Revista El Reto Invierno 2025 _ El Reto Winter 2025
¿QUIÉN ES MI PRÓJIMO? EL PADRE VIC VIVE UN NUEVO CAPÍTULO
LOS NECESITAMOS
Somos una congregación católica de sacerdotes y hermanos que, junto con misioneros laicos, establecemos la presencia de la Iglesia en los pueblos pequeños de las zonas rurales de Estados Unidos. Fundada en 1939 por el padre William Howard Bishop, Glenmary es la única congregación dedicada exclusivamente a servir espiritual y materialmente a los pobres en las misiones rurales de Estados Unidos. Hoy día, Glenmary realiza este apostolado gracias a las ofrendas de buena voluntad, que nos permiten establecer misiones a lo largo de los montes Apalaches y el Sur de Estados Unidos.
Los misioneros de Glenmary sirven en áreas donde frecuentemente menos del uno por ciento de la población es católica, un porcentaje significativo de la población no asiste a ninguna iglesia y la tasa de pobreza es el doble del promedio nacional. Nuestra actividad misionera incluye el establecimiento de comunidades católicas, la promoción de la cooperación ecuménica, la evangelización de los no creyentes, el alcance social y la lucha por la justicia. Lograr todo esto es el reto de Glenmary.
EL RETO GLENMARY
El Reto fue publicado por primera vez en 2015 como parte de los esfuerzos de Glenmary para llegar a la población que habla español como primera lengua. Algunos artículos de El Reto son traducidos de inglés a español de la revista Glenmary Challenge.
El Reto Glenmary se envía gratis a los donantes y a cualquier persona que lo solicite. Para comenzar a recibir El Reto, use la información de contacto abajo.
Las cosas no siempre salen como esperamos. Las situaciones cambian de formas que no habíamos previsto. Eso fue lo que le sucedió al entonces diácono Cavine Okello este año. Cuando él viajó de Estados Unidos a Kenia, el último día de enero, lo hizo pensando que a su regreso volvería a trabajar junto al padre Vic Subb en la misión Santa Juana de Arco, en Carolina del Norte. Pero no fue así.
Durante la estadía de Cavine en Kenia, la salud del padre Vic se deterioró al punto que fue trasladado a Cincinnati para su hospitalización. Recién ordenado sacerdote, el joven Cavine volvió de Kenia para asumir el pastoreo de la comunidad de Santa Juana, que incluye latinos, anglos y asiáticos.
El padre Cavine se convirtió así en el tercer párroco de dicha misión en los últimos cinco años. En el artículo principal de esta su revista, le contamos cómo le va al padre Cavine y a la comunidad en esta extraordinaria experiencia.
Para quienes se pregunten cómo está el amado padre Vic, en esta edición también ofrecemos un artículo sobre su nueva etapa, en Cincinnati, donde ahora vive.
En medio del endurecimiento de la política migratoria en Estados Unidos, el padre Dan Dorsey nos explica la posición de la Iglesia Católica al respecto. Su artículo incluye a las personas que solicitan asilo y refugio, los derechos humanos y el derecho de las naciones a controlar sus fronteras.
Como siempre, esperamos que disfrute esta revista. Aprovechamos para desearle desde ya un feliz Día de Acción de Gracias, una bendecida época de Navidad y un próspero inicio del año 2026. Si tiene algún comentario, no dude en escribirnos a ocabrera@ glenmary.org.
Omar Cabrera
UN LLAMADO A SERVIR PRONTO
POR OMAR CABRERA | PÁGS. 4-7
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¿QUIÉN ES MI PRÓJIMO?
La Iglesia Católica tiene una posición clara sobre los inmigrantes y el actual debate político.
Por el padre Dan Dorsey
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EL NUEVO CAPÍTULO DEL PADRE VIC
Los problemas de salud han sacado de las misiones al padre Vic Subb, de Glenmary. Pero, él continúa esforzándose por ser misionero todos los días.
Por Theresa Nguyen-Gillen
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EN BUSCA DE VOCACIONES LATINAS
Los hispanos representan la vasta mayoría de los feligreses de Glenmary, pero la congregación solo tiene un sacerdote latino.
