Castellón de la Plana, Ciudad Real, Donostia, Girona, Granada, Lleida, Logroño, Lugo, Madrid, Málaga, Murcia, Pamplona, Gijón, Vigo, Santander, Sevilla, Tarragona, Valencia, Vitoria y Zaragoza. GO MAG está disponible en los quioscos de España, Portugal, Argentina, México, Chile, Costa Rica y Perú.


004/005

concurso

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008/009

bites

Primavera Club 2010

De Edwyn Collins a Mount Kimbie

Bites

// “La ciudad subterránea” (21º mejor disco nacional de 2009 según esta revista) será editado en México por los sellos I+D y Terrícolas Imbéciles (con el apoyo de Entertainment, una de las promotoras más importantes del país). Con esta buena noticia, el cuarteto de Barcelona, Dorian, continúa en su imparable conquista del corazón de los oyentes indies mexicanos. Para apoyar dicho lanzamiento, Dorian llevará a cabo su segunda gira a principios de septiembre: día 2 (Imperial, México DF), 3 (Multiforo Modular, Puebla) y 4 de septiembre (Festival RMX 212, Guadalajara).

Todavía hay gente colgando fotos del último Primavera Sound en las diversas redes sociales y ya se anuncian los primeros nombres del Primavera Club que, como el año pasado, se celebrará simultáneamente en Barcelona y Madrid entre el 24 y el 28 de noviembre, en diferentes espacios. El nombre que más ha impactado en esas mismas redes sociales (cuando se dio la noticia el pasado 25 de agosto) ha sido el de Edwyn Collins (en la foto); el ex líder de Orange Juice vuelve con fuerza con nuevo trabajo (“Losing sleep” que sale a la venta el 20 de septiembre) y gira, pero en Go Mag pegamos un salto de alegría cuando nos enteramos de que también venían Mount Kimbie (portada de este número), que han tenido muy buenas críticas por sus directos como teloneros de The XX. A un cartel tan jugoso hay que sumarle la presencia de Beach Fossils, John Grant (líder de The Czars), Jaill, Frankie Rose & The Outs (con miembros de Vivian Girls y Crystal Stilts), Screaming Females, Zola Jesus, Smoke Fairies, Tamaryn o Twin Sister que se unen a los ya anunciados Holy Fuck, Teenage Fanclub, Lou Barlow o Wild Nothing... pero aún faltan más nombres por confirmar. Esperemos que lo hagan en breve. Más información en www. primaverasound.com

FIZ 2010

Experimentaclub ‘10

Zaragoza nivel 10

Esos locos con sus locos cacharros

Parece que fue ayer cuando el Festival de Música Independiente de Zaragoza comenzaba su lenta pero segura andadura y ya están a punto de celebrar su décima edición. El viernes 8 y el sábado 9 de octubre vuelve el FIZ a la Sala Multiusos de Zaragoza con uno de sus carteles más esplendorosos, encabezado por Pete Doherty (viernes 8) y Massive Attack (sábado 9). El viernes, acompañarán al díscolo líder de Babyshambles la alegría de The Go! Team, la fiesta de We Are Standard y la veteranía de Tachenko. Los brithoperos de Bristol tocarán junto a We Have Band, Bigott y Addictive TV. Todavía estamos a la espera de más confirmaciones. www.fizfestival.com

Experimentaclub se ha convertido por derecho propio en una de las citas más importantes del país para todos aquellos amantes de la música electrónica. Del 1 al 3 de octubre, en su habitual residencia en La Casa Encendida, pasarán por la sede cultural de Caja Madrid artistas como los recuperados Seefeel (en la foto, que sacan un nuevo EP en Warp en septiembre), el proyecto del ex Spacemen 3, Peter Kember, E.A.R. (Experimental Audio Research), la banda de Pita y el Sunn O))) Stephen O’Malley KTL, el dúo canadiense Nadja o Carlos Giffoni, Bernhard Günter, Ghédalia Tazartès, Tarek Atoui o Livio Tragtenberg entre otros. www.experimentaclub.com

// Después de diez ediciones colaborando juntos, el Festival Internacional de Benicàssim y la marca de cerveza Heineken dan por finalizado su actual acuerdo que incluía el nombre de la empresa cervecera junto al del festival. A partir de ahora, FIB recupera el nombre original que tenía desde su primera edición en 1995. Además, ya se han anunciado las fechas para la 17ª edición del FIB, a celebrarse los días 14, 15, 16 y 17 de julio de 2011, con abonos reducidos ya a la venta. www.fiberfib.com // Vuelve el festival Hipnotik al CCCB el próximo 18 de septiembre, con la presencia de SFDK, Morodo, Chacho Brodas y más artistas por confirmar. Por 20 € podrás disfrutar de estos conciertos más sus famosas battles de MCs, talleres, conferencias y mucho más. Más información: www.hipnotikfestival.com // Habían visitado la Ciudad Condal en algún festival pero nunca habían tocado en una sala ellos solos. Por primera vez en Barcelona se podrá disfrutar de la intensidad de McEnroe, la banda de Getxo, autores de ese “Tú nunca morirás” (Subterfuge, 09) que estuvo en casi todas las listas de lo mejor del año pasado. Será el 2 de octubre en la sala Sidecar (BCN) y tendrán a Partido (entrevista en Intros) como teloneros de lujo. // El festival de Castellón Tanned Tin anuncia sus primeras confirmaciones. Se celebrará entre el 27 y el 30 de enero en el Teatre Principal y la Sala Opal, y ya ha confirmado la presencia de Thurston Moore (el líder de Sonic Youth en solitario), Xiu Xiu, The Bitter Springs, Vic Godard & Subway Sect, Arthur & Yu, Shogun Kunitori, Nick Garrie, Huntsville, Ulan Bator, Hoquets, Terry Lee Hale o Isnaj Dui. www.tannedtin.com

10 años de Intromusica

Cumpleaños pluscuamperfecto

La promotora Intromusica Producciones cumple 10 años de trabajo bien hecho con una fiesta el próximo 30 de septiembre en La Riviera madrileña con las actuaciones de Rex The Dog, Dorian y Polock, más la sesiones de Erol Alkan y Homeboy. Vinculado a Intromusica está el club Low que también anda de celebraciones: siete años programando buen indie pop-rock en la capital. Para celebrarlo anuncian el concierto de Peter Hook performing “Unknown Pleasures”, el jueves 7 de octubre en la sala Rock Kitchen, pero antes la fiesta será el 23 de septiembre en la sala Heineken con Ettienne de Crecy.


Retrospectiva de D.A. Pennebaker en el In-Edit Beefeater ‘10

Se proyectan las obras claves de D.A. Pennebaker y Chris Hegedus

La octava edición de In-Edit Beefeater, que tendrá lugar en Barcelona del 28 de octubre al 7 de noviembre, rendirá un merecido homenaje a D.A. Pennebaker y Chris Hegedus, dúo clave en la historia del documental musical. Conocidos por su estilo discreto, no intrusivo y en que las cámaras son meras espectadoras, ni dirigen la acción hacia un guión prestablecido ni hacen entrevistas en busca de información. Con tan sólo cámaras en mano y la luz disponible se convierten en observadores de la realidad. El resultado es un retrato honesto de personajes reales. De entre sus obras se proyectarán los míticos documentales dedicados a Depeche Mode (“101”, en la foto), Bob Dylan (“Don’t look back”), David Bowie (“Ziggy Stardust and The Spiders from Mars”) y el festival Monterey Pop de 1967. En “101”, Pennebaker y Hedegus siguen a un grupo de fans en un autobús que les llevará por todo Estados Unidos tras la estela de Depeche Mode, culminando en el mítico concierto número 101 de la gira “Music for the masses”, en el Rose Bowl Stadium de Pasadena. “Ziggy Stardust...” es un documental rodado en 1973 que captura el concierto de David Bowie en el legendario Hammersmith Odeon. Y en “Don’t look back”, el autor de “Monterey Pop” nos lleva de gira con Bob Dylan por Inglaterra en 1967, el periodo en que la leyenda folk ascendía a icono pop de primer orden.

Fiesta Spank! @ La Terrrazza

El mejor house y la moda streetwear se reúnen en BCN

Monkey Week 2010

The Strange Boys y Andrew Bird encabezan el cartel

Bites

//Nace en Madrid el festival Días Nórdicos, el primer evento multidisciplinar dedicado a la escena cultural de los países nórdicos. Lo más destacado de la música, cultura y vanguardias nórdicas se dará cita en Madrid durante dos meses a partir del 14 de septiembre. Un festival con una doble vertiente: por un lado, una dedicada al ocio con conciertos y proyecciones de cine y documentales, y por otro lado, una dedicada a la formación con charlas y debates que gravitarán entorno a la cultura nórdica. A los conciertos, que se celebrarán en la sala Galileo Galilei, la Casa de América y la sala Rock Kitchen, se le suma el cine con un ciclo de cine danés, así como el preestreno del documental “The extraordinary life of José González”, que presenta el festival In-Edit Beefeater. //El próximo sábado 11 de septiembre se celebra la II edición del Mercado de Creativos MUTUO. Una iniciativa que surgió de la necesidad de crear un espacio para artistas profesionales y amateurs, que reúne a artistas plásticos, gráficos, digitales, ilustradores, músicos y diseñadores de moda en un evento gratuito donde pueden exponer y vender sus artículos y arte. El 11 de septiembre, de 17 a 23 h, en el Moll d’Espanya, edificio IMAX y Mondo Club.

El próximo 10 de septiembre se celebra la fiesta Spank! en La Terrrazza de Barcelona, un evento en dos partes que, de 22 a 00.30 h, se abrirá sólo a profesionales e invitados, donde se hará un networking creativo y un desfile de moda con marcas como Bjorn Borg, Rip Curl, Sandalias Brasileras y Paris Vintage. La segunda parte de la fiesta se abrirá al público, de 00.30 h hasta cierre, con las atracciones principales de Joey Negro –uno de los fundadores de la escena house de UK– y Bodyrox (en la foto, dúo de DJs ingleses que han triunfado en todo el mundo con su temazo “Yeah Yeah”), además de los DJs Nicolai, Sapphire, Lee Picton, James Ainsley y Limbic Soundsysten, quienes pincharán el mejor tech-funk, house, disco y electro en uno de los mejores clubs del mundo, La Terrrazza.

Monkey Week es un oasis en medio del desierto. La segunda edición de este festival en el Puerto de Santa María de Cádiz, //La Orquesta y Coro Nacionales de España incian la temporada de conciertos en del 8 al 12 de octubre, se perfila como caballo ganador: sol, septiembre con una jornada dedicada al playa, tapeo, mercadillo de música, conciertos y jornadas de Séptimo Arte. El 11 de septiembre, en el debate. En el Escenario Heineken, ubicado en el Monasterio Auditorio Nacional de Música de Madrid, de la Victoria, actuarán este año The Strange Boys (en la bajo la batuta de Josep Pons, la orquesfoto), la nueva sensación de USA, Andrew Bird en solitario, ta interpretará las bandas sonoras de Cave, Chain & The Gang, Faust, Joy Orbison, Chrome Hoof, Kid Koala, Lüger, Pony Bravo, Quintron & Miss Pussycat, Rhys “Amarcord (Mis recuerdos)” de Nino Rota, “Casablanca” de Max Steiner, “Psicosis”, Chatham, Triángulo de Amor Bizarro y una nutrida repre“Vértigo” y “Con la muerte en los talones” sentación de 60 promesas nacionales dentro del Circuito de de Bernard Herrman, “Drácula de Bram Showcases que organiza Monkey Week en distintos bares y Stoker” de Wojciech Kilar o “Alatriste” de salas de la ciudad. www.monkeyweek.org

Retromorphosis

Roque Baños. Y un segundo concierto el 18 de septiembre, donde se interpretarán obras como “E.T.”, “En busca del arca perdida” o “Star wars” y “La amenaza fantasma”.

Vive culturalmente en otra época El sábado 25 de septiembre se celebrará una fiesta muy especial en Barcelona, Retromorphosis. Una fiesta que pretende trasladar a sus asistentes a otro mundo, a otra era donde el glamour y la elegancia eran las máximas. Retomando antiguos conceptos de ocio como el cabaret, el circo, la música, el teatro contemporáneo y la danza en una atmósfera única y retro, y la combinación de estilos como el jazz o el swing y bandas neo-retro de electroswing o dark cabaret, Retromorphosis se instala el último sábado de cada mes en La Ovella Negra de Poblenou. Nueva York, París y Londres han conseguido afianzar estos eventos que ahora llegan a Barcelona para cubrir un vacío en la oferta de ocio.

//Se anuncia la programación del festival Periferias 2010, del 22 al 31 de octubre en Huesca, Aragón. Abrirá sus puertas el 22 de octubre con la inauguración de la exposición “DPH”, que reúne la obra de uno de los creadores europeos más innovadores y estimulantes, el vídeo artista de origen británico Fredo Viola. Y dentro de la programación musical, destaca la noche del 30 de octubre con una jornada dedicada a la nueva Bass Music (future bass, dubstep, grime...).


010/011

bites

Daisy Market 2010

II Showroom de moda urbana y emergente en EXPOCoruña

Breves

// Inmerso en el mundo de la música durante toda su vida, criado en una familia de músicos y cantantes folk, el actor y director de cine Tim Robbins se embarca en su primer proyecto musical, “Tim Robbins & The Rogues Gallery Band” (PIAS), producido por Hal Willner, a la venta el 27 de septiembre. Una impresionante colección de canciones que navegan entre el folk y la americana con sabor gitano. Su gira europea pasará por Madrid (7 de octubre en Caracol) y Zaragoza (8 de octubre en el FIZ 2010). // Nace un nuevo sello independiente de música electrónica en Madrid, que cultiva el techno Detroit y el electro, Transhuman Records. La primera referencia, con DJ Muerto aka Arcanoid y The Transhumans, está disponible desde el 1 de junio en formato vinilo 12” y digital, distribuido por Rubadub (Glasgow). http://soundcloud.com/transhuman // The Drums pasarán por nuestro país para ofrecer dos únicos conciertos en Madrid (12 de noviembre, sala Randall) y Barcelona (13 de noviembre, BeCool). Los americanos presentan su poderosísimo nuevo álbum “The Drums”, con singles tan coreables como “Forever and ever, Amen”, “Me and the moon” o “Skippin’ Town”. // SEKTORBERLIN es un trozo de Berlín en medio de Barcelona. Una plataforma para creadores de todas partes del mundo: diseñadores de moda, de artes gráficas, arquitectos, músicos o fotógrafos que se inspiran en un intercambio enriquecedor con gente de otros ámbitos artísticos. Se trata de crear sinergias trabajando todos bajo el mismo techo. El 16 de septiembre se presenta el proyecto en el Hotel ME de Barcelona, con DJs internacionales desde Suiza para amenizar la velada y buffet alemán con copa de cava. Y el 17 de septiembre, se inaugura la exposición Sektor Berlin con artistas de Berlín y Barcelona, a partir de las 18 h en la C/Pallars, 65-71. Infórmate en www.sektorberlin.com // Crystal Castles visitarán nuestro país en noviembre presentando su segundo disco, “Crystal Castles II”, producido por Ethan Kath en lugares tan dispares como una iglesia en Islandia o una cabina de construcción en Ontario. Tocarán el día 2 (Heineken, Madrid), 6 (Kafe Antzokia, Bilbao) y 7 de noviembre (Apolo, Barcelona).

Del 24 al 26 de septiembre, la segunda edición del showroom de moda urbana y emergente Daisy Market abre sus puertas en EXPOCoruña, para descubrir las creaciones más emergentes en moda urbana, consolidándose como punto de encuentro para todos los públicos: estilistas, visual merchandisers, compradores, coolhunters, medios de comunicación... y, siguiendo las tendencias, en esta ocasión traslada su jardín de margaritas a la Luna. Algunos de los diseñadores y marcas emergentes que han confirmado su presencia en la segunda edición de Daisy Market son Coline, Ian Mosh, Sara Coleman, Maya Kaloyanova, Piniblú, Veinticuatrodientes, Amoelbarroco o Lucuix, entre otros. De forma simultánea al showroom, Daisy Market ofrece muy diferentes propuestas y contenidos de interés para los visitantes, como talleres (Tocados, Customiza tu Blythe, El sello como modo estampación, Expressive Accesories, Joyería Textil, Origami, Furoshiki, Fashion Collage, Cómo hacer tu tienda virtual...); conferencias (Tiendas efímeras para impactos duraderos, E-commerce); exposiciones y música, por supuesto, como inspiración de tendencias íntimamente relacionada con todas las manifestaciones de la moda. www.daisymarket.es

Próximas giras... DAMIEN JURADO 1 de octubre, Be Cool, Barcelona 2 de octubre, Teatro Alhambra, Granada 3 de octubre, Malandar, Sevilla 4 de octubre, Colegio Luis Vives, Valencia 5 de octubre, Lata de Bombillas, Zaragoza 6 de octubre, Teatro Lara, Madrid 7 de octubre, Museo de la Merced, Ciudad Real 8 de octubre, Donostikluba, Donosti 9 de octubre, Café Pop Torgal, Orense 10 de octubre, Sala Bonifaz, Santander PLACEBO 3 de octubre, Palma Arena, Palma de Mallorca 5 de octubre, Palacio Vistalegre, Madrid TIM ROBBINS & THE ROGUES GALLERY BAND 7 de octubre, Caracol, Madrid 8 de octubre, FIZ10, Zaragoza MASSIVE ATTACK 7 de octubre, Pavelló Olímpic de Badalona, Barcelona 8 de octubre, Palacio Vistalegre Arena, Madrid ANDREW BIRD 9 de octubre, Monkey Week Festival, Puerto de Santa María, Cádiz 14 de octubre, Teatro CajaGranada Isidoro Márquez, Granada GUNS N’ ROSES 9 de octubre, Palacio Vistalegre, Madrid 10 de octubre, Velódromo de Anoeta, San Sebastián 22 de octubre, Pabellón Príncipe Felipe, Zaragoza 23 de octubre, Pavelló Olímpic de Badalona, Barcelona MARK KOZELEK 18 Octubre: BARCELONA - SIDECAR - A QUEMARROPA 19 Octubre: MADRID - Teatro Lara 20 Octubre: ZARAGOZA - Teatro del Mercado TINDERSTICKS 30 de octubre, Apolo, Barcelona

CRYSTAL CASTLES 2 de noviembre, Heineken, Madrid 6 de noviembre, Kafe Antzokia, Bilbao 7 de noviembre, Apolo, Barcelona THE WEDDING PRESENT 6 de noviembre, Bonifaz, Santander 7 de noviembre, TBC, Zaragoza 8 de noviembre, L’Escorxador Centre Cultural, Elche 10 de noviembre, Escuela Politécnica Superior, Algeciras (Cádiz) 11 de noviembre, Teatro Principal, Hueva 12 de noviembre, Moby Dick, Madrid 13 de noviembre, Gazteleku, Oñati, Guipúzcoa SCISSOR SISTERS 8 de noviembre, Razz1, Barcelona GREG DULLI 10 de noviembre, Sidecar, Barcelona THE CORAL 10 de noviembre, Caracol, Madrid 11 de noviembre, Razz3, Barcelona IMELDA MAY 11 de noviembre, Bikini, Barcelona 12 de noviembre, Mirror, Valencia 14 de noviembre, Joy Eslava, Madrid THE DRUMS 12 de noviembre, Heineken, Madrid 13 de noviembre, Razz2, Barcelona YANN TIERSEN 13 de noviembre, Sant Jordi Club, Barcelona 16 de noviembre, La Riviera, Madrid 19 de noviembre, Sala Rockstar, Bilbao ARCADE FIRE 20 de noviembre, Palacio de Deportes, Madrid 21 de noviembre, Palau Sant Jordi, Barcelona SUEDE 26 de noviembre, Razz1, Barcelona



012/013

intro

Partido

Regreso en reverso La historia de Partido es realmente particular, y está hecha de infinidad de episodios, casualidades y causalidades. Cuando hace más de una década de su primera encarnación musical, Víctor Partido se adentra ahora en un estudio junto a una nueva banda para grabar lo que será el primer disco del grupo. Curiosamente, eso sucede al tiempo que sale a la luz “The lost sessions” (Greyhead, 10), una edición limitada que compila las primeras tentativas de Víctor frente a su creación. Este disco constituye el testimonio de una época muy concreta en la escena sonora de Barcelona, y representa el más sentido homenaje al fallecido Carles Cagigal, con quien Víctor compartió sesiones de Hammonds, guitarra y locuras, además de un gran pedazo de vida. “Era la época del ‘Nuevo artefacto sonoro” de Selenitas”, comienza recordando Víctor. “Carles estaba con ellos, y tenía un estudio en Urgel cuando nos conocimos. Allí restallaban riffs monolíticos junto a la puerta de una sede del PP, y debían de pasar muchas otras cosas de las que ni me enteré. A las pocas sesiones, echaron a Carles. Ya entonces me di cuenta de que era un gran músico y productor, pero que había partes de su personalidad que cabía tantear, como el pago de alquileres, por ejemplo”. Las sesiones con Carles cambiaron de estudio y se dilataron en el tiempo, mientras el cancionero de “Lost sessions” derivaba en intenciones pero ganaba en confidencia. “Albergaba un sinfín de ideas caleidoscópicas, pero las grabaciones fueron dando saltos por falta de dinero. En una época donde los héroes folk no estaban tan arriba como se ven ahora, yo me acogía

a mis versos y Carles hacía hervir las canciones de ambiente. Siempre quería probar una caja o alguna modulación del sonido, mientras por allí desfilaban músicos que aportaban esto o aquello, como Jesús Senra, de Sidonie, o Marc Vilaclara, que aportó voces en ‘Leaving all behind’. Aquello era como una secta analógica, donde todos compartían una fiebre por los instrumentos vintage, mientras yo me sentía del todo pez. Con el tiempo, me he dado cuenta de que absorbí cosas de ese rollo integrista, pero entonces me sentía como una Cenicienta de la escena, un hijo de cualquier vecino del Baix Llobregat”. Quizás esa humildad, el estar en pleno meollo pero sentirse

alejado del centro, más la repentina y trágica muerte de Cagigal, fuera lo que hizo que Víctor se retirara de la música. “Paradójicamente, dejé la música y empecé a trabajar en una tienda de discos. Carles se vino abajo cual Syd Barrett. Toqué en su concierto homenaje, pero allí prácticamente nadie me conocía. Acabé vendiendo todo mi equipo y casi olvidé todo aquello”. Por suerte, el destino es contorsionista y, en los albores del resurgir de Partido como banda con renovada formación, “The lost sessions” nos recuerda cómo sonaban aquellos viejos tiempos. Continuará. Albert Fernández / Foto Rebecca Escabrós www.myspace.com/partidodre

Damien Lott

Profetas de la melodía

Hay bandas que se esfuerzan por desmenuzar y detallar en sus entrevistas su sonido o sus influencias, y otras cuya misión es “estrujarse las neuronas para que en el primer minuto de cada canción haya mucha música condensada”. Carlos Soler, aka Damien Lott (nombre que solía ser su pseudónimo como cibernauta), no pone etiquetas a su música: la melodía es aquí la que lleva la batuta. “Bueno, en realidad todo depende de la canción. Hay mucha Rickenbacker de 12 cuerdas, pero no es un disco de pop sesentero. Quería hacer un disco donde las melodías me pareciesen interesantes, y tuviesen más importancia que el género o que las guitarras. Sinceramente creo que las fórmulas llevan a resultados nefastos, en cualquier ámbito artístico”. Un álbum que se ha gestado en soledad y

durante tres largos años durante los cuales cualquier músico encerrado en un estudio pasa por unas cuantas e interesantes fases: la maníaca, la eufórica, la depresiva, la apática... “Estuve en un estado constante de suspense. Le dediqué cada minuto libre durante todo ese periodo y lo viví de manera muy intensa. Por la noche pensaba que estaba haciendo algo grande y por el día pensaba que estaba todo mal. Lo hice y deshice una y otra vez, hasta que Absolute Beginners contactaron conmigo y me pusieron una fecha tope. Pude hacer el disco desde la libertad del anonimato y, bien mirado, es una suerte”. El fichaje para el sello valenciano sirvió para “subir un peldaño en cuanto a visibilidad. Yo soy muy reservado con mi propia música y eso es incompatible con sacar discos”.

Con el buen relevo promocional que ha tomado el sello, lo que a su banda le toca a partir de ahora es evidenciar en vivo y sin miedo a ser transparente, la sinceridad de su apuesta, tanto a nivel melódico como en su prosa. “No era nada consciente. Las letras del disco son como cartas a mí mismo, no vi mucha necesidad de ser críptico porque pensé que nadie lo oiría”. Sus letras —tanto en castellano como en inglés— también evidencian que, mientras algunos se esfuerzan en seguir una coherencia idiomática, a él estos asuntos no le quitan el sueño. “Yo quería que cada canción estuviese al 100%. Si un tema necesitaba tubas francesas, adelante, y si necesitaba claramente un estribillo en inglés, adelante con ello también. Personalmente quería alejarme de hacer algo súper coherente y monolítico, eso me parece un rollo. Todo va sobre la melodía, tomar una decisión para todo el conjunto antes de tener claro el detalle es un inhibidor artístico, no me gusta”. Si la melodía prima, da igual si suena más sixties o más yanqui. “¿Quién soy?”, por ejemplo, se aproxima al folk de la Costa Oeste, sonido que también adora Carlos. “Sí, claro. Es la canción más sincera, la escribí literalmente llorando. Es increíble porque luego en los directos es la única canción donde siempre veo a alguien bailar”. Y es que el feedback artista-público es a veces tan inescrutable… Alicia Rodríguez www.myspace.com/damienlott


Nine Stories

El hombre que ríe a pesar de todo A través del recientemente creado sello discográfico Gran Derby Records, hogar de, entre otros, artistas como Buena Esperanza, The Secret Society y Orleans, se ha publicado el maravilloso proyecto de pop orquestado que Nacho Ruíz, su creador, ha bautizado como Nine Stories. “Estoy de acuerdo contigo en que somos un grupo más de pop que de folk (al menos, lo que se entiende habitualmente como ‘folk’). Probablemente sea porque le damos mucha importancia a las melodías, que siempre han sido el epicentro de la música pop. Luego, como concepto musical, me gustaría pensar que somos honestos y cuidadosos con lo que hacemos. Nine Stories es la banda en la que siempre he querido estar y me obsesiona no dar pasos en falso ni apresurarnos y meter la pata”. Los referentes musicales más cercanos bien podrían ser The Divine Comedy, Cinerama o Belle And Sebastian. “Igual caigo en ese error habitual de citar los artistas que me gustan en lugar de los que tienen que ver directamente con Nine Stories o a los que nos parecemos pero, en todo caso, estos artistas son importantes para mí y para la música de Nine Stories: The Beatles, The Kinks, Elliott Smith, Gorky’s Zygotic Mynci, Simon & Garfunkel, The Velvet Underground, Bob Dylan...”. Sus historias narran la cotidianidad con una

buena dosis de ese amargo humor con el que atravesar el ancho campo de la melancolía. “Hace tiempo escuché a alguien decirle a otro alguien: ‘tío, habla de cosas que estén en tu corazón’. Se trata de eso, de contar mis miedos, anhelos y emociones. Admiro a esos grupos que hablan de cosas divertidas, con un punto irónico y cínico, pero a mí no me sale. Tampoco es que quiera ser trascendente, ni nada de eso, por lo que al final acabo escribiendo sobre las cosas que me pasan durante el día: coger el metro, preparar un viaje, solventar los problemas con las chicas, llegar a fin de mes, etc. Aparte, tengo la voluntad de hablar de la manera más sencilla posible, decir las cosas claras y no arropar las letras en mil metáforas que no me gustan nada”. Y concluye: “Me gusta cómo habla de la melancolía Don Draper en la primera temporada de ‘Mad Men’. Algo así como: ‘En griego clásico, melancolía significa el aguijón de dolor que produce una herida antigua’. Luego cuenta, al respecto de un proyector fotográfico, que es un lugar en el que nos sentimos queridos y al que queremos volver siempre. Supongo que sí, que todo esto del pop y de las canciones es una manera de lidiar con la pena, aunque también con la alegría”. David Giménez www.myspace.com/ninestoriesmusic

The Midnight Travellers Hormigas funambulistas

Pertenecer a una banda de rock y pisar la cuerda floja casi sería, hoy día, la misma cosa. Al cruzarla hay quien opta por dar pasos de gigante, precipitándose al vacío con hostia al canto. Pero las que no se estampan nunca son nuestras hormigas, pequeñas expertas en funambulismo, forjándose un recorrido por esa cuerda floja de alta tensión roquera. Sembrando y recogiendo, a sabiendas de seguir siendo invisibles (por suerte) a los ojos de los osos hormigueros del planeta musical. La prueba de los hechos es “Ant made”. Para Omar, éste ha sido un verdadero trabajo de hormigas. “Sí, es un juego de palabras entre eso, que somos un colectivo que hemos picado piedra para sacar el disco, y que es artesano, aunque no todo lo que quisiéramos porque también nos hubiera gustado hacer disco por disco. Desde el diseño de la portada de Joel hasta la propia creación de los temas ha sido poquito a poco”. El disco se abre con “Antidote”, un tema atípico para sus seguidores, algo hecho a conciencia por la banda. Y sigue con auténticas perlitas que demuestran que ya son más que una banda de hard rock. Como apunta Joel: “Hemos empezado a dejar escapar algunas canciones más cercanas a otros tipos de estilos cercanos a Seattle, algo que no deja de ser rock. También hay pop, estribillos bastante beatlelianos… hemos evolucionado un poquito. No queremos ser una banda como AC/DC que, no es que no nos gusten, pero hacen el mismo disco cada tres años”. Incluso el glam tiene aquí cabida, en el single “One of a kind”. “A Omar y a mí nos gusta mogollón Bowie, sobre todo la parte setentera de él y el glam rock en general”. En los tiempos que corren, son un ejemplo de sensatez: el disco está disponible en pocas tiendas, y con razón. “Es que a estas alturas y siendo la banda que somos, y en el estilo que estamos donde es tan difícil asomar la cabeza, hemos decidido no perder el tiempo hablando con discográficas y distribuidoras porque para conseguir una mierda pues la misma mierda la tenemos nosotros”, dice Joel. Además, venden sus vinilos por sólo 12 €. Más pruebas de coherencia: han parido el disco sin rodeos, en 4 días, con las tomas grabadas en directo en el estudio. De ahí que suene tan fresco e inmediato. Y tampoco empiezan la casa por el tejado en cuanto a salir a tocar más allá de nuestro país. Joel lo tiene claro. “Fuera de España nunca hemos salido como The Midnight Travellers. Igual tendríamos más salida pero si no nos ayudan aquí, imagínate fuera. Lo primero es forjarse una carrera como banda seria y luego salir por ahí. No se puede ir fuera a tocar siendo nadie”. Lo mismo con los festivales, con carteles en los que incomprensiblemente no figuran ellos todavía. “Sí, hay bastantes festivales en España”, dice Joel. Pero no con los Midnight tocando, le digo. “Es que cada concierto nuestro ya es un festival”. Sabia y acertada respuesta hormiguera. Alicia Rodríguez www.myspace.com/mtravellers


014/015

intro

Dúo Cobra

Sed fiera es de fiar

Los sucesos cotidianos no son siempre comprensibles. Hay una o más verdades en todos y cada uno de los acontecimientos que permanecen, más allá de nuestro conocimiento, completamente indescifrables. La lírica de Dúo Cobra se acerca, y mucho, a esa realidad encriptada. Sobre este y otros temas responden sus dos integrantes, Álvaro Barriuso y Javier Álvarez. “Una parte importante de la poesía está pensada sobre el papel, para ser escrita y leída”, comenta Álvaro. “Esto nos incomodó bastante en una época, como también vivir en un mundo musical dominado por la lengua inglesa habiendo tomado la decisión de escribir en castellano. A mí me ha gustado mucho como resolvieron esa situación Vainica Doble, Carlos Berlanga y Josele Santiago. Nosotros dialogamos bastante las letras. Luego están Tom Zé, Jeros y Gill Scott Heron”. “Déjate morder” (Repetidor Disc, 10), es el sobresaliente e imprescindible debut de este escurridizo dúo de anti-folk (casi) recitado. Sobre los referentes musicales Álvaro comenta que “ahora que han hecho un biopic muy mono, es el momento de no citar a Gainsbourg, nunca lo escuchamos juntos, tampoco a solas, ni con una chica en la cama. No, definitivamente. Tampoco Captain Beefheart, o

Paolo Conte. Y ahora que vuelven los 90, debemos negar que dEUS fue un grupazo. Ni La Jr., ni Pascal Comelade. Nada de eso, no”, mientras Javier define su sonido “como Bodeständig 2000 remezclando a John Fahey, o como el Trío Calaveras cantando a Einstürzende Neubauten”. El soberbio artwork del disco, una cuidada edición en digipack que permite disfrutar de hasta once portadas diferentes, supone un atractivo más para hacerse con él. “Cuando tenía veinte años estaba fascinado por ’Siete finales para Phillip Marlowe’ de Eduardo Fraile. Es un librito tamaño CD que te hace sentir como un crío con un tesoro entre las manos. Gracias a Javier”,

continúa explicando Álvaro, “creo que nos hemos acercado un poco a eso. Hemos procurado cuidar todos los detalles a nuestro alcance y ofrecer algo que merezca la pena, que hable de lo que hay dentro y te divierta un poquito. Si es así, enhorabuena”. Javier ironiza sobre el halago, “Mi madre no hace ni de lejos el mejor licor café del mundo, no, pero pone unas etiquetas en las botellas en las que dibuja un sol sonriente por aquí, una greca por allá y unos cariños por acolá. Transforma el sabor del licor café con el poder de su boli. Lo que decía, mi madre hace el mejor licor café del mundo”. David Giménez www.myspace.com/duocobra

Betunizer

Zapatos psicóticos

Les encanta relucir, sólo que manchándolo todo antes. Betunizer calzan unos zapatos sin miramientos; ásperos, directos, de paso y aguerrido, de esos que dan un ritmo certero y desordenado. Ante esos andares revolucionados de “Quien nace para morir ahorcado, nunca morirá ahogado” (BCore, 10), uno se pregunta por la premisa emocional, el ideario artístico o el recetario musical que les sostiene. Claro que tal vez se trate únicamente de dar betún. “Nada de premisa emocional, ideario artístico o cosas así, el betún es mucho más real. El betún es el ingrediente principal de la receta y siempre hay guindillas de por medio”. Vamos con el origen secreto de Betunizer. Nacen de un

miasma de conciertos improvisados y probaturas, de una coalición híbrida entre miembros de banda, hasta dar con un trío híbrido donde se reúnen miembros de Mentat, Estrategia Lo Capto! o La Orquesta del Caballo Ganador. ¿La formación es susceptible de cambios en el futuro? “Nacimos como todas las bandas, matrimonios, empresas o relaciones: te conoces y una cosa lleva a la otra. Y sobre lo de los cambios de formación, pues supongo que en esta banda en particular, donde somos la suma de los tres, si hubiese un cambio en la formación sería otro nuevo grupo, no sería Betunizer”. Haría falta saber cuan perturbados se sintieron en su primer impulso compositivo como para tener la

revelación de grabar el disco en directo. “Lo que hacemos es totalmente necesario grabarlo en directo, que se note a tres personas tocando a la vez. El disco se grabó todo en directo, menos las voces y algún arreglo tipo maracas, palmas, doblar una guitarra, rechinar de dientes, crujir de huesos… Las canciones se compusieron en el local de ensayo, sí, los tres en comunión, frotando nuestros prepucios. Componemos juntos”. La voz retumbante y saturada, lanzada a base de aullidos crepusculares y esos coros tribal-escolares, más esas consignas fracturadas que se exclaman en las letras, convierten la parte lírica de Betunizer en un pantano de significados por una parte opaco, por otra repleto de posibilidades… El mismo título del disco es a la par ridículo y significativo, y sentencias como “no sé si me gusta tu bandera!” hacen incluso pensar en meditaciones políticas… ¿Interés en ser entendidos en este campo, o se trata más bien de ofrecer un festival perceptivo y olvidarse de las palabras? ¿Importa el mensaje, en realidad? “‘Festival perceptivo’ me gusta, suena a película de Andrew Blake. Hay algo de eso. En las canciones se dicen cosas, y no se dicen por decir, sino no diríamos nada, pero el mensaje tiene la importancia y el significado que cada uno quiera darle. Sugerir siempre es más excitante que mostrar”. Albert Fernández / Foto Liberto Peiró www.myspace.com/betunizer



016/017

agenda festivales / report James Yuill

agenda festivales

destacados otoño 2010 Ebrovisión

10 años de sonrisas

South Pop Isla Cristina El Sur te llama

El festival South Pop se celebra dos veces al año; una en Sevilla en marzo y otra en Isla Cristina, Huelva, en septiembre. Una combinación ganadora que se beneficia del concepto de festival de pequeño formato con encanto donde prima el marco (sitio bonito, actividades paralelas, buena comida, ritmo relajado) y la programación de grupos poco conocidos pero de gran calidad. No en vano lo organiza uno de los sellos indie con mejor criterio musical de España, Green Ufos. Los próximos 10 y 11 de septiembre podrás disfrutar de buenos conciertos de pop-rock y la oportunidad de despedirte de la playa en la localidad de Isla Cristina de Huelva. El cartel de este año tiene tres cabezas de cartel claros: el pop etéreo de la formación sueca The

Radio Dept. (en la foto), el electro-pop soul de We Have Band y la candidez a lo Belle & Sebastian de los galeses The School. En el resto de la programación podrás encontrar la elegancia twee de los italianos Fitness Forever, los rayos de sol de Whitest Boy Alive, ese concierto especial de At Swim Two Birds tocando canciones de Sinatra, el shoegaze de Sad Day For Puppets, el siempre divertido concierto de Hidrogenesse o el potente directo de Dorian. Además de las actuaciones de Rauelsson, Nitoniko, The Baltic Sea y las sesiones de Guille Milkiway, Pin&Pon, Duckula y Bob Stanley de Saint Etienne. Con el abono también podrás alojarte en el Hotel Barceló, al lado del festival, por sólo 34 € la noche. www.southpopfestival.com

Ebrovisión cumple diez años y eso es todo un hito. Por eso, esta décima edición del festival de Miranda de Ebro (Burgos) se perfila como muy especial. Durante los próximos días 16, 17 y 18 de septiembre, Ebrovisión recibirá la esperada visita de los canadienses The New Pornographers para presentar su nuevo disco “Together”, un torbellino de power-pop, rock y psicodelia. Cierran el apartado internacional los ingleses The Wave Pictures, un clásico donde los haya, y The Heavy, nueva sensación Brit que mezcla blues, funk, soul, rocksteady y garage rock. La nutrida presencia nacional la encabeza Love Of Lesbian, Iván Ferreiro, Lori Meyers, La Habitación Roja, We Are Standard y The New Raemon, entro otros. www.ebrovision.com

BAM

Vuelve Belle & Sebastian

981Festival2010 Galicia en directo

En Galicia, y especialmente este año coincidiendo con la celebración del Xacobeo 10, se crean cada día nuevos festivales y eventos musicales de gran calidad que sitúan a esta comunidad como una de las más activas de España en cuanto a programación de conciertos y sesiones de DJs se refiere. Al éxito de festivales como Vigo Transforma, Sónar Galicia y Fresh Weekend, se suman ahora las inminentes ediciones del MTV Galicia 2010, con Arcade Fire, Echo & The Bunnymen, The Temper Trap y los gallegos Cornelius 1960, que se celebra el próximo 5 de septiembre en el Monte do Gozo de Santiago de Compostela; y la sexta edición del 981Festival2010, también patrocinado por SON Estrella Galicia, el próximo 16 de octubre en el Complejo Playa Club y el Museo de Arte Contemporáneo

Gas Natural Fenosa de A Coruña. A las actuaciones ya confirmadas meses atrás de Gilles Peterson, Hudson Mohawke, WhoMadeWho, Cluster, Theo Parrish, Crystal Fighters, Naive New Beaters, Luke Abbott y Dels!, se suman ahora las de Roska, Martin Buttrich y Detachments. Roska se ha catapultado a lo más alto de la escena londinense con su adictiva mezcla de UK funky, house, dubstep y percusión africana, respaldado por la musa Mary Anne Hobbs, y actuará por primera vez en A Coruña tras su rutilante paso por el Sónar 2010. También de Londres son Detachments, que publican su álbum de debut en septiembre bajo el mecenazgo de Andrew Weatherall y Peter Hook. Finalmente, el espíritu del club alemán Cocoon se colará en el festival con la sesión de DJ de Martin Buttrich. www.981festival.com

El festival más longevo de Barcelona, BAM, vuelve como cada mes de septiembre con una programación de conciertos gratuitos en diferentes escenarios de la ciudad, entre ellos la antigua Fábrica Damm, el Parc del Fòrum, la Plaça dels Àngels y la Plaça Reial, que tiene como primicia la vuelta a los ruedos de los hijos predilectos de Glasgow, Belle & Sebastian. Del 23 al 25 de septiembre, coincidiendo con las fiestas de La Mercè, actuarán Ok Go, Goldfrapp, Anti-Pop Consortium, El Guincho, Els Amics de les Arts, Me and The Bees, Maika Makovski, Nueva Vulcano, Mujeres & Surfing Sirles, San Leon, Toundra, Nacho Umbert & La Compañía y Tulsa. El BAM cumple con ésta 18 ediciones y parece que tiene cuerda para rato. www. bcn.cat/bam


James Yuill ENTRE DOS AGUAS El segundo disco del londinense James Yuill se llama “Movement in a storm” y viene a ser el equivalente ultrabeat del “Five leaves left” de Nick Drake rebozado de ecos a Tears for Fears y su “Pale shelter”. Con el corazón en la mano y dispuesto a explicarlo todo, sólo nos queda decidir si estamos ante un hombre cándido o un cínico. Texto

Banessa Pellisa

T

odos los críticos nos nublamos en algún momento u otro. A veces, algo tan sencillo como opinar se convierte en una carga. Cuando dudamos o nos encontramos con alguna dificultad a la hora de juzgar el valor de un disco es porque, con la sana intención de hacer un trabajo serio y justo, no sabemos si nuestro criterio se fundamenta en el gusto o en nuestro estado de ánimo. Eso es porque los críticos, en general, carecemos de una educación musical convencional y trazamos nuestro currículum a base de gusto y oído; una combinación alquímica tan emocionante como poco fiable. Así se entiende que discos como este “Movement in a Storm” (Moshi Moshi / Nuevos Medios, 10) de James Yuill nos deje muy intrigados. ¿Esto qué es? ¿Una horterada o un disco emotivo y romántico? Si nuestras herramientas fueran más precisas no tendríamos tantos problemas para decidir si este es un trabajo digno o fallido. Y digo tendríamos porque no estoy sola. Esta primera persona del plural me incluye a mí y a muchos otros. Vean al crítico del Guardian que duda entre calificar a Yuill de héroe del nuevo romanticismo electrónico o de refrito de Postal Service. “A mí me gusta mucho el ‘Give up’ de Postal Service. De hecho, lo cito siempre como una de mis influencias más importantes. Recuerdo cuando escuché este disco por primera vez y pensé que eso era exactamente lo que yo quería hacer”, replica James al teléfono. “De todos modos, esta influencia fue muy importante en mi pri-

mer disco y quizás algo menos en el nuevo. Elegí este disco como referencia porque apuntaba en una dirección de futuro, que podía llevar a lugares nuevos y que, musicalmente, venía de donde yo venía. Es decir, de Nick Drake y del folk”. Yuill tiene razón cuando explica que pese a que en su día fue apenas un rezagado de la folktrónica, su último disco deja atrás muchos de los manerismos del género para adentrarse en terrenos más personales. “Movement in a storm” es un disco musicalmente rico y exuberante que se explica de manera llana. Canciones como “On your own” o “Ray gun” transmiten la sensación de ser planas, lisas, melodías que apenas se mueven pero que se dejan bailar. Eso es folk, claro. Pero estéticamente Yuill se aleja cada día más de esta etiqueta para adentrarse en espacios más ociosos y bailables, más festivos, desde su concepción. “Son discos hechos desde planteamientos muy diferentes. Escribí las canciones del primer disco con mi guitarra acústica y poco más. Las bases electrónicas y toda el ambiente del álbum vino mucho después, y fue más por necesidad que por elección estética. Después de sacar ‘Turning down water for air’ (Moshi Moshi, 08) di algunos conciertos y las canciones que interpretaba con la acústica se alejaban cada vez más de lo que yo quería transmitir, la reacción del público era muy diferente a lo que yo esperaba”. Hay que darle la razón al Yuill. Así como los temas

de su primer disco son apenas remezclas de canciones cien por cien orgánicas, cuesta mucho imaginar las canciones de este nuevo disco sin toda la carga electrónica que parece estrictamente ligada a los temas de “Movement in a storm”. “Durante la serie de conciertos que di tras la salida del primer disco, era raro tocar las canciones desnudas sin todos los elementos que yo consideraba parte de la producción, no de la canción en sí misma. Entonces me di cuenta de que todos esos elementos debían formar parte del set y debían influir en la composición de las canciones directamente, que no eran arreglos simplemente. Cuando empecé a buscar recursos electrónicos para el directo, el resto vino rodado. Fue una progresión natural que mis técnicas de producción evolucionaran hacia algo técnicamente más sofisticado. Es por eso por lo que este disco te parece mucho más sencillo y simple, porque conocía mejor la técnica, era mucho menos lo-fi”. En un soplo de valor le pregunto si el destello dorado rampante del que hace gala en algunos temas es cuestión de (mal) gusto o producción. “Bueno, intentan ser temas accesibles y honestos. Son canciones muy abiertas. Las canciones se aguanta solas, el resto es parte de lo que las hace distintas. Antes este toque más house era decoración, ahora forma parte del tema. Pero quizás el disco que venga será diferente. No te preocupes”. www.myspace.com/jamesyuill


018/019

report Grinderman

Grinderman SEXO, MENTIRAS Y CINTAS DE VÍDEO

Texto Foto

Half Nelson Deidre O’Callaghan

Parece que los roles están bien definidos. The Bad Seeds es el proyecto ‘serio’ en que Nick Cave se emplea con pulcritud y profesionalidad y en cuyas letras plasma sus inquietudes personales, mientras que Grinderman es la banda de colegas con la que se escapa de cuando en cuando para emborracharse, sacar la lengua a las señoras, decir tacos, escupir en el suelo y tirarse pedos que derrumban edificios. Lo curioso del caso es que los componentes de ambas bandas son exactamente los mismos.


L

lamamos a la residencia francesa de Warren Ellis, el desaliñado violinista de The Dirty Three, fundador de Grinderman y miembro de los Bad Seeds desde 1997 para que nos cuente de qué va el segundo disco de Grinderman, imaginativamente titulado “Grinderman 2” (Mute, 10). Después de las habituales discusiones con los contestadores del servicio internacional de Telefónica y de la odiosa muletilla “su llamada será atendida por operadora” aparece la voz calmada y con un terrible acento australiano de Ellis, que, como buen artista en promoción se muestra amable, dicharachero y con tantas ganas de charlar (o de quitarse la entrevista de encima) que a menudo empieza a contestar antes de que esté finalizada la pregunta. En entrevistas previas al disco tanto Nick como tú resaltabais que este segundo disco iba a ser muy diferente. ¿Es que no quedasteis satisfechos con “Grinderman” (Mute, 07) No, por supuesto que no estamos decepcionados con el primer disco. El único motivo para hacerlo diferente es que no queremos volver a hacer el mismo disco otra vez. El espíritu de Grinderman es la experimentación y moverse hacia delante y en una dirección diferente respecto a lo que ya se ha hecho anteriormente. Creo que sería un error hacer el mismo disco otra vez… lo que se mantiene es la actitud, Grinderman es más salvaje que lo que hacemos con los Bad Seeds y este segundo disco de Grinderman es más salvaje que el anterior, es más… difícil, hay que tomarse más tiempo para verlo al completo. En el primer disco estábamos buscando una identidad, un sonido… no sabíamos cómo íbamos a sonar en directo… así que éramos conscientes de no saber muy bien lo que estábamos haciendo. En ese sentido creo que tenemos más confianza ahora. En la promoción de “Grinderman” Nick decía que el disco sonaba primitivo porque se basaba en su guitarra solista, un instrumento que apenas había usado hasta entonces. Aquí parece que ya tiene más confianza, la guitarra tiene muchos más registros y se aleja del blues y del garage… Bueno, la guitarra suena diferente en este segundo disco porque soy yo en realidad con la guitarra pequeña (una Fender roja del tamaño de una mandolina, llamada Fender MandoCaster) pasada por un montón de filtros diferentes. También hay algo de violín que no usamos en el primero, pero es simplemente porque la lógica de las canciones lo pedía. ¿Entonces podemos decir que tu trabajo, tu nivel de implicación en Grinderman es mayor en este disco? No es que mi nivel de implicación haya aumentado. La verdad es que hay muchas cosas que en el primero parecían guitarras que no lo eran en absoluto y también hay muchas cosas que parecía que las tocaba Nick que era yo en realidad (risas)… ¿Sabes esa parte tan cool en “No pussy blues”? Pues eso lo hice yo… (Lo dice con una ingenuidad y sencillez que no queda duda de que no es que trate de quitarle méritos a su jefe, sino simplemente que quiere hacer más elocuente su explicación) De verdad, mi nivel de implicación no ha variado en absoluto. El primitivismo de “Grinderman” y la contundencia de algunos pasajes de “Grinderman 2” parece dejar las canciones preparadas para el directo. Cuando empezamos con las giras tras en primer disco tuvimos que aprender a tocar las canciones en directo de una

manera muy diferente, más abiertas, más experimentales y creo que eso ha llegado hasta las canciones de este segundo disco. Además, hay muchas oportunidades para que la gente coree… Sí, es cierto, hay muchos más coros secundando a Nick, esperemos que la gente cante con nosotros y se divierta tanto en directo como nosotros al grabarlo. En este sentido, el disco es mucho más coral, más colectivo y, realmente, ha sido muy divertido grabarlo. ¿Tanto como el vídeo de “Heathen child”? Sí, sin duda (risas). Ha sido muy divertido. Bueno, si aparecemos en el vídeo como dioses griegos es porque esa es la verdad que ha sido finalmente revelada: SOMOS dioses griegos (risas). Bueno, ya sabes que el vídeo lo ha dirigido Johnnie Hillcoat que nos conoce muy bien (también fue el responsable del vídeo de “No pussy blues” del primer LP). Él siempre intenta llevar las cosas más allá de los límites, pero sin dejar de ser natural y divertido. Creo que la clave de ese vídeo es que es amenazador y auto paródico al mismo tiempo. Puedes ver cosas que te dan miedo, que es de lo que trata la canción, del sexo, de la religión y de todo tipo de amenazas; pero también ves a unos tipos disfrazados bailando ridículamente y lanzando rayos por varias partes de su cuerpo y piensas: ‘ah bueno, todo es una broma’ Pero eso no es del todo correcto, hay una parte que es broma y otra que es real. La cara B de ese single es una ‘versión’ de ese mismo tema con un solo a cargo de Robert Fripp. Es alucinante, ¿verdad? Fue idea de Nick, llamó a Robert y le propuso tocar encima de uno de nuestros temas y Robert aceptó, así de fácil. Todo se hizo después de que nosotros ya hubiéramos grabado, así que ni nos encontramos en el estudio ni nada. A todos nos gustan los primeros discos de King Crimson y su trabajo en los discos de Bowie —en el “Heroes” (RCA, 77), a petición de Brian Eno— y del propio Eno —los más famosos “(No pussyfooting)” (Island, 73) acreditado a Fripp & Eno y el debut de Eno en solitario “Here comes the warm jets” (Island, 74)—. Como ya se hizo con “No pussy blues”, que contó con remezclas a cargo de Adam Freeland, Midfield General, T. Raumschmiere, G.e.R.M. y Electronic Periodic. Ahora es Andy Weatherall el encargado de remezclar “Heathen child”. No es que estemos muy al tanto de la escena electrónica, pero como te dije Grinderman es un proyecto para probar cosas nuevas, para adentrarse en nuevas áreas, así que es más fácil que con un tema de The Bad Seeds, porque esos temas tienen un componente muy importante en lo personal para Nick y no quiere dar facilidades para que la gente pueda abusar de ellos. Con Grinderman, todo es más ligero y la interacción con el mundo moderno es más sencilla (risas). Creo que el disco está acabado desde el año pasado, ¿a qué se debe este retraso en su publicación? El disco está acabado desde noviembre del pasado año, pero justo entonces Nick tenía la presentación de su libro (“La muerte de Bunny Munro”, que le trajo, junto a Warren y al también bajista de los Bad Seeds y Grinderman Martyn Casey, al Casino de L’Aliança del Poble Nou de 24 de octubre de 2009), así que lo dejamos para más adelante.

La estructura del disco está llena de contrastes. Tras la dinámica “Heathen child” vienen “When my baby comes” y “What I know” que aportan los momentos introspectivos (más cercanos al clásico material con los Bad Seeds) que a su vez son seguidos por la descarga de “Evil”, el tema más contundente del LP. Sí, es un disco un poco raro, ¿verdad? Cuando ordenamos los temas queríamos que fuera armonioso, pero también desafiante. Además de en Grinderman, coincides con Nick en los Bad Seeds y también habéis trabajado en numerosas bandas sonoras recientemente. ¿Cómo os organizáis el trabajo para cumplir todos esos compromisos? (Con parsimonia) Con el calendario de Google (me parece que la entrevista se está alargando demasiado). Estando los cuatro (faltaba por nombrar al batería estadounidense Jim Sclavunos) en los Bad Seeds también, no sé muy bien cómo sabéis que estáis trabajando para un grupo o para otro. Yo tampoco lo sé, pero lo cierto es que funciona. No son proyectos en los que se trabaje durante mucho tiempo, así que las cosas no se mezclan. Quizás Nick sí que tiene diferentes cosas en la cabeza al mismo tiempo, pero cuando estamos con Grinderman no se presenta con un montón de letras ya preparadas como en los Bad Seeds, sino que las hace al momento, según la música o como mucho trae un par de ideas como punto de partida. En los Bad Seeds todo está más sujeto a las letras de Nick y en Grinderman todo está mucho más abierto desde el principio. No es que los Bad Seeds no tomen riesgos, pero son otro tipo de riesgos. Grinderman está basado en el cambio de reglas, en el cambio de roles entre nosotros. Los Bad Seeds es como una serie de novelas con los mismos personajes, cada historia es diferente, pero hay una serie de pautas previas que debes respetar. ¿Y no hay nada que traspase de un proyecto a otro? ¿Las bandas sonoras no aportan ideas que luego se pueden usar en otros proyectos? Hhhmm, no creo que esas bandas sonoras afecten a nuestra manera de trabajar. Tanto en Grinderman como en The Bad Seeds hay un componente rock que no podemos incluir en esas bandas sonoras, porque en la mayoría de los casos simplemente no funcionaría. La estructura narrativa es muy diferente entre una película convencional y una de nuestras canciones, del mismo modo que lo es entre cada banda sonora: hay muchas diferencias entre “The proposition” (John Hillcoat, 2005) y Jesse James —se refiere a “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford” (Andrew Dominik, 2007), cuyas piezas se complementan perfectamente en el primer CD de “White Lunar” (Mute, 09), un doble CD que selecciona buena parte de su reciente producción para el cine— porque las historias que estás contando y los lugares que estás describiendo son muy diferentes, y además, hay cosas que sencillamente no puedes explicar con batería y guitarra. Bueno, vamos acabando. ¿Alguna noticia sobre The Dirty Three? ¡¡Sí!! Este año hemos acabado la grabación de un nuevo disco y estamos ahora con las mezclas, espero que salga en la primera mitad del año que viene… bien el próximo año seguro que sale. www.myspace.com/grinderman


020/021

en portada Mount Kimbie


LA NUEVA ESCUELA

Texto Foto

Vidal Romero Sophia Spring

Suena bastante ridículo, pero lo único claro en la escena del dubstep en este momento es que nada está claro. La rapidez con la que muta y la facilidad que demuestra para contaminarse con todo tipo de elementos extraños han sumido al género en una confusión de la que posiblemente no llegue a salir. La dispersión es tan grande, de hecho, que las corrientes de estilo han desaparecido casi por completo y cada artista parece funcionar como un planeta independiente, en cuya atmósfera sólo permanecen algunos restos de aquel sonido original que sacudió la escena hace ya cinco años. A esta realidad la llamamos post dubstep, un término que reconoce la existencia de un nuevo escenario en el que ya no importa tanto hacer piña como marcar la diferencia. Y si dentro de esa nueva escuela hay un nombre que suena con fuerza, ese es el de Mount Kimbie, el dúo inglés responsable de esa joya que es “Crooks and lovers”.


