El Tiempo de #ReformaPolíticaYA - número 2
Reformar sin reglamentar
Antes que nada debemos comenzar por entender qué es una reforma. En pocas palabras se entiende: modificación que se hace de una cosa para mejorarla, gen‐ eralmente rehaciéndola o cambiando su forma o contenido. En cuanto a la Con‐ stitución, esto implica todo un proceso legislativo que, aún llevándolo a cabo, no es suficiente por algo llamado “Vigente pero no positivo”. Tienes un derecho que no se aplica por que no está reglamenta‐ do. En México tenemos ahora ese rezago en varios temas: Participación ciudadana, ley de turismo, reforma política, compet‐ itividad, seguridad pública, justicia
penal, derechos humanos, cultura física y deporte, seguridad social, delitos con‐ tra periodistas, educación, derechos de la niñez, entre otros. El obstáculo está en que las rivalidades políticas frenan esta reglamentación al no existir acuerdos, eso es una pena de‐ bido a que estas reglamentaciones son urgentes y que tienen mucho que ver con el reflejo social actual. Te preguntarás ¿qué tiene que hacer el ciudadano ante procesos de reglamenta‐ ción? Mucho, es vital la incorporación del ciudadano en estos procesos para que estas reglamentaciones estén de acuerdo
a las realidades sociales. No necesitas ser un experto en proceso legislativo para contribuir, al reflejar tu entorno, tus necesidades, las acciones que ves nece‐ sarias para mejorar es más que suficiente. Debes hacerlas llegar a los responsables de legislar y mejor aún si también tienes la oportunidad de acudir a foros, eventos, etc. Eso sería todavía mejor. Ante crisis políticas, acciones ciudadanas. Debemos hacerlo por el bien de México. Te invito a la reflexión, es tiempo que los
ciudadanos actuemos y no se tenga se‐ cuestrado el proceso legislativo. ¿Cómo? De la forma más simple y complicada “Involucrándote y Participando” Exige que se realicen y concreten estos proce‐ sos, no hay pretexto, con la tecnología actual puedes hacerlo. En ti y solo en ti está la solución. #OpConcretarReglamentacionesPendi‐ entes. Pablo Ortiz Padilla @ortizpadilla
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#TerminenSuChambaYA El viernes 9 de agosto venció el plazo de un año que tenían los legisladores para reglamentar la reforma política del 2012. Reformar sin reglamentar no sirve de nada, si lo reformado no es operable, todo se queda en un librito lleno de bue‐ nas intenciones. La reforma política de hace un año no es la única que no se ha reglamentado, tam‐ bién faltan las reformas constitucionales que se hicieron en meses pasados en ma‐ teria educativa, de telecomunicaciones y de competencia. Leo Zuckermann plantea que la complejidad e importan‐ cia de esto, más las iniciativas que siguen presentándose, podría ser ‘una especie de nuevo constituyente en 2013’. Si sabemos –porque nos encantan los in‐ fernales lugares comunes, que el diablo está en los detalles, deberíamos estar
muy preocupados de que todas estas re‐ formas estén por reglamentarse al mis‐ mo tiempo. Es de todos conocido que nuestros legisladores no brillan por sus índices de competitividad y desempeño, que llegar a donde están les ha costado comprometerse con muchos intereses y que después de que votamos nunca vuel‐ ven a tomarnos en cuenta. El futuro es demasiado importante para dejarlo solo en las manos de los políticos. Afirman que no, que nada será moneda de cam‐ bio cuando es obvio que lo único que es‐ tán haciendo es negociar, ver qué ceden para ver qué ganan, en este juego todos perdemos... incluso ellos aunque no quieran verlo. Ahora bien ¿con qué herramientas con‐ tamos los ciudadanos para exorcizar los detalles de la reglamentación? Empece‐ mos por lo más básico: ¿cómo exigirles a
los legisladores que reglamenten lo que está pendiente? El 14 de agosto llevamos a cabo la cam‐ paña #TerminenSuChambaYa. Los inte‐ grantes del Colectivo y simpatizantes publicamos tuits usando este hashtag y dirigiéndolos a cada uno de los senadores que todavía no han respondi‐ do nuestra pregunta “¿Estás de acuerdo en que tu comisión sesione para dictami‐ nar la ley reglamentaria de la reforma política?”. Al cierre de esta edición de El Tiempo, 13 de 20 senadores ya respondieron. To‐ dos los que ya respondieron, 65%, están a favor (65% de la Comisión de Gober‐ nación y 80% de la Comisión de Estu‐ dios Legislativos). ¿En qué otro trabajo no existen mecanismos para exigir que se cumpla con lo que se debe hacer?
Ninguno. ¿Quién estaría lo suficiente‐ mente loco para firmar un contrato donde no se pueda exigir que el con‐ tratado cumpla con su parte ni medios para, por lo menos, pedirle que lo haga pero sí tener que continuar pagándole? Todos, todos nosotros. Si no existen las herramientas para par‐ ticipar en resolver los problemas de to‐ dos, inventémoslas. Si no existen los medios para exigir lo obvio, usemos los que existen para lograrlo. Si los legis‐ ladores no hacen lo que deben hacer, hagámoslo nosotros. Gabriel Gaytán-Ariza @gaytanariza
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