Por Omar Cabrera
Director: Padre Dan Dorsey
Editor: Omar Cabrera
Directora de Comunicaciones: Lindsay Braud
Diseño gráfico: E + R Design Studio
Joven y recién ordenado como sacerdote, el padre Cavine Okello volvió de Kenia para encabezar una misión de Glenmary.
Junta editorial en español: Bárbara Hasbach, hermano David Henley, John David Long-García, padre José Carlos Miguel López, padre Esteban Pawelk.
FOTO DE PORTADA
El padre Cavine Okello sonríe tras celebrar una misa de quinceañera como párroco de la misión Santa Juana de Arco, en el condado de Washington, en Carolina del Norte. —Foto por Omar Cabrera.
Foto por Omar Cabrera.
Foto por Omar Cabrera.
Foto por Omar Cabrera.
El padre Cavine se esmera en preparar bien sus homilías, según dicen varios feligreses.
Un llamado urgente
AL SERVICIO
Pocos días después de su ordenación sacerdotal, el padre
Cavine Okello asumió la dirección de una parroquia misionera. Pasados varios meses, reflexiona cómo va esta extraordinaria experiencia.
texto y fotos por omar cabrera
Esa noche, el padre Cavine Okello disfrutaba en Kenia con sus hermanas y otros familiares. La casa de sus padres rebosaba de risas mientras algunos preparaban la cena. La familia se había reunido para celebrar la reciente ordenación de su querido Cavine como sacerdote de Glenmary.
“Estábamos juntos, recordando historias y bromeando”, dice el padre Cavine, “esto fue solo unos días después de mi ordenación”.
Pero la situación daría un giro inesperado. Cuando la familia estaba a punto de cenar, el padre Cavine recibió un inquietante mensaje desde Estados Unidos, vía WhatsApp. El mensaje venía de uno de los miembros del Consejo de Glenmary, el órgano rector de la congregación. “Me urgía que volviera a Plymouth en cuanto aterrizara en Estados Unidos”, recuerda.
Plymouth es la ciudad de Carolina del Norte donde el padre Cavine sirvió como diácono antes de partir a Kenia para su ordenación. En el mensaje inicial, “noté una sensación de urgencia”, dice. El miembro del consejo le dijo que “había un problema de salud del padre Vic y que necesitaba regresar a la parroquia”. Debía cancelar inmediatamente cualquier otra celebración o visita de amigos en Estados Unidos.
Junto a sus maletas, el padre Cavine traía incertidumbre, pero
también mucha fe
El padre Vic Subb, párroco de la misión de Glenmary en Plymouth, fue trasladado a Cincinnati para recibir atención médica urgente tras un grave deterioro de su salud.
“Fue una sorpresa, o mejor dicho, un shock para mí”, dice el padre Cavine. “Porque el padre Vic era una persona a la que admiraba. Después de mi ordenación sacerdotal, ansiaba volver (a Plymouth) y trabajar con él. Hablábamos mucho y él creía que iba a estar aquí”. Era mediados de febrero de este año. Apenas unos días después, el recién ordenado sacerdote de Glenmary volaba de regreso de Nairobi a Raleigh, Carolina del Norte, para inmediatamente después conducir hacia Plymouth. Junto con sus maletas, llevaba mucha incertidumbre, dice, pero también una gran fe.
La misión Santa Juana de Arco en Plymouth sirve a los habitantes del condado de Washington, en el este de Carolina del Norte. Junto con el párroco misionero, el hermano Craig Digmann, de Glenmary, también sirve en el condado. Él vive en la misma casa donde vivió el Padre Vic, y a la que el padre Cavine se mudó en el verano de 2024 como diácono.Tomar las riendas de una parroquia misionera en Estados Unidos días después de haber sido ordenado resultó ser un desafío para el joven sacerdote keniano.
La riqueza de la diversidad
“El padre Vic dejó un gran legado”, dice Thao Pam, coordinadora del grupo juvenil de Santa Juana de Arco. “Creo que uno de los grandes desafíos es que tenemos muchas culturas diferentes en nuestra parroquia”.