022/023

P

en portada Mount Kimbie

ara Dominic Maker la vida es algo sencillo. "Siempre me ha gustado la música, escuchar discos y ver a bandas en directo", explica, "y creo que esa es la razón por la que en algún momento me decidiera a hacer mis propios temas. Es algo bastante natural, ¿no te parece?". Casi dan ganas de pedirle perdón por querer hacerle una entrevista, por insinuar siquiera que "Crooks and lovers" (Hotflush, 10), el disco que ha grabado junto a su compañero Kai Campos, está llamado a ser uno de los títulos más relevantes del año en curso. "No tengo educación musical", prosigue. "Aparte de un par de meses de guitarra, todo lo he aprendido sólo. Puedo tocar también la batería y el teclado, pero la verdad es que no se me da muy bien”. Una falta de técnica que, “tras haber pasado por una banda de rock cuando era adolescente, un auténtico desastre”, le empujó hacia las producciones electrónicas, un campo que para él siempre ha significado experimentación. “Manipulaba mi propia voz, la mezclaba con grabaciones de campo y el resultado era bastante extraño, algo así como la banda sonora para algún corto de vídeo experimental. Cuando conocí a Kai le puse todas estas cosas, le gustaron y me pidió que probara a cantar sobre unas bases que él había estado haciendo. Así que comenzamos a trabajar por casualidad y para divertirnos, grabando estúpidas pistas de rap y cosas así. Pero en algún momento comenzamos a pensar en cosas más serias. Eso sí, sin más ambición que hacer música que nos gustara escuchar”. Todo esto sucedió “hará unos cuatro años”, prosigue Maker. “Kai y yo nos conocimos en la universidad y conectamos enseguida porque teníamos intereses muy parecidos. Quiero decir, a la hora de escuchar música somos dos personas muy distintas, pero por alguna extraña razón se nos da muy bien trabajar juntos. Somos capaces de producir un material que

nos gusta a los dos y que, más importante, nos resulta fresco y estimulante. Es como si nos encontráramos a mitad de camino, y eso es precisamente lo que me gusta de Mount Kimbie, que siempre ha consistido en un intercambio de ideas e influencias”. De hecho, la acumulación de influencias es uno de los valores más interesantes que tiene la música de Mount Kimbie. Lejos de instalarse en un sonido reconocible como dubstep, si es que algo así existe a estas alturas, en sus temas es posible rastrear elementos de techno, hip hop, drum'n'bass, IDM y, sobre todo, pop. “Es que el dubstep es sólo uno más entre los muchos tipos de música que nos gusta escuchar y que nos sirven de inspiración”, confirma Maker. “Como Hotflush es uno de los sellos de dubstep más respetados, a nosotros han terminado por meternos en el mismo saco, en un intento de justificar nuestra presencia ahí o de catalogar nuestra música de alguna manera. Tengo confianza en que la progresiva apertura de mente que se está viviendo en el ámbito de la música electrónica terminará por hacer desaparecer esa absurda clasificación entre estilos que parece regir todo en este momento, pero mientras tanto nosotros nos limitamos a escuchar lo que escuchamos, a disfrutar con lo que disfrutamos y a grabar lo que grabamos. No hay nada más”. Lo que no cuenta Maker es que si Hotflush se fijó en Mount Kimbie fue gracias a un tema que colgaron en dubstepforum, un foro de internet cuyo tema de discusión es, lo han adivinado, el dubstep. “Fue algo del todo casual”, explica. “Ni siquiera nos tomábamos el grupo en serio, y mucho menos estábamos buscando sello, pero Paul escuchó aquel tema y enseguida nos escribió pidiendo más material. Le mandamos lo poco que teníamos, le gustó y comenzamos a desarrollar algo parecido a un plan de acción, a pensar en lanzamientos, en discos y maxis”. Mount Kimbie,

en fin, es un proyecto que ha tenido que crecer sobre la marcha, a trompicones, y esa circunstancia explica en gran medida el enorme salto de calidad que se ha producido en el año escaso que ha transcurrido entre la publicación de su primer maxi, “Maybes” (Hotflush, 09), y el reciente “Crooks and lovers”. Volviendo a escuchar “Maybes” se nota lo mucho que ha evolucionado vuestra música. Aquellos temas suenan mucho más crudos y sencillos, los loops tienen un mayor peso específico y las transiciones entre las distintas partes resultan mucho más agresivas. Pero aún así es imposible no rendirse ante su espíritu inocente, la sensación de felicidad que transmiten. Yo también creo que ese disco es el producto de una maravillosa ignorancia, algo que puede ser muy positivo para desarrollar algunas áreas de tu creatividad, y desde luego un paso necesario para cualquier artista. También estoy de acuerdo en que hemos evolucionado mucho desde entonces, las cosas parecen ir mucho más rápido cuando estás sacando discos al mercado. Y no sólo porque dedicas más tiempo a producir música, sino también porque tiendes a escuchar tus temas de una manera mucho más objetiva, siempre intentando llegar más y más lejos. Aquel maxi tuvo mucho éxito cuando se publicó. Había mucha gente hablando de él en los foros y la prensa también le prestó bastante atención. Fue algo del todo inesperado. Sobre todo porque no hicimos ningún esfuerzo por conseguir que los temas fueran fáciles de escuchar. Me refiero a que un tema como “Maybes” tiene una introducción de un minuto y medio en la que sólo suena el mismo loop, repetido una y otra vez. Cada vez que lo escuchábamos nos imaginábamos a la gente cambiando de tema antes incluso de que entrara el ritmo de batería.


Otra de las causas de esa evolución reside en la manera en la que Mount Kimbie escriben sus canciones. “Al principio desarrollábamos varias ideas básicas por separado y luego poníamos en común esas ideas”, explica Maker, “trabajándolas hasta alcanzar un punto en el que los dos nos sintiéramos cómodos. Pero desde hace algún tiempo tendemos a crear canciones mientras ensayamos para tocar en directo. Es algo que nos gusta, porque el resultado tiene mucho más cuerpo; tiene más que ver con una banda tocando sobre un escenario que con un geek sentado delante de un ordenador, que es lo que transmiten nuestros temas más antiguos”. Campos y Maker, en fin, quieren que Mount Kimbie sea una banda. Una banda en el sentido tradicional del término, músicos que se reúnen en un local para escribir canciones. De ahí que las melodías hayan ido ganando terreno a los ritmos en su particular progresión. “La melodía es algo muy importante para nosotros”, confirma Maker, “en el sentido tradicional que el pop le da a esa idea. Al principio, la mayoría de nuestros temas comienzan sonando de manera extraña, pero a medida que las vamos puliendo van tomando la forma de pequeñas canciones pop”. Es algo que ya se podía observar en el segundo maxi de los chicos, “Sketch on glass” (Hotflush, 09). La construcción estaba basada de nuevo en loops, pero los ritmos habían ganado en riqueza, existían muchas más capas de sonido apareciendo y desapareciendo de una manera suave y las estructuras ya eran descaradamente pop. “Nos esforzamos mucho por escribir algo muy diferente a 'Maybes' porque pensábamos que así tendríamos más libertad en el futuro para hacer lo que quisiéramos y no estaríamos presionados para repetir la misma fórmula una y otra vez”, explica Maker, “pero por mucho que intentes hacer planes la realidad siempre se impone, y lo cierto es que esto es lo que nos sale cuando nos sentamos a producir. Espero que, al menos, cada vez lo hagamos mejor”. Escuchando “Crooks and lovers” yo te diría que estáis en el buen camino. Para mí el disco supone un gran paso adelante, y la principal razón es que parece construido con una perspectiva global, como en el caso de un álbum de pop clásico. Esa era nuestra intención desde el primer momento, que el disco funcionara como una entidad, que no fuera sólo una colección de canciones agradable de escuchar. Hay otra razón para actuar así y es que detesto pensar en

que nuestra música pueda llegar a sonar pasada de moda. No es algo necesariamente malo: mucha de la música electrónica que más me gustaba cuando era un adolescente me parece ahora pasada de moda y a pesar de eso me sigue gustando, pero por algún motivo que no sé explicarte no quiero que eso suceda con nuestra música. Y creo que si el disco funciona como una entidad global es más sencillo que no pase de moda. De todos modos, hemos aprendido tanto grabando este disco que lo que más me apetece ahora mismo es empezar a trabajar en el próximo. Y espero que ese disco funcione como una progresión, que sea mucho mejor que éste. Que la mayoría de los temas del disco sean breves es otra cosa que me parece estupenda. Siempre he pensado que es mejor desarrollar unas pocas ideas buenas en un espacio de tiempo corto que alargar un sonido o un arreglo más allá de lo necesario. Además, yo no veo “Crooks and lovers” como un disco para escuchar en los clubes, sino como un producto para consumir en casa. Como ya te he dicho antes, creo que lo que hacemos no está demasiado lejos de un concepto tradicional de pop, así que el formato de canción corta es el más apropiado. Me apetece mucho explorar formas musicales más largas, es algo de lo que Kai y yo hemos hablado muchas veces, pero de momento no hemos sentido la necesidad de seguir esa vía. Y por otro lado me sucede como a ti, detesto que en las canciones haya fragmentos que no sean estrictamente necesarios. Otro elemento distintivo en el disco es el papel protagonista que tienen las voces. De hecho, creo que es una de las principales razones que me llevan a ver “Crooks and lovers” como un álbum de pop. ¿Habéis llegado a pensar en trabajar con vocalistas, incluso a un nivel de productores, suministrando bases a otros artistas? Es algo que podría funcionar. Pero si lo hiciéramos sería con alguien que estuviera dispuesto a involucrarse durante todo el proceso, que se sintiera como uno más de nosotros y no como un simple invitado. De hecho, no nos importaría añadir algún miembro más a Mount Kimbie, siempre que tuviera sentido y funcionara. ¿Alguien, por ejemplo, como James Blake? James Blake hizo una gira con nosotros. Fue una época muy divertida y estamos deseando repetir la experiencia.

No llegamos a grabar nada en aquel momento, pero desde entonces hemos trabajado en algunas cosas que tarde o temprano, cuando tengamos tiempo para completarlas y pulirlas, terminarán por ver la luz. Pero mientras tanto me encanta la manera en la que James está conduciendo su carrera. Cuando nos conocimos, él ya tenía muchas ideas, pero desde entonces ha desarrollado una voz propia muy interesante. Lo que sí hacéis son muchas remezclas. Me resulta llamativo que bandas indies que tienen un estatus cercano al mainstream, como Foals, The Big Pink o The XX acudan a vosotros. ¿Os sentís a gusto trabajando con ese material o preferís artistas más cercanos, como Untold o Andreya Triana? En realidad me interesan por igual. Al final, se trata sólo de música, y cuando hacemos remezclas nos basta con algún pequeño fragmento o algunos sonidos interesantes para empezar a trabajar. O sea, que no os interesa mantener el espíritu de la canción original. Cada caso es diferente, pero no, no nos interesa de manera especial. Lo que de verdad me interesa de las remezclas, de todos modos, es que se trata de ejercicios estupendos para ejercitar nuestros hábitos como productores. Como ya te he dicho, con algún fragmento pequeño nos basta para contar una buena historia. Por eso, en muchas ocasiones, nuestras visiones suenan del todo diferentes a las originales. Acabáis de salir de gira con The XX. ¿Crees que una banda como Mount Kimbie podría llegar a ser tan grande como son ellos ahora mismo? Creo que la clave del éxito de The XX es que han desarrollado un sonido consistente y original, con mucha personalidad, pero al mismo tiempo saben ser muy concisos, saben reflejar el mundo de una manera sencilla y amable, que son características fundamentales si quieres llegar a un gran público. La verdad, no creo que Mount Kimbie tenga esas características, lo cual no es algo malo. Y, bueno, tampoco creo que nos ayude mucho no tener un cantante. Pero estamos contentos con la posición en la que estamos ahora mismo, tampoco hace falta ser tan ambicioso. www.myspace.com/mountkimbie ¤ Mount Kimbie tocarán en el Festival Primavera Club (del 24 al 28 de noviembre en Barcelona y Madrid).


024/025

en portada Post-dubstep

Post-dubstep CALIGRAFÍA EMOCIONAL EN LA INTERZONA

Decíamos el mes pasado que el hecho de que un género de vida tan corta como el dubstep tenga ya ramas en las que se cuestiona el propio sonido de ese género, que reducen sus señas de identidad a un halo de nostalgia y memoria difusa, es un síntoma claro de que la prensa musical está evolucionando con más rapidez que la industria a la que se supone que sirve. Esta realidad se hace patente de manera especial en un entorno como el del dubstep, que aúna un espíritu urbano y callejero con una voluntad experimental, y que está poblado por artistas dispuestos a derribar fronteras casi con tanta rapidez como la prensa insiste en levantarlas. Artistas que cada vez tienen menos miedo a mezclarse con otros géneros y abrazan sin temor fórmulas mutantes, añadiendo grandes dosis de incertidumbre a cada paso.

Texto

Vidal Romero

P

ara todos estos artistas el dubstep funciona como una interzona, un lugar de intercambio en el que algunos pocos elementos reconocibles (el bajo grave y doliente, el pulso arrastrado, una rítmica que hereda sus patrones del two step y el UK garage) funcionan como agarre hacia una escena cada vez más dispersa y difícil de controlar. En este sentido, un término como post dubstep sirve antes como reconocimiento de esa dispersión que como señal de que se ha producido un punto y aparte. Después de todo, si no somos capaces de fijar unos límites para el dubstep, ¿cómo podríamos atrevernos a ir más allá? Sirve para acoger a todos los productores que se han abierto hacia el house, el techno, la IDM o incluso el pop, que admiten la presencia de ganchos melódicos en sus temas y no dudan a la hora de quebrar ritmos y estructuras. Sabemos que a pesar de lo extraño y variado de sus formas, lo que estos productores hacen está entroncado con el dubstep porque a fin de cuentas éste ha sido siempre un género que funciona a base de imágenes muy concretas: un camino pausado bajo una lluvia sucia, el retorno a casa en el último autobús, un club minúsculo en un sótano abarrotado de gente, una emisora de radio que intenta hacerse escuchar en medio de la noche. Una imaginería perfectamente definida, reconocible, a la que los mejores artistas del post dubstep añaden una dimensión introspectiva, introduciendo en un discurso que hasta ahora hablaba de la opresión del entorno, la posibilidad de una opresión interna. Sustituyendo la poética urbana que el género había heredado del continuum rave por una caligrafía emocional en la que ya no hay temor a expresar sentimientos como la soledad, el miedo, la frustración, la esperanza o, por qué no, la felicidad. La sensibilidad, en fin, no está mal vista en esta ‘nueva’ encarnación del dubstep. Señalar al culpable de esta revolución no es complicado. Ha sido la irrupción de Joy Orbison, y en especial el éxito arrollador de uno de sus maxis, “Hyph mngo”, la que ha sacado a la luz a esta nueva generación de productores y, de paso, ha dado motivos a los dueños de los sellos para invertir en nuevos valores. Sellos como Hemlock, Hessle Audio o, sobre todo, Hotflush. La casa que dirige Scuba siempre ha sido la más

avezada a la hora de buscar artistas que atacaran el dubstep de manera oblicua. Una pasión por el riesgo que puede deberse a su condición periférica (su base está en Berlín, muy lejos de los clubes londinenses en los que se cuecen las novedades del género), o a las aficiones del jefe de la casa, que en sus propias producciones gusta de abrir grietas por las que introducir generosas raciones de techno. Sea como sea, es aquí donde Joy Orbison dio comienzo a la revolución, y es también aquí donde publican Mount Kimbie, Sigha, Sepalcure o el recién llegado George FitzGerald. Que muchos de estos artistas, por último, luzcan una insultante juventud no debería sorprender a nadie; su desparpajo se basa precisamente en que han comenzado a producir temas cuando el dubstep era ya un género asentado; lo han descubierto a la vez que el ambient, la IDM o incluso el metal, y lo han incorporado a su dieta sin darle mayor importancia; de ahí la falta de prejuicios a la hora de mezclar cualquier cosa que se les ocurra. Pero también es posible encontrar, y esto resulta mucho más curioso, a veteranos del drum'n'bass como Untold o Instra:mental, que han vislumbrado en este moderno mestizaje el camino para dar nueva vida a unas producciones que ya nacían viejas. Cosas de tener oficio, sus temas suelen estar mucho mejor producidos que los de jovenzuelos como James Blake o el propio Orbison, pero también son menos aventureros, mucho menos ‘abiertos de mente’, por decirlo de alguna manera. Sea como sea, parece bastante claro que el futuro pertenece a esta nueva generación de artistas. Sólo queda por comprobar si alguno de ellos es capaz de traspasar la última barrera que le queda al dubstep, la del éxito masivo.

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1. James Blake 2. Sigha 3. Babe Rainbow 4. Instra:Mental 5. Sepalcure


JAMES BLAKE Menos de un año le ha costado a James Blake pasar de ser el niño bonito de la escena (en el sentido más literal, acaba de cumplir veintiuna primaveras) a convertirse en una realidad incuestionable. La culpa la tiene su extraña habilidad para tomar lugares comunes del r'n'b y a partir de ahí tallar temas de una belleza etérea y volátil, en los que las voces son adhesivas, las melodías avanzan a trompicones y todo parece siempre a punto de romperse. Está llamado a ser una estrella, el Stevie Wonder de la generación post dubstep, y es sin duda el que mejor situado está para colarse en las listas de éxitos. "CMYK" (R&S, 10)

INSTRA:MENTAL Tras tirarse cerca de diez años publicando drum'n'bass de manual, Damon Kirkham y Alex Green se dieron cuenta en algún momento de que la velocidad sin control era un callejón sin salida. Así que decidieron rebajar el tempo de sus sesiones hasta niveles cercanos a los 100 bpms, y de ese modo empezaron a colarse en las mezclas pistas de IDM, retazos de house y grávidas pulsiones dub; una ensalada que, de alguna manera, anticipaba lo que sería todo esto del post dubstep. Su papel, por tanto, tiene más que ver con la agitación que con la producción, pero eso no impide reconocer el valor de temazos como "Vicodin". "Let's talk/Vicodin" (Naked Lunch, 10)

SEPALCURE Tanto Travis Stewart (aka Machinedrum) como Praveen Sharma llevan más de una década metidos en berenjenales de IDM, ambient y demás géneros de naturaleza oscura, textura emborronada y querencias dub. Así que lo suyo, más que una contaminación de dubstep con elementos externos, es una consecuencia lógica de una manera de producir en la que los ambientes siempre son enrarecidos y los ritmos se debaten entre la calidez del deep house y el quiebro delicado. Si a eso se añaden unas atmósferas opresivas y una extraña sensación de nostalgia, el resultado sólo puede ser un diamante que, no por casualidad, brilla más mientras menos pulido está. "Love pressure" (Hotflush, 10)

BABE RAINBOW El canadiense Cameron Reed tiene dos pasiones, el dubstep y el doom ambient; dos pasiones que intenta compaginar cada vez que se sienta a producir. De ahí que en sus temas, por detrás de los bajos reverberantes, las esencias jamaicanas y la nostalgia ambiental, bullan texturas turbias y saturadas, ritmos arrastrados y mucha ponzoña sonora. Su única referencia hasta el momento, el doce pulgadas “Shaved EP”, tiene el único problema de la timidez: se nota que en varios de los temas a Reed le han podido las buenas maneras, y ha controlado la dosis de perversión. Y es una pena, porque cuando se suelta el pelo los resultados son espectaculares. “Shaved EP” (Warp, 10)

GEORGE FITZGERALD Al último fichaje de Hotflush, un londinense crecido al calor del colectivo Man Make Music, se le nota que ha rayado su copia de "Hyph mngo" de tanto pincharla, porque los dos temas de su reciente maxi, "The let down", calcan de manera descarada la estructura del éxito de Joy Orbison. Ritmos cercanos al house, divas de UK garage sampleadas, densidad atmosférica y mucha emoción a flor de piel. Todo esto se concentra en el interior de dos temas de construcción milimétrica y desarrollo ejemplar, la obra de un productor con muchísimo talento, al que sólo le falta desprenderse de su mayor influencia. "The let down" (Hotflush, 10)

SIGHA De todos los productores que se han dado cita en esta lista, Sigha es el que más gusta de pasear su sonido por las fronteras del techno. Un techno serio y grávido, que bascula entre la ruda belleza detroitiana y el dub narcótico de la escuela Basic Channel; que abre ventanas en el interior de sus temas para que se cuelen pasajes de aire contemplativo y densas líneas de bajo; o que incluso permite que las texturas se apoderen del tema por completo, disolviendo cualquier trazo de ritmo en una nube de polvo ambiental, como sucede en el cierre de "Shake", su último y estupendo maxi. "Shake" (Hotflush, 10)


026/027

report Lloyd Cole

Lloyd Cole

FOLK DE CADA DÍA, SWING ETERNO

Dicen que Lloyd Cole solía escoger los lugares donde tocaba en sus giras bajo una sola y particular condición: que siempre hubiera cerca un campo de golf donde jugar el día del concierto. Con centenares de canciones en su haber, este trovador inglés, familiar y semi-retirado de los ruedos, regresa con calma e ironía en “Broken record”, para demostrar de nuevo y sin altanería que de un solo golpe en forma de abanico puede llevar cualquier imaginación anhelante hasta distancias insondables.

Texto

Albert Fernández Doug Seymour

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uando nos encontramos en Barcelona, en una calurosa tarde de verano, apostados en la pertinente terraza de hotel, enseguida me doy cuenta de que a Lloyd Cole le gusta tan poco el sol como a mí. Él se sienta resuelto en la silla del lado de sombra, y tiene que ver como me agito y remuevo el mobiliario con tal de esquivar los haces de luz abrasadora. Eso le divierte casi tanto como mi primera pregunta, donde trato de discernir de qué manera “Broken record” (Tapete / Green Ufos, 10) repasa varios posibles estados de existencia, cuál es la ruta emocional de un disco que parte de un crepúsculo encrespado, caso de “Flipside” o “Like a broken record”, para más tarde adentrarse en territorios orondos, desde donde se vislumbran amaneceres más sonrientes, como “That’s alright” o “Double happiness”. “Oh, pienso que, de alguna manera, debe representar todos esos estados, porque es todo lo que he escrito en el último par de años”, se sonríe Lloyd con una voz áspera que poco a poco va aclarándose. “La verdad es que ya no escribo tanto como antes” (risas). Y es verdad que hace cuatro años ya desde la última vez que apareció un disco con nuevas canciones de Cole; quizás sea que vuelve de un retiro de escritor, como dicta su canción, “Writer’s retreat!”, o es posible que simplemente quisiera tomarse un descanso, sin más. “No es que me haya querido relajar, simplemente escribo menos. En todo caso, yo no me he tomado un retiro literario, pero entiendo a los dos personajes de esa canción”. Esta es además la primera vez


en mucho tiempo que el cantautor graba con una banda entera. ¿Necesitaba de nuevo la dinámica de grupo, o es que el concepto de ‘álbum en solitario’ puede volverse demasiado solitario con el tiempo? “Son ambas cosas. Estoy cansado de encerrarme solo en una habitación, y trabajar con otra gente resulta atractivo, más divertido. Pero además, estas canciones, como ‘If I were a song’ o ‘That’s alright’ demandaban el sonido de la banda, ese compás que marcan un bajista y un batería sonando juntos”. Esos nuevos aires compartidos en el estudio debieron hacerle sentir arropado en su regreso. “La experiencia ha sido adorable. El único problema fue que, mientras grababa el álbum, intentaba a la vez acabar las canciones (risas). Imagino que habría disfrutado más de haber tenido las letras acabadas desde el principio, pero bueno, es algo que pasa a menudo. Así que no fue tan relajado, hubo algo de estrés. Prácticamente todas las canciones estaban acabadas, pero había alguna laguna lírica en un par de ellas. Pensé que lo podría acabar en el estudio, pero una vez estás allí y empiezas a ocuparte de la grabación, todo se hace más difícil. No soy muy bueno haciendo dos cosas a la vez”. Con las sinergia derivada de la conjunción de varios otros músicos, cabe esperar que se abran las tentaciones a probar otros estilos, dado que Cole ha habitado nidos de psicodelia y pop traslúcido en otras épocas de su carrera. “No, antes de empezar, sabíamos cómo queríamos que fuera el disco, y cuáles eran los mejores músicos para crear ese sonido. Mis discos favoritos son aquellos en los que el sonido de la banda es el mismo de canción a canción, aunque la manera en la que toquen cada parte sea diferente. ‘Broken record’ consiste simplemente en una guitarra en la derecha, otra en la izquierda, batería en medio, bajo y teclados. A veces una guitarra puede convertirse en una mandolina o un banjo, pero la formación se mantiene”. Hay una canción que desentraña todos los significados del disco, o incluso del artista musical: “If I were a song”. “Cuando digo ‘I’m more than just a song’, me refiero a que eso que yo he hecho, ahora está ahí fuera, pertenece a los demás, y no es sólo una obra, sino también una experiencia emocional. Una canción puede ser muchas otras cosas, puede volverse muy importante en la vida de la gente, o del todo insignificante. Si hay algún tipo de ‘tema’ en el disco, este podría ser el por qué escribir una canción. Y creo que de alguna manera lo respondo, porque las canciones pueden ser cosas muy especiales. Una canción es sólo una en el disco, pero cuando 10.000 personas la oyen, se convierte en 10.000 canciones”. Y el título del disco, ¿implica que el disco de Lloyd Cole es más susceptible que otros de rayarse? “Sonar como un ‘Broken record’, un disco rayado, implica que repites una parte, que suenas siempre igual. De alguna manera, podrías argumentar con todo el convencimiento que yo sigo escribiendo la misma canción una y otra vez. Por otro lado, siempre puedes decir que cada canción es diferente. Así que cuando estoy definido, digo que sueno como un disco rayado; si estoy contento, pienso que soy un gran autor de canciones” (risas). En todo caso, lo importante es estar en paz con lo que se hace, por mucho que algunos puedan interpretar tu carrera como un bucle hecho de los mismos tics repetidos. “Recuerdo una cosa que dijo Brian Ferry que me suele animar. Él solía decir que sólo había dos canciones: lenta y rápida”. Una de las preguntas que acuden cuando uno escucha las sentidas letras de este autor es: ¿hay una edad a la que el corazón deje de romperse? “Bueno, eso sería genial, ¿no? (risas). Hubo un tiempo en que versionaba una canción que decía algo así como ‘¿qué haces con los trozos de un corazón roto?’ No, la verdad es que no creo que deje de romperse. Al menos, cuando se rompe una vez ya sabes que puede volver a pasar (risas). No es algo que me esté pasando ahora mismo, pero hay otras coses que te suceden, que de alguna manera te ayudan a canalizar tu voz cuando cantas sobre ese tipo de heridas”. Claro, el corazón de Lloyd vuela ahora ligero, porque tiene asuntos más graves de los que ocuparse. Como el golf, por ejemplo. Tras un lento titubeo, abordo el trascendente asunto de las sospechas que siempre han recaído sobre su delirante elección de localidades para tocar en directo, siempre con campos de golf cercanos, y le escruto sobre su intención de perpetuar el crimen. “Ojalá pudiera permitirme hacer eso todo el tiempo, pero tal y como están las cosas, tenemos que ir donde nos hacen buenas ofertas. Lo bueno es que la gente ya lo sabe, y a veces escriben a mi agente, invitándonos a tocar y mencionando que tienen un campo de golf cerca. En 1997, hice un tour en Escocia donde le di a mi agente una lista de pueblos con campos de golf. Estaba dispuesto a tocar en cualquier bar o agujero, con tal de hacer un partido de golf después. Hicimos todo el norte de Escocia, de costa a costa, con el resultado de unos 13 partidos de golf y 9 conciertos”. Más golf que conciertos, me veo obligado a señalar, cuestión que Sir Lloyd se dedica rápidamente a matizar que “algunos días juegas dos partidas” (risas).


028/029

report Ariel Pink’s Haunted Graffiti / !!!

Ariel Pink’s Haunted Graffiti

SOY FAN

Con más de diez discos y multitud de grabaciones caseras a sus espaldas, “Before today” es el debut de Ariel Pink para el sello 4AD y el disco que definitivamente le está dando a conocer más allá de la comunidad independiente, donde ha sido encumbrado como una especie de dios del sonido lo-fi. Pero su música, más que lo-fi y etiquetas por el estilo, es sólo eso, música, canciones compuestas desde el punto de vista de un fan al que la música, como a tantos y tantos de nosotros, le salvó la vida.

Texto Foto

Israel Márquez Tim Saccenti

A

Ariel Pink no le gusta complicarse la vida. No entiende su música como algo conceptual, sujeto a ideas complejas y teorías enrevesadas. No busca etiquetas que la definan o encierren en un determinado género o estilo (o en una variedad de ellos), aunque dice respetar aquellas que buscan y le adjudican los otros, la prensa musical principalmente. Su visión nos hace recordar el famoso dilema entre lo predicable y lo inefable en la música, en el hecho de si hay algún modo en que la música sea capaz de capturar por medio de la palabra todo lo que es capaz de significar, su capacidad para hacernos sentir, emocionar y vibrar individual y colectivamente. Su ideal parece ser la posibilidad de exorcizar el comentario musical, de liberar la música de la fatalidad predicativa, del dominio del lenguaje. Hablando sobre el nombre de su banda (Haunted Graffiti) y del título de su nuevo álbum, “Before today” (4AD / ¡Pop Stock!, 10), Ariel se muestra tajante. “Son sólo nombres. No me interesa hablar de concepto porque son conceptos estúpidos que no interesan a nadie. Sólo me interesa la música. Todo lo que rodea la música, el nombre, la portada, etc., es algo que no me interesa. Desde el momento en que la música es buena, el nombre de la banda se convierte en algo estúpido, así como el nombre del disco, la portada, los visuales y todo lo demás. Sólo la música puede hacer que el nombre suene bien”. El contenido (la música), frente al conti-

nente (el nombre, la portada, el componente visual, etc.). Esta parece ser la filosofía de un tipo que se ha pasado prácticamente toda su vida escuchando y tocando música, una música que ha llegado a ser sinónimo del sonido lo-fi, que asiste ahora a un espectacular retorno de la mano de bandas como Fuck Buttons, Holy Fuck, Beak> o Emeralds: “¡Soy el padrino del lo-fi!”, exclama entre risas. “Lo que yo entiendo por lo-fi no es lo que es ahora o lo que será en el futuro. De hecho, nunca escucho música lo-fi. No escuchaba lo-fi incluso cuando empezaron a llamarlo así, con Sebadoh y bandas por el estilo”. Ariel siempre ha ido a su bola, y es fácil imaginárselo en su casa componiendo y grabando música en cintas de casete y equipos de saldo a todas horas, ajeno al mundo de los medios y las modas, aunque él lo respeta todo, o más bien, le da igual todo: “Cualquier cosa que me llamen lo soy. No hay ningún concepto detrás de ello y no he participado en elaborar ningún concepto con respecto a mi música. Cualquier persona que escriba y comunique sobre el tema puede llamarme así, lo-fi, hauntology, chillwave, y no conozco ni siquiera el resto de formas en que me llaman”. Y es que los intentos por definir la música de Ariel Pink entre críticos y fans no han dejado de sucederse, y más aún en un disco como “Before today”, donde asistimos a una amalgama de sonidos y estilos que van desde el glam, el surf

o el garage al sonido disco, la psicodelia o la new wave: “Soy un fan de estos estilos y toco la música que escucho. Ninguno de nosotros somos realmente músicos, tocamos desde el punto de vista de un fan. Somos gente a la que la música le salvó la vida”. Esta declaración es sin duda interesante porque refleja algo cada vez más evidente: el fenómeno del consumidor como productor, del oyente como compositor e intérprete, visible sobre todo en el actual universo de la web 2.0 y su acceso generalizado a todo tipo de prácticas, discursos y creaciones de los propios fans y usuarios. Las herramientas tecnológicas también han permitido que todo el mundo pueda grabar música desde su casa, revolucionando el estado de la producción musical, algo sobre lo que Ariel también se muestra tajante. “Ya no hay estudio, todo se hace en casa. No hace falta un estudio teniendo un ordenador. Es un poco ridículo cuando la gente dice que ha estado grabando en estudio porque no hay estudio como tal, es un ordenador”. Dejo a Ariel cenando en un restaurante chino cerca de la sala Caracol. La próxima vez que lo vea será horas después con gafas de sol y coletas de colegiala encima del escenario, donde nos enteramos por su banda que es su cumpleaños. Un personaje extraño, pero un amante de la música por encima de todo. Un fan como tú y como yo. www.myspace.com/aphg


!!! GOLPE DE CALOR La banda norteamericana liderada por el carismático Nic Offer vuelve a desplegar su robusta maquinaria atiborrada de ritmo. “Strange weather, isn’t it?” es su cuarto trabajo hasta la fecha que, pese a no revelar cambios en su sonido, continúa expulsando chorros de funk, electrónica y post-punk con tanta energía como el primer día.

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Matías Bosch Lane Coder

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unque han pasado muchos años desde aquel incendiario concierto encargado de cerrar la jornada final del Primavera Sound 2004, es difícil borrar de la memoria la cara de estupefacción de la decena de periodistas que ocupaban el foso destinado a las labores de la prensa fotográfica y que, así como podían, sorteaban los chorros de vómito que salían por la boca de un endiablado Nic Offer, que en pleno subidón de éxtasis, no pudo contener aquello que se removía en sus entrañas. Minutos después, en el backstage, el mismísimo James Murphy abrazaba lleno de júbilo a un Offer aturdido por la cogorza, mientras que los silbidos de un público contagiado por el colocón de ritmo que acababa de presenciar, clamaba histérico por los bises. Ese Nic Offer y el que responde a la llamada telefónica, son dos seres bien distintos. Offer se muestra pausado, tranquilo y parco en palabras al responder a la previsible pregunta con gancho facilón que se marca un servidor (todo un cachondo, como sabrán). “Bien, bien, el tiempo está bien por aquí”, responde con cortesía. Así que, visto lo visto, decido ir al grano con la ronda de preguntas en torno a lo que nos ocupa, su flamante nuevo disco “Strange weather, isn’t it?” (Warp / Pias, 10), por el que renueva su fichaje en Warp, después de haber pasado una difícil temporada tras la muerte de su segundo batería Jerry Fuchs (el primero fue Mikel Gius en 2005). “La idea de disolver la banda siempre está presente, sobre todo en los momentos tensos en

los que nos encerramos a grabar un nuevo disco en el estudio. Tenemos demasiado tiempo libre que ocupar, así que hemos decidido continuar en activo”. Por respeto, decido cambiar de tema, ya que no debe de ser agradable enfrentarse a una ronda promocional en la que todos los periodistas te recuerden constantemente por la muerte de tu amigo. Así que vuelvo a remitirme al título del disco, esta vez interesado en su sentido figurativo. “El título se me ocurrió después de ver la película ‘In the mood for love’ de Wong Kar Wai, mientras recordaba la famosa secuencia del ansiado encuentro entre los dos amantes protagonistas. Tras una larga espera para estar juntos, lo único que se le ocurre decirle (él a ella) es: ‘Qué tiempo tan extraño, ¿verdad?’. Me pareció muy sugerente a la vez que gracioso”. Eso suena muy espontáneo, le espeto. “Efectivamente, surgió de la manera más espontánea que puedas imaginar. No tiene más sentido que el que yo le he dado”. En general, la mayoría de músicos detestan los largos procesos de grabación y sus inconvenientes, por ejemplo: tener que viajar e instalarse en otras ciudades. En el caso de !!!, el destino para la grabación de su cuarto disco fue Berlín, lo que no supuso un gran esfuerzo para la banda. “Estamos acostumbrados a tener que viajar para estar juntos en los procesos de grabación, puesto que no todos somos de la misma ciudad, así que cuando surgió la oportunidad de grabar el disco

en Berlín, no lo dudamos ni un segundo. A todos nos parecía muy emocionante”. Algo con lo que sí está de acuerdo Offer en lo referente al tema de los esfuerzos adicionales que implica la presentación de un nuevo disco, es que los tours pueden ser realmente agotadores, en particular si son como el que les tocó afrontar con su anterior disco “Myth tapes” durante 2007. “Estamos planeando que nuestra gira durante 2010 sea mundial, pero a una escala más reducida que la de ‘Myth tapes’. Fue una experiencia muy fatigosa como para repetirla. Nos lo vamos a tomar con más calma esta vez. Empezamos dentro de un par de semanas en Japón e iremos decidiendo las posibles opciones sobre la marcha”. Si la valía de una banda se decide sobre las tablas, como argumento en mi introducción, !!! son una banda excelente, pero Offer es reacio a clasificar a su grupo como unos meros ‘party starters’. “La cosa es que muchos grupos como The Stooges o Sonic Youth son recordados en el pasado por sus poderosos directos, pero en el presente, cuando escucho su música, lo que me queda son sus discos. Así que pienso que merece la pena esforzarse más en la grabación de un disco que en los directos, porque los discos son el único legado perdurable de una banda”. ¤ !!! tocarán el próximo 8 de noviembre en La Riviera (Madrid).


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report Isobel Campbell & Mark Lanegan / The Radio Dept.

Isobell Campbell & Mark Lanegan

BALADAS NÓMADAS

Como un deseo irrealizado, con la urgencia de una rueda que no cesa de girar, Isobel Campbell ha viajado cual delincuente a través de más de diez años de canciones. Una década de música errante, días y noches en el camino, cambiando una piel por otra con cada nueva encarnación en vinilo. La carretera le ha enseñado los aliados, y ella es una mujer que entiende de hombres. Y de voces. La suya nos deleita y araña en perfecta conjunción con la de Mark Lanegan. Por eso los dos se nos vuelven a llevar al más profundo viaje melancólico, en “Hawk” (V2 / Nuevos Medios, 10). Texto

Albert Fernández

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sí que arranca, porque una vez escuches las melodías de la tercera alianza entre esta bella sirena de Glasgow y el más hosco reptil de Ellensburg, no vas a dar con una huida posible a todas estas piezas de folk alternativamente acompasado o nervioso, sedante en ocasiones, celestialmente asfixiado las más de las veces. Estas colaboraciones con Lanegan están convirtiéndose en una tradición. ¿Acaso es algo que se vuelva adictivo? Durante estos últimos meses he disfrutado mucho tocando en las conciertos. Estuve probando nuevos músicos, viendo lo que podíamos hacer, y de esa manera he puesto un montón de ideas en marcha. Dado que la semilla de las canciones está en ti, ¿cómo sabes cuando una va a mejorar si se convierte en un dúo con Marc Lanegan? Simplemente las escribo, las toco un poco, y entonces le ofrezco cantarlas. Él no se pasa demasiado por aquí. Yo trabajo las canciones a mi aire, con mi técnico en el estudio. Pasa que un día Mark toca a la puerta, entra y canta. Pero es mi disco, soy yo. ¿Entonces por qué poner en la portada ambos nombres, Isabel Campbell & Mark Lanegan? Sigue siendo un gesto muy amable de tu parte. Para ser honesta, no sabía como llamar al disco, si debía poner tan sólo mi nombre, crear uno nuevo… Era una decisión complicada, así que pedí consejo, pensé que era mejor que otros lo decidieran por mí… Bueno, al menos ahora tenéis una trilogía de discos. Las trilogías siempre tienen un cierto poder, adquieren trascendencia. ¡Sí! (risas) Nunca lo había pensado, pero

ahora que lo dices, creo que dentro de un tiempo, visto en perspectiva, me agradará esa idea de trilogía… “Hawk” se grabó en diversas localizaciones, países e incluso continentes diferentes. No sé si eso tiene que ver con la persecución con Lanegan, o se trata más bien de una búsqueda de inspiración en el cambio de lugar. No tiene nada que ver con Mark, sino con un cierto espíritu vagabundo que se ha ido apoderando de mí últimamente. Fui a los Estados Unidos e hice un montón de amigos. Disfrutaba viajando y aprehendiendo cada ambiente. Ha sido genial conocer a verdaderos músicos con los que nunca había trabajado, ir de un sitio a otro y relacionarme a través de las canciones. Desde luego ha sido más divertido que grabar en Glasgow, volver a casa cuando se hiciera oscuro, sin ver a nadie… Este es un verdadero viaje melódico, donde los arreglos y giros instrumentales nos hacen atravesar estados y paisajes, desde infiernos en llamas a apacibles campiñas, al tiempo que cada aliento se resuelve y vira con la luz del día, sea pálida u ocre. Probablemente el disco está influenciado inconscientemente por todos los viajes que he hecho últimamente. Lo más que he estado en casa estos últimos años han sido dos meses, así que siempre estoy en marcha. El viaje es simbólico, porque todos estamos envueltos en una u otra travesía. Parece que la muerte está muy representada en el disco, con esa caída y ascensión volátil en el inicio con “We die and see beauty reign”, o en el árido arrastre de “To hell & back again”... Eso tiene que ver mucho con mi personalidad. Siempre estoy pensando; incluso

cuando creo que no lo hago, estoy cuestionándolo todo. Eso es algo que vuelve loca a mucha gente. Creo que es sano pensar y hablar sobre la experiencia de vivir. Mi abuela murió mientras grababa el disco. Fue muy duro, porque toda la música se volvió una especie de lamento por ella, la quería mucho. Siento lo de tu abuela. En todo caso, ya que hablamos de sentimientos, no sé si piensas de vez en cuando en como se emociona quien te oye, dado el poder sugestivo de tus composiciones. Mark me dice que debería tratar de provocar más sonrisas de vez en cuando. Pero es verdad que estamos aquí por un tiempo limitado, y eso te hace considerar un montón de cosas. No creo que con la vida se acabe todo, soy muy espiritual. Quien lo sea, se sentirá identificado cuando recorra el disco. Por último debemos desvelar una extraña incógnita presente en “Hawk”. Sorprende que, teniendo a Mr. Lanegan al micrófono, colaboren otros intérpretes, como Willy Mason. Cuando Mark escuchó “No place to fall”, dijo que no quería cantar esa canción, gruñendo algo sobre que ya había cantado eso mil veces. Dijo, “búscate a otro”. Le respondí, “muchas gracias”. Por supuesto, no estaba muy feliz, me enfadé con él. Me gustaba como sonaban esas canciones, mis músicos y yo habíamos trabajado mucho en ellas. Mi productor empezó a recomendarme a Willy Mason para esas canciones, dijo que su voz era profunda y tenía otros matices. Al principio, no le hice demasiado caso, pero al final Willy lo grabó, y me encantó. Pensé, “jódete, Mark. Voy a grabar esas canciones, lo quieras tú o no”. www.myspace.com/isobelcampbell


The Radio Dept. CONTROL La música, por mucho que críticos, fans y aficionados queramos convencernos, depende de manera poderosa de factores tan intangibles y lejanos del concepto artístico como el azar, las circunstancias personales y sociales o incluso de que a uno de los miembros del grupo se le rompa el coche. Bajo este precepto, hay músicos que, conocedores de esta situación, como arrebatados por un paternalismo apasionado, protegen su obra de agresiones externas, controlando hasta el último proceso involucrado en la creación de un disco, y evitando agentes más allá del propio núcleo del grupo…

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Jesús Sáez Max Wellard

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ontrol: “El único problema de no tener a nadie a quien culpar, es que a veces hacer lo que quieres lleva más tiempo del deseado. Es responsabilidad tuya conseguir que algo pase, y eso a veces es muy difícil. Es mucho más eficiente a nivel de tiempo encargar a alguien que haga la portada, a otro que se encargue de sacar el sonido del disco, y mientras tanto estar tú en casa centrándote en crear música. Pero si de verdad quieres controlar el proceso completo, implicarte en todos los aspectos de un disco, aportar algo personal, esta opción es muchísimo más ineficiente, pues los resultados nunca te van a parecer perfectos, el resultado siempre va a estar filtrado por la perspectiva de alguien. Es como tener un estilista, cuando no sabes vestirte tu mismo. Y creo, que si no sabes vestirte, el mundo lo debería saber (risas). Todo eso se puede comprar, es fácil encontrar a alguien que lo haga, y de hecho resulta bastante barato. Pero si quieres algo más, un valor añadido, es mejor que lo hagas tú mismo entonces”. Habla Martin Larsson, con una perspectiva similar al orfebre que pule su obra, cuando hace referencia a los cuatro años de esfuerzo que les ha llevado a “Clinging to a scheme”, un disco continuista con respecto a su anterior “Pet grief” (que nadie espere que vuelvan las borrosas y ensoñadoras melodías de “Lesser matters”) pero mejor acabado, con más matices, y canciones como “Heaven’s on fire” que dan al disco un ritmo ágil y adictivo. “Cuando terminamos ‘Pet grief’ ya habíamos

grabado cerca de 16 canciones para el nuevo disco, pero de algún modo nos acabamos aburriendo de nosotros mismos. Queríamos hacer algo diferente. Así que lo único que teníamos claro es que no íbamos a sacar ningún material nuevo hasta que no estuviésemos realmente convencidos con lo que íbamos a sacar. Esta es la razón por lo que nos llevó tanto tiempo sacar este disco”. El aburrimiento como motivación. Probablemente, sea este el impulso que actualmente mueva a cualquier artista que lleve más de 6 o 7 años en la industria musical. Una nueva desmitificación del proceso creativo, pero que con unos resultados tan notables como los que se pueden constatar en el tercer álbum del terceto sueco, al final ofrecen el protagonismo a lo que realmente importa: la música. “El principal problema que tenemos es que nos aburrimos fácilmente, siempre queremos hacer algo diferente, no importa si puede que no sea lo suficientemente bueno para el disco. Simplemente lo hacemos. Y pienso que es una buena manera de trabajar, de atacar el proceso creativo. Pero la verdad es que no solemos tener el problema de estar trabajando demasiado tiempo con una misma canción. Si estamos demasiado tiempo con un tema, finalmente lo dejamos, acabamos haciendo un tema nuevo”. Y la eficiencia, ese concepto que parece más propio de la revolución industrial, aparece también como factor decisivo: “Si queremos meter una batería, lo

hacemos, no hay problema. No tenemos ese tipo de límites. Pero hay que reconocer, que si puedes tener lista una en 15 minutos, es mucho mejor, práctico y rápido, que tener que hablar con un baterista, explicarle lo que quieres, montar todo un set, cablearlo, realizar recordings, trabajar el sonido, etc. Trabajar con baterías sampleadas es algo mucho más eficiente y divertido, y no creo que sea una elección que marque un aspecto conceptual de nuestra música”. Todo esto, al final, al oyente último, debería darle igual. Canciones como “Heaven’s on fire” o “David” marcan el nivel de inspiración de un grupo que sabe jugar con las melodías, los ambientes (“Token of gratitude”), la melancolía y la luminosidad, y salir triunfante. Por encima de pequeños momentos de gloria, que acaban por no tener tampoco peso alguno, como esas apariciones en la banda sonora de “Maria Antonieta” de Sofia Coppola. “Fue algo realmente extraño. Es muy difícil imaginarse tu música ahí, con esas imágenes, cuando a lo mejor has hecho esa canción borracho, en mitad de la noche. No es mi idea, hacer música para películas. Es algo extraño, pero no horrible”. Lo dicho, a fin de cuentas, es música. www.myspace.com/officialradiodept ¤ The Radio Dept. tocarán el próximo sábado 11 de septiembre en el South Pop (Isla Cristina, Huelva).


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report Interpol

Interpol OSCURIDAD RENTABLE Texto

Luís Meyer

Ellos dicen que éste es más experimental y variado, pero lo cierto es que el último disco homónimo de Interpol confirma lo que ya se entreveía en sus tres trabajos anteriores: su primer disco, que prometía elevarlos al olimpo del rock de este siglo, se quedó en falsa alarma y casi diez años después son una banda respetable, sobria y de calidad, pero epidérmica, atrapada en el mismo corsé de siempre y demasiado influenciada por otras bandas que sí ocuparon ese olimpo en décadas anteriores.


C

uando uno afronta la crítica del cuarto disco de Interpol tras las primeras escuchas (sale a mediados de este mes) no puede evitar esa sensación de que va a repetirse. De manera que lo mejor es pasar el trago cuanto antes y empezar con la entrevista. Porque decir que este álbum bebe de las influencias post-punk de finales de la década de los 70, que el grupo suena como una coctelera en la que hubieran metido a los Wire, The Chameleons, Gang of Four y Joy Divison, pero sin la frescura de los dos primeros ni la intensidad del último, decir que mantienen esa ansia experimental en cada una de las canciones movida por su fijación de sonar como Sonic Youth (su banda de cabecera) pero sin alcanzar su sublimidad, decir que Interpol están, una vez más, tan influenciados que resultan impersonales en el peor de los casos y dignos en el mejor de ellos, es decir lo mismo que se ha repetido una y otra vez desde el segundo disco, cuando se pasó la resaca de aquel primer “Turn on the bright lights” (Matador, 02) que nos hizo creer en el renacer del rock pero que pedía a gritos unas cuantas vueltas de tuerca que nunca llegaron a dar en sus siguientes trabajos. ¿Es “Interpol” (Coop / Nuevos Medios, 10), el álbum, decepcionante? Según como se mire. Para quienes llevamos tres discos esperando ese desmelene que no llega, tal vez. Quienes se sientan a gusto con la fórmula que mantiene el grupo desde hace ocho años a base de melodías ásperas, guitarras arenosas, atmósferas oníricas y negror por doquier, aquí tienen tazón y medio. Es de justicia, con todo, reconocer que la banda ha sido capaz en todo este tiempo de mantener el elevado listón de calidad que se marcaron con su primer trabajo, y que tal vez ese rechazo a salirse de los cánones autoimpuestos es lo que ha evitado que tomen las derivas sonrojantes de grupos estadounidenses coetáneos que también en su día nos engañaron con eso de que el rock volvía, ahí están ejemplos como The Killers o The Strokes (deriva rematada con los desopilantes discos en solitario de sus respectivos cantantes). Y también es de justicia destacar que su último trabajo contiene dos perlas reseñables: “Lights”, un crescendo contenido que pone los pelos de punta y que sería una canción perfecta de no haberla finalizado con el consabido fade out (¿cuándo se enterarán los productores de que es un recurso cutre?), y “All of the ways”, que engaña con una intro electrónica, casi discotequera, pero enseguida vira hacia pasajes tenebrosos apoyada en una melodía bella, honda, tremendamente triste. “Esta canción, para mí, supone una nueva forma de comunicar”, comenta Paul Banks, vocalista, en un castellano fluido heredado de sus largos periodos en México y España. “Yo represento personajes, para mí una canción tiene mucho que ver con el cine. Mis personajes no son autobiográficos, muchas veces a través de ellos saco mi lado egoísta y narcisista. En ‘All of the ways’ hago todo lo contrario. Esta canción representa mi otro lado, mi vulnerabilidad, mi falta de poder con una mujer que hace conmigo lo que quiere, una ex novia con la que tuve una relación muy especial pero está con otro y me duele, y me hace ser cínico y patético al mismo tiempo”. Paul me recibe en la azotea de un céntrico hotel madrileño una mañana soleada de julio. Cercano y sin poses de estrella, consigue que la entrevista sea más bien una charla distendida en torno a un par de cafés con leche. Puestos a sacar alguna diferencia con respecto a vuestros anteriores discos, “Interpol” parece tener

un tempo más reposado, menos cañero. ¿Os estáis haciendo mayores? ¿O tiene que ver con vuestro estado de ánimo? Esa es una gran pregunta para Daniel (Kessler, guitarra y voces). El sonido del disco lo empezó él, compuso inicialmente las progresiones de la guitarra y sí, es verdad que en esta ocasión ha escrito con bastante melancolía, pero deberías preguntarle a él si eso tiene que ver con algo que le ha pasado o con un momento vital concreto. ¿De manera que el principal responsable del sonido del último disco es Daniel? No, en Interpol todos participamos en cada canción. Daniel y Carlos (Andres Dengler, bajo y teclados) hacen la música y nos la presentan a Sam (Fogarino, batería) y a mí, que les ponemos percusión y letras. Pero es verdad que la idea inicial la tienen ellos dos. Lo habitual es que Daniel presente las canciones y Carlos las dirija hacia otro estilo, les da otra vuelta. Si Daniel piensa que la canción debe ser de una manera, Carlos dice, “no, ahora mejor tiramos por aquí”. Vaya, eso sí que tiene que generar conflictos... No, para nada (ríe), es una competencia continua entre nosotros, pero para hacernos avanzar. Somos fuerzas contrarias, pero en armonía. De todas formas, no creo que todo el tempo del disco sea más lento. En este caso Daniel y Carlos querían hacer algo más sofisticado, evolucionar como músicos, y creo que hay más experimentación, pero también hay bastante variedad. Canciones como “Summer well” o “Barricade” son más fuertes, con pegada, “The undoing” o “Lights” son más de atmósferas. Aún no tengo claro cuál será el hit de este disco. No te molestes en encontrarlo. Nosotros tenemos una idea bastante experimental de la música, nunca, en ninguno de nuestros discos nos hemos preocupado por hacer un single. Los motivos… no lo pienso mucho. Hago lo que siento, sin más. ¿Que pasó con Carlos? Justo cuando termináis el disco abandona Interpol. Es difícil comentar eso ahora porque él no esta aquí, y yo no voy a hablar por él. Pero creo que quiere hacer otras cosas con su vida, otras cosas aparte del grupo. Es una decisión muy difícil para él, eso sí que te lo puedo garantizar. Esto es como un matrimonio. Si sientes que quieres ver a otras mujeres, es algo que crees pero no lo sabes bien, porque no es algo que puedas explorar dentro del matrimonio, tienes que salir de él para encontrarte a ti mismo y, en tu intimidad, ver qué es lo que quieres realmente. No sé si va a volver o no, pero para descubrir cuál es la siguiente etapa de su vida tiene que hacerlo solo. ¿Trabajarías con él de nuevo? Por supuesto, yo no dejaría pasar esa oportunidad si se me presentara de nuevo. Carlos es un talento raro, único, impresionante. Pero ahora estamos en caminos distintos, es así, y de momento así va a seguir. Tres años sin saber nada de Interpol. ¿Qué habéis hecho en todo este tiempo? Es habitual que el público piense que ha pasado mucho tiempo, y que hemos estado desaparecidos y cosas así, pero para nada. No hemos parado de hacer cosas. El primer año estuvimos de gira. El segundo, yo estuve trabajando en mi disco en solitario y el tercero escribiendo este álbum. Vais a talonear a U2 en su próxima gira. ¿De verdad

os veis compartiendo escenario con ellos? Ni vuestra música ni vuestro público tienen mucho que ver. Para nosotros es una gran oportunidad poder exponer nuestra música a gente que no nos conoce. Ya hemos teloneado a U2 antes. Al principio de nuestros conciertos, la gente del público no paraba de hablar, algunos hasta nos daban la espalda, pero ya hacia la mitad todos nos miraban en silencio. Estoy muy orgulloso de cómo sonamos en vivo, y el rock es el rock. U2 es un grupo de rock y también una influencia para nosotros. La guitarra de The Edge ha influido en la manera de tocar de Daniel. A mi el “Achtung Baby” me parece un gran disco. Precisamente los vi aquí, en Madrid, durante aquella gira. Creo que los teloneaban Los Ramones. Un conciertazo. A mí me parece que la música de Interpol es más adecuada para salas oscuras que para escenarios descomunales. Depende de a quién preguntes del grupo. Carlos era de salas pequeñas, oscuras, porque son más adecuadas para crear atmósferas, las atmósferas típicas de la banda. Yo prefiero la variedad. Me gusta tocar en un festival a las cinco de la tarde, a pleno sol frente a 10.000 personas que no nos han visto nunca antes, o en el salón de una casa frente a 100 fans que se saben de memoria todos nuestros temas. Pero si tuviera que decantarme, reconozco que nuestra música va mejor con la oscuridad de una sala pequeña. ¿Cambias tu manera de enfrentarte al público según donde toques? Yo no bailo en ningún escenario, yo sólo salgo, canto y toco. No tengo nada contra los performers como Mick Jagger, que si no se mueve en un escenario revienta, porque para él es como respirar (ríe). Habéis regalado “Lights”, del último disco, por Internet. A Radiohead les salió bien la jugada, pero no deja de ser arriesgado regalar música. ¿Cómo ves la deriva que está tomando la industria? Es gracioso, porque eso es algo que no depende de nosotros, los músicos, es algo que decidirán los jóvenes que tienen alrededor de 15 años ahora. Los ejecutivos están muy perdidos, no tienen ni idea de qué hacer, de cómo sacar dinero de esto. Pero yo pienso que, aparte de Internet, es fundamental tener algo material que ofrecer. El vinilo está volviendo, y los CD no van a desaparecer, por lo menos en muchos años. En MySpace hay millones de grupos, pero es importante algo que ayude a distinguir lo que merece la pena. Si empiezas con un grupo a los 18 años, puedes grabar el disco con tu ordenador y subirlo a la web, pero nunca sonará como uno grabado en un estudio, con micros de diez mil dólares. Y esos mismos jóvenes de 15 años que ahora nos roban la música, cuando monten un grupo querrán grabar un buen disco y se darán cuenta de que ya no hay dinero para eso. Interpol puede vivir de dar conciertos, porque ya somos conocidos, pero los futuros grupos lo tendrán mucho más difícil. Es lo que te decía, el futuro de la música no depende de los grandes ejecutivos de las discográficas, son los adolescentes quienes lo tienen en su mano. www.myspace.com/interpol ¤ Interpol tocará los días 28 de septiembre (Industrial Copera, Granada), 1 (Capitol, Santiago) y 5 de octubre (Teatro Campos Eliseos, Bilbao), 13 (Palacio Vistalegre, Madrid) y 14 de noviembre (Sant Jordi Club, BCN) y serán teloneros de U2 el 26 (Anoeta, Donostia) y 30 de septiembre (Estadio Olímpico, Sevilla).


