No sólo atravesamos el portal de la muerte como inmortales, sino que atravesamos el portal del nacimiento como no nacidos. Si queremos comprender la esencia del ser humano en su totalidad, a la palabra inmortalidad hemos de agregar la palabra innatalidad.[...] El alma tendrá que volver a encontrar a los seres humanos a los que estuvo unida en una vida anterior, pues los hechos que entre ellos existieron, tienen consecuencias. Al igual que esa alma, también las otras que estuvieron con ella, buscarán encarnar al mismo tiempo. De este modo, la vida del alma es el resultado del propio destino creado por el espíritu del ser humano.
Rudolf Steiner