Los latinos representan la mayoría de los feligreses de Santa Juana de Arco. La misión incluye un ministerio de extensión a trabajadores migrantes en una planta de mariscos a una hora de Plymouth. La comunidad parroquial también está compuesta por anglos y asiáticos, principalmente de Filipinas.
Thao, nacida en la zona en una familia de inmigrantes filipinos, también es secretaria del consejo parroquial. Ella destaca que el padre Cavine “aporta nueva energía a la parroquia”. Por ejemplo, en preparación para las clases de educación religiosa de este otoño, el padre Cavine se
Saludar a los feligreses de manera cordial y amable es habitual en el joven sacerdote.
El sacerdocio es un don. Dios ha sido misericordioso
reunió con los catequistas y les ofreció una orientación sobre qué esperar de la formación y qué deben hacer para alcanzar esos objetivos. Y el primer día de clases, habló a los estudiantes y padres de familia sobre la importancia de los sacramentos para nosotros como católicos. El grupo, compuesto por unos 17 estudiantes y padres, incluía anglos, asiáticos y, en su mayoría, latinos.
El padre Cavine también se asegura de que los feligreses comprendan la relevancia de los sacramentos. Pone importancia en aclarar lo que se alinea con la doctrina católica y lo que no, dice el feligrés Jim Fourney. “Parece que le importa preservar la santidad de los sacramentos”.
Los sacramentos son una de las fuentes de fortaleza para el padre Cavine. Por ejemplo, dice “Vas a ver a un enfermo, lo unges, y él siente que, a través del poder de la unción, del sacramento, se siente mejor”. Ver el poder de Dios actuar de esa manera es muy reconfortante, dice el joven glenmariano.
El hermano Craig Digmann (Izq.) también sirve en la misión Santa Juana de Arco.
Junto a la relevancia de los sacramentos, el padre Cavine también hace un buen trabajo manteniendo los registros sacramentales, los formularios, los nombres y la información de contacto de los feligreses, dice la catequista Rose Allen. Esto ayuda a la comunidad parroquial a impulsar los diferentes ministerios de forma más organizada.
Enfatizar la importancia de los sacramentos es clave para el padre Cavine.
Dirigir la parroquia misionera es “una gran tarea, pero el padre Cavine la ha manejado muy bien”, añade Thao. “De alguna manera, ha restaurado esa estructura”.
PADRE CAVINE OKELLO
conmigo.
Un párroco amable y gentil
Más allá de todo lo que hace, el pa dre Cavine también está teniendo un impacto por la forma en que lo hace. Los feligreses lo ven como un párroco atento y accesible. “Intenta que todos se sientan cómodos”, añade Jim. “Todos los fines de semana, me da la mano y me dice ‘¡hola!’ y me pregunta cómo estoy. Es una persona muy agradable, extrovertida y acogedora”.
Alumnos y padres de familia escuchan al padre Cavine el primer día de clases de educación religiosa.
“Parece ser gentil y amable”, añade Rose. El padre Cavine también valora el amor de Dios y el que recibe de algunos feligreses que son especialmente cálidos. “La gente ama”, dice. “El sacerdocio es un don. Dios me ha mostrado que, en medio de la tormenta que quizás está cayendo, hay anclas a las que puedo aferrarme”.
“Siempre intento vivir un día a la vez”, dice el glenmariano. “Cuando me despierto y celebro la misa, re greso a la casa, a la rectoría, y le doy gracias a Dios. Ha sido misericor dioso conmigo”.
Sobre el padre Vic, le contamos más en un artírculo en la página 10.
Jóvenes reciben la bendición del párroco de Glenmary en la misa de una quinceañera.
Los feligreses latinos representan la absoluta mayoría en la misión que dirige el padre Cavine.
¿Quién
ES MI prójimo?
En la parábola del buen samaritano, el doctor de la ley le pregunta a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?” (Lucas 10, 29).