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report Challenger / Blacanova

Challenger

LOS CHICOS DEL ESTRUENDO

Hecho de gloriosos ascensos, coros álgidos y un universo de credenciales punk directas y valientes, “Ümelsion” (BCore, 10) es el segundo disco de una banda que te conviene escuchar. Challenger son tres chicos de Madrid que responden a los pandilleros pseudónimos de Paul Dah Esser, Erratic Agh y Moids Multimuerte. Con esos nombres, su estética y el sonido, es normal, que, desayunando con ellos en una privilegiada terraza de Vallcarca, pronto se nos plante Francis Ford Coppola en la sobremesa, y se pueda llegar a confundir el concepto de banda musical y banda de barrio. Texto Foto

Albert Fernández Veronica Fleiras

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ientras el ruido de tripas se entremezcla con riffs de guitarra, todos nos mostramos entusiasmados con las aventuras en los suburbios, y, llegados a un punto, incluso no sería del todo extraño que de repente aparecieran por la puerta Rusty James o Ponyboy. Porque lo cierto es que las simpatías se encienden y la conversación se enreda desde el principio, cuando las referencias cinéfilas y el sonido de punk añejo y adolescente hacen considerar las posibilidades de las canciones de Challenger como banda sonora perfecta para un remake cinematográfico de aquellas viejas historias de bandas de Susan E. Hinton, autora de “Rebeldes” o “Rumble Fish”. El protagonismo de los coros aulladores y la energía directa de las canciones, más títulos como “30 days of night” o “Home made movies”, delatan una fuerte filia cinéfila. “Es cierto que, además de los aspectos más contundentes, las canciones tienen una gran parte de melodía y muestran muchos matices. Tratamos de crear cancioncitas agradables, pese a que tengan siempre esa entrada tosca. Con lo del cine y las “freakadas” nos sentimos plenamente identificados, estamos influenciados por el cine y el Súper 8, porque eso es lo que ha sido siempre Challenger, unos amigos compartiéndolo todo”. Siendo un trío de viejos colegas, se intuye una especial comunión, como si todo circulara por una única cabeza. Las ideas vuelan en conversaciones, y siempre consiguen que las canciones sean culminantes, cuando no porque son rápidas, porque las llenan de coros. “Somos tres, llevamos tiempo juntos, de manera que las canciones toman forma con rapidez. Le damos importancia a las melodías por encima

de todo. En cuanto no nos encaja una voz, un riff o un arreglo, lo vemos enseguida, sabemos todos que no debemos seguir por ahí. Las conversaciones que tenemos como amigos, cuando vamos de copas, acaban apareciendo en las canciones. Se plasman las coñas, las cogorzas nos dan parte de las letras muy a menudo (risas)”. Estaba a punto de distinguirles por ser prácticamente la primera banda de BCore que no ha grabado con Santi García en los Estudios Ultramarinos, cuando me doy cuenta de que eso es justo lo que hicieron en su anterior disco. “Ümelsion”, en cambio, fue facturado en Madrid. “Fue un tema económico, para no desplazarnos y alquilar piso, etc. Precio y calidad son muy parecidos, tanto en el estudio de Santi como en el de Javi Ortiz en Madrid. A toro pasado, nos damos cuenta de que ‘Ümelsion’ tiene un sonido completamente diferente al ‘Dilitid’ (Arindelle, 04), cosa que mola, porque hemos logrado ser muy diversos en dos trabajos que no pasan de los 30 minutos. Son discos muy complementarios. Al ir experimentando, vamos dando con el sonido del grupo, que quizás sea lo que menos claro puedes tener al principio”. El resultado es un equilibrado ovillo donde cada forma de ritmo y distorsión se devana hasta alcanzar cotas de coherencia y precisión sorprendentes, dada la propuesta de fabuloso escándalo gamberro que en cierta manera se respira en el disco. “Más allá de la experiencia del estudio, el que salga todo tan frontal, que las canciones tengan músculo y cohesión es una cosa de la banda. Este disco salió muy hecho del local. Sobre la duración y la estructura, nos fiamos mucho de Moids

(batería), que es quien ordena un poco los delirios de bajo y guitarra. Seguimos una dinámica de mola o no mola. Moids nos ayuda con apreciaciones del estilo: ‘sí, eso, pero más corto’ (risas)”. En un disco que va siempre tan arriba, encontramos secuencias más relajadas, como “10 little kids”, y un engañoso primer corte, “Ready for next show”, canción que juega con el uso de las partes, y se contonea entre ánimos, preparando el despegue a lo unidireccional. “Puede que ‘Ready for next show’ tenga mucho que ver con por dónde vamos a tirar a partir de ahora. Esa canción nació de un ritmo que nos encantó cuando surgió, pero no nos encajaba realmente. Luego pensamos en ponerle esos coros entre todos, y todavía nos fascinaba más, ganó más trascendencia que el simple papel de intro. Dentro de nuestro rollo tan ‘en la cara’, siempre tenemos alguna cosa así, y es posible que ese sea el camino que sigamos la próxima vez que nos pongamos a componer”. Con un imaginario Mickey Rourke irrumpiendo en escena, enfundado en cuero y a punto de robarnos las tostadas, vuelven a la charla los referentes underground: su portada, o ese título en un idioma inventado, “Ümelsion”. “Viene del concepto de emulsión; hablamos de las pelis de 8 mm, de Kodak. Surgió a partir de un documental falso de Peter Jackson, donde contaba que se encontraba en el sótano de su casa unas cintas de película de su abuelo. Las revelaba y veía que eran de un director neozelandés de hace 100 años que había descubierto una ciudad perdida. Eran una películas hechas de emulsión de huevo. Una chorrada, vamos (risas)”. www.myspace.com/challengerasfuck


Blacanova MONSTRUOS CON CARA DE NIÑOS De todas las bandas de nuestro país que en los últimos años han intentado conjurar las atmósferas del shoegaze, Blacanova es tal vez la que mayor personalidad demuestra. Y no sólo porque su acercamiento al ruido no se limita a un simple gesto decorativo, en el que los efectos sirven para camuflar una falta de ideas, sino también porque detrás de ese entramado de electricidad estática bullen unas letras inteligentes y perversas. Una combinación que, tras varios EPs autoeditados, acaba de dar su primer fruto en formato largo. Un fruto carnoso y agridulce, repleto de matices y personajes de vida torcida, que llega envuelto con el mismo nombre que la banda, “Blacanova”.

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Vidal Romero Raúl Doblado

“E

n realidad, Blacanova comenzó como una broma”, explica José Perepi, para justificar por qué una banda que lleva varios años funcionando ha tardado tanto en publicar su primer disco. “Todos llevamos mucho tiempo haciendo música”, prosigue, “y hemos pasado por varias bandas, incluso hemos coincidido en alguna de ellas. Pero nunca nos habíamos tomado la música en serio, siempre era un divertimento, una excusa para quedar con los amigos y hacer algo juntos”. Un relajo que en muchos momentos ha lastrado las posibilidades de crecimiento de Blacanova pero que, al eliminar de su agenda las prisas y las ambiciones comerciales, también ha permitido a la banda trazar con calma un universo particular, en el que los primeros sorprendidos parecen ser los músicos. “Un día te atreves a dar un concierto, al siguiente estás grabando una maqueta, alguien te dice que le gustan tus canciones y de repente te ves con un disco en la calle. Es una locura”, concluye Perepi, en referencia a su estupendo debut, el homónimo “Blacanova” (Foehn, 10). Formada en Sevilla en 2005, la banda siempre ha forjado su personalidad a partir de dos elementos básicos: unas letras que juegan con imágenes de perversión y escenarios grotescos, y una música atmosférica y oscura, que maneja influencias del shoegaze, el rock gótico de los ochenta y el primer indie pop. Influencias que, como señala Perepi, no tienen que ver con modas, sino con los discos que él y sus compañeros escuchaban

durante la adolescencia. “En realidad, no me gusta que nos etiqueten como shoegaze”, prosigue, “porque en nuestra música se mezclan muchas más cosas. Pero tampoco te voy a negar que nos ha venido bien la explosión que vive el género y el éxito de bandas como The Pains Of Being Pure At Heart, que manejan todas esas reminiscencias a Jesus & Mary Chain o My Bloody Valentine, o juegan con el ruido. Si hiciéramos grunge, seguro que no nos harían tanto caso”. Eso sí, a diferencia de la actitud de muchas de estas bandas, que no dejan de ser grupos de pop clásico que camuflan su sonido detrás de un muro de delays y distorsión, en Blacanova se miman las atmósferas hasta el punto de que las canciones se transforman por completo cuando se desenchufan los instrumentos. “A veces tocamos en plan acústico y el resultado es sorprendente”, añade Armando Jiménez, cantante de la banda, “las canciones adquieren un tono mucho más dulce, posiblemente porque sale a la luz el corazón pop que hay detrás de toda la parafernalia y los efectos”. El resto del tiempo, la telaraña de electricidad que arman Perepi, Paco Arenas, Pepe Fernández y Manuel Begines funciona como un hipnótico agujero negro, pura fuerza centrífuga. Jiménez es, junto a la otra vocalista, Inés Olalla, responsable de la segunda gran baza de Blacanova: unas letras complejas y muy bien escritas, en las que se dan la mano costumbrismo, surrealismo y un curioso gusto por lo deforme. “En realidad, nos inspiramos mucho en el pasado, en cosas que hemos vivido o que han

sucedido en nuestro entorno”, explica. Episodios que les sirven para atacar después sus grandes temas, “la pérdida de la inocencia, los miedos, el dolor en todas sus dimensiones. Temas que después revestimos con imágenes retorcidas”, y en las que no es raro utilizar técnicas como la escritura automática. “Me encanta amontonar recuerdos en un papel sin pausa y luego construir las letras a partir de ese material”, añade. “Eso le da a todo un aire onírico y surrealista”. Un aire que casa a la perfección con la música, pero también con la cuidada estética de la banda, obra también de Jiménez. “Se trata de reflejar el universo particular que construyen las letras”, explica. Por eso, el diseño del disco y de su libreto “está lleno de imágenes grotescas y monstruosas, montajes en los que se mezclan niños pequeños con alas de insectos, fetos y trozos del cuerpo, como manos o pies, desgajados de su dueño”. Un universo deforme, en el que se nota la poderosa influencia que la Serie B y artistas gráficos con gusto para el mal gusto tienen sobre la banda. Como muestra, el propio nombre de la banda, el perro de porcelana que acompaña a los músicos cuando tocan en directo, Malaquías, o la cita que aparece en las notas interiores: “si ofendes a uno, ofendes a todos”, un fragmento de diálogo extraído de “Freaks”, la mítica película de Todd Browning, y que está ahí “por si a alguien no le habían quedado claras cuáles son las preferencias de Blacanova”, concluye Jiménez entre risas. www.myspace.com/blacanova


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report HEALTH / Oriol

HEALTH RUIDAZO En su momento se pusieron, no sin cierta razón, la medalla de ser el único grupo verdaderamente noise rock de Los Angeles, luego se han asociado con gente de la altura de Crystal Castles y en sus directos espantan a las nenazas a base de caos y ruido. Con el lanzamiento de “Disco2”, el álbum de remezclas de “Get color”, y a puntito de estrenar un programa de televisión, HEALTH podrían convertirse en el nuevo grupo de moda. Lástima que esto de los periodistas, las etiquetas y las modas se lo pasen por el forro de la distorsión. Texto

Virginia Arroyo

H

ace dos años, dijisteis en una entrevista que HEALTH era el único grupo de noise rock de verdad en Los Angeles. ¿Ha cambiado la escena desde entonces? Bueno, con estas declaraciones no pretendía insultar ni ofender a nadie. El periodista en cuestión me estaba preguntando por una supuesta escena ‘noise rock’ cuando en aquel momento había mucho ‘noise’ y ‘free noise’, pero no había ningún grupo propiamente ‘noise rock’ aparte de nosotros. Además, se referían a estos grupos como ‘experimentales’, cuando en realidad sólo eran derivaciones del punk-rock y del garage. Es lo que sería el sonido ‘Smell’ (Smell es una sala de Los Angeles famosa por acoger y catapultar a artistas locales de punk rock, noise y música experimental), con gente como No Age, Mika Miko o Abe Vigoda. Pero nosotros, aunque pertenecemos a la misma época, lugar y escena, no nos identificamos plenamente con ese sonido. Simplemente estaba siendo un poco quisquilloso con los detalles, nada más. En cualquier caso, estos tres grupos que he puesto como ejemplo son muy buenos amigos nuestros y nos encantan y nos enorgullece que se nos asocie a ellos. Tras vuestro primer álbum publicasteis “Disco” (Lovepump United, 08). Ahora, después de “Get colour”, sacáis “Disco2” (City Slang / Nuevos Medios, 10). ¿Qué ofrece “Disco2” que no hayamos escuchado antes en HEALTH? Sosiego. Es un disco intencionadamente suave y ligero. Y, por supuesto, suena muy diferente al primer “Disco”. Aunque en “Disco2” hay remezclas de artistas que ya participaron en “Disco”, como Crystal Castles o

Pictureplane, la mayoría de nombres que aparecen en los créditos no se repiten. ¿Cómo surgen estas colaboraciones? En general el contacto lo establecemos por email. Intentamos contactar a gente de la que somos fans o que admiramos por algún motivo, o artistas que simplemente creemos que podrían hacer un buen remix de la canción que sea. Y, aunque esta pregunta te ponga un poco entre la espada y la pared, ¿cuál es el remix que más te ha gustado de todos los que os han hecho hasta ahora? Buf, es muy difícil decidir. Me gusta mucho el remix que ha hecho Salem de “In violet” para “Disco2”. ¿Quién te gustaría que os hiciera una remezcla? Joy Orbison, pero creo que lo he asustado por email. Perdona, tío. He oído por ahí que eres muy obsesivo cuando se trata de planificar las cosas, así que supongo que tendrás claro cuál va a ser el próximo paso de HEALTH. ¿Qué tenéis pensado para los próximos meses? Cuando acabemos la gira empezamos a grabar nuestro próximo disco y filmaremos el episodio piloto de una idea de programa de televisión que hemos tenido: HealthVISIONS. ¿Y habéis escrito ya alguna canción para el nuevo disco? Sí, una. Y escribiremos una o dos más antes de empezar el tour con Crystal Castles. Seguramente probaremos a tocar alguna de ellas en algún concierto, a ver cómo responde el público.

Tengo mucha curiosidad en saber cómo componéis vuestra música, porque suena bastante caótica pero en cambio cada una de vuestras canciones tiene un orden interno, un plan, un proceso. Muchas veces empezamos con una explicación escrita de la canción con recuadros y flechas. Ahora con las canciones más nuevas estamos intentando utilizar el ordenador para agilizar la comunicación de ideas. “Get color” (City Slang / Nuevos Medios, 09) es mucho más melódico y formal que vuestro primer álbum. ¿Vais a seguir explotando vuestro potencial melódico? Sí. En el próximo disco queremos seguir haciendo lo que sabemos hacer pero en una mayor y mejor escala. A menudo decís que HEALTH no hace discos conceptuales, sino que es en sí misma una banda conceptual. ¿Cuál sería vuestro concepto central? La música. Cada canción se basa en una idea o concepto que creemos que es novedoso o especial, pero sólo a nivel musical. No hay nada pretencioso ni elevado en lo que hacemos, ni queremos descubrir ningún horizonte más allá de lo estrictamente musical. En vuestro concierto en el Primavera Sound vuestro concierto empezó muy a saco, muy salvaje y ruidoso, y de hecho mucha gente huyó asustada. ¿Os gusta provocar a la gente, causar una impresión fuerte? La verdad es que nos gusta dejar huella. No pretendemos asustar a la gente pero que les den si no tienen un poco de aguante. http://www.myspace.com/healthmusic


Oriol GRANIZADO DE GROOVE Sol. Playa. Cocoteros. Hamacas de alquiler. Pelotas de playa de colores. Atardeceres inmortales. Descapotables. Estas y muchas más son el elenco de imágenes que nos vienen a la cabeza instantáneamente al escuchar el debut de Oriol. Catalán de nacimiento y criado en Inglaterra, combina perfectamente el funky juguetón con evocadores sonidos de sintes añejos. Que ha hecho el disco del verano, vaya.

Texto

Alberto Vidal

L

a receta para ser feliz en verano hace un par de décadas era muy fácil: un litro de agua, verter un sobre de Tang en polvo en el recipiente, remover con fuerza y dejarlo enfriar en el refrigerador. Se conseguía un radiactivo mejunje de colores radiantes, refrescante y revitalizante para esas calurosas e insoportables tardes de agosto. “Night and day” (Planet Mu, 10) tiene también esa virtud de dejarte el cuerpo fresquito, a la vez que conserva ese sonido vintage de hace unas décadas que tan bien entra de primeras. El nuevo y flamante fichaje del verano no lo ha hecho ni Florentino Pérez ni Sandro Rosell, sino el gato viejo de Mike Paradinas para el sello Planet Mu. Oriol es su nombre, pero ojo que confunde, ya que en boca de él mismo nos cuenta que “me he criado entre Londres y Cambridge, pero he nacido en Barcelona, ya que mi madre es de la Pobla de Segur. Todavía recuerdo mis estancias en Barcelona como algo idílico: la comida, estar en familia o el feeling de la capital catalana”. Claro, esta ascendencia latina —su padre es de Trinidad y Tobago y a él le dedica el primer single,“Coconut Coast”, una playa en la costa este del país sudamericano— lleva a Oriol a crear las deliciosas texturas cálidas presentes en los once cortes del álbum. Música caliente embadurnada de aceite para hacer trampas y conseguir antes que nadie el bronceado deseado. Cada beat te recuerda los granos de sal que tienes pegados por todo el cuerpo cuando estás estirado en tu toalla. Oriol ve la vida pasar a cámara lenta, aunque promete que “la música es un ente abstracto que no siempre necesita una imagen que la acompañe. Pese a que el concepto tropical puede venirte a la cabeza al escuchar mi música, para mí todo habla acerca de las emociones que existen en mi sonido, en vez de intentar representar algo visual o material”. Vaya, justo cuando me resultaba impensable imaginar que este disco había podido ser grabado en invierno, vislumbrando a Oriol grabando con un daiquiri en la mano y con las chancletas ‘Havaianas’ enfundadas. “Sí, vivo en Inglaterra donde el invierno es muy largo y el verano demasiado corto. Me he criado en UK por lo

que su entorno y música me ha impresionado mucho, sintiendo de cerca el drum‘n’bass o la explosión house. Inglaterra puede resultar claustrofóbica y oscura, por lo que a veces se necesita una vía de escape, y es la música la principal evasión”. Durante los casi tres cuartos de hora que dura, parece apreciarse un concepto unitario, esto es, el verano y todo lo que conlleva. Hablamos de composiciones diferentes, pero todas ellas guardan un cierto parecido en cuanto a lo que quieren mostrar. Antes de que me embale, Oriol aclara “que mi disco no se trata de una obra conceptual. Sólo trato de disfrutar haciendo mi música e intentando encontrar mi propio estilo. Si dejas fluir tu música de forma natural, es entonces cuando encontrarás una continuidad que marcará tu sonido. No hay una narrativa. Siempre intento representar algo positivo, pero huyendo de la forma naïf de hacerlo. Es cuestión de ser optimista pero con los pies en el suelo”. Aclarado este punto, urge dilucidar cómo ha sido la producción, con esos maravillosos teclados de funk espacial que planean durante todo el álbum —que recuerdan buenamente al alias del jefe del sello, Jake Slazenger—, así como los breaks histéricos presentes en “Night and day” (el tema). “He utilizado mayormente software, aunque hay algo de percusión y flautas en directo. No importa tanto que equipamiento utilizas, sino cómo te las ingenias para traducir tu sonido a la realidad”. Destaca también la facilidad del catalán para crear sinuosas y cálidas melodías, capaces de serpentear por tu cabeza durante días y silbarlas en la bici de camino a la playa. Oriol comenta que “me metí de lleno en la música gracias a ir al conservatorio y tocar mucho jazz. Cuando practicas este estilo, siempre estás creando nuevas melodías, y yo amo escribirlas”. Sólo nos queda disfrutar de lo poco que queda de verano con este gran disco. Póntelo en modo repeat en el iPod sentado en tu hamaca y disfruta de los últimos rayos de sol. De mientras, quizás Oriol se quede hibernando hasta el próximo verano. www.myspace.com/oriolmusic


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report Midnight Juggernauts

Midnight Juggernauts EL NUEVO PROGRESISMO En “The crystal axis”, su segundo disco, los tres de Melbourne se alejan de la sombra del French Touch y viran hacia paisajes (aún más) psicodélicos sin descuidar la melodía y los ganchos pop. No hay aquí hits incontestables como “Into the galaxy” o “Shadows” pero los australianos dan la sensación de estar progresando adecuadamente hacia alguna parte. Además, en cuanto hablas un rato con ellos acabas convencido de que pese a que hay un poco de hype a su alrededor, Midnight Juggernauts son lo suficientemente freakies para que les hagamos un huequecito en nuestros corazones. Texto

Half Nelson

N

os encontramos con los tres miembros de Midnight Juggernauts en su camerino del Festival Internacional de Benicàssim unas pocas horas antes de su debut en un gran festival español. Muy lejos de la mitificada imagen de lo que debería ser el camerino de una banda de rock en gira, el pequeño espacio que se les ha asignado se acerca más a lo que fue el camarote de los Hermanos Marx ya que además de Andrew Szekeres, Vincent Vendetta y Daniel Stricke, allí nos encontramos un servidor, otros dos músicos que forman parte de su banda en directo, su road manager, algunos instrumentos con

sus embalajes, multitud de maletas con ropa, algo de comida y bebida (nada escandaloso que reseñar) y gran cantidad de ropa y zapatillas de uno de los patrocinadores del festival. Para acabar de complicarlo todo un poquito más Andrew, Vincent y Daniel se empeñan en mostrar su cohesión como banda (en directo todos cantan y se alinean en una única fila, sin jerarquías) contestando al alimón a la mayoría de cuestiones, lo que hace muy difícil discernir a posteriori quién dice qué, aunque poco a poco es Vincent Vendetta el que acaba llevando la voz cantante. Dejémosles que hablen. “Cuando acabamos los directos de ‘Dystopia’ (Siberia, 07)”, comienza Szekeres, “era ya el final de 2008 y llevábamos más de un año girando. Lo único que queríamos hacer era grabar el nuevo disco porque eso significaba volver a casa. Pero cuando empezamos a trabajar y grabar las canciones nos dimos cuenta de que el sonido era más crudo, supongo que seguíamos influenciados por el directo”. Lo cierto es que Midnight Juggernauts se han quitado de encima el complejo de “banda de rock que imita a Daft Punk” que lastraba su primer LP y, añadiendo psicodelia (y muchas otras cosas) han avanzado un paso más en su extraño, pero adictivo cuando aciertan, híbrido de retroelectrónica, pop y rock. Así “This new technology” podría


Midnight Juggernauts “The crystal axis” SIBERIA — IMPORT

Electropop. Pese a que la portada y la intro “Induco” den un poco de miedo, los australianos en este segundo LP han medido mucho mejor sus fuerzas que en su impetuoso debut “Dystopia” (Siberia, 07). Para empezar el supuesto hit, la estupenda “Vital signs” (primer single extraído del LP) se basa mucho más, como los buenos temas pop, en un estribillo inspirado (bastante en la línea de sus paisanos Cut Copy, por cierto) y no tanto en los ganchos melódicos, rítmicos y sónicos (ese gusto por los vocoders) ‘importados’ de unos francesitos llamados Daft Punk. Sin embargo, la sección media de “Vital signs” incorpora un interludio (bastante soso) cuya única función parece ser alejarlo de las radioformulas. La línea contenida, sin apenas toques electrónicos, continúa en la hermosa “Lifeblood flow”, que, de nuevo, se desborda en el estribillo apoyado por sintes. Como si fuera un descarte del último de MGMT “This new technology” (single de adelanto en 2009) combina acertadamente sintes de aire retro con beat sesentero. Con mayor predominio de la batería “Lara Vs the savage pack” es firme candidata a futuro single bailable, aunque el aire decididamente prog de la sección final no sé si me desconcierta o me horroriza. Igual que el desbarre al final de “The great beyond”, mientras que el inicio acústico de “Cannibal freeway” es puro Radiohead que deriva en un bonito cambio de acordes que se corta cuando entra el tema propiamente dicho, que no tiene nada que ver. Aquí vuelven a abusar de los estribillos recitados y machacones. Me salto “Virago” porque el inicio entre prog y gótico pronto deriva en unos horribles versos cantados con bastante poca gracia y machacados con fruición sobre unas supuestas ‘bases tribales’ que dan paso a los momentos ochenteros del LP: la breve “Winds of fortune”, con sus versos susurrados sobre un riff circular a la guitarra, y “Dynasty”, con un aire a crooner de pelo crepado bastante importante. En fin, un disco mucho menos estridente en su diversidad que el primero, más uniforme, más contenido, más pop, pero que pierde fuelle según avanzan los temas. Y cuidado con la edición limitada que incluye el EP “Surplus maximus” con descartes (donde debería de estar “Lemuria”), demos, una remezcla de Emperor Machine y una versión a cargo de Tame Impala. Half Nelson

estar perfectamente en el último disco de MGMT. Fue gracias a “Shadows” de su primer EP “Secrets of the universe” (Siberia, 06), y presente en multitud de recopilatorios, que los franceses Justice los consideraron su nueva banda favorita y les invitaron a telonearles en buena parte de su gira mundial de 2007. Eso supuso su despegue en Europa y los Estados Unidos donde ni siquiera tenían distribución. Ahora siguen editando en su propio sello en Australia, pero ya se permiten el lujo de entrar en el estudio nada menos que con Solange Knowles, la hermana gafapasta de Beyonce. “La conocimos en París en 2008”, explica Vendetta. “Hablamos de hacer algo y mantuvimos contacto online hasta que vino a Australia a principios de año, pero en ese momento nosotros teníamos un montón de conciertos, así que, ¡¡se vino con nosotros a Tasmania para hacer sólo una canción en directo!! Eso estuvo muy bien, porque nadie esperaba que se implicara tanto. Estuvimos en un estudio, pero no hay nada concreto, tenemos que seguir trabajando”. Antes de todo eso grabaron su segundo LP “The crystal axis” (Siberia, 10), que pese a contener un hit muy en la línea de “Dystopia” como “Vital Signs” está claro desde el inicio que es más compacto estilísticamente y no es tanto una simple colección de canciones como lo fue el anterior. “Sí,

diría que incluso es más tribal”, afirma Vendetta. Esa palabra que sí que podría usarse para definir las percusiones usadas en un par de sus canciones parece como una señal para que los tres se distiendan (aún más) y se dispongan a explicarme divertidos una historia sobre un atasco en Bélgica que les obligó a renovar la colección de DVDs de su autobús en la que acabaron incluyendo “Holocausto caníbal” (Ruggero Deodato, 1980), una truculenta historia de canibalismo, mutilaciones y violaciones en la selva amazónica, que por cierto estuvo muchos años prohibida en Australia. “En la banda sonora de esa película hay unos ritmos muy tribales, que, tiempo después, nos dimos cuenta de que habíamos incorporado a algunos momentos del disco”. Hay un tema titulado precisamente “Cannibal freeway” (cuyo inicio recuerda a un acústico de Radiohead), pero cuando intento cerrar la página caníbal y pasar a la siguiente cuestión Vincent me interrumpe muy animado. “Yo personalmente siempre fui bastante freak del cine en mi adolescencia, iba a maratones de 24 horas a ver ‘La cosa’ (John Carpenter, 1982) y ese tipo de pelis y como no tenía coche y no podía ir a drogarme por ahí, esas películas eran mis mayores experiencias alucinógenas”. ¿Y hay algo de eso en tu música? “Sí, sin duda. En ‘Dystopia’ todo era como más pretendidamente futurista y en ‘The

crystal axis’ he querido recrear esas atmósferas evocadoras, expansivas, no tanto crear canciones pop, sino ir algo más allá, aunque dicho así suene algo pretencioso (risas). Personalmente, considero que las bandas sonoras de John Carpenter son una gran influencia en nuestra música”. Pese a ser unas verdaderas estrellas en su Australia natal, siguen publicando en su propio sello, ¿es que nadie os quiere? “No, es que las discográficas ya no se arriesgan”, razona Szekeres. “El dinero está en las giras y un sello mayor no puede darnos nada que no tengamos ya. Gestionamos nuestro tiempo, nuestros discos y nuestras giras y tenemos acuerdos de distribución en todo el mundo. El tema de las descargas es muy delicado, porque es evidente que está perjudicando a la industria, pero también permitía que la gente de Europa o Estados Unidos tuviera nuestro disco y viniera a nuestros conciertos cuando no teníamos distribución aquí”. No queda claro si por error o por mala leche, la dirección postal del sello en su página web era una clínica veterinaria en Rusia. Vendetta se rie. “Creo que muchos piensan que es un sello ruso, así que la clínica debe de estar recibiendo un montón de CDs de bandas rusas. Supongo que acabaremos sacando un recopilatorio de grupos rusos (risas)”. www.myspace.com/midnightjuggernauts


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retrospectiva Seefeel

Seefeel

EN EL CORAZÓN MISMO DEL SONIDO

Para todos los que pintan ciertas canas (los que andamos bien entrados en la treintena, es decir), no ha existido una época más intensa en el mundo del indie que los primeros años de la década de los noventa. Casi cada semana aparecían bandas que parecía que iban a cambiar la historia, que saltaban entre géneros con soltura, que concebían estilos nuevos sobre la marcha, que mezclaban instrumentos, sonidos, estéticas y recursos sin miedo al fracaso o al ridículo. Una de aquellas bandas, una de las más míticas, fue Seefeel, una pandilla de visionarios capaz de contaminar un pop de guitarras dulce y cálido con ambient de grano grueso y electrónica de aires inteligentes. Incomprendidos en su momento, venerados después por cientos de bandas que han intentado reproducir su mágico sonido sin éxito, acaban de anunciar que vuelven a la vida. Demos gracias al cielo. Texto Foto

Vidal Romero Jonathan Hyde

C

riado en Londres, al calor de Cocteau Twins y Sonic Youth, “las dos bandas más importantes en mi vida”, Mark Clifford pasó por varios proyectos “sin relevancia” antes de publicar un anuncio buscando compinches en una revista musical. Amanecía el año 1992 y la intención del futuro cantante y guitarrista de Seefeel era seguir los pasos de nuevos alquimistas del pop como My Bloody Valentine, así que dio preferencia “a personas de mente abierta, con las que me sintiera a gusto, antes que a músicos brillantes”. Una decisión que alargó el proceso, “casi seis meses tardamos en juntarnos todos”, pero que también permitió a una banda que completaban Sarah Peacock (guitarras, voz), Daren Seymour (bajo) y Justin Fletcher (batería y programaciones) desarrollar una personalidad propia con mucha rapidez. “Al principio utilizábamos estructuras más convencionales, cercanas incluso al formato ‘clásico’ de canción pop, pero pronto nos dimos cuenta de que estábamos constreñidos por esas estructuras y decidimos dejarnos llevar”, permitiéndose “la libertad de probar cualquier cosa, inspirados por la actitud de algunas bandas de rock y electrónica que estaban surgiendo en aquel momento, pero también por cosas más antiguas, como Kraftwerk o Neu!”. Parte de aquella libertad pasaba por utilizar herramientas propias de la música electrónica, como samplers y cajas de ritmo, dentro de un contexto claramente rock. “La mayoría de nuestras canciones están escritas en el estudio”, señala Clifford, “pero los primeros tiempos de la banda los pasamos tocando dos o tres veces por semana, un mes tras otro, así que la dinámica de tocar en directo estaba profundamente arraigada en nuestro sonido, incluso cuando estábamos en el estudio”. Además, y “a pesar de su aparente naturaleza, nuestra música es en el fondo muy sencilla, así que resulta mucho más fácil de trasladar al directo de lo que muchos creen”. A fin de cuentas, “no se trata de lo bien que tocas tu instrumento, sino de cómo lo utilizas”. UN NUEVO SONIDO

Esa última sentencia explica también la enorme diferencia de calidad que existía entre Seefeel y otras bandas que se movían en territorios cercanos, llámenlos shoegaze, dream pop o como quieran. Para Clifford y los suyos la búsqueda de un sonido propio estaba ligada de manera intrínseca a la escritura de las canciones. “Algo que asumimos desde el primer momento”, explica, “es que sólo debíamos utilizar efectos cuando fuera estrictamente necesario. De hecho, nunca he entendido a esas bandas que utilizan los efectos sólo para que su sonido parezca más ‘inteligente’ o ‘complejo’. En Seefeel, todos los sonidos y efectos que escuchas son importantes en el conjunto de la canción. Por eso, jamás añadíamos efectos a las guitarras durante el pro-

ceso de mezcla, y del mismo modo, si hubieras eliminado alguno de los efectos de guitarra, entonces la canción habría desaparecido”. Una estética que afectaba a todo el proceso de producción; desde esa concepción de la canción como una extensión de la alquimia de sonidos hasta el trabajo de mezcla final, “la parte a la que dedicábamos más tiempo, la que más nos consumía”, pero también la que conseguía que las canciones sonaran a fondo marino, a burbuja acuática a punto de desplomarse. “Hubiera sido mucho más sencillo situar los ritmos en el primer plano y hacer la música más inmediata”, reconoce Clifford, “pero precisamente esa era la mejor razón para no hacerlo. Y sigo pensando que es gracias a esas sencillas decisiones por lo que las canciones tienen un desarrollo emocional intenso, una sensación de estar sumergidas. Y me alegra, porque nuestra intención era arrastrar al oyente al corazón mismo del sonido”, de un nuevo sonido. PURO, IMPURO

“Grabamos unas cuantas canciones y las enviamos a varios sellos que nos gustaban”, prosigue Clifford. Uno de aquellos sellos era Too Pure, el mismo que había descubierto a PJ Harvey y a Stereolab, el hogar de proyectos tan extravagantes como Moonshake, Th’ Faith Healers o Pram. “Nos respondieron de manera inmediata, ofreciéndose a publicar nuestras canciones. Todavía resulta un poco extraño, sobre todo si piensas en las otras bandas del sello, pero creo que en el fondo eso refleja la apertura de mente que tenían los dueños. Recuerdo a Paul (Cox, uno de los socios de Too Pure) diciéndonos ‘nos gusta de verdad lo que hacéis, pero somos incapaces de explicar por qué’”. El caso es que a principios de 1993, menos de un año después de su formación, Seefeel entraban en el estudio a grabar su primer EP, “More like space”, cuatro canciones de pop emponzoñado y borroso, en el que se superponían loops minimalistas, ritmos sencillos y guitarras vaporosas tratadas con efectos de grano grueso. Una estética que se ampliaría en meses sucesivos con otros dos maxis, “Plainsong EP”, cuya canción titular es lo más parecido a un éxito que ha tenido nunca Seefeel, y “Time to find me”, con dos remezclas de Aphex Twin que terminaron por colocar a la banda en los radares de los aficionados al techno y la música electrónica, un público que terminaría por adoptarles. “Estoy convencido que Richard (D. James) nos ayudó a crecer”, reconoce Clifford. “Él ya era muy conocido, y además dedicó muchos días a trabajar en nuestras remezclas, porque no quería destruir el espíritu de las canciones originales. Así que, por supuesto, mucha gente que seguía su carrera se interesó lo suficiente como para buscar más música nuestra”. Por separado, o reunidos en el revelador “Polyfusia” (Astralwerks,

94), esos tres maxis representan una versión cruda de Seefeel, en la que todavía faltaban por refinar algunos detalles acerca del sonido y la producción, pero que ya avanzaba la grandeza de su debut en largo, el majestuoso “Quique” (Too Pure, 93). IMPERIAL

Pocas palabras describen mejor ese disco que las que Simon Reynolds escribió para The Wire: “Seefeel hacen sonar las guitarras como si fueran samples, los sintetizadores como si fueran coros, las voces como si fueran secuenciadores”. Seefeel, en fin, llevaban su particular sonido hasta el mismo límite de la licuefacción, envolviendo toda la instrumentación en una cálida maraña en la que todo parecía reconocible, pero al mismo tiempo deliciosamente difuso. “Habíamos aprendido mucho acerca de los estudios de grabación, y también éramos mucho más conscientes acerca de lo que queríamos”, recuerda Clifford, “así que desarrollamos una ola de creatividad en la que todo funcionaba bien. Fue un periodo muy intenso para la banda”, un momento en el que hasta las ideas más complicadas cristalizaban. “La escritura de canciones resultó sorprendentemente rápida, excepto en casos como ‘Climatic phase’ o ‘Plainsong’, cuya construcción nos llevó días y días a causa de la naturaleza primitiva de los ordenadores y samplers que había entonces, y de los cientos de edits que utilizamos en cada una de ellas”. Pero más allá de esos detalles “todas las canciones del disco funcionan buscando un equilibrio entre las voces y las guitarras, dejando que un bajo poderoso y grave sujete todo el conjunto. Es una idea muy simple, que reforzamos durante la grabación mediante algunas reglas: nada de redobles de batería, nada de usar sonidos que no fueran importantes, cambios en las guitarras muy limitados, cosas así. Fue siguiendo esas reglas como conseguimos mantener un hilo invisible que atraviesa todo el disco”. VIOLENCIA

Tras la edición de “Quique” la popularidad de Seefeel alcanzó su punto más alto. Las giras se sucedían sin cesar y toda una institución como Warp llamó a las puertas de la banda, que no dudó en mudarse de casa. “Tenían una visión muy clara de lo que estaban haciendo y podían ayudarnos a crecer de un modo que no estaba al alcance de Too Pure. Además, teníamos varios amigos en Warp, así que parecía un buen hogar”. La mudanza trajo consigo un viraje hacia territorios más electrónicos, como demuestran el EP “Starethrough” (Warp, 94) y el segundo disco de la banda, “Succour” (Warp, 94). Una sensación “bastante generalizada”, según Clifford, aunque él no la comparta. “Es cierto que los ritmos son rígidos y están muy cuantizados, pero la mayoría de las guitarras están grabadas en directo.


Así que en el fondo es la atmósfera lo que hace parecer al disco como más electrónico, porque utilizamos samples mucho más fríos y menos ‘humanos’. A un nivel de sonido y producción, sin embargo, no hay muchas diferencias respecto a ‘Quique’. Incluso es más sencillo en términos de grabación, porque un tema como ‘Fracture’, por ejemplo, está construido con sólo cinco elementos”. Lo que sí acepta Clifford es la definición de “Succour” como un disco violento, “una circunstancia que se debe al estado de humor en el que me encontraba. No violento hacia la gente”, puntualiza, “sino una violencia abstracta, debida a que me sentía hundido. Estaba cansado de tantas giras, había descubierto que no me gustaba vivir así. Así que cuando empezamos a grabar de nuevo mi cabeza estaba llena de ruido, desenfocada, repleta de una extraña energía que terminó traspasándose a la música”.

za, posiblemente en referencia a Scala, el proyecto que sus tres compañeros montaron junto a Mark Van Hoen (aka Locust), y que produjo tres discos y un puñado de EPs entre 1996 y 1998. La última acción que realizó la banda antes de su desaparición (“en realidad, nunca nos separamos de un modo formal”, señala Clifford) fue la producción de “Ch-vox” (Rephlex, 96). Lo que siempre se ha considerado como el tercer disco de la banda era en realidad “una colección de ideas que quedaron en el tintero durante la grabación de ‘Succour’. Cuando Richard hizo las remezclas de ‘Time to find me’, le prometimos que a cambio grabaríamos un EP para su sello. Nunca pretendimos que fuera un álbum, era sólo un regalo para un amigo”. Sea como sea, el testamento sonoro de Seefeel es un disco de una negrura insondable, un disco de atmósferas aislacionistas, capaz de poner los vellos de punta. Se iban, sí, pero por la puerta grande.

FRACTURA

Incomprendido en su momento, “Succour” recibió muchos varapalos a un nivel crítico, algo que no ayudó demasiado a una banda que se hallaba en punto muerto. Para liberar tensión, Mark Clifford comenzó a trabajar en un proyecto en solitario, Disjecta, mucho más orientado hacia las abstracciones electrónicas. Su primer disco, “Looking for snags” (Warp, 95), apareció a finales de aquel año, y de algún modo supuso el final anticipado de la banda. “En realidad, yo no quería parar”, explica Clifford, “pero me sentía cansado de la industria musical. Cuando hicimos el tour con Spiritualized comprendí que no podía seguir con aquel tipo de vida más tiempo. Por eso me dediqué a hacer música en solitario, para limpiar todas esas sensaciones, y es también posible que por razones parecidas Sarah, Justin y Daren quisieran probar algo diferente”, puntuali-

FALTAS

Ni Scala, una versión más accesible y depurada (también menos inspirada) de las ideas desarrolladas en Seefeel, ni January, incomprensible inmersión de Sarah Peacock en un pop colorista y saltarín, llegaron siquiera a rozar el éxito. Y lo mismo puede decirse de Sneakster, proyecto de electrónica sedosa con chica frágil al frente, tan breve como inofensivo, con el que Clifford llamó a las puertas de la fama. Tampoco las escasas referencias que ha publicado como Disjecta o los experimentos que ha realizado junto a outsiders como Simon Kealoha, Zavoloka o Mira Calix le han ayudado a vivir de la música, así que el retorno de Seefeel no debería sorprender a nadie. “Cuando se reeditó ‘Quique’, hace un par de años, Sarah y yo hicimos algunas entrevistas”, justifica Cli-

fford, “y comenzamos a intercambiar ideas. Yo conocía a E-da”, uno de los numerosos baterías del universo Boredoms, “y le llamé con idea de empezar a tocar en directo de una manera seria. Esto coincidió con los eventos del 20 aniversario de Warp, a los que Steve Beckett nos había invitado. Para entonces, Shigeru Ishihara”, el delirante DJ Scotch Egg, “se había unido al proyecto porque ni Daren ni Justin estaban disponibles. De repente, todo volvió a ser emocionante. Me gustó, y también a Steve, que después de un concierto que dimos en París, se volvió loco y nos hizo prometer que grabaríamos un nuevo disco para Warp. Y decidimos hacerlo. Y, de repente, toda la creatividad de los viejos tiempos volvió a fluir”. El nivel de engrase de esta nueva formación se puede palpar en el volátil “Faults”, esperanzador tema de adelanto de un disco que llegará en otoño, y que ya está colgado en su MySpace. “Creo que las nuevas canciones tienen un regusto más rudo”, reflexiona Clifford, “pero también un aspecto mucho más optimista. El sonido es más confortable, en el sentido de que hacer música vuelve a ser algo sencillo”. ¿Un retorno a los orígenes, entonces? “No es la misma situación”, rechaza. “Comenzamos en una época diferente, en la que no existía una infraestructura para lo que estábamos haciendo, así que muy poca gente llegó a entendernos. Pero está bien así, me hace feliz saber que todavía existe gente que nos recuerda y que está interesada en escuchar lo que tenemos que decir”. www.myspace.com/seefeelmyspace

¤ Seefeel tocarán en el Festival Experimentaclub 2010 (del 1 al 3 de octubre, La Casa Encendida, Madrid).


042/043

sello del mes Stolen Recordings

Tap Tap TOM TIENE UNA AMANTE

Son muchos los músicos que están casados con su trabajo. En este caso, Tap Tap vendría a ser la aventura extramatrimonial de Tom Sanders, cantante de Pete & The Pirates. Con Tap Tap, Tom da rienda suelta a su imaginación y se atreve con experimentos más bizarros y más sucios que con los piratas. Con un rollo entre místico y socarrón, Tom Sanders nos responde a unas cuantas preguntas. Textos

Virginia Arroyo

A

quí todavía no sois muy conocidos, así que, cuéntanos, ¿quiénes son Tap Tap? ¿De dónde vienen? ¿Adónde van? Algunos son de Pete & The Pirates, algunos no, pero absolutamente todos provienen de extraños lugares, de todas partes y de ningún sitio en particular. Cualquiera que quiera tocar con nosotros puede venir y hacerlo. De hecho, si tocas algún instrumento, envíame un email con alguna demo, que estoy especialmente interesado en reclutar a miembros femeninos. El segundo disco de Tap Tap, “On my way” (Stolen Recordings, 09), aún no ha visto la luz en España. ¿Crees que les puede gustar lo nuevo de Tap Tap a los fans españoles de Pete & The Pirates? Probablemente. Tap Tap es algo menos ruidoso, pero no suena tan bien grabado. Por otro lado, en Tap Tap nos permitimos hacer canciones un tanto más inusuales. ¿Cómo ha evolucionado vuestro sonido desde que lanzasteis “Lanzafame” (06) hasta ahora? “Lanzafame” lo grabé yo mismo en la casa de mis padres en Reading, en el que era mi dormitorio. A veces creo

que ese sonido y ese ambiente se puede respirar en el disco. Por el contrario, “On my way” lo grabó una persona externa, J.P. Buckle, en el sótano de la casa de Jarvis Cocker en Londres. Supongo que por eso suena más profesional y más consistente. Aun así, sigue teniendo ese sonido tosco, rugoso, lleno de aristas. ¿Cómo repartes tu tiempo entre Pete & The Pirates y Tap Tap? ¿Has tenido alguna vez la sensación de que una cosa estaba invadiendo a la otra? Pete & The Pirates consume la mayor parte de mi tiempo y el poco rato libre que me queda lo dedico a Tap Tap. Pero nunca he sentido que una cosa estuviera eclipsando a la otra. De hecho, mucha gente ha conocido a Pete & The Pirates a través de Tap Tap y viceversa. Lo que sí que es cierto es que a veces tengo tantas cosas entre manos que hay que hacer malabares para que salga todo bien. Pero, bueno, la mayoría de componentes de Pete & The Pirates tienen otras historias aparte de la banda. En su mayoría, tener novia y tal. Quizá Tap Tap sea mi novia. La letra de “El gusano” está en castellano. ¿Has estudiado español? ¿Cómo surgió la letra? No, nunca

he estudiado español, pero pasé un tiempo viviendo en España cuando era pequeño. La verdad es que no tengo ni idea de cómo ni por qué la letra acabó siendo en español. De hecho no me suelo acordar del momento preciso en que me pongo a escribir una canción. A veces me pregunto si a lo mejor no soy yo quien las escribe en realidad… Eso da un poco de miedo… ¿Y sobre qué sueles escribir (tú o quien sea que escribe en tu nombre)? Bueno, sobre cualquier cosa. Hace poco escribí una canción muy chula sobre mi planta araña. Se llama “Spider plant”. El tema de la canción o la unidad de las canciones entre sí no me parece esencial. Entonces tú no enfocas los álbumes como un todo, ¿no? Más bien no. A veces me viene un aluvión de ideas en muy poco tiempo y tengo que pelearme con ellas para encajarlas y encontrarles palabras y estructuras adecuadas. Pero cada canción es independiente, cada una nace de la nada, como un extraño nuevo amigo o como un bebé inesperado. Y entonces yo tengo que criarlo e intentar que su destino se realice.


Stolen Recordings SANGRE RENOVADA PARA EL POP

Stolen Recordings es una pequeña discográfica londinense que, en tan sólo cinco años, se ha forjado un buen nombre en la capital musical del Viejo Continente. Su ‘roster’ acoge pop de toda clase y condición, pero siempre con cierto calado independiente y con una calidad asombrosa. Si les preguntas qué artistas se han quedado con las ganas de fichar, te dicen que los neozelandeses Connan Mockasin y Micachu and The Shapes. Toda una declaración de intenciones.

H

¿Cuál es tu tema favorito del nuevo álbum? Me gusta mucho “Star crossed idiots”, sobre todo por los trocitos de piano que hemos incluido y porque me lo pasé muy bien tanto grabándola como escribiéndola. Y eso está bien porque creo que el proceso de grabación debería ser tan divertido y creativo como el de composición. Se llega a convertir en una obsesión. Yo, al menos, me estoy obsesionando mucho con la técnica y el equipo de grabación, sobre todo con el reverb y el delay. De hecho, es uno de los grandes motivos por los que soy músico. Ojalá pudiera permitirme tener un estudio propio que no fuera mi cocina. Hace ya tiempo que salió “On my way”. ¿Has tenido ocasión de grabar ya nuevos temas? ¿Hay planes para un tercer álbum? He grabado un montón de canciones desde “On my way”. Nunca dejo de grabar. Ya tengo todo el material para el próximo álbum, pero todavía no estoy seguro de dónde o cómo voy a grabarlo. La cuestión es que la composición y la grabación son procesos que nunca acaban. De hecho, creo que voy a grabar una canción en cuanto acabe de escribirte.

oy en día montar una discográfica es una aventura sólo apta para osados y sacarla a flote es poco menos que un milagro. “Prudencia y flexibilidad” son las claves para Merida Sussex, copropietaria y coordinadora de prensa de Stolen Recordings. Y es que el éxito de Stolen Recordings no surgió de la noche a la mañana. “En 2003 empezamos a montar unas noches llamadas Stolen Presents. Traíamos a tocar a grupos que eran geniales pero que no conseguían que nadie les publicara sus temas. Nos pareció una barbaridad que esa música no viera la luz, así que decidimos montar una discográfica”. Pero pasaron dos años hasta que finalmente, en mayo de 2005, plancharon su primer disco, el EP “Last night” del grupo nu-gaze Candy. A éste le siguió el álbum debut de Pete & The Pirates, “Get even”, que se convertirían en el estandarte del sello: pop fresco y pegadizo que se alejaba de las corrientes mainstream y que no entendía de modas ni etiquetas. Por eso, si echamos un vistazo a su roster, encontraremos pop en todas sus acepciones, desde el proyecto en solitario del ex Piano Magic Simon Break hasta el ruidazo de Screaming Tea Party, pasando por las melodías contagiosas de Pete & The Pirates o el intimismo de Serafina Steer. Precisamente de esta última nos habla Merida con gran entusiasmo. “Ya la conocíamos desde hace tiempo (apareció en nuestro segundo recopilatorio) y es una pasada. Nuestro primer trabajo con ella se llama ‘Bloody hell’ y fue grabado en un gimnasio abandonado en una escuela del norte de Londres. Sólo su voz y el arpa. Maravilloso. De hecho ya ha hecho giras por el Reino Unido, Europa y Japón con gente como Patrick Wolf, Chrome Hoof, Antony and The Johnsons o Polar Bear”. Pero, entonces, ¿qué tienen en común una arpista, un grupo de punk-pop, una banda shoegazera y un tipo obsesionado con el blues de los setenta? ¿Cuáles son los requisitos básicos para Stolen Recordings? “No hay ninguna premisa preestablecida, más allá de que tengan buenos temas. Creo que lo que todos nuestros artistas tienen en común es que tienen un sonido o voz únicos. No nos interesan las bandas que suenan exactamente igual que otras mil bandas, ni esos artistas que llevan sus influencias escritas en la frente. Queremos bandas que sobresalgan por su fuerza y peculiaridad”. No obstante, la industria musical se está desestructurado a pasos agigantados y ya no basta con tener buenos grupos. Todos los implicados en el negocio de la música debaten en busca de una posible salida. Algunos hablan de establecer un porcentaje de ingresos razonable por cada reproducción en Spotify o YouTube, otros hablan de volver a la venta exclusivamente en formato físico, otros creen que los beneficios no hay que buscarlos en los discos sino en los directos y el merchandising, mientras que otros, los más catastrofistas, piensan que ha llegado el fin de la música como negocio. “Yo no exageraría tanto. Sí que es cierto que cuando Paul Jones, Rachael Robb y yo montamos el sello hace cinco años el panorama estaba bastante mejor. El negocio está cambiando tan rápido que es difícil saber hacia dónde se dirige todo esto. Pero la gente empieza a darse cuenta de que si quieren escuchar música nueva e interesante, los músicos y los sellos necesitan dinero para producirla. Además, mucha gente descarga música ilegalmente no sólo porque es gratis, sino porque piensan que así se la están pegando a las grandes corporaciones. Lo que no saben es que los que más sufrimos con la descarga ilegal somos los sellos pequeños y los músicos”. Pero probablemente porque está tan revuelto, en este mar los peces gordos no se comen a los pequeños: “No hay motivo para sentirse amenazado por las grandes discográficas porque no tenemos los mismos objetivos. Si un sello importante está interesado en una banda con la que estamos trabajando, mejor para nosotros y para el grupo. Mientras tanto, los sellos pequeños seguiremos insuflando sangre nueva a la industria musical y buscando nuevos grupos y montando fiestas y buscando la manera de seguir dando salida a la música que nos gusta”. www.myspace.com/stolenrecordings


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go series 73 Stolen Recordings

Este CD promocional se vende exclusivamente con el número #114 de GO MAG, disponible en quioscos de toda España.

73 go series

Stolen Recordings Texto

Virginia Arroyo

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Pete & The Pirates “Mr. Understanding” Para quien haya tenido un mínimo de vida nocturna durante los últimos dos años, esta canción no requiere presentación. “Mr. Understanding” es el hit por excelencia de Pete & The Pirates. Quien más y quien menos ha transformado su memorable riff en un “lolololo” ininteligible y etílico a altas horas de la madrugada. Confesadlo.

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My Sad Captains� “Here and elsewhere” Pop adorable. Así se podría definir lo que hace este quinteto londinense. En “Here and elsewhere”, el delicado juego vocal masculino-femenino se despliega sobre un mar de guitarras brillantes y cálidos órganos. Todo aquí huele a verano, a brisa marina, a crema solar y a melancolía. Como unos niños riendo y correteando alrededor de una piscina en una película quemada de Super8, como un verano que fue perfecto y que no volverá.

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Screaming Tea Party “Car crash beauties” Si hasta aquí este recopilatorio había entrado fácil y ligero, ésta va a doler un poco. Koichi, Nell y Niyan son Screaming Tea Party y la verdad es que no cuesta imaginárselos irrumpiendo a las cinco de la tarde en salas de estar ajenas y rompiéndoles los monóculos a los invitados con su ruidaco demencial. Lo suyo es punkabilly de baja fidelidad con guiños a Sonic Youth y The Jesus and Mary Chain. Diversión asegurada. Bo Ningen “Koroshitai Kimochi” Este cuarteto japonés afincado en Londres es una auténtica locura. Partiendo de las premisas del rock japonés, Bo Ningen lo ensucian con funk, hardcore, krautrock y metal hasta conseguir una masa informe de riffs y berridos atonales. El resultado es hipnótico y delirante a partes iguales. Y “Koroshitai Kimochi” es un buen ejemplo. Tap Tap “El gusano” “Tú me llamas, tú me llamas / me encanta cuando tú me llamas / y tengo la cabeza como migas de pan / y tengo un gusano en mi corazón”. Así reza el estribillo de este temón que se va a convertir desde ya en uno de los favoritos del mes de muchos de vosotros. “El gusano” es el single con el que Tom Sanders de Pete & The Pirates presenta su segundo disco en solitario, “On my way”, que aún no ha sido publicado en España y, cuando lo haga, nos va a dejar la cabeza... como migas de pan.

06

Serafina Steer “Shut up shop” Imagina una Dolores O’Riordan sin los gorgoritos y las excentricidades y ponle un arpa bajo el brazo. Pues Serafina Steer es algo parecido a eso. Puede que su nombre no te suene, pero Serafina ha girado y grabado en estudio con gente como Patrick Wolf, Chrome Hoof, Antony and The Johnsons o Polar Bear. Su EP se llama “Bloody hell” y ha sido grabado en un gimnasio abandonado con sólo su voz y el arpa. Estremecedor.

07

The European “The settler” The European es la aventura en solitario del ex Piano Magic y Icebreaker International, Simon Breaks. Obsesionado con el pop clásico de corte setentero, Simon crea en su álbum un universo muy particular de melancolía pop con raíces folk y blues setenteras y le añade un toque sintético confeccionándolo prácticamente todo por ordenador. “The settler” es una de esas melodías imborrables que resistirá las embestidas de las modas y del tiempo.

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Screaming Tea Party “Death egg” “Death egg” es la otra cara de Screaming Tea Party, que demuestra que estos chicos que unas canciones atrás asaltaban y reventaban nuestros tímpanos, también son capaces de comportarse como auténticos gentlemen y entregarnos un medio tiempo encantador donde el punkabilly guarro deja paso al rock más amable y a las melodías vocales limpias y agradables. Te costará creer que son el mismo grupo.

09

Tap Tap “Half moon street” Tom Sanders tiene un gusto exquisito a la hora de escribir canciones, eso es indiscutible. Mientras en “El gusano” el punto fuerte del estribillo eran el buen rollo y la letra surrealista y en castellano chapurreado, “Half moon street” relega el protagonismo a un riff sencillo y contagiosísimo que va creciendo en intensidad. A medida que el tema avanza, se va apoderando del oyente una nostalgia deliciosa que se instala en algún lugar remoto de las entrañas para volver a despertar cuando menos te lo esperas.

10

Serafina Steer “Sea” A Serafina la han comparado en muchas ocasiones con Joanna Newsom y este tema no va a hacer más que afianzar estas similitudes. Al igual que la mayoría de temas de “Bloody hell”, “Sea” entra sin estruendo en la habitación, como el arrullo del mar, y se va acercando lentamente hasta que sientes su aliento en la nuca. Y entonces ya se ha ido.

11

Pete & The Pirates “Blood gets thin” A la espera de un segundo álbum que no llega, Pete & The Pirates nos trajeron en febrero un par de temas para calmar las ansias, “Jennifer” y “Blood gets thin”. A diferencia de hits como “Mr. Understanding”, “Blood gets thin” no está diseñado específicamente para la pista de baile. Se puede bailar, claro, pero aquí los chicos de Tom relajan un poco los beats de su distintivo pop de aires punk. El riff sigue siendo la piedra filosofal del tema, pero se deja entrever cierta épica en las harmonías vocales del estribillo. Veremos hacia dónde evolucionan en sus próximas entregas.

