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Criterios generales para el trabajo

Criterios generalespara el trabajo

Criterios generales para el trabajo con los cuadernos metodológicos

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TTradicionalmente los proyectos son asumidos como conjunto de acciones para el logro de determinados objetivos. Es decir, se conciben como medios o instrumentos que, mediante una determinada metodología y con base en la elaboración de un documento o de una serie de formatos, se concretan en la ejecución de un conjunto de acciones que permiten el logro de determinados objetivos previamente definidos. Ésta es una perspectiva normativa, lineal e instrumental de los proyectos que, tal como se ha abordado en otros trabajos y publicaciones del gesip s.c., 1 se deriva de un enfoque conceptual y epistemológico positivista y que ha presentado a lo largo de la historia serias limitaciones en su propia definición, pero sobre todo en la práctica concreta cuando se enfrentan a la realidad. Desde nuestra perspectiva, un proyecto social, educativo y cultural es: a. La propuesta de una persona, grupo de personas, una organización o institución con la intención de transformar un problema social que considera insatisfactorio, susceptible de ser modificado y, a partir del proyecto, contribuir a generar una realidad distinta y cualitativamente mejor o superior a la realidad que quiere cambiar.

1 Chaves y Barrios (2015). Transformar la realidad social desde la Cultura:

Planeación de Proyectos Culturales para el

Desarrollo. conaculta, México.

b. Un proceso, es decir, un conjunto de relaciones que se establecen entre un grupo de actores sociales con la intención de identificar y analizar una realidad social determinada y gestionar, proponer y ejecutar acciones coherentes destinadas a transformar esa realidad social.

c. Una propuesta de cambio que requiere de una metodología para que sea viable, eficaz, eficiente, sostenible y genere impacto social.

d. Una propuesta de cambio que requiere una sistematización documental (documento de diseño o formulación) en la cual se defina con claridad qué, cómo, con qué recursos, en qué tiempos y con qué actores se va a lograr lo que se propone.

e. Una propuesta que requiere un procedimiento metodológico flexible, integral, diverso y participativo que permita lograr de manera viable el cambio o la transformación que se propone.

El enfoque que el gesip s.c. propone, se sustenta en los siguientes criterios de base para la planeación, ejecución y evaluación de los proyectos sociales, educativos y culturales:

a. El proyecto requiere considerar la integralidad. Es decir, debe partir de una visión y un análisis lo más completo o amplio del problema social que desea transformar. Ello implica no sólo identificar las causas que generan ese problema, sino también establecer las múltiples relaciones entre esas causas y entre ellas con los actores presentes en la situación o la realidad que se quiere transformar. La integralidad implica también que el proyecto identifique aquellas causas más relevantes (las que tienen mayor nivel de incidencia) en el problema y que proponga acciones orientadas a cambiar de la manera más completa dichas causas, dentro del ámbito y la capacidad de acción que tiene el actor o los actores que proponen el proyecto.

b. Los proyectos deben atender a la diversidad social y metodológica. Planear, ejecutar y evaluar un proyecto requiere considerar que la intervención se realiza siempre en realidades en las cuales (co) existen distintos actores, poblaciones y comunidades, cada uno con sus propias características, formas de ser, intereses, posicionamientos e identidades. De la misma manera, cada proceso, situación, problema social y fenómeno que se pretenden transformar demandan procedimientos y herramientas metodológicas diversas, para dar respuesta a cada particularidad o ámbito social específico. Lo importante es el proceso que la herramienta metodológica desata o la calidad del resultado que produce, no la adscripción tecnocrática a lo que está previamente diseñado.

c. Los proyectos requieren ser flexibles. Ningún proyecto sirve para todo lugar, todo momento y todo territorio social. De la misma manera, los instrumentos y los procedimientos no deben ser prescriptivos sino creativos, que induzcan a la creación, a la reflexión y no al mero llenado de formularios o formatos.

d. Los proyectos necesariamente requieren de la participación. Un proyecto no puede ser definido, planeado y menos ejecutado o evaluado desde una oficina o escritorio, ni por una sola persona, aunque sea un experto en el tema o el problema social que quiere transformar. Es una premisa básica de esta propuesta metodológica considerar que los proyectos sociales, educativos y culturales son prácticas, ejercicios y tareas grupales, colectivas y comunitarias.

