65 Elduendedorado

El duendedorado

Contaban que el carpintero de los ojos negros, triste mirada arrumados y sucios tenía sus trastos, costras de frutas consumidas, secos troncos de toda magnitud, cualquier cantidad de obras inconclusas pieles de animales por doquier y un gigante colchón de hojas de eucalipto, ciprés, chilcas, ñachas, marcos… tejido por el viento era el recinto predilecto de roedores y es que la casa estaba a un brinco de la cañada. Cada martes y viernes al terminar el día, doce de la noche baja al corazón de la chorrera y se convierte en el duende dorado con su séquito de ratoncitos azules y al cielo de las lunas humildemente suplica le mande una compañera para que le quite su soledad y obras maestras crear.