12

Bo Ningen “Maguro” A Bo Ningen los han intentado definir con cosas tan raras como “psicodelia eléctrica del Este” o “punk ácido jazzeado”, pero lo cierto es que no es tarea fácil decir de qué van estos cuatro japoneses enfundados en pitillos negros. “Maguro” es una nueva muestra de que el que intente encasillarlos tiene el fracaso asegurado antes de empezar. Mientras que en “Koroshitai Kimochi” se dejaba entrever, en “Maguro” la psicodelia se adueña del tema con riffs electrizantes y progresiones, como poco, arriesgadas. Pura dinamita.

13

My Sad Captains “All hat and no plans” Con un nombre inspirado en un poema de Thomas Gunn, no es de extrañar que el principal ingrediente de este quinteto sea la melancolía. Ciertamente, no han descubierto la sopa de ajo y sus temas no ocultan los espejos donde se miran, que van desde Wilco a Broken Social Scene pasando por The Magic Numbers y Sparklehorse. No obstante, hay algo en “All hat and no plans” que la hace irresistible, quizá sea el juego del riff de teclado con los coros femeninos, quizá sea ese sabor agridulce que deja en el paladar o quizá sea que no hace falta ser el más listo ni el más original de la manada para fabricar preciosas melodías como ésta.

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The European “Tearaway” Los seis minutos de “Tearaway” son el broche perfecto para esta compilación. El bajo impone un ritmo férreo que tiene ciertos paralelismos con el “Crown of love” de Arcade Fire, sobre todo porque ayuda también a crear una atmósfera épica a partir de una idea inicialmente simple. A mitad del tema, se empiezan a introducir un montón de ruiditos y maquinitas que acabarán descoyuntando la canción hasta convertirla primero en ruido blanco y luego en un sinsentido de sonidos sobrecogedor.


Nueva entrega GO SERIES_OCTUBRE 2010

Limbo Starr El sello indie comandado por David López cumple este 2010 diez años de andadura dedicada a glosar lo mejorcito del pop-rock estatal alternativo. Desde Go Mag nos sumamos a esta gran efeméride con una selección de algunos de los mejores momentos del sello con la participación de Nacho Vegas, Abraham Boba, PAL, Half Foot Outside, Tachenko, Maga, Fantasma #3, Is, Clovis, Brian Hunt, Remate o Jonston, sin olvidarnos de los nuevos fichajes como Cuchillo u Ornamento y Delito. ¡Síguenos en Facebook! Entra en www.facebook.com/gomagspain. Podrás añadirte a nuestra lista de amigos, ver la portada y contenidos de cada número, seguir la actualidad musical, participar en concursos, invitaciones a fiestas y mucho más. También estamos en MySpace: www.myspace.com/gomagbarcelona.

A los 5 primeros suscriptores de este mes se lesobsequiaráconelmaravillosodebut(portada de este mes) de Mount Kimbie “Crooks and lovers”, cortesía de Hotflush recordings .

Ahora tambiénpuedeshacerlo a través de nuestra web: www.go-mag.com


046/047

cómics-dvds / discos

“La noche más oscura” Geoff Johns e Ivan Reis

cómics

Texto

Manu González

PLANETA DEAGOSTINI

Si esta sección de cómics tuviera al principio una descripción del estilo, en este caso el termino más correcto para “La noche más oscura” tendría que ser ‘una de zombis’. Porque el penúltimo crossover del Universo DC es más un cómic de terror que uno de superhéroes. “Blackest night” es una historia del Universo DC, pero es más una historia de los Green Lanterns, esos policías extraterrestres con un anillo de color verde y toda la fuerza de la voluntad. Cuando Geoff Johns se hizo cargo de los Linternas Verdes con la genial “Green Lantern: Renacimiento” ideó una macrohistoria que cambiaría el universo de este cuerpo de protección intergaláctico para siempre. Como en muchos de los guiones de Johns, la acción prima por encima de todo, pero también nos descubre a un fino guionista capaz de sacar la parte más humana de los héroes. El arte del brasileño Ivan Reis acompaña muy bien a los guiones del escritor de Detroit, por encontrar siempre un equilibrio perfecto entre primeros planos intimistas y peleas cósmicas repletas de personajes (aparte de que no se ahorra ningún efecto gore y todos recordamos que el género de muertos vivientes tiende a la casquería y la sangre, mucha sangre). Si quieren un buen cómic de superhéroes, “La noche más oscura” les va a encantar.

DVDs

“Los desesperados” Mezzo y Pirus

“Inside Moebius” Jean Giraud Moebius

“Hicksville” Dylan Horrocks

GLÊNAT

NORMA

ASTIBERRI

Está claro que la impronta de Charles Burns sigue siendo todavía evidente en la obra de Mezzo y Pirus, pero, a cada obra, se hace también patente una sólida determinación por desatar un universo propio de violencia y turbaciones. “Los desesperados” recoge un eslabón más de la evolución de los franceses. Su negra carrera parte con un coche destartalado, lanzado a toda velocidad por una carretera del desierto, conducido por personajes cosidos a balazos. Desde esa primera secuencia, cada suceso remite al próximo o a alguno anterior. Con la vena surrealista palpitando en cada uno de sus personajes, los autores devuelven a Jacques Coutances, el protagonista de esta historia, a Crystal, su pueblo natal. Un frustrado atraco al banco, pasados tumultuosos y una pléyade de angustiosos personajes preñan las viñetas de tinta cargada de mala sombra y decadencia, en un relato accidentado, donde nadie atina a dar un paso que no acabe siendo en falso. Albert Fernández

Texto

La verdad es que para disfrutar al cien por cien de estos dos “Inside Moebius” que ha publicado Norma hay que ser muy, pero que muy fan y conocedor de la obra del autor de “El garaje hermético”. El clásico autor francés Jean Giraud, más conocido por todos como Moebius, ideó estos “Inside” como un diario creativo mientras intentaba dejar su adicción a la marihuana (una adicción leve, pues no se fumaba más de un porrito al día, según él), cosa que uno no cree posible porque “Inside Moebius” es seguramente su ¿historia? más surrealista (y estamos hablando del autor de “Los mundos de Edena”, una obra que todavía no sé de qué va). El propio Jean Giraud es protagonista junto a otro Moebius más joven (el de 30 años, el hippie feliz de los años setenta) en un cómic que es un sinsentido continúo y donde aparecen varios personajes claves en la historia del creador galo como Blueberry, Arzach, el Mayor Grubert o la etérea Malvina.

Philipp Engel

Las comparaciones con “Memories of murder” (2003) resultan inevitables. Pero, al contrario de lo que opinan la mayoría de críticos y aficionados, prefiero el debut de Na Hong-jin a la tal vez excesivamente celebrada cinta de Bong Joon-ho, un cineasta que, desde entonces, goza de extraordinario crédito entre nuestros exhibidores, después de “The host” (2006), parece que próximamente se verá también “Mother” (2009). Una vez más, en las antípodas de lo que sería un crítico riguroso, me baso exclusivamente en mis impresiones: “The chaser” mola más porque al volver a verla, dos años después de su triunfal paso por Sitges, se mantiene intacta, mientras que “Memories of murder” ya en su día no acabó de convencerme, o más bien no participé en el Gran Orgasmo Colectivo.

Se las compara, porque en ambos casos se trata de thrillers coreanos sobre la caza de un asesino en serie que se ha despachado unas cuantas jovencitas. Tanto “Memories” como “The chaser” arrojan además una mirada muy crítica a la situación política de Corea del Sur y a una ineficacia policial que es tratada con distintos grados del mismo humor autóctono. Pero a partir de ahí todo es diferente. Si “Memories” recupera una serie de crímenes irresolutos que tuvieron lugar en un entorno rural de los 80s, en la hitchcokiana “The chaser” conocemos la identidad del asesino desde un buen principio. Si en “Memories” se abusa de un humor bufo al límite del caca-pedo-pís que contrasta con sus acusadas pretensiones de cine de autor en una mezcla, para mí, algo indigesta y desmoralizadora, el debut de Hong-jin es mucho más compacto y decidido, su pulso no flojea a lo largo de dos horas de un metraje cuya tensión se alimenta principalmente de la clásica pregunta, ¿llegará a tiempo para salvar a la chica? No parece a priori que “The chaser” pretenda aportar nada nuevo en el plano argumental, pero ese aparente desinterés por la originalidad ayuda sin duda a conseguir un thriller que funciona como un reloj para acabar erigiéndose como uno de los grandes modelos del género. Na Hong-jin nos coloca un cuarto de baño tan poco aseado como el de “Saw” (James Wan, 2004) y unos carboncillos de psicópata a lo “Seven” (David Fincher, 1995), pero la maestría con la que administra todos los elementos de esta gran película la hace superior a sus equivalentes norteamericanos, de la misma forma que, siempre en mi opinión, “Zodiac”

Cuando una persona afirma que las primeras palabras que dijo siendo un bebé fueron “Pato Donald” es que corre el noveno arte por sus venas. Y eso es “Hicksville”, una carta de amor al cómic en formato novela gráfica. El neozelandés Dylan Horrocks se hizó mundialmente famoso con esta historia de un pequeño pueblo del país de los Kiwis donde todo el mundo es fan de los cómics y en cuya biblioteca se encuentran joyas como los primeros “Action Comics” (donde salió publicado Superman en 1938). A medio camino entre el surrealismo mágico y el slice of life, a Hicksville llega un crítico de cómic norteamericano investigando sobre Dick Burger, el vecino más famoso de esta pintoresca población. Su sorpresa será mayúscula cuando se entere de que Burger no es muy querido por esos lares. Intenso y sorprendente, “Hicksville” fue elegido libro del año por la prestigiosa publicación Comics Journal.

“The chaser” Na Hong-jin VERSUS ENTERTAINMENT

(David Fincher, 2007) es mejor que “Memories”. Siguiendo la tónica de los últimos años, Hollywood —la Warner, para ser exactos— ya ha comprado los derechos del penúltimo fenómeno coreano, y ha puesto a trabajar al guionista William Monahan, indicando que el remake será otro desastre, en el plano artístico, como lo fue “Infiltrados” (Martin Scorsese, 2006), un fracaso en la traslación de los códigos del cine Made in Hong Kong. Sin duda, no estarán de acuerdo con la mayoría de mis opiniones, y eso les honra, pero espero al menos haber alimentado su curiosidad por este triunfo coreano que, además de lograr algo muy raro en el género —no aburrir—, presenta al último ídolo, Kim Yun-seok, enorme en la piel del expolicía metido a chuloputas sobrepasado por los acontecimientos que, en un principio, antes de que una niña consiga ablandarle el corazón, no ve otra cosa en las putas desaparecidas que una gran pérdida de dinero. Su inmenso talento ha quedado confirmado en la subsiguiente “Running turtle” (Lee Yeon-woo, 2009), disfrutada en el BAFF. A muy buenas, nos llegará de aquí a un año, directamente en DVD, pero eso sí, con gran aparato de extras, como es el caso de esta magnífica edición de “The chaser”, un film que sabe Dios por qué no se llegó a estrenar en nuestras cada vez más tristes salas. ¿A dónde iremos a parar? El mundo de la distribución y exhibición cinematográfica es un claro reflejo del rumbo que ha tomado el país en los últimos años. Queríamos sentirnos europeos, cosmopolitas y avanzados, y estamos a punto de estrellarnos contra la dura realidad. Eso sí, siempre nos quedará internet.


+el negociador

M.I.A.

“/\/\ /\ Y /\”

XL / ¡POP STOCK!

A favor

En contra

Normalmente, las ideas surgen de los genios, que son incapaces de explotarlas. Por eso tienen que existir los parásitos, para que esas ideas se lleven a término y la especie, de alguna manera, evolucione. Luego, la justicia divina se limpia las manos y las medallas siempre se las acaban colgando los que menos lo merecen. Pero, sin los parásitos, el proceso no existiría. M.I.A. es el ejemplo perfecto de artista mediocre convertida en estrella global. ¿Cómo si no se explica su relevancia en el mercado sin ser una máquina musical, ni una voz privilegiada, ni una escritora sublime? Ni siquiera cuenta con un físico explotable sexualmente, a lo diva del mainstream. Si algo ha caracterizado la carrera de la inglesa, eso ha sido saber rodearse de la gente pertinente en el momento adecuado, haber conseguido de cada una de esas personas exactamente lo que ella quería, haberlo aunado todo en un producto y venderlo con su nombre. Lo que comúnmente conocemos como ‘trepa’. Pero no utilicéis la palabra en vano, porque ser un trepa no es tan fácil. Todavía menos ser un trepa sin que nadie te lo note hasta que hayas conseguido lo que quieres. Con “/\/\/\Y/\” la inglesa ha vuelto a hacer que la gente que trabaja con/para ella dé lo mejor de sí y, además, haciendo lo que a ella le dé la gana. El resultado es un disco con un elenco de productores que sobre el papel ya asusta (Blaqstarr, Switch, Diplo, Rusko), y que en la práctica han firmado trabajos con una media de calidad excepcional. El ejemplo más flagrante es el de Rusko. El escocés ha parido “Story to be told” o “XXXO”, dos temas que se mean literalmente en cualquiera de las canciones que componen su debut “O.M.G.!” (Mad Decent, 10). Aunque nos sobre el contenido político de las letras, aunque pensemos que echar pestes de internet esté fuera de lugar, el tercer álbum de M.I.A. es bueno, es crudo, tiene gancho, tiene continuum con sus anteriores trabajos y cuenta con una imagen y diseño excelentes. Si este Negociador se refiriera al artista y no al disco, ahora mismo estaría armada hasta los dientes en posición de ataque. Odio a M.I.A. como persona. Y la odio más todavía por poder permitirse el lujo de que la gente la odie a cambio de buenos discos. Sólo espero que el siguiente paso no sea poder permitirse el lujo de hacer malos discos porque si esto ocurriera, ahí ya estaríamos perdiendo todos. Mónica Franco

La primera decepción de este “/\/\ /\ Y /\” llegó con el vídeo de “Born free”. Un espectáculo maniqueo, facilón, de pretendido calado social pero que parecía hecho a medida para que en VICE Magazine le cantaran las excelencias al grito de “joder, o sea, mola, mira mi nuevo tattoo”. Un infame engendro en el que Romain Gavras se pegaba un mejunje a medio camino de la contestataria obra de papuchi Costa y el último reportaje chachi molón de la revista Nylon. En resumidas cuentas, y para que se me entienda mejor, un turrón de Jijona que no había manera de zamparse ni muerto de hambre. La canción, que la había aunque la intención inicial era que no nos fijáramos —porque era así como rara y tal, o sea, ya sabes, oye tía, mira mi nuevo tattoo—, tampoco se quedaba corta: un Switch en peor forma que nunca se dedica a tirar de feo plagio a Alan Vega y Martin Rev sin ningún tipo de pudor, con un par. Sí, hay que reconocer que la cosa empezaba mal. La segunda decepción fue la versión de “It takes a muscle (to fall in love)”, una joya synth-pop de los ochenta con raigambre reggae que, como era de esperar, en manos de la británica se convierte en algo así como el descarte no oficial de la canción de Madonna para los créditos de “Muere otro día”. Eso sí, mezclado con una cara B de la última etapa de Ace Of Base, que si hay que tocar los cojones, hay que tocarlos bien. Un esperpento sin ton ni son en el que aún se puede llegar a descifrar que, bajo el despropósito, se oculta una buena canción. Luego no habría más decepciones porque ya nos podíamos oler por dónde irían los tiros: ruiditos ‘o sea’ y soflama política con túnica nu rave. Pero es que al final ha resultado ser todo mucho, mucho peor. Dejando a un lado la portada (en eso, aunque M.I.A. nunca había estado especialmente acertada, esta vez se ha cubierto de gloria), ni una sola de las canciones se antoja mínimamente salvable. Se nota que la chica está intentando crearse una identidad a marchas forzadas, que quiere huir del concepto chica-florero (aunque nunca lo fue) y que su ávido afán de demostrar su diferencia no ha hecho más que remarcar unos defectos como artista que, aunque antes se hacían entrañables por su frescura, ahora languidecen por culpa de un posicionamiento posturero y banal. En definitiva, que al tercer álbum ha ido la vencida. Ni siquiera los inevitables y facilones ganchos de “Internet connection” son capaces de salvar una de las caídas en picado más extremas que recuerdo haber visto en estos últimos veinte años. Y además el disco suena fatal. Marc Piñol


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discos

La selección Jäger

discos Crystal Castles “Crystal Castles (II)”

Disfruta de un consumo responsable 35o

FICTION / UNIVERSAL

Release The Beast Daniel’s tocando en su porche para un auditorio de cuatro grillos. Y no hay nada más triste que ver jóvenes envejecidos antes de tiempo. Mónica Franco

Electro experimental. Pocas veces se me hizo tan turbador el simple y repetido ejercicio de poner un CD en la bandeja, cerrarla, y apretar después el triángulo del play. El volumen está puesto al máximo por defecto, así que apenas pude evitar el gesto de apartar el rostro con la primera andanada. Esa especie de aullidos de maquinaria erizan la piel, plasman el delirio: “Fantings spells” pasó por encima mío como un arañazo de crepitaciones ululantes, una agresión en primera instancia. En ese momento, cualquiera querría parar antes de seguir. La estática y la extrañeza habitaban tan demencialmente ese primer corte del segundo disco de Crystal Castles, que lo primero que me alcanzó realmente en un plano consciente fue la dulzura en las voces de “Celestica”, una espiral-shoegaze ascendente, que recorre las caderas y te desliga de cualquier paisaje. Trato de entender hacia donde se dirigen los nuevos surcos de estos punk-ravers de Toronto. Ahora que por fin ofrecen algo que morder a la crítica después del éxito de aquel primer disco de idéntico nombre a este que ahora sonaba, ¿habrán diseñado una obra con dirección y sentido, tras tantas giras y escándalos, las noches apoteósicas que estallaban en aplausos o conflictos? En realidad, Alice Glass y Ethan Kath son los que muerden, y les traen sin cuidado ideas

como ‘destino’ o ‘coherencia’. Porque el tajante minuto y medio de “Doe Deer” volvía a ponerme al borde del ataque de epilepsia, y uno había de entender que “Crystal Castles (II)” es una simple experiencia, una sucesión de emisiones que consiguen rebotarte de un estado a otro, epatando por su descaro e inervación. El histrionismo demoledor de “Baptism”, un rompepistas delirante que hará arder en llamas las más oscuras discotecas. Eso es también “Year of silence”, un roce continuo entre bases enmarañadas y ecos insanos que te sumerge en baldosas pegadizas, con la inserción incluida de un sample del “Inní mér syngur vitleysingur” de Sigur Rós. Es cierto que en este singular disco se abren ciertas brechas en el ordenamiento del cancionero, pero también lo es que aquí se da fe de una mecánica perfeccionada, y se consuman esos golpes de genio y personalidad que pueden llevar al dúo tan alto como han llegado Fuck Buttons, HEALTH o Deerhunter. Así que el vaso está ahora más bien lleno, como cuando escuché por primera vez este segundo disco. La sincronía enfermiza y equilibrada de “Intimate” avanzaba el epílogo de esa última playa de graznidos y mares sólidos que se concreta en “I am made of chalk”. Cuando parecía que el silencio había sido negado de una vez por todas, acababa el disco, se deshacía el hechizo. Albert Fernández

dos, colarse en un tren nocturno y dejarlo todo, todo atrás. Albert Fernández

Varios Autores / Ben Klock “Berghain 04” OSTGUT TON / DECODER

Eels “Tomorrow morning” VAGRANT / NUEVOS MEDIOS

Born Ruffians “Say it” WARP / PIAS

Indie-rock. Nunca he sido especialmente entusiasta con las apuestas ‘rock’ del sello Warp, menos todavía cuando la apuesta es reiterada e injustificada, que es el caso que aquí nos centra. El debut de los canadienses Born Ruffians, “Red, yellow & blue” (Warp, 08) no hizo mucho ruido, pero sí el suficiente como para quedarse en la memoria de aquellos amantes del indie-rock naíf y el pop de espíritu ingenuo e irreverente, como el que practican The Drums o Vampire Weekend. Vinieron a engordar un mercado con sitio suficiente para todos ellos. La fórmula musical de los de Toronto, y de este tipo de conjuntos, se sienta sobre unas bases tan ligeras de digerir y sobre unos valores —la juventud, el entusiasmo, la diversión— tan atractivos para cualquiera que es difícil no caer en la tentación, si ésta se presenta ante tus ojos. Han debido pesar más las comparaciones con estas bandas que asumir que la fórmula ‘alegrista’ les iba a dar de comer por mucho tiempo. LaLonde y sus compañeros han exprimido ese jugo vitalista que les caracterizaba y lo han tirado por el váter; han desnudado sus composiciones y simplificado sus instrumentaciones. Ahora parecen viejos paletos americanos borrachos de Jack

Beard rock. Caer en el olvido o marearte en la mecedora. A Mark Oliver Everett se le amontonan los recuerdos, y cada día pierde más las prisas. El hombre con la barba imposible y el discurso impasible está agradecido por cada nuevo día que pasa sobre esta bola de barro, y así nos lo hace saber en el recogimiento acurrucado de “Tomorrow morning”, un disco extrañado, que se transporta en una grave cámara lenta y ofrece cobijo a los pájaros de millones de almas desguarnecidas. Estas canciones se pintan con líneas simples sobre anchos lienzos, y en ellas todo circula bajo un compás de alienación natural y afectiva. Los gorgoteos electrónicos y encendidos de “Baby loves me” o “Spectacular girl” son algunas de las pocas veces en que nuestro hombre de Virginia levanta la cabeza hacia al sol, cuando puede comprobar que la luz en los ojos quizás ciegue, pero no quema. Porque sobre todo, este cancionero se acuerda de los animales que vuelan, la belleza de algunos besos y las vidas de los hombres esforzados, los pecadores que pierden su recompensa al regresar de noche con la red rasgada. En esa crepitación de final del trayecto que inhala cada canción de Eels, se constata una suerte de sabio vencimiento tras tantas jornadas de carretera, las noches de quejas y bebida; y a uno le dan unas ganas locas de ponerse esto en los oí-

Best Coast “Crazy for you” WICHITA / NUEVOS MEDIOS

Surf-rock. Lo-fi. Los californianos Best Coast han conseguido dibujar más de una sonrisa y aliviar, así, la peor parte de un estío excesivamente caluroso en sus inicios. Su particular revisitación del sonido sunshine pop, del fuzz rock y del lo fi se eleva victorioso sobre los doce cortes de este simpático “Crazy for you”. Si bien Bethany Cosentino y los suyos no hacen nada que no hayamos oído ya, su trabajo es perfectamente reivindicable. Canciones refrescantes y pegadizas con cierto humor desenfadado (“...I wish my cat could talk...”, canta en “Goodbye”) y bañadas por el sentimiento de un amor juvenil del que se nutren la mayoría de sus temas, todos ellos hits instantáneos, como “I want to”, “Boyfriend” o “Crazy for you”. Estamos, pues, ante un notable debut; sólo el tiempo y sus posteriores trabajos discográficos dictaminarán si Best Coast son un grupo a los que debamos tener en cuenta o si, simplemente, quedarán para siempre como un dulce y agradable recuerdo de aquel gran amor del verano del 2010. David Giménez

Techno. A día de hoy podrían escogerse con los dedos de una sola mano las series o compilaciones de sesiones techno rebosantes de chicha donde uno pueda hincar el diente con profundidad y alevosía. Una de ellas son los excelentes mix manufacturados por Ostgut con el sello distintivo de Berghain. Efectivamente, Berghain sigue siendo sinónimo de un sonido único e intransferible, esto es, techno férreo, implacable y duro como los deltoides de la mayoría de asistentes del mítico club. Si encima el bueno de Ben Klock lo mezcla, ya tienes una razón más para creer a ciegas en el techno hecho con cabeza y corazón al mismo tiempo. “Berghain 04” presume de ser una argamasa sonora sólida e infranqueable, donde ningún tema alza la voz más que otro, otorgando una sincronía a la sesión casi perfecta. Señalar algo con el dedo es casi un gesto mal educado, ya que Klock nos regala temas de Junior Boys (“Work” mezclado por el colega Dettmann), Martyn, STL (“Loop 04” es un auténtico temazo), DVS1, James Ruskin o la leyenda Rolando. Escúchalo de cabo a rabo sin dejar sobras y verás como se agotan los adjetivos para definirlo. Alberto Vidal Brendan Perry “ARK” COOKING VINYL / NUEVOS MEDIOS

Etnoelectrónica. Tras su reciente colaboración en el aceptable “Ovations” (4AD, 10) de los británicos Piano Magic, la señera mitad de los adorados Dead Can Dance reinicia su


Big Boi “Sir Lucious left foot: the son of Chico Dusty” DEF JAM — IMPORT

andadura en solitario a más de una década de distancia de su debut con “Eye of the hunter” ( 4AD, 99). “ARK” vuelve a reunir las esencias que han perfumado su sonido a lo largo de los últimos años en una compacta síntesis de pop electrónico, música barroca y percusiones étnicas, patente intrínseca ya desde sus inicios junto a Lisa Gerrard. A priori, “ARK” parece orientarse definitivamente hacia un público popular -que no menos exigente o fácil de complacer- en oposición a la arriesgada elección de meter la cabeza en los enfangados terrenos de la experimentación de los que sólo seres como Scott Walker salen airosos. Así pues, la novedad que trae consigo “ARK” es que no hay novedad, aunque no por ello debe entenderse que haya descuidado su música, sino todo lo contrario; en “ARK” pueden hallarse piezas de calibre épico como “Babylon” o “This boy”, de producción custodiada por su sabia mano, que le otorgan una vez más el respeto internacional que merece un músico de su envergadura. Matías Bosch

Cobblestone Jazz “The Modern Deep Left Quartet” WAGON REPAIR / ¡POP STOCK!

Techno-jazz. El proyecto techno-jazz de Mathew Jonson se reactiva paralelamente al debut en largo del canadiense. Si en su propio “Agents of time” (Wagon Repair, 10) Jonson recurría a partes iguales a la nostalgia y a la experimentación en un ejercicio (casi) no apto para las pistas de baile, en su segundo trabajo como Cobblestone Jazz se recupera a un viejo amigo canadiense (Colin de la Plante, más conocido como The Mole) con lo que el trío se convierte en ese ‘Modern Deep Left Quartet’ del título. Este LP muestra a Cobblestone Jazz como un proyecto perfectamente asentado y con un sonido definido (techno jazz cálido y cimbreante al que se añaden toques de teclado, vocoder y algo de vacileo funky) que sabe llevar al estudio lo mucho aprendido en sus jams llenas de improvisación tanto en el local de ensayo como en directo (donde llegan a hacer sets de más de cinco horas), pero que se aleja del techno y se adentra en el jazz cada vez que deja que el teclado Fender Rhodes se adueñe de la función (“Chance”) o al decidir que la muy brillante y acidorra “Traffic jam” (anticipada en EP el año pasado) se quede fuera por ser demasiado pistera. Si la hubieran cambiado por el soso cierre (pelín chiringuitero) de “Midnight sun” este disco sería de ocho y pico. Half Nelson Clinic “Bubblegum” DOMINO / PIAS

Pop. No es que Clinic hayan sido nunca muy dados a los acelerones y al desenfreno, pero es que en este disco el downtempo es la tónica general. El single y primer tema del disco, “I’m aware”, sienta las bases de este nuevo sonido y la verdad es que, una vez habituados al cambio, no está nada mal. Lástima que durante tres canciones seguidas Jonathan no levante el pie del wah-wah, que acaba resultando un poco irritante en “Baby”. En cualquier caso, “Bubblegum” es

ideal para escuchar en casa o para relajarse aprovechando los últimos días de verano, pero en pocos pasajes adquiere suficiente entidad propia como para ganarse una escucha atenta y exclusiva. No obstante, cuando lo hace suena realmente bien. Hablamos del magistral pseudo-interludio “The radio story” (puede tenga algo que ver el irresistible acento de Liverpool de Ade Blackburn, sí) y de “Evelyn”, donde los fantásticos Clinic de aquel “If you could read your mind” se dejan ver a lo lejos. Virginia Arroyo Dax Riggs “Say goodnight to the World” FAT POSSUM — IMPORT

Rock. “We sing of only blood of love” (07) señaló la deferencia del ex líder de Acid Bath por los conceptos del blues y su parafernalia y tópicos adheridos como chicles al asfalto. “Say goodnight to the world” es la vuelta de turca definitiva que le une al trasnochado género originario de Luisiana. En los cauces del río Mississippi, Riggs se siente como pez en el agua, salpicando sus letras con leyendas y tabúes sobre brujería, muerte, alcohol y destrucción. En “Say goodnight to the world” cabe de todo. Tan pronto hace rugir su guitarra eléctrica al estilo de Black Rebel Motorcycle Club (la incendiaria “Gravedirt on my blue suede shoes”) como entrega una balada nocturna en sintonía directa con Chris Isaak (“Like moonlight”), repasando el abecedario del rock se topa con The Jesus And Mary Chain (“No one will be a stranger”), versiona a Elvis y su “Heartbreak Hotel”, bromea con The Stooges (“Let me be your cigarrette”) y salda cuentas con una majestuosa pieza que se esconde tras el octavo corte (“Sleeping with the witch”) hasta cerrar el disco con una orgullosa despedida digna de un viejo sexagenario en la antesala de la muerte, “See you all in hell or New Orleans”. Nos vemos ahí. Matías Bosch

Digital Mystikz “Return II space” DMZ — IMPORT

Dubstep. La escena dubstep vive un momento un tanto convulso. Por una parte hay una facción que intenta avanzar tomando como camino la hibridación de géneros, bastardizando un sonido con elementos ajenos —techno, boogie, pop sintético, acid— o colindantes —2step garage, grime—. Después hay otra inmovilista, formulaica y por tanto bastante menos interesante, y por último están Coki y Mala, siempre forward thinking, que optan por la vía de avanzar desde las entrañas, indagando en el ADN del género, esto es, llevando al límite el sonido, tensándolo con la fuerza de una grúa y presurizando el bajo hasta un punto asfixiante, cercano al que sentiría un buzo sumergiéndose en un océano de mercurio. Planchados en tres vinilos de altísimo gramaje y sonido imponente, los seis cortes de “Return II Space” se mueven entre la abstracción cósmica, la neurotoxicidad y el poder devastador y radioactivo de la fusión atómica. Canelísimo y álbum dubstep del año. Jordi Kodrinsky

Rap caleidoscópico. Sé que voy a recibir alguna colleja sonora por esto, pero si no lo digo reviento: aunque con la edad intento sacudirme de la mayoría que puebla mi ya de por sí deformada personalidad —quizá tenga algo que ver que ya me salieron canas en los huevos, he contado hasta cuatro, y juraría que es un síntoma claro de madurez—, tengo un montón de prejuicios en cuanto al rap se refiere. Para que se me ericen el vello y las canas, un disco de rap tiene que contener altas dosis de negritud y barriobajerismo; la fusión de géneros ajenos a la tradición afroamericana —esto es: jazz, funk, soul y, últimamente, delta blues— me produce un automático fruncido de ceño; es preferible que estas fuentes sonoras vengan trituradas por una MPC y raramente me muevo del eje New York-Detroit-L.A. Todos estos prejuicios, haciendo especial hincapié en el último, siempre me han alejado del rap sureño y el crunk —así como del hip pop de diseño del último Kanye; ése que saca la basura en bolsas de Vuitton; aquí otra colleja—, pero lo cierto es que OutKast vagamente encajan en la categorización regional; siempre han liderado otra liga, junto a Pharrell, la de los outsiders contemporáneos de la música negra, y si bien no guardo “Skantonia” (LaFace Records, 00) y “Speakerboxx/The love below” (Arista, 03) en un lugar preferente

Eminem “Recovery” AFTERMATH- INTERSCOPE / UNIVERDAL

Shit hop. En serio, es como un chiste. Esto es Eminem que se te acerca, con su cara de niño rico de barrio salvaje, y te empieza a comentar a toda velocidad, y con su deje rapero, que ahora él es el tío de la ciudad, que ha vuelto y tiene poderes. Da tres grandes zancadas, pega un brinco y salta por los aires. Está volando, colega. Te quedas mirando, la cosa es entre espeluznante y curiosa. “¡Escucha esto!”, suelta, y empieza a sonar la base machacona de “Cold wind blows” entre grandes corrientes que se lo llevan de un lado a otro. “Recovery” no es únicamente el nuevo disco de Marshall Bruce Mathers III; es mucho más, porque representa el regreso del artista maldito, el pobre chico que rapeó su camino en la vida, pero cayó al infierno, y vuelve ahora con alas en los pies. “Oh, joderrr”, piensas, pero el tipo sigue por encima de tu cabeza, sacudiendo su gabardina. Em dice que ya está recuperado, que viene de ese sitio donde se atiborraba continuamente de Vicodin y Valium, pero que ha dejado atrás las dependencias, es un nuevo espíritu con una nueva visión. Ya no tiene miedo a nada, dice sacudiendo los brazos y haciendo sus caritas de actor mediocre. Puede volar, compi. Mira, su tropa de colaboradores: Boi-1DA, Jim Jonsin, DJ Khalil, Lil Wayne, Dr. Dre y Rihanna, yum. Y piensas, ya, pero aquí todo son fuegos artificiales, FX de producción sobre rimas pobres y sincopadas, en un disco que nunca se acaba y toma prestado esto de aquí y esto de allá, sin que los coros gospel o algún riff casual consigan dar sentido al collage, eufemismo de pastiche. Pero cuidado, que Em vuelve, quiere alzarte en su vuelo, te está sacudiendo: no le decepciones, el hombre ha vuelto

en mis estanterías, reconozco su grandeza y aprecio su escucha según tenga el día. También tengo un cierto aprecio por el personaje; me ronda frecuentemente por la cabeza la sensación de que Antwan ‘Big Boi’ Patton es un MC y, sobre todo, un songwriter infravalorado, siempre a la sombra del genio de André 3000 —como una especie de Pippen a la sombra de MJ—, y que versos como “That means I’m hitting the head like Greg Louganis / And then I’m splashing” están casi a la altura en originalidad y genio a “Shake it like a Polaroid picture”. Dicho esto, “Sir Lucious left foot: the son of Chico Dusty” me parece un disco superlativo, un trabajo con el que sacudir unos cuantos prejuicios más y caer rendido a los pies del rapper de Atlanta. Precedido por un veto absurdo de Jive que ha retrasado su puesta en escena además de mutilarle todos los singles previos, Big Boi construye un álbum con mimbres de clásico instantáneo, un cóctel caleidoscópico ganador, lleno de cameos memorables, pero alejado de la fórmula. Comenzando por “Shutterbug”, un hit incontestable edificado sobre un coro vocoderizado que repite ‘popó’ ad æternum y una línea de bajo más adictiva que la heroína; siguiendo por la ópera crunk que es “General Patton” y “Tangerine”, de beat simple, ritmo complejo y con un riff à la Hendrix como gancho melódico; haciendo parada en “You ain’t no DJ” y su bassline triposa; también en el southern rap funkadélico de “Fo yo sorrows” —con George Clinton y Too Short— y terminando por la bombástica “Shine blockas”, esta vez acompañado de Gucci Mane. Es de justicia rendir pleitesía, porque es un disco jugosísimo, bizarro y dos veces enorme. Jordi Kodrinsky

con ganas. Así que rapea con él. ¿Te identificas con su historia, verdad? ¿Sus rimas te llegan, no es cierto? No ves nada de prefabricado, ¡no! ¿Vas a comprarle el disco, sí? Vamos, definitivamente ese tipo merece que le llenen los bolsillos. Eso sí es cierto. Sólo que mejor se los llenamos de plomo, a ver si deja de revolotear y esta vez se cae del todo. Albert Fernández

Erik Friedlander “Alchemy” HRÖNIR — IMPORT

Out-rock. Músico camaleónico y de insaciable curiosidad, Erik Friedlander es un tipo capaz de grabar con gente tan diferente como John Zorn, The Mountain Goats o Joss Stone y salir ileso de todos los envites, manteniendo siempre una personalidad propia y magnética. Una versatilidad que traslada luego a sus discos en solitario, trabajos en los que su chelo se multiplica para desarrollar todo tipo de papeles y sonoridades (apenas se añade algún apunte de percusión, quién sabe si golpeando el propio chelo), en un proceso que tiene mucho de investigación cromática y juego de texturas, pero que también debe mucho a referentes literarios y cinematográficos, a nostalgia y recuerdos emborronados por el paso del tiempo. En “Alchemy”, sin ir más lejos, la mitad de las canciones están inspiradas en textos de autores norteamericanos:


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discos

Band Of Horses “Infinite arms” BROWN-COLUMBIA — IMPORT

Rock. Carissa’s Wired, banda de culto nacida a mediados de los noventa y localizada en Seattle, albergaba entre sus integrantes a tres nombres a tener muy en cuenta: Sera Cahoone, Mat Brooke y Ben Bridwell. La primera tiene en su haber dos recomendables discos de neo country. Los otros dos fundaron en el año 2004 Band Of Horses. Tras el éxito de su debut discográfico, “Everything all the time” (Sub Pop, 06), Mat apostó definitivamente por su otro proyecto personal, Grand Archives. El siguiente trabajo de Band Of Horses, “Cease to begin” (Sub Pop, 07) acabó por convertirse en otro nuevo acierto en su discografía. Durante los tres años transcurridos hasta la publicación de este “Infinite arms” la banda se ha trasladado a California, lo cual se deja notar en algunas de sus nuevas composiciones, ha sufrido una nueva baja, la del guitarrista Ludwig Boss y ha apostado por democratizar las tareas compositivas. Asistimos entonces al primer disco de Band of Horses como grupo y como resultado de esto, ante el más diverso de los que han publicado hasta la fecha, sin que por ello el resultado final se resienta, todo lo contrario. Haciendo un paralelismo, estamos ante un fiel reflejo fisiográfico de los arraigos musicales de cada uno de sus integrantes, pudiendo reconocer en él la majestuosidad de un paraje abrupto y montañoso, el crepitar del sol sobre los trigales,

Cormac MacCarthy, John Berryman y Robert Frost sirven como “puntos de partida para la improvisación durante las sesiones de grabación”, y algo de cierto debe de haber, porque si en “Assassins or bridge blowers” las punzantes y ruidosas aristas del chelo evocan una clásica escena de violencia fronteriza de MacCarthy, “Out” se pliega sobre cuerdas acariciadas, sumergiendo al oyente en el centro mismo de alguna imagen boscosa de Frost. Una tensión entre belleza serena y aspereza sonora que recorre los otros temas de “Alchemy”, un disco más que notable, que sirve de complemento (se grabó en las mismas sesiones) al fantástico “Block ice & propane” (09). Vidal Romero

la calma de los lagos, los suspiros helados en los senderos junto al río y la brisa costera que enreda nuestros cabellos. “Factory” es un medio tiempo orquestado que sirve a Bridwell para cuestionarse, desde las frías habitaciones de los hoteles, si el ritmo de las giras le permitirá alguna vez regresar a casa. “Compliments” fue escogida como primer single. Rítmicamente adictiva, en esta pieza de rock sureño al más puro estilo de un primer Neil Young, el protagonista se plantea la existencia de Dios. “Laredo” mantiene la intensidad del álbum en lo más alto. Sirviéndose del rock melódico de Creedence Clearwater Revival o Crazy Horse, Ben canta aquí desde la desorientación que causa el abandono insospechado de su pareja. La influencia californiana antes mencionada se deja notar en canciones como “Dilly” (puro sunshine pop), “For Annabelle” y “Blue bird”, otra pieza que reincide en la temática de la ruptura sentimental y que parece producida por Brian Wilson. También podría haberlo estado, aunque a medias con Phil Spector, “On my way back home”, bucólica pieza de dream folk pop. Sostenida en el aire de un caluroso mediodía en los valles, “Infinite arms” es amargamente ensoñadora. “Evening Kitchen” bien podría traer la autoría de Fleet Foxes, esa maravillosa banda que surgiría de escuchar a Band Of Horses cantando villancicos. El country-rock al más puro estilo Eagles está representado en “Older”. El glorioso viaje acaba con la intensidad épica, marca de la casa, de “NW Apart” y “Neighbor”, donde podría asociárseles a My Morning Jacket. Lo han vuelto a hacer. Band Of Horses son una apuesta segura al caballo ganador. David Giménez

tica juvenil, velocidad anfetamínica), que incluso se pliega al típico estandar instrumental (bajo, batería, guitarra y algún aliño digital), y que posiblemente habría estado más cómoda compartiendo tablas con gente como The Posies, Red Kross o Velvet Crush a principios de los noventa, que montando su equipo en los clubes trendies que se han convertido en su habitat. Es decir, que detrás del pegajoso barniz electrónico que se ha montado De Rosnay, que hace mucho daño a la banda porque homogeiniza en exceso las canciones, “No problem” contiene un puñado de singles decentes (“Gentleman”, “By the numbers”, ese hit inevitable que es “I think I like u 2”), que justifican su existencia a modo de amor de verano: intenso, breve, y que deja un poso escaso en la memoria. Vidal Romero Harvey Milk “A small turn of human kindness” HYDRA HEAD / HOUSTON PARTY

Jamaica “No problem” CONTROL FREAK-V2-COOP / NUEVOS MEDIOS

Power pop. Aunque llega con la etiqueta de ‘protegida’ de Justice (Xavier De Rosnay se ha ocupado de la producción de “No problem”, la ha presentado en sociedad y la ha vendido como la gran esperanza blanca de la música de clubes para este 2010), la realidad es que Jamaica no deja de ser una banda de power pop con sonido tecnificado y chillón. Una banda de power pop decente, de acuerdo, que maneja con soltura los resortes del género (inmediatez melódica, contundencia rítmica, estribillos adhesivos, poé-

Doom metal. En lo que va de año y pese a que la temporada se muestra repleta de producciones —sólo hay que echar una ojeada al catálogo de novedades de Relapse o el propio Hydra Head— pocas de ellas sorprenden tan gratamente como el séptimo disco de Harvey Milk. “A small turn of human kindness” renueva los procedimientos habituales que vienen caracterizando el género —tan de moda en la actualidad— del doom metal llevándolos al extremo: tempos comatosos, densidad sónica al borde del colapso y ponderación de temáticas existenciales son las armas que aquí multiplican su poder ilimitado de destrucción. “A small turn into human kindness” es un disco de atmósfera opresiva y asfixiante —como pueden serlo “Dragonhead” (Minetaro Mochizuki) al cómic o “Irre-

versible” (Gaspar Noé) al séptimo arte— y les aleja de cualquier símil con otros artistas de su naturaleza como Melvins o Saint Vittus, para ser comparados tan sólo consigo mismos y su anterior obra maestra “Special wishes” (06), que impuso sus reglas sobre la mesa de un fuerte mazazo. Sólo queda cruzar los dedos y esperar con ansias su posible visita a territorio estatal para ver cómo se las gastan los de Athens. Matías Bosch

vid Guetta. No es que esta señora haya hecho nunca gala de una finura desmesurada, pero es que en “Flesh Tone” se pasa, como dijo un buen amigo, al lado Scorpia de la vida. Éste es su disco más choni, y como consecuencia directa, el más divertido. Reivindico desde aquí el chonismo electrodivo de Kelis como piedra filosofal de cualquier fiesta que se precie. En las mías no va a faltar “22nd century” ni “4th of July (Fireworks)”. Ni “Scream”. Ni “Home”. Vamos, que en la cabina voy a dejar puesto “Flesh Tone” y a mí búsquenme en la barra. Virginia Arroyo Pecker “Grandes éxitos de un hombre invisible” DRO

Jules Chaz “Toppings” WAGON REPAIR — IMPORT

Hip Hop instrumental. De Jules Chaz sabíamos dos cosas a ciencia cierta: su pasaporte es canadiense y que la toca tan bien como Xavi o Iniesta a la hora de barajar hip hop en su vertiente abstracta. Lo que sí nos ha cogido por sorpresa fue el anuncio de compartir catálogo con Matthew Johnson o Minilogue en Wagon Repair. Dicho y hecho, ya que entre manos ha quedado perfilado un álbum de 21 temas instrumentales, el cual incluye samples de todo tipo a mansalva (imposible que no te venga a la cabeza el “Endtroducing…” de Dj Shadow) y beats obtusos por doquier. Jules tira de manual y de sus influencias, tales como sonidos jamaicanos (“Whipits”), de raíz hindú (“Saysumthin”) o incluso del dubstep (“93 Million miles”). Nótese también la mano de Cobblestone Jazz, dado que durante un largo tiempo ha compartido gira con ellos (en especial la del teclista Danuel Tate). Todo ello bien empaquetado en temas de corta duración donde cada uno lleva su propio jugo, hecho que hace de “Toppings” un gran trabajo. Alberto Vidal

Pop. El título de este disco pone en clara relevancia el por qué de una edición de grandes éxitos de un artista que tan solo tiene tres discos, los cuales apenas han conseguido relevancia alguna. A lo largo de “Diez y 1 galaxia” en 2004, “2 y las nadadoras” en 2006 y “Pecker” el pasado 2009, el hombre llamado Pecker ha facturado pop con querencias por el funk, el disco, los destellos electrónicos e incluso el pop más cristalino (esa versión de los Housemartins, o la misma “Treinta y cinco”), con solvente habilidad y tino en las melodías. El problema es que su propuesta resulta demasiado amable y pulida para públicos más independientes, y algo sofisticada de más para el público masivo (su público real, por otro lado), lo que ha acabado haciendo de él este ‘hombre invisible’. Este disco es pues, un reintento, una última esperanza de llegar a las listas de ventas recopilando sus composiciones más redondas (más remixes, y alguna inédita), y colaboraciones como las de Pinker Tones, Miqui Puig, Iván Ferreiro o Bimba Bosé. Demasiado inofensivo, aunque por momentos (“Souvenir”, “Encantadora lunática”, la mencionada “Treinta y cinco”) disfrutable. Jesús Sáez

Macy Gray “The sellout” UNIVERSAL

Kelis “Flesh Tone” INTERSCOPE / UNIVERSAL

R&B. Antes de publicar su quinto álbum, “The sellout”, Macy Gray subió a su web Diary of a sellout, una serie de vídeos donde la artista explicaba cada uno de los pasos que la ha llevado a la edición de este sexto álbum. Y es que la que en su momento fue la diva del neosoul no está pasando por su mejor época a nivel personal. Aquejada por un trastorno bipolar, la cantante se ha mantenido alejada de los escenarios durante tres años, pero ha vuelto y lo ha querido hacer con un disco cargado de optimismo. La variedad estilística de “The sellout” es asombrosa pero podría resumirse en una palabra: pop. “Lately” y “Kissed it” (que interpreta junto con Velvet Revolver) son los tracks más destacados, pero no se quedan atrás ese affair con Bobby Brown que es “Real love” o “Stalker”, donde Macy se disfraza de Prince durante dos minutos. Algunos dirán que es su peor disco, yo digo que me alegro de tenerla de vuelta. Otra que ha vuelto después de cuatro años desaparecida (sin contar el recopilatorio “The hits”, que sacó en 2008), es Kelis. Y lo ha hecho reinventándose por completo y poniendo la producción en manos de, ojo, Boys Noize, Benny Benassi y, agárrense, Da-

La Débil “Lucha perro” RECORDINGS FROM THE OTHER SIDE

Rock doloroso. Mucho cuidado con La Débil, una banda que para su debut ha contado en las tareas de masterización con Pete Kember, más conocido como Sonic Boom, y otrora fundador de Spacemen 3 y Spectrum. Un error sería dar la espalda a un disco tan importante para el panorama nacional como es este “Lucha perro”. Rock salvaje e incendiario de lírica críptica y atormentada. Como si Corcobado hubiera escogido como acompañantes a los Lagartija Nick de “Hipnosis” en vez de decantarse por Manta Ray. Pasajes musicales que se atragantan como una papilla curativa cocinada a base de cristales rotos en mil añicos —“...Después de tantos intentos sólo te queda aullar (...) Hasta los perros se olvidan de cómo ladrar / Y ya no te vistes de funeral...”, “Un nuevo éxito”— o que convierten a Nezareth Castillo Rey, el Niño predicador, en el Damien del nuevo siglo (“Caso#1”). Sin duda no puede existir nada mejor que dejarse morder por ellos, contagiarse de su enfermedad y gritar sin freno “¡...la gloria es esto...!”. David Giménez


Todd Terje “Remaster of the universe” PERMANENT VACATION — IMPORT

de lascivia sus producciones casi sin despeinarse. Alberto Vidal Junip “Fields” CITY SLANG / NUEVOS MEDIOS

Mystery Jets “Serotonin” ROUGH TRADE / ¡POP STOCK!

Dream pop. Humo artificial y un filtro de color tiñendo la escena desde el fondo. El marco se ha vuelto rojo, brumoso y antiguamente familiar en el tercer disco de los muy ingleses Mystery Jets. Envuelto en aquella nube con sabor a polvos de talco de las viejas discotecas, “Serotonin” es un disco adicto a los teclados, que huye de las mesas vacías y trata de recorrer grandes tramos de euforia espontánea. Bajo la atenta batuta del experimentado productor Chris Thomas (Pink Floyd, Sex Pistols, The Beatles), la banda de los Harrison, padre e hijo, ha querido esta vez trazar un cancionero inundado de finura y reverberaciones, hecho para regalar bienestar. Pasa que, en esos giros edulcorados de su transmisión adrenérgica, la banda toma ciertos riesgos. De ahí que la grandiosa y efervescente apertura con “Alice springs” quede en entredicho cuando aparece el sospechoso sonido de organillo gitano de “It’s too late to talk”. De la misma forma, la progresión del álbum se ve una y otra vez entrecortada, porque, pese a que la intención del cancionero es unívoca, la calidad va dando saltos. Hay hedonismo ochenteno en “Show me the light” y “Serotonin”; los coros y silbidos de la bulliciosa “Flash me a light” son divertidos sin más; y, pese a que las ráfagas de magia se manifiestan en la determinación evocadora de “Lady Grey” o en el estribillo y el interludio final del single “Dreaming on another world”, la pomposidad de los gorgoritos de Blaine Harrison se hace casi insoportable en piezas como “Waiting on a miracle”. Pero no pongamos el grito en el cielo, Mystery jets siguen sabiendo trasmitir emociones melódicas como pocas bandas de la actualidad. Tal vez fuera más agradable revolcarnos en la deforme suciedad punk-pop de su primer disco, pero tampoco está del todo mal frotarnos con el nítido candor de sus nuevas canciones. Albert Fernández Jimmy Edgar “XXX” !K7 / ¡POP STOCK!

Electrofunk. Si alguien se preguntaba que ha estado haciendo Jimmy Edgar desde su último largo —“Color strip” (Warp, 06)—, al escuchar su nuevo trabajo en el sello !K7 pueden barajarse dos opciones: o bien se ha montado descomunales orgías donde cabían todas las salvajadas de los chistes verdes españoles, o por el contrario le gusta darle a la zambomba dando rienda suelta a su calenturienta mente. Ya no sólo por el título del álbum (“XXX”) o por según que títulos de canciones (la electro “Hot, raw, sex”), sino que se desprende un halo de latex, lubricantes y esposas por todo el disco que achantaría al mismísimo padre Apeles. El de Detroit presume de saber captar ese espíritu de ‘me voy a comer la noche’ estando ebrio en la pista de baile, con piezas tan bailables como “New touch” o “In my color”. A caballo entre un George Michael pasado de ketamina (“Turn you inside out”) y un serpenteante electrofunk, Edgar consigue empapar

Folk-rock. En la cima de su popularidad el compositor sueco (de origen argentino) José González resucita su primer grupo con el que publicó un 7” en 2000 y un EP en 2005 y reparte algo de gloria con sus viejos colegas Elías Araya (batería) y Thomas Winterkorn (teclados). Eso es Junip, ni más ni menos. La voz (magnífica) y las composiciones (inconfundibles) de González algo más arropadas de lo habitual, pero sin perder ni un ápice de su habitual brillantez y calidez. Así se presentaron (casi de incógnito) en el pasado festival Primavera Sound y así son los temas de este primer LP —anticipado por el EP “Rope and summit” (City Slang, 10)—. La nueva instrumentación añade dramatismo, hipnotismo circular (soberbia “Rope & summit”) y unas modestas bases programadas (“Without you”) a la interpretación de González, siempre en el límite entre la contención y la emotividad; y, pese al deje campestre del inicio de “In every direction”, sin perder el toque folk que define sus trabajos en solitario. (Casi) nada nuevo, pero todo bueno. Half Nelson

Ólöf Arnalds “Innundir skinni” HOUSTON PARTY

Folk. Como me dijo un sabio hombre una vez, esto es folk islandés, con todo lo bueno y lo malo que eso implica. La propia Björk habla maravillas de esta cantautora. De hecho, en este segundo álbum la internacional islandesa canta a dúo con Ólöf el que probablemente es el mejor tema del disco, “Surrender”. Pero Björk no es la única: Kjartan Sveinsson de Sigur Ros también ha hablado en ocasiones del talento innato de ésta y ha producido tanto este disco como su debut. “Innundir skinni”, algo así como “bajo la piel”, efectivamente contiene temas que trabajan mejor a un nivel epidérmico, casi interno. Pero para ello el oyente tiene que haber conectado plenamente con Ólöf , y eso no siempre es fácil, ya que “Innundir skinni”, cantado mitad en islandés mitad en inglés y con cierto aire trovadoresco, no es un disco precisamente fácil. Con todo, si logras entrar en su universo, la recompensa puede valer la pena. Virginia Arroyo Male Bonding “Nothing hurts” SUB POP / ¡POP STOCK!

Garaje punk. Hace ya tiempo que casi todos somos conscientes de que el revival de los 90 se ha instalado entre nosotros. El sello Sub Pop cimentó su leyenda a finales de los ochenta y, sobre todo, a comienzos de los noventa acaparando un catálogo de estilos de gran influencia musical y, por ende, social, como el grunge, el garage, el slowcore, etc. Tres lustros más tarde, la discográfica de Seattle comienza a recoger sus propios fru-

Space disco. Dentro de la santísima trinidad del space disco nórdico, a Todd Terje le toca lidiar con el papel de perezoso oficial: cosa comprensible si se le compara a un workaholic del calibre de Lindstrøm, pero no tanto cuando el tercero en discordia es otro gandul tan reconocido como Prins Thomas. Sea como sea, lo cierto es que tropezar en las cubetas de novedades con un vinilo de Terje es casi tan difícil como encontrar las facturas del sastre de Camps: sus referencias se pueden contar con los dedos de una mano, y además el hombre tiene la manía de inventar alias enrevesados para fabricar edits de temas oscuros, encontrados en mercadillos de pueblo y tiendas de segunda mano llenas de polvo, y la mala de regalar esos edits a sellos ignotos, que los publican en ediciones que parecen prensadas en pan de oro, de tan limitadas como son. O que directamente aparecen en white labels, cuando al de Oslo se le ocurre la estupenda idea de poner las manazas sobre leyendas del calibre de Michael Jackson, The Rolling Stones, Kraftwerk o Paul Simon, con resultados siempre brillantes e irreverentes. Así las cosas hay que dar gracias al cielo por la aparición de “Remaster of the universe”, un fastuoso recopilatorio que sirve como repaso y glosario de la carrera de Terje; una visión necesariamente parcial y dirigida (los white labels y las cosas con gestiones de derechos complicadas, que son legión, se han tenido que quedar fuera), pero que muestra la variedad de recursos que el bigotudo productor noruego maneja. Dividido en dos compactos, el primero es una sesión en la que el propio Terje mezcla

tos, al editar bandas que beben sin descaro, de lo sembrado durante aquellos años. El ejemplo más claro lo representa Male Bonding (hasta el propio nombre del grupo ya recuerda a los colegas de “Mallrats”). Por mucho que cierta parte de la prensa les haya querido meter en el mismo saco que Crystal Stilts, la verdad es que no tienen nada que ver. Aquí lo que impera son auténticas descargas de punk sucio, garage noise, algo de post grunge, acoples y mucha autenticidad. Será una suerte si salimos ilesos de su actuación en el próximo Primavera Club. ¡Qué Cobain nos coja confesados! David Giménez

diecisiete temas entre los que hay producciones propias, algunas de sus remezclas más famosas y varios edits, muchos de ellos remozados y revisados para la ocasión, como el “All she wants” que firmó como Chuck Norris (el tipo es así de cachondo), y que en realidad es un edit de Ace Of Base, su hilarante versión de “Ghostbusters” y el divertido “Eurodans”, que roba el sample de trompeta del “Fizheuer zieheuer” de Ricardo Villalobos. La sesión pone sobre la mesa la capacidad de Terje para trabajar con todo tipo de estilos, desde krautrock hasta balearic beats, pasando por space disco, ambient y acid house, pero si ese set es ya estupendo, es el segundo compacto, una colección de nueve de sus remezclas (varias incluidas también en el mix), la que da la verdadera medida de su grandeza. Se abre con la hipnótica revisión del “Camino del sol” de Antena, un prodigio ambiental que retiene y amplifica toda la magia del original, y a partir de ahí se van sucediendo joya tras joya: los prodigios balearic que hizo para el “Life’s a beach!” de Studio y el “Balearic incarnation” de Dølle Jølle (que, por cierto, ha terminado por comerse a la versión original), las ácidas revisiones del “Another station” de Lindstrøm y el “Simple things” de Shit Robot, la sobredosis de house espacial que inyecta al “Pop muzik” de M o esa fiesta de disco mutante que es el “Magic journey” de Rogue Cat. Incluso la tibia remezcla del “Killing for love” de José González tiene su miga, y eso a pesar de que se nota que desde el sello (ah, las multinacionales) le pidieron contención. Y la cosa no acaba ahí, porque en paralelo a “Remaster of the universe”, Permanent Vacation ha publicado dos vinilos que recuperan algunas de las pistas del primer compacto en versión completa: un single con “Eurodans” y “Surat Surfin”, y un maxi con el “Pop muzik” por una cara y las descacharrantes “All that she wants” y “Terjelator” por la otra. Canela finísima. Vidal Romero

co que los emparenta con la vía que abriera Dave Clarke tras sus “Red series” —sobre todo en cortes como “Eruder” y, tal vez, “Crone”—, además de parir la fusión entre dubstep y brit-tech, utilizando un contexto entre raver y demoníaco, en las dos partes de “Stockholm Syndrome”. Es de justicia levantar los pulgares. Jordi Kodrinsky

Posthuman “Syn emergence” BALKAN VINYL — IMPORT

Ratatat “LP 4” XL / ¡POP STOCK!

