GLOCAL DESIGN MAGAZINE No. 37 Portada por / Cover by: LANCE WYMAN

Page 109

COLUMNA | DESDE LA HISTORIA

Con la llegada de la industria, el objeto pierde los atributos de valor previamente adquiridos para diluirse en la generalidad de la nueva filosofía de la mercancía para el consumo. El arte se divide en dos direcciones: una orientada a la industria, la otra hacia una dimensión autónoma e individual, cada vez más separada de la relación con la vida práctica cotidiana. Es una fractura que dejará huella durante dos siglos. La habilidad manual del artesano y el artista es sustituida por máquinas automatizadas, programadas para la producción en serie. Cambian los supuestos que regían el trabajo creativo y el desempeño de sus productos. Esta actividad, una vez caracterizada por el compromiso de diseñar cosas que serían conservadas con cuidado para transmitirlas a futuras generaciones, se dedica a apoyar la economía del consumo. En total oposición a este enfoque industrial se extenderá entre los artistas la idealización de un arte más abstracto, libre, menos tangible, con una expresión conceptual más poética que la anterior. Solo hacia el final del milenio, con la llegada de las tecnologías de la tercera revolución industrial que permiten un cierto grado de personalización de los artículos, estas dos formas en sus excesos intentarán reconectarse en forma híbrida. Sin embargo, el siglo XX es un periodo lleno de vida, en el que la creatividad del arte y la industria se cruzan repetidamente. La última llamada a la mediación entre el pasado y el presente es, sin duda, la del Art Nouveau, como es evidente a través de las propuestas de Ernesto Basile, Carlo Bugatti y Eugenio Quarti. Pero es el futurismo el que propone una clara ruptura con la historia, portador de valores estéticos derivados de los paradigmas de la electricidad y de las máquinas. El manifiesto Reconstrucción Futurista del Universo, escrito por Giacomo Balla y Fortunato Depero, no deja duda sobre el proyecto de transformación del alma del movimiento que pronto influenciará el arte de todo el mundo a principios del siglo pasado. La mercancía, con su fuerza de atracción, invade progresivamente el mundo, se convierte en un elemento de la nueva situación social, en una alegoría de la modernidad. La subversión artística defendida por Marcel Duchamp con el urinario Fontana (1917), aclarará la necesidad de consolidar la relación entre el arte y la producción industrial, desencadenando así el nacimiento del diseño.

En total oposición al enfoque industrial se extiende la idealización de los artistas por crear obras más poéticas y más abstractas, las cuales nos lleven de vuelta al valor del arte y no al de las mercancías de consumo. Será difícil separar esta combinación en las siguientes décadas, alterada por la supremacía con respecto a la estética asignada a la moda a principios de los años ochentas. En la transición hacia la identificación del objeto moderno, la obra de Gio Ponti es esencial, no solo por su sensibilidad para filtrar los contenidos culturales y tecnológicos que integran la artesanía con la industria de la decoración, sino también por la capacidad de interpretación a través de la revista Domus, que marcó la estética moderna de esas décadas. Bruno Munari en 1948 funda el MAC (Movimiento Arte Concreto), para evidenciar la convergencia existente entre el arte, la ciencia y el diseño. Carlo Mollino, los hermanos Castiglioni, además de Marco Zanuso y otros diseñadores, comenzarán a dar forma a los nuevos objetos de la modernidad en boga después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el radio y la televisión se convierten en los mitos de la actualidad. El movimiento artístico del Arte Pobre, en los años sesenta, reactiva otro enfoque: los object trouve de Marcel Duchamp, y con ellos la crítica a la sociedad de las mercancías. Entre los artistas del grupo promovido y curado por Germano Celant, Michelangelo Pistoletto continúa el estudio analítico sobre la memoria, el espacio y sus contenidos, ya iniciado con los Espejos y continuado con la Venus de los Trapos y los Oggetti in Meno. A principios de los años 80’s, el Grupo Alquimia, fundado por Alessandro Mendini, y el grupo Memphis, fundado por Ettore Sottsass y Michele de Lucchi, transformaron la estética del diseño creado por el boom económico italiano e inauguraron así la era de la postmodernidad, inspirándo-

107

se en el pasado y animando a los objetos con colores y audaces combinaciones de formas. En los años noventa, cuando las fronteras entre el diseño y la moda se volvieron imperceptibles, y el mundo de las mercancías y de los objetos se hundió en el ciclo del vertido de desechos, Roberto Fallani elabora una poesía excéntrica, exaltando los engranajes de la maquinaria, reelaborando un lenguaje que mezcla lo arcaico y el futuro y propone objetos de arte hibridados por el diseño. Pero fueron los objetos de Maurizio Catellan, con su enfoque profundamente publicitario, los que revelaron la ridiculez de las afirmaciones difundidas por la combinación italiana del diseño y de la moda, que prometían una calidad idílica de la vida mediante la combinación de la tecnología con la estética, pero sin ninguna evaluación crítica de los procesos productivos y sociales. La crisis internacional que afecta ya desde hace más de una década a Occidente ha alterado el funcionamiento de los mercados, reduciendo drásticamente el consumo de bienes y, por lo tanto, la tendencia hacia la adquisición de objetos. Hoy domina entre los consumidores una creciente percepción de ausencia, de vacío, de espacio liberado que se manifiesta no solo a causa de la falta de objetos, sino también por una deficiencia interior. Es una circunstancia que el artista y fotógrafo Giovanni Gastel logró comunicar bien en algunos reportajes fotográficos que realizó para revistas de decoración de interiores y de moda. La necesidad de cambiar el modelo de vida que durante más de un siglo se ha orientado al consumo de objetos y a la destrucción del ambiente es hoy una actitud común para muchos creativos. Maby Navone, artista recientemente fallecida, es un ejemplo de una militancia artística orientada a la práctica de un arte de denuncia. Durante más de treinta años, cada mañana bajó a caminar en la playa cerca de su casa para recoger los residuos de plástico que el mar devolvía a la tierra firme. La acumulación y clasificación de estos residuos más tarde le permitió crear obras de arte y regenerarlos para otra función: lo que antes era solo un desecho contaminante se convirtió en un objeto artístico. Esta tendencia es más solicitada por las nuevas generaciones tienen una conciencia diferente en comparación con las generaciones que pronto deberán sustituir.

@FortunatoDamico


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.