A diferencia del ciclo de vida lineal que propone la perspectiva instrumental de los proyectos, la metodología que proponemos es la Gestión Integral de Proyectos Sociales, Educativos y Culturales. Asumimos como tal, al proceso recursivo e iterativo que implica la planeación, ejecución y evaluación de los proyectos; y que está conformado por los siguientes módulos metodológicos:

1. Identificación y análisis de problemas sociales con enfoque participativo 2. Formulación y diseño de proyectos sociales, educativos y culturales 3. Herramientas para promover la participación de la comunidad en proyectos sociales, educativos y culturales 4. Análisis y mapeo de actores y de la viabilidad política de un proyecto 5. Diseño de indicadores sociales, educativos y culturales 6. Sistemas de seguimiento y evaluación de proyectos sociales, educativos y culturales 7. Evaluación y medición del impacto social 8. Teoría de cambio en instituciones educativas 9. Caja de herramientas para la pedagogía de la convivencia 10.Herramientas para la ciudadanía y las habilidades digitales 11.Herramientas para la prevención del abandono escolar 12.Técnicas y métodos para el fortalecimiento de habilidades socioemocionales

Así, cada uno de estos momentos o módulos metodológicos será abordado en un cuaderno de la Serie: Proyectos de desarrollo social, educativo y cultural.

Todos los módulos de la gestión integral de un proyecto requieren de un proceso de participación-reflexión-acción-retroalimentación por parte de los actores sociales que participan o intervienen en dicho proyecto. Por ello, a continuación, se proponen algunos elementos, tareas o aspectos por ser considerados en el trabajo que realicemos con base en los cuadernos metodológicos de esta serie.

1. Conformar el equipo y establecer los espacios de participación. Antes de iniciar el proceso de trabajo con cada cuaderno metodológico, es importante preguntarnos quién debe participar en este proceso, cómo vamos a participar, en dónde vamos a trabajar, qué tipo de dinámicas, eventos o espacios de participación debemos organizar para garantizar el involucramiento de todos los actores (talleres, entrevistas, grupos de reflexión, etcétera).

2. Construir códigos y acuerdos comunes. Implica llegar a un nivel de acuerdo en la comunicación que se establece entre los actores, es decir, aquello sobre lo que vamos a dialogar, analizar y proponer. Consiste además en identificar los productos que vamos a hacer y a lograr en cada uno de los módulos o momentos metodológicos.

Esto implica, por ejemplo, establecer agendas, responsables y cronogramas para el trabajo que realizaremos en cada módulo o cuaderno metodológico.

3. Construir los compromisos de acción. Se trata de asumir responsabilidades reales en forma participativa para llevar adelante el proceso, y lograr los resultados propuestos en cada módulo con cada cuaderno metodológico.

Cada actor plantea los compromisos de acción necesarios para efectuar los pasos metodológicos o para la concreción de los resultados del módulo. • ¿Qué estoy dispuesto a ceder, compartir o negociar? • ¿Cuál es mi compromiso o compromisos para llevar adelante este “momento”? • ¿Cómo lo voy a hacer?, ¿cuándo?, ¿con quién? • ¿Mi compromiso depende de alguien más?, ¿de quién? • ¿Cómo se verificará el cumplimiento de mi compromiso?

4. Retroalimentar la acción. Se trata de evaluar continua e integralmente los procesos y los logros de cada momento o módulo previstos en los cuadernos metodológicos, a partir de indagaciones, reflexiones y constataciones de lo que hemos realizado con base en algunas preguntas clave como las siguientes: • ¿Hemos logrado lo que queríamos?, ¿se hizo lo planeado? • ¿Cómo se hizo?, ¿se hizo de acuerdo con lo que planificamos?, ¿qué cambió de lo que habíamos pensado? • ¿Se cumplieron los compromisos adquiridos por los actores?; si no se cumplieron, ¿por qué? • ¿Qué relaciones, prácticas, actitudes, percepciones, acciones, discursos, hábitos se han modificado durante el desarrollo de cada módulo, en cada uno de los actores y en la comunidad? • ¿El resultado y el proceso construido en el módulo repercutieron en la comunidad?, ¿cómo repercutieron? • ¿Qué hemos aprendido? • ¿Quiénes participaron?, ¿cómo ha sido esta participación?, ¿qué podemos hacer para mejorarla? • ¿Qué actores de la comunidad y otros involucrados ganaron o perdieron poder?

• ¿Quiénes nos apoyaron?, ¿quiénes nos enfrentaron?, ¿qué estrategia utilizamos frente a cada uno de ellos?, ¿la estrategia dio el resultado que esperábamos?