Electro-techno. Con una larga trayectoria que abarca justo una década —ellos mismos fueron quienes inauguraron las series “SMAK” del sello Skam—, cabalgando entre géneros como el electro, el techno y los breaks, la IDM, el post-rock y el ambient, siempre con un toque oscuro, obsesivo y melancólico, los escoceses y primos carnales Joshu Doherty y Richard Bevan entregan un trabajo bastante más bruto que su predecesor, el ya lejano y downtempo “The peoples republic” (Seed, 06). Ya de inicio queda patente que dejan al margen la introspección para sumergirse en las simas de un electro hiperacelerado, afilado e hiriente como el verbo de Kiko Matamoros, y un techno bron-

Pandora instrumental. El amanecer de un nuevo disco de Patatat es siempre como la introducción a un misterio que tardará en resolverse. Por desgracia, las más funestas sospechas, disparadas como alarmas desde los primeros goteos de la inicial “Bilar”, acaban confirmándose como terribles noticias en este cuarto disco de los de Brooklyn. El edificio se derrumba antes siquiera de alcanzar su máxima altura; los engranajes se doblan y delatan cada error de construcción, lo que hay de premeditado en la excéntrica arquitectura del disco. La nueva obra de Stroud & Mast suena pequeña,


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discos

The Books “The way out” TEMPORARY RESIDENCE / ¡POP STOCK!

Collage pop. Durante muchos años, The Books fue uno de los secretos mejor guardados del indie norteamericano. Un dúo capaz de fabricar un universo propio y fascinante, en el que se mezclaban una inusual instrumentación acústica (aparte de guitarras y bajos por allí aparecían cosas como banjos, violines, chelos, ocas y mandolinas) con todo tipo de técnicas de edición (analógicas y digitales, artesanales y robotizadas), hasta dar forma a un collage de loops, voces y ambientes gobernado por el absurdo y lo juguetón. La suya era una manera muy personal de enfocar la creación de canciones, trufada de cut-ups y de caprichos instrumentales, deliciosamente surrealista e imperfecta, y ante esa manera de producir muchos quisieron meter a los dos neoyorquinos en el saco de la folktrónica, cuando en realidad lo suyo siempre tuvo mucho más que ver, al menos a un nivel de intenciones y referencias, con los hipsters de la Generación Beat que con los cachorros del glitch. Algo que queda más claro cuando se vuelven a escuchar sus dos primeros discos, los brillantes “Though for food” (02) y “The lemon of pink” (03), que como los buenos vinos han ganado con la edad, pero sobre todo cuando se revisita su tercera entrega, “Lost and safe” (05), que si en el momento de su publicación nos pareció a algunos un paso atrás, por abandonar las técnicas de sampling y collage en favor de un formato más cercano a la canción clásica, ahora mismo se revela como un disco de pop sólido y sin fisuras, de una modernidad incontestable. “The way out”, su última aventura, llega tras cinco años de preparación. Ese es el tiempo que Paul de Jong y Nick Zammuto han necesitado para rastrear y recopilar todo el material sonoro que se acumula en las catorce canciones del disco. Canciones que, de nuevo, hacen de la fragmentación y el collage su razón de ser, pero esta vez forzando hasta el límite la maquinaria, convirtiendo cada

errática, y aunque sus punteos de guitarra están preñados de ternura, pese a que grandes sentimientos podrían aflorar de sus orquestaciones robóticas, el ambiente de “LP 4” se vicia de tantos tics y recursos ya vistos, que la obra resulta intrascendente. A partir de ahí, todo depende de lo que le pidas a un disco. Porque tal vez se te haga necesaria la variedad instrumental que aquí sí encontrarás. Toda esa diversidad de crepitaciones se extiende en un mismo unte de relax exótico o flotabilidad cósmica, con arreglos estilísticos de bossa nova, fragmentos de spoken word o samples de bandas sonoras e incluso conversaciones, pululando entre bases que retroalimentan ritmos ancestrales y evocan músicas del mundo. Eso sí, acabando por aterrorizar en tramos como “Bare feast”. Demasiado algodón para acomodar las orejas, y poco filo de metal para perforarlas. Albert Fernández Soul Center “General eclectics” SHITKATAPULT— IMPORT

Techno funk. Casi una década separan el tercer y el cuarto disco de Soul Center, el alias más funky de Thomas Brinkmann,

uno de los temas en auténticas catedrales de sonido en las que se amontonan cientos de samples a modo de pequeños ladrillos. Una construcción tan meticulosa y abigarrada que no resulta complicado perderse en las primeras escuchas; es necesaria una pequeña dosis de paciencia para ir desenmarañando todos los elementos que participan en la construcción rítmica, para aislar los diferentes instrumentos que se han maltratado en cada canción, para maravillarse ante la precisión de relojero que la pareja exhibe. De alguna manera, “The way out” es el disco que bestias del sampler como Dj Shadow o Beastie Boys podrían grabar si se dedicaran al pop (y es posible que, conscientes de ese paralelismo, The Books hayan decidido titular una de las canciones “The story of hip-hop”): incluso un recurso tan habitual como el sampleo de voces para adornar los temas se utiliza aquí de manera extensiva, aunque en vez de hablar sobre tetas, culos y pistolas, nuestros chicos prefieran regalarnos con ejemplos de violencia infantil (“A cold freezin’ night”), charlas acerca de autoayuda (“Chain of missing links”) o incluso citas a Ghandi, en la muy explícita “A wonderful phrase by Gandhi”. Parece, en fin, que el objetivo de The Books es recuperar el espíritu readymade y la actitud juguetona que lucían sus dos primeros discos, antes que perseguir el espíritu songwriter de “Lost and safe”: y quizás sea una pena, porque el único tema que funciona a ese nivel, “Beautiful people”, es un single de propiedades adhesivas, que crece alrededor de unas fantásticas armonías vocales y se remata con un profuso crescendo de metales. Sea como sea, “The way out” es un artefacto único en su género, un disco de vestimenta experimental y naturaleza pop, cercano y asequible, pero con multitud de recovecos y chistes privados en su interior, que admite una lectura ligera pero también se presta al estudio en profundidad. Un disco que construye un universo propio para luego perderse en él, que acaricia al oyente con promesas melódicas y le engaña al momento siguiente, que no parece tomarse en serio en ningún momento y sin embargo está elaborado con una perfección obsesiva: pocos enigmas tan grandes y tan apetecibles vamos a encontrar en esta temporada. Vidal Romero

pero basta poner la aguja en el surco para comprobar que en todos estos años no ha cambiado gran cosa: los diez temas que contiene “General eclectics” surgen de la colisión entre un techno minimalista y frío, muy detroitiano, y el funk de los esplendorosos setentas. Una colisión que Brinkmann lleva a cabo sampleando ritmos, líneas de bajo, voces, vientos y guitarras de viejos discos de funk y de soul, con la suficiente habilidad como para preservar el alma del sonido, pero sin llegar a utilizar elementos reconocibles de la canción original, y enterrando después esos samples en el interior de un producción techno que, como suele ser habitual en él, es cinemática y fluida, brillante y libre de aristas. Adjetivos que, si se paran a pensarlo, se utilizan cada vez menos en un mundo, el del techno, que todavía no ha conseguido sacudirse las miserias del minimal de encima. Y es ahí donde “General eclectics” hace más pupita, porque el hecho de que un disco que repite patrones de hace diez años sea uno de los mejores artefactos de techno que se han publicado en lo que va de temporada sólo puede significar dos cosas: o que Thomas Brinkmann se adelantó tanto a su tiempo que los demás todavía no le han pillado (que puede ser), o que el nivel de

las producciones actuales da mucha penita. Que, por desgracia, es lo más probable. Vidal Romero

Scissor Sisters “Night work” POLYDOR / UNIVERSAL

Pop gay. Cachondeo y despiporre: el afán de Las Hermanas Tijereta por divertirse (y divertir) mientras su popularidad crece a pasos agigantados en paralelo al volumen de sus billeteras es del todo sorprendente (y envidiable). Por ahí pueden censurarles todo lo que les dé la gana, pues su nuevo single “Fire with fire” ya está presente en los charts de medio planeta y nadie puede impedirlo. “Night work” probablemente sea el disco más logrado de este combo de locas orgullosas (ellas) de tener el trasero de Peter Reed en su cubierta, aunque de lo que sí pueden alardear es de poseer intachable técnica para que los plagios queden elegantemente encubiertos y justificados. Jason Sellards y Scott Hoffman han aprendido a satisfacer las fauces del público internacional —ése que no se perderá por nada del mundo los bolos de Lady Gaga— tan sediento de desparpajo. “Night Work” es un explosivo cóctel que licua lo mejor del funk, el soul y el disco de los ochenta con el genuino jolgorio electroclash de los noventa, hasta obtener un refrescante combinado que se bebe de un trago. Lo mejor es que no sabe mal. Matías Bosch

rar como el tercer poder en la sombra del sello. Fue él quien introdujo a James Murphy en la escena de clubs de Nueva York a finales de los noventa, el primero que le acompañó detrás de unos platos: juntos, y ya con el nombre Shit Robot, comenzaron a mezclar disco, post-punk y pop sintético de una manera que nadie había probado hasta entonces. Fue él también el que ayudó a Murphy a montar su estudio de grabación (con sus propias manos, el chico es carpintero) y el que ha grabado a muchos de los artistas que han pasado por allí. Con esos precedentes, no resulta extraño que “From the cradle to the rave”, primer disco de Shit Robot después de un ramillete de maxis y remezclas, funcione de alguna manera como depositario de todas las esencias del sello, una sensación que se acrecienta al ver la lista de invitados. Nancy Whang, sin ir más lejos, aporta un toque naíf a esa delicia de aires pop que es “Take em up 2”, mientras que su compañero en The Juan Maclean espolvorea un especiado de soul sobre la ácida “Grim receiver”. Alexis Taylor, de Hot Chip, se queda con la saltarina “Losing my patience”, mientras que los inesperados Ivan Svenoniuous (Nation Of Ulysses) y Saheer Umar (House By House) recuperan respectivamente “Simple things” y “I got a feeling”, dos de las aristas más extravagantes de un disco en el que tienen mucho peso la ironía fina (el propio título del disco, la letra de la muy engolfada y robótica “I found love”: “I found love in the disco / You don’t believe me, but is true”) y la épica, como demuestra la fantástica odisea espacial que cierra el disco, “Triumph”, en la que el propio James Murphy mete la mano y la voz. Todo ello ayuda a dar forma a un disco de tono feliz, que se puede escuchar en casa (la dosis de pop es generosa), pero que nunca olvida que su auténtico objetivo está situado en una pista de baile, bajo una bola de espejos grande y reluciente. Vidal Romero

Raudive “Chamber music” MACRO — IMPORT

Electrónica orgánica. Las psicofonías estudiadas por el doctor Konstantin Raudive describían registros electrónicos interpretados como voces de los muertos u otros fenómenos paranormales. Oliver Ho, guerrillero del techno áspero, parece haberse inspirado en el doctor para producir bajo su nuevo pseudónimo, abusando de timbres y tonalidades de instrumentos naturales. “Chamber music” no miente en su discurso: mucha música de cámara (erigida a base de sonidos acústicos) y poca chicha techno. Más bien todo está construido bajo un minimalismo hermético que no deja pasar aire ni el más mínimo rayo de luz una vez te has introducido en el. En “Cone” los pianos merodean la melodía como si fuera su presa, al igual que las cuerdas estridentes de “Over” que logran fusionarse con un sugerente hilo ambiental. Mucho estilo avantgarde, pero algunas piezas se pierden en el anonimato debido a una estructura repetitiva hasta aburrir (caso de “Brittle”). Este trabajo supondrá un giro radical en la carrera de Oliver, pero aportará más bien poco a la escena electrónica actual. Alberto Vidal Shit Robot “From the cradle to the rave” DFA / NUEVOS MEDIOS

Disco house. Aunque los padres reconocidos de DFA son James Murphy y Tim Goldsworthy, a Marcus Lambkin se le puede conside-

Skream “Outside the box” TEMPA — IMPORT

Dubstep. Cocinado cuatro años tras su debut, el transcendente “Skream!”, el segundo largo de Mr. Keas pone de manifiesto un claro intento de derribar barreras, las que separan el underground de lo popular; una especie de acercamiento al público masivo y una apuesta firme por la épica y el formato canción en detrimento de la pista de dubstep rudo, que se convierte en un mero instrumento con el que hilvanar himnos con un cierto punto retro —se intuye un deje tranceroso a lo Paul Van Dyk que asoma en temas como “How real” y que pone bastante palote—. Como precedente, si hay que señalar un punto que marca claramente la inflexión estilística de Skream, ése debe ser el remix del hit de La Roux, “In for the kill”, caldo de cultivo de la fusión entre subgraves y lírica popular que campa a sus anchas por el disco, y que tiene a “Finally”, de nuevo con el verso de La Roux, “Where you should be”, “I love the way”, la citada “How real” y “Reflections”, con dBridge e Instra:mental, como los tiros más certeros de un álbum un tanto decepcionante. Jordi Kodrinsky


Arcade Fire “The suburbs” MERGE-MERCURY / UNIVERSAL

Sun Kil Moon “Admiral fell promises” CALDO VERDE / HOUSTON PARTY

Folk. Algo tiene Mark Kozelek que le une a esos personajes anónimos que a una edad ya avanzada, siempre recurren a narrarnos las mismas historias con el fin de entretenernos y, a la vez, sentirse acompañados, y con las que el oyente siempre se halla, a pesar de conocer hasta la saciedad los detalles, las anécdotas y su final, tan cómodo como en el propio hogar. La dilatada carrera discográfica de Kozelek se inició hace más de una década con los siempre reivindicables Red House Painters y ha continuado hasta la fecha publicando obras muy notables, firmadas con su propio nombre o bajo el alter ego de Sun Kil Moon. La principal diferencia que encontramos en esta nueva entrega es que el cantautor de Ohio ha apostado esta vez por la sonoridad de la guitarra española. “Alesund”, tema que abre este “Admiral fell promises”, nos sumerge en un estado similar al de la introspección que sólo alcanzamos en habitaciones casi olvidadas por el sol, donde la cálida voz de Mark nos cobija de manera hipnótica. David Giménez Taylor Deupree “Shoals” 12K— IMPORT

Ambient. Aunque su nombre no deja de aparecer en las cubetas, ya sea en forma de singles y EPs o a través de las múltiples colaboraciones en las que se embarca, lo cierto es que “Shoals” es el primer disco de Taylor Deupree en cuatro años, el primero desde el excelente “Northern”. La razón para tanta demora no está clara, pero este servidor apuesta porque el neoyorquino andaba carente de un foco, de una idea que le permitiera vertebrar largas piezas de música. Idea que apareció por casualidad, mientras realizaba una residencia en York, donde pusieron a su disposición una vasta colección de instrumentos javaneses y balineses, que conforman la base del disco. Instrumentos que, por supuesto, no están tocados de una manera convencional, sino que han sido arañados, golpeados y manipulados con cacharros como e-bows o pedales de efectos; maltratados para extraer de ellos sonidos inusuales, chasquidos, quejidos y gruñidos que permiten mantener una vaga memoria acerca del acento tradicional de cada instrumento, pero al mismo tiempo los presenta desde una perspectiva diferente, un poco como si les estuviera robando el alma. Es a partir de esos ‘lamentos’, encerrados en loops que posteriormente se manipulan y desbrozan digitalmente, como Deupree compone (o mejor, organiza) sus piezas: superponiendo capas de sonido, jugando con los tonos, dejando que las texturas crezcan en el plano de fondo y que unos ritmos tímidos añadan una dimensión cinemática a la mezcla. Es, en fin, la manera de trabajar a la que el neoyorquino nos tiene acostumbrados, y ese es posiblemente el único punto débil de “Shoals”, que aparte del regusto étnico que tienen las

Pop-rock. Ahora está de moda criticar a Arcade Fire. No hablo de los escribas que se han rendido al hechizante influjo de “The suburbs”, sino del público de a pie que ha llenado foros y blogs cargados de exabruptos y valoraciones lanzadas al azar. Aquellos que acabaron arrodillándose ante el poderoso pop épico del matrimonio formado por Win y Régine Butler en “Funeral” (Merge-Rough Trade, 06) y “Neon Bible” (Merge-Mercury, 07), ahora reniegan más rápidamente que un socio de Tomás Gómez. Nadie sabe muy bien las razones, quizá sea porque Arcade Fire han abandonado casi por completo la instrumentación y la sonoridad épica que tan famosos los hicieron en su día. “The suburbs” es una obra espesa, un tour de force que exige al oyente una concentración extrema —algo que, francamente, es una utopía en estos tiempos de iPod, consumo rápido y hits masticados para el oyente—. La banda de los hermanos Butler y Régine Chassagne ha entregado un disco doble muy madurado que te obliga a escuchar cuatro caras mientras reflexionas sobre lo que has escuchado cada vez que cambias de cara. Aunque no contenga la frescura de “Funeral” ni el poderoso cancionero de “Neon Bible”, “The suburbs” es la demostración palpable de que Arcade Fire no han dejado de crecer como banda. Cada vez más seguros en sus letras y composiciones, los de Québec nos proponen un viaje nostálgico por aquellos suburbios de Houston en los que se criaron Win y William. Quizá sea la razón por la que “The suburbs” impresiona (para bien y para mal) al oyente. La mayoría de composiciones

muestras, todo lo que suena en el disco resulta conocido. Debilidad que sólo se perdona porque es Deupree, y eso significa que está muy por encima de la media incluso cuando, en casos como este, tira por el camino fácil. Vidal Romero

Tired Pony “The place we ran from” FICTION / NUEVOS MEDIOS

Country folk. Cuando te preparas para lanzarte a la incógnita del viaje a ciegas, la carretera en penumbra, pero siempre hacia delante, hay ciertos errores que no puedes cometer. No puedes sobrecargar el equipaje, por ejemplo, porque lo que tú consideres movimientos gráciles será visto por los demás como un torpe avance. Tampoco puedes pretender haber ponderado todos los contratiempos del camino antes incluso de partir, o pretender que cada paso te hará más sabio porque sí. Y, por último, no puedes pensar que aquellos que tú prefieres y eliges arbitrariamente van a convertirse automáticamente en

tienen un aire retro, con temas de rock ochentero como “City with no children” o “Modern man” que recuerdan mucho la época de cuando el Boss era número uno en todas las listas de medio mundo. Pero esto no significa que Arcade Fire haya abandonado su particular sonido, su amor por la épica rugosa de mil detalles. En “The suburbs” hay momentos que nos recuerdan a “Neon Bible” (como las dos “Half lights”) y también hay ecos del “Funeral” más melódico (“Rococo” o la grandiosa “We used to wait”), pero el famoso acordeón de Regina se ha cambiado esta vez por un trabajo de sintetizadores que le da a todo el disco un aire de irrealidad, como si Arcade Fire hubieran contratado a Roger Deakins como director de fotografía. Tampoco abandonan esos medios tiempos que les han hecho célebres, como los de “Sprawl I (Flatland)”, esa maravillosa “Suburban war” o “Deep blue” —que invita a corear como en las antiguas “Wake up” o “Rebellion (lies)”, aunque no tenga tanta épica como estas dos—. Es un placer saber que todavía cuentan con el gran Owen Pallet ayudándoles en las partes más sinfónicas de cuerdas —muy patente en “Rococo” y la divertida “Empty room”, que parece el matrimonio perfecto entre las distorsiones de guitarra de Jesus And Mary Chain y los coloridos estribillos de ABBA—. Aunque la gran sorpresa de este “The suburbs” se encuentra en su recta final, con permiso de la reinterpretación sinfónica del primer tema llamado “The suburbs (continued)”. Nos referimos a esa delicia tecno-pop llamada “Sprawl II (mountains beyond mountains)” en la que Regina hace de Sarah Cracknell, de Róisín Murphy e, incluso, de la Debbie Harris más disco que nos deja con las ganas de escuchar otra vez “The suburbs” pero cantado esta vez entero por la diminuta Régine Chassagne. Un tema que se ha convertido por derecho propio en la canción oficial de este verano 2010 para un servidor. Manu González

tus mejores amigos. Gary Lightbody, otrora líder de Snow Patrol ha caído en todos y cada uno de esos gazapos en el momento de poner en marcha la enésima super-banda del momento, Tired Pony. Junto a Peter Buck, de R.E.M. y el batería de Belle and Sebastian, Richard Colburn, más algunos otros músicos menores y las colaboraciones de relumbrón de la sin par Zooey Deschannel o Tom Smith, de Editors, Lightbody ha querido dar rienda suelta a sus filias por la música country, desatando un cancionero tan complaciente que, por muchos horizontes que divise, cabalga sin destino. Alguien debería recordarle a Lightbody que insistir excesivamente en una idea no la hace más efectiva, y hablo de los casi siete minutos de algunas canciones, como “Held in the arms of your words”, o la cadencia grandilocuente que respira el disco a rasgos generales. Relleno en el equipaje, sí. La gracia más salvable de estas composiciones queda recogida en aquellos envoltorios más transparentes y fáciles de abrir, caso “Dead american writers”, “Point me at lost islands” o “The good book”, con Tom Smith al micro. Pero, por mucho que enfatice Lightbody en los usos fronterizos, algo rechina en su agria manera de mirar a la comedia de la vida, y tan forzada alianza de músicos acaba por hacer el disco poco creíble. En definitiva, después de los últimos discos de Snow Patrol, y atendiendo al título de este, quizás cabría preguntarle al angustiado cantante, ¿de qué estás huyendo, Gary? Albert Fernández


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discos

Perfume Genius “Learning” MATADOR / ¡POP STOCK!

Folk Terminal. ¿Aprendiendo a qué? ¿A sobrevivir estando parcialmente muerto? ¿Qué sucede cuando el daño irreparable ya está hecho? ¿Cuándo en los lugares donde los demás ven luz nosotros reconocemos el abismo? Casi todos arrastramos heridas que nunca terminarán de cicatrizar. Mike Hadreas, a sus escasos veinte años, ya conoce buena parte del poder de la destrucción más íntima y personal. Quizá por ese motivo, Perfume Genius se trate, utilizando el paralelismo cinematográfico, del Pete Dayton de Fred Madison en esa obra maestra que es “Carretera perdida”. Es totalmente comprensible la creación de un alter ego. Todos merecemos tratar de vivir una segunda oportunidad, con la idílica y frágil intención de escoger un camino mejor, aún a sabiendas de que, en algunos casos, nunca podremos dejar atrás aquello en lo que nos han convertido, aquello que ya somos, aquello que odiamos. Sirviéndose del dolor para crear una belleza ante la que resulta imposible no conmocionarse y sentirse, de alguna manera, cómodamente incómodo, las diez composiciones que conforman este autobiográfico “Learning” harán las delicias, al mismo tiempo que las infelicidades, de todos aquellos exploradores del profundo pozo oscuro de las emociones rotas que se clavan como cristales en las partes vitales de nuestro cuerpo.

Son suficientes los poco más de treinta minutos de duración para dejarnos totalmente noqueados. Asistimos aterrorizados a un proceso de confesionalidad cruda y descarnada, a un exorcismo de su mente y su alma que comienza ya desde la imagen de la portada y que consiste en una fotografía del propio artista completamente maltratada por sí mismo. El joven cantautor de Seattle registró las sesiones del disco en su casa materna, logrando así un sonido austero en la grabación que confiere al trabajo una intimidad y complicidad necesarias para una obra de estas características. Acompañado de piano y teclados, se le podría emparentar fácilmente con Sufjan Stevens, sobre todo en esos verdaderos hits-trampa que son “You won’t B here” y “Learning”. Pero sería un grave error quedarse simplemente en la primera impresión, en lo fácil. A Perfume Genius podemos asociarlo más justamente con artistas lacónicos y casi suicidas como Daniel Johnston, Low e incluso la austriaca Soap & Skin, y también, por el uso oscuro y espectral de los teclados, con el compositor Angelo Badalamenti. La temática de sus canciones gira en torno al sentimiento de aislamiento al que se siente empujado constantemente, a una prematura experiencia con el sexo, las drogas y la muerte, puesto que a los quince años Mike mantenía una relación con un profesor suyo al que tenía idealizado, con el que intercambiaba pasiones y estupefacientes y que terminó lanzándose desde lo alto de un edificio (a él le dedica “Mr. Peterson”). Una advertencia, no esperen una sola pista que abra el camino que permite fantasear con un posible final feliz. La realidad siempre se impone y en ella no brilla jamás una luz al final del túnel. David Giménez

Varios Autores “Future Balearica compiled by FETE” NEEDWANT — IMPORT

The Coral “Butterfly house” DELTASONIC / NUEVOS MEDIOS

Rock vintage. Corría el año 2001 cuando una canción, “Shadows fall”, sorprendió a los, por entonces, oídos más despiertos. Meses más tarde, los mismos autores de aquel sonado single, editaban “The Coral” (Deltasonic-Coop Music, 02). La carrera de The Coral había comenzado a despuntar de la mejor manera posible. Si bien es cierto que siempre han estado mejor considerados fuera que dentro de nuestras fronteras, la legión de seguidores en nuestro país siempre ha permanecido fiel a todas sus novedades. En “Butterfly house”, su sexto álbum de estudio, nos reencontrarnos con los estilos habituales en la banda de Liverpool: folk, country y rock de los sesentas, esta vez bajo la producción de John Leckie (The Stone Roses, Radiohead) que dota, al conjunto de la obra, de una sonoridad cercana a las grandes composiciones de Ennio Morricone para los spaghetti westerns, como en las vaqueras “Walking in the winter”, “Roving jewel” o “Green is the color”, la coral y psicodélica “1000 years” o la armoniosa “Sandhills”. Gracias por volver. David Giménez

Electrónica. La tarea que ha decido acometer el sello londinense Needwant resulta un tanto titánica. Ni cortos ni perezosos y sin que se les ponga el orificio anal muy cerrado, han decidido crear una serie de guías o manuales sonoros para predecir la evolución de dos respetadas disciplinas musicales a lo largo del siglo XXI en el cual estamos inmersos: la música disco (dos compilaciones denominadas “Future Disco” van ya) y el balearic (toma ya). El cerebro pensante detrás de toda esta parafernalia, Sean Brosnan, arranca la primera entrega de la serie balearic con un amago de rebuscar en el baúl de los recuerdos al mismo tiempo que explora terrenos como el indie (Animal Collective con “Loch Raven” o los XX y su “VCR”) o el folk. Todo fluye, reconforta, apalanca y aplatana. El mediterráneo se acaricia mejor que en un anuncio pijo de Estrella Damm. Pero, ojo, que aquí nadie nos la meta doblada, esto no es balearic. Pero ni de lejos. Alberto Vidal Walter Gibbons “Jungle music mixed with love: Essential & unreleased Remixes 1976 – 1986” STRUT / ¡POP STOCK!

Disco. En 1976 yo no existía ni en la mente de mi padre. Pero quizás en la de mi madre sí, que es nueve años mayor. Nótese pues la lejanía temporal que tiene para mí esta doble compilación. Sin embargo, mi

madre adora la música disco, como toda cougar que se precie. Un amor que heredé y que extendí en forma de house en mi adolescencia. Si el lector es de mi generación no tendrá ni repajolera idea de quién es Walter Gibbons ni del papel que jugó en la producción de la primigenia música de baile, como me pasó a mí. Si el lector gusta de los ritmos bailables de ayer, hoy y siempre y de ilustrarse gratuitamente para ganar al Trivial, le resultará disfrutable a partes iguales escuchar un par de horitas de ‘playlist roller disco’ mientras indaga por la red sobre la obra y milagros de Gibbons que, resumiendo muy mucho, dan un por qué y un cuándo a la existencia de las “extended mix” y al cambio de formato (de 7” a 12”) de los maxi-singles. Si el lector viene enseñado de casa, este lanzamiento complementará “Mixed with love. The Walter Gibbons Salsoul Anthology” (Suss’d Records, 04), a día de hoy descatalogado. Y si el lector, ni lo uno ni lo otro, pero le apetece hacer una fiesta temática setentera, aquí tiene un elemento clave para que la celebración sea un éxito. Mónica Franco

ción. Eso es lo que nos ofrecen Elly Jackson y Ben Langmaid en su aportación a “Sidertracked”, la serie de mixtapes perpetrada por reputados artistas actuales para el sello Renaissance, en respuesta y homenaje a las filias melómanas de gente como Hercules & Love Affair o el dúo electro-pop que ahora nos ocupa. Dice la muy andrógina y ya casi afónica —de tanto cantar— Elly Jackson que muchas de estas canciones sirvieron de acompañamiento en la grabación del primer disco de La Roux; y está claro que no pocos han sido los que advirtieron las influencias de referentes del synth-pop como Heaven 17 o Japan en los hermosos beats de “In for the kill”, por ejemplo. Ahora, eres tú quien se puede contonear mientras preparas esa cena para alguien muy especial al son del “Suffer the children” de Tears For Fears, que seduce en su tierna mezcla con “What’s your problem”, de Blancmange. Tanto contraluz y satén electrónico provocará tal vez que te pases de azúcar mientras preparas el postre en espera de la pieza inédita del disco, “Under my thumb”, ni más ni menos que los Rolling Stone versionados por La Roux. De veras espero que no derrames nada en tus apasionados bailes por la cocina, y que la cena alcance un gran clímax hedonista en concordancia con las melodías de este “Sidetracked”; así como deseo que la esquiva Elly Jackson recupere por fin su verdadera voz, y, más allá de elaborar recetas de otros, consiga por fin servirnos un segundo plato propio. Albert Fernández

Varios Autores / Optimo “Fabric 52 by Optimo (Espacio)” FABRIC / PIAS

Mix legendario. Todo apunta a que en Escocia últimamente se mueren de asco. Si no tenían suficiente con una tediosa liga nacional de balompié donde el bipolio dura ya décadas, el pasado abril chaparon uno de los clubs buque insignia de Glasgow, Optimo, el legendario club donde la expresión ‘los lunes al sol’ cobraba un sentido hedonista, amén de sus alucinadas sesiones dominicales. Es por ello que este mix huele a homenaje por todos los costados, y felices que estamos de tenerlo entre manos. ‘JD’ Twitch y Jonnie Wilkes cogen la vía directa para la capital inglesa (como en su día hizo un inteligente Renton) para pinchar lo mejor de cada casa, con una selección jodidamente deliciosa y genial. Porque empalmar al principio de la sesión el remix “Cosmorama” (Discodromo) de Prins Thomas con el proto minimal de Basic Channel en “Q1.1” no tiene precio. El artefacto puede agarrarse de muchas maneras, apreciando temas que van por el disco sucio, el acid en su vertiente sulfúrica (“Jack your bodey house your mind” de The Minister escuece), minimal finolis (“Walk with me” de Thomas Brinkmann) y sugerente techno. Legendario es poco. Alberto Vidal Varios Autores / La Roux “Sidetracked” RENAISSANCE / ¡POP STOCK !

Electro mixtape. Si aún te queda algo por aprender de los fabulosos años 80, necesitas recordar alguno de los viejos éxitos de Doris Troy, o apreciarías un buen repaso de éxitos más recientes, como el de Fever Ray, aquí tienes la selección de títulos perfecta para asimilar a la hora de la cena. Y no sólo selección, una lec-

Varios Autores “Milky disco 3” LO RECORDINGS /¡POP STOCK!

Cosmic disco. Aunque ya ha perdido la capacidad de sorpresa (en los tres años que han transcurrido desde que apareció el primer volumen, la cosmicidad se ha asimilado por completo en todas sus variantes, aunque todavía no hayan asaltado las pistas de bailes), a la serie “Milky disco” hay que reconocerle todavía el buen gusto a la hora de escoger el contenido, la seguridad de que uno se lleva a casa un puñado de temas con los que decorar su particular ‘bachelor pad’. El tercer volumen no es una excepción, y junto a bonitas aportaciones de hombres de la casa (Hatchback, Black Devil Disco Club, gente que nunca falla), convoca a nuevos valores de la cosa espacial, algunos tan inesperados como Leo Zero (aunque el “Carbon cave” que aporta demuestra que es mucho más que un hábil remezclador para estrellas mainstream) y otros como Oneohtrix Point Never o Moscow, que suponen la cuota inevitable de pop hipnagógico, la prueba de que Jon Tye, el encargado de recopilar el material, sabe bien lo que se hace. Tye es también responsable de un segundo compacto en el que mezcla muchos de estos temas y alguna joya más (el “Blackout part 2” de Black Mustang, por ejemplo) con más gusto que oficio, no alcanza los niveles del “Cosmo galactic prism” de Prins Thomas o el “So cosmic” de Cut/ Copy, pero el viaje a las estrellas que promete está garantizado. Vidal Romero


Higamos Hogamos “Sorcery” ALL TIME LOW — IMPORT

Krautrock. Que el mundo no es un lugar justo es algo que, a estas alturas, todos sabemos de sobra. Pero si por una de esas casualidades lo fuera podríamos decir, sin temor a meter la pezuña en el nauseabundo y profundo charco de la desilusión, que Higamos Hogamos deberían ser el nuevo grupo de cabecera para toda una generación de adictos al rock. Su debut homónimo para DC Recordings, editado el pasado año, parece ser que pasó sin pena ni gloria para mucha gente. Y sí, quizá fuera más un EP que un álbum, en eso estamos de acuerdo (aunque casi resulta rompedor, en tiempos de excesos como estos, encajar un LP enterito en un mísero 12”), pero el rácano minutaje no le iba a la zaga en cuanto a calidad se refiere: diez canciones como diez soles, al estilo de unos Fujiya & Miyagi en clave macarra, y la sensación de que estos dos tipos —lo dicho, imaginándonos que viviéramos en un mundo justo, etcétera— iban a dar mucho que hablar. Pero como el mundo es como es (una mierda pinchada en un palo, en definitiva) siguen siendo solo unos pocos los que se ven en la religiosa obligación de alabar las mil y una virtudes del proyecto de Toby Jenkins y Steve Webster. Lo jodido de todo esto es que se pone uno a repasar los diez años de sufrida carrera que tienen a sus espaldas —bajo el nombre de Fort Lauderdale sacaron un buen puñado de discos; búsquenlos en el fondo de armario

Wavves “King of the beach”

de Worm Interface y Memphis Industries—, diez años de desencuentros habituales en los que la inspiración había caído a niveles estratosféricos, y parece ser que la fórmula mágica ha sido parar un tiempo, pensar en frío y hacer una tabla rasa de tres pares de narices. Y el resultado se nota, por supuesto. Vaya si se nota. Desde aquella primera acometida en el sello de J. Saul Kane (por cierto, ¿qué se habrá hecho de él?) a este excelente, casi monumental “Sorcery” parece que haya pasado una barbaridad: el sonido está ahora perfilado, el macarrismo ha pasado a ser un elemento más decorativo que expositivo y la sensación general es que este mini-LP remite a los viejos discos de Neu!, Can o Harmonia y, sí, los reactualiza sin caer en el panfleto barato. Sólo hay que acabar de añadirle unas pocas gotas de nu disco, algo de dub jamaicano y un mucho de los primeros Primal Scream y ya lo tenemos. Músculo, psicodélia y un sonido para enmarcar. Droga. El hecho de que este disco sea un CD-R de importación, que esté descatalogado y que no se pueda encontrar de ninguna manera —ni siquiera en internet, al menos por ahora, recién termino de hacer la prueba—, reconozcámoslo, es un obstáculo casi insalvable hasta para el fan más acérrimo; obstáculo que con toda probabilidad conseguirá que Higamos Hogamos sigan en la liga de los ilustres desconocidos. Pero no hay que desesperar. Los tipos lo tienen claro y amenazan, como ya están haciendo algunos artistas venidos del CD-R (Daniel Lopatin y Emeralds a la cabeza), con dejarnos la cartera llena de telarañas. Recuerden a Higamos Hogamos, por si las moscas. Y en el raro caso de que encuentren el disco por ahí, cómprenlo a ciegas. Marc Piñol

y bajada, para pasarse las horas dibujando nombres en la arena. Albert Fernández

BELLA UNION / NUEVOS MEDIOS

Surf punk. Fuck yeah! Dios, cómo he llegado a disfrutar con este disco todo el verano. De veras, tienes que escuchar esto mientras todavía aguanten los días de sol. “King of the beach” es una inesperada colección de himnos de indie garagero, contagioso y sonriente. Después del aislamiento, la exclusión distorsionada y las piezas de encerrada locura apresadas en sus fabulosos dos primeros discos, Wavves han sabido dar un ágil giro, desde su primigenia crudeza experimental a un nuevo cruce de líneas de garaje soleado y aéreo. Es como si alguien hubiera sacado a Nathan William de la habitación donde pasó años escribiendo y probando melodías compulsivamente, y hubiera plantado al chaval, con silla, estudio casero y todo, en medio de la más inspiradora playa de California. Nathan toca ahora con dos de los que fueran músicos de Jay Reatard, pero lo verdaderamente importante es el atrevimiento en estas nuevas líneas extrovertidas, la vena naíf y los aires de rock añejo. Williams ha dado una capa de barniz a su usada tabla de mala leche, pero las canciones siguen planeando en una estática hipnótica, con las guitarras atronando a oleadas y las voces tratadas hasta extremos surreales, elevándose entre coros y oozin’ ahs que salpican lo mismo a Beach Boys que a Hüsker Du. Pueden verse los pliegues de un final de tarde adorable en “Linus spacehead”, y el alud edulcorado, casi romántico, de “When will you come” contrasta con el delirio a trompicones de “Post acid”, o la chulería de los riffs histriónicamente comerciales de “King of the beach”. Es esta una ola contundente de genio irrigado, con la respiración entrecortada por los sonidos de un viejo video-juego; compases lo-fi de subida

Z’ev “As/if” SUB ROSA — IMPORT

Ambient noise. Aunque en las últimas dos décadas ha dejado que los collage de cinta y las grabaciones de campo se apropiaran del papel protagonista en sus obras, obras siempre embarcadas en la búsqueda del desasosiego ambiental, los inicios del angelino Z’ev en la música están firmemente anclados en la percusión. No en una percusión convencional, eso sí, lejos de golpear objetos e instrumentos con violencia, como hacían otros pioneros del asunto industrial con los que siempre ha partido peras (nombres ilustres, como Coil, Throbbing Gristle o Einstürzende Neubauten), Z’ev construía complejas estructuras rítmicas a partir de sonoridades inusuales, utilizando materiales en vibración, murmullos, loops y susurros como base para largas improvisaciones de naturaleza hipnótica. “As/if”, un bonito vinilo transparente con manchas de óxido (un diseño muy apropiado, es decir), reúne dos grabaciones de 1978 y 1982 en las que tienen mucha presencia los sonidos metálicos, utilizados para crear reverberaciones en la muy absorbente “As”, un prodigio de cinética en el que casi se puede sentir cómo saltan las chispas desde las planchas de acero y titanio que se utilizan, pero también para dar brillo a la introvertida “If”, una pieza que combina silencios y pulsiones rítmicas al borde del desmorone, provocando un particular juego de tensiones, a medio camino entre el minimalismo y la música industrial. Un Z’ev muy distinto al que conocemos ahora mismo, toda una lección de arqueología. Vidal Romero


056/057

discos maxis / dvds-libros

+maxis Avus “Poppy EP” BORDER COMMUNITY — IMPORT, 12”

El tercer vinilo de Avus en Border Community inaugura una serie de cuatro extended —limitados a 500 copias, que no está el panorama para mucho más, así que hay que correr— con un lavado de cara en los siempre cuidados grafismos que ilustran las carpetas del sello de James Holden. De los cuatro cortes del EP, el primero de ellos, “Poppy”, preñado de arpegios trancerosos, como mandan los cánones border, pero con un ojo mirando hacia el revival italo y el otro al cósmico, es claramente el único rompepistas. Los tres temas restantes, más vaporosos, muy disfrutables al abrigo del poniente que sopla, circulan por otros senderos: entre la IDM y la cadencia motorik. Genuflexión. JK

Clubroot “Solar flares EP” LO DUBS — IMPORT, 12”

De todos los artistas que encienden velas en el altar de San Burial, Dan Richmond es posiblemente el que mejor lo lleva. En sus producciones conviven la inevitable neblina ambiental y los ritmos levemente descoyuntados con elementos de carácter espiritual y pop. “Chamber”, conducido por una voz etérea, escuela 4AD, y “Remember me”, que se pega al oído con pasmosa facilidad, son buenos ejemplos de su habilidad, pero el tema que de verdad da la medida de su genio es “Solar flares”, ocho minutos de progresión ambiental, cargada de ecos y sonidos que crujen en planos paralelos, que dejan a Clubroot más cerca del último Pantha Du Prince que de cualquier fichaje de Hyperdub. Ahí es nada. VR

CV313 “Remodeled” ECHOSPACE [DETROIT] – IMPORT, 12”

Al margen de la enorme “Substraktive”, tan perfecta que uno juraría que ha sido cocinada en estudio si no fuera porque es una toma

Textos

en directo avant la lettre, el verdadero interés de este maxi descansa al dorso, justo cuando arrancan las primeras notas de bajo del expansivo remix de la propia “Substraktive” a cargo del dúo londinense King Midas Sound —trío si se acepta la trova de Kiki Hitomi como parte del combo—, rozando una dulce paranoia al más puro estilo de los blunted beatz de Massive Attack y Tricky. La ensoñadora remezcla de The Sight Below, colmada de drones y detritus atmosférico, es de una exquisitez sonora formidable y cierra un plástico colosal. JK

frío y clínico, y Wolfgang Voigt, que añade a la mezcla pianos desafinados y arreglos atonales. El capricho raro del mes. VR

Ninca Leece “Feed me rainbows”

Solar Bears “Inner sunshine”

THESONGSAYS — IMPORT, 12”

PLANET MU — IMPORT, 12”

Aunque se estira poco (apenas tres maxis en un año y medio de vida), a Bruno Pronsato hay que reconocerle que todo lo que publica en su sello es pata negra. Ninca Leece, una francesita menuda y aficionada a pintarse como una puerta, es el mejor ejemplo: “Feed me rainbows” son diez minutos de house lento y colorista, que crecen anclados a la delicada voz de Leece, y se pierden entre capas y más capas ambientales y una guitarra que parece robada a Ash Ra Tempel. Una golosina que el propio Pronsato redondea en la cara B, con un remix que da más cuerpo a los bombos y que inflama (aún más) el componente emocional: para chuparse los dedos, señora. VR

Greie Gut Fraktion “Wir bauen eine neue stadt”

Los irlandeses John Kowalski y Rian Trench, flamantes fichajes de Mike Paradinas, nos sirven a modo de aperitivo de su inminente álbum de debut —“She was coloured”, en Planet Mu a finales de este septiembre— un EP con seis temas planeadores de sonido lustroso y centelleante —ambos son ingenieros de sonido—, de hechura analógica y aterciopelada, con sabor kosmiche, pulso mototik, aroma acid-folk y embocadura postrockera y progresiva. Los dos últimos cortes son sendos remixes a cargo de Letherette y Lone. Un vinilo brillante como el arroz ídem y jugoso como la carne de bogavante. JK

Hecker “3 track” EDITIONS MEGO — IMPORT, 12”

Esto es que se juntan AGF y Gudrun Gut, cogen sus grabadoras y se dedican a capturar sonidos en todo tipo de edificios de su Berlín natal, con preferencia por los industriales (a las señoras les gusta lo abrasivo, ya saben), y luego hacen una versión de Palais Schaumburg, por aquello de reivindicar a los clásicos. Y aunque el original es un poco farragoso y disperso, hay que reconocer que las chicas han sabido buscar a los remezcladores: Alva Noto, que se queda con las vocales y las sumerge en un baño de techno minimalista,

En Mego afirman que “3 track”, un encargo de Comme Des Garçons para un desfile de modas (el mundo a veces está deliciosamente loco, sí), es lo más ‘accesible’ que Hecker ha publicado nunca. Esto, en su caso, significa que los temas que ocupan la cara A de este bonito maxi coquetean con ritmos más o menos convencionales: elaborados a partir de sonidos de naturaleza industrial y ruidosa, como debe ser, pero que casi se pueden bailar. La cara B, en cambio, es Hecker en estado puro: una cascada ambiental que supera los veinte minutos, densa, repleta de capas, de sonido rugoso y gloriosamente analógico, que parece suspendida en un universo paralelo en el que jamás llega la luz del sol. Lo que nos gusta, es decir. VR

HYPERDUB — IMPORT, 12”

Rob Brown y Sean Booth son dos tipos impacientes, que no entienden palabras como mesura o contención; de ahí que en épocas en las que se sienten seguros (y ésta lo es: ahí tienen el fantástico “Oversteps” para certificarlo) les queme el material que tienen en el disco duro. Cosa que algunas veces es para bien (el mítico “EP7”, por ejemplo), pero que otras veces se les escapa de las manos, como sucedió con el inne-

PERMANENT VACATION — IMPORT, 12”

Siendo antiguos componentes de Hercules & The Love Affair y Holy Ghost!, es fácil imaginar que a los tres chicos de Midnight Magic lo que les tira es el disco de bajos gruesos y lentejuelas. Que es exactamente lo que ofrece “Beam me up”, una explosión de hedonismo que haría feliz a Larry Levan, que toma al asalto la pista de baile con la ayuda de un pegajoso gancho vocal y un piano que es puro Chicago. El original ya vale precio del vinilo, pero es que encima hay tres remezclas: Gavin Russom añade la inevitable (y deseable) cuota ácida, Tim Goldsworthy se pierde en un glorioso espacio exterior y Jacques Renault, tan simple como efectivo, potencia graves y bombos. VR

MONIKA — IMPORT, 12”

Ill Blue

WARP / PIAS, 2X12” + CD

wer End Spasm y Fact Magazine, la enésima nueva esperanza de la bass music británica, sección UK funky, se hace de rogar. Una visita fugaz a Discogs avisa que los tres cortes no son sino remezclas a cargo de Endgames, DJ Deeon y DJ Bone, respectivamente. Así que a la espera de un trabajo de producción propia, buenas son tortas. Del lote, sin duda, es la cara con el logo de Night Slugs, una imponente pieza de funky house con resabio grimesco, la que más gustirrinín provoca en la entrepierna. Las dos pistas al dorso muestran su gusto por los soft synths: una cabalga al trote del soca y la otra prescinde del beat. Mola mazo. JK

Midnight Magic “Beam me up”

“Bellion/Dragon pop”

Autechre “Move of ten”

Jordi Kodrinsky y Vidal Romero

cesario y abrasivo “Quaristice.Quadrange. ep.ae”. A estos artefactos Brown y Booth les llaman EPs, pero esa denominación no obedece a su duración: la edición en CD de “Move of ten”, sin ir más lejos, supera los 50 minutos. Antes bien, significa que se trata de obras accesorias, complementarias; obras que inciden en aspectos tangenciales a los discos que acompañan, que los sitúan en un marco más definido. En este caso, los diez temas incluidos parecen versiones primitivas, ensayos inacabados, del material de “Oversteps”. En ellos se palpa ese retorno a la melodía, ese gusto por cuidar la textura, que nos ha reconciliado con los de Sheffield. Pero al mismo tiempo existe una complejidad en los ritmos, casi matemática de tan abstracta, que remite a los discos anteriores de la pareja. Esto quiere decir que los completistas y fans fatales (que en el caso de Autechre son legión) los disfrutarán y venerarán, pero que todos los demás harán mejor quedándose con la versión pulida y definitiva. Vidal Romero

Aunque su nombre ya llevaba algún tiempo sonando en los mentideros de la escena (sección funkstep a la derecha, más en concreto), Ill Blue todavía no se había estrenado en formato maxi, tal vez porque estaba esperando a tener dos temas tan indiscutibles como estos, que además dan la medida de sus dos caras. “Bellion” representa la cara accesible, con una base rápida y nerviosa, que mira hacia la pista de baile y se deja contaminar con melodías de aire gamelan. Pero casi mejor es la crudeza de “Dragon pop”, con sus ritmos minimalistas, sus detalles tribales y unos bajos que rebotan en la campanilla: funkstep en su vertiente más abstracta y experimental. VR

Jam City “Ecstasy (refix)” NIGHT SLUGS — IMPORT, 12”

Parece ser que el debut de Jam City, oídas sus entregas en forma de mixtape para Lo-

The Crystal Ark “The tangible presence of the miraculous” DFA — IMPORT, 12”

El segundo maxi del nuevo proyecto de Gavin Russom es una orgía de catorce minutos montada sobre un ritmo furioso, una línea de bajo acidísima que unas veces recuerda Renegade Soundwave y otras a “I feel love”, un órgano entre eclesiástico y orgásmico, también psicodélico, y una Viva Ruiz que ora va de diva disco, ora tiene arranques de putón sudaca desorejado y se dedica a poner cachondote al personal recitando parrafadas como “brindamos la sangre que corre en mis venas así” y rimando otras como “bailamos el canto divino que nace en mí”. En resumen: uno va provocando la hipnosis y la india erecciones de las que duelen. Por si no lo sabían, el melenudo es diosérrimo y esto va a ser uno de los revientapistas del año. JK

FaltyDL “Phreqaflex” PLANET MU — IMPORT, 12”

Tras el fenomenal y ácido “All in the place”, el neoyorkino Drew Lustman vuelve con tres piezas de breakbeat garage con aroma clásico, sonido abrumador y los dos ojos puestos en la pista de baile. Si en sus últimas entregas se había atrevido con la hibridación de síncopa y breaks con ñigo-ñigo y boogie, ahora se aleja de experimentos con gaseosa y pisa el acelerador. Tanto en “Phreqaflex” como en “Because you” siguen habiendo reminiscencias al mejor garage de Nueva York, con el añadido de los breaks afilados, un punto jazzy y una profundidad de graves que roza la ambrosía. El corte de la cara corta sigue en la senda rítmica y erógena de los otros dos, con la salvedad de que aquí la diva toma protagonismo y nos deja ver por las costuras la paleta sintética de “Love is a liability”. Hay que hacer la ola. JK


Mogwai “Burning, live DVD”+ “Special moves, live CD” ROCK ACTION / PIAS

+dvds Gary Numan “Telekon. Live”

Oliver Blank, James Martin & Jonathan Ben-Ami “Karhu ja Tiikerini + Karhunpeijaiset”

DASH / ¡POP STOCK!