El Papa Benedicto XVI escribió lo que creo que es una de las encíclicas más profundas y conmovedoras que he leído: Deus Caritas Es, “Dios es Amor” (25 de diciembre de 2005). En esa enseñanza de la Iglesia, el papa Benedicto reflexiona desde una perspectiva religiosa y teológica sobre esa misma pregunta que el doctor de la ley le hizo a Jesús.
Hoy en día, el tema y los cuestionamientos sobre la inmigración están a la vanguardia de nuestro debate político y secular. A través del prisma de nuestra fe en Jesucristo, también es una pregunta clave: ¿Quién es mi prójimo? Sospecho que los lectores de esta columna tienen diferentes convicciones y opiniones al respecto.
En Glenmary, el tema de la inmigración nos afecta de una manera muy personal, tanto por aquellos a quienes servimos en nuestras misiones como por nuestros misioneros de Glenmary que son de Kenia, Uganda y México.
El papa Benedicto nos recordó como católicos que la naturaleza más profunda de la Iglesia se expresa en su triple responsabilidad:
• El anuncio de la palabra de Dios,
• La celebración de los sacramentos,
• El servicio de la caridad (#25a).
Estos deberes son inseparables.
Para la Iglesia, la caridad (amor al prójimo) no es un tipo de actividad de bienestar social que bien podría dejarse a otros. Más bien, es una parte de nuestra naturaleza, una expresión indispensable del ser mismo de la Iglesia. Jesús nos muestra el camino para amar a nuestro prójimo. La Biblia lo proclama.
En Dios y con Dios, Jesús nos urge amar incluso a la persona que no nos gusta o que ni siquiera conocemos. Esto sólo puede llevarse a cabo a partir del encuentro íntimo con Dios, un encuentro que se ha convertido en comunión de voluntad, llegando a implicar el sentimiento (# 18). Cuando abrazo esta comunión, aprendo a mirar a esta otra persona no ya sólo con mis ojos y sentimientos, sino desde la perspectiva de Jesucristo. Su amigo es mi amigo. Más allá de la apariencia exterior del otro descubro su anhelo interior de un gesto de amor, de atención: el deseo de Dios (# 18).
Entonces, ¿quién es mi prójimo cuando hablamos del tema de la inmigración y el debate político? Buscamos la guía de la Iglesia. Estos son los principios de nuestra enseñanza de la Iglesia Católica sobre la migración que pueden ayudarnos:
Las naciones soberanas tienen derecho a controlar sus fronteras. La Iglesia reconoce el derecho de las naciones soberanas a controlar sus territorios, pero
Foto por Omar Cabrera.
El padre Dan se divierte con niños y adultos en el Festival de la Misericordia, que se celebra cada año en Glenmary.
CARTA DEL PRESIDENTE: Padre Dan Dorsey
rechaza dicho control cuando se extiende simplemente para adquirir riqueza adicional.
Los refugiados y solicitantes de asilo deben recibir protección. Aquellos que huyen de las guerras y la persecución deben ser protegidos por la comunidad mundial.
Las personas tienen derecho a encontrar oportunidades en su patria. Todas las personas tienen derecho a encontrar en sus países las oportunidades económicas, políticas y sociales para vivir con dignidad y lograr una vida plena mediante el uso de los dones que Dios les ha dado.
Las personas tienen derecho a migrar para mantenerse a sí mismas y a sus familias. La Iglesia reconoce que los bienes de la tierra pertenecen a todas las personas.
Deben respetarse la dignidad humana y los derechos humanos de los migrantes indocumentados. Independientemente de su condición jurídica, los mi-
Noticias de Glenmary
VOCACIONES / Impacto
Estudiantes
de Glenmary no podrán venir a EE. UU.
Por primera vez en 23 años, Glenmary no tendrá ningún estudiante nuevo este año. Dos jóvenes, uno de Kenia y otro de Uganda, fueron aceptados por Glenmary y el Seminario Saint Meinrad para comenzar su formación este otoño. Los dos recibieron permiso para obtener una visa de estudiante; pero, las embajadas de Estados Unidos en sus respectivos países les negaron la entrada.
