Con el tiempo me hice amigo de ARRAD y ella me enseñó la nave de cabo a rabo. Sus superiores no comprendían esa amistad. ARRAD es una bonita mujer, rubia de figura muy esbelta y unos modales refinados que poco a poco fue entrando en mi corazón y termine por amarla locamente. Los hombres me preguntaban como se vivía en la tierra y se echaban las manos a la cabeza, diciendo que locura de planeta. Entre ellos me contaban que no existía la maldad. Todos eran una gran comunidad con su líder. Estaban buscando
un nuevo planeta, para
recomenzar una nueva vida, ya que el planeta TUDE, de donde procedían, había sido destruido por el choque de un meteorito gigante. Ellos eran
los únicos que quedaban de su raza y día a día iban
envejeciendo y por ello no tenían mucho tiempo por ello mi amistad con ARRAD no la veían mal. Yo no sé el tiempo que estuve con ellos ya que ellos median el tiempo de otra manera. Me enseñaron a pilotar naves auxiliares y a defenderme con las armas que llevaban montadas en estas, ya que, según me contaron, tenían enemigos como los llamados CROSOS, que hasta que sucedió lo irreparable, le atacaban sin darles tregua. ¡Qué bien les vino a los CROSOS el desastre de los TRUDENSES! Me hice respetable de todos ellos y sobre todo de ARRAD, que se pavoneaba cuando paseaba conmigo. Todo ello viene dado porque vi con mucha antelación al Enemigo y tuve la suerte de poder ganar los enemigos, destruyéndolos antes de que pudieran hacer un solo disparo a la nave nodriza. Por los megáfonos escuché mi nombre que me decía que fuera al puente de mando y así lo hice.
CENTRO DE DÍA DE SOPORTE SOCIAL DE DISTRITO CENTRO “LAS LETRAS”
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