COCOSOL1DC1T1

Mogwai cumplen ya quince años en activo, trece desde que el terremoto de “Young team” (Chemikal Underground, 97) levantara una polvareda capaz de cegar por completo a la comunidad indie e imponer —a modo de golpe de estado— la jerarquía hegemónica del post-rock como la principal vertiente de ideas para llevar a cabo la despedida del siglo XX con la cabeza bien alta. Desde entonces hasta ahora, mucho han cambiado las cosas. Mogwai han repetido su fórmula hasta agotarla y su capacidad de sorprender ha quedado muy limitada. Ahora bien, si hay una baza que siempre juega a su favor es precisamente la de sus conciertos, como bien queda patente tras la escucha del fabuloso “Special moves” —CD en directo registrado a su paso por la ciudad de Brooklyn durante su gira por EE. UU. en la primavera del 2009— y, especialmente, “Burning”. Sin contar con el aborrecible “The recording of Mr. Beast”, filme documental dirigido por Peter Martin Smith que se incluía como suplemento en

DVD para las primeras tiradas limitadas de su disco “Mr. Beast” (06), “Burning” es el primer documento cinematográfico oficial en torno a la banda escocesa. El afamado director de videoclips Vincent Moon, en compañía del montador Nat Le Scouarnec, son los encargados de producir esta fantástica película rodada con el objetivo de plasmar la experiencia que es presenciar un show de Mogwai y acercar al espectador el máximo posible su música. A través de un ejercicio fotográfico excelente y un método narrativo muy cercano al de los precursores del Cinéma Verité, Moon y Le Scouarnec combinan planos contemplativos de una lluviosa ciudad de Nueva York con enfoques próximos a lo que está ocurriendo en el escenario, ofreciendo una poética visión que casa perfectamente con la melancolía que ha venido definiendo el estilo de Mogwai a lo largo de todos estos años. Más allá del exquisito producto destinado exclusivamente a los fans de la banda, “Burning” es cine en estado puro. Matías Bosch

Seguramente, el concierto del último Primavera Sound más decepcionante para un servidor fue el concierto que dio Gary Numan en el Escenario VICE. Uno esperaba encontrarse con un retorno a lo grande con imaginaria synthpop como Kraffwerk pero lo que vimos allá fue el horror, el horror. Un enano de cincuenta años mutado en estrella de hard-rock con una banda que parecía Limp Bizkit pegando saltitos y destrozando las buenas canciones que había compuesto en los setenta y ochenta. Gracias a Dios, cayó “Cars” la tercera y nos fuimos por piernas. Por eso, acercarme a este “Telekon. Live” me daba un poco de miedo, y mira que soy fan del disco más famoso de Numan publicado en 1980. Grabado en 2006 (no pone dónde en ningún lado), la banda de esta revisión en directo de “Telekon” es la misma (las mismas poses), pero el sonido parece sospechosamente limpio comparado con el destrozo que vimos en el Primavera. Se deja escuchar, aunque las poses de rock star de este, ya, dinosaurio tiran mucho de espalda. Manu González

Oliver Blank es un joven finlandés al que le gusta tocar su guitarra (sepultada bajo capas y capas de efectos) sobre fondos sonoros en los que conviven pequeñas orquestas de cuerda, grabaciones de campo registradas en los bosques de su país, percusiones de estética gamelan y pequeñas progresiones minimalistas. Épica, paisajista y ambiental, la música que contiene su debut, “Karhu ja Tiikerini”, se lo debe casi todo a Sigur Rós (salvo algún interludio de naturaleza neoclásica y algún paisaje sonoro), pero al menos está facturada con mimo y delicadeza. Algo que no se puede decir de las imágenes que la acompañan en “Karhunpeijaiset”. Ideadas por James Martin y Jonathan Ben-Ami, comienzan con un paseo en canoa por los canales de Helsinki, y poco a poco van derivando hacia una mezcla de dibujos naíf, inspirados en la mitología escandinava, e imágenes reales del cielo Boreal, a las que les sobra mucho tufillo new age y les falta técnica a raudales. Decir que resulta fallido es ser muy indulgente. Vidal Romero

+libros

En contadas ocasiones es la publicación de un libro la que sirve como pretexto para organizar una exposición que ilustre sus contenidos como la que tuvo lugar en la Fundación Antonio Pérez durante las primeras semanas del presente verano. “La música del vinilo” es un periplo que tiene su partida con la invención del fonógrafo por Charles Cros a finales del siglo XIX y la posterior divulgación de sus diversas utilidades —por entonces mayoritariamente científicas— de la mano de Thomas Alva Edison. José Antonio Sarmiento, artista de origen canario y profesor de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, reúne en algo más de trescientas cincuenta lujosas páginas un siglo de historia a través de las principales manifestaciones artísticas que se sirvieron del disco de vinilo como principal plataforma creativa o fuente de inspiración para su obra. Por orden cronológico se congregan en sus hojas algunos de los

José Antonio Sarmiento “La música del vinilo”

El Chojín / Francisco Reyes “RAP, 25 años de rimas”

Ben Ratliff “Coltrane. Historia de un sonido”

TALLER DE EDICIONES

VICEVERSA

GLOBAL RHYTHM

primordiales artistas que propulsaron el arte moderno en cada una de sus disciplinas: de la pintura (Dali, Magritte, Matisse…) a la fotografía (Man Ray, Loew o Henri), pasando por las letras y el teatro (Cocteau, Apollinaire, Marinetti…) hasta el ensayo (Rilke, Hindemith o Stravinsky). Como no, es la música la materia que obtiene mayor protagonismo y a través de la cual se indaga en la figura de personajes clave como Pierre Schaeffer y sus ensayos sobre la música concreta, John Cage, La Monte Young, los experimentos de amplificación acústica de Mauricio Kagel y Nam June Paik, Jean Dupuy, John Cale y The Velvet Underground, Lee Ranaldo y su loop eterno hasta llegar a las instalaciones sónicas de Carsten Nicolai (Alva Noto). Gracias a la edición de este libro estamos de enhorabuena y el resto del mundo mirará la labor editorial española con otros ojos. Imprescindible. Matías Bosch

El Chojín, rapero de muy discutible calidad pero de indudable tenacidad en la defensa de la causa ‘hip hop’, une memoria, documentación y esfuerzos al periodista Francisco Reyes para ofrecer un repaso cronológico, ortodoxo y puntilloso de lo que ha dado de sí el género en nuestro país. No se me engañe el lector: formato A3, tipografía bien gorda y millones de fotos. La intención de la editorial es colocarlo en un montón de habitaciones adolescentes; la de los autores no difiere mucho, pues la narración es una continua enumeración de maquetas, EPs, discos, y grupos. Más ágil cuando el que escribe es el periodista. Para los que nos hemos querido el hip hop nacional como un novio adolescente y nos hemos formado social, sexual, éticamente con la lírica, presta encontrarse los pasajes vividos en primera persona. Sin embargo, se echa en falta el gossip y el beef, los entresijos, lo que no pone en Disgogs y se nombra de soslayo en Wikipedia. Carencia que podía haber sido compensada si los autores se hubiesen mojado más o si tuviera más de ensayo que de Enciclopedia Visual del Hip Hop Español. Mónica Franco

Vuelan libres las palabras de Ben Ratliff, lo mismo que las notas se evadían del saxo de John Coltrane en los mejores tiempos del bebop. Como si se encontrara justo en medio de una progresión armónica, el periodista y afamado crítico de jazz del New York Times edifica aquí agitados edificios de párrafos embebidos en teoría y recuerdos, salpicados de aportaciones reflexivas y recortes de antiguas entrevistas. Ratliff revisita la vida del indómito genio de Carolina del Norte a través de una acertada aproximación a su sonido primero y recogiendo el legado de su gran influencia una vez el artista murió en capítulos posteriores. Pero aunque las páginas pretendan ordenarse en torno a un discurso, la estructura del libro es en realidad dislocada y libre, y desata una prosa de alta frecuencia, que se enciende como una gran cima de heroína, y circula febril mientras nosotros nos abrasamos en cada evocación encendida, nos perdemos en un eterno solo embrollado y caótico, escuchamos a Trane junto a Johnny Hodges, Gillespie, Thelonious, Davis… y se nos lleva un tren hondo y azul. Albert Fernández


058/059

songwriters / último clásico

songwriters

ABRE LOS OJOS Siempre me han intrigado las letras de Win Butler. Nunca son obvias, siempre crípticas, surrealistas y plagadas de metáforas y símbolos. El agua y el binomio luz-oscuridad como símbolos más comunes en sus letras (Win Butler describe en varias entrevistas una de sus pesadillas en la que se despierta en mitad de la noche a la deriva en medio del océano, cegado por la niebla y rodeado de enormes olas, y cómo entonces le sobreviene ese pánico que uno experimenta al volar a 10.000 metros de altura cuando el avión empieza a perder el control por las turbulencias). El aislamiento, la alienación y la paranoia, la familia y la pérdida de valores morales, el difícil paso de la adolescencia a la edad adulta, la religión y la nostalgia, son temas recurrentes en casi todas sus canciones. Pero el nexo común que parece unir todos los temas de “Funeral”, el álbum de debut de Arcade Fire, es la parálisis moral y social que hace fracasar a los adultos a la hora de proveer un efectivo modelo de comportamiento y guía moral a los jóvenes. Comentaba Win Butler en una entrevista al NME hace unos años que cada vez que interpretaba la canción “Rebellion (Lies)” ante la audiencia se sentía como el Flautista de Hamelín, intentando que le siguieran todos esos chavales hasta el río. Butler transforma brillantemente esta fábula de los hermanos Grimm, que muchos de vosotros recordaréis de vuestra infancia, en una alegoría política que invita a la reflexión. “Sleeping is giving in” reza la letra, una metáfora sobre nuestra pasividad y resignación ante el dolor y sufrimiento a nuestro alrededor, nuestra incapacidad de abrir los ojos y actuar. Pero ¿quién es la autoridad que nos obliga a dormir, a cerrar los ojos? ¿Los padres, el gobierno, la iglesia? “Scare your son, scare your daughter”. ¿Quién trata de asustarnos, de someternos a la inacción, de adormecernos? Al mismo tiempo que me hago todas estas preguntas, leo en algún lado que acaba de estrenarse el documental “La doctrina del shock” de Michael Winterbottom y Mat Whitecross, basado en el libro de Naomi Klein, una reflexión siniestra sobre el sistema capitalista que nos invita a reflexionar y a desconfiar sobre los verdaderos intereses que rigen la economía y el mercado libre. Y se llega así a la conclusión de que el sistema capitalista actual utiliza la violencia, el terrorismo, el miedo, las guerras y la inseguridad ciudadana para someter a las sociedades civiles y socavar sus derechos y libertades. Acostumbrados al horror, al desastre y la catástrofe, hemos aprendido a aceptarlo como algo normal en nuestras vidas. Y me viene a la cabeza otro artículo que leí en el periódico hace poco a raíz de las muertes en Rusia provocadas por los incendios este verano. A través de los años, la población rusa ha sido sometida a una propaganda bestial que la ha adormecido ante el horror. Simplemente, los rusos no creen que la vida pueda ser mejor y por tanto no se rebelan contra ello. Lo aceptan sin más. Son el mito viviente de las masas adormecidas. “Everytime you close your eyes, lies! lies!” canta Butler una y otra vez, instando al oyente a despertar de este sueño eterno y rebelarse... Pero, ¿rebelarse contra qué? “El 90% de lo que escuchamos cada día es a alguien tratando de vendernos algo que no necesitamos. En algún momento, tenemos que decir ¡basta!”, explica Win Butler. “Ojalá nuestros seguidores se rebelen contra Arcade Fire, deberían”. Janina Canet

Arcade Fire

“Rebellion (Lies)” Letra: Win Butler. Incluída en el LP “Funeral” (Merge / Rough Trade, 2004). Sleeping is giving in No matter what the time is Sleeping is giving in So lift those heavy eyelids

Dormir es rendirse No importa la hora que sea Dormir es rendirse Así que abre esos pesados párpados

People say that you’ll die Faster than without water But we know it’s just a lie Scare your son, scare your daughter

La gente dice que morirás Más rápido que si te faltara el agua Pero nosotros sabemos que eso es mentira Asusta a tu hijo, asusta a tu hija

People say that your dreams Are the only things that save you Come on baby, in our dreams We can live our misbehavior

La gente dice que tus sueños son lo único que te salvarán Venga nena, en nuestros sueños podemos ser malos

Every time you close your eyes Lies, lies!

Cada vez que cierras los ojos ¡Mentiras, mentiras!

People try and hide the night Underneath the covers People try and hide the light Underneath the covers

La gente intenta ocultar la noche debajo de las sábanas La gente trata de esconder la luz debajo de las sábanas

Come on, hide your lovers Underneath the covers Come on, hide your lovers Underneath the covers

Vamos, esconde a tus amantes debajo de las sábanas Vamos, esconde a tus amantes debajo de las sábanas

Hiding from your brothers Underneath the covers Come on, hide your lovers Underneath the covers

Escóndete de tus hermanos debajo de las sábanas Vamos, esconde a tus amantes debajo de las sábanas

Now here’s the sun, it’s alright! (Lies!) Now here’s the moon, it’s alright! (Lies!) But every time you close your eyes (Lies!)

Ahora sale el sol, está bien (¡mentiras!) Ahora sale la luna, está bien (¡mentiras!) Pero cada vez que cierras los ojos (¡mentiras!)


el último clásico Young Marble Giants son la leyenda, y Weekend la class. Ambas bandas tienen en común una escueta carrera discográfica y la hipnótica voz de Alison Statton. Aún inmersa en el colosal proyecto de los hermanos Boxham, se dejó seducir a la vez por Simon Booth para un disco que sería un recorrido por aquella música popular que inundaba las ondas durante los setenta: nada de heavy, glam o rock, sino unos sonidos cálidos que iluminarían una de las mejores décadas del pop británico. Texto

Weekend “La varieté”

ROUGH TRADE, 82 / CHERRY RED, 06

M

ientras Rough Trade editaba en 1980 “Colossal youth”, de Young Marble Giants, el post-punk se descubría en Glasgow soleado gracias al “Falling and laughing” de Orange Juice, Postcard Records mediante. Aunque Edwyn Collins no se convertiría en el heredero británico de Jobim, sí que es cierto que su ímpetu estival iba a marcar el pop por venir en la gris y thatcheriana Inglaterra. Sólo hay que escuchar los primeros hits de Scritti Politti —“The sweetest girl” o “Jacques Derrida”, donde sin miramientos declaran “I’m in love with bossanova”—; The Pale Fountains —“(There’s always) something on my mind”, “Just a girl”—; Aztec Camera —“Still on fire”—; o Vic Godard —“Stop that girl”—. Cierto es también que, para caribeños, ya existían P.I.L. o A Certain Ratio, quienes desde Manchester aunaban con éxito la fórmula de punk, funk y herencia jamaicana, arraigada en los suburbios tras un par de décadas de inmigración post-colonial. Pero su deriva era más narcótica que eufórica, más dub y no tan pop. De Manchester, precisamente surgirían The Swamp Children, más adelante Kalima, banda de Factory que, por su propuesta jazz, podría emparentarse con Weekend. El trabajo de Simon Booth, Alison Statton y Spike

Arantxa Ruiz

Williams, sin embargo, iba a convertir esa influencia tropicalista en algo más que una mera estética. Booth era uno de los fans que se habían acercado en más de una ocasión a los conciertos de Young Marble Giants en Cardiff (Gales). Fascinado por el minimalismo sónico que pusieron en práctica Philipp y Stuart Boxham, así como por la elegante y neutra voz de Statton, le propuso a la cantante trabajar en un nuevo proyecto. Una vez disuelto el trío y reclutado Spike, comenzarían a dar forma a Weekend bajo unos parámetros muy concretos que se resumen en el título del álbum, “La varieté”, “el término francés para... todo lo que no sea heavy rock: música que surge de la diversidad y la profundidad”. Así, Booth pretendía rendir homenaje a aquellas músicas que sonaban en la BBC 2 a modo de hilo musical, esos géneros populares derivados de la bossa nova, el easy listening o el smooth jazz. Tardaron un par de años largos y un par de singles (“A view from her room” y “Drumbeat for baby”) hasta que finalmente vio la luz su primer y último larga duración. Editado por Rough Trade en 1982, “La varieté” cumple al cien por cien con esa búsqueda de diversidad musical. Miríada de estilos, el álbum agrupa una sucesión de viñetas allende los clichés del rock para erigirse en un accesible y pionero compendio de la experimentación genérica en el terreno del pop. Y también en una fiesta para los oídos. Si su inicio, “End of the affair”,

nos traslada hacia un escenario melancólico, pronto ese espacio desaparece en “Weekend stroll”, una pieza de jazz instrumental, melódico y acelerado que introduce a la lumínica “Summerdays”, con la voz de Alison dominando el combo, y “Carnival headache”, delirio carioca guiado por un eufórico punteo de bajo. “Drumbeat for baby” quizá, por su base de guitarras, sea la que más se asemeja al sonido de Young Marble Giants, pero en una vertiente maximalista. Y si “Life in the day (Part 1)” y “Life in the day (Part 2)” cierran una cara A llena de ritmos que celebran la alegría del fin de semana, la cara B ofrece su contraplano: “Sleepy theory” emerge como una pesadilla nocturna, la voz de Alison se vuelve amenazante en “Woman’s eyes”, “Weekend off” funciona como una samba trasnochada, y “Red planes” recuerda a las texturas suspendidas de The Durutti Column. Esta deriva nocturna culmina con el broche emocional que clausura el disco, “Nostalgia”; es, pese a su título, una oda al futuro, cargada de levedad, plúmbea y triste, pero cantada desde el mismo umbral del horizonte. “But now that you’ve escaped from your dependance / don’t get another dose”, sentencia Statton y uno no puede más que desear encontrarse en ese preciso lugar. Reeditado por Cherry Red en 2006 junto a varias demos y los singles previos, “La varieté” es, valga el tópico y la paradoja, único. Un único clásico.


060/061

open mic

+net labels Columna

David Broc

+import

Columna

AMNESIA DE PILLAJE Aunque detesto los porros y todo lo que tenga que ver con ellos y todavía no he traspasado el umbral de la vejez, padezco brotes de amnesia. Amnesia de muchos tipos, pero sobre todo de dos muy importantes: la amnesia de pillaje y la amnesia laboral. El primer síntoma es un quebradero de cabeza muy molesto, sobre todo cuando estás en alguna tienda de discos, encuentras un CD y en el momento crucial de comprarlo no eres capaz de recordar si lo tienes. Te estrujas el coco, piensas y buscas mentalmente en tu estantería, pero no hay forma de saber a ciencia cierta si obra en tu poder o no. Sucede a menudo y aunque hay maneras de ponerle remedio —un documento Excel con toda tu discografía guardado en la Blackberry, por ejemplo; comprar el ítem a ciegas confiando en la suerte; esconder el CD en alguna estantería recóndita de la tienda para ganar tiempo mientras compruebas tu archivo— al final siempre acabas dejando el título en su lugar desconcertado y abatido ante semejante desbarajuste neuronal. Como decía Lolo Sainz, “se te queda cara de tonto”. La situación se complica y se acentúa mucho más si eso te sucede en el extranjero, donde no hay margen de maniobra, donde el tiempo apremia y, si encima vas acompañado, las caras de resignación incrementan la presión. En ese tipo de momentos solo tienes una posible salida: el todo o nada. En las ocasiones en las que he optado por comprar el disco sin saber a ciencia cierta si lo tenía, he de decir que el resultado ha sido satisfactorio la mayoría de veces, pero algún chasco está garantizado. Hay que aprender a vivir con ello. El laboral puede llegar a ser más complejo y grave, claro. Mi problema es que me olvido con facilidad de lo que he escrito. Y ahora mismo no sabría decirles si en esta misma sección ya he hablado con anterioridad del pianista y compositor Nils Frahm. Podría revisarlo, claro, pero el proceso no es tan fácil como parece. Cada mes redacto esta columna encima de la anterior, es decir, en el mismo documento, con lo que ahora mismo no dispongo de un archivo con las últimas veinte o treinta que se han publicado. Podría buscarlo en los números atrasados de Go Mag, pero hace ya unos cuantos meses que, por motivos de espacio, tuve que elegir entre ellos o los de Honeyee.mag, y claro, en esta vida hay preferencias que los responsables de esta santa casa entenderán, como buenos aficionados al diseño y al lifestyle urbano que son. También podría recurrir a la ayuda del jefe de redacción, pero el pobre hombre ya tiene suficiente trabajo editando los comentarios anticonstitucionales de Jordi Kodrinsky, defendiendo “Origen” en las redes sociales y actualizando con puntualidad británica su blog en la web de Go Mag (desde aquí aprovecho para recomendarlo: De Buena Tinta, para estar al quite en materia de señores con pijama y taparrabos y literatos sin pátina cultureta). Así pues, y haya ya hablado de Frahm o no, me la juego y aprovecho para recomendar con la máxima efusividad posible su último lanzamiento, “7fingers”, un álbum breve y modesto cocinado al alimón con Anne Muller. Tampoco vamos a montar un drama si repetimos protagonista en este rincón, ¿no, socios? Packaging muy cuco, inspirador para cuando quieras impresionar a alguna moza, diseño impecable y sonoridad de corte neoclásico, mezcla de piano perezoso y acompañamiento electrónico sin estridencias, son tres pautas clave para entender que aquí es imperativo pasar por caja y dejarse por una vez de descargas sucias e ilegales, que para eso ya está cualquier momia rockera... sí, sí, cualquiera de estas momias iletradas que, injustamente, han sobrevivido a Satoshi Kon.

Gloria González

REBOBINAR O NO REBOBINAR La relación entre netlabels y la venta de cintas de casete de edición limitada puede sorprender, pero haberla, la hay. Orchid Tapes (http://orchidtapes.blogspot.com/), por ejemplo, es un sello virtual que promueve las descargas gratuitas y, a la vez, vende (muy poquitas) cintas; lo lleva un canadiense que resulta que es nadie más y nadie menos que Fleet Foxes, autor de “Swung from the branches”, una referencia excelente, llena de pequeños drones y de entrañables declaraciones de amor a Atlas Sound. Orchid también distribuye la versión en casete de “Cs02”, uno de los dos recopilatorios que regala este verano Beko (www.beko-dsl.com); el otro se llama “Cs01” y ambos son muy recomendables: chillwave, pop experimental, lo-fi, indie pop y muchas otras tendencias de esta temporada y de la que viene, con nombres como los geniales Woven Tales. El single estival del año (en el apartado netlabels, al menos) es “Informática romántica para avanzados” de los mexicanos Capullo: imparable techno-pop con letras muy acordes, del tipo “en la cuadra el internet se ha ido, todos estamos ya muy aburridos”, abrazando a lo bestia la modernidad desde (¿cómo no?) Poni Republic (http://ponirepublic.blogspot. com). En contra de lo moderno, de cierta manera, del diseño, sobre todo, de los estilos musicales, mucho, y del estilo, en general, varios artistas han dado a luz al concepto de ‘pop en paro’, que se presenta mediante un refrescante, a ratos algo experimental, a ratos contagioso y siempre interesante recopilatorio titulado (en portugués) “20 anos de MPD”, desde su propio sello, Musica Pop

Desempregada (http://popdesempregada. wordpress.com). Pop (o post-pop) es también lo que han hecho juntos Monokle y Galun en “In frame”: un disco muy bonito, ligeramente atmosférico, moderadamente extraño, altamente profesional y que hay que descargar yendo a 12 rec. (www.12rec. net). Mientras, Perkunowa (http://perkunowa.wordpress.com/) publica el debut de It Leaves, It Leaves, “s/t”, diez temas de emo-indie-lo-fi compuestos con mucho(s) sentimiento(s) y grabados con la debida urgencia, entre los que se esconde algún que otro hit sobre la muerte. Y cuando se vaya casi todo y lo único que se vaya acercando, poco a poco, sea el otoño, será la hora perfecta para escuchar Aitänna77, cuyo “The last summer days EP”, cortesía de Test Tube (http://testtube.monocromatica.com), mezcla shoegaze y pop naíf con una impasibilidad y una maestría impresionantes. Y, después, a volver a empezar.

+jander Columna

LA HISTORIA DEL RUIDO Cuando Sub Rosa publicó el primer volumen de “An anthology of noise & electronic music”, allá por 2001, Guy Marc Hinant ya advertía que la empresa en la que se estaban embarcando él y su sello no era nada sencilla. “La manera en la que muchos artistas se acercan al sonido no es siempre tan innovadora como puede parecer en una primera escucha”, reflexionaba en las notas interiores. La propia estructura del mercado facilita “que aparezcan numerosas ‘trampas’ por todas partes, ya sea en el campo de la experimentación más pura o alrededor de las modas que surgen en cada periodo. Pero siempre han existido artistas capaces de sortear esas dificultades y obstáculos para producir algo totalmente inesperado”. Esos artistas, “esa minoría”, en palabras de Hinant, son los que mantienen el flujo de la creación activo, los que abren puertas para que la experimentación con el sonido prosiga su particular evolución, y por tanto los

Vidal Romero

candidatos a ocupar plaza en alguno de los siete volúmenes que la serie tenía planeados desde el principio. Volúmenes que, conscientes de que esa evolución no es lineal, sino que obedece a patrones basados en rizomas (Hinant, después de todo, es un convencido de las teorías de Gilles Deleuze), han buscado siempre la convivencia de nombres antiguos y modernos, dando herramientas al oyente para que éste pueda crear líneas de pensamiento propias, ajenas a la historiografía habitual. Es decir, que el objetivo último de tan ambiciosa serie no es sólo realizar un compendio de nombres, tal y como lo haría una enciclopedia clásica, sino promover el debate, permitir la mirada oblicua a un género sobre el que hay demasiada paja escrita. Fiel a esa filosofía, el recién publicado sexto volumen de la serie hace convivir en armonía cosas tan dispares como una pieza escrita en 1925 por Henry Cowell (precursor del piano preparado y reconocido maltratador de instrumentos) con el noise abstracto de Torturing Nurse, los drones de Stephen O’Malley con el minimalismo radical de Sachiko M o los experimentos del pionero Dick Raaymakes con el dark ambient de Daniel Menche. Todo ello acompañado de completas notas acerca de los artistas y los temas escogidos, reflexiones acerca de cuestiones tan dispares como el japanoise, la escena experimental en Bélgica o la necesidad que siente un gran sector de la sociedad por separar en compartimentos estancos la ‘música seria’ del pop. Barreras absurdas que empresas como esta particular antología del ruido y la electrónica ayudan a romper.


+all that jazz

Columna

Pepo Márquez

LO QUE YO ENTIENDO POR VIAJE CULTURAL El otro día tuve una conversación con mi padre. Él estaba en la playa con mi madre, al sur del país, y yo acababa de llegar de uno de los mejores viajes que he hecho en mi vida, no por lo exótico ni por lo novedoso, sino por la intensidad de las experiencias vividas y por la compañía escogida. Mi padre me hablaba de sus paseos por urbanizaciones nuevas, del mar de plásticos bajo el que se esconden trabajadores de la fresa y miles de hectáreas cultivadas; yo le hablaba de kilómetros recorridos en un coche,

desde Atlanta hasta Nueva York, pasando por Nashville. De que al fin he podido poner imagen y dimensión a sitios que he idealizado tantísimas veces gracias a discos que han marcado mi vida —mágico el baño en Asbury Park, el mítico lugar de Nueva Jersey que Bruce Springsteen escogió como escenario de su primer disco “Greetings from Asbury Park, N.J.” (Columbia, 73)—. Entonces mi padre me preguntó por los museos: “¿Y fuisteis a muchos museos?”. Pude notar su decepción —o su indignación, quién sabe— cuando le dije que a ninguno, que lo que yo entiendo por viaje cultural no es ir de museos. Mi madre por detrás preguntaba: “¿Pero qué dice? ¿Qué pasa?”. “Tu hijo, que es un provocador”, decía mi padre con desprecio. No le gustó que le dijera que visitar una media de cinco tiendas de discos por ciudad era un acto puramente cultural. Y comprar discos, todavía más. “El problema es que no valoras lo que tienes”, argumentó intentando desviar la atención al verse indefenso. “Frank Sinatra, Ella Fitzgerald, Charles Mingus, Louis Armstrong, Count Basie… ¿pero cómo no va a ser eso cultura?”. Cuando colgué (y eso me pasa mucho de un tiempo a esta parte con mis padres, supongo que será mi edad y la suya), me planteé si no era yo el que estaba sacando las cosas de quicio. Miré con devoción la torre de vinilos apilados, todos recién traídos del otro lado del Atlántico, que aguarda a que tenga tiempo y ganas de empezar a deshojarlos. Los cogí y los repasé uno a uno, y me puse a leer las notas de detrás, a imaginar cómo

sonarán. Volví a llamar a mi padre, que tardó en contestar. Le ofrecí un trato: como no me había quedado con buen cuerpo y, a mi edad, la cosa no se trata de vencer tanto como de convencer, le dije que cuando volviera de la playa le invitaba (y a mi madre si quería también) a cenar a casa y a debatir sobre lo que habíamos hablado por teléfono mientras escuchábamos estos y otros discos. Sin piques, pero con mucha intención. Aceptó el envite como lo aceptan los señores de otra época: “Yo siempre estoy encantado de ir a donde sea a hablar con mi hijo”. Quedan exactamente tres días para la cena y reconozco que estoy algo nervioso. Me he tomado este encuentro como una oportunidad de demostrar a mis padres (como si ellos representaran esa parte del mundo que no concibe la música que no sea la música clásica como algo que forma parte innegociable de la cultura) que la música debe ser tratada de una vez y para siempre como un elemento fundamental dentro del entramado cultural del mundo, sin importar de qué forma venga presentada: me sirven tanto los vinilos de hace 50 años como los MP3 recién almacenados en el ordenador. La clave es explicarse bien. Y quizás esos sean los deberes para el próximo curso: tratar de explicarnos tan bien que nadie, ni tan siquiera los más reacios, dude de que la música es un bien cultural en sí mismo, tanto como el Partenón de Atenas o las obras alojadas en el Metropolitan de Nueva York. Sin victimismos baratos, y hablando el mismo idioma. Foto Nacho Ruiz

curiosamente melódico a pesar de los gritos de Kat y letras como “Fry fucking fry/ Fuck and fry my blue boyfriend” (“Pain in my heart”). La mayoría de las palabras que salían de su boca eran explosiones de cinco segundos de odio lúcido. Pero, considerando en perspectiva su pasado, tenían razón de ser. Kat había nacido en el seno de la arquetípica familia hippie americana de los 60, y su madre biológica la pegaba frecuentemente de niña, algo que lo cambió todo para ella. Las Babes eran el reverso de la moneda de alguien como Madonna, una mujer acostumbrada a manejar y manipular a los hombres a su antojo. Pero las Babes utilizaban otros trucos, emociones rotas y oscuras. O más bien, era Kat quien lo hacía y las otras se adaptaban. Había un equilibrio en el grupo. Sin él, hubieran sucumbido como Lydia Lunch. La música cruda, abrasiva y enervante de Babes In Toyland recordaba a los primeros Sonic Youth y a sus colegas femeninas de Nueva York, UT. El single que sacaron las Babes en Sub Pop en 1990, “House”, describe una visión de pies ensangrentados, brazos rotos y numerosas heridas antes de concluir: “Oh Díos mío / ¿Así es cómo es? / ¿Enamorarse?”. Temas del disco “Spanking machine”, publicado el mismo año, son igualmente descorazonadores. “Swamp Pussy” abogaba que todos deberíamos dejar de existir. “Dust cake boy”, con su verso “Pow! Pow! Pow!”, imitaba las texturas jazz del “Big Jesus Trashcan” de Birthday Party años atrás. Pero esto no era precisamente ‘easy listening’. Aunque, por supuesto, las Babes eran también divertidas: hilarantes, delirantes, jodidamente fenomenales. Las Babes jugaban con la estética

del punk. Ruda y furiosa, Bjelland flirteaba entre la autoindulgencia y lo revolucionario con un chasquido de su cáustica lengua. Las letras se movían entre la amargura y una visión casi ingenua, como de cuenta de hadas, de la vida. Era incapaz de resistirme a este trío. No era sólamente que podían rockear mejor que cualquier grupo masculino o que me enseñaran a beber (a través de la obsesión de Kat con Jagermeister) o que me llevaran de gira con ellas. Era simplemente que las Babes satisfacían una necesidad básica en mí. Era el grunge real.

+the true report Columna

Everett True

Éste es un pasaje del libro que publiqué en 2001, “Live through this”, que todavía puede comprarse en Amazon.com. También se utilizó para documentar las notas interiores de alguno de los discos de Babes In Toyland. Mi grupo favorito por encima de cualquier otro en 1990 eran Babes In Toyland. Todo lo que para mí tenía importancia en el rock tenía que ver con estas tres mujeres. Kat Bjelland solía salir al escenario con la cara deformada por la furia, escupiendo sus letras de amor y odio sobre lingotazos letales de guitarra. Con sus tacones y su ‘chiffon’ tenía una feminidad extraña: su pelo rizado, como una niña con tirabuzones, estaba teñido de un rubio oxidado; llevaba un vestido ‘baby doll’ hecho trizas, pintalabios rojo y abría los ojos como una muñeca poseída. Sus piernas se cubrían de arañazos al final de cada show, como resultado de golpearse con la guitarra todo el tiempo, ahogando el dolor con whiskey. Sin embargo, no había nada femenino o infantil en sus actuaciones. Sus gritos eran desgarradores, como un exorcismo de su pasado y de sus horrorosas relaciones con los hombres. A su lado se encontraba Michelle Leon, capaz de tocar el bajo con una furia envenenada que desafiaba a su propia estatura. Y detrás de ellas, Lori Barbero, la ruidosa percusionista, la hermana preferida de todo el mundo, que solía aporrear su batería de forma abrasiva y a veces cantaba con una voz casi operística. Al final de cada concierto, Lori solía levantarse y tomar una foto del público, como si hubiéramos sido invitados a su fiesta privada. Pero era Kat quien comandaba la atención, con sus ojos

entornados hacia el cielo, aporreando con el pie el escenario y golpeando sus muslos contra la guitarra cubierta de ‘stickers’. Kat era eléctrica. ¿Qué es entonces lo importante para mí del rock? Es simple. Tiene que ser rock. En otras palabras, tiene que tener una furia primitiva, una fuerza que vaya más allá de los tres o cuatro acordes aprendidos. Babes In Toyland tenían esa furia, ciertamente en sus inicios. Rockeaban tan fuerte como cualquier miembro de Tad o Killdozer. Babes tenían una gran comprensión de la dinámica del rock. Utilizaban el silencio y la anticipación tan efectivamente como el ruido. El rock tiene que desafiar las convenciones. La mayor parte de las veces, sólo el arte creado por mujeres tiene validez. El punto de vista masculino ha sido creado y recreado demasiadas veces. La perspectiva femenina, por el contrario, raramente ha sido explorada en la música rock. El rock duro creado por mujeres es todavía hoy bastante inédito; olvídate del encanto juvenil de Kittie y todas esas bandas en el año 2000. Eran mujeres claramente moldeadas por hombres acorde con su fantasía de cómo debían ser y parecer las chicas duras. Babes In Toyland nunca se preocuparon por tener un aspecto cool, al menos no en el sentido tradicional. ¿Cómo podían serlo, con Kat brillando y sudando bajo varias capas de odio? Lo suyo era algo revolucionario: tres mujeres creando un sonido entre el no wave y el metal, que no vestían las típicas chupas de cuero ni se enfundaban trajes de goma, ni tampoco calzaban botas de combate. Y aun así, sonaban mejor que cualquier grupo masculino. De alguna manera, Babes In Toyland estaban creando un nuevo lenguaje, astringente, pero


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agenda _Nacho Delgado & Isabel Devila. Contraclub. 22:30 h. 6 €. Viernes, 10 de septiembre _Niños Mutantes. Pop&DanceClub. 23 h. Precio S/C.

Arcade Fire

Monte Do Gozo (Santiago), 05/09/10

Sábado, 11 de septiembre _Coldcut. Ciudad Universitaria. Hora y precio S/C. _Los Punsetes. Over Club. Hora y precio S/C. _Alex Ferreira. Costello. 21:30 h. Gratis. _Scream + Luiliminili. Ochoymedio. Hora y precio S/C. Domingo, 12 de septiembre _Limp Bizkit. Palacio Vistalegre. 20:30 h. 32 €. Martes, 14 de septiembre _Disco Ensamble. Moby Dick. Hora S/C. 20 €. Miércoles, 15 de septiembre _Días Nórdicos: Kaspar + Jonathan Johansson. Galileo Galilei. Hora S/C. Gratis. Jueves, 16 de septiembre _Días Nórdicos: Murder + Moddi. Galileo Galilei. Hora S/C. Gratis. _Martin Page & The Polaroids. Contraclub. 22:30 h. 6 €.

agenda Barcelona Viernes, 3 de septiembre _FM Sintonitzza: Los Coronas, Mujeres… Parc d’Europa (Sta. Coloma). 22 h. Gratis. _Aparador Musical: Narwhal, Espanya… Apolo. 20:30 h Precio S/C. _Marc Piñol. Nitsa. 24:30 h. 13 €. _DJ Coco. La [2]@Nitsa. 24:30 h. 13 €. _Goose + Dragonette. Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. Sábado, 4 de septiembre _FM Sintonitzza: Standstill, Nueva Vulcano… Parc d’Europa (Sta. Coloma). 22 h. Gratis. _Four Tet DJ. Nitsa. 24:30 h. 15 €. _Graham. La [2]@Nitsa. 24:30 h. 13 €. _Brodinski + Pablo Bolívar. Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Ralph Lawson. BeCool. 24 h. 13 €. _DJ Danny + DJ Selrac. Seven Crowns. Hora S/C. 8 €. Miércoles, 8 de septiembre _Whitest Boy Alife. Bikini. Hora y precio S/C. _Fred i Son + Miss Carrussel. La [2]. 20:30 h. Precio S/C. Jueves, 9 de septiembre _A viva veu: Carasueño canta a Big Star. Fantastico. Hora S/C. Gratis. _Tokyo Ska Paradise Orchestra. Apolo. 20 h. Precio S/C. _The Radio Dept. Razzmatazz 3. 20 h. 20 €. _Contracústicos: Maga. Espai Cultural Caja Madrid. Hora y precio S/C. _Aparador Musical: Nordkapp, Wiggum… Apolo. 20:30 h Precio S/C. Viernes, 10 de septiembre _Sanjosex. Can Massallera (Sant Boi). Hora y precio S/C. _Aparador Musical: Nanook, The Lady Sounds… Apolo. 20:30 h Precio S/C. _Juan B. Nitsa. 24:30 h. 13 €. _The Excitements. La [2]@Nitsa. 24:30 h. 13 €. _Junior Boys DJs. Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Joakim. BeCool. 24 h. 13 €. _We Are a Dreamer. Marula Café. Hora y precio S/C. _VoltechParty: Dhaminal, Alex Lemac… Mephisto. 24:30 h. 10 €.

Sábado, 11 de septiembre _The Lords Of Tracy. Nitsa. 24:30 h. 13 €. _Twelve Dolls… La [2]@Nitsa. 24:30 h. 13 €. _Redshape. Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Danny Ocean. BeCool. 24 h. 13 €. Jueves, 16 de septiembre _Limp Bizkit. Sant Jordi Club. 20:30 h. 32 €. _A viva veu: Dídac Rocher. Fantastico. Hora S/C. Gratis. _Disco Ensamble. Be Cool. 21 h. 15 €. Viernes, 17 de septiembre _Eels. Bikini. Hora y precio S/C. _Vinodelfin. La [2]. 21 h. Precio S/C. _Ben Howard. Be Cool. 21 h. 15 €. _InVictro: Samitier, Asstrio… Rambla Passeig (Vic). 20:30 h. Precio S/C. _DJ Fra. Nitsa. 24:30 h. 13 €. _Ewan Pearson + Roska. Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Phuture 303. BeCool. 24 h. 13 €. _Slingshots + Gerardo Frisina. Marula Café. Hora y precio S/C. _Big Boss Man DJs. Café Noir. 23 h. 10 €. Sábado, 18 de septiembre _Hipnotik: SDFK, Chacho Brodas, Crew Cuervos… CCCB. Hora S/C. 20 €. _InVictro: Joan Colomo, Maria Coma… Institut del Teatre (Vic). 20:30 h. Precio S/C. _InVictro: Mujeres, Fred i Son… Rambla Passeig (Vic). 20:30 h. Precio S/C. _Surkin. Nitsa. 24:30 h. 13 €. _Los Claveles. La [2]@Nitsa. 24:30 h. 13 €. _Skream. Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. _Tensnake + Permanent Vacaction DJs. BeCool. 24 h. 13 €. Domingo, 19 de septiembre _The Soul Movers. Sidecar. 22 h. 18 €. De 22 a 25 de septiembre _BAM: Belle And Sebastian, Goldfrapp, OK Go, Anti-pop Consortium, El Guincho… Varios Escenarios. Hora y precio S/C. Jueves, 23 de septiembre _Peter Gabriel. Palau Sant Jordi. Hora y precio S/C. _Contracústicos: Tarántula. Espai Cultural Caja Madrid. Hora y precio S/C. _DJ Fra. Nitsa. 24:30 h. 13 €.

_Things I Never Told You. La [2]@Nitsa. 24:30 h. 13 €. _Peaches. Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. Viernes, 24 de septiembre _Kosmos. Nitsa. 24:30 h. 13 €. _Evripidis And His Tragedies DJ. La [2]@Nitsa. 24:30 h. 13 €. _We Are Standard + Detroit Grand Pubahs. Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. Sábado, 25 de septiembre _Superpitcher + Robag Wruhme. Nitsa. 24:30 h. 15 €. _DJ Coco. La [2]@Nitsa. 24:30 h. 13 €. _Donnacha Costello. Razzmatazz Clubs. 1 h. 15 €. Martes, 28 de septiembre _Amy MacDonald. Razzmatazz 1. Hora y precio S/C. Miércoles, 29 de septiembre _Mudhoney + The Meanies. Apolo. 21 h. Precio S/C. _Fiction Plane. La [2]. 21 h. Precio S/C. Jueves, 30 de septiembre _A viva veu: The Lions Constellation. Fantastico. Hora S/C. Gratis.

Madrid Sábado, 4 de septiembre _Lacrosse + Suburban Kids With Biblical Names. Over Club. 21 h. Precio S/C. _Los Gandules. Gruta 77. 23 h. 10 €. _Lori Meyers DJs. Ochoymedio. Hora y precio S/C. _The Forty Nighters. Contraclub. 22:30 h. Precio S/C. Martes, 7 de septiembre _Tokyo Ska Paradise Orchestra. Heineken. 20:30 h. Precio S/C. Jueves, 9 de septiembre _Josh Ritter + Dawn Landes. El Sol. 22:30 h. 20 €. _Nadadora. Costello. Hora y precio S/C. _Emilio José + Ornamento y Delito. Ochoymedio. Hora y precio S/C.

Viernes, 17 de septiembre _Nothink. El Sol. 22:30 h. 10 €. _Montevideo. Wild Thing Club. 22 h. Precio S/C. _Ed Wood Lovers + Raúl Querido. Ochoymedio. Hora y precio S/C. _Minimoon. Contraclub. 22:30 h. 6 €. _Los Pilotos. Pop&DanceClub. 23 h. Precio S/C. Sábado, 18 de septiembre _Eels. La Riviera Hora y precio S/C. _La Débil. El Sol. 22 h. 20 €. _After After Hours + Dorian DJs. Over Club. Hora y precio S/C. _The Soul Movers. Gruta 77. 22 h. 18 €. _Aias. Ochoymedio. Hora y precio S/C. Domingo, 19 de septiembre _The New Pornographers. Joy Eslava. Hora y precio S/C. _Lori Meyers. Campo de Fútbol de Aldehuela (Fuenlabrada). Hora y precio S/C. Miércoles, 22 de septiembre _Turbo Rock!: The Soundtrack Of Our Live, The Muffs. Rock Kitchen. Hora S/C. 25 €. _Días Nórdicos: José González. Galileo Galilei. Hora S/C. Entradas agotadas. _Peter Gabriel. Palacio de Deportes. Hora y precio S/C. _Julio de la Rosa. Costello. 21 h. Gratis con invitación. _The Extraordinaries & Eddie Nichols. La Boîte. 21:30 h. 22 €. Jueves, 23 de septiembre _Turbo Rock!: Redd Kross, Hoodoo Gurus. Rock Kitchen. Hora S/C. 35 €. _Etienne de Crecy. Heineken. 23:30 h. 12 €. _The Depreciation Guild. Teatro Lara. Hora y precio S/C. _No Dogs. El Sol. 22:30 h. 7 €. Viernes, 24 de septiembre _Gecko Turner. El Sol. 22:30 h. Precio S/C. _The Noises. Ochoymedio. Hora y precio S/C. _Frob. Contraclub. 22:30 h. 6 €. _Ladytron DJ. Pop&DanceClub. 23 h. Precio S/C. Sábado, 25 de septiembre _Goldfrapp. La Riviera. Hora y precio S/C. _Bandini. El Sol. 22:30 h. 8 €. _Crystal Fighters. Over Club. Hora y precio S/C. Lunes, 27 de septiembre _Amy MacDonald. La Riviera. Hora y precio S/C.


Sábado, 25 de septiembre _Turbo Rock!: Redd Kross, The Muffs, Los Coronas… Spook (Pinedo). Abono 65 €.

Euskadi Sábado, 4 de septiembre _Javi P3z. Fever (Bilbao). Hora y precio S/C.

Goldfrapp

Martes, 7 de septiembre _The Morlocks. Jimmy Jazz (Vitoria-Gasteiz). 21 h. 9 €.

BAM (BCN), 23 o 24/09/10 La Riviera (Madrid), 25/09/10

Viernes, 10 de septiembre _Audience. Jimmy Jazz (Vitoria-Gasteiz). 21 h. Gratis. Sábado, 11 de septiembre _Limp Bizkit. Santana 27 (Bilbao). 20:30 h. 30 €. _Loo & Placido. Fever (Bilbao). Hora y precio S/C. Lunes, 13 de septiembre _Disco Ensamble. Santana 27 (Bilbao). Hora S/C. 15 €. Viernes, 17 de septiembre _The Soul Movers. HellDorado (Vitoria-Gasteiz). 22 h. 18 €. _Ellen Allien + Thomas Muller. Fever (Bilbao). Hora y precio S/C. Sábado, 18 de septiembre _Smart. Fever (Bilbao). Hora y precio S/C. Martes, 28 de septiembre _Turbo Rock!: Mudhoney, Young Fresh Fellows, The Meanies. Rock Kitchen. Hora S/C. 30 €. Jueves, 30 de septiembre _The Posies. Heineken. 19:30 h. 22 €. _Rex the Dog + Dorian... La Riviera. Hora y precio S/C.

Andalucía 10 y 11 de septiembre _South Pop Isla Cristina: The Radio Dept., We Have Band, The School… Recinto festival (Isla Cristina). Hora y precio S/C. Martes, 28 de septiembre _Interpol. Industrial Copera (Granada). Hora y precio S/C. Jueves, 30 de septiembre _U2 + Interpol. Estadio Olímpico (Sevilla). Hora y precio S/C.

Aragón Viernes, 17 de septiembre _Mujeres. La Lata de Bombillas (Zaragoza). Hora y precio S/C.

Castilla León Jueves, 16 de septiembre _Ebrovision: The Wave Pictures, Stay… Multiusos de Bayas (Miranda de Ebro). Hora S/C. Abono 55 €. Viernes, 17 de septiembre _Ebrovision: Lori Meyers, Second… Multiusos de Bayas (Miranda de Ebro). Hora S/C. Abono 55 €. Día 30 €. Sábado, 18 de septiembre _Ebrovision: The New Pornographers, Love Of Lesbian, The Heavy… Multiusos de Bayas (Miranda de Ebro). Hora S/C. Abono 55 €. Día 30 €.

Cantabria Jueves, 23 de septiembre _The Extraordinaries & Eddie Nichols. Tropicana (Santoña). 21:30 h. 22 €. Viernes, 24 de septiembre _Turbo Rock!: Redd Kross, The Muffs, Los Coronas… Mercado de Sarón (Santander). Abono 65 €. Sábado, 25 de septiembre _Turbo Rock!: Mudhoney, The Soundtrack Of Our Lives, The Right Ons… Mercado de Sarón (Santander). Abono 65 €.

Catalunya Jueves, 2 de septiembre _PalmFest: Joan Colomo, Monkey Nuts… Port Esportiu (L’Hospitalet de L’Infant). Hora S/C. Abono 32 €. Viernes, 3 de septiembre _PalmFest: La Habitación Roja, Lacrosse, Mendetz… Port Esportiu (L’Hospitalet de L’Infant). Hora S/C. Abono 32 €. Día 18 €. _Fanfarlo. Clubbing In.Somni (Banyoles). Hora y precio S/C. Sábado, 4 de septiembre _PalmFest: Naive New Beaters, Los Punsetes, The New Raemon… Port Esportiu (L’Hospitalet de L’Infant). Hora S/C. Abono 32 €. Día 18 €. _Sanjosex. Plaça Josep Pla (Figueres). Hora y precio S/C.

C. Valenciana Miércoles, 15 de septiembre _Disco Ensamble. Stereo (Alicante). Hora S/C. 15 €. Viernes, 24 de septiembre _Turbo Rock!: Mudhoney, The Soundtrack Of Our Lives, The Right Ons… Spook (Pinedo). Abono 65 €.

Sábado, 25 de septiembre _The Depreciation Guild. Bukowski (Donosti). Hora y precio S/C. _Hidrogenesse DJs. Fever (Bilbao). Hora y precio S/C. Domingo, 26 de septiembre _U2 + Interpol. Estadio Anoeta (Donosti). Hora y precio S/C. Jueves, 30 de septiembre _Eric Fuentes. Café Antzokia (Bilbao). Hora y precio S/C.

Galicia Domingo, 5 de septiembre _MTV Galicia: Arcade Fire, Echo & The Bunnymen, The Temper Trap... Monte Do Gozo (Santiago). Hora y precio S/C. Viernes, 10 de septiembre _Marcus Doo and The Secret Famiy. Karma (Pontevedra). Hora y precio S/C. Domingo, 12 de septiembre _Leonard Cohen. Pabellón Paco Paz (Ourense). 21 h. Precio S/C. Lunes, 27 de septiembre _Mudhoney + Young Fresh Fellows. Capitol (Santiago). Hora y precio S/C.

Murcia Viernes, 3 de septiembre _Lemon Pop: Corneshop, The Chemistry Set… Parque Fofó (Murcia). Hora S/C. Gratis. Sábado, 4 de septiembre _Lemon Pop: Fanfarlo, The School… Parque Fofó (Murcia). Hora S/C. Gratis. Sábado, 11 de septiembre _Bside: The Ting Tings, Heavy Trash, Love Of Lesbian. Estadio Sánchez Cánovas (Molina de Segura). Hora S/C. 17 €. Martes, 28 de septiembre _The Posies. Stereo. 21:30 h. 15 €.


064/065

live FIB-Heineken 2010

GORILLAZ

JJ

DIRTY PROJECTORS

DIZZEE RASCAL

FIB-Heineken 2010 JUEVES, 15 DE JULIO

“Estoy encantado de volver a estar aquí, aunque esta plaza haya vivido tiempos mejores”. Antonio Luque, más conocido como Sr. Chinarro, sentenció con esta frase la noche de su participación en el FIB-Heineken. Sus palabras resumen perfectamente lo sucedido en la edición de este año. Lo que venía suponiéndose que iba a ser un año de transición, a tenor de ciertos acontecimientos, parecía confirmarse. Al día de hoy ya se oficializado que la marca de cerveza —y principal patrocinadora del festival— no estará apoyando la edición del año que viene. Parece ser que hay, por parte de la organización, un planteamiento de regresar al espíritu original de anteriores ediciones. Que así sea. Todos saldremos ganando. Ante la imposibilidad de llegar a tiempo para presenciar a Charlotte Gainsbourg, auténtico icono de la belleza sin estruendos, para un servidor, desde hace bastante más de una década, Ray Davies se convirtió en el primer artista en poder verse sobre el escenario. El frontman de The Kinks ofreció un repertorio repleto de hits de estribillos sobradamente conocidos y entre los que destacaron temas clásicos como “You really got me”, “I’m not like everybody else” y “Lola”. Ante la masiva asistencia de público de las Islas Británicas —la mayoría de público nacional se concentraba por entonces en el concierto de Love Of Lesbian— y antes de comenzar a interpretar “The tourist”, Davies bromeó sobre el asunto: “¿Alguien ha venido en Easyjet? ¿Hay algún español aquí? ¡Bueno, no sé, yo la toco!”. Dirty Projectors hizo el show que se espera de ellos. Ese que a unos nos maravilla y a otros les horroriza. Fueron de menos a más, desde la intimidad de un sonido de tensa calma hasta alcanzar cotas de ruidis-

mo a través de rock experimental, anti-pop y free-jazz. Los de Brooklyn, a pesar de no regalarnos su mejor concierto de los recientemente ofrecidos en nuestro país, convencieron a sus seguidores tanto como provocaron la deserción de la mayoría de un público que fue en busca de buenas posiciones para los siguientes grupos de la noche. Los australianos The Temper Trap constituyeron una de las primeras sorpresas agradables de este festival. Si su debut ya deja entrever un más que defendible rock épico que bien puede recordar a los James del “Whiplash”, en directo supieron conectar con el público sin ninguna dificultad haciéndolo saltar de principio a fin, sobre todo en un final apoteósico, en el que destacó “Sweet disposition”, con esas guitarras tan marca de la casa de grupos como Foals. Kasabian nunca debieron ser cabeza de cartel de la primera noche. Con una actitud indolente, un repertorio muy irregular y un show sin punch alguno, acabaron por decepcionar incluso a los fans más complacientes. Con Broken Bells, el dúo formado por Danger Mouse y James Mercer (el vocalista de The Shins) la noche remontó ligeramente. La atención necesaria para disfrutar de su repertorio, una suerte de folk-funk repleta de matices, resultaba casi imposible de mantener a las tres de la mañana. Además, un rato antes los londinenses Scratch Perverts ya habían ofrecido, sin concesión, una sesión de drum’n’ bass para éxtasis de un público ebrio más pendiente del hedonismo que de propuestas elegantes como la de los norteamericanos. Oliver Jones (aka Skream) demostró sobre los platos la excelente acogida de sus producciones y remezclas tirando de dubstep. Más tarde, en el cierre de la primera jornada, y junto a su inseparable Benga, arengaron al público a invadir su

escenario y su sesión, por motivos de seguridad, tuvo que ser suspendida de inmediato. David Giménez VIERNES, 16 JULIO

No llegué a tiempo de ver a Fionn Regan, el interesantísimo cantautor irlandés que recuerda tanto a Bob Dylan (con permiso de The Tallest Man on Earth) como a Adam Green. Así que la segunda jornada del festival comenzó, igualmente temprano, de la mano de JJ. El dúo sueco apenas acaparó público cuando comenzaron a desgranar su delicioso “Nº3”. Acompañados durante todo su show de unas bases pregrabadas, sus canciones nunca encontraron, en un escenario tan amplio y abierto al aire libre, el cobijo necesario que sus deleitosas composiciones necesitan. Sr. Chinarro repasó, para regocijo de un público numeroso y mayoritariamente español, sus tres últimos álbumes. Sonaron éxitos recientes como “El rito”, “Tímidos”, “Del montón” y “Ni lo sé ni lo que quiero pensar”. Como siempre, ninguna concesión a otra etapa brillante de su carrera, la de sus obras maestras editadas para Acuarela. Una lástima. El recurso fácil de Julian Casablancas, algo que a tenor de su actitud podría parecer que le incomoda sobradamente, fue tirar de los éxitos de la banda que lo hizo popular. El neoyorkino sólo consiguió generosos aplausos y grandes ovaciones cuando abandonó los temas de su mediocre debut en solitario, “Phrazes for the young”, y se dedicó a repasar hits de The Strokes como “Reptilia”. Los asturianos Ilegales repasaron los éxitos de su dilatada carrera antes de que llegara la gran actuación de Mumford & Sons. En directo, el grupo londinense abandonó el folk épico y el bluegrass tan presente en su sobresaliente “Sigh no more” para dar


LINDSTRØM & CHRISTABELLE

PETER HOOK

SR. CHINARRO

FOALS

Fotos

paso a un sonido mucho más cercano a la contundencia del rock. Las previsiones sobre su capacidad para atraer al público dentro del festival resultaron fallidas y hubo hasta quienes tuvieron que subirse, literalmente, a lo alto de las copas de los árboles y a las torres de luz para poder verles. Hubo que esperar a la segunda mitad del concierto de Hot Chip para que pudiéramos disfrutar de su vertiente más bailable. Sólo a partir de ese momento fue cuando la banda inglesa logró hacer vibrar (y sudar) a un público ávido de sus sonidos dance pop. Debo reconocer que Goldfrapp es todo un espectáculo en directo. Casi me atrevería a decir que es mucho más disfrutable así que en sus trabajos discográficos. Su electro divismo pop, a medio camino entre Kylie Minogue, Madonna y ABBA, nunca calará en mí de la misma manera que lo hizo aquel “Felt mountain” hace ahora una década, pero en un contexto como el del festival pueden hasta ser divertidos (a ratos, claro). De la mano de Vampire Weekend llegó el mejor concierto de la noche, mérito compartido junto a los anteriormente mencionados Mumford & Sons. Su pop de corte étnico y tropical fue vibrante de principio a fin aunque no alcanzaron el nivel de empatía con el mismo público que antes había bailado hasta la extenuación con Hot Chip, cosa por otra parte lógica visto el perfil medio de los asistentes. La gran decepción fue asistir al esperpento titulado Peter Hook performing “Unknown Pleasures”. En ningún momento el veterano ex Joy Division consiguió acercarse fielmente al espíritu de un disco tan mítico. Su banda sonó más a trash metal que a post-punk, se limitó a posar para las cámaras con un bajo del que no salió ninguna nota durante toda la actuación y terminó tirando, como si de un bote

salvavidas se tratara, de “Love will tear us apart”. El productor escocés Calvin Harris repasó, en formato banda, el grueso de su último trabajo publicado, “Ready for the weekend”. La velada acabó con los sonidos hip hop, drum’n’bass, rock electrónico y los numerosos samplers de clásicos atemporales del siempre disfrutable DJ Shadow. David Giménez SÁBADO, 17 DE JULIO

Hace años que el FIB dejó de ser el radar estricto y encorsetado del zeitgeist musical para devenir en manifestación desacomplejada de una sensibilidad poliédrica y transversal del universo pop. Con sus luces y sombras, eso implica la convivencia de diferentes visiones, no sólo estilísticas sino también temporales, de la música popular de las últimas décadas. Bajo esta premisa, el Fiber siempre puede sorprenderse y vivir diferentes tipos de momentos para el recuerdo. Momentos de audiencia raquítica y vacío casi desolador para unos Cuchillo ensimismados en la arquitectura melódica tensional o para un Aaron Wright vestido de cantautor folk-pop honesto y pulcro. Jonston pagó también el precio de competir en clave nacional justo en el momento en el que empezaba el desparrame ‘british’. Su pop de colores no pudo hacer mucho frente a la pegada testosterónica tardo-adolescente que Ash rememoraba en esos precisos momentos. Con un repertorio plagado de hits para el recuerdo demostraron que aún son capaces de un directo vigoroso. Todo lo contrario de lo que a día de hoy representa Ian Brown en vivo. Momento patético del día para el antiguo frontman de los Stone Roses. La parodia del “I wanna be adored” con el que inició el set ya avisaba de lo complicado que iba a ser

Rebecca Escabrós

levantar algo digno. Su descuidado chandalismo y su perjudicado estado físico son fiel reflejo de su deriva. El mancuniano lleva años nadando entre las aguas turbias de la mediocridad. Los ecos brillantes de un pasado genial no deberían dar crédito eterno en el mundo del pop. El momento para el rock musculoso, sudoroso, de clase obrera y pantalón pitillo corrió a cargo de los Cribs, acompañados por un Johnny Marr pletórico. Ni que decir tiene que el momento fan fatal para el que esto escribe también se dio en esos precisos momentos (y Johnny Marr me miró…). Hubo un tiempo (momento modernista) en el que soñábamos con conducir una Lambretta, comprar un traje a medida en Merc-Carnaby St, y vestir siempre a base de Ben Sherman o Fred Perry. Ecos de esa Inglaterra de referencias cinéfilas y musicales; ensoñaciones de clubs modernos, integración racial y laborismo incandescente. Ska y rocksteady. Con la visita de The Specials se cerraba el círculo abierto en la visita de los Madness en el 2006. Los de Coventry demostraron que su legado ha sabido envejecer bastante mejor que ellos (que un poquico de pena ya dan…) y las ganas de diversión de un público disfrutón facilitaron el que la cosa acabara en una fiesta colectiva. Como es lógico, con “A message to you Rudy”, la casa se vino abajo. El momento emotivo del día lo pusieron The Sunday Drivers en el que se anunciaba como su concierto de despedida. Emoción contenida, entrega y un público devoto y fiel (“no os separéis”, coreaban entre canción y canción). Borja Laudo es lo mejor y lo más auténtico que le ha pasado a Zaragoza, musicalmente hablando, en muchos años. El universo Bigott, iconoclasta y caótico, desplegado en formato banda, se lleva por delante todo lo que


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live FIB-Heineken 2010

FOUR TET

se le pone a tiro. Entre el público, un Antonio Luque (mundos paralelos) que asentía con una sonrisa en la boca. Por supuesto hubo muchos más momentos reseñables, que exceden la extensión de esta reseña; un John Lydon (PiL) enfatizando su rasgo diferencial (genio y figura): “This is Public Image Limited and that (por el resto del festival), it’s not”. Es curioso que el veterano polemista coincidiera en la jornada con sus discípulos post-milenaristas (¿acaso no es Keith Flint de Prodigy la versión medio cyborg de Johnny Rotten?). Four Tet revalidando el título de laptopista aventajado (si la electrónica inteligente es un lenguaje en sí mismo, Kieran Hebden es políglota virtuoso). The Clientele tejiendo texturas de calidez sentimental. El momento tostonazo (se veía venir) corrió a cargo de unos Prodigy más que pasados de vuelta; por mucho subidón que experimentara un público desbocado, era previsible pensar que si el breakbeat apenas tenía un pase hace unos cuantos lustros, a día de hoy es difícilmente defendible. Por supuesto, el momento ‘con ganas de más’ lo bordaron (quién si no) unos Klaxons encendidos (que los inviten más, por favor). Javier M. Carpi DOMINGO, 18 DE JULIO

Como ya hicieran Unfinished Sympathy el pasado año, Standstill fueron la gran sorpresa local para los extranjeros en el FIB. La contundencia y buen hacer a que nos tienen acostumbrados les valió el interés de los curiosos que no les conocían. Igual suerte corrieron los delicados daneses Efterklang. Encantadores y sencillos de trato (pese a haber sido multados por la policía camino del recinto) y encantadores y complejos en sonido, los de Casper Clausen trajeron el oasis de calma y emotividad que se suele echar en

MUMFORD

KASABIAN

falta en los eventos masivos. Los norirlandeses Two Door Cinema Club publican en el sello electrónico francés Kitsuné y lo dejaron bien claro por la contundencia (machaconería, más bien) de su electropop de escasos matices que hizo volar muy alto el flequillo de su líder Alex Trimble. Lilly Allen batió su propio record y volvió a cancelar en Benicàssim, esta vez por enfermedad, lo que obligó a reubicar el concierto del murciano Parade. Realmente dolió ver el escenario de un festival de tanto prestigio con tan poca asistencia de público pese al habitual buen hacer de Antonio Galvañ y los suyos ante una audiencia formada exclusivamente por amantes de la banda. Después de años de relativo ostracismo de cierto tipo de grupos nacionales, sorprendían algunas presencias (los ya citados Standstill, Ilegales…) en lo que parecía una maniobra del festival para ganar público nacional. Los ingleses Foals son otra de esas bandas que deben convivir con la sospecha de hype y que en directo no demuestran la solvencia y la suficiente enjundia que les permita huir de la alargada sombra de los más redondos The Klaxons. Lo de Dizzie Rascal, con camiseta de Kobe Bryant esta vez, fue como caer sin paracaídas en medio de una gigantesca rave en las orillas de la autopista británica M-25. Su triunfo en el pasado Sónar palideció ante la masiva respuesta de todos los Brits del festival que corearon cada uno de sus temas como “Holiday”, “Bonkers” o “Dirtee Disco” (sin violines a la vista) con el entusiasmo de los abducidos. Más relajado (y con mayor media de edad) fue el paso de Echo & The Bunnymen. En la línea de sus últimas visitas, Ian McCulloch y Will Sergeant repasaron su elegante trayectoria (“The killing Moon”) como si estuvieran en una eterna gira de presentación de un grandes éxitos (“Rescue”, “Seven Seas”, “The

THE TEMPER TRAP

cutter”, “Villiers Terrace” con algún verso de “The Jean Genie” de Bowie…) en el que la única novedad fue la felicitación de Ian por haber ganado el Mundial. El set de Gorillaz era simplemente impresionante con la orquesta de señoritas que ya acompañó a The Good, The Bad and The Queen, una banda completa con dos baterías, dos ex The Clash (Mick Jones y Paul Simonon) y sobre ellos una enorme pantalla en la que proyectar un vídeo para cada una de las canciones y en la que apareció Snoop Doggy Dogg en la intro para apadrinar todo el cotarro, pero sin presencia ‘física’ de los personajes animados 2D, Murdoc, Noodles y Russell Hobbs. Tras “Stylo” con Bruce Willis en la pantalla, Mos Def enlatado y Bobby Womack en el escenario, Damon Albarn nos felicitó por el Mundial y se movió inquieto por el set de un instrumento a otro mientras las canciones, los vídeos y los featurings se sucedían: De La Soul, Yukimi Nagano (Little Dragon), Shaun Ryder (en pantalla), las cuerdas de la Orquesta Nacional de Siria, los MCs Bashy y Kano (con la camiseta de Iniesta), de nuevo Bobby Womack… “Clint Eastwood”, “On Melancholy Hill”, “Kids with guns”, “DARE”, “Empire ants”, “Cloud of unknowing” y “Feel Good Inc.”. Espectacular, fantástico. Pero demasiado grande, demasiado lejano, incluso para Damon Albarn: antes artesano del gran pop costumbrista británico, ahora megalómano director de inconexas operas pop. Después, el despiste con excusa neodisco de Lindstrøm & Christabelle, el electropop psicodélico y con ansias de rock band de los australianos Midnight Juggernauts y el despiporre sonoro de unos Leftfield que gracias a un sonido atronador y a unas sobresalientes proyecciones nos llevaron de la mano de nuevo hasta 1995, fecha de su triunfal “Leftism”. Half Nelson



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live

live

Electrochock [US] CICUS (SEVILLA), 25-26/06/10; 02-03/07/10

El ciclo de música electrónica de la Universidad de Sevilla se muda a fechas más propicias y, de paso, también de sede, y van tres, una por edición. El antiguo patio del Convento de Madre de Dios cumplió como espacio aunque algunos días la gente tuviera que apretarse. No en el concierto de The Black Dog que sólo registró media entrada. Comenzaron ambientales, deambulando por salas de espera y puertas de embarque, pero se les notaban las ganas de zafarse de la atmósfera conventual. Perros viejos, estuvieron jugando a lanzar ritmitos hasta que la cosa ya no tuvo vuelta atrás y acabó con gran parte de los asistentes bailando descaradamente.