“Me duele el corazón al pensar en los estudiantes, quienes tendrán que esperar un año más para intentar ingresar de nuevo”, dice el padre Aaron Wessman, director de Vocaciones. “También me duele saber que Glenmary no podrá realizar una labor tan positiva en nuestras misiones. La situación migratoria legal, imperfecta y engorrosa de Estados Unidos, obstaculiza nuestra misión de muchas maneras”.
A pesar de este revés, el Departamento de Vo -
grantes, como todas las personas, poseen una dignidad humana que debe ser respetada.
Mi propósito al escribir esta columna es mover a cada uno de nosotros de una posición que es política y abstracta a una posición que comienza y termina con nuestra fe en Jesucristo y su mandamiento de amar a nuestro prójimo.
Concluyo con la oración al final de la encíclica del papa Benedicto. Arrodillémonos al pie de la cruz y pidamos orientación a nuestra Santísima Madre:
“Santa María, Madre de Dios, tú has dado al mundo la verdadera luz, Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios. Te has entregado por completo a la llamada de Dios y te has convertido así en fuente de la bondad que mana de Él. Muéstranos a Jesús. Guíanos hacia Él. Enséñanos a conocerlo y amarlo, para que también nosotros podamos llegar a ser capaces de un verdadero amor y ser fuentes de agua viva en medio de un mundo sediento. Amén”.
Casa de Formación de Glenmary, donde viven los jóvenes que estudian en el seminario St. Meinrad. Foto
caciones de Glenmary mantiene la esperanza. “Rezamos mucho”, dice el padre Aaron. “A través de la gracia de la oración, el don de la esperanza se mantiene vivo”. Él y el consejero vocacional, Wilmar Zabala, siguen organizando retiros de Ven y Verás, visitando a jóvenes interesados en discernir una vocación con Glenmary y, por supuesto, rezando por las vocaciones.
Si usted, que lee este artículo, quiere orar por más vocaciones a Glenmary en particular y a la Iglesia en general, pida el folleto “Compañeros de Oración por las Vocaciones”. Escríbanos a info@glenmary.org y se lo enviaremos gratis.
por Omar Cabrera.
El padre Vic pasea en su silla de ruedas por los jardines del hogar de ancianos donde vive.
El nuevo capítulo
DEL PADRE VIC
Los problemas de salud han sacado de las misiones al padre
Vic Subb, de Glenmary. Pero, él continúa esforzándose por ser misionero todos los días.
POR THERESA NGUYEN-GILLEN
El Padre Vic Subb, de Glenmary, ha vivido su sacerdocio en un ministerio de presencia. Ha construido iglesias, ha llevado a los feligreses a citas médicas y ha ayudado a cientos de inmigrantes a solicitar tarjetas de residencia. Pero a sus 73 años, el campo misional se ve diferente para él hoy.
A principios de este año, los problemas médicos lo obligaron a dar un paso al lado en su asignación más reciente en el condado de Washington, Carolina del Norte. Hoy, el padre Vic pasa sus días en un hogar para ancianos en Cincinnati, cerca de la sede central de Glenmary.
“Esa sensación de ser un misionero”, dice el padre Vic. “Ahora me pregunto, estoy en un hogar de ancianos: ¿Cómo puedo ser misionero hoy? ¿Cómo puedo ser misionero para aquellos con quienes me encuentro?”
Una experiencia humilde
El padre Vic comenzó a perder la capacidad de caminar en enero de este año. Él ya había estado usando un bastón durante varios años debido a una rara enfermedad de la médula espinal, pero esto era algo diferente. El médico tampoco tenía una explicación para la causa. “Puede ser una combinación de muchas cosas”, le han dicho. Ya en marzo, no pudo caminar en absoluto.
El padre Vic era el párroco de Santa Juana de Arco, donde había vivido desde 2023. El ahora sacerdote de Glenmary Cavine
Fotos por Omar Cabrera.
Okello, quien servía como diácono para entonces, estaba en Kenia, celebrando su ordenación sacerdotal.
