¿Es lícito preguntar: dónde tomar el coraje y la capacidad intuitiva para obrar terapéuticamente? ¿Cómo desarrollar la intención curativa? En este ensayo se recopilan dos aportes que contienen importantes indicaciones para quien quiera dedicarse a la pedagogía terapéutica. Rascher describe las virtudes que debería desarrollar el pedagogo curativo para su quehacer. Buscar la antroposofía como fuente espiritual y andar el propio camino interior. Lievegoed sitúa el esfuerzo cotidiano del pedagogo en el contexto científico-espiritual describiendo a la pedagogía curativa antroposófica como un campo de tres corrientes en el que el conocimiento micaélico se encuentra con el obrar rafaélico y, en el medio, la tarea de la nueva conformación social. El pedagogo trabajará con el hombre en devenir. En el encuentro con el niño -de ser a ser-, él apunta hacia una meta de desarrollo y, en el camino hacia esa meta, se convierte en el acompañante del destino; el camino del destino puede ser curación.