The Jim Jones Revue MERCURY LOUNGE (NUEVA YORK), 22/07/10

Los británicos The Jim Jones Revue son ya una banda de culto. Pero ¿a qué llamamos banda de culto? Principalmente a un grupo que, sin llegar a tener una popularidad masiva o a salir en MTV, es codiciado por un gran número de fans y ‘connoisseurs’. También ayuda a su causa que reconocidos artistas les consideren uno de sus grupos favoritos (Mick Jones de The Clash, Jon Spencer, Jim Sclavunos...). Es lo que venimos a llamar ‘un secreto a voces’. The Jim Jones Revue nacen de las cenizas de uno de los grupos de garage con más talento y proyección del Reino Unido en los 90, Thee Hypnotics. Su líder, Jim Jones, se junta entonces con Rupert Orton (guitarra), Elliot Mortimer (piano), Gavin Jay (bajo) y Nick Jones (batería) para engendrar este monstruo de puro y excitante rock’n’roll sin colorantes ni artificios. Imagínate a un Jon Spencer pasado de ácido o a un Little Richard psicótico. Así es como se desenvuelve sobre el escenario Jim Jones. Añádele el desparpajo sexual de Mick Jagger y estamos ante el frontman más carismático de la última década. Nunca había tenido la oportunidad de verlos en directo, así que cuando en mi visita a Nueva York este verano vi que tocaban en el legendario Mercury Lounge, no lo pensé ni un instante. Me compré la entrada por sólo 10 $, precio medio de un concierto en NYC. Acababa de pisar la Gran Manzana y tenía un jet lag acumulado de seis horas, pero el concierto consiguió que mis ojos permanecieran abiertos como faros y que mi corazón palpitara a 100 pulsaciones. Ver a estos tipos tocar en directo es una experiencia que recomiendo a todo el mundo. Cuando se juntan en una misma línea sobre el precipicio del escenario las guitarras diabólicas de Jones y Orton, y el bajo de Jay, la sensación es que se va a derrumbar el local. El sonido es puro rock’n’roll, pero la actitud y la forma de tocar es 100% punk. The Jim Jones Revue tocan, simplemente, más alto y más rápido que nadie. No verás nada igual.

El primer llenazo lo consiguieron Erik Truffaz & Murcof con una propuesta apta para todos los públicos. El peso del concierto lo llevó siempre Truffaz, trompetista de la vieja escuela de maneras sobrias y fraseo elegante, mientras que Murcof estuvo en un discreto segundo plano, limitándose a subrayar con sutiles pinceladas electrónicas las evoluciones del francés. Sólo hacia el final empezó a notarse su presencia con algún tema propio y ritmos más decididos. El respetable aplaudió y obtuvo de propina una versión de los Beatles. Muzak para el siglo XXI. Igual que Aufgang podrían convertirse en los nuevos Ferrante & Teicher, porque mimbres para llegar al gran público no les faltan. Espectacularidad es la palabra que mejor define a este dúo de pianos, y la consiguen no con alardes gimnásticos sino con elementos puramente musicales. Introducciones atonales que pueden convertirse al clasicismo o girar abruptamente hacia el jazz, la exótica o incluso el house. Hicieron muchos fans y si no se bailó fue sólo por falta de espacio. A To Rococo Rot les tocó sufrir la maldición del festival, que si en la pasada edición fueron los instrumentos de Christ. los que se perdieron, en ésta fue todo un señor bajista, Stefan Schneider, quien quedó atrapado en un aeropuerto por la meteorología. Otro grupo más orgánico (aún) habría suspendido la actuación, pero disponer de abundante cacharrería digital tiene la ventaja de que las ausencias se notan menos. Y si bien los pobres hermanos Lippok hubieron de pasarse toda la tarde rehaciendo la playlist y programando líneas de bajo, al final hubo espectáculo. Obviamente al sonido le faltó empaque, pero la exhibición de facultades de Ronald a la batería, manteniendo ritmos motóricos hasta la extenuación y arriesgándose en vertiginosos crescendos, salvó una velada que había empezado con malos augurios. Francisco J. López / Foto Marta Morera-CICUS

liveclubs Ustedes me perdonarán, pero durante el período estival prácticamente no he pisado ningún club. Las razones de mi vagancia para pisar el dancefloor son diversas. Por un lado se debe a la no inclusión de aire acondicionado (o peor aún, de una suficiente ventilación) en algunos locales de la ciudad, creando una especie de efecto invernadero a pequeña escala. Otra razón podría ser las ganas de cambiar de aires o directamente huir de la urbe radiactiva durante unos días. La tercera y última es la de mayor peso, siendo a su vez la suma de las dos anteriores: la pereza de enrocarse en un lugar cerrado después de aplatanarse o apalancarse al sol durante horas no perdona. La vida en verano es dura para el clubber de a pie, y sino que se lo pregunten a todos esos personajes aparecidos en el programa “Summertime” capaces de dar su hígado para ver a Wally López o David Guetta en la fresca y eterna Ibiza. Hasta servidor puede llegar a entenderles. Es el momento idóneo, entonces, para reflexionar acerca de la escena clubber barcelonesa. ¿Está tan sana como aparenta? ¿Es puntera a nivel nacional? ¿Y europeo? Preguntas a cavilar, de las que no se contestan a bote pronto. Un análisis profundo —esto es, haberse dejado la salud durante años en la noche de la capital catalana— lleva a señalar con el dedo tres clubs punteros por razones de calidad de programación y su estatus místico: Nitsa-Apolo, Razzmatazz y llegando desde atrás pero con mucho reprís, la sala Be Cool (sólo hay que ver la programación estival que propusieron, con nombres como Derrick May o Zombie Nation). Existe sitio también para designios más pequeños (el mítico Moog o la minúscula sala Macarena) y a riesgo de dejar en el tintero otras, mejor centrarse en el monstruo de tres cabezas mencionado. Un triángulo casi perfecto que llena Barcelona cada fin de semana con los mejores y más reputados DJs, los cuales retroalimentan otorgando respeto a las salas. Pero, ¿tenemos suficiente con este trío? ¿Queremos llegar al estatus de Berlín o Amsterdam? ¿Disponemos de los medios para llegar más alto? La reflexión se focaliza, por consiguiente, en discernir si es necesaria una nueva propuesta fresca, atractiva y seria, capaz de cerrar un cuadrado brillante y añadir un valor añadido a la ciudad. Un club que venga a la cabeza al recitar la palabra ‘Barcelona’. Para paliar esa incertidumbre de que ‘falta algo’ sin poder explicarlo a ciencia cierta con el léxico adecuado. Para buscar la excelencia, como decía el sabio Laporta. O por contra, dejar todo como está y seguir cebando al monstruo de tres cabezas. Llámenme utópico, pero, ¿ustedes con que opción se quedan? Mientras piensan, voy a consultar la programación del Nitsa. Alberto Vidal


dos con Martha Wainwright y su cancionero de Edith Piaf. Embutida en un minivestido negro, la hermana del autor de “Want one” desgranó parte del repertorio de “Sans fusils, ni souliers, a Paris” (“La foule”, “Le brun et le blond”, “Une enfant”) en un concierto sobresaliente. Ballake Sissoko y Vicent Segal prometían esa esperada comunión entre la tradición africana y la música clásica (la extraña mezcla de la kora de

21 cuerdas y el violonchelo) en el marco idílico de la Catedral antigua, pero la cosa se quedó, como casi siempre, en un tránsito entre los dos instrumentos. Aunque nos regalaron composiciones impresionantes, que por eso los dos son maestros en sus respectivos instrumentos. El miércoles, vuelta al Parque de Artillería a ver el concierto más goesco de esta crónica: la actuación de Kings of Convenience. Los noruegos comenzaron solos, íntimos, a media luz... desgranando un cancionero que se hace más grande con el paso del tiempo (lagrimitas con “I don’t know what I can save you from”), pero pronto se pusieron fiesteros con la entrada de violín y contrabajo. Incitaron al público sentado para que viniera a bailar a primera fila con un “¿acaso sois alemanes?”. La cosa acabó con Erlend Oye saltando entre el respetable. La visita de la ‘nueva’ Penguin Cafe Orchestra fue muy esperada. Simon Jeffes (alma mater de este extraño proyecto a medio camino entre el minimalismo, el folk el jazz y el pop) murió en 1997, pero su hijo Arthur ha reunido ahora a una buena selección de músicos para formar una nueva Orquesta del Café Pingüino. ¿Qué quieren que les diga? Que escuchar en directo temas tan importantes para un servidor como “Penguin Cafe single”, “Perpetuum mobile”, “Telephone and rubber band” o “Music for a found harmonium” fue algo histórico. Las composiciones nuevas no acabaron de convencerme pero el amor de esta nueva orquesta por el legado de Simon Jeffes es innegable. Sobre todo su hijo, que le dedicó una corta pieza a piano que puso la piel de gallina a más de uno. Un buen final para una estancia maravillosa en Cartagena. Volveremos. Manu González / Foto Mireia Carulla

retahíla de highlights que me dispongo a escupirles, que mejor manera que empezar en el escenario Desperados Beach, donde Four Tet imprimió todo la magia de “There is love in you” en un directo donde no faltó ni sobró nada. Mala siguió el guión en clave más dubstep, para dar paso a la guinda de la noche y casi del festival, los gamberros Gernot Bronsert y Sebastian Szary como Modeselektor o bien junto con Apparat en Moderat al día siguiente (con su habitual finura y clase en un set casi calcado al del Sónar 09). Mode-selektor siguieron su habitual partitura (micros distorsionados, actitud cachonda y temazos como

“Black block” bajo visuales de Pfadfnderei), pero esta vez se sumó al espectáculo el punkarra de Bonaparte para, guitarra en mano, cantar la versión del “Hyper Hyper” de Scooter, entre otras locuras. Delirante y tremendo ver desfilar en el escenario figurantes disfrazados con cabezas de caballo, orangután o bien con pantallas de ordenador en la cabeza. Martyn y Kode9 y se marcaron una sesión parecida a mezclar el “Fabric 50” y el “DJ Kicks” de los respectivos. Momento para cargar pilas y reaparecer al sábado siguiente con los apabullantes visuales de Chris Cunningham, que sirvieron para preparar el plato fuerte del tito Carl Craig, demostrando que sigue portando la bandera del techno Detroit vaya donde vaya. El domingo comenzó con la sorpresa de los Kings Of Convenience, con un discurso folk calculado para meterse a todo el público en el bolsillo. Notable alto para el dúo noruego. La cita llegaba a su fin, no sin antes ponernos los vellos de punta con Massive Attack. Con “Teardrop” fue suficiente para humedecer lacrimales. Tiempo de cerrar el recinto para acudir a la contigua Sleepless Floor, una especie de rave al aire libre con Ellen Allien y Sascha Funke cerrando el cotarro a lo grande. En definitiva, amplios escenarios, un gran cartel y una excelente organización (pedir en barra era una tarea realizada en milisegundos) hacen del Melt! un must sin contemplaciones. No te lo pierdas el año que viene. Alberto Vidal / Foto Stephan Flad

La Mar de Músicas

VARIOS ESCENARIOS (CARTAGENA), 19-22/07/10

Un servidor se hubiera quedado todo el mes de julio en Cartagena yendo a todos los conciertos del festival La Mar de Músicas. Como eso no puede ser (los asuntos laborales obligan), tuve que elegir con mucho acierto cuáles iban a ser los cuatro días en que visitaría por primera vez uno de los festivales multiculturales más importantes de Europa. La noche del lunes en el Parque de Artillería estuvimos muy bien acompaña-

Melt! Festival (Berlín)

FERROPOLIS (GRÄFENHAINICHEN, ALEMANIA), 16-18/07/10

Si eres de los que están cansados de ir siempre a los mismos festivales, la solución de moda es emigrar hacia otros países a degustar la mejor música. Entre el amplio abanico de posibilidades, destaca el Melt! Festival, una propuesta sólida que muestra la mejor electrónica teutona y lo mejorcito del rock indie internacional durante tres días, a unos 80 kilómetros de Berlín. Después de plantar la tienda en la zona de acampada bajo un infernal calor impropio de esas tierras, nos dejamos impresionar por el espectacular y grandioso recinto con enormes grúas de una antigua explotación minera. Para empezar con buen pie la


070/071

live

THE WEEDING PRESENT

MAIKA MAKOVSKI

JEFF TWEEDY

CLEN SNIDE

PATRICK WOLF

Faraday 10

Texto

FAR DEL MAR (VILANOVA I LA GELTRÚ) 02-03/07/10

Viernes 02. Es cierto que sabíamos cómo iba a acabar, con el mar acosando con ebrio oleaje a todo aquel que siguiera con ganas de más cuando toda la música hubiera callado. Lo que nadie podía prever a estas alturas es que después de años visitando el encandilador paraje del Molí del Far de Vilanova, el Faraday podía divertirnos incluso un poco más. Para cuando llegamos con la sonrisa puesta, todavía todo el mundo se quejaba del sol, mientras Fred I Son trataban de acurrucarnos en perezosas mañanas invernales con sus medidas caricias de pop. El césped ya se había apoderado de nosotros al tiempo que Pájaro Sunrise significaban en vivo la maestría de su fabuloso último disco, “Done / Undone”; y algo más tarde, cuando propios y extraños atendimos complacidos a la formidable y enésima pre-presentación de Me And The Bees, la que será sin duda girl-band de la temporada, con el permiso de Carlos Leoz, quien sin duda da el empaque definitivo a la nueva banda. Cuando los centilitros de vodka interior eran todavía medibles, complacía saber que, contrariamente a lo que pasa en otros festivales, en este resultaba difícil perderse. Más aún cuando Abraham Boba plantaba con maestría un mástil de folk gentil en uno de los dos escenarios, y, junto a una banda impecable, nos señalaba con arte y educación el declinar del astro. Cuando ya habitábamos la penumbra deseada, Joan Colomo desordenó la noche a base de puro carisma, y Bigott supo estirarse el mostacho con bailes excéntricos y una versión del “Dancer in the dark” de Springsteen. La gran expectación de la noche se consumaría a continuación, aunque los ya legendarios Clem Snide se plantaron fríos sobre el escenario, y el despliegue del “Zuma” de Neil Young acabó por demostrarse caprichoso en directo. Por suerte, para cuando los vasos andaban ya sobre las cabezas, The Wedding Present demostraron que siguen sabiendo arañar riffs como en los 90;

Mujeres encendieron por fin la verdadera animación del tramo más festivo de la noche, aquel que descubrió a los sorprendentes Is Tropical y nos hizo lanzarnos por encima de los setos, mientras Thug Ladies DJs sacudían al personal, y para cuando apenas importaba escribir dos líneas más o menos de crónica, porque todo lo trascendente quedaba ya reservado para el sábado, en esa paella y esos conciertos que Half sabrá contar mejor que yo. Albert Fernández Sábado 03. Como su pálida piel bajo su vestido negro la presencia de la gaditana Marina Gallardo supuso todo un contraste con la elevada temperatura de la tarde. Pese a que después alegara algunos problemas de sonido, sus canciones, tranquilas, reposadas, tristes, refrescaron la escena con su voz sombría y los fondos que proporcionaba el teclado. Todo lo contrario que unos enérgicos Delco. Los madrileños apostaron por una energía que convenció a los festivaleros y emborronó sus canciones mientras que los británicos Apples, uno más de los innumerables aciertos del scouting del festival, brillaron por la conjunción vocal de su pop psicodélico, ochentero y africanista (por separado o a veces todo junto como en “Theo”). Demasiado para unos El Petit de Cal Eril entre campechanos (bien) y expansivos (aquí se les fue la mano). Los de Joan Pons parecen perseguir un folk psicodélico a lo “Astral weeks”, con flauta omnipresente, que se tuerce hasta rozar el chiste arrastrado por el no siempre efectivo torrente verbal de su líder. Ya con la tarde cayendo, Jeff Tweedy apareció cual vaquero crepuscular. Despeinado, desaliñado, con sus seis acústicas a sus espaldas, el líder de Wilco repasó su lujoso repertorio (“Spiders (Kidsmoke)” ya de entrada) y dejó caer cálidos comentarios que reflejaban lo a gusto que se encontraba. La cercanía con el compositor, sus disculpas al no poder

Albert Fernández y Half Nelson Fotos Mireia Carulla

emular los solos de Neils Cline, el perro del vecino que ladra, su sorpresa ante unos fuegos artificiales fortuitos que remarcan “Via Chicago”, la excelente versión de “una canción de otro” (“Simple twist of fate” de Dylan), la intro de “Late greats”: “demasiadas canciones tristes junto a la playa”, el final con “A ghost is born” y “A shot in the arm”, el bis con “Wilco” y “I’m the man who loves you” (“para mi mujer”)... ¿Qué más se puede pedir? Pues que siga la música, con unos Punsetes llenos de autoconfianza; una Linda Mirada que pese a los desajustes de debutar en directo fue de Gary Low (“San Valentín”) a Mecano (“José”) pasando por New Order (“Solo”, dedicada a Los Punsetes); una Maika Makovski dominatrix, perturbadora con gran grupo, voz y repertorio; y unos Errors (desde Escocia y en el sello de Mogwai) que demostraron que es posible aunar electro-post-rock, brillantez y diversión a base de acerados instrumentales. Half Nelson Domingo 04. Ajeno a las modas y casi ajeno a todo sigue adelante Nick Lowe. Ya con canas en los setenta cuando compartía Rockpile con Dave Edmunds y producía los primeros discos de Elvis Costello —quien popularizó su “(What’s so funny ‘bout) Peace, love, and understanding”— Lowe tiene ahora todo el aspecto de un venerable ancianito (como en la portada de “At my age”) más interesado en el folk y la tradición americana que en la new wave y el punk británico que él ayudó a fundar. Sin embargo, no se escabulló de su pasado, y con elegancia infinita, repasó en solitario clásicos no sólo de su carrera sino de la Historia (la citada y “Cruel to be kind”, claro), además de una infinidad de canciones de esas que, apenas con un estribillo, se te quedan pegadas (“All men are liars”) y hasta alguna nueva. En fin, un final de lujo para un festival de lujo. Half Nelson


DEVENDRA BANHART

ORBITAL

FISCHERSPOONER

STANDSTILL

PATRICK WOLF

Vigo Transforma 10

Texto y Fotos

Abraham de Vicente

VARIOS ESCENARIOS (VIGO) 08-10/07/10 Jueves 8 de julio. En el teatro Caixa Nova, los catalanes Standstill presentaron su proyecto audiovisual “Room”, donde se encadenaban imágenes con una historia narrada punto por punto como si de un libro se tratase, alrededor de los temas de su último disco, “Adelante Bonaparte”. Viernes 9 de julio. Los gallegos Triángulo de Amor Bizarro dieron el pistoletazo de salida, con su sonido directo y contundente, presentando las canciones de su último disco. Mientras, en el escenario Xacobeo se preparaba la que iba a ser la primera gran actuación de la tarde, por parte del venezolano-estadounidense Devendra Banhart, que interpretó canciones de su nuevo álbum y sonaron temas como “Carmensita” —una versión inédita para deleite del respetable—, o “Baby” coreada a todo pulmón por el público. Su concierto dio paso a Jeff Tweedy, la cabeza pensante de Wilco, que de nuevo visitaba tierras gallegas, pero esta vez en solitario, acompañado de siete guitarras. Sonaron temas como “You and I”, “Impossible Germany”, y hasta un fantástico “Jesus, etc”, coreado por el público que allí se encontraba y que había venido, en su mayoría, expresamente para ese concierto. La noche se inauguró con The XX, el cuarteto de Londres que ahora son un trío. Con su pop minimalista, su directo se empastaba por momentos, y no resultaron demasiado convincentes sobre el escenario. Aún así, el público, entusiasmado, coreó con ganas temas como “Crystalised”, “Islands” y “Basic space”. Los británicos hicieron lo justo para meterse al público en el bolsillo. En el escenario Heineken, Fanfarlo, los herederos del sonido de Belle and Sebastian con delirios de Beirut, hicieron las delicias de los asistentes con su delicioso

sonido entre el folk, el rock y el post-punk, donde tenían protagonismo las trompetas, violines y mandolinas. Un buen directo, y temas redondos como “The walls are coming down”, pusieron la guinda a una bonita noche de verano a orillas del Atlántico. En el escenario Xacobeo les siguieron Love Of Lesbian; los catalanes, ya pródigos en estas tierras, mostraron un directo divertido, afable y con mucho cachondeo, interpretando temas de su último LP “1999”, y rematando su actuación con una coreografía de grupo, con participación del público incluida. En el escenario Heineken, un histórico de la música brasileña: Os Mutantes. Con Sergio Dias como único componente original, nos regalaron un sesión de rock, psicodelia y tropicalia que dejó a más de uno con la cadera dislocada y culminó con la ya mítica “A minha menina”. De vuelta al escenario Xacobeo, y cerrando la primera noche del fesival, el trío sueco Miike Snow presentaron las canciones de su homónimo debut en Downtown Records, con una puesta en escena un tanto oscura y carnavalesca, cubiertos con inquietantes máscaras de color blanco. Sabado 10 de julio. Tarde soleada y calurosa en la ciudad olívica. Abrieron la jornada los valencianos Polock, que dieron la bienvenida a los más madrugadores. Les siguieron Eladio y Los Seres Queridos; el trío gallego posee un pequeño bastión de seguidores en Vigo, su ciudad de origen, y corearon sus temas sin descanso bajo el sol de verano. El concierto más esperado del día era, sin duda, el de Divine Comedy. Neil Hannon, de sobrio negro y con su inseparable bombín, nos obsequió con un recital tras

su piano de cola, intereactuando con el público en todo momento. Sonaron temas clásicos como “Everybody knows that I love you” o “National Express”, temas de su último disco, “I like” o “At the indie disco”, y hasta una versión del “Time to pretend” de MGMT. Se despidió asegurando al público gallego que volverían a verse pronto. Mientras se postraba el sol tras la Islas Cies, se estrenaban en el escenario Heineken The Morning Benders. Era la primera vez que los californianos visitaban España, y nos trasladaron por momentos a su tierra natal, con un juego de armonías muy trabajado y un sonido electro-acústico que recuerda por momentos a Grizzly Bear. Elevaron el entusiasmo del público con temas como “Excuses” y “Stitches”, y se despidieron con una versión de New Order, “Ceremony”. En el escenario Xacobeo, Delafé y las Flores Azules hicieron bailar y saltar al numeroso público que se acercó a verles con un show divertido y desenfadado. Vuelta al escenario Heineken para disfrutar de unos de los momentos más esperados del festival, la actuación de los hermanos Paul y Phil Hartnoll de Orbital. El público celebró los temas más famosos de los ingleses, parapetados tras sus gafas lumínicas que deslumbraron a más de uno. Demasiado ‘raveros’, renegaron de sus mejores melodías para centrar su directo en el bombo. Se esperaba algo más de su actuación. Les siguieron Fischerspooner, con su proyecto “Fun Machine”, lejos ya de los tiempos de “Emerge” y el electroclash. Aquello parecía una actuación más propia de cualquier espectáculo ibicenco que de un concierto de Fischerspooner, y Warren Fischer se dedicó más a beber de una botella de champán que a tocar sus máquinas o el micro.


072/073

live

PLACEBO

EDITORS

THESE NEW PURITANS

ADAM GREEN

PATRICK WOLF

Low Cost 10

Texto

PARQUE DE L’AIGÜERA (BENIDORM) 23-24/07/10

Q

ue se celebrara en medio de Benidorm un festival como el Low Cost era algo impensable hace solamente unos diez años. Es cierto que otras ciudades veraniegas han visto con buenos ojos la presencia de un sinfín de jóvenes buscando conciertos de corte más o menos indie, pero Benidorm era un bastión inexpugnable vetado a cualquier vestigio de pop o rock alternativo. Por eso, el éxito del Low Cost (25.000 asistentes en sus tres noches) se debe celebrar por todo lo alto. Viernes 23. Viajar a Benidorm en coche desde Murcia es una experiencia bestial. A lo largo del camino los edificios no superan los cinco pisos de altura, así que encontrarte de golpe con un montón de rascacielos frente al mar es impactante. Tan impactante como tocar en el gran Auditorio Julio Iglesias para bandas como Napoleón Solo y Cohete. Los de Granada fueron arrolladores aunque sólo tuvieron delante a unas cien personas. Cohete comenzaron tímidos pero poco a poco fueron cogiéndole las medidas a un escenario que comenzaba a llenarse. Me daba miedo entrar en la Plaza de Toros, más que nada porque Love Of Lesbian estaban agasajando a sus numerosos y fervientes fans con otras sesión de su particular pop. A los catalanes les tengo muy vistos así que corrí raudo y veloz en dirección al Auditorio Julio Iglesias porque comenzaban These New Puritans. Todavía estaba alucinando con el cambio que estos oriundos de Essex habían realizado con su último “Hidden” y no quería perdérmelos. Fue el concierto del festival. Impecables y demoledores, el ¿cuarteto? llevaba dos saxofones largos que les daban más profundidad a sus bases oscuras. No estaba Sophie pero Jack Barnett se las bastaba solo para llenar

Manu González Mireia Carulla

Fotos

todo el escenario con un sonido contundente que fue atrayendo a adeptos a lo largo del concierto. Los Planetas hicieron su set de verano donde tuvo cabida canciones como “Segundo premio” y gran parte de los temas de “La leyenda del espacio” o “Una opera egipcia” (gran “Reunión en la cumbre”). Pero el público emigraba a la Plaza de Toros para asistir al plato fuerte del día: Editors, una banda que comenzó como otro más de los imitadores de Joy División y que actualmente quieren ser los nuevos Coldplay. Ganas no les faltan, ni tablas, pero servidor se sabe ese discurso tan de memoria que me dejaron totalmente frío. La noche acabó con un devenir entre escenarios y visitas puntuales a The Phenomenal Handclap (aburridos), The Raveonettes (predecibles) y Tokyo Sex Destruction. Ganaron los catalanes con su batería imparable de funk-rock demoledora con un RJ Sinclair en estado de gracia. Antes de ir a la cama nada mejor que despedirse con Los Coronas, diversión asegurada sea del gremio que seas. Sábado 24. La mañana amaneció nublada. Malo para un festival y más malo si quieres pasar el rato en la piscina. Pero nada podía parar ya a un Low Cost que afrontaba su último día con energías renovadas. Y nada mejor que aparecer por allí cuando Hola a Todo el Mundo desgranaban parte de su disco de debut de homónimo título. Sus coloristas melodías folk son capaces de encender el alma de cualquiera. Entre Lori Meyers y Polock me decidí por los valencianos a los que no había escuchado todavía (vi un poco del concierto de los granadinos en una televisión de la zona de prensa pero el público no parecía vibrar tanto como con Love Of Lesbian el día antes). Francamente, no

acabo de entender el éxito de Polock: su presencia y su fuerza en el escenario son palpables pero su cancionero necesita una buena sacudida para que no sean catalogados como ‘otros fans de Franz Ferdinand’. Me hice un lío con el horario y me fui de Placebo antes de tiempo creyendo que Adam Green comenzaba ya en el Escenario Xti. Poco pude ver de los ingleses que llenaron la Plaza de Toros. Su profesionalidad está fuera de toda duda (sonaban como Dios) pero su estilo hace mucho tiempo que dejó de fascinar. Que pena convertirse en un dinosaurio siendo tan joven... A lo que íbamos, llegar demasiado pronto al Auditorio Julio Iglesias tuvo sus (desagradables) consecuencias: tragarme a Iván Ferreiro. A las dos canciones quería arrancarme los tímpanos para siempre. Pero el gran público que congregó pareció pasárselo bien... Al final el raro seré yo. Pero no lo seré tanto cuando me lo pasé tan bien con un montón de gente disfrutando del divertidísimo show de Adam Green, quien estuvo más tiempo con y entre el público que sobre el escenario. La de kilos que debe perder este hombre con cada concierto, porque se deja la piel. Su striptease frontal fue recompensado con un tanga de leopardo lanzado desde el público. Hablando de frontales: no estuvo mal el concierto de Vive La Fête pero un servidor prefirió emigrar donde tocaba 1990s que sorprendieron a todos con una versión del “Radioactivity” de Kraftwerk. The Right Ons, como los Tokyo el día anterior, demostraron que para escuchar un buen concierto de rock no hace falta traer a nadie de fuera. Explosión de coolness para un público que acabó la noche con la ecléctica sesión Joan Luna de Mondosonoro bailando hasta altas horas de la madrugada en el Escenario Jack Daniel’s.


in & out Clubbing BCN C/ ARC DEL TEATRE, 3. TEL. 93 318 59 66. Techno-house, incursiones en el electro y la música disco. Miércoles, invitados internacionales. Vie-Sab., sesiones con el DJ residente Robert X. Todas las noches de 23.30 a 5 h.

SALA RAZZMATAZZ 2. C/ PAMPLONA, 88. TEL. 93 272 09 10 Tech-house, hard techno y techno con los residentes MouseUp, Undo, Vicknoise, además de las residencias de James Holden, Felix da Housecat, Miss Kittin o Tiga. H: Vie-Sab. y vísperas de festivos de 1 h. a 5 h. Entrada única a Razz Club: 15 € (c/i).

SALA APOLO. C/ NOU DE LA RAMBLA, 113. TEL. 93 301 00 90 La meca del eclecticismo: house, techno, breakbeat y pop electrónico, según el día. Alberga residencias de Kompakt, Bpitch Control, Bungalow, Cristian Vogel, etc. Nitsa selectors: Fra, DJ De Mierda, DJ Coco y Sesentaynueve. H: Vie-Sab. y vísperas, a partir de las 24.30 h. Precio: 12 € (c/i).

Clubbing Madrid electro-pop, deep house y leftfield de mano de MouseUp, Undo, Vicknoise); Rex (technopop). H: vie-sab. y vísperas de festivos de 1 a 5 h. Entrada única: 12 € (c/i). www.salarazzmatazz.com

B LOUNGE @ HOTEL BARCELÓ RAVAL RBLA. DEL RAVAL 17-21. TEL. 93 320 14 90 El lugar más cool de la ciudad, el nuevo punto de encuentro de Barcelona. Tapas sorprendentes, extensa carta de cócteles y la mejor música. Terraza Plaza Manuel Vázquez Montalbán. Jueves, viernes y sábados DJ en directo de 23 h a 02 h. Entrada libre. www.BarceloRaval.com

C/SANTA ANNA 14, L’HOSPITALET. T. 93 337 76 16. La alternativa musical de la ciudad de L’Hospitalet desde 1985. El mejor pop, indie, post-rock, technopop... de la mano de los DJs Jordi Monamí, Marty Mcfly, Crtl+alt+supr, Gato. Actuaciones musicales en pequeño formato. www.depositolegal.com.

@ SALA APOLO. C/NOU DE LA RAMBLA, 113. Residencia semanal para la noche de los jueves en el Apolo. Powder Room acoge las mejores noches de deep funk, breaks y rare grooves en Barcelona. H: todos los jueves, de 24.30 a 6 h. 9 €.

C/ FONTRODONA, 33 (BCN). TEL: 93 441 80 15 Antigua nave industrial convertida en enorme y comfortable lounge club. Urban & soulful music + laid-back atmosphere + underground attitude. www.maumaunderground.com. H: jueves 23 - 2.30 h., vie-sáb 23 - 3 h., domingos tarde (excepto verano).

SALA CITY HALL C/ RAMBLA CATALUNYA, 4. Lun: Internacional Party. Mar: Budah Hall Night. Mie: Pigs & Diamonds. Jue: Club 4 (techno & minimal techno). Vie: 100% Uhm Underground (tech-microfunk). Sab: Pure City Nights (house, deephouse, latin). Dom: Zen Club (techhouse/ electro).

C/ ALMOGÀVERS, 122. TEL. 93 272 09 10 5 clubs en un mismo espacio: Razz Club (Viesab. DJ Amable y Dj Gato, el mejor indie y rock de todos los tiempos. Jue. Bongo Palace (latin house); Pop Bar (vie-sab. lo mejor en pop, electro y sixties); The Loft (tech-house, hard techno y techno); Lo*Li*Ta (techno-pop,

C/ LINCOLN, 15. T. 93 238 07 22 Martes: Glitter and Glamour. Miércoles: Strawberry & Chocolate. Jueves: Buziós - Brazilian soul. Viernes y Sábado: 3 floors open- hip hop and R&B, house music, classic garage 80’s-90’s. www.ottozutz.com

C/ VALLDONZELLA, 40 / PLAZA MILANS, BARRIO GÓTICO. Tel. 627 73 30 81 En el bar Manchester se dan cita amigos y seguidores de la música de los 80 y 90 y sus tendencias más brit. Desde Joy Division hasta Placebo, pasando por The Smiths y Happy Mondays.

VALENCIA, 166 (ENTRE VILLARROEL Y CASANOVAS). WWW.MINUSACLUB.COM Minusa Club es un bar musical en el ensanche izquierdo de BCN, donde puedes tomar un té o probar uno de nuestros cócteles. Programamos sesiones de DJs eclécticas desde música de los 50 hasta la actualidad. Los jueves, conciertos acústicos de los mejores grupos de nueva hornada de Barcelona. Todas las tardes la caña a 1,80 € y los combinados a partir de 4,50 € hasta las 10.30 h. Días de concierto hasta las 21.30 h. H: Todos los días menos el lunes, de 17 a 2.30 h. Fines de semana y vísperas hasta las 3 h.

C / ESCUDELLERS BLANCS, 3 (BARRI GÒTIC) Con una acertada mezcla de graffiti, videos, skate y grunge. Su amplia sala alberga cómodamente a los personajes más diversos de la fauna barcelonesa, que se pierden entre detalles y acordes, cubatas y chupitos, chicas y kickflips. A tres pasos de la turística Plaza Real se esconde el secreto mejor guardado del Gótico, Nevermind. Abierto todos los días hasta las 3 h. www.myspace.com/nevermindbcn

SALA 1 AV. CARRILET 235 - SALA 2 AV. CARRILET 301, L’HOSPITALET. T. 93 337 06 02 La Salamandra es el espacio de referencia de las noches de L’Hospitalet. Dos salas que ofrecen la mejor programación de conciertos y sesiones de DJs de la escena indie y mestiza. Sala 1: Indie-pop-electro con YoSET & McFly, visuals de High Distortion & Mon Feijóo. Sala 2: Musicollage con Nafentt & Darkomedia. H. Abierto todos los viernes, sábados y vísperas de 24 a 6 h. Entrada única: 8 € (c/i). Gratis hasta las 2 h. www.salamandra.cat

HOTEL LE MERIDIEN. C/ RAMBLAS, 111 De jueves a sábado, de 23 a 3 h. Residente: DJ Lui. Música: Popism. Cocktails. La cabina del DJ se encuentra encima de un piano de cola, al estilo de los tradicionales piano bar.

Clubbing Bilbao C/ RAFAEL DE CASANOVA, 3. SANTA COLOMA DE GRAMENET. [M] L1 SANTA COLOMA La Sala Pop tiene una programación semanal de conciertos cuidadamente seleccionados dentro de la escena independiente tanto catalana como estatal. Los conciertos se realizan viernes y sábado pero la sala ofrece sesiones de indie, pop, rock, electrónica a cargo de DJ Oki One y programación cultural los domingos. H: mie-dom 19 - 3.30 h. www.myspace/popclubsantacoloma

EN SANTANA 27. POL.IND.SANTA ANA. TELLERÍA 27. BOLUETA. WWW.FEVER.ES Pink Fever: tecnopop, electropop & trashpop con Madel, Ojospintados y Unai Goikolea. Gold Fever: indie, pop-rock & hits con Kinki, Mimoloco, Mr. Chase y Santo. Black Fever: hip hop, reggae, soul & funk con Adrian, Almah Mater Djs y Bomb Bass Hi-Fi. Blue Fever: electro-house, minimal-techno & neo-trance con Arne Ö, Auto y DJS Sound. H: Sáb, 24 h. 10 € c/c, gratis hasta la 1.30 h.

@ LA RIVIERA - Pº VIRGEN DEL PUERTO S/N. @ HEINEKEN - C/ PRINCESA , 1. Actualmente es el club de referencia en Madrid por su excelente e inagotable programación dedicada al indie rock y la electrónica, con residencias de sellos como Ed Banger Records y DJ sessions de Boys Noize, Rex The Dog, Felix Da Housecat, Steve Aoki, Peter Hook... www.intromusica.com

C/BAILÉN 16, 28005. MADRID ContraClub es un bar donde coinciden varias tipologías de noctámbulos con un denominador común: su gusto por la calidad y variedad musical. ContraClub pretende romper barreras entre disciplinas y generaciones, ser un lugar de encuentro de artistas y un escaparate para todo tipo de espectáculos de calidad. Un lugar abierto y dispuesto a juntar funk con flamenco, cabaret con música electrónica. X y J de 22 a 05:30 h. V y S de 22 a 06 h. www.contraclub.es

C/FOMENTO 30 (MADRID) Desde 1997 el Home Bar es un referente para los amantes de la música. El pop, la electrónica y el indie son el eje central de las sesiones de nuestros DJs, desde los clásicos imprescindibles hasta las últimas novedades. En el Home podrás escuchar desde Depeche Mode, REM o The Smiths hasta White Lies, Hot Chip y Temper Trap, pasando por Placebo, Massive Attack, Muse, Royksopp, Radiohead, Ladytron, Foo Fighters, Interpol... Abierto los viernes y los sábados a las 23h.

Clubbing Galicia COMPLEJO PLAYA CLUB. AVENIDA DE LA HABANA, ESTADIO DE RIAZOR (LA CORUÑA). WWW.PLAYACLUB.NET Pop, indie y electrónica. Más de 60 conciertos de música alternativa al año. Sesiones los jueves, viernes, sábados y vísperas de festivos desde las 3 h. +info en www.playaclub.net


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maschine!, maschine!, maschine!

reacTable

DE LUZ Y DE COLOR

La imagen dio la vuelta al mundo, y es muy probable que todos los asistentes lo recuerden como si fuera ayer. Sónar 2007, concierto de Björk. Un tipo estaba en una esquina del escenario, sentado al frente de una gran mesa retroiluminada, moviendo cubos y triángulos de cristal con inscripciones al más puro estilo “Dungeons & Dragons”, mientras la islandesa de oro estaba dale que te pego con sus gorgoritos. Tres años después, el futuro ya está aquí, al alcance de (casi) todos. Textos

Marc Piñol

A

unque el proyecto se inició en el año 2003, no fue hasta cuatro años más tarde que se pudo ver en público su funcionamiento. Fueron años de duro trabajo para Sergi Jordà y su equipo del grupo de tecnología musical en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, casi un lustro de fuertes dolores de cabeza que se vieron recompensados —recompensadísimos, de eso no nos cabe la menor duda— con una presentación por todo lo alto del producto: Björk, diva del indie y acérrima defensora de las nuevas tecnologías se había enamorado del cacharro y quiso adoptarlo casi como si se tratara de su propio hijo. Ahora, tres años después, esa versión enorme y carísima de reacTable, que necesitaba un técnico para calibrar una infinita lista de parámetros para ser puesta en funcionamiento, vuelve a la carga en pequeño formato. No es que sea mucho más pequeño, ni mucho más barato (ha pasado de los 30.000 euros que valía a unos más asequibles 6.000), pero se puede plegar y llevar encima, no necesita de ningún técnico especializado para ser calibrada y acepta cientos de funciones nuevas que hacen que la experiencia sea más completa. Además, en diez minutos lo puedes tener montado donde más te apetezca, mientras que la antigua versión requería horas.

¿Y cómo funciona el cacharro?, se preguntarán algunos. Pues es tan simple que asusta. Cada bloque de color dispone de unos parámetros concretos que pueden ser cambiados libremente por el usuario a través del movimiento, la rotación o los gestos táctiles. Cualquier pequeño cambio hará que todos los sonidos se vean afectados de una u otra manera. La interfaz no tiene ningún tipo de texto que le oriente a uno en su cruzada, así que está pensado para experimentar por uno mismo sin que ningún menú, preset o texto explicativo interfiera en nuestro proceso creativo. Es decir, que es probable que la primera vez que uno se siente ante reacTable no pueda hacer más que ruiditos sin ton ni son. Muy a grandes rasgos, lo que nos pasaría delante de una guitarra, un saxofón o un Moog. Es decir, que la función de reacTable es la de tender un puente entre los instrumentos clásicos, los de toda la vida, y el mundo lleno de posibilidades de los ordenadores, pero con una curva de aprendizaje menor. De hecho, los creadores aseguran que un niño jugando con el reacTable, y sin ningún tipo de ayuda, no tendría problema para tomar el control del aparato en muy poco tiempo. Sólo necesitará conectar la mesa a un Mac (la versión en PC no existe por ahora, aunque tam-

poco creo que llegue a existir), instalar los drivers correspondientes y ponerse a hacer música de manera inmediata. Es evidente que reacTable no es un aparato pensado para todos. Su precio casi prohibitivo, además de sus generosas dimensiones, serán dos razones de peso (bueno, con el peso a lo mejor ya son tres las razones) para echar atrás a muchos de sus pretendientes. Pero si nos planteamos que tan sólo tres años atrás la primera versión valía seis veces más que la actual no hay que ser muy inteligentes para pensar que el precio de esta maravilla, pasado poco tiempo, se irá adecuando con toda seguridad a bolsillos más modestos. Es también difícil tener que hablar, en tan poco espacio, de un instrumento único en el mundo que, aunque ya está a la venta, sigue en una fase de desarrollo constante y del que aún no se han podido descubrir todas las posibilidades. Con toda seguridad, en un no muy lejano futuro, tendremos a una nueva hornada de artistas que sepan cómo sacarle todo su rendimiento. Por ahora es sólo la palpable premonición de que este futuro que se nos viene encima —aunque ya esté al alcande de sólo un puñado de afortunados— será apasionante e impredecible. Hay ganas de estar ahí para verlo. Más información en www.reactable.com.


Audio

CACHARROS QUE DARÁN QUE HABLAR

Native Traktor Kontrol S4

Livid Instruments Code

DJ portatil

La elegancia del control

Llega, por fin, la guerra de los controladores hardware para DJ. Native Instruments es una empresa que juega siempre a caballo ganador. Primero atacaron con Maschine, una superficie de control que dejaba en pelota picada a cualquier otro bichejo a la hora de crear bases y sonidos en directo. Ahora se lanzan de cabeza a la piscina y consiguen crear el perfecto controlador para su software Traktor. No hace falta configurar nada, así que los dolores de cabeza pertenecen al pasado. Conecta la mesa a tu ordenador, enciende Traktor y ya tienes una mesa mezcladora con efectos, ecualizadores, todas las funciones imaginables (cue, transporte, todo tipo de filtros) y, mucho ojo, integración a iTunes. Un monstruo de dos cabezas que probablemente devorará la anticuada mesa de mezclas de manera definitiva.

De acuerdo, estamos completamente saturados en cuanto a controladores se refiere. Y desde que se lanzaron Novation Launchpad y Akai APC, dos de los bichejos más valorados por aquellos que se dedican a hacer su música al vuelo, es difícil separar el grano de la paja. Pero mirando las fotos del nuevo retoño de Livid Instruments la paja —en el mejor de los sentidos, claro, el del gustirrinín— está más que asegurada. Como un Monome en formato cuco y abrazable (hay que reconocer que es una maldita monada), goza de 13 botones retroiluminados, 32 potenciómetros con indicador visual, una conexión MIDI a través de USB, salida y entrada MIDI... Aún no ha salido a la venta, pero promete ser el recambio natural a un controlador tan sencillo y efectivo como Block, de la misma empresa.

Apogee Symphony I/O

Novation Dicer

Calidad de verdad

Pocket Calculator

Hacer música con la mejor calidad de audio posible es la meta de todo artista que se precie. Hasta ahora las tarjetas de audio eran de mayor o menor calidad, pero siempre eran lo que eran. No había opción para adaptarlas a tus necesidades, así que si surgía una nueva necesidad había que cambiar de tarjeta. O sea, un engorro. En Apogee, una de las marcas punteras en el intratable mundo de la conversión de audio, se han decidido “a marcar un nuevo estándar”, según ellos. Puede sonar, en un principio, a fantasmada. Pero vas echándole un ojo a Symphony I/O y te das cuenta de que no hay nada igual en todo el mundo. La cosa es sencilla: una tarjeta a modo de lunchbox en el que puedes ir insertando nuevos módulos, según tus necesidades. Sonido cristalino.

La tontería elevada a la enésima potencia, o cómo fabricar el controlador para DJs más pequeño del mundo. A primera vista es sencillo como el mecanismo de un botijo, pero tiene su intríngulis: unos pequeños aparatitos del tamaño de un mechero (que te doy con el mechero) que se encajan en el ya caduco soporte para discos 7” de cualquier Technics. Como por arte de magia ya estamos jugando como enanos al medio minuto de enchufarlos. También los puedes poner, como es de suponer, en un reproductor de CD, en el Laptop o en la mesa. Lo que en principio parecía una broma de los autores del popular Launchpad se está convirtiendo en el juguete de la temporada. Conexión total y absoluta con Serato, aunque totalmente configurable para Traktor y demás software del estilo.

maschine!, maschine!, maschine!

En un mundo tan cambiante como es el de la creación de audio no hay tiempo para echar la mirada atrás, pero esta temporada las compañías punteras del sector, no ajenas a la crisis, intentan proponer productos que vengan para quedarse. ¿Los nuevos clásicos? Parece ser que sí.


MODAGADGETS Lee 101 Estilo años 40

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TEXTO ANA TOMÁS

GADGETS

Con el auge del tejido denim, la marca norteamericana ha visto como sus modelos legendarios (el XXL, el pantalón de cowboy holgado, etc.) se han convertido en prendas fetiche. Este otoño Lee apuesta por su faceta más icónica, potenciando su legado de 120 años en estilo y calidad, con una colección que incorpora signos del estilo de la década de los 40 y explora la fascinación por el denim artesanal y la búsqueda del fit perfecto. La colección Lee 101 comprende una serie de vaqueros sumamente confortables en distintas tonalidades de índigo que encuentran su partner ideal en camisetas en tonos gris y mostaza con sloganes contundentes.

Karl Lagerfeld By Marchon

Barcelona Tattoo Expo Aprende todo sobre el tatuaje La Barcelona Tatto Expo, la Convención Internacional de Tatuaje de Barcelona, cumple ya 13 años. Número tradicionalmente cargado de misterio y superstición, en este caso significa todo lo contrario, porque sus artistas andan sobrados de magia, pero no tienen nada que ocultar y cuentan con las máximas garantías higiénicas y sanitarias. Además, esta edición 2010, que se celebrará del 1 al 3 de octubre en La Farga de L’Hospitalet, llega repleta de novedades: habrá una nueva categoría de Tatuadores Noveles dentro del habitual Concurso de Tatuaje; se celebrarán exposiciones dentro y fuera del recinto de La Farga; habrá exhibiciones de skate, graffitti y streetball, espectáculos cómicos y de danza, talleres de burlesque; así como seminarios de piercing y cursos de regulación de máquinas para los profesionales.

Karl Lagerfeld by Marchon ha diseñado unas gafas basándose en la campaña SS 2010 protagonizada por Bruno Dallesandro, solista del grupo electro rock francés Neïmo, y Valentine Fillol-Coldier, modelo y vocalista del grupo The Big Pink. Se trata de una exclusiva edición limitada de gafas de sol y graduadas de forma ovalada en acetato negro con una guitarra eléctrica metálica incrustada en la varilla derecha que rompe con la línea de la montura. Icónica, andrógina y moderna, la colección de gafas Karl Lagerfeld by Marchon ha sido diseñada para captar el espíritu de la moda del Kaiser junto a un estilo refinado, la artesanía y el color.

Supremebeing Novedades FW10 La nueva colección de la firma inglesa Supremebeing saluda a los modelos de los sesenta y a los casuals de los ochenta logrando combinaciones aparentemente atrevidas pero basadas en la sencillez y la frescura urbana. Las chaqueta ven el retorno de la Woodsman y la Truffle, ‘bestsellers’ que combinan la funcionalidad con la reminiscencia del estilo fino de su naturaleza británica. En la familia de los cortavientos se ha introducido The Renna. Incorporando el alma y el corte de la Eject Runner y la Bail Runner, The Renna luce líneas diagonales y una variación muy fresca de colores. Para mujer, chaquetas y vestidos utilizando una mezcla de punto y algodón. Y, como no, la mítica 50’s skirt. Una colección de frescura clásica que consolida a Supremebeing como una de las marcas de referencia del streetstyle.


MODA

Fiat 500C by Diesel Made in Italy El Fiat 500 sigue dando que hablar y se confirma como icono del “Made in Italy”. Esta vez lo hace con el nuevo 500C by Diesel, la versión convertible del original modelo creado en 2008 fruto de la colaboración entre Fiat y la conocida marca de ropa de Renzo Rosso. El 500C by Diesel, que llegará a España después del verano, reúne dos mundos aparentemente distantes: el de la moda y el del automovilismo, que comparten conceptos tan importantes como el talento, la creatividad, la simpatía y la innovación. Disponible en tres combinaciones de colores exclusivos, verde con capota negra, negro con capota negra o roja y azul vaquero con capota marfil, el 500C by Diesel cuenta además con rasgos estéticos exclusivos como las llantas de aleación de 16” personalizadas con el logo Diesel y tapicería en tejido denim oscuro con las costuras en amarillo.

SatoriSan Born to be wired Existe en el “Libro de los monstruos” una criatura mitológica, que tiene relación directa con el Yeti himalayo o el Bigfoot norteamericano: el Satori, cuyo nombre significa “armonía” o “comprensión” en la lengua nipona. Con estas cualidades nace SatoriSan (Sr.Yeti), una nueva marca de zapatillas de venta exclusiva en la red (www.satorisan.com) con una óptima combinación diseño-calidad-precio. Las SatoriSan presentan un estilo urbano y contundente, cargado de sutiles detalles (tanto en materiales como en acabados) que las dotan de gran personalidad. Además, se ha buscado la durabilidad y el confort del producto. En este sentido y con la colaboración del Instituto de Biomecánica de Valencia, se ha desarrollado un sistema de asignación de tallas que hace que estas sneakers se acoplen como un guante en los pies. ¡SatoriSan nace pisando fuerte!

Urbanears Escuchar con gusto Urbanears cuenta con poco más de 6 meses de vida y, sin embargo, sus auriculares ya son todo un hit dentro del sector. Con un excelente uso monocromático del color, los Urbanears entran por los ojos antes incluso de que nos entren por los oídos al reproducir el último temazo de la temporada. La colección de lanzamiento de estos auriculares combina perfectamente individualidad y expresión. Plattan, Tanto y Medis, cuyos nombres provienen de algunos de los lugares más vibrantes de Estocolmo, están diseñados para optimizar la reproducción de sonido y cautivar a los consumidores que quieren diseños exclusivos para usar a diario. Además, vienen de serie con un micrófono y control remoto compatible con aparatos iPhone, Blackberry y HTC, entre otros.

Iriarte & Iriarte Espíritu 60’s en el Born El Born y el Raval son los barrios vintage de Barcelona por antonomasia. En ambos late el corazón de lo auténtico, de tesoros escondidos en callejones oscuros que esperan a que tú, cual pirata, se haga con ellos. Desde junio un barco ha atracado permanentemente en la calle de l’Esquirol nº 1. Es el taller y tienda Iriarte & Iriarte, de las hermanas argentinas Sol Caramilloni Iriarte y Carolina López Gordillo Iriarte. Dividido en dos pisos (abajo la tienda, arriba el atelier), el showroom parece un taller de los años sesenta, un espíritu que inunda todas las creaciones de las hermanas Iriarte: bolsos 100% de piel que evocan los que llevaban los escolares en la época (algunos en edición limitada), vestidos naif hechos a medida (escoges la tela y el forro y, voilà, un vestido sólo para ti), mobiliario y joyería vintage. Un viaje al pasado para un futuro de estilo.