“Quería estar allí para la gente para el Miércoles de Ceniza, para que tuvieran un sacerdote allí”, dice el padre Vic. Así que se quedó en Carolina del Norte en vez de regresar a Cincinnati para recibir atención médica.
“Cuando llegó el Miércoles de Ceniza, ya no podía caminar”, dice el padre Vic. Necesitaba ayuda con tareas simples como ponerse de pie o vestirse. “Me llenó de humildad”.
Cuando el padre Cavine regresó a la parroquia, el padre Vic hizo el viaje a Cincinnati. Desde entonces, ha estado en centros de rehabilitación para curar heridas y recuperar la fuerza en sus piernas. Espera poder volver a caminar algún día.
“Es otro capítulo en mi vida”, dice.
Escucha, ora, visita
Después de años de ser párroco, el padre Vic conoce el valor de escuchar a cada persona con la que se encuentra. “Es importante animar a otras personas”, dice. “Incluso como pastor, dirijo a la gente, pero es su iglesia. Y tengo que escucharlos todo el tiempo”.
Esa mentalidad no ha cambiado a pesar de que su escenario sí lo ha hecho. Después de nueve semanas en un centro de rehabilitación, recientemente se mudó a un lugar diferente. “Una de las damas, después de que me fui, dijo: ‘Bueno, cuando nos sentíamos mal, sabíamos que podíamos ir donde usted para sentirnos mejor’”.
En su nuevo hogar, tiene nuevas personas para conocer, escuchar y prestar atención a sus historias.
“Y sí, a veces me deprimo”, admite el padre Vic. “Veo algo al otro lado de la habitación, y no puedo alcanzarlo; estoy en mi cama”.
“Pero rezo aquí”, dice.
Comunicado con amigos
Otra cosa que le da alegría es conectarse por teléfono con amigos y ex feligreses. Ha recibido visitas de Lafayette y Celina, Tennessee, donde fue párroco durante muchos años. Otros quieren venir de Alabama y más lejos, pero el padre Vic objeta que es demasiado lejos para que viajen, por lo que lo visitan por teléfono.
“La gente viene a visitarme y apoyarme, y es simplemente increíble”, dice.
“Ojalá pudiera estar con ellos”, dice el padre Vic, “pero definitivamente he estado orando por ellos”.
Aunque no estará físicamente en las misiones, al menos no en el corto plazo, todavía está involucrado en muchos ministerios. Actualmente forma parte de tres juntas o comités para compartir su sabiduría y experiencia: la junta editorial de la revista Glenmary Challenge, el comité de formación estudiantil y el comité para la Justicia, Paz y la Integridad de la Creación. Y continúa aportando el espíritu de Glenmary a todo lo que hace, incluso si está confinado a una cama en un centro de rehabilitación. “Creo que eso es muy importante: el ministerio de la presencia”, dice el padre Vic. “El estar allí. Entonces, continúo con eso incluso ahora. No puedo irme de todos modos, pero ahora hago eso. Trato de estar presente para las personas y escucharlas y animarlas”.
Desde su cama, el padre Vic celebra misa cada domingo. Esta vez, el padre Fid apoya cantando.
Los ejercicios de terapia física y ocupacional son parte de la rutina diaria del padre Vic en su nueva vida.
Jocelyn Pérez (Izq.) y Trish Tavernier forman parte del personal que atiende al padre Vic.
SE BUSCAN vocaciones latinas
La gran mayoría de los feligreses de Glenmary son inmigrantes latinos, pero la congregación solo tiene un sacerdote latino. ¿Se puede cambiar esa realidad?
por omar cabrera
La presencia de latinos en las misiones de Glenmary ha crecido en las últimas décadas. En su mayoría inmigrantes de México y Centroamérica, ahora representan alrededor del 75% de todas las personas a las que sirve la congregación. Pero en contraste con esta realidad, Glenmary solo tiene un sacerdote latino.
Viviana Fernández, feligresa de la misión de Glenmary en Livingston, Tennessee, dice que “tenemos una gran necesidad de vocaciones hispanas o latinas porque muchos de nosotros no hablamos inglés”. Ella agrega que muchos hispanos no han tenido la oportunidad de estudiar inglés, ya sea porque es demasiado caro, porque tienen que trabajar muchas horas para llegar a fin de mes o por otras razones.