CAMISETAS DE CULTO

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TEXTO ANA TOMÁS

Blood is The New Black: camisetas de culto

BloodisThe New Mitra Khayyam siempre quiso ser artista. Sin embargo, nunca tuvo realmente el talento artístico necesario. Consciente de ello, y sin querer renunciar del todo a su sueño, decidió hacer carrera en la industria de la moda. Para Mitra debía existir una línea, por curvilínea que fuese, que hiciera del binomio negocio y creatividad un equilibrio perfecto. Después de varios años trabajando en distintas compañías, de altibajos de todo tipo (se rumorea que un famoso fotógrafo vaticinó, erróneamente, que “ella nunca volvería a trabajar en la Gran Manzana”) y de muchas recompensas satisfactorias (fue nombrada como una de las “Seventeen Most Industrious” en NYC por la revista V), en 2004 Mitra decidió lanzar la compañía Blood is the New Black, basándose en la tesis que había escrito años antes. Su voluntad era usar su compañía para ayudar a artistas de talento a llegar a audiencias más amplias y permitir que las obras de esos artistas y fotógrafos pudieran formar parte del día a día de la gente en una forma “llevable”. Blood is the New Black, que opera desde la soleada Los Angeles en California, ha encontrado en la camiseta, la clásica T-shirt, el vehículo ideal para que los artistas puedan expresar su arte en total libertad. El fondo liso de la camiseta se convierte en un lienzo sobre el que bailan, se incrustan, se pelean y se abrazan decenas de motivos artísticos de muy distinto calibre. Amor y muerte, sexo y dinero, estatus social, reivindicaciones políticas, naturaleza, incluso Dios en mil y una personificaciones distintas. Cualquiera que lleve puesta una camiseta Blood is the New Black se convierte en un canvas andante, y, seguramente, tendrá una buena conversación. Quién elige una camiseta así por fuerza ha de tener ideales. Temáticas distintas exploradas por una lista impresionante de artistas procedentes de campos como la ilustración, la pintura, el grafitti, la fotografía, el diseño y la serigrafía. Entre los miles de motivos entre los que puedes escoger en su tienda online (www.bloodisthenewblack.com) destaca la camiseta “Striped Socks” de Keaton Henson, en la que el artis-

ta ha dibujado dos piernas con calcetines altos a rayas rojas y blancas y unas zapatillas de caña alta tipo Converse. El dibujo, en tonos vivos y trazos de influencia sesentera, tiene múltiples detalles que capturan al espectador, como si de un cuadro se tratase. Una de las piernas lleva una diminuta tirita y las rayas tienen reminiscencias de dibujos animados como Pippi Calzaslargas, el huidizo Wally (¿dónde está?) y otros héroes de nuestra infancia. Otras camisetas con mucho carácter son las de Ty Mattson. Su última creación para la marca es una T-shirt blanca sobre la que se erige, en un marco azul cielo, una prominente guitarra Nashville en azul Klein. Las ventas de esta camiseta titulada “We are Nashville” se destinarán a ayudar a las víctimas de las inundaciones en Estados Unidos la pasada primavera. Otros artistas de este sobrecogedor catálogo son Keren Richter, Mel Kadel, Porous Walker, Andrea Shear, Dylan Haley y Jeff P. Este último aprendió las técnicas del tatuaje profesional en NY y en Oregon y sus colaboraciones con Blood is the New Black dan muestra de ello. Serpientes, rosas rojas y mujeres desnudas perfectamente delineadas abundan en las camisetas diseñadas por Jeff P. La web de Blood is the New Black no tiene desperdicio. Además de una tienda online, un riguroso apartado de noticias y todo un manifiesto de intenciones por Mitra Khayyam, la web cuenta con el apartado “Featured Artist”, a través del que podemos conocer con más detalle la formación y las inquietudes de los artistas que colaboran con la marca. Por si no fuese todavía suficiente, la página de Blood is the New Black incluye asimismo un blog que, a modo de ventana al mundo, nos permite entrar en contacto con artistas y colectivos emergentes y saber qué se cuece en los distintos rincones del planeta. Surfea por www.bloodisthenewblack.com y déjate empapar por el arte más vanguardista.


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CONSIGUE EL LOOK DEL DENIM VINTAGE

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TEXTO ANA TOMÁS

Los orígenes del denim: una historia en azul

unahistoriaen Desde cowboys a celebrities pasando por estudiantes, obreros, empresarios, deportistas y miembros de la realeza. Todos tienen un par de jeans en su armario. Se trata de la prenda más democrática que jamás ha existido y una de las que más ha inspirado a las firmas de moda de todo el mundo, sin olvidar, tampoco, que es la única pieza de ropa que ha unido a más de seis generaciones. Una historia, teñida de azul, que se remonta al siglo XIX, más concretamente al año 1853. En plena fiebre del oro en las minas de la zona oeste de los EE.UU., Levi Strauss, un inmigrante procedente de Baviera (Alemania) adaptó la tela que se empleaba en la fabricación de carpas y toldos, y fabricó unos pantalones resistentes para los mineros y ganaderos. Habían nacido los primeros “jeans”. El éxito fue rotundo y la aceptación inmediata. En 1872, Jacob Davis, un sastre lituano con residencia en Reno, Nevada, que compraba regularmente prendas a Levi para luego ofrecerlas a sus clientes, se comunicó con éste para comentarle un inconveniente que existía con sus pantalones y la posible solución. Sus clientes se quejaban de que los bolsillos de los pantalones se descosían fácilmente, siendo poco prácticos para cargar el oro que conseguían en las minas. Solución: reforzar las esquinas de los bolsillos con pequeñas piezas metálicas. Nacía así oficialmente el primer pantalón ribeteado de Levi’s, llamado Waist Overoll, el pantalón indestructible. Amplio en las caderas, de patrón casi cuadrado, con costuras reforzadas y tres bolsillos, en el año 1870 costaba 1,46 dólares. Unos años después llegaría el mítico modelo 501, que debe su nombre al número de lote que se le asignó en el momento de su fabricación. En la década de los 50 los jeans se convirtieron en la prenda de vestir de “los chicos malos de Hollywood”, representados por Marlon Brando y James Dean. A partir de entonces su popularidad no ha parado de cre-

cer y según las tendencias estéticas de cada década ha ido tomando distintas formas (pata de elefante, ceñido en las piernas, amplios en la cadera/baggy, etc.) y pasando por distintos procesos, siendo el más popular el lavado a la piedra. Este acabado lo inventó Jack Spence para Lee, otra de las marcas, junto con Wrangler, que han protagonizado la historia del pantalón vaquero, mimándolo y convirtiéndolo en una prenda cómoda, funcional y siempre a la última. El origen del denim y su fabricación al más puro estilo de la época son el objeto de la dedicación absoluta de Denim Design Lab (DDL), un proyecto y marca de ropa que, desde el pasado marzo, cuenta con tienda online para todos los puntos del planeta. DDL produce jeans vintage con tejido índigo procedente de la histórica plantación llamada White Oak, en el Norte del estado de Carolina, EE.UU. La web de DDL (http://denimdesignlab.com) es todo un homenaje al rey azul. Además de las colecciones para él y para ella de vaqueros y cazadoras, en los más auténticos y confortables modelos, la web cuenta con una sección de trucos para customizar tu par de jeans y hacerlos únicos, lo que viene a llamarse “kit de acabado”. Siguiendo las instrucciones de DDL, tus jeans pueden tener el look del siglo XIX. Para desgastarlo puedes raspar el tejido con, nada más ni nada menos, que con un rallador de queso. Asimismo, con un par de tijeras, puedes recortar un trozo del pantalón en la parte baja o en el interior de la pierna y luego coser en ese espacio un trozo de tela de color atractivo para darle un aire ‘patchwork’. Para obtener un par de jeans “deconstruidos” puedes quitar la banda de la cintura con un rompe-costuras. En la web de DDL podrás conocer paso por paso todos los trucos y procesos para conseguir ese aura vintage en tus vaqueros. http://denimdesignlab.com


n... azul

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CREATIVIDAD IPHONE EN

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TEXTO ANA TOMÁS

Creatividad iPhone en “I make my case”

my case make i “ El mercado de las fundas para teléfonos móviles es, paradójicamente, de los menos vanguardistas que hay. Todo el avance en tecnología que hemos adquirido casi a la velocidad de la luz, no se refleja prácticamente en la oferta de accesorios para proteger y customizar nuestro amado telefonino. Pero los tiempos están cambiando. La filosofía que predominaba hasta hace poco, “take what we give you” (quédate con lo que te damos), está quedando atrás gracias a marcas que apuestan al mismo tiempo por el arte emergente internacional. Nada de producción masiva, nada de diseños convencionales. De lo que se trata es de dar rienda a la imaginación y de celebrar nuestra individualidad. ¿Quieres que tu Blackberry o tu iPhone no pasen desapercibidos? ¿Te apetece tunear (perdón, diseñar) tu propia carcasa? ¡Entra en I Make My Case y alucina! Como si de un cabaret se tratase, en esta web distintos artistas internacionales te dan la oportunidad de que diseñes la carcasa de tu móvil con distintas herramientas y diferentes estilos. Puedes catar, jugar, imaginar, dejarte seducir… El procedimiento no podría ser más fácil. Cada artista te plantea 3 opciones a elegir en cuanto a fondo para tu carcasa, elementos decorativos y herramientas con las que ir modificando las formas hasta alcanzar esa funda de estilo inconfundible con la que siempre habías soñado. Elegir el background es cosa fácil, no tiene ningún misterio. Ahora bien, cuando

delante de tu pantalla puedes optar entre centenares de elementos decorativos es cuando llegan las palpitaciones y esa emoción que se materializa en una amplia y picarona sonrisa. Cada artista tiene su estilo y por tanto las opciones son casi infinitas. Puedes escoger entre los motivos caleidoscópicos de Matt W. Moore y Chuck Anderson, las ilustraciones estilo George Gross (el género Pulp Fiction siempre será un mito) de Anthony Yankovic, los dibujos florales de Deane Cheuk, los universos geométricos de Nigel Evan Dennis, las propuestas góticas de Hannah Stouffer, las de aspecto zombi de Ray Frenden y las más siniestras de Thomas Hooper. Y la lista no termina ni mucho menos aquí. Cuando por fin hayas logrado decidirte, sólo queda darle el efecto que más te guste: mirror, colorize o kaleidoscope. Voilà, tu carcasa está lista para ser encargada. Y por si quisieras compartir aptitudes artísticas, la web permite compartir tu diseño a través de facebook, twitter y flickr. Las fundas I Make My Case están hechas de un plástico ultrafuerte llamado Lexan, que resulta más resistente, ligero y flexible que otros materiales y ofrece una total seguridad para tu teléfono. Además, gracias a la cobertura 3D de estas fundas, tu dibujo queda protegido de ralladuras y golpes. Venga, déjate seducir por formas y colores. Click to play: www.imakemycase.com


MODA

... SE REINVENTA LA HORA DEL TÉ

5o’clockgin Gala González cuenta con una media de 15.000 visitas diarias a su blog. Directora creativa de la Línea U de Adolfo Domínguez, esta gallega encuentra en la música una de sus principales fuentes de inspiración a la hora de vestirse. Para Gala la moda “es un arte, una forma personal de expresarse. Aunque a veces lo neguemos, la primera impresión es muy importante, por eso han cobrado tanta relevancia los ‘personal shoppers’, porque no para todo el mundo es fácil saber qué elegir y qué le sienta mejor”. Ir a la última no es una cuestión de dinero. “Alguien marca tendencia no sólo por su ropa, sino por su personalidad, su estilo... que se refleja en más cosas que la ropa, también en el peinado, la actitud...”, explica Yvan, que algunos meses visita hasta diez ciudades distintas y para saber dónde está tiene que “parar un minuto y mirar por la ventana del hotel”. A través de sus portátiles, Gala e Yvan comparten con el universo aquello que les ha llamado la atención, aquello que les ha sorprendido. A golpe de post nos hacen conocer todo aquello que es tendencia, como esta nueva hora del té by Beefeater.

TEXTO ANNA TOMÁS

Un cóctel es ideal como aperitivo, a media tarde o entrada ya la noche, y más si consiste en una mezcla irresistible de Beefeater 24 y aromáticos y sabrosos tes procedentes de distintos puntos del planeta. Para explicarnos esta innovadora manera de disfrutar del té que está causando sensación en Londres, el pasado mes de mayo vinieron a España, como embajadores de Beefeater, Gala González (ham-lul.blogspot.com) e Yvan Rodic (facehunter. blogspot.com), dos de los coolhunters y bloggers internacionales más influyentes, a quienes no hay desfile de moda ni marca relacionada con tendencias que se resista a contar con su presencia ya sea en inauguraciones, lanzamientos o ‘front rows’. En palabras de Yvan: “El té ya no tiene nada de ‘old fashioned’, tradición y modernidad son un binomio inseparable. La moda juega con referentes y los reinterpreta en nuevas claves. Al igual que en nuestros iPods, en los que tenemos almacenadas centenares de canciones

de estilos distintos, a los jóvenes de hoy nos gusta probarlo todo, no somos fieles a una misma estética, ni tampoco a una misma bebida, y los cócteles, con sus infinitas mezclas, permiten ese constante juego, ese constante cambio que nos encanta”. Gala González le apoya: “La gente busca la autenticidad, la novedad. Ahora, en Londres, cuando los hombres salen de trabajar a las 5 h, ya no van todos al pub, bastantes se animan a tomar cócteles...”.

5 o’clock gin ...se reinventa la hora del té

¿Quién sino Beefeater podría atreverse a reinventar una costumbre tan británica como el té de las cinco? Consciente del creciente fervor por el Gin Tonic en todas partes y reinterpretando más de 4 siglos de tradición, la popular marca de ginebra ha creado un nuevo concepto de la hora del té, la última tendencia del urban-chic londinense. Al más puro estilo “Alicia en el País de las Maravillas”, el celebérrimo “té de las cinco en punto” se convierte en cóctel saltándose cualquier tipo de protocolo horario y estético. El reloj siempre marca las 5 O’Clock Gin.

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625 líneas Estrenos septiembre / cine Todd Solondz

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Estrenos en septiembre COMIENZA EL CURSO Vuelta a la rutina, se acabaron las italianas en bikini, los mojitos a las cuatro de la tarde, las borracheras en la playa y las siestas con “Sálvame” en la tele a todo volumen. Game Over. De todos modos, nada mejor para afrontar el crudo retorno a la realidad que los estrenos programados para este mes. Sacad tenedor y cuchillo, el menú no esta nada, nada mal. Texto

Óscar Broc “RUBICON” (05/09/10, CANAL + ACCIÓN)

Aunque los análisis más simplistas hablen de ella como la sustituta de “24”, lo único que “Rubicon” comparte con la trepidante serie de Jack Bauer son las conspiraciones en las altas esferas del gobierno estadounidense y las tramas geopolíticas. El thriller estrella de la AMC evita la acción, apela a la pausa y despliega un fragoso troquel de asesinatos, extraños movimientos políticos, misteriosos peces gordos manejando los hilos en la sombra y toda suerte de elementos afines al género. Eso sí, “Rubicon” se distingue del pienso a base de madurez, desgranando la conspiración con todo el tiempo del mundo y aplicando en dosis mesuradísimas el suspense. El protagonista, Will Travers, es un tímido antihéroe en las antípodas de los expeditivos superagentes a los que estamos acostumbrados. Su trabajo consiste en descifrar códigos militares en el más estricto secreto y la fiesta comienza cuando encuentra un mensaje oculto en los crucigramas de varios periódicos. Después del hallazgo, Travers se ve inmerso en un barrizal de intrigas que poco a poco va cerniéndose sobre su coronilla como un descomunal e inevitable tornado. Sin ‘cliffhangers’ artificiosos, sin malvados terroristas iraquíes, sin tiroteos gratuitos, con las formas del thriller político clásico… Mierda muy seria.

“MODERN FAMILY” (12/09/10, FOX)

Vale, de acuerdo, la mejor sitcom familiar de la historia es “Arrested development” y seguramente seguirá siéndolo durante milenios. Dicho esto, y sabiendo que no es lo mismo, tenemos que estar muy atentos a “Modern family”, una sátira descarnada, irónica y cartoonesca de los distintos modelos de familia que en los últimos tiempos se han sumado a la estructura tradicional. Pareja de homosexuales con hijo chino adoptado. Viejo forrado y arrejuntado con una colombiana tetuda que está buenísima y tiene un hijo rarito. Modelo clásico con niño tonto, niña superdotada, una madre de toma pan y moja y, acaso el mejor personaje de la serie, un padre que va de enrollado y no hace más que meter la pata y generar situaciones de vergüenza ajena… Todos forman parte del mismo árbol genealógico y todos nos dejan entrar en sus vidas cámara al hombro. Rodada en formato mockumentary (documental ficticio), “Modern family” podría considerarse una versión ligera de “Arrested development”. Es ingeniosa, está bien escrita y tiene gags memorables; eso sí, carece de la mala leche y el espíritu kamikaze de Tobias Fünke y compañía.

“BUSCARSE LA VIDA EN AMÉRICA” (14/09/10, CANAL +)

El fracaso en la gran ciudad, los sueños rotos después de la treintena, la negación de la madurez… son algunos de los temas que aborda esta ligerísima serie (8 capítulos de apenas 20 minutos cada uno) producida por la HBO. ¿Principales reclamos? Tono desenfadado, chisporroteos de drama, un maravilloso retrato de la ciudad de Nueva York que se aleja del glamour de series como “Gossip Girl” y la refrescante presencia de Lake Bell —adoro a esta chica—. Con dichas constantes, caminaremos con los dos protagonistas por la Gran Manzana de los buscavidas y les veremos quemar sus últimos cartuchos para evitar que sus sueños de triunfo se conviertan en dolorosas decepciones. Por cierto, la selección musical es magnífica.

“FRINGE” (3ª T, 28/09/10, CANAL + ACCIÓN)

El retorno más esperado. El chute de misterio y ciencia ficción que nuestras células pedían a gritos después de que Jack, Hugo, Sayid y la madre que los parió caminaran hacia la luz. “Fringe” está en su mejor momento, con una segunda temporada que nos dejó boquiabiertos y una mitología perfectamente desarrollada que nos hace saltar de universo como quien va a la charcutería. El tormentoso e inquietante ‘cliffhanger’ que nos hincaron en la encía hace unos meses depara un amplio espectro de jugosas posibilidades para la nueva andadura. Y olvidaos del engorro del pirateo, veremos los capítulos en V.O.S. tres días después de la emisión americana. Amén.

“LADRÓN DE GUANTE BLANCO” (20/09/10, FOX)

Un falsificador superdotado, exquisito y atractivo como el mismísimo demonio se pasa al otro bando y forma equipo con un agente del FBI para cazar a los que antes eran sus colegas de profesión. De los estrenos mainstream, “White collar” es uno de los más digeribles y entretenidos. No tiene ningún destello de originalidad, pero es perfecta para rellenar horas muertas. Humor, suspense y buena química entre los protagonistas son las características que definen esta serie para todos los públicos; un producto de usar y tirar que, además, supone el retorno de Tiffani-Amber Thiessen en plan esposa comprensiva. Siempre he sentido cierta debilidad por la tocinilla de “Salvados por la campana”, para qué negarlo.


Todd Solondz TIEMPO DE OLVIDAR, TIEMPO DE PERDONAR Uno de los últimos cineastas independientes de EE.UU., Todd Solondz continúa su quijotesca labor como agitador de conciencias con “La vida en tiempos de guerra”, un incestuoso cruce entre “Happiness” y “Bienvenido a la casa de muñecas”. Solondz ha sustituido la provocación por la melancolía, pero su discurso (“La mayoría de americanos preferirían tener como vecino a Osama Bin Laden antes que a un pedófilo”) sigue siendo brutalmente incómodo. Texto

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María Adell

estival de Cannes, mayo de 1998. Todd Solondz, un nerd de peinado imposible y enormes gafas de pasta, llevaba a cabo su particular revenge al ganar el Premio de la Crítica con “Happiness”, un cruel retrato del miedo, asco y ansiedad en la América suburbana que incluía un variado catálogo de perversiones sexuales, algunas masturbaciones y un asesinato. En EE.UU., la distribuidora, aterrorizada por la indignación que había provocado la película por su tratamiento de la pedofilia, renunciaba a estrenarla. Desde entonces, Solondz es consciente de su condición de paria en su propio país. “Ningún estudio quiere tener nada que ver conmigo. Me costó cuatro años conseguir financiación para ‘La vida en tiempos de guerra’”. Poner en pie su siguiente proyecto, “Dark Horse”, que empieza a rodar este otoño, fue más fácil “seguramente porque no trata de abuso infantil, ni de violaciones o masturbación”. Nueva York, Julio de 2010. Manhattan es territorio amigo para Solondz: originario de New Jersey, vive en el Village desde hace décadas y es profesor “a tiempo completo” de la New York University. La sala principal de los cines IFC está abarrotada de un público entregado ante el que Solondz, con el pelo corto y sin las gafas que fueron su seña de identidad, presenta su “semi-secuela de ‘Happiness’”: “La vida en tiempos de guerra”. Desde la primera escena, la película provoca una perturbadora sensación de familiaridad a la vez que extrañeza: los personajes son los de “Happiness” pero, en un artificio narrativo típicamente solondziano, están interpretados por actores diferentes a los origina-

les. El film se erige, por tanto, como una variación de “Happiness”, de la que es “secuela y remake al mismo tiempo”, lo que le dota de cierto tono espectral. Como afirma Solondz por teléfono desde su apartamento del Village. “Hay cierta cualidad fantasmagórica en el modo en el que los nuevos actores se apoderan de los personajes anteriormente interpretados por otros”. El film es un melancólico cuento habitado por fantasmas errantes y monstruos atormentados. Fantasmas como Andy, el ex novio suicida de Joy, que sigue acosándola desde el más allá bajo el aspecto de Paul ‘Pee-wee Herman’ Reubens. Y monstruos como Bill Maplewood, el pedófilo que acaba de salir de la cárcel y que, en una escena clave, reconoce en el bar de un hotel a un ejemplar de su misma especie que tiene el rostro ajado y la voz rota de Charlotte Rampling. “Bill Maplewood es un personaje trágico: es un buen padre, quiere a su hijo… Tiene un lado humano, aunque para nosotros sea difícil reconocerlo. Para interpretarlo, quería a alguien con cierta pesadez, alguien que fuera como un fantasma, un muerto viviente”. Ciarán Hinds interpreta a este zombie cuyo reencuentro con su hijo, Billy, es, a la vez, variación y continuación de la célebre escena de la confesión entre padre e hijo, en el salón familiar en penumbra, de “Happiness”. Mientras la escena original provocaba en el espectador una carcajada cruel, en su continuación no hay lugar ni para una leve sonrisa. Sin abandonar el tono de comedia negra que caracteriza al cine de Solondz, “La vida en tiempos de guerra” vira, de forma más evidente que sus anteriores

obras, hacia el melodrama familiar: la melancolía ha sustituido a la furia y la aflicción a la provocación. “Todas mis películas son comedias tristes, pero no sabría decir si ésta es la más triste de todas. Tal vez sea menos ácida que las anteriores porque, simplemente, soy más viejo”. Desde su título, es una película concebida a la sombra del 11-S y “escrita bajo las secuelas de un estrés post-traumático”. El tema central ya no es la pedofilia, sino la fobia irracional hacia ella, lo que constituye una certera metáfora del clima del país. “Me interesa la pedofilia como metáfora; el modo en que se ha convertido en una abstracción que aglutina el miedo y el odio de todo un país”. En la película, la tragedia histórica dialoga con el drama doméstico, el cual adopta la forma de una indagación espiritual, casi religiosa, que la emparenta con “Un tipo serio”, de los Coen. El conflicto personal de Timmy, el adolescente protagonista, que debe decidir si perdonar u olvidar a su padre, se transforma en conflicto moral: ¿es posible perdonar a alguien que te ha inflingido un daño irreparable? ¿A los terroristas? ¿A tus padres? “Todos estamos definidos por nuestras limitaciones, es lo que nos hace humanos”, afirma Solondz, quien, en ciertos momentos, parece mutar de cruel misántropo a humanista angustiado por dilemas morales... ¿O quizás siempre fuera así? El film se cierra con una de las frases más tristes de su filmografía: “no me importa la democracia ni la libertad, sólo quiero a mi padre”, asegura Timmy. La felicidad en tiempos de guerra es radicalmente imposible.


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cine

“Origen” DE CHRISTOPHER NOLAN (EE.UU., 2010)

A favor

En contra

El impacto de la última película de Christopher Nolan está fuera de toda duda. De hecho, ha provocado un debate tan grande en la redacción que, por primera vez, se ha hecho un ‘a favor/en contra’ en la sección de cine de esta publicación. Es tal el hechizo o la rabia que provoca el nuevo film del director de “Memento” que no deja indiferente a casi nadie. O la amas o la odias. Y eso no es nada fácil hoy en día tratándose de un producto cien por cien hollywoodiense. El juguete intelectual que Nolan ha inventado entre sus visitas al universo atormentado del Caballero Oscuro es, simplemente, la mejor película de ciencia-ficción de la última década (con permiso de “A.I. Inteligencia Artificial”). Nolan ha sabido construir un universo onírico tan real como original; un thriller intenso donde los malos son proyecciones psíquicas o el sentimiento de culpa del personaje interpretado maravillosamente por Leonardo DiCaprio; un drama de dos cabezas donde el amor (romántico y paterno) tiene más protagonismo que todas las escenas de acción juntas; y una aventura visual y emotiva que bebe de películas como “Paprika” (del recientemente fallecido Satoshi Kon), “2001. Una odisea del espacio”, “Los héroes de Telemark”, “Solaris”, los films de James Bond o los thrillers urbanos de Michael Mann, pero que es capaz de permanecer fiel a esa rara cualidad que se llama ‘originalidad’ y que tan devaluada está actualmente en el Séptimo Arte. “Origen” es una aventura de imágenes impactantes (esas calles curvándose y cayendo sobre los protagonistas, la playa del limbo, la pelea sin gravedad), de interpretaciones brillantes (Marion Cotillard es capaz de darnos miedo con un solo plano, DiCaprio y Cillian Murphy te atrapan en la intensidad del tramo final) y, sobre todo, es tremendamente valiente. Aunque “Origen” sea una película, principalmente, de género (esto es ciencia-ficción) y acción (muy bien ejecutada esta vez, siendo el talón de Aquiles del director: plantear una escena final de cuarenta minutos y mantener el tempo como un maestro de relojería no está al alcance de cualquiera), Nolan es capaz de hacernos vibrar con una gran historia dramática sobre un personaje que no quiere ni sabe pasar página, un adicto a los sueños cuyos sentimientos de culpa pueden destruir este rompecabezas onírico pero peligrosamente real. “Origen” ya tiene reservado por derecho propio un sitio de honor en esa estantería donde conviven “Solaris”, “2001”, “Blade Runner”, “Akira” y “Ghost in the Shell 2: Innocence”. Manu González

La azarosa distribución ha enfrentado este verano a los cuerpos en caída libre que protagonizan “Los mercenarios” (Sylvester Stallone et al) contra la cada vez más fondona figura de Leonardo DiCaprio: nostalgia del músculo hipertrofiado a un lado del ring, héroe con trauma al otro. No es difícil adivinar quien ha resultado ganador, ya que desde hace años la acción abandonó la geografía física para situarse en un escenario mental. Aunque ya existe un buen número de ejercicios previos (Resnais, Kaufman, Fincher, Lynch, etc.), “Origen” por fin ha coronado en el mainstream estival el arquetipo masculino al límite del derrumbe personal cuya misión consiste en resolver sus psicopatías en pantalla. Pura neurosis. Se ha comparado la cinta de Nolan con “Shutter Island” (Martin Scorsese, 2010), comparten premisa y actor, pero la diferencia es notable: Marty no se aleja de los antecedentes mientras que el británico innova poniendo en escena la surrealista idea de concebir los sueños como un escenario racional y tremendamente bélico. ¿Alguien puede matarme? Gracias. Convenimos pues que “Origen” no se alza como un filme en torno al mundo onírico y a la transgresión, sino que busca explicar cómo se construyen los relatos, capas de escritura que invocan a los recuerdos propios como a los ajenos (de ahí ese trabajo de cita en esta suerte de museo del cine: vemos en pantalla desde mitos fundacionales helénicos a referencias a los Wachowski, Chris Marker, Stanley Kubrick, Orson Welles, James Bond o Fred Astaire). Sin embargo, Nolan no consigue desarrollar con éxito todas estas pretensiones y acaba por transformar sus intenciones de auteur para las masas (geeks) en un constante subrayado, tan reiterativo y cansino como la insistente banda sonora de Hans Zimmer. Alguien que escribe “Espera, ¿en qué subconsciente estamos?” —pregunta Ariadne, la arquitecta que diseña los sueños en los que se infiltran esta risible cuadrilla de estereotipados hackers— y que olvida por completo la trama del espionaje corporativo en pro de un MacGuffin tulipán (Albert Fernández dixit) cuya función es a todas luces sonrojante, no es un buen guionista. Si su único logro es dilatar ad eternum el clímax en cuatro narraciones paralelas, abandonando por completo la coherencia y rozando el tedio pirotécnico, que Dios nos coja confesados por los enésimos sucedáneos futuros. Christopher Nolan ya tuvo su memento y su prestigio como caballero oscuro y ahora se merece tres patadas. Ojalá consiga salir de este limbo. Arantxa Ruiz


cine

“Toy Story 3”

“Conocerás al hombre de tus sueños”

DE LEE UNKRICH (EE.UU., 2010)

WOODY ALLEN (EE.UU., ESPAÑA, 2010)

“The Runaways” DE FLORIA SIGISMONDI (EE.UU., 2010)

Nada que ver con las hagiografías a lo Reader’s Digest o los compendios de momentos wikipédicos en donde siempre acaban cayendo casi todos los biopics musicales. Esto es puro rock’n’roll, una merecida patada al culo de un género que apesta a naftalina. Si el excéntrico Kim Fowley tuvo un golpe de genio al sacarse de la manga un grupo de furiosas chicas adolescentes en 1975, no menos brillante es esta sucia, insolente y vertiginosa película de la realizadora de vídeo-clips Floria Sigismondi, que además acierta de lleno en el reparto: el siempre extraordinario Michael Shannon como Fowley, la sensible Kristen Stewart (“Adventureland”, no lo olviden) con las pintas de Joan Jett y la deslumbrante Dakota Fanning —16 añitos, qué delito— enfundada en el provocativo corpiño de Cherie Bomb. Libremente basado en los recuerdos de esta última, el film se beneficia del breve periodo de tiempo que abarca, apenas los dos años en los que Cherie formó parte de la banda, haciendo así más fácil la inmersión en la época, en ese sonido a caballo entre hard rock, glam y punk, y en esas adolescentes a la fuga que salen corriendo de sus destinos sellados en Suburbia para hacerse un hueco en un mundo de hombres. Megafan. Philipp Engel

La belleza se encuentra siempre en las líneas más simples. Allí donde otros disfrazan de obra maestra sus petulantes puzzles oníricos, John Lasseter y su equipo siguen apelando a la pura fantasía para dar forma a cine de verdad. No deja de ser curioso que sean unos personajes animados los que hayan despertado emociones más vivaces en la gran pantalla durante los últimos años. Ah, pero es que ese artesano, Lasseter, lleva tres lustros manteniendo la alquimia perfecta, sabiendo racionar las dosis, guardando en el devenir de la saga, fabulosos ases en la manga, como ese Ken que por fin aquí se convierte en protagonista de la función y nos mata de hilaridad con frases como “no soy un juguete para niñas”. Pero lo realmente arrebatador es la sensación de volver a corretear junto a Buzz y Woody, troncharse con el fenomenal desorden facial del señor del Sr. y la Sra. Potato; y, mientras alcanzamos la escalera del altillo, nos lanzamos por los aires con la cuerda de tender, o incluso cuando la muerte segura se nos aproxima en un vertedero de basuras, darnos cuenta de que todo esto tiene que ver con crecer, con las fronteras que atravesamos en la vida y los valores que de verdad importan. Por no hablar, glubb, de la grandeza de llorar en el cine, pese al temor a ser descubierto. Claro que sin riesgo, no hay emoción. Ni aventura. Albert Fernández

Su regreso a Nueva York para rodar “Si la cosa funciona” junto a esa suerte de alter ego en el que se convirtió momentáneamente Larry David, sirvió a Woody Allen para recuperar sensaciones. “Conocerás al hombre de tus sueños” parece filmada con prisa, pero el tono se acerca estrepitosamente al del mejor Allen. Película coral, en ella, cada uno de los personajes se somete a la mirada sarcástica de su director. No se salva ni uno. O, mejor dicho, sólo se salvan los ingenuos, en una muestra de cómica misantropía por parte de Allen. El director neoyorquino no deja títere con cabeza. Su humor resulta tan crudo como honesto: o se ríe de todos o no se ríe de ninguno. Todos pasan por el filtro de la ironía, desde la pareja bohemia interpretada por Josh Brolin y Naomi Watts (que se desenvuelve con brío en su primer papel cómico) al seductor sin escrúpulos encarnado por Antonio Banderas. Allen se mueve en el terreno del humor de situaciones: la reacción de la hija cuando conoce a la nueva pareja de su padre, una joven prostituta con pocas luces, o la escena inicial, que muestra la adicción de la madre a los médiums, son algunos de los mejores momentos de la película. Sin grandes alardes en el plano visual, “Conocerás al hombre de tus sueños” se deja querer por su oscuro sentido del humor. Violeta Kovacsics

“Los mercenarios”

“Phillip Morris ¡Te quiero!”

“Bright star”

DE SYLVERTER STALLONE (EE.UU., 2010)

DE GLEN FICARRA Y JOHN REQUA (EE.UU., 2008)

DE JANE CAMPION (EE.UU., 2009)

Vuelve el macarrismo que, hace 25 años, alimentó los VHS de toda una generación (o dos). Vuelve el Stallone en estado puro, el de “Rambo”, vuelve la adrenalina cutre, las matanzas salvajes de malotes a manos de héroes sin ética ni moral, los ojo por ojos, los diente por dentaduras, las explosiones sin sentido… El Potro Italiano no tiene un pelo de tonto, y, en plena caída libre de una carrera que hace demasiado le alejó de las primeras planas, dirige y protagoniza (y produce y ha escrito) un cómplice guiño a todo ese público que alquiló sus películas. Y las de Bruce Willis. Y las de Schwarzenegger. Ambos le acompañan en la película (en el cachondo cameo del siglo). También otros reyes de la estantería del fondo del videoclub: Dolph Lundgren, Jet Li, Eric Roberts, Steve Austin, incluso un recuperado Mickey Rourke. Y el más carismático heredero de todos ellos, Jason Statham. La trama es lo de menos: un grupo de mercenarios se enfrentran a cientos de soldados al servicio de un dictador latinoamericano que, a su vez, está asociado a un hombre de negocios yanqui. Sangre a raudales, pura acción rodada con, eso sí, cierto estilo, llena de referentes de distinto pelaje (de “Doce del Patíbulo” a “Commando”), gozosa diversión que nos devuelve a la adolescencia más nerd. Stallone se pone nostálgico… ¡quién lo hubiera dicho! Àlex Montoya

Se podría pensar que, al igual que tantos otros fakes o trampas cinematográficas con distinto grado de morbidez, la historia real que narra la cinta de Ficarra y Requa no es más que una filigrana argumental propia del embaucador que protagoniza la cinta; al fin y al cabo las epopeyas que trazó en vida Steven Russell parten de un hecho bien diáfano: la vida, tal y como nos la dan, no posee demasiado interés, así que por qué no inventarse, ya no una, sino múltiples mucho más hedonistas. Y es que si algo persigue esta grandísima película (más que comedia) es ejemplificar en clave de hilarante desesperación la búsqueda de la felicidad. Diseñada como un ‘tour de force’ para su protagonista principal, un estratosférico Jim Carrey, la película funciona como una ráfaga de metralleta: tras una media hora de arranque que combina todos los (exitosos) modelos posibles de comedia (del slapstick al esperpento, del gag visual a la stand up comedy), ésta se tuerce en una bizarra comedia romántica en clave homosexual donde se entremezclan en perfecta síntesis, emoción —momento Nina Simone— y picos de humor desesperado —todos los intentos de suicido—. En definitiva, una película cumbre de la comedia norteamericana contemporánea que debería aparecer en todas las listas de lo mejor del año. Y punto. Javier Cacho Leal

La mejor peli de Jane Campion es sin duda “Holly smoke”, lírica depuración de “El piano”, incomprendida y marcianísima pieza de orfebrería sobre la extrañeza del ser humano, sus soledades y los delirios que habitan en su tarro. Y “Bright star” se parece a “Holly smoke” porque habla de límites, de fronteras comunicativas insalvables: las que separan a los dos protagonistas, un hombre y una mujer que se desean como locos pero que andan perdidos en la traducción, desconcertados por sus propias veleidades ególatras. Campion se pone exquisita porque sabe hacerlo, bruñe su trazo y afina su cámara para relatar un fábula intimista y delicada donde en apariencia nada sucede pero en realidad trufada de estímulos visuales y emocionales, de pequeñas perlas que apetece ir descubriendo sobre la marcha. Es una historia de amor, en efecto, pero está servida sobre una finísima capa de elegantes dulces. El poder de la palabra bien dicha, el dolor de la creación, la dicción de la poesía, el análisis crítico de la literatura, la sublimación de los sentimientos a través del arte. Y todo oficiado por unos actores en franco estado de gracia y una directora con permanente vocación de esteta, obsesionada por pintar un cuadro a cada nuevo plano que filma. ¡Qué apasionante e incesante lucha con uno mismo! Toni Vall


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libros Miqui Otero

american most wanted Texto

“Cheever: una vida”

Blake Bailey DUOMO

Philipp Engel Tamara (Anacronic)

Ilustración

Shalom Auslander MONSEY (NEW YORK), 1970

“M

i tía nos recibió en la puerta. —¿Sabes quien vive ahí?, señaló mi tía señalando la puerta del apartamento de enfrente. Harrison Ford. —Uau, dijo mi madre. ¿La estrella de cine? Mi tía asintió. —Luke Skywalker, dijo.” Shalom Auslander (“Lamentaciones de un prepucio”) En pocas ocasiones me he reído tanto con un libro como cuando leí —en voz alta, en un tren que venía zumbando de Francia, a unas amigas— los primeros capítulos de “El lamento de Portnoy”, de Philip Roth, que acababa de comprarme después de los últimos exámenes, hace ya muchos años. Adorno la circunstancia para dejar bien claro que el listón estaba muy alto cuando abrí las tapas (duras) de estas “Lamentaciones de un prepucio” recién publicadas por Blackie Books, la editorial de moda por haber devuelto al libro su condición de objeto, o de objeto de regalo (o de arma arrojadiza), en esta ocasión con un diseño arriesgado en el que el propio editor caricaturiza, en plan “South Park”, al clásico judío ortodoxo, con su sombrero, su barba frondosa, y todo. Dejando atrás las risas que nos haya provocado de entrada, lo que he encontrado dentro no me ha hecho tanta gracia. El mejor chiste es sin duda el que precede esta columna, y el autor, Shalom Auslander, que también es narrador y protagonista, acaba arruinándolo a renglón seguido con un innecesario “No, era Han Solo”. No me malinterpreten. Ha pasado este horrible verano, el sol se ha posado y mucha gente se ha reído con este libro al que ya comparan con el hilarante humor autodespectivo de un David Sedaris. Ocurre sin embargo que a este particular le ha interesado más el dolor; el ‘dolor’ que es la columna vertebral de un libro que no hubiera podido ser escrito sin que el autor, atrapado en una familia ultraortodoxa judía,

renegara de ella. “Para hacer cualquier cosa tendría que haber roto con ellos”, me confirma el propio Auslander. “Tal y como explico en el libro, es triste que ya no me hable con ellos, pero peor me iría si lo hiciera. Acabaría divorciado, sin hijos, incapaz de escribir, todo cosas que les harían muy felices, y no me quedaría otra que suicidarme. Todo lo que hay en el libro es cierto, ojalá no lo fuera y me habría ahorrado mucho dinero en terapia”. “Lamentaciones del prepucio”, que tiene también muchas conexiones con “Un tipo serio” de los hermanos Coen, es un libro contra la opresión familiar, pero sobre todo contra la religión, un opio que sigue intoxicando a un cierto tipo de pueblo, propenso a la exacerbación fanática. Entre otras cosas, Auslander pretendía “poder enseñarle incluso a unos niños que un Dios que provoca holocaustos para castigarte por no haber respetado el Sabbath sólo puede ser un cabronazo”. La comunidad judía, así en general, tampoco parece estar muy contenta con las furiosas arremetidas contra sus dogmas, empezando con la comida kosher y así hasta el prepucio de su hijo recién nacido. “No estoy muy al tanto de cómo han reaccionado. Pero hay que dar gracias a Dios por la existencia de Amazon, que es un lugar encantador para que toda suerte de lunáticos religiosos puedan meterse con mi libro, ponerle una estrellita y sentirse como héroes. Podría vengarme reseñando la Biblia: “Violenta, racista y juvenil, una estrella”. O: “Me gustaron las partes con sexo, pero el resto me pareció aburrido. Dos estrellas. Consulte mis reseñas sobre el Corán y el Antiguo Testamento”. Más allá de ese humor que te hace rechinar los dientes y del dolor, tan universal, del desgarro que supone romper con los tuyos, al cerrar la autobiografía emocional de Shalom Auslander uno acaba exhalando el agradable suspiro de satisfacción del No Practicante. En cuestión de fe, mejor no tener que rendir cuentas.

Cuenta esta imponente biografía de John Cheever que cuando faltaba un mes para la edición de “Crónica de los Wapshot” —esa primera novela con la que estuvo batallando durante 20 años—, el autor, ansioso por la respuesta de la crítica, pasaba sus horas redactando reseñas mentales. “Las he escrito todas, hasta las de la hoja parroquial”, escribió el maestro en su magnánimo diario: 4.300 páginas escritas a máquina a las que el biógrafo Blake Bailey tuvo acceso en su totalidad y de las que ha extraído informaciones jugosas como la de arriba. El acceso a esta fuente es el dato diferencial que sitúa “Cheever: Una vida” unos peldaños por encima de la biografía de 1988 “John Cheever: A biography”, que Scott Donaldson escribió sin el consentimiento de la familia del autor. Dada la inseguridad patológica de Cheever, uno no puede evitar fabular sobre cuál hubiera sido su reacción ante la expectativa de verse resumido —y aquí el verbo resumir es un decir— en un tocho de casi 800 páginas. Que Bailey sea, además, el autor de una torturada biografía sobre Richard Yates prueba la atracción fatal del biógrafo ante figuras alcohólicas entregadas a la melancolía de los barrios residenciales. En el caso de Cheever, Bailey no escatima en esfuerzos a la hora de destapar su lado oscuro, recreándose en detalles íntimos que en ocasiones bordean la violencia poética, sí, pero también el morbo puro y duro. ¿Lo inevitable en un recuento así de exhaustivo? Quizás. En este sentido, la sexualidad dual del autor —sus relaciones con su hermano Fred y el fotógrafo Walker Evans— y una sucesión infinita de episodios de culpa, vanidad y paranoia depresiva se revelan como material inflamable de primera categoría. Por suerte, las altas dosis de gossip literario actúan como una importante fuerza descompresora; gracias a Bailey sabemos que la suegra de Salinger fue babysitter de los hijos de Cheever, o que el escritor y su familia vivieron en la casa de Richard Yates. El afán de Cheever por trascender la intersección entre su vida civil y algunos de los mejores relatos que ha dado la literatura (“El nadador”, “Torch song”) domina estas páginas de principio a fin. Cheever no dudó en canibalizar todas las anécdotas reales para nutrir su particular Apocalipsis de lo cotidiano. Y eso, unido a las virtudes de Bailey —el ritmo y la total asimilación de la voz narrativa de su objeto de estudio—hacen de “Cheever: una vida” una experiencia tan extenuante como apasionante y profundamente conmovedora. Uno empatiza tanto con las debilidades beodas del escritor que acaba sintiendo los síntomas de la desnutrición etílica y, al finalizar su lectura, una sensación de vacío y resaca eterna. Laura Gamundí


Miqui Otero EL ESPLENDOR DE LA PRIMERA VEZ

A finales de este mes verá la luz “Hilo musical” la primera novela del periodista Miqui Otero. Este libro, editado por Alpha Decay en su colección Héroes Modernos, nos lleva de la mano del joven Tristán y del memorable Inocente a un parque temático en el que encontraremos personajes peculiares, aventuras de colores brillantes, canciones de dos minutos y medio y un humor vivo y necesario. Texto Foto

Daniel López Valle Chus Sánchez

A

veces se hace de día. La luz aparece de repente y tiene el brillo de un millón de soles concentrados en una canica: la mente se alborota, la mirada se ciega, la sonrisa se ensancha y su fuerza es capaz de hacerte olvidar que existen cosas tales como el chándal, las tertulias de radio, las reflexiones literarias sobre la caspa matutina y las fiestas de barrio alternativas. Todo lo feo, en suma, desaparece aniquilado por un fuego primitivo. Y cuando estás convencido de que hasta las tardes de domingo pueden ser felices, cierras los ojos y das gracias por la invención de la imprenta. Lo malo es que no todos los días son fiesta y estos momentos son más caros que un diamante de sangre. Lo bueno es que el próximo 13 de septiembre saldrá “Hilo musical”, primera y esperada novela del periodista Miqui Otero (Barcelona, 1980), y volveremos a cegarnos con el brillo de un millón de soles. La de Miqui es una novela irreal por lo glorioso y militante, por lo convencido de la lucha hermosa que plantea en un mundo como el nuestro (el literario y el otro). Un muchacho llamado Tristán llega a un parque temático sin más intención que la de respirar y acaba encontrándose con una fauna de personajes y con una maraña de situaciones dementes y jubilosas que le permitirán, precisamente, encontrarse a sí mismo. O no. En cualquier caso, la mirada de Tristán trufa todo un universo, el de las ‘primeras veces’, que quizá no haya existido nunca pero que es lo más importante que tendremos jamás. “Mi intención era

recrear las primeras epifanías de un viejoven, un joven viejo, un adolescente eterno, un nostálgico prematuro que no ha vivido casi ninguna aventura aunque ha leído y visto muchas en las películas. De ahí, esa mirada maravillada que a veces roza el larguero de la idiotez, —incluso sonrojante para mí como autor—. No me importaba que en algunos tramos la novela pareciera algo naíf, porque es así, con una mezcla de enfado y maravilla, como se viven esas primeras veces”, explica Otero. Junto a Tristán aparece en danza Inocente, “espejo aventurero, algo demacrado y casi fantasioso del protagonista”, personaje fundamental de la novela que aporta el contrapunto necesario y clásico de las historias de aprendizaje y aventura de toda la vida. “Es la suma de muchísima gente de mirada limpia pero vidriosa que me he ido encontrando. Inocente es la figura madura que desata las epifanías de los protagonistas de las novelas clásicas de aventuras y de iniciación. Es el capitán John Silver de ‘La isla del tesoro’ y el de ‘Capitanes intrépidos’. También es el viejo que mira el documental de animales y masculla chistes en la barra de los bares con nombres como Los Cuñados o El Bierzo A Tope enmarcados en letreros de Coca-cola”. La mención a Stevenson no es baladí porque “Hilo musical”, además de ser una novela de ‘estilo’, es una novela de ‘asunto’. Es decir, pasan cosas. Algo que, teniendo en cuenta cómo está el patio, se agradece de un modo casi tribal. “No me suelen gustar los estilos anémicos que quieren ser trascendentes. No todo el

mundo es Carver, aunque muchos quieran serlo”, afirma Miqui Otero antes de añadir, “Se ha confundido demasiado tiempo cinismo con inteligencia. Y las cosas que importan no siempre son densas o complicadas. Y para estar de vuelta de todo, primero se debe haber ido. Hay que disfrutar del viaje de ida”. Y en el viaje de Tristán, de fondo, de hilo musical del “Hilo musical”, suena, brilla y sirve de argamasa el pop en el más bello de sus sentidos, la novela posee el ritmo de esas canciones de dos minutos y medio que, en palabras de Miqui, “son románticas, a tumba abierta, no albergan cinismo, lo dan todo; son rabiosas e inocentes, pero no idiotas”. ¿Es, entonces, “Hilo musical” una novela pop? Claro, pero no de ésas, de éstas. “Se asocia literatura pop a un texto con vocación de entrar en la órbita de la erudición pero, eso sí, con una pátina y unas gotitas de pop para que no se diga. Para mí el pop no es eso; es ritmo, honestidad, inteligibilidad y códigos secretos fascinantes”. Acabada, o más bien recién empezada, la aventura de “Hilo musical”, su autor tiene por delante un panorama literario que, en lo inmediato, pasa por terminar un libro para la editorial Blackie Books del que únicamente puede desvelar el título, “La cápsula del tiempo”, y deslizar una afirmación. “Lo afronto con las armas más cargadas que nunca”. Como la cuestión es no parar, Miqui Otero también avanza que tiene “bastante clara en la cabeza” otra novela. De ésta, sin embargo, no dice ni mu.


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libros

libros “Principiantes” Raymond Carver ANAGRAMA

“El incongruente” Ramón Gómez de la Serna

“Los voladores” Peter Stamm ACANTILADO

BLACKIE BOOKS

Olviden todo lo que creen saber de Raymond Carver. Olviden sus diálogos balazo y la sangrante precisión de sus descripciones. Y prepárense a echarle un vistazo a una versión extendida y torpe, aunque, sí, ciertamente bastante más conmovedora (en casos como el estupendo “Belvedere”, Lish se pasó tachando: acabó con el 44% del relato y le quitó personalidad a Holly, la chica suicida) de su aclamado “De qué hablamos cuando hablamos de amor”. Publicado en 1981, el libro era en realidad obra de Gordon Lish, su editor. Bueno, no exactamente. ¿No? Lish leyó y releyó los cuentos, bolígrafo rojo en mano, y tachó (es decir, eliminó, sin ningún tipo de piedad ingentes cantidades de texto, hasta el punto de que llegó a reducir algunos de los relatos en un 70%). Sí, Lish desplumó al bueno de Ray, pero también convirtió sus cuentos en sórdidos artefactos de tres páginas (a lo sumo, diez) que le valieron el título de Gran Escritor del Realismo Sucio (versión alcóholicos en apuros) que hoy ostenta. ¿Hizo bien Lish? No. El tipo que pasa noches sin dormir tratando de construir un cuento merece algo más de respeto, después de todo, es él quien se juega el cuello (aquí interpretado por su miedo al futuro y, en definitiva, a la muerte). Pero, ¿lo hizo bien Lish? Sí, lo hizo muy bien. Lo único que aporta esta nueva versión (titulada “Principiantes”, como quiso titularla su autor desde el comienzo) son detalles. Redondea personajes. Conmueve. Pero poco más. Lish supo conservar el corazón (alcoholizado) de cada una de las noches sin dormir de Carver. Laura Fernández

Ramón Gómez de la Serna (1888–1963) es un escritor ninguneado, casi invisible, el primo lejano del que todos han oído hablar pero que nadie conoce. Es el autor de las greguerías, aquellos aforismos que estudiamos en el cole en los que subvertía la lógica y se asociaban dos imágenes con resultado delirante, que Ramón definió como la suma de humorismo más metáfora y de las que también fue un maestro Jules Renard. Blackie Books se apunta otro tanto con esta recuperación, el primer título de un autor español en su catálogo. “El incongruente” se publicó originalmente en 1922 y es uno de los experimentos literarios más arriesgados de su tiempo, ya que formalmente se aleja del modo de hacer de la novela realista y da luz a un modelo basado en la experimentación formal, convirtiendo lo fragmentario y la anécdota en el tema central de la novela. Lo inverosímil y lo azaroso sustituyen a la verosimilitud y la lógica de la novela decimonónica. Ramón tira de un hilo, la vida de Gustavo el Incongruente, su protagonista, y cuenta sus aventuras y desventuras en clave de anécdota deslavazada, que van de lo cotidiano a la metáfora brillante, pasando por el absurdo vital, todo ello con un denominador común: la búsqueda de la amada. La velocidad de los fragmentos, la idea del viaje continuo o la introducción de máquinas como la motocicleta lo sitúan en la línea del maquinismo futurista. Hay quien también ve en él cierto grado de surrealismo; pero Ramón es otra cosa, Ramón es nuestro autor moderno. Álex Gil

Desde que conocimos sus primeras líneas, de Peter Stamm nos fascinó su capacidad por dibujar escenas sin estridencias, relatar de a poco pequeños retazos de vidas más o menos vulgares, para línea a línea irlos tiñendo de esa otredad, los oscuros matices cromáticos que revelan el verdadero color de la existencia. En estos doce cuentos, el escritor suizo se dedica a hender lentamente el filo de su prosa en cada cuerpo o escena, desvelando con sedante pausa un continuo de íntimos secretos y obsesiones no reconocidas, grandes ejemplos de pliegues ante lo ajeno y rechazo a lo propio. Dando una vez más una soberbia muestra de su control de los tiempos narrativos, el autor de “Paisaje aproximado” consigue aquí herirnos a través de un tejido de de atmósferas insanas, que deforman realidades comunes hasta dar con cada esquina de la miseria humana. En estos relatos aflora la alargada sombra de la soledad, tanto más espeluznante cuando nos haya en compañía de otros. Así, aquí se reúnen espeleólogos llevados por una perversión competitiva sin límites, vecinos amantes cuya relación se distorsiona por las sospechas que despiertan los pasos en la escalera, o desasosegadas niñeras de guardería, en un escenario formado por lienzos de vulvas pintadas, el desolador compartimento de un tren que nunca llegará a destino, o el vacío asfixiante de una grieta a cientos de metros bajo el suelo. El escritor sitúa a sus personajes frente a sus miedos y debilidades, y, pese a todo, sus protagonistas nunca pierden del todo, porque, de alguna manera, les salva su fantasía. Albert Fernández

“Calle de la estación, 120” Léo Malet

“Egosurfing” Llucia Ramis

“Correr” Jean Echenoz

LIBROS DEL ASTEROIDE

DESTINO

ANAGRAMA

El noir nace de las entrañas del fascismo. Así de meridiano lo vio Léo Malet, quien, en la novela inicial con el inigualable Nestor Burma como protagonista, presenta al detective de la Fiat Lux en pleno stalag, campo de concentración nazi, con un caso en torno a las últimas palabras de un amnésico: “Calle de la estación, 120”. El encierro, el olvido y la idea de un tren, tres imágenes que apuntan sin atisbo de duda al colaboracionismo galo, un fuerte tabú en el país vecino, cuyas primeras consecuencias aparecen bien dibujadas en este ejercicio de aquel que gustaba de llamarse a sí mismo “un anarquista conservador”. Y es que mucho antes de adentrarse en “Los nuevos misterios de París” —la serie inacabada que Malet dedicó a 15 de los 20 arrodissements de la capital francesa—, el socarrón Burma, con la mano en la pipa antes que en la pistola, deberá hacer frente a los fantasmas que camparon a sus anchas durante la ocupación alemana e hicieron de la corrupción el primer engendro de ese mundo en ruinas. Pese a que el régimen de Vichy se encontraba en las postrimerías de su existencia, lo más fascinante de “Calle de la Estación, 120” es que fuera publicada en 1942: probablemente Pétain estaría más preocupado por otras urgencias antes que por una novela escrita por un libertario crecido en el seno del surrealismo, cuyos pecados de juventud pagó, de hecho, en un campo nazi. Piedra de toque de un género, lo de clásico se queda estrecho para definirlo. Malet está más allá del bien y del mal. Arantxa Ruiz

Todavía no ha periclitado aquella famosa patraña según la cual los que ejercen la crítica cultural son creadores frustrados. Una consideración que, a renglón seguido, acostumbra a ir acompañada de otra memez: el periodismo no es literatura. Si oyen a alguien pronunciar estas palabras no lo duden, es un imbécil rematado. Llucia Ramis lleva tiempo haciendo literatura. Hábil cronista de la vida literaria catalana, del sarao como la más bella de las artes, debutó en la novela con “Cosas que te pasan en Barcelona cuando tienes 30 años” (de próxima publicación en Destino) y con “Egosurfing” ganó el Josep Pla de narrativa. Ambas novelas no son sino la coherente continuación de sus escritos periodísticos, la destilación en alta graduación de aquellos aromáticos, evidentes, para nada intuidos, efluvios literarios. Se supera pronto el prejuicio que la etiqueta como una crónica generacional, un manual de autoayuda para egosurferos compulsivos. No, se trata de una hiriente y bastante lúcida mirada a la soledad y al descontento de nuestros tiempos. Para ello, Ramis retrata a una retahíla de indigentes emocionales, enfermos de inconformismo, personas incapaces de estar a gusto con nadie y menos consigo mismas. A ratos calculadamente fría y cerebral y a veces apasionada, “Egosurfing” nos regala algunas páginas memorables, contadas con voz clara, simple y de acelerada maduración. Lástima que con la traducción se pierda el dulce fraseo mallorquín tan propio de la autora. No se puede tener todo. Toni Vall

Tras la extraordinaria recreación de la figura de Ravel nos llegaba otro retrato prometedor a cargo de Echenoz, el del prodigioso (y ficticio) atleta checoslovaco Emil Zátopek, alias la Locomotora, corredor sin estilo, que desafía a la biología y desquicia a los rivales, y que va ascendiendo de rango militar a medida que pulveriza todos los récords mundiales, pero que es al mismo tiempo un pobre títere del despiadado poder comunista. Leyendo las novelas de Echenoz, a un tiempo juegos de manos con los géneros literarios e intercambio continuado de guiños irónicos con el lector, se tiene la sensación de que un espíritu burlón (el angelito) y un apuntador malicioso (el diablillo) se las van dictando, uno por cada oído, en feliz armonía. El tono de fábula con colmillos y la extracción de humor en base a desvíos o cortes abruptos y a una mezcla de elaboración formal y lenguaje coloquial han sido su desconcertante sello de fábrica. Todo esto está en “Correr”, pero sin convicción y como una fórmula desgastada al ponerse al servicio de una figura plana y de un desarrollo que se estanca en la reiteración y apunta a un desenlace previsible. El diablillo sentencia a media obra “(sus triunfos) empiezan a hartar un poquito”. Y el angelito no hace nada por rectificar con toda la pista que aún le queda. Zátopek tortura el esqueleto mientras corre y su táctica es llegar lo más rápido posible, consiguiendo cruzar la meta con la impresión de que está fresco como una lechuga. El deportista no consigue traspasar estas virtudes a la prosa de su creador. Antonio Lozano




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