“Realmente necesitamos, e imploramos la ayuda de Dios para que podamos tener miembros hispanos y latinos
bajo profesión perpetua para servir a esta población”, dice el padre Aaron Wessman, primer vicepresidente de Glenmary. Muchos misioneros de Glenmary se han esforzado en aprender español para comunicarse con estos inmigrantes. Pero muy pocos hablan el idioma con fluidez.
“Asistir a misa en inglés o en formato bilingüe cuando solo dominas un idioma es un desafío”, dice Viviana. Además, cada grupo étnico tiene su propia cultura y tradiciones que son mejor entendidas por alguien que proviene de esa cultura, agrega el hermano de Glenmary David Henley.
Una situación nacional
Los latinos representan casi la mitad de todos los católicos en los Estados Unidos, pero constituyen —en promedio en los últimos 10 años— solo el 17% de todos los
Dieciséis jóvenes participaron en un retiro que Glenmary organizó en México en junio de este año.
El padre Aaron Wessman celebra misa en México. Él y el hermano David Henley dirigieron un retiro el verano recién pasado.
Fotos por el hermano David Henley.
sacerdotes ordenados en todo el país (ver detalles en el gráfico a la derecha).
Para servir mejor a esta creciente congregación de inmigrantes en su territorio de misión, Glenmary está fortaleciendo sus esfuerzos para atraer a más prospectos hispanos.
Como parte de estos esfuerzos entre los latinos, Glenmary realizó en junio pasado un retiro para jóvenes en el pueblo de Villa de Reyes, en el estado de San Luis Potosí, en el centro de México. El retiro fue preparado en colaboración con el padre José Ángel Loredo, un sacerdote mexicano que una vez exploró una vocación con Glenmary.
El padre Aaron y el hermano David dirigieron el grupo de 16 jóvenes que se reunieron durante un día. “Al final del día, les preguntamos: ‘¿A cuántos de ustedes les gustaría continuar en el proceso con nosotros, conocernos más y continuar discerniendo una vocación con Glenmary?’” dice el hermano David. Nueve de los muchachos respondieron afirmativamente.
Después del retiro, el hermano David y el padre Aaron visitaron las casas de cinco de los jóvenes, quienes invitaron a los misioneros de Glenmary a conocer a sus familias.
Años de trabajo en México
Este fue el tercer retiro que Glenmary organizó en México. El primero tuvo lugar en enero de 2024 y fue dirigido por el hermano David y el padre Charles Aketch. Un año después, en enero de 2025, el padre Steve Pawelk se reunió con algunos de los mismos jóvenes y otros interesados.
En el grupo que participó en el retiro más reciente en México, hay algunos jóvenes que ya están estudiando en un seminario en ese país.
El esfuerzo por atraer a los latinos a una vocación dentro de Glenmary también incluye una comunicación constante. El padre Steve, quien se desempeña como director del noviciado, dirige un grupo de jóvenes que se conectan una vez al mes a través de videollamadas. Algunos de ellos viven en México, mientras que otros viven en Estados Unidos.
“Por lo general, traigo a un misionero de Glenmary o a un compañero de trabajo para que hablen sobre sus ministerios”, explica el padre Steve. “Les envío fotos, por ejemplo, cuando se llevaron a cabo las ordenacio-
Sacerdotes Ordenados EN LOS
ESTADOS UNIDOS
El total de sacerdotes ordenados a nivel nacional osciló entre 405 y 590 por año en la década más reciente. Los sacerdotes latinos representaron un promedio del 17%.
FUENTE: Reportes del Centro para la Investigación Aplicada al Apostolado (en inglés, CARA) de la Universidad de Georgetown.
nes, y ellos me envían fotos. También hablan entre ellos sobre su propio viaje espiritual”.
Además de tener un sacerdote latino, Glenmary también tiene un novicio, Ángel Barocio, de México.
La sociedad también continúa reclutando en Kenia y, por supuesto, en los Estados Unidos.
El padre Aaron prevé que, en unos 10 años, alrededor del 50% de los sacerdotes y Hermanos de Glenmary serán probablemente hombres de África Oriental, la mayoría de Kenia. Otro 25% serán “personas cuyo país de origen es Estados Unidos pero que provienen de diversos orígenes: tal vez sea alguien que tiene raíces en Filipinas, pero nació en Estados Unidos, alguien que tiene raíces en Vietnam pero nació en Estados Unidos y, por supuesto, anglos. Y luego, diría yo, el otro cuarto será, con suerte, personas nacidas en México y otros países de América Latina”.
Mientras tanto, Viviana, la feligresa en Tennessee, dice que ella es una de las muchas católicas que oran por más vocaciones en general a la Iglesia, y específicamente por más sacerdotes y hermanos latinos.
Kenia asistió a misa en El Vaticano y visitó el sitio del primer milagro eucarístico y la tumba de san Carlos Acutis.
JUBILEO / Experiencia inolvidable
Joven feligresa de Glenmary visita lugares sagrados en Italia
Kenia Ávila vivió una oportunidad única en la vida este verano. Como feligresa de una parroquia de Glenmary, ella viajó a Italia con otros 50 jóvenes y adultos de la Diócesis de Nashville para participar en el Jubileo de la Juventud.
Kenia se congrega en la misión de la Sagrada Familia, de Glenmary, en el condado de Macon, Tennessee.
Los siete días del Jubileo (del 28 de julio al 3 de agosto) estuvieron llenos de actividades. “Estuvimos haciendo actividades como desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche”, dice Kenia. Los participantes asistieron a misa en el Vaticano, caminaron por las Puertas Santas de las cuatro basílicas principales, visitaron otras iglesias y presenciaron un concierto en vivo.
Después del Jubileo, Kenia viajó con su grupo de peregrinación por Italia para visitar a santos y lugares sagrados. Fueron a Asís, donde los cuerpos de San Francisco y ahora de San Carlos Acutis están enterrados; a San Giovanni Rotondo, donde está enterrado San Padre Pío; y a Lanciano, donde ocurrió el primer milagro eucarístico registrado en el siglo VIII.
Además de Kenia, el padre Steve Pawelk, segundo vicepresidente de Glenmary, también participó en Roma en el Jubileo sobre vida consagrada, los migrantes y los misioneros.
“Creo que mi parte favorita fue ir a ver el primer milagro”, recuerda Kenia. “Literalmente, sentí escalofríos al ver esto”. De vuelta a casa, su experiencia en Italia ha tenido un impacto duradero. “Desde entonces he estado más involucrada en la Iglesia”, dice. “Fue una experiencia reveladora para mí. Quiero ayudar a que otros también vean eso”.
Misa de recuerdo y esperanza
El viernes 26 de septiembre, la misión de San Miguel Arcángel en el condado de Unicoi, Tennessee, celebró una misa de recuerdo y esperanza en memoria y honor de las seis víctimas que murieron en las inundaciones causadas por el huracán Helene hace un año.
Toda la comunidad fue invitada y asistieron pastores de otras iglesias, funcionarios de la ciudad y muchas personas no católicas.
“La misa fue muy significativa para mí porque esta es la forma en que celebramos a nuestros difuntos”, dijo Lorena Reynoso, directora de educación religiosa de San Miguel.
Después de la misa, el padre Tom Charters bendijo un árbol conmemorativo, dedicado a las víctimas de las inundaciones, en el terreno de la iglesia. Luego, la comunidad compartió una comida juntos.
La comunidad honró la memoria y pidió por el alma de las seis víctimas de las inundaciones.
Foto por Lorena Reynoso.
Fotos cortesía de Kenia Ávila.
Es posible que él tenga una vocación a la vida misionera
¿Animaría usted a su hijo a ser sacerdote o hermano religioso de Glenmary?
Sigamos en nuestros hogares el ejemplo de amor y unidad que nos ofrece la Sagrada Familia. ¡Feliz Navidad! Apoye las misiones católicas en